El Congreso de México quería gravar un impuesto del 3% a los servicios de telecomunicaciones e Internet en 2010, lo que provocó reacciones contrarias principalmente en Internet y redes sociales. Estas comunidades virtuales mostraron tener poder para influir en México. Además, un programa permite que hasta 10 computadoras funcionen a través de una sola máquina de alta capacidad, multiplicando sus recursos y reduciendo el consumo energético.