2. Señor Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
3. Al acabar un día más, quiero decirte gracias por todo aquello que recibí de Tí.
4. Gracias por la vida y por el amor, por las flores, por el aire y por el sol, por la alegría y por el dolor, por lo que fue posible y por lo que no fue.
5. Te ofrezco todo lo que hice, el trabajo que pude realizar, las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
6. Te presento las personas amigas, las amistades nuevas y los antiguos amores.
7. Los que están cerca de mi, los que pude ayudar, y aquellos con quien compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
8. Mas también, Señor, hoy te quiero pedir perdón. Perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
9. Perdón por las obras vacías y Por el trabajo mal hecho, perdón por vivir sin entusiasmo.
10. También por la oración que poco a poco fui aplazando y que ahora vengo a presentarte, por todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente Te pido perdón.
22. SEÑOR: Todo lo que la historia tiene de brillante proviene de Ti. Lo que haya de luz en el ser humano, es porque Tú se lo das. Pero hoy, ya lo sabes, Señor, el hombre ha retrocedido a sus tinieblas que se hacen cada día más densas y peligrosas. La humanidad entenebrecida vive solamente para sus intereses materiales, para satisfacer sus rencores y sus odios. Y si alguna llamarada, a la manera del relámpago, se percibe en la oscuridad en que el hombre vive, es la que produce la explosión de sus odios, de sus crímenes y de sus guerras. Oh, Señor, también eres la vida. Y sin embargo, mira cómo esta pobre humanidad muere lentamente. En todas partes está la señal de la muerte. La vemos en las pequeñas y grandes ciudades, la vemos en la juventud que va acabándose a medida que pasan los días. En las arrugas que ajan el rostro. En el cabello que emblanquece. En el dolor que debilita el cuerpo y apesadumbra el alma. En el hospital, en el cementerio. La vemos y la sentimos por el temor, la desesperanza y la angustia en que vive la gente. Por ello te pido con el corazón en la mano apoyado por tus promesas y en tu infinita misericordia, que ilumines y protejas a toda la HUMANIDAD, que cuides en forma especial a mis apreciables AMIGOS (AS) y sus familias, a mi querida FAMILIA afán de mis afanes con el resplandor inmarcesible de tu luz para que, desalojadas las tinieblas del mundo y de sus corazones, vivan siempre en Ti que eres la luz. AMEN. R. G. A. ABRIL 27 - 11