2. Las mujeres cuentan con una elevada representación en el sistema educativo y obtienen
mejores resultados académicos que sus compañeros. Su relación con el trabajo
remunerado también ha cambiado de manera considerable, encontrando en el empleo
una importante fuente de realización personal. A diferencia de lo que ocurría hace unas
décadas, las jóvenes ya no abandonan masivamente el mercado laboral después del
matrimonio.
Frente al trabajo doméstico, no remunerado y poco valorado, el empleo supone un
reconocimiento, no sólo económico sino también social.
3. El número de mujeres que ejercen el profesorado en el conjunto de
enseñanzas, representan el 63,4%. Los porcentajes son especialmente elevados en
Educación especial (79,9%), Educación infantil y primaria (80,5%) y Enseñanza de idiomas
(74,1%).
El porcentaje más bajo en el profesorado femenino corresponde a la Enseñanza
universitaria (37,4%) pero la participación es diferente según la categorías de profesorado
universitario.
Las Cátedras universitarias son ocupadas en un 15,1% por mujeres, mientras que en la
categoría de Titulares de universidad la representación femenina alcanza el 37,2%.
4. El caso de Ciencias de la Educación sólo el 28% de los estudiantes son varones. Una
diferencia que aumenta en el caso de la diplomatura en Maestro de Educación Infantil y
que se aprecia aún más en la práctica, pues sólo ocho o nueve chicos acuden con
regularidad a clase.
Dentro de las Enseñanzas de Régimen Especial, la disciplina deportiva, tomada en su
conjunto, resulta ser la única en la cual la presencia de alumnos supera a la de alumnas.
Al tomar como referencia la suma de los grados medio y superior, se observa que las
mujeres suponen el 10,33% del total del alumnado. Esta baja presencia de las mujeres
en las enseñanzas deportivas se observa con independencia de la titularidad del centro.
5.
6. “Cosa de mujeres”, “cosa de hombres”, traen implícitas una serie de prejuicios que afectan al
desarrollo socio-laboral de las personas.
En educación infantil es raro encontrar hombres trabajando salvo en el equipo directivo del centro.
¿Por qué un hombre no puede cuidar y educar a un niño igual o mejor que una mujer? una figura
masculina en educación infantil es muy positiva para el desarrollo social del niño, ya que deja de ver
a la mujer como única responsable de la educación y cuidado de los niños.
Por eso, en el país con el sistema educativo más avanzado, Finlandia, se implantaron prácticas de
discriminación positiva que favorecían la incorporación de varones al entorno docente con el
objetivo de conseguir que los alumnos se encontrasen con modelos de ambos sexos.
DEJEMOS DE PENSAR EN HOMBRES Y MUJERES Y CENTRÉMONOS EN LAS
PERSONAS COMO PROFESIONALES, INDEPENDIENTEMENTE DE SU GÉNERO, POR
EL BIEN DE LA SOCIEDAD.