El documento discute estrategias para abordar la violencia escolar desde la perspectiva de la dirección escolar y los docentes. Sugiere que es necesario establecer una comunicación efectiva entre todos los involucrados, definir roles claros y establecer objetivos comunes. También enfatiza la importancia de contar con el tiempo suficiente para analizar cada caso particular de manera pedagógica y establecer vínculos con instituciones externas que brinden apoyo.