Con el gusto saboreamos la comida, incluso descubrimos sabores.Y que sería del sumiller sin el gusto, como cataría los vinos.Los niños recién nacidos de entre dos y tres meses se llevan todo a la boca porque es su única fuente de información para saber cómo es el juguete. La boca, tronco y cuello son sus zonas más sensibles. Se guían por las emociones y sentidos, necesitan el contacto físico y no le dan importancia al orden y a los detalles. Sus recuerdos se basan en sensaciones y no en imágenes ni palabras.Ellos ven colores o números donde nosotros vemos palabras o conceptos. Los consumidores utilizamos los cinco sentidos para consumir, aspecto importante que muchos proyectos de marketing no tienen en cuenta.La canción correcta en el ambiente correcto nos puede hacer consumir más o sentirnos a gusto ya que genera sentimientos y emociones, por ello Starbucks tiene un hilo musical propio. Los consumidores pueden descargarse la música en el móvil si les gusta lo que oyen.Las patatas McCain estimularon el olor y el tacto de los transeúntes gracias a un apetecible olor a patata asada y dando calor a las personas que esperaban a coger el bus.Se busca que el consumidor relacione la marca en concreto con un determinado aroma. Si tenemos en cuenta que entre el 80 y 90% del sabor procede del olor al percibir el olor a patata asada inconscientemente la estas saboreando.McDonald’s para promocionar sus smoothies de fresa instalo en las marquesinas de Vancouver una cobertura que simulaba la textura de la fresa para llevar una experiencia sensorial a los consumidores. Ante un exceso de estímulos nuestra psique hará un filtrado y se quedará con los que más le impacte. Por ello si miramos esta imagen seguro que cada uno se fija en algo diferente.