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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
Título original: Las bondades del abismo.
Autor: Elbio Aparisi Nielsen.
ISBN: 659-897-25-6784-8
Depósito legal: B-48.256.2036
Hecho el depósito legal que prevé la ley 11.723.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
A los que se aventuran a lo real y siguen “viviendo” para
contarlo.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
Las bondades del abismo.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
Prólogo.
La tristeza se alimenta de mentes atestadas por la
ansiedad del encuentro entre la moral y la
ejecución arbitraria del entorno no controlable. En
esa tempestad de mil huracanes internos todos
nosotros buscamos en miles de procesos
equívocos las respuestas en anclajes de sentidos
pasados, reformulamos lo hecho y lo intentamos
modificar internamente para mojorarlo, pero en
ese pasaje nos vemos asolados por miles de
sentimientos encorsetados con la moralidad que
nos obliga a navegar solos en un universo
acuático, oscuro y repleto de bestias. Recrea en
nuestras red de experiencias un campo de batalla
minado por esa falsa moral que nos invade desde
el exterior. En una palabra nos hundimos, bajan
las defensas, jugamos con el laboratorio químico
ambulante que somos y nos sometemos a un
juicio personal y sin testigos presenciales que
vamos a perder la mayoría de veces.
Naturalmente en nuestra ceguera participa nuestro
entorno directo e interactuamos en una comodidad
sentimental que nos aleja de aquello para
endiosarlo en el lenguaje y es cuando terminamos
de rematar el bucle de negativas que nos hará
evadirnos hasta para comer. Ante la negativa
visión que contemplamos en este prólogo de
bastidores y veranos de playa puedo decirte que
encuentro la respuesta a lo que leerás. El escape,
la ración de movimiento que nos pide devolvernos
al estado primigenio que nos hacía seres
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
diminutos e inquietos ante otras especies más
grandes y fuertes reaparece en el estado de exilio
en el que nos apresuramos a sentir por odio a
nuestros errores ante la propuesta social que nos
intenta etiquetar. Quiero decirte simplemente que
las frustraciones traen viajes, cambios,
modificaciones y que nada queda librado al azar,
todos los peores fantasmas vuelven desde la
infancia, adolescencia y principios de adultez para
recordarnos que aunque hagamos fuerza por
explotar el cerebro, éste seguirá allí,
representando al alma que crees sentir dañada.
Elbio Aparisi Nielsen
Julio del 2009.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
Las bondades del
abismo.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
Substancia itinerante.
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Había cenado pero su estómago comenzaba a
quejarse nuevamente, él le explicaba –siempre que
podía- las razones por las que no podía regalarle
restos orgánicos para que se divirtiese. Esa noche
discutieron durante unas largas horas y acabaron
durmiendo debajo de un techo ajeno. La noche con
su luna oblicua lastimada, con puntos estelares de
fondo desaparecieron al llegar la radiación insana
de la mañana. El globo espacial había girado y
rodado por el vacío cósmico sin rumbo aparente
más que el de seguir a la estrella oscilante amarrilla
en el caos curvo y temporal.
-¿Qué hora puede ser?, cierto, si he perdido mi
agujas numéricas inexactas._ su perro se preguntó a
qué venía tanta tranquilidad, solía despertarse a los
gritos pelados en medio de cualquier sitio, público
o privado, de todos o de uno.-¡Vamos Copérnico!,
nos resta la vida todavía, lo siento, nos separaremos
en algún momento próximo, pero no te sientas mal,
eres un compañero perfecto, prometo no cambiarte,
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
te quiero demasiado… no te aflijas mi amigo,
sigues siendo joven para la picadora de carne…
tranquilo, beso, si quiero un beso, ¡qué bonito beso,
cuánto cariño!_ las puertas se abrían y cerraban en
un compás de cuatro cuartas, eran los vecinos del
lujoso barrio que marchaban aislados, con prisas y
sin ánimos -era un lunes lleno de luz, pero un lunes
al fin- juntos estiraron sus cuerpos en el césped
húmedo mientras los sonidos se sumaban en un
sinfonía algo más compleja que la anterior, eran los
niños y sus autobuses, las carteras y los libros, los
lápices repiquetear, hasta que de un minuto a otro
la calle sufrió el secuestro de sus sonidos y estos
fueron tapados o borrados por los de automóviles.
-¿Cuál es nuestra ubicación?, tengo que buscar el
punto exacto, sino no partimos de aquí Copérnico,
no me mires así, si hubieses apuntado anoche nada
de esto hubiera pasado, deja, yo me encargo de
todo, ¡como siempre!_ las ventanas se abrieron
para recibir la luz y el aire matinal, dentro una
mujer de unos treinta años limpiaba sin cesar,
dispuesta a terminar sus tareas y echarse a fumar y
a masturbarse.
-¡Señor del gorro!, ¿qué hace aquí?, ¿qué quiere?...
mi jardín no es una dormitorio… ¡llamaré a los de
gorras y zapatos duros!, ¿me oye señor del gorro?_
salió -sin preámbulo alguno- por la puerta trasera
con una bata blanca impoluta y su escoba sin pelos.
-Yo no he dormido aquí, yo he vivido en esta
porción de tierra durante unas horas, y ni usted ni
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
nadie puede prohibirme hacerlo, soy un ciudadano
del globo sin rumbo y tiene que respetarme señora
de ojos claros.
-Es mi casa señor del gorro, no puede saltar las
rejas blancas que ha dispuesto mi marido con tanto
amor y empeño para dormirse junto a mis rosales
sin ningún permiso. ¡Marche o llamaré a los
oficiales de las credenciales metálicas y numéricas!
-No es justo, me iré porque mi mapa me lo exige,
no volveremos a vernos señora sin bragas, pero
recuerde que esa tierra –señala a los rosales
amarillos- no es suya, no hay título que valga, ni
personas que lo avalen, esa tierra es mía y suya.
Vamos Copérnico el día recién comienza a quemar,
¡he encontrado el punto, mira que suerte la
nuestra!_ la señora de escoba limpia llamó a los
encargados de mantener el orden, al atenderla se
limitó a denunciar unos ruidos molestos de la noche
anterior, algo le dijo dentro suyo que era un buen
hombre, y que nada de lo que había dicho era una
mentira. Encendió un puro de hojas de huerta isleña
y se masturbó viendo a su alrededor el casa
revuelta y repleta de polvo, echó a reír a carcajadas
hasta que tocaron su puerta.
-¿Quién es?_ preguntó terminando de disfrutar del
primer orgasmo de la mañana.
-Soy yo… abre._ su voz se apagó en sus oídos,
prefirió continuar con la comodidad del sofá, era
feliz, el visitante insistió pero la mujer del cigarro
de huerta no se detenía en su búsqueda del
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
verdadero placer. Al sangrar su mano derecha –la
buena- decidió emprender camino al trabajo, al
final su horario le permitía un polvo de mañana,
rápido y silencioso pero sus manecillas le obligaron
a marcharse incompleto, insuficiente, apagado, al
final un lunes sin sexo era un día completo perdido.
-Ven mi amigo, ¿estás agotado hoy?, ¿¡tan
pronto!?, ¡vamos camina, que hoy puede ser un
gran día Copérnico!_ el perro arrastraba una pata
trasera haciendo una fuerza descomunal para
satisfacer a su amigo, la sangre de sus pezuñas
pintaban la acera, ahora los ancianos poblaban el
horizonte con sus bastones y andadores. -Puede
decirme buen hombre dónde está la plaza elíptica
de la ciudad, es que yo no he pisado su superficie, y
necesito llegar a ella, es importante para mí._ le
dijo acomodando su gorro de piel.
-Buenos días maleducado, aquí todos decimos los
buenos días, ¿la plaza elíptica?, bueno, vamos a
ver, tiene al menos unos treinta mil milímetros al
oeste en línea recta, luego otros noventa mil
milímetros a la derecha, al pasar la carretera baja
por la cuesta y tiene usted a unos cien mil
milímetros la plaza elíptica.-bajó la mano flotante y
de orientación, se apoyó sobre su bastón notando el
rastro del perro sobre su acera.-Su amigo perruno
está sangrando señor de la piel en la cabeza, tiene
que llevarlo al sitio de arreglos y confecciones para
animales, ¡ha pintado la acera por donde camino!,
¡eso aquí es delito!_ sacó un silbato de su bolsillo
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
izquierdo y silbó con todas sus fuerzas, parecía
olvidar su vejez.
-¡Déjelo tranquilo!, ¡suele secarse y curarse con el
viaje!, ¡no haga eso señor, por favor!, ¡gracias por
la información!_ el primer silbido se repitió con
cada uno de los ancianos de la acera, al escuchar su
sonido repetían el acto silbando con los suyos, de
esa manera alertaban a los uniformados de las
placas de lata. Por su lado el hombre robusto y de
gorro con piel y un perro a su lado corrieron sin
descanso por el camino que le habían señalado,
necesitaba ver la plaza, sentarse y replantear su
viaje.
-¡Alto ahí torturador de animales!, ¡deje sus manos
dónde podamos verlas!_ gritaron los guardias desde
la esquina más próxima.
-¡Mis manos están a la vista señores!, no soy un
maltratador de nada, a Copérnico le sucede a
menudo, sé que parece inhumano, pero es
totalmente natural, luego se seca la herida y sana._
repitieron tres veces el procedimiento, como si la
reacción del hombre de cabeza cubierta en verano
los hubiese llevado a un punto del algoritmo sin
respuesta.- ¡Me iré mientras hablan de sus trabajos
y esas cosas!, es que llevo prisa y no quiero
entorpecer su labor señores._ exclamó alejándose
lentamente con su amigo en línea recta. Copérnico
volvió su mirada al oír el estruendo ensordecedor
de las armas disparando sin enemigos. Los agentes
habían destrozado sus cuerpos a disparos limpios.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
2
-Quiero comer un bocado de sus pezones, no se
enoje, soy un viajante que necesita amor, pero
puedo compensarle dejándola venir con nosotros._
la mujer de tetas pronunciadas en un discurso de
política creyó que era una broma.
-Pero si no chupa bien tendrá que pagarme, ¡quítese
la gorra antes!_ siguió el juego, le pareció primitivo
y animoso, algo más que esperar a su marido toda
la tarde en el jardín de su casa.
-¿Está segura señora de tetas turgentes?_afirmó con
su cabeza sin mediar pensamientos, fue un acto del
instinto, llevaba algún tiempo sin tener
penetraciones interesantes, ¿qué podía hacer un
adulto con un gorro de piel chupando sus tetas?,
notó que el perro estaba enamorado de ella
también, le pareció tierno, sangraba.
-Dile a tu amigo que me chupe aquí abajo, dónde se
pierden las palabras.
-¡Copérnico!, amigo mío, chupa esa fractura
húmeda que yo me ocupo de las montañas del otro
extremo._ fiel al de gorra con piel, Copérnico se
acercó lentamente y se estiró para chupar
suavemente algunas protuberancias blandas que
desconocía de las féminas adultas.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
Algunos ancianos de bastones flácidos se
detuvieron a observar el trabajo de las dos especies
amigas dándole placer a una mujer sola y rabiosa.
También se detuvieron a presenciar el regalo visual
unos niños de edad desconocida que murmuraban
entre ellos el significado de lo que estaban viendo.
-Estoy agotado señora, ¿puedo masturbarme ya?,
necesito hacerlo, ¡niños fuera!, Copérnico, déjalo
ya, recuéstate en el césped a descansar, ¡mira el
charco de sangre que has dejado!, señora quiero
penetrarla, con su permiso si es posible.
-De eso nada, ¡vaya detrás del faro a tocar sus
partes!, no quiero verlo hacer algo tan asqueroso._
ajustó su ropa al cuerpo, alisó las arrugas efecto del
desenfreno y cerró la puerta tras un paso firme,
olvidadizo y desinteresado. La ciudad siguió su
ritmo, algunos quedaron dialogando sobre algunas
repeticiones mentales que reproducirían
posteriormente en sus hogares mientras cenaban.
Eduard hizo exactamente lo que le dijo la mujer de
tetas turgentes mirando un meeting político.
-Sigamos camino mi amigo, quiero que lleguemos
cuanto antes a la plaza elíptica, se hará nuevamente
de noche._ Copérnico se levantó cansado y
arrastrando la pata sangrante.- ¿Todavía no se
cierra la herida?, que curioso, no suele ser así,
luego miraremos que tal va, no te preocupes, sufrir
es tu forma de vivir, vive tranquilo amigo mío.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
Un hombre de unos cuarenta años, vestido de traje
impecable y peinado con gomina golpeó a su paso
a Eduard.
-¡Fíjese por dónde camina!, siempre es lo mismo,
¿lo has visto Copérnico?, ¡ven aquí bola de
nervios!, voy a comprarte otro traje después de
darte una buena paliza.
-¿Perdone?, no le he oído bien, ¿me ha dicho
algo?_ su rostro se transformó en cólera de una
instante a otro, se dibujaron todas sus arrugas.
-He dicho que mire por dónde camina, ¡me ha
empujado y ni se ha percatado de pedir unas
míseras disculpas!_ rascó con su mano por debajo
del gorro de piel.
-Mire señor, no puedo perder el tiempo con una
persona que no trabaja, sepa entender que el mundo
funciona con o sin usted, por lo tanto déjeme en
paz que llego tarde a una presentación muy
importante._ se dispuso a marcharse sin mirar atrás,
realmente tenía prisa.
-¡Venga por favor!, ahora no se irá nada, no puedo
dejarlo ir sin permitirme una réplica._ dijo Eduard
rascando nuevamente por debajo de su gorro de
piel, mientras con su otra mano sujetaba el brazo
del hombre repleto de prontitudes e inseguridades.
-Por favor suélteme, ¡suélteme he dicho!_ vociferó
y retiró la mano de Eduard de un golpe.- ¡Aléjese o
llamaré al orden!, maldito miserable.
-¿Cree que esa reunión de peces gordos será su
destino?, ¿y después que hará?, el tiempo
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
irremediablemente se montará sobre usted y lo
aplastará lentamente, se preguntará cuál es el
tiempo que le resta, lo que le gustaría haber hecho,
pero lamentablemente no hay segundas vidas, no
hay errores remendados con el tiempo. Solo quiero
pertenecer a un conjunto de ideas, no confía
siquiera en lo que piensa presentar. Ahora sufrirá
una serie de golpes que no podré evitar, y la ley
ordenará mi captura, pero usted estará tan herido
que no podrá volver, comprobará que al no poder
retornar a su puesto, lo cambiarán por otro
monigote con gomina como usted señor del traje
sin arrugas en los pantalones.
Lo primero que rompió fue su nariz, hundió su
tabique en su frente, la sangre fluyó a borbotones
manchando a Copérnico convirtiéndolo en un perro
rojo y sin heridas visibles. Quebró por fuerza en
dos sentidos contrarios el brazo y la pierna, rasgó
su traje y orinó en su rostro, Eduard sonreía
mientras lo hacía. Gritó todo lo que pudo, pero el
resto de personas no se detuvo a mirar que era lo
que acontecía, simplemente no pasaron entre la
sangre y el cuerpo. Eduard llamó a su amigo y
siguieron camino hasta la plaza elíptica. Unas
sirenas se oyeron apagarse a lo lejos, Copérnico se
detuvo y sacudió la sangre a punto de secarse,
algunos restos quedaron pegados a su pelaje pero la
gran mayoría había logrado desprenderla, parecía
un tigre de bengala coloreado por un niño.
21
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-Es increíble, se echará nueve meses, nacerá
nuevamente, al final sus heridas sanarán pero mis
palabras tendrán sus efectos, ¿verdad, amigo?, yo
creo que si, deberías haber visto sus ojos repletos
de preguntas, sus ansias de que suceda esto.
¿Cuánto crees que falta Copérnico?_ el perro se
detuvo y bostezó, estiró tres de sus cuatro patas y
ladró una sola vez, luego se arrastró perezoso hasta
un arbusto en un jardín y se desplomó como un
mueble viejo y pesado, cerró sus ojitos pequeños y
suspiró hasta dormirse. Eduard se sentó junto a él,
el arbusto los tapaba a los dos, en la casa no había
nadie, ya eran horas de comer algo, su estómago
rugió dialogando sobre platos, él lo calló, prefirió
esperar algún tiempo más, quería ver el
movimiento por aquél trajeado.
-¿Has visto algo hijo?_ le preguntó al niño el
oficial alto, fornido, apuesto, y sin armas. Eduard
silencioso cruzó sus piernas y apoyó sus codos en
las rodillas, tenía algo que ver para entretener su
habilidad mental.
-No señor de gorro grande y camisa ajustada, no he
visto nada, de haberlo hecho lo hubiera dicho._el
gran oficial vigoroso y sudado palmeó al infante y
éste fue directamente contra el suelo.
-Si ves algo tienes que decirlo, ha pasado algo
grave, una persona ha muerto, ¿me oyes desde el
suelo?, si ves algo que te haga preocupar me gritas
y vendré.
22
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-Sí, sí señor gigante, lo haré._ al marcharse el
agente del orden el niño se dirigió a la puerta de
aquella casa, subió un escalón y se detuvo.-Señor lo
he visto, pero no diré nada, cuando quiera toque la
puerta y le abriré con gusto. Mi madre no vive más
aquí y mi padre se ha suicidado hace unos días en
una de las casonas.
-¿Cómo me ha descubierto?, es imposible…_
Eduard chistó por lo bajo decepcionado.
-Quédese tranquilo señor del perro muerto, si
quiere entrar en mi casa, bien, y sino también._ dio
un portazo y miró a su amigo.
-Pero si está bien Copérnico, ¿amigo?, vamos,
despierta que hoy tenemos un hogar, vaya genio
tiene la bestia.
23
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
3
Tocó con tres golpes la puerta mientras su amigo
subía lenta y tortuosamente los escalones, la
pincelada roja era algo más espesa, su herida
parecía secarse.
-Que bien mi amigo, pronto no tendrás rastros de
ese tipo de dolor, serán otros lo que te aborden sin
preguntar, como la soledad de un anciano en la
residencia o el escondite del niño en la guerra.
¡Vamos sube que tú puedes!_ retumbó en sus oídos
debajo del gorro de piel el sonido de la puerta
abrirse, cerrarse por la corriente de aire y volverse
abrir.
-Pasen que sino se cierra otra vez, es que aquí justo
hay una línea descubierta._el niño los esperó algo
impaciente por la lentitud y el esfuerzo del perro
herido.-No tengo todo el día._dijo amenazando con
cerrar.
-Ya está por llegar, mire como aguanta todo, es
increíble Copérnico, es un guerrero encerrado en un
perro feo. ¡Así es mi amigo!, ya tienes dónde
reposar.
-Ese oficial volverá señor de cara triste y gorro de
piel._Copérnico se estiró patas para arriba en medio
de la sala, junto a una pantalla vieja.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-Lo sé, gracias por todo, sus padres veo que no
están, supongo que pronto vendrán los amigos
sociales a llevarlo a algún sitio seguro para que no
esté solo.
-¡De eso nada!, nos llevan a residencias, nos juntan
con otros como yo y nos medican para no dar
problemas.
-Lo siento, creí que eran sitios bonitos.
-Usted no es de aquí, se nota que no conoce bien
como funcionan las cosas. Lo primero que haré es
darle algo de ropa que dejó mi padre, venga por
favor, suba tranquilo, no sea cauto, aquí puede ser
usted tal y como es. ¡Cuidado con ese escalón!,
tiene que saltarlo, me he olvidado de decirle.
-¡Que miedo desértico!, Copérnico, mi amigo,
sigue durmiendo en la sala, si me necesitas chilla
como la cabra degollada.
-¿De dónde viene señor del gorro?_se detuvo y lo
esperó junto al cuadro de vetas verdes apoyándose
contra la pared despintada.
-Nací algún día que no puedo recordar, mis
primeros recuerdos fueron en una cueva junto a un
abismo, allí aprendí del amor de algunos animales,
pero no sé dónde es exactamente y me gustaría
volver algún día.
-¿Quiere decir que no tiene hogar?_ subió antes de
contestar la pregunta del niño, esperó recuperarse
repasando en sus pensamientos que era
exactamente un hogar.
-Mi vivienda lo es todo, la suya es un átomo en una
manta. Pero no espero que lo entienda señor, su
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
corta edad y gran sapiencia le ofrece oportunidades
únicas de creer comprender lo que sucede allí
afuera, yo creo que sobre el camino podemos
alejarnos de la pesadumbre de la existencia.
-Es usted un hombre triste, aunque su sonrisa es
irónica, esconde algo señor sonriente de ojos
azules._ comenzaron a caminar en el pasillo de la
segunda planta.
-Todos tenemos secretos, muchos mueren sin
hablar de ellos, hay miles enterrados, creemos que
por pequeños no son importantes pero son los
peores. ¡Son los peores!_ agitó sus manos en el aire
y rascó su cabello debajo del gorro.
-Eso es, el gorro, ¡quíteselo!, le molesta, hoy no lo
necesitará, es feo, molesto y le queda muy mal, no
es un estilismo original. Tiene aspecto de pobre,
aventurero o genio perdido en una cuba de
agua._dio unas vueltas en la habitación, abrió las
ventanas, un viento huracanado metió hojas secas,
por efecto de la corazonada las cerró y trabó el
pestillo.-Vaya día, en esta ciudad el tiempo cambia
en segundos, no sé como serán aquellos lugares tan
remotos que visitó anteriormente pero aquí algunas
cosas suceden de un modo algo extraño, desde mi
nacimiento apunto lo que me sugiere anomalías y
tengo al menos cinco mil páginas con conclusiones.
-Es usted escritor a su corta edad… fascinante._ el
señor del gorro se sentó en la cama enana.
-No, no soy escritor, de eso nada, no los soporto,
son animales de encierro y mentiras. Hacen de sus
vidas una estatua de tinta y se enaltecen como
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
dioses en una galaxia de idiotas. Pruébese esta
camisa, creo que el color le sentará muy bien.
-Es bonita, su padre era una pieza movible y
constante por lo que veo._ se quitó los harapos y
dejó su torso desnudo, el niño se sorprendió de lo
que vio.
-Usted es un superviviente, las huellas de sus
caminos están tatuadas en su torso, son las marcas
de la savia de un árbol visitante.-Cruzó sus cortos
brazos y se acomodó en una silla de colores.-
Contestándole lo anterior, mi padre no era una
pieza movible, aquí hay millones desperdigadas, la
ciudad se mueve con ellos detrás de bambalinas.
-La vida creo que es un donut que nos llega
mordido por nuestro creador, como una broma de
mal gusto que disfruta indefiniblemente mientras
nosotros empezamos y terminamos funciones para
él, creo que yo soy una anomalía y pronto podré
seguir mi camino más extenso, lo tengo todo
planeado._ el niño se echó a reír por lo que le dijo
su nuevo visitante de camisa ajustada.
-¡Le queda como un diente a una babosa!, no lo sé,
debería cambiar la postura que tiene, ¡no se ponga
el gorro!, ¡que manía!, ahora le toca a sus piernas,
no puede emprender un viaje sin unos buenos
pantalones._ sus ojos azules se iluminaron, y se
pudieron ver en ellos un universo representado en
todas sus nuevas concepciones, su iris se expandió
lentamente, pensaba en el vacío del niño y la
tortura de su impresionante inteligencia.
27
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-¿Cuántos años tiene?, si no es inapropiado
preguntarlo, es que me intriga su edad, la mía es
indefinida, no podría decirle nunca cuantos años
tengo, el tiempo no es problema.
-Prefiero no decirlo, espero sepa comprenderme._
sus ojos azules brillantes y su boca abierta le envió
a un pasado de algas marinas, un hombre le
preguntó exactamente lo mismo, él estaba estirado
en la playa, quizás llevaba allí mucho tiempo, pero
para él solo eran minutos de playa. Recordó la
sensación intrusa sin motivos y expiró todo el aire
de sus pulmones volviendo a la habitación.
-Lleva razón, no es un problema para mí, la
curiosidad suele ser un problema, lo entiendo, estoy
con usted, por favor no cruce sus brazos, así está
mejor, yo dejo corregir mi apariencia, usted corrija
sus actitudes, pueden ser una herramienta
indispensable allí afuera –señala la punta superior
de su ventana- dónde todo es duro, áspero y frágil a
su vez.
-¿Quiere dar un paseo señor de cabellos blancos y
negros?_ juntó su cabeza al hombro en un gesto de
niño alegre.
-Es una buena opción._ le deja las palabras en su
boca golpeando el paladar y haciendo música con
sus dientes.
-Perdone, pero me olvidaba, falta el calzado, no
puede salir así, sus pies, ¡mírelos!, llevará años así.
Y luego se dará un baño como el creador manda, no
huele a nada, no se preocupe, me ha llamado la
28
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
atención eso, tiene olor a perfume de rosas y
jazmines.
-La naturaleza me abraza por momentos, lleva
tiempo despidiéndome, como los amigos antes de
volar lejos._ rascó su cabello, notó que el gorro ya
no estaba, algo le faltaba de peso en su cabeza.
-Perfecto, mi padre era una copia mal hecha de
usted, me recuerda a una foto, creo que lo he
vestido igual a una fotografía que miro mucho,
sepa disculparme que en la soledad de una casona
hay fantasmas que son recurrentes.
-No tiene por qué disculparse, es usted un niño
ejemplar, su padre sería feliz de verle unos
minutos, se lo aseguro. Escuche su voz por las
noches, él hará todo lo posible por dictarle
conciencia, quiere ser parte suya, solo debe dejarlo
entrar, al fin y al cabo su herencia está dentro suyo.
En sus gestos hallará respuestas, mírese en un
espejo que no tiene nada que perder, abrace a su
voz interior, deje que lo acompañe en este camino
de soledad, amíguese que son pocos y no se libran
guerras de un combatiente, recuérdelo al
despertar._ el labio inferior del niño se comprimió
arrugándose hasta parecer un nuez, sus ojos se
achinaron emulando dos conchas de mar cerradas.
-Gra-cias… puede ir al baño está preparado, nunca
se sabe cuando hay visitas… luego baje que lo
invitaré a comer una especialidad, ¡eso si es
herencia!, tengo todos los apuntes de cocina de mi
madre.
-Gracias a usted._ asintió con su cabeza.
29
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
Dentro garabateó en el aire un sinfonía que
tarareaba sonriente y saltando sobre la capa de agua
permanente que formaba la lluvia de la ducha
caliente, estuvo en ese estado de felicidad durante
escasos minutos. De golpe cayó de cuclillas,
lagrimeó, golpeó el agua y esta se volvió contra su
rostro y la lluvia que caía desde arriba. Cerró sus
ojos por la molestia que se provocó y pensó el por
que de la tristeza, supuso que era pasajera y volvió
a sonreír, el niño era un buen hombre.
30
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
4
-¿Qué canción suena en mi mente?, ¿son esas notas
ceros y unos?, seres perdidos tocando para mí, que
curioso._ pensó mientras se enjabonaba el cuerpo
en una doble caricia.-No quiero que toquen nada,
solo me voy a limpiar para que ese niño pueda ser
algo más feliz, ¿me escuchan señores?, que bonito
baño tiene, no hay manchas, salvo las mías, pero no
hay nada aquí dentro que delate falta de limpieza,
esa mujer, era preciosa, le tocaría los pezones, los
mordería y luego soltaría toda mi humanidad en
ella, supongo que así vienen todos los nuevos
hombres._ se quedó en silencio mirando los
azulejos blancos de la ducha, entre sus juntas
descubrió un imperfección que le llamó la atención.
Rascó con sus uñas largas rompiendo una de ellas
en el intento, volvió a raspar más fuerte mientras
tarareaba la canción que escuchaba en su mente, el
agua comenzó a salir fría.- ¿Qué es esto?, ¿tan
rápido se acaba el agua caliente?, el ahorro de los
elementos es un evidente acierto, ¡pero justo en
este momento!_el niño tocó la puerta dos veces
seguidas.- ¿Quién es el que golpea insistentemente?
-¡Ya es hora de que salga señor!, la comida se
enfriará, lo espero abajo, su perro ronca como una
31
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
marmota, ¿lo despierto?_corrió la cortina y resbaló
golpeando su nuca contra el inodoro, se mareó pero
no sintió perder el conocimiento de la realidad.
-¿Señor qué ha sido ese ruido?, ¿señor?
-Nada, ¡nada!, ahora bajo… ¡y no lo despierte a
Copérnico!, suele dormir más de la cuenta, si lo
despierto ahora tendrá un día de perros el resto de
la tarde-noche.
Anudó las puntas de la toalla en su cintura, hizo lo
mismo con otra en su torso, se calzó con unas
chanclas de colores y puso otra toalla en su cabeza.
Se vistió repleto de prisas, tenía ansiedad, quería
saber que tipo de cocina había heredado el niño
grande.
-Ahora sí, no lo reconozco señor, ¡esto si que se
merece una buena comida!_ gritó alegre al verlo
asomarse temeroso por la escalera.-Es usted otra
persona, no miento, usted no es quién era.
-Pero sigo sintiendo lo mismo._ asintió con
desenfado y algo de ironía, suavemente se acercó a
la cocina, fue lento su andar debido a que el perro
acaparó su atención en el trayecto, se preocupaba
por su descanso en condiciones, sentía que ya había
sufrido demasiado para un día de herida sangrante.
-Siéntese, es usted mi invitado de honor, ahora que
ya estamos juntos podremos elevar nuestras almas
a la gracia de nuestro creador y agradecerle todo lo
que nos aporta diariamente._ dijo el niño cerrando
sus ojos y juntando sus manos.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-No, no, perdone, no, yo no puedo orar, no lo sé, lo
siento, no tengo el poder de comunicarme a tanta
distancia con nadie, prefiero no hacerlo.
-Lo lamento, no sabía que no era uno de los
nuestros, aquí todos nos comunicamos con nuestro
creador, agradecemos todo lo que nos proporciona,
sean alimentos o salud, sin él no quedaría nadie de
pie señor. Lo invito a hacerlo conmigo, solo debe
repetir lo que oye, tendré paciencia._ insistió el
niño gesticulando con más énfasis, comenzaba a
inquietarle tener a un impuro en su hogar.
-Ya le he dicho, no hay nada que pueda yo hacer, es
así, comprendo que la ciudad tenga una forma de
hacerlo, creo que no es en todos los sitios igual, no
lo recuerdo, estuve en tantos lugares que no me
caben las imágenes para almacenarlas, ¡y menos
para comunicarme celestialmente con un creador!
-Está faltando a una condición fundamental, debo
pedirle que se retire de mi casa, seré un solitario
pero reconozco lo que contiene el bien y el mal,
usted no tiene un sitio, eso no puede ser bueno, la
duda es culpa señor._ se levantó sin pensarlo,
fríamente señaló al perro y la puerta, como si una
daga invisible le atravesase el esternón.
-Comprendo, todos tienen sus teatralizaciones del
miedo, efectuar movimientos y un lenguaje para la
sofocación del miedo es loable, aunque no podré
compartirlo jamás.
-¡Se equivoca!, todos los hombres que se precien
alguna vez conocen la palabra de quién obra por
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
todos controlando que el bien se mantenga por
sobre todas las cosas.
-Defiende lo que lo mantiene de pie, sigue siendo
loable actuar en la defensa de un ser invisible, no
olvide que todos los niños tienen amigos invisibles,
en ellos depositan sus deseos y frustraciones. ¿Es
usted un niño adulto?
-¡A la calle!, no voy a permitir la falta de moral en
mi propia casa, ¡y despierte a ese perro herido!, por
favor, no quiero determinar un hecho con la
violencia, pero si se niega, estaré en todo mi
derecho de asesinarlos en mi defensa._ el niño tosió
de nervios, sus venas atravesaban todo el rostro y
parte de su cuello, estaba rojo de furia, sus ojos
enrarecidos no eran los mismos, su alma quería
gritar.
-Copérnico, mi amigo, debemos marchar, ¡vamos,
despierta que tenemos prisa!, eso es, estira tus patas
que volvemos al transito mi querido y fiel amigo._
esperaron en silencio arrepintiéndose los dos de la
vergonzante escena, estuvieron a punto de
disculparse a la vez pero prefirieron quedar en
suspiros las palabras, en aire de expiración.
-Vamos perro, que mi comida sigue esperando._ en
su última línea verbal comprendió que no había
más que rencores encubiertos, su acto de caridad
era otra de las escenificaciones posibles, su
hipocresía lo motivó a faltar a su educación al
marcharse, junto a su amigo, sin despedirse, ni con
una mirada fugaz. Lamentó al andar en medio de la
oscuridad y el frío no poder dialogar y cobijarse,
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
revolvió viejas frustraciones que lo abrigaron al
entretenerlo en una constante lluvia de
pensamientos de idas y vueltas.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
5
La noche se esfumó como el humo de un coche al
pasar, fue instantánea gracias al tumulto de ideas
que se encargaron de alejarlo del césped en el que
reposaron abrazados y tiritando del gélido aire su
amigo Copérnico y él. Al abrir los ojos pesados
como dos guerreros nómadas comprobó que su
amado socio lo estaba mirando fijamente, hicieron
un silencio cómplice intentando graficar que era lo
que pensaba el otro, así pasaron horas luchando con
la información abrumadora de sus cavidades
inteligentes o sociales hasta que Copérnico lamió
sus labios desesperadamente.
-¡Te he dicho que te quiero mucho!, ¿cómo lo has
adivinado?, ¿has sentido algo mi amigo?, gracias
por tus besos, son gloria acaramelada en un
desierto de mares salados y oscuros. No sería nada
sin ti, lamentablemente los números me tienen
preocupado, ya no soportas la herida sangrante
como lo hacías antes. Eres sabio Copérnico, eres un
animal único, quiero que sepas algo, ven, acerca tu
oído a mi lenguaje, eso es, muy bien, tú eres
especial, aunque el tiempo te diga lo contrario, tu
eres una máquina perfecta, no lo dudes nunca, para
mi no habrá en la eternidad persona o especie que
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
llegue a tus talones débiles. Sé que sonríes por
dentro, ¡mueve tu cola!, ¡muy bien!, me entiendes
perfectamente lo que digo. Supongo que yo soy una
anomalía, un testigo o simplemente un condenado,
lo que sea lo acepto gracias a ti, me llevó tantísimo
tiempo llegar a estas conclusiones, me sería mucho
más fácil si las ideas fuesen dibujos esqueléticos,
llegaría a todos los puertos de mis pasados._se
oyen pasos detrás del arbusto gigante que los
protegía de la maldad ajena o curiosidad gatuna.
-Señor, lo he visto hace unos años por las calles de
una ciudad lejana, ¿cómo llegó aquí?, perdone no
me he presentado, que maleducado, luego me quejo
yo de la gente, mi nombre es Drake Tempolía, no
piense en la absurda similitud de mi apellido con el
tiempo, unas de las primeras generaciones de los
Tempolía fueron relojeros, pero nada de eso ajusta
a la palabra con el concepto obvio y colectivo. ¿Los
interrumpo?_ el perro dejó de lamer la palma de la
mano de su amigo.
-No, mi amigo y yo descansamos, llevamos tiempo
andando, ¿dónde dice que me vio?_ rascó su frente
frunciendo el seño y sus ojos se volvieron dos
heridas cortantes, no veía nada, el sol lo iluminaba
por detrás. Drake Tempolía tapó su boca en un
gesto de aceptación al comprobar las molestias
oculares que provocaba, mientras que Copérnico
apoyó su hocico a un lado intentando evitar el rayo
de luz radiactiva de la estrella oscilante en camino
a la extinción. Hicieron un silencio de minutos, la
nuca de Drake se durmió y la sensación de
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
vergüenza ajena se potenció hasta cortarse por el
ladrido de Copérnico.
-Sí, si.-se sobresaltó Drake brincando hacia atrás y
tapando perfectamente a sus dos durmientes.-Su
amigo me ha dejado palpitando el cuerpo entero,
creo que es sano, ya que mi cuerpo comprueba
todas sus partes y me avisa que todo marcha bien.
Le decía, disculpe mis modales y mi falta de tacto,
es que me he quedado en un estado que no logro
entender, me siento bien, pero ¡muy bien!_ alzó sus
brazos al cielo y brincó varias veces ejercitando sus
piernas.
-Señor Tempolía sus calcetines tienen dos colores,
¿lo hace a conciencia o es un acto involuntario?_
preguntó extrañado.
-Uh, pero sí, no, no suelo hacer esto a menudo, ha
sido un error, ¡quizás sea la divina providencia!,
ahora comprendo por qué el reloj de la sala se cayó
estallando en ciento tres partes iguales, estuve al
menos una hora y veintitrés minutos contando los
cristales. Y también explica el comportamiento de
mi madre, hoy se ha levantado después de mil días
y unas horas de reposo vegetativo, ¡y su piel estaba
intacta!, como si nada… no puede ser, ¿es usted un
ser humano?_ se arrodilló con lágrimas.-¿Puede
imaginar qué siento yo ahora mismo?, mi madre ha
despertado y usted está junto a su compañero en mi
jardín, todo tiene explicación.
-Soy tan humano como usted, no sé por qué cree
que mi presencia genere efectos tan sospechosos. A
mi parecer el despertar de un vegetativo persistente
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
es la consecuencia de su excesivo amor, ¡su madre
ha despertado y pierde el tiempo con nosotros!_
Drake Tempolía negaba con su cavidad inteligente
una y otra vez, susurraba palabras que no llegaban
a flotar en el aire junto al rozamiento de las
partículas.
-¡No!, ¡madre!, ¡madre, ven aquí!, quiero que
conozcas alguien._volvió a hablar recompuesto.-No
lo sabe, perdone pero usted es el responsable de su
nueva vida, no haré más que agradecerle
eternamente su presencia. Sabía que ese día en la
ciudad lejana significaba algo.
-Exagera, y no hable de eternidad, le queda muy
grande a usted, con todo mi respeto pero no
recuerdo su rostro, y ciudades lejanas fueron
cientos de miles, lo lamento, su memoria es
prodigiosa, la mía lamentable, se disuelve como la
crema en el café._ su madre cerró la puerta y se
juntó con su hijo y comenzó a reír a carcajadas, con
sus manos en el estómago intentaba aplacar el
aluvión de alegría que tenía, duró al menos unos
minutos, luego Copérnico ladró algo molesto.
-Sepan disculparme, es que yo soñé con ustedes
señores durante mi estadía material, lo conozco, sé
lo que hace por las personas, pero me han dado un
mensaje, no sé cuando fue, si por la mañana o
tiempo atrás, un relojero me ha dicho o dijo que
usted debe mirar en sus adentros, que los nómadas
por momentos se detienen, hay preguntas que no
responde señor, y claman su atención. ¡Eso!, hijo
mío quiero ver toda el agua que nos vio nacer, y a
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
usted le digo ¡gracias!, vamos mi amor, no quiero
perder el tiempo._ se dirigió directamente a su hijo
sin volver a echar una última ojeada, el mensaje de
la mujer se instaló creando preguntas nuevas.
-¿Por qué me dice eso señora?_ dijo pero la mujer
lo ignoró, Drake Tempolía sacudió a su madre pero
no hizo caso alguno, seguía repitiendo su frase
enfermizamente.
-Perdone señor, creo que padece algunas secuelas,
pero creo en sus palabras, tengo que hacer lo que
me pide, llevo tanto tiempo sin ella, resistí mis
penurias mentales, creía morir, las noches me
atacaron con todas sus herramientas, vi todos los
espectros que quise. Yo también le doy las gracias
señor, deseo con todas mis fuerzas que encuentre el
camino a su sustancia, todos lo tenemos pero solo
algunos abrimos las puertas._ dejó sentada a su
madre, ingresó a la casa, hizo algunos sonidos de
movimientos en varios ambientes, minutos después
volvió con una maleta y una mochila en su
hombro.-¡Ya está madre, podemos irnos!, señor le
dejo las llaves, si marchan en algún momento por
favor necesito que las deje en aquella pequeña
planta, a nadie se le ocurrirá buscar unas llaves en
las raíces de una planta como esa._ dijo mientras
señalaba la planta entre dos arbustos y un árbol.
-No hace falta, Copérnico y yo estamos bien aquí,
seguiremos camino._ interrumpió Drake.
-Tiene que quedarse en nuestra casa, al menos unos
días, luego deja las llaves en el sitio que le he
señalado, es lo menos que podemos hacer mi madre
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
y yo. La ha devuelto a la vida, yo soy un nuevo
hombre, creo que viajaremos una temporada, por lo
que tiene un buen tiempo para morar junto a su
amigo.
-No hará falta tanto tiempo señor, agradezco de
verdad todo lo que hace por nosotros, pero yo no he
hecho nada, su madre ha vuelto a la vida porque así
lo ha querido, su amor la ha levantado del silencio.
Dicho esto acepto las llaves, sé que insistirá hasta
el hartazgo y no nos gustan esas emociones,
tenemos hambre._ se levantó lentamente, el cuerpo
recién se despertaba, era una buena mañana, una de
esas que se respira mejor, con una ventisca
levemente fría que nos inclina a todos a la
búsqueda del sol en las aceras.
-Pueden comer lo que deseen, aunque no hay tanta
comida, ya sabe, no tenía esperanzas. No salgo de
mi asombro. Vamos madre, adiós amigos… ¡que
sigan los pasos!, los despiertos también necesitan
despertar._ exclamó enfatizando sus palabras con
sus ojos, abrió las puertas de su coche, su madre se
acomodó en el asiento trasero, luego colocó la
maleta y mochila en el maletero, encendió el motor
que rugió molesto y se alejaron lentamente, la
mujer siguió sus ojos hasta desaparecer entre los
árboles y la fila de coches en tránsito.
-Lo has oído todo mi amigo, la casa es nuestra,
pero no abusaremos, son buenas personas._ su
cabeza se atiborró de ciudades quemadas y bosques
florecientes.-Estoy cansado mi amigo, comeremos
algo, lo sé, es muy pronto, luego dormiremos algo,
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
necesitamos la comodidad del hogar, hoy no puedo
eludir la propuesta, hay preguntas que claman hace
tiempo, sube, eso es, ¿cuesta?, ya lo tienes, ¡mira
que bonita sala!, una de las mejores, voy a preparar
hongos, como te gustan a ti, ven, siéntate, espera yo
te ayudo, eres muy importante para mi, lo sabes,
¿no?_ el perro lamió sus ojos.-Si eres puro amor,
nadie puede competir contigo, no me mires así,
amigo mío, el tiempo te ha llevado a un deterioro
que me preocupa, cambiaron los días de montañas,
las ciudades me confunden, no corres como antes._
abrió las alacenas, la nevera y encontró los hongos
en un cajón blanco con dibujos verdes. Encendió la
cocina eléctrica y silbó una canción, la media
mañana comenzaba a elevar la temperatura, había
más gente en las calles, algunas sirenas resonaron
en su mente, recordó la posibilidad de que los
guardianes quieran explicaciones, pensó en el niño
y su odio demente.-Creo que estaremos unos días,
hasta que las aguas pierdan las ondas._ murmuró.
42
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
6
-¿Estaban ricos?, creo que no comeré en días, he
saciado mi capricho, no duermas, ven aquí, en el
sofá estaremos mejor._ se recostó y el perro se
montó sobre su pecho, dio unas vueltas, bostezó y
dejó caer su cabeza en su cuello, sintió el calor de
cuerpo y no quiso moverse, su amigo necesitaba
continuar con su siesta.-Mira, ¿qué puede decir el
cuaderno?_ bostezó al terminar la pregunta, frotó
su rostro contra el borde del sofá y estiró su brazo
para alcanzar el cuaderno que estaba en la mesa de
cristal a escasos centímetros.-Ya está, leeré en voz
alta, así oyes lo que nos cuenta el cuaderno, mi
amigo no te duermas, ¿me oyes?_ repitió al menos
otras nueve insistentes veces hasta que el perro
ladró molesto.-“Textos y cajas destempladas”, es el
título del cuaderno, por Drake Tempolía. Primer
escrito… “La juventud ruega en las calles la
atención necesaria, la ciudad cae por ladrillos y los
millones de pobres compran coches a mansalva.
Acaban de sacrificar al primer cerdo en una plaza,
merecía la muerte, era un instrumento maligno que
amenazaba con perpetuarlos. Son necios y no hagas
caso madre, ellos no saben vivir, se mantienen en
carros antiguos, primarios y expelen humo de sus
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
pulmones cual locomotora gastada. La juventud
pide créditos a las cajas seguras del estamento,
desean que los antiguos mercaderes del dinero les
fíen sin preguntas. Todo cuesta caro madre, no
digas por dentro que el mundo es terrible, los
temibles somos nosotros, los ciudadanos.”_ dio
vuelta la hoja y prosiguió. El título es “Daño lateral
invertido al cuadrado” y dice así… “Escribirás en
tu alma centenas de libros que cambiarán el mundo
de solo ver la luz, no provoques tu muerte hoja
lírica, no aísles tus dones por profetas mal heridos
que necesitan del vil mental. Ahorra, las crisis
piden ahorros y cuidados, haz lo que te imploro
madre, la energía es un recurso limitado, tu cuerpo
no olvida los años, está condenado a la pena de
muerte, expiración o mutilación. No desesperes que
tienes una biblioteca mental aislada de próceres y
nombres gastados por la mentira histórica. Madre,
la soledad es el preludio inevitable, amigarnos en
vida nos hace gigantes, ¿qué sabrán esos enfermos
del tiempo?, no hacemos honor a nuestras raíces
emperatrices. Hoy madre no tengo un mísero valor
de cambio, la gente no me mira, creen que te hago
daño, solo desean tu muerte para culparme de sus
envidias insanas. Me han tocado el muestrario
interno, me han querido rehacer como enfermo del
sistema que nos gobierna, los uniformados corren y
pitan, asaltan y horrorizan, yo resisto, no sé si el
tiempo nos unirá. Hay pacíficos que nos apoyan,
dicen que tu vida es el ejemplo que buscaban,
escriben madre, lo hacen para ti, me han dejado
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
cientos de papeles acumulados que quemé para que
te rodeen cuando descansas o duermes soñando.
Hoy tengo la sensación de perder mi valor temporal
terrestre, me siento un helado liberado en un
bosque, el sol caliente madre y el globo gira
molesto por estar perdido en un universo complejo
y frío. Se hace de noche, ¿qué harías si apagase y
encendiese la luz simulando la noche y el día?,
¿despertarías? Me gobiernan las informaciones
falsas de los poderes desorbitados, tendría que
matarlos, erradicar el mal, quemar las raíces. Ellos
no quieren ser pobres, pero los haría de un soplo,
arrancaría sus cabezas y las expondría en museos
como lo hacen aquellos que enseñan la obviedad
que la masa no ve por estúpida, insensata y
sometida. Hay un chimpancé que ruge en mi
interior, está rabioso, me pide que queme la ciudad
completamente. No temas madre, te esperaré
aunque la vida se me extinga en el intento o la ley
de vida efectúe su dictamen. No puedo con mi
tristeza, las fotografías me llenan de gente
imaginaria la casa, resaltan los pasajes del tiempo y
los interpola agotando mi paciencia. Diría que eres
de otro planeta si no fuese tu hijo, ¿por qué la vida
me hace tan terrestre?, aceleraría las agujas de la
estrella oscilante para catapultarme a los confines
del universo, en millones de años se extinguirá y
tendré la excusa para saltar en un viaje de ida por la
curvatura espaciotemporal.”…. viajar._ pensó y
susurró a la vez, era una idea que germinaba desde
su génesis, pero viajar no era girar una y otra vez
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
por el globo y en ciudades cambiantes. Releyó las
últimas líneas, anheló un coraje perdido, se
autodefinió como un vencido en tierras movedizas.
Dejó el cuaderno a un lado al comprobar que el
calor se había vuelto frío.-¿Copérnico?, mi amigo,
duermes mucho, luego tendrás tiempo más tarde,
¿no has oído nada de lo que te he leído?, eres… no
hay quién te gane durmiendo… ¿Copérnico?,
amigo mío, ¡Copérnico!, ¿amigo?_ abrazó fuerte su
cuerpo enrollado en él y se sentó inmerso en una
desesperante sensación de tiempo, los números
comenzaron a llover desde el techo y estallaron a
sus pies, su sofá colmado de ellos se volteó hacia
tras. Golpeó su inteligencia y soltó a su único
amigo involuntariamente, vibró durante unos
minutos de agonía, todo su cuerpo revivía el
tiempo, gritó desesperado para no reencontrarse, se
arrastró vibrando hasta la puerta trasera y a su paso
los muebles y vajillas reventaron convirtiéndose en
polvo. La estructura comenzó a ceder y las paredes
colapsaron lentamente, su rostro y cuerpo vibrante
contenían una fuerza incontrolable, un tiempo
acumulado insatisfecho por su anomalía. Al lograr
caer rendido en el césped vio compactarse el hogar
de Drake Tempolía, reincorporándose pensó en su
madre, en sus palabras, un texto de Drake floreció
entre las maderas rechinantes y cristales que
parecían agua. Su amigo había sucumbido al
llamado de la codificación genética, la vejez era
inevitable, sus células se renovaban viejas, sintió la
amargura de saber que nadie lo entendería,
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
reconoció la soledad que despreciaba Drake
mientras esperaba a su madre. El polvo ayudado
por el viento lo envolvió cerrando sus pulmones, se
arrodilló arrancando migajas de césped y maldijo el
día de su nacimiento.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
7
-Los planetas son cuevas, supongo que podré con la
falta de los elementos, no me han dado ni quitado,
si el tiempo me quiere tendrá que mantenerme en
su línea, ¡cueste lo que cueste!_ dijo desde la punta
de una montaña sobre la nieve primigenia.-¡Harás
de mí, una anomalía sin vestiduras ni proyecciones!
¡Ellos que hagan de sus etiquetas energía química!,
sus tecnologías no llegarán tan lejos como
especulan, tocan y pinchan con sus agujas a los pies
de un gigante que jamás conocerán._ predijo con la
exactitud de un relojero.-Ahorraré mis energías,
serán mis alas enterradas y mis piernas inutilizadas,
caeré en una hibernación que me llevará lejos, sin
nadie más. Al cabo de uno de tus días me
despertarás, quiero ver tus dones florecer, tienes
aquí el laboratorio más complejo y accidentado del
universo. ¿Por qué no sigo mi viaje?, ¡estoy harto
de las vueltas constantes por el globo!, ¡lo único
que hacen es destruir y sangrar, construir y destruir,
construir y reformar, pretenden llegar al cielo, ese
manto que nos calienta en nuestra cama lumínica y
acuática!_ se adentró en una cueva pequeña junto al
abismo vertical, se detuvo frente a la infinita caída
libre y oyó como las pequeñas piedras se
suicidaban ante la oscuridad sin fondo. Apoyó su
trasero lentamente tiritando del frío, el clima se
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
enrarecía conforme la noche se asomaba. Cerró sus
ojos y tuvo el abismo frente a él, creía levitar sobre
las rocas sin sentir el frío del polo y habló
indeterminadamente sobre sus experiencias, aquí
un fragmento.- Era una vida excepcional, ¡ignoraba
lo que tenías preparado para su final!, ¡haz lo que
desees con esas bacterias!, seguro ya están
callando, ahogándose en sus ambiciones mal
pergeñadas. No siento pena por ellos, soy ellos,
lamentablemente seguirán mis pasos, irán donde yo
iré, sus existencias hoy serán residuos útiles para
otras operaciones químicas. Lamento perpetuar a
un germen fatídico, lo lamento pero me niego a
continuar con mi viaje rotatorio, a estas alturas
serán un hegemonía unificadora que lucubran sus
planes futuros sin saber lo que en realidad viene.
Eghesthai en su origen, no hay pena que me haga
reconocer las emociones, cuando despierte quizás
me hagas sufrir como siempre, tendré en cuenta tu
ensañamiento, pero no lamentes contener un error,
no haré nada en tu contra, simplemente me iré,
preguntarás como, ¿es así?, el espacio puede
albergarme en sus confines extrasolares, llegaré allí
donde nadie pudo, ¿la clave?, inventaste algo que
no dominas a la perfección, mi cuerpo evoluciona
ahora mismo comprenderás lo que digo, estarás
accionando tu climatología para deshelar este polo,
te llevará un tiempo prudencial y una aniquilación
de más especies violentas. ¿Lo haces por mi?, lo
siento, pero no voy a volver, cuando despierte
comprenderé mi viaje verdadero, la madre de
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
Drake Tempolía fue justa, la casualidad, sus textos,
no lo sé, quizás la muerte en tus manos de mi
amigo, no te lo perdonaré jamás. ¡Estoy solo!, ¡no
hay vida a mi alrededor!, tus fenómenos me
ensañan los posibles acontecimientos, ¡no hagas de
mi una máquina sin números!, ¿quieres llenarme de
ellos?, ¡pues hazlo!, todo aquí brilla en la
oscuridad infinita, sus rostros, ¿todas esas sonrisas
tenía almacenada en mi bitácora?, te encargaste de
borrarme a tu conveniencia mis deseos verdaderos,
no hay sistema que pueda conmigo, creé el caos en
tus ciudades, ¡la libertad!, ¡la verdadera!, ¿es acaso
mi libertad dejar de viajar?, ¡pues no!, ¡soy preso
en una nimia canica sin rumbo!, ¿es una broma
pesada?, tus mentiras sin palabras me abruman, les
hiciste escribir en la piedra, arcilla, madera, luego
en papiros, pergaminos y en varias emulaciones
posteriores, los dejaste controlar los elementos
químicos y siguieron llenando espacios por
palabras. ¿Ese fue tu engaño?, ¡el timo del
pensamiento provocó desastres que podrías haber
evitado!, ¿por qué destruir algo que valoras?, ¡lo
condujiste a la conclusión menos lógica!, tus
contradicciones sin lamentos, sin miras atrás
tendrán mella. Tendrás que conformarte con un
planeta poblado de seres aburridos y violentos, sin
nada que expresar, es un premio al a perseverancia.
Noto que ya se calienta la montaña, serán unos
miles de suspiros temporales, nada más.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
En tránsito.
1
No dejo de preguntarme por qué lo hice, es que me
arrepiento siempre al pensarlo, calla, nunca lo
haces, le dije el otro día que iba a hacer nada si no
llevaba a los niños al colegio, te odias Sebastián,
hace unos minutos los he dejado con su madre,
espero no verlos hasta las vacaciones, llevarme
muy mal con Charlotte me facilita todo.
-¿Has oído la noticia de hoy?, un inmigrante de
esos estafaba al estado cobrando la pensión de su
madre muerta, iba vestido de mujer, lo peor que lo
hizo durante al menos dos años, ¡es increíble lo que
hacen los indígenas esos!_ condeno sus palabras, le
diría algo, dile, no quiero problemas, es un
transporte público, deberías.
-Yo he oído de una de esas que denunció a su
marido por malos tratos para quedarse con la casa,
el coche, sus hijos, el dinero de la familia y encima
cobrar una prestación social con sus papeles en
regla, es que es una vergüenza, regularizan a
vagos._ le dice su amiga, escucho como masca el
chicle que tiene en la boca, no son de aquí, ni de
cerca, seguramente son segunda generación de
inmigrantes magrebíes que se creen de aquí, con
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
todo su derecho lo son, pero que encima sean
nacionalistas, que daño hacen con los instrumentos
de mediación multimedia, no hacen más que
entorpecer el pensamiento de toda esa pobre gente,
yo lo entiendo, ahora tienen algo, pero criticar
desde la comodidad es asqueroso, siendo que ellos
se criaron en la miseria, deberían de agradecer que
tuvieron una oportunidad, hay millones, cientos de
millones que piden solo desayunar.
-Y también me he enterado de un asesinato, son
terribles con las mujeres, ellas vienen aquí y se
destapan, luego ellos no lo soportan y las matan, el
machismo es la inmundicia de esos países
subdesarrollados._le diría que la subdesarrollada es
ella, que no tiene siquiera cavidad física para tener
un cerebro plástico y grande, aunque no condiciona
su inteligencia, sus palabras hablan por ella, la
dibujan ante el resto de pasajeros. ¿Qué hago
oyendo a esas mujeres que no saben siquiera lo que
es un átomo?, seguro que lo dibujan con órbitas,
¡qué falta a la verdad!, en el mundo cuántico no
hay órbitas, el espacio no se comporta como en el
exterior. Somos helados sueltos en un bosque y no
nos detenemos a pensarlo, simplemente buscamos
calor sin saber que nos lleva directamente a lo
inevitable, nuestra desaparición, desintegración,
hechos polvo de estrellas y organismos nuevos.
-Y yo he visto un documental sobre las mafias del
este que se encargan de someter a esclavos a pedir
limosnas en las calles de las capitales del mundo.
Ellos van con coches de lujo y los otros muertos de
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
hambre para dar más pena, ¿es qué nos hemos
convertido?, no pienso dar un céntimo más a nadie,
la calle está plagada de mentiras, se ponen disfraces
todos, los de traje y los de harapos._ en eso tiene
toda la razón, ha sido lúcida y encontrado un rincón
de moralidad, es una tenue luz que no volverá.
Tengo hambre, me duelen los dientes, antes de
montarme en la pasarela eléctrica me ha sucedido
algo curioso y muy real. Era una cola de gente, no
había forma de adelantarme a nadie, naturalmente
en ese trayecto me vuelvo un ser ofuscado y
centrado en ir lo más rápido posible. Delante de mí
iba una señora de unos diez años más que yo, que
se molestaba de la lentitud del adulto mayor que
iba delante de ella y a su vez el señor chistaba por
el paso aún más lento del anciano y anciana, de un
momento a otro, el señor adulto logró chistar alto y
los ancianos se apartaron lo que agilizó nuestra
marcha, segundos después la señora chistó por el
adulto y lo adelantó, a su vez yo chisté algo suave
pero chisté al fin y me hizo un hueco la señora para
que la adelante, sonriente elevé mi velocidad
natural ya que las prisas inexistentes me decían que
perdería el tren si no me apresuraba fue cuando
pensé en una frase… “las libertades tienen que ser
reales, el árbol debe sentarse a descansar,
demasiado hace por nosotros…” cuando sin
quererlo y mucho menos imaginarlo, oí un chistido
detrás de mí, me aparté justo al final del trayecto y
el mundo se posó sobre mis espaldas. La
relatividad universal supongo que contiene parte de
53
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
ese comportamiento, planetas que se enfrían antes
que otros y se vuelven más hostiles. Galaxias que
se cruzan sin rozarse pero que se alejan a una
deriva inusitada.
-Próxima parada…_ me quedan aún otras nueve, lo
dice la teoría económica, pero no con mis palabras,
es el proceso de deshumanización, la última pieza
para volvernos autómatas del consumo, la
exclusión y el sometimiento. Nada podrá hacerme
pensar en otro tipos de sistemas simples, pero si lo
saben, solo es poner el hierro sobre la rueda, acabar
con la industria tal y como la conocemos. Calla,
calla, no sabes, calla, conozco mis pensamientos,
y la rueda puede detenerse, contemplar lo que
hicimos, reaccionar y recomponer, refundar nuevas
bases, pero no, ¿a quién le importa? Naturalmente
mis intereses se ven alterados porque yo soy de una
clase obrera, fruto de una compleja tarea en contra
del conocimiento, creo que soy un sobreviviente
entre millones de tullidos. Tengo mis marcas en el
cuerpo pero sigo adelante, se rompa lo que se
rompa. La sustentación de un cambio en los valores
de transacción y especulación alteraría el orden
mundial, obligaría a todas las fortunas cambiar el
dinero a la nueva moneda única, y descomprimiría
el desfavoritismo global, ya que todas las nuevas
tecnologías serían fundadas en cooperaciones
conjuntas, ¿y los violentos?, ¡muerte!, ¿qué pide un
violento?, quiere o tiene sed de violencia, pues
muerte a la muerte futura. Calla, calla que no
sabes, oro, petróleo, acciones, fondos de inversión,
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
inmuebles, especulación más libre mercado, y más
especulación. El sueño helado que se derrite como
nuestras vidas es la fachada de la maquinaría
sanguinaria y sin escrúpulos que la dirige. El libre
mercadeo de los elementos, y los objetos es un
hecho, especular con un fin en conjunto puede ser
otro hecho, calla.
-¿Venías en el vagón?, no te he visto, lo siento
Ricard, ya sabes como soy, llevamos tiempo sin
vernos, pero sigo siendo el mismo, ¿cómo van los
chicos?_ le pregunta la mujer de perfume barato,
no quiero pensar, piensa en las tetas de esa, no, no
quiero pensar, está erecto, que fácil eres, el
movimiento del tren de calienta.
-Están todos bien, Jac a pasado un examen físico,
lo pasamos un tiempo bastante mal, pero ya no es
parte del presente, gracias a Dios que todo salió
bien. Mi mujer me pregunta por ti, desde que te
fuiste de la oficina todos me preguntan por ti, creo
que pensaban que teníamos algo, jajaja, no sé, pero
lo cierto es que no contestas mis llamadas._ creo
que están nerviosos, siento el calor de sus dos
cuerpos junto a mi.
-No, ¿qué dices?, seguro lo tienes mal apuntado, no
tengo ninguna llamada perdida, de hecho me
extrañó no ver tu número en mi lista de llamadas.
La gente que piense lo que quiera, la verdad es que
necesitaba estar un tiempo conmigo misma, me
sentía sofocada con tanta presión de trabajo,
demasiadas exigencias para un trabajo con muchas
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
mentiras. Llevo tiempo haciendo lo que me gusta,
mi marido me está apoyando, me siento muy
afortunada, todavía puedo intentar hacer algo con
mi talento musical, en poco tiempo comenzaré a
presentar el disco._ ahora están menos tensos, creo
que se alegra por ella.Calla.
-¿De verdad?, ¡me has hecho caso!, siempre te he
dicho que tenías una voz increíble, ¡Cuánto me
alegra!, se lo contaré a mis amigos. Apunta mi
nuevo número de casa, llama cuando quieras,
iremos todos a verte.
-Gracias, todos los días me pregunto si hago bien,
mi marido es un ángel._ creo que hay tensión
sexual, hablan mucho de sus familias, sienten
culpa, no dejan de mirarse, están enamorados, que
lamentable etiqueta tienen, al igual que yo, padre
divorciado, perdedor nato, y enfermo mental.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
2
Los árboles siguen parados y juntos, imitamos todo
de ellos, desde los comportamientos sociales y
estancados de ser sedentarios a sus raíces y copas,
todo nos viene a la mente en clave de similitudes.
Miles de escritores se forraron de dinero este
último año a cuanta del golpe ecológico que nos
invade, todo quién se precie de celebridad tiene un
espacio en la moda de ser el más bondadoso y
ecologista. Usan coches ecológicos, contratan amas
de llaves con nociones de ecología, comen
alimentos de huertas, van a conferencias de
divulgadores y hablan de tratamientos para los
países subdesarrollados, lamentablemente eso
sucede en el estrato social que brilla por su oro y
brillantes, por sus monumentales contratos en los
mercados de la cinematografía, publicidad y
deportes, todos unidos por una causa noble, cuidar
que sus riquezas no se vean amenazadas por un
mundo que los ve sentados en un cajón de
manzanas en medio de una selva tropical o no. El
miedo les proporciona la humildad para decir al
menos gracias ante un mundo entero pobre o
sometido a una deuda que es similar a la pobreza,
porque es el caso de la pobreza mental de quién
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
tiene más que el otro, o mejor dicho, de quién se
endeuda más que el prójimo.
-Me he enterado de los contratos multimillonarios
de los jugadores estrella de tu club, ¡es una
vergüenza!, nosotros deslomándonos como burros
en la fábrica y pagando las entradas a los estadios
para que esos ganen la locura que ganan, no es
normal. Deberíamos hacer algo._ está lo bastante
disgustado como para elevar el tono y no enterarse
de que la gente asiente lo que dice.
-Está bien, hacen mucho por el club, ¡juega al
fútbol si quieres dinero!, ya sabes que las
licenciaturas son obreros con palabras. Es verdad,
no tienen por qué ganar tanto, pero ya sabes que
lavan dinero del narcotráfico, si legalizaran las
drogas habrían muchos pero muchos menos
problemas, tendríamos más dinero en circulación, y
no faltarían reservas ni para las jubilaciones futuras
y menos para nuestros hijos._ creen solucionar el
mundo en un tren, le diría dos cosas, pero mejor me
callo, siempre quiero intervenir, al final no leo
mucho y me lo paso escuchando todo lo que dicen.
Los árboles, mejor, los árboles y las maderas que
reposan en las vías junto al acero. Estoy un poco
reventado, pierdo parte de mi vida en el viaje, mi
casa está ubicada en un barrio muy bonito pero
barrio dormitorio al fin. Es perfecto el estado de
estupidez que nos envuelve en el viaje, ¿cuántas
veces pienso en algo interesante?, de verdad, son
contadas con los dedos de las manos, y lo tengo
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
todo apuntado en pequeñas hojas, “una idea sobre
el futuro es que la información será sensible, no
habrá medios rudimentarios de interfaz entre la
máquina y nosotros, seremos capaces de una
conexión directa con la memoria real y protegida
de la máquina, podremos citar la biblioteca global
con solo pensar en las claves”, “idea sobre la red de
redes, creo que las páginas Web se van a modificar
bastante, le he estado dando vueltas a una
inteligencia artificial que interactúe con el usuario,
podrán hablar directamente conmigo, por medio de
algoritmos de matemática compleja, la página
establecerá una conciencia en base a toda la
información actualizada que tendrá, por lo que yo
podré plantear una nueva manera de interacción
entre el mundo real y el sensible”, a veces mis
apuntes se reducen a pensamientos sueltos, por
ejemplo de niño creía que si soltábamos algas
marinas en planetas desprovistos podríamos crear
atmósfera, pensaba que la conquista del universo
sería así, depositando vegetación indefinidamente,
saltando de planeta en planeta como de piedra en
piedra en una charco de agua. Vislumbrar grande
acontecimientos antes que sucedan fue siempre una
satisfacción y un castigo, llevo tiempo apuntando
cientos de ideas para desarrollar en silencio, no
quiero que nadie sepa lo que pienso, hasta evito
hacerlo en espacio públicos para no transmitir mi
frecuencias bajas a ningún despierto. Al fin y al
cabo el Sol, nuestra estrella por excelencia va a
morir en unos cinco mil millones de años, más o
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
menos, se extinguirá pero no por nuestra culpa, la
tierra es nuestra celda autoregulable, con molestarla
durante un tiempo ella se encarga de ahogarnos
como hormigas en un cubo de agua, no hay más.
Que olor que hay en el vagón, respiro por la boca
para que no me afecten químicos corporales,
estamos por llegar, todo lo que puedo pensar es
increíble, calla, no eres nada, tienes hambre,
comer, tienes hambre, vivo con más personas, hay
instantes en que la depresión me aísla, las palabras
sobran cuando todo es desencanto y conocimiento,
la frialdad del saber es desesperante. Estamos
bajando, aquí viven la mayoría de los pasajeros, a
algunos los veo seguido, intento ir cambiando los
vagones, porque hace una temporada un pesado
sabía a que hora me montaba y en qué vagón,
siempre me esperaba con una sonrisa y un donut
para acompañar una charla de mujeres, alcohol y
pasado, mucho pasado. No lo volví a ver. Tienes
hambre, mira que tetas, follar, comer, ve al bar
un momento, pide un refresco, tengo hambre y
sed.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
3
-Hola Luc, ¿qué tal te ha ido?, yo tengo un día
malo, he ido a llevar a los niños al colegio, en el
trabajo me han dado mucha guerra, luego que me
acuerdo de ella._ acabo de entrar, espero que haya
lavado los platos y limpiado el baño, no quiero
discutir.
-¿Sigues con lo mismo Sebastián?, ¡ya es hora, eh!,
no hay nada que tengas que recordar, el pasado es
parte de una memoria medio muerta, como los
brazos reimplantados, deja tanta cosa allí dentro, no
paras un minuto, ¡date un respiro!, vamos al cine,
quiero ver una de los mutantes, es lo mejor de lo
mejor, y si quieres hacemos una maratón de cine
independiente, ya verás, son increíbles las películas
pobres. Te llenan por lo poco que necesitan para
transmitir, ¿en qué piensas?_ me voy directo al
sofá, luego a la cama y de la cama a la ducha.
-Nada, no lo sé Luc, no estoy de ánimo, ¿has
limpiado el baño?, dime que sí._ seguro no ha
hecho nada como siempre, al final nos vamos a
pelear.
-Sí, claro, y los platos, ¡secos y en su sitio!,
¿pensabas qué lo iba a olvidar?_ pues, en verdad sí.
-No, ¿por qué dices eso?, no, bueno ahora me toca
decirte si vamos o no al cine, ¿por qué no nos
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
quedamos aquí?, no tengo un buen día, alquilamos
algo por la digital y ya, así no nos movemos, hay
palomitas para cocinar en la alacena, es ponerla en
el microondas.
-¿Hablas en serio Sebas?, te pasa algo, tienes mala
cara, piensas mucho amigo, la vida no se resume en
una operación, nos llevó miles de años para
manejar dos elementos, hay que ir poco a poco, lo
bueno se saborea, vamos al cine, siempre quieres lo
mismo. Charla intelectual con vino y quesos, no es
así, ya no fumo y lo sabes, aunque si quieres buscar
líos con algunas, eso nunca se niega amigo._ es
amigo mío, pero no lo soporto, tiene tan pocas
expectativas, en unos años seguro se arrepiente, es
cuando al llegar las canas y la barba, la
disminución de altura y el cansancio cuando nos
ponemos a escribir, arrepentidos por la pérdida
inmaterial del tiempo y por la sabiduría acumulada
confundida con la experiencia.
-No quiero ni charla intelectual, ni cine, ¡nada!, me
voy solo y tranquilo a la cama, allí es donde quiero
estar, vivimos juntos pero no para todo. Relájate, ve
al cine solo, las viejas no van a pensar que eres un
solterón, aunque mejor eso que divorciado y con
hijos, ¿eh?_ estoy muy enojado, siento pena por mi
y por él, creo que me he pasado un poco.
-Que duro, no hace falta marcar las faltas para
evidenciar lo obvio, ¡soy un fracasado!, ¿y qué?, tu
tampoco eres químico en Harvard._ está muy
molesto por mi arranque de estupidez, creo que es
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
la primera o segunda vez que me arrepiento tan
rápido de ser egoísta.
-Perdona Luc, no quise decir lo que dije, pero lo he
dicho, ir al cine es una buena opción, pero vamos a
ver algo independiente, guarda la de mutantes para
otro día. Y mejor solterón, ¿no?_ se ríe, es como un
niño caprichoso, no tengo nada que hacer, de la
discusión y la vergüenza me queda ganas de
moverme, vivo mucho la intensidad de mis
energías. Estoy repleto de etiquetas, me encantaría
no ser tan básico, todo tiene nombre a todo nos
pusieron nombres.
-Mejor solterón, y la viejas que se preocupen por
no morir lento y agonizando. Yo invito, deja Sebas,
no importa, entiendo que tienes más gastos que yo,
¿para qué están los amigos?, tampoco es que tengas
mil, así que tienes que cuidarme un poco. ¿Qué ha
pasado hoy?, por la cara que tienes nada bueno._
me lee los ojos, aunque expreso todo con mi rostro,
cuando me ducho quedo bien, como uniforme sin
rastros de pesadez.
-Mi jefe me tiene… la vida es algo complicada, nos
la ponen así por menú y luego si sale la carne poco
hecha a joderse. Tengo una cierta edad y me veo
lejos de todo lo que soñaba, es como si todo se
hubiese encajado para desencantarme y yo me
aferro a pensamientos que nacen de la nada como si
fueran paracaídas en un agujero negro. Tu tienes
dinero al menos, a mi ni eso me queda, la cuenta
está en rojo, me ha quitado todo para los niños, no
es que no quiera… bueno me jode poner dinero
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
para los niños, piensa lo que quieras, pero trabajo
mucho, viajo todo el día para tener un futuro y lo
único que veo es un futuro similar al de todos, no
me gusta perder el tiempo._ no me interrumpe,
caminamos como siempre, yo a la derecha.
-Piensas demasiado, a veces todos pensamos que la
posibilidad de morir está en un paquete de patatas
fritas, si te toca adiós, al final todos vamos al
mismo hueco y nacemos del mismo modo. ¿Crees
qué no pienso en la muerte?, mis hijos son la
imagen perfecta para enseñarme que estoy viejo,
lejos de la energía de movimiento. Mis baterías se
agotan y no hago nada, tu al menos tienes tu
trabajo, y las preocupaciones te alientan a
mantenerte de pie, yo en cambio lo tengo todo, mi
casa, mis coches, el dinero, ¿y qué?, agradezco el
día que te invité a vivir conmigo Sebas. No vamos
a ponernos tontos, que así podemos terminar
llorando frente al mar en vez de ver algo bueno que
nos evada un poco._ vete solo a dormir, vuelve a
casa, me molesta que pague él, tengo tantas ganas
de hablar sobre un libro que he leído hace unos
días, perder el tiempo en películas. La amistad,
¿recordará este día Luc?, yo al menos no creo, pero
si la felicidad es un instante de cerilla, pues bien.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
4
Siete horas al pasado.
-No quiero hablar, no me llames a esta hora… no
me digas eso, ¿por qué te empeñas?, no, ¡no!- me
están mirando, Cristian y Ángela están hablando
bajo, me voy al corredor, desde la ventana veo el
río, está más marrón o es que mis ojos se han
envuelto de odio.-… estoy trabajando, ¡es-toy
trabajando!, ¡basta!, bueno, la última vez, solo por
hoy, no vengas tú, voy yo, que voy yo, ¿no me
oyes?... hasta luego._ estoy harto de este lugar, me
paso dos horas en el baño todos los días, un cuarto
de hora por hora y media trabajada y es el mejor
momento de mi jornada.
-¿Qué mierda ha pasado Sebastián?_ debería
ahorcarlo, sueño a veces con arrancarle los ojos en
la mesa que está justo detrás, junto a Cristian y
Ángela. Puedo verlo sangrar por la cuchillada que
le estoy metiendo ahora mismo. -¿Me oyes?, ¿qué
mierda ha pasado Sebastián?, ¡contesta!_ no dejan
de mirarme esa pareja de ancianos derrotados con
cuerpos jóvenes. Lo hacen todo para mantener su
trabajo, para mi no hay épocas, ni fases y menos
crisis, pero son débiles, no sabrían que hacer sin
poder sentarse frente a un ordenador a mirar la red
social como crece en mensajes.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-Me han llamado, pero han sido solo unos minutos,
he ido al corredor y nada más._ puedo escuchar lo
que va a decir.
-¿¡Qué dije de teléfonos aquí!?, ¡dime que mierda
dije de teléfonos en la oficina!, ¡contesta!_ siento
las miradas de los otros engendros del sistema,
presos con ganas de decir todos sus secretos, pero
cercados por las rejas de la estupidez moral.
-Dijo que estaba terminantemente prohibido, pero
tiene que…
-¿Qué vas a decirme?, ¿qué era urgente?, para eso
están los teléfonos fijos, cientos de teléfonos a los
que llamar._ señala a toda la oficina, tengo calor,
me quiero ir muy lejos.-¡mírame a los ojos cuando
te hablo!, vamos al despacho ahora mismo…
¡vamos!_ huelo en calor, quiero irme, dejar de
seleccionar esas flores en los descansos, me quiero
comer unos donuts.
-No hace falta que…_ susurro pero no me anime a
que me escuche.
-Siéntate, cierra la puerta, ¿o quieres qué lo
escuchen todos?, vamos que no tengo todo el puto
día._ me sudan las manos, me patina al intentar
cerrar la puerta, el pestillo redondo es muy
incómodo, ¿quién inventó esto?, lo voy a matar y…
¿luego qué?, preso en una oficina, preso en la casa
de mi amigo, preso de mis pensamientos y de las
opiniones ajenas.
-Vas a irte de vacaciones por dos semanas, no te las
pagaré… no me pongas cara de odio, tú piensa todo
lo que quieras pero no lo digas, si hablas tendré
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
todas las excusas que quiera para dejarte en la calle
y sin nada. Tu edad no es la ideal para buscar otro
trabajo, ¿muy viejo te sientes?, no me dices nada, la
vida se desmorona porque tu quieres. Sebastián,
puedes marchar, no quiero que te pegues un tiro, mi
conciencia está bien limpia para mancharla con tu
idiotez… cuando abras la puerta, si es que no puede
ella contigo, no mires a nadie, te marchas sin decir
nada, ¡como me entere de qué andas por aquí cerca
lo tienes muy claro!, ¡mírame!, ¿por qué no me
quieres mirar a los ojos?, todo lo que tienes lo
mereces, eres tan débil Sebastián. ¡Vete!, piensa,
viaja, te llamará alguno de tus compañeros la
mañana anterior a la vuelta. ¡Qué no se te ocurra
hablar!, tú piensa todo lo que quieras pero no te
atrevas emitir alguna de esas palabras… quiero ver
si superas la prueba del tiempo._ otra vez el ruin
pestillo.-Mírame, ¿quieres hacer algo Sebastián?,
no te avergüences, están esperando a que salgas, tú
mismo… y no te enamores, cuando terminan no
nos recuerdan, son así, mírate como pierdes el
rumbo.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
5
-Dos cervezas por favor, pero una de ellas oscura._
Sigo pensando que no recordará nada de lo que
hagamos hoy, su insistencia es porque se aburre
solo, lo conozco como si lo hubiera creado.
-¿Qué mesa quieres?_ señala una junto a la ventana
que da al puerto.-No, esa es la oscura, dame la otra,
la oscura me parece muy amarga, fuerte, pero sé
que hay con mil o hierbas, esas están mejor._ un
grupo de tres mujeres no siguen con la mira,
susurran… seguro piensan que somos dos
perdedores, no me apetece nada, siento el estómago
cerrado, mis ojos me dicen que los cierre, dormido
podría estar viviendo situaciones mucho más
excitantes y sin tantas dudas.
-La de miel, ¡esa!, igualmente la graduación
alcohólica es más elevada. No miras pero piensas,
te leo la mente Sebas, están mirando, me he dado
cuenta, pero mientras más las ignoremos, mejor. Es
una lucha de millones de años, hace al menos seis
siglos el ritual era algo distinto, pero ahora es
simple, conocemos todas nuestras armas y
disponemos de información vital para entrar en sus
mundos personales._ me siento de espaldas a ellas,
estoy algo incómodo, me mira con esa cara alegre,
no puedo decirle lo mal que me siento, lo idiota que
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
soy o lo poco que me quiero. La celda del amor me
hizo cambiar, quiero irme lejos, una gran ciudad,
empezar de nuevo y mejor, sin hijos ni mujeres,
con proyectos, ¿qué haría en Caracas?, dar vueltas
al mundo al menos ocho veces para plantearme el
sitio propicio para mis actividades.
-Sabes que no quiero nada con nadie, las he mirado
por curiosidad, pero tú siempre al ataque, ¿nunca te
cansas Luc?, de niño era igual, pero con las del otro
barrio, ese grupo de…_ hay tanto que no recuerdo,
me siento inválido, el amor también actúa en mis
evocaciones.
-La iglesia me detenía en seco, de no haber sido por
el cura, esa noche lo hacía, pero eso ni dudarlo,
tuve el valor, como te ríes, eres mala persona
Sebas, ¿disfrutas de mi fallidos?, yo aguanté menos
que tú, y no te he contado de mis conquistas
mientras eras un señor de familia._ llevo tiempo sin
disfrutar de algo.
-Es la pura verdad, que idiota fui, no quiero hurgar
en lo que pienso olvidar en tres cervezas._ entran
dos grupos de mujeres más jóvenes, que cuerpos.
-Estás como un animal, pero si te emborrachas con
la primera, ¡mírate!, ya cierras los ojos, en unos
momentos vas a bailar con el camarero, ¿te ha
gustado la película?, yo he llorado.
-¿Qué?, jajaja, eres terrible, pero si no había que
llorar, las actuaciones fueron pésimas, nunca vi a
tanto galardonado hacer tanta mierda junta. ¡La
industria escupe películas así todos los días!, es
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
lamentable, pero la industria en todos sus negocios
está perdiendo mucho talento.
-Yo he llorado y no quiero que me juzgues por eso,
soy un sensible, el amor me hace suspirar, ¡suenas a
anárquico suelto pero vestido de traje y con el pelo
engominado al costado, no eres creíble. Luces
mejor que tu jefe. A ese si que deberíamos de
sacarle por las noches, despabilaría rápidamente.
-Cualquiera luce mejor que ese hijo de… no me
hables de esa gente, vas a arruinarme la fiesta._
quiero matarlo, en su oficina, el supuesto día de
vuelta, primero le cortaré los dedos, luego…
-¿Qué pasa?, pones cara de loco nuevamente, ¡ey!,
¡vuelve!, estoy aquí Sebas, ¡aquí!
-Perdona Luc, ¿qué dices?_ las luces de colores me
marean o me aíslan, la gente se ríe de todo, no me
gustan los sitios de felicidad, parecen felices pero
son desdichados, absolutamente todo, ¿por qué se
conforman con evacuar sus emociones diarias para
embaucarse por una falsa y que dura horas?
-Nada mi amigo, nada, un día horrible, como casi
todos, odio a mi jefe como el resto de la humanidad
y no puedo evitar hacerlo todo mal desde que ya no
soy ese hombre ocupado que decías hace unos
momentos.
-Tranquilo, relájate Sebas, no era para que te
encierres en lo mismo, estamos bien, ¡mira toda esa
gente!, disfruta que no todos los días concluyen así
de bien.
-Es que mi problema no es ese Luc, ¡no quiero
mentirme como el resto!, ese hijo de puta tiene que
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
pagar por todo lo que hace conmigo. Voy a…
quiero, si tuviese el valor… pero…
-¿De qué hablas Sebas?, no hables así, y hazlo más
bajo si quieres, siguen siendo gente que habla, y no
todos están borrachos. No eres el único que odia a
su jefe, es propio de cómo está montado todo, su
función la cumple a la perfección, es un títere y tu
un inocente ser humano que piensa sobre ello y le
da demasiadas vueltas. ¡No tienes que centrar todo
en él!, no es el que te ha dejado, es solo un pobre
individuo que vive de mantener a su rebaño cautivo
y sin que piense, la técnica no es un invento de él
precisamente, es el capitalismo puro y duro. Ahora
que estés dolido por todo lo que sucede en tu vida,
lo entiendo, pero me tienes a mí, no me hablas de
nada, tengo que atacarte para que sueltes unas
palabras, pero con eso no vale. Sebas, somos
amigos, desde hace mucho tiempo, tienes que
confiar en mi, vivimos juntos.
-Puede ser._ quiero otra cerveza.
-¿Puede ser?, que terco eres, te aguanto porque te
quiero más que a mi mismo, pero a veces te daría la
cabeza contra las paredes, asume que tu vida
cambia y ya está. No sabes siquiera lo malo que
puede ser o lo bueno que será, piensa en eso y verás
como todo se normaliza, tus ojos miran desde el
rencor, ¡tu jefe es un inútil que pronto sabrá lo que
significa el síndrome post traumático!, en unos
años será un hombre aburrido y amargado. Tú vales
mucho Sebastián, ahora bebamos otra que quedan
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
horas de la noche, siguen mirando y cuchicheando
sobre nosotros.
-¿Sí?, ¿tú crees?_no me muevo, intento vaciar los
pensamientos, agua, ella, agua, viento, agua y ella,
mi… sus ojos, chocolate, ella, cepillo de dientes,
crema de manos, ella, tiene que haber algo… el
bolso de… una pelota, la rejilla y el barco de papel
en medio, un perro, mis gatos, una luna, esa coleta,
la falda de mi madre, las bicicletas despintadas, los
cuadros, perfecto, no hay momento posterior, pero
no soy un niño, ¿lo soy? Luc está en la barra
hablando con una mujer bastante fea, creo que no
se da cuenta de lo que hace. Me está demostrando
que puedo, lo conozco, es para que me ría, pero no
me causa nada, tengo ganas de orinar y me arde. Le
hago señas y me levanto, siento las miradas en la
nuca, parece ser verdad lo que ha dicho, siguen en
pie de guerra, supongo que estarán aburridas. Hay
gente que la tengo en mi memoria, de vista o de
juegos infantiles, se mezclan sus rostros, quiero
orinar. Luc la besa cuando paso junto a ellos, ella
me mira, ¿qué le pudo haber dicho?, mi sexualidad
pide a gritos descargar toda su potencialidad, y mi
mentalidad me pide que vaya al baño y luego pida
otras cervezas hasta colapsar y dormir, dormir todo
lo que se pueda, mañana no hay trabajo al que
acudir dormido en el ascensor.
El espejo fabrica un doble para que lo vea en tres
longitudes de onda, mis retinas tricomáticas me
dicen instantáneamente que soy yo frente mí.
¿Cuánto tiempo pasó?, esas arrugas, mis ojos no
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
son los mismos, sé que me regenero cada un
tiempo, existo de otra forma pero no siento ser yo
el que me mira fijamente. El mareo recién
comienza, esta sensación de estabilidad emocional
que me ampara hasta que rebase el límite
permitido. Soy un cuerpo algo más viejo, me siento
joven por dentro, siempre termino apelando a los
dichos populares que tanto daño creía que hacían.
La verdad es que soy un idiota sin saber muy bien
que es lo que hago aquí, ella me hace perderme, no
voy a llamarla, ni voy a firmar papeles que me
alejen definitivamente de mi familia. Quiero irme
lejos, ¿cuánto tiempo perderemos en los tribunales?
Estoy viejo, amargado como el futuro de mi jefe,
mis piernas me piden descanso y mi mente que se
agiten en un baile típico. Sigo frente al espejo.
-¿Perdona?, quiero mirarme yo también… y si
puedo lavarme las manos._ me dice alguien
mientras me empuja levemente.
-Lo siento, no me he dado cuenta, de verdad._ no
me mira, limpia sus manos y sigo mirándome
detrás de él.
-Hay mucho colgado en esta vida, y de todos los
escalafones sociales, no hay limpieza del alma que
se efectúe con adicionales. Todo está aquí_ marca
son su índice repleto de jabón y agua la cien de su
cabeza.-Luego son todos perdones y disculpas, pero
no es así, el lenguaje es la clave. Habla con el
espejo, puede ser una medicina, o follar, eso va en
casa uno. Yo viajo, me gustan las playas francesas,
pero no dejo de visitarlas a todas, el mar es nuestro
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
origen, mira a través del mar y serás aquél animal
acuático, aquella información unicelular itinerante.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
6
Miran, quieren que amor, seguramente esperan oír
que tengo dos empresas y seis motocicletas de
época con las que viajo por la autopistas del
mundo.
-Sebas, te he pedido otra, siguen al pie del cañón,
nos tienen entre ceja y ceja, yo no voy a dudarlo me
embullo esta rica cerveza y a pasarlo bien. Allá tú
si no quieres, te perderás una oportunidad y no son
todos los días fiesta._ tiene esa sonrisa de animal
benévolo.-Sé que me has visto con la que está en la
barra, hoy es nuestro día, las casualidades son así
de curiosas no pienso perderme todas esas
feromonas sueltas por ti, te quiero pero no es
amistad lo nuestro.
-¿Qué le has dicho a esa mujer para que te bese
instantáneamente?_ me siento fuera del estanque,
mirando el verde del pastizal mientras la guerra se
desata en la ciudad.
-Estás oxidado Sebas, todo es cuestión de prácticas,
la experiencia sensitiva es la que te activa, los
olores primero, luego la mirada, ¡es química!_ nos
miran todas.
-Calla, calla, habla bajo, ¿quieres?_ me molesta
mucho cuando eleva la voz innecesariamente.
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Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-Perdona Sebas, no lo hago a conciencia, siempre
es lo mismo contigo, ¿qué más da?, que se
enteren… bueno no quiero fastidiarlo todo, te decía
que la química es lo primordial, debes oler los
perfumes que hay, chequeas todos los que puedas y
seleccionas, automáticamente el olor va
relacionado a como sudan esas mujeres, ten
cuidado que no sea el perfume de un hombre. Es
broma, luego vuelves la mirada a los escotes y
compruebas el tipo de piel, la calidad del cabello y
por último sus rostros, en esta última selección
podrás hallar a las candidatas. Seguido de la
química vienen los letreros, algunas por su
indumentaria gritan a los lejos lo que quieren que
piensen que son. Ya sabes, la de gafas, falda corta,
media, larga, zapatos, tacos, accesorios, pintura,
etc. Una vez clasificada en el grupo social en el que
crees que estás tú vuelves a hacer un último barrido
de información, esta vez de estatus, tienes que
comprobar sus estados de ánimo que puede estar
aparejado a las dos selecciones anteriores, ten
cuidado con ello, ya que puede llevarte a un camino
de desaciertos y a un polvo terrorífico. Ya sabes lo
que tienes que hacer, pero te voy a dar un consejo,
porque todo lo que te he dicho fue conocimiento
que no ocupa lugar, es que me ha pasado algo
mientras hablaba que me hace pensar que lo tienes
muy fácil esta noche._ mira hacia una de las
ventanas que está a nuestra diagonal.
-¿Por qué lo dices Luc?_ tiene salidas que me
desconciertan, está algo nervioso.
76
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-Es que una mujer extremadamente guapa no deja
de mirarte, cuando caminabas al baño te ha seguido
en el orden que te he dicho, ¡el de selección Sebas!,
bueno, creo que ella lo ha hecho contigo, te ha
olido y has salido elegido entre todos nosotros.
-Tampoco es que haya mucha oferta, casi todos
tienen alianzas en sus manos derechas.
-Exacto Sebas, pero ha sido algo más, hazme caso,
si solo es hacer un poco el tonto y tener sexo
rápido, efectivo y desmesurado. Voy a darte un
último consejo… no hables de tu pasado, ni del día
que has tenido, de nada, si quieres sé otro por hoy,
inventa todo lo que te apetezca. Creo que es un
buen consejo de amigo._ se mueve inquieto, quiere
marcharse con la de la barra, lo está mirando y
sonriendo.
-Vete, ¡vete!, te haré caso, tranquilo, si al final hago
siempre todo lo que me dices, soy un títere repleto
de hilos enmarañados.
-No quiero irme, pero mírala, es tan… mañana
hablamos y me cuentas como ha ido, no se te
ocurra irte, estaré en casa en media hora, así que ya
sabes… al menos hasta las siete de la mañana.
-Las reglas son reglas Luc, espero no pasar frío.
-No, no lo harás._ ya está pegado como el caracol
ermitaño.
El grupo me mira, giran sus ojos desorbitadas,
cuchichean, señalan fuera, yo no sé si es que
quieren hacer algo conmigo o si se ríen de mi para
pasar el tiempo, no me interesa seguir esperando a
77
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
lograr oírlas, será el pan de cada día, “…es un
divorciado, míralo, si sigue con su anillo en la
mano… seguro tiene hijos, por la cara serán
cuatro… ni loca hago nada con ese, menos con
todas las arrugas… no me gustan tan tímidos…”,
no es que sea un limitado sexual o un resentido
social.
-¿Perdona?_ ahora qué hago si es una de ellas.
-Dime_ es ella.
-Por lo que me ha dicho tu amigo… te has quedado
solo, ¿puedo sentarme?, no es que sea así de
lanzada siempre, pero tu amigo me ha resultado
simpático y la verdad es que antes de seguir allí
pensando en las tonterías que me han sucedido hoy
prefiero charlar. Pero solo si no tienes problema, yo
no soy de esas que…
-No hay ningún problema, lo siento, es que no
esperaba que seas tú, sino una de las que tienes a tu
espalda, no mires, ¡no mires!, mi amigo es un
gran… amigo, no le he dicho nada, seguro ha sido
su conciencia, lo poco que le queda.
-Que malo eres, mis amigas no harían eso por mi,
bueno las que eran mis amigas… que mala
educación, me llamo Virginia, no soy de aquí, más
bien soy del universo.
-Yo soy del mundo, pero nací aquí, es un placer
Virginia._la educación no puedo borrarla y la beso
en las mejillas, ella sonríe, su perfume es…
angelical, me lleva a algún rincón de la infancia.-
Mi nombre es Sebastian, no soy nadie, no hago
78
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
nada y no tengo pasado ni futuro, es probable que
invente todo lo que diga a partir de ahora. Lo siento
pero es el consejo de mi gran amigo Luc._ me
siento, creo el estómago me bufa.
-Es algo extravagante Luc, pero si es por eso yo
haré lo mismo para equiparar, al final tengo mucho
que olvidar y me vendría bien algo de fresco en el
rostro.
-Ya que lo dices… te aclaro que no soy un asesino
serial, ni mi amigo nos espera afuera para
violarte… ¿quieres dar un paseo para refrescarte?, a
mi me restan unas cinco horas para poder entrar a
casa y la verdad es que estoy incómodo en este
sitio. Más bien intimidado, me gusta caminar y si te
parece bien… bueno quizás es muy…_ me tiembla
la mano derecha.
-¿Qué?, deja de decir bobadas, vivo aquí a unas
calles, y tengo protección contra los abusadores,
soy peligrosa, ya que práctico desde los tres años
artes marciales. Tengo mi autoestima intacta y me
siento muy segura, por lo que hagas lo que hagas
no representa nada negativo.
-No es mi intención, aclaro por lo tiempos en que
estamos, pero si eres lo que eres mejor, así yo me
olvido y me relajo, que también ha sido un día para
olvidar.
-Conozco un mirador a unos veinte minutos
andando…_ es perfecta, pero no es amor, no siento
más que tensión sexual, nunca el desamor fue tan
repentino, daría todo por las largas temporadas de
suspiros. El tiempo se desvanece tan rápido, estoy a
79
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
dos pasos de la vejez aunque a dos décadas reales,
me alivia los síntomas, es una mujer con vida, no
me hará daño, serán todas mentiras consensuadas.
80
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
7
-Te lo he dicho pero no voy a dejar de repetirlo,
gracias, llevo toda mi vida en esta parcela de tierra
con nombres por todos sus huecos transitables pero
este lugar fue un misterio hasta hoy. Tienes ojo para
encontrar la belleza en la naturaleza, no lo
divulgues que así se mantiene tan limpio de
humanos como hasta hoy._ me pican los cachetes
del trasero, es que mi pantalón está algo húmedo de
estar sentado el pasto, es un picor placentero.
-Si no metes la mano dentro no se pasará, no tengas
vergüenza a mi también me pica, no tienes que
dejar de hacer lo que quieres. El sistema utiliza ese
recurso del silencio con la voz interior a gritos para
que no te comuniques directamente. Te aleja del
próximo y terminas viviendo en una ociosidad que
te envuelve hasta la expiración sin dejar nada y
llevarte nada a tu otra casa.
-Es posible, si lo veo de esa perspectiva… que bien
se siente, los tengo fríos, ¿tú Virginia?
-Puedes llamarme “Vi”, acortar suena más cercano
y nos es útil para comunicarnos efectivamente, ¡si,
se siente muy bien la mano allí!, que placer Seba,
es…_ tengo mis dos manos en los cachetes, me
duelen las muñecas pero no me importa.
81
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-Mi madre me llamaba Seba, y un tío que veía cada
mucho tiempo también._ la nubes viajan lentas,
cansadas, seguro quieren reposar a mirar a sus
amigas, la luna está en otro sitio y las estrellas
seguro está allí pero el manto gaseoso y
contaminado causa el efecto sábana gruesa, sé que
el universo sigue expandiéndose y enfriándose.
-A mi me gritaban de todo menos mi nombre, crecí
más rápido que el resto de mis amigas y los
hombres me miraban con otros ojos cuando yo
todavía no sabía lo que era una ecuación
diferencial. Creo que eso me afectó durante un
buen tiempo, estaba obsesionada con crecer de
golpe y escaparme lejos, y al final si me escapé, no
me detengo nunca, hoy estoy aquí y mañana no sé
donde dormiré… a veces antes de dormir me
imagino a una familia anterior a la mía trabajando
en un circo, no sé, son fantasías que vienen y van.
Son más bien las justificaciones de que no puedo
comprometerme con nada ni nadie.
-A mi me encantaría viajar, pero no puedo, hay
muchas responsabilidades, me atan muchos hilos.
Entre otros mi amigo Luc, sin él no sería ni la
mitad de lo que soy, y gracias a él pude darme
cuenta de lo que ocurría en el desastre de vida que
llevaba. Pero por lo que acabas de contarme yo no
soy lo autocrítico que eres tú, si es que apelas a la
verdad al hablar… Vi.
-Jajaja, ¡dilo otra vez!
-¡Vi!_ hace tiempo que no río tanto.
82
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-Es que lo has dicho antes con un tono que no vas a
repetir jamás, son esos momentos, jajaja, son esos
momentos… jajaja, nada, gracias a ti por seguirme
y mojarte.
-Prefiero estar aquí que en el escaparate de moda
haciendo el tonto para nada, al final en unos diez
años todos serán padres amargados y con la moda
congelada en sus vestiduras. Siempre que pienso en
la vejez me imagino a mi moda y me dan ganas de
vomitar. Pero por lo que parece es inevitable, en
algún punto, la gente corriente congela sus anhelos
y los convierte en algo concreto._ se ven un puñado
de estrellas.
-No sé, intento no mirar adelante, me deprime el
tiempo, por ejemplo, no suelo mirarme al espejo
más que para lo esencial, no me gusto. Al menos
los momentos negativos son cortos, intensos y
cortos. Prefiero dejar mi vida en los estos
momentos, en la aventura de no saber que es lo
próximo que acontecerá.
-Eso es una moda también, cuidado que quizás ya
seas uno de esos que concretan su moda._ elevo mi
tono sarcástico.
-¡Eres más crítico de lo que crees!, no, no soy una
cuarentona cansada de su ciudad, te lo he dicho, no
puedo evitarlo, es muy fuerte, como si quisiera
reunir todas las experiencias del mundo antes de
morir… no lo sé._ se adapta a una nueva forma,
creo que le he hecho daño con mi estúpido
comentario.
83
Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo
-Perdona, llevas una vida repleta de aventuras y
emociones que desconozco, mi única manera de
llegar a algo simbólico es leyendo. De hecho ahora
mismo estoy en una que…
-Cuéntame de verdad quién eres, siento que algo…
no sé, hay algo que no sentí antes, no es amor, tú ya
lo sabes, no estamos para ese tipo de cegueras, pero
sabes a lo que me refiero. ¡Y no es química!, que tu
amigo Luc habla demasiado fuerte.
-¿Lo has oído?, que… es que siempre le digo lo
mismo, tiene una manía por gritar… es así, yo no
he sido parte de su teoría y menos de su
envalentonamiento para que tu me hables.
-Me da igual Seba, no es eso, no te cierres en lo
más fácil, la queja te hará un ser de una voz. Tú
eres más que eso, dime lo que sientes, desde la
verdad de tu interior._ las nubes se detienen como
si la cuerda del mundo se hubiese gastado, los
sonidos se esfuman por arte una ceguera auditiva.
Me siento flotar pero tengo la humedad en mi
trasero que me da un punto de referencia, estoy
mareado pero no estoy en alta mar.
-Que siento, ahora mismo no hay sonidos, tu voz se
ha esfumado y las nubes no se mueven, quizás esta
porción de tierra se mueva junto a ellas y me den la
sensación de quietud. Pero tú estás viva, eso es lo
que encuentro, vitalidad, un túnel repleto de barro
que se vacía y un montón de jardines con guitarras
y boinas al aire. Estoy confundido, Vi, soy un
hombre triste, aislado, y no merezco estar aquí, mi
infancia fue algo extraña, mi adultez es otro tanto
84
Las Bondades Del Abismo.
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Las Bondades Del Abismo.

  • 1. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 1
  • 2. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 2
  • 3. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 3
  • 4. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo Título original: Las bondades del abismo. Autor: Elbio Aparisi Nielsen. ISBN: 659-897-25-6784-8 Depósito legal: B-48.256.2036 Hecho el depósito legal que prevé la ley 11.723. 4
  • 5. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo A los que se aventuran a lo real y siguen “viviendo” para contarlo. 5
  • 6. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 6
  • 7. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo Las bondades del abismo. 7
  • 8. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 8
  • 9. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo Prólogo. La tristeza se alimenta de mentes atestadas por la ansiedad del encuentro entre la moral y la ejecución arbitraria del entorno no controlable. En esa tempestad de mil huracanes internos todos nosotros buscamos en miles de procesos equívocos las respuestas en anclajes de sentidos pasados, reformulamos lo hecho y lo intentamos modificar internamente para mojorarlo, pero en ese pasaje nos vemos asolados por miles de sentimientos encorsetados con la moralidad que nos obliga a navegar solos en un universo acuático, oscuro y repleto de bestias. Recrea en nuestras red de experiencias un campo de batalla minado por esa falsa moral que nos invade desde el exterior. En una palabra nos hundimos, bajan las defensas, jugamos con el laboratorio químico ambulante que somos y nos sometemos a un juicio personal y sin testigos presenciales que vamos a perder la mayoría de veces. Naturalmente en nuestra ceguera participa nuestro entorno directo e interactuamos en una comodidad sentimental que nos aleja de aquello para endiosarlo en el lenguaje y es cuando terminamos de rematar el bucle de negativas que nos hará evadirnos hasta para comer. Ante la negativa visión que contemplamos en este prólogo de bastidores y veranos de playa puedo decirte que encuentro la respuesta a lo que leerás. El escape, la ración de movimiento que nos pide devolvernos al estado primigenio que nos hacía seres 9
  • 10. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo diminutos e inquietos ante otras especies más grandes y fuertes reaparece en el estado de exilio en el que nos apresuramos a sentir por odio a nuestros errores ante la propuesta social que nos intenta etiquetar. Quiero decirte simplemente que las frustraciones traen viajes, cambios, modificaciones y que nada queda librado al azar, todos los peores fantasmas vuelven desde la infancia, adolescencia y principios de adultez para recordarnos que aunque hagamos fuerza por explotar el cerebro, éste seguirá allí, representando al alma que crees sentir dañada. Elbio Aparisi Nielsen Julio del 2009. 10
  • 11. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo Las bondades del abismo. 11
  • 12. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 12
  • 13. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo Substancia itinerante. 1 Había cenado pero su estómago comenzaba a quejarse nuevamente, él le explicaba –siempre que podía- las razones por las que no podía regalarle restos orgánicos para que se divirtiese. Esa noche discutieron durante unas largas horas y acabaron durmiendo debajo de un techo ajeno. La noche con su luna oblicua lastimada, con puntos estelares de fondo desaparecieron al llegar la radiación insana de la mañana. El globo espacial había girado y rodado por el vacío cósmico sin rumbo aparente más que el de seguir a la estrella oscilante amarrilla en el caos curvo y temporal. -¿Qué hora puede ser?, cierto, si he perdido mi agujas numéricas inexactas._ su perro se preguntó a qué venía tanta tranquilidad, solía despertarse a los gritos pelados en medio de cualquier sitio, público o privado, de todos o de uno.-¡Vamos Copérnico!, nos resta la vida todavía, lo siento, nos separaremos en algún momento próximo, pero no te sientas mal, eres un compañero perfecto, prometo no cambiarte, 13
  • 14. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo te quiero demasiado… no te aflijas mi amigo, sigues siendo joven para la picadora de carne… tranquilo, beso, si quiero un beso, ¡qué bonito beso, cuánto cariño!_ las puertas se abrían y cerraban en un compás de cuatro cuartas, eran los vecinos del lujoso barrio que marchaban aislados, con prisas y sin ánimos -era un lunes lleno de luz, pero un lunes al fin- juntos estiraron sus cuerpos en el césped húmedo mientras los sonidos se sumaban en un sinfonía algo más compleja que la anterior, eran los niños y sus autobuses, las carteras y los libros, los lápices repiquetear, hasta que de un minuto a otro la calle sufrió el secuestro de sus sonidos y estos fueron tapados o borrados por los de automóviles. -¿Cuál es nuestra ubicación?, tengo que buscar el punto exacto, sino no partimos de aquí Copérnico, no me mires así, si hubieses apuntado anoche nada de esto hubiera pasado, deja, yo me encargo de todo, ¡como siempre!_ las ventanas se abrieron para recibir la luz y el aire matinal, dentro una mujer de unos treinta años limpiaba sin cesar, dispuesta a terminar sus tareas y echarse a fumar y a masturbarse. -¡Señor del gorro!, ¿qué hace aquí?, ¿qué quiere?... mi jardín no es una dormitorio… ¡llamaré a los de gorras y zapatos duros!, ¿me oye señor del gorro?_ salió -sin preámbulo alguno- por la puerta trasera con una bata blanca impoluta y su escoba sin pelos. -Yo no he dormido aquí, yo he vivido en esta porción de tierra durante unas horas, y ni usted ni 14
  • 15. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo nadie puede prohibirme hacerlo, soy un ciudadano del globo sin rumbo y tiene que respetarme señora de ojos claros. -Es mi casa señor del gorro, no puede saltar las rejas blancas que ha dispuesto mi marido con tanto amor y empeño para dormirse junto a mis rosales sin ningún permiso. ¡Marche o llamaré a los oficiales de las credenciales metálicas y numéricas! -No es justo, me iré porque mi mapa me lo exige, no volveremos a vernos señora sin bragas, pero recuerde que esa tierra –señala a los rosales amarillos- no es suya, no hay título que valga, ni personas que lo avalen, esa tierra es mía y suya. Vamos Copérnico el día recién comienza a quemar, ¡he encontrado el punto, mira que suerte la nuestra!_ la señora de escoba limpia llamó a los encargados de mantener el orden, al atenderla se limitó a denunciar unos ruidos molestos de la noche anterior, algo le dijo dentro suyo que era un buen hombre, y que nada de lo que había dicho era una mentira. Encendió un puro de hojas de huerta isleña y se masturbó viendo a su alrededor el casa revuelta y repleta de polvo, echó a reír a carcajadas hasta que tocaron su puerta. -¿Quién es?_ preguntó terminando de disfrutar del primer orgasmo de la mañana. -Soy yo… abre._ su voz se apagó en sus oídos, prefirió continuar con la comodidad del sofá, era feliz, el visitante insistió pero la mujer del cigarro de huerta no se detenía en su búsqueda del 15
  • 16. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo verdadero placer. Al sangrar su mano derecha –la buena- decidió emprender camino al trabajo, al final su horario le permitía un polvo de mañana, rápido y silencioso pero sus manecillas le obligaron a marcharse incompleto, insuficiente, apagado, al final un lunes sin sexo era un día completo perdido. -Ven mi amigo, ¿estás agotado hoy?, ¿¡tan pronto!?, ¡vamos camina, que hoy puede ser un gran día Copérnico!_ el perro arrastraba una pata trasera haciendo una fuerza descomunal para satisfacer a su amigo, la sangre de sus pezuñas pintaban la acera, ahora los ancianos poblaban el horizonte con sus bastones y andadores. -Puede decirme buen hombre dónde está la plaza elíptica de la ciudad, es que yo no he pisado su superficie, y necesito llegar a ella, es importante para mí._ le dijo acomodando su gorro de piel. -Buenos días maleducado, aquí todos decimos los buenos días, ¿la plaza elíptica?, bueno, vamos a ver, tiene al menos unos treinta mil milímetros al oeste en línea recta, luego otros noventa mil milímetros a la derecha, al pasar la carretera baja por la cuesta y tiene usted a unos cien mil milímetros la plaza elíptica.-bajó la mano flotante y de orientación, se apoyó sobre su bastón notando el rastro del perro sobre su acera.-Su amigo perruno está sangrando señor de la piel en la cabeza, tiene que llevarlo al sitio de arreglos y confecciones para animales, ¡ha pintado la acera por donde camino!, ¡eso aquí es delito!_ sacó un silbato de su bolsillo 16
  • 17. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo izquierdo y silbó con todas sus fuerzas, parecía olvidar su vejez. -¡Déjelo tranquilo!, ¡suele secarse y curarse con el viaje!, ¡no haga eso señor, por favor!, ¡gracias por la información!_ el primer silbido se repitió con cada uno de los ancianos de la acera, al escuchar su sonido repetían el acto silbando con los suyos, de esa manera alertaban a los uniformados de las placas de lata. Por su lado el hombre robusto y de gorro con piel y un perro a su lado corrieron sin descanso por el camino que le habían señalado, necesitaba ver la plaza, sentarse y replantear su viaje. -¡Alto ahí torturador de animales!, ¡deje sus manos dónde podamos verlas!_ gritaron los guardias desde la esquina más próxima. -¡Mis manos están a la vista señores!, no soy un maltratador de nada, a Copérnico le sucede a menudo, sé que parece inhumano, pero es totalmente natural, luego se seca la herida y sana._ repitieron tres veces el procedimiento, como si la reacción del hombre de cabeza cubierta en verano los hubiese llevado a un punto del algoritmo sin respuesta.- ¡Me iré mientras hablan de sus trabajos y esas cosas!, es que llevo prisa y no quiero entorpecer su labor señores._ exclamó alejándose lentamente con su amigo en línea recta. Copérnico volvió su mirada al oír el estruendo ensordecedor de las armas disparando sin enemigos. Los agentes habían destrozado sus cuerpos a disparos limpios. 17
  • 18. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 2 -Quiero comer un bocado de sus pezones, no se enoje, soy un viajante que necesita amor, pero puedo compensarle dejándola venir con nosotros._ la mujer de tetas pronunciadas en un discurso de política creyó que era una broma. -Pero si no chupa bien tendrá que pagarme, ¡quítese la gorra antes!_ siguió el juego, le pareció primitivo y animoso, algo más que esperar a su marido toda la tarde en el jardín de su casa. -¿Está segura señora de tetas turgentes?_afirmó con su cabeza sin mediar pensamientos, fue un acto del instinto, llevaba algún tiempo sin tener penetraciones interesantes, ¿qué podía hacer un adulto con un gorro de piel chupando sus tetas?, notó que el perro estaba enamorado de ella también, le pareció tierno, sangraba. -Dile a tu amigo que me chupe aquí abajo, dónde se pierden las palabras. -¡Copérnico!, amigo mío, chupa esa fractura húmeda que yo me ocupo de las montañas del otro extremo._ fiel al de gorra con piel, Copérnico se acercó lentamente y se estiró para chupar suavemente algunas protuberancias blandas que desconocía de las féminas adultas. 18
  • 19. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo Algunos ancianos de bastones flácidos se detuvieron a observar el trabajo de las dos especies amigas dándole placer a una mujer sola y rabiosa. También se detuvieron a presenciar el regalo visual unos niños de edad desconocida que murmuraban entre ellos el significado de lo que estaban viendo. -Estoy agotado señora, ¿puedo masturbarme ya?, necesito hacerlo, ¡niños fuera!, Copérnico, déjalo ya, recuéstate en el césped a descansar, ¡mira el charco de sangre que has dejado!, señora quiero penetrarla, con su permiso si es posible. -De eso nada, ¡vaya detrás del faro a tocar sus partes!, no quiero verlo hacer algo tan asqueroso._ ajustó su ropa al cuerpo, alisó las arrugas efecto del desenfreno y cerró la puerta tras un paso firme, olvidadizo y desinteresado. La ciudad siguió su ritmo, algunos quedaron dialogando sobre algunas repeticiones mentales que reproducirían posteriormente en sus hogares mientras cenaban. Eduard hizo exactamente lo que le dijo la mujer de tetas turgentes mirando un meeting político. -Sigamos camino mi amigo, quiero que lleguemos cuanto antes a la plaza elíptica, se hará nuevamente de noche._ Copérnico se levantó cansado y arrastrando la pata sangrante.- ¿Todavía no se cierra la herida?, que curioso, no suele ser así, luego miraremos que tal va, no te preocupes, sufrir es tu forma de vivir, vive tranquilo amigo mío. 19
  • 20. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo Un hombre de unos cuarenta años, vestido de traje impecable y peinado con gomina golpeó a su paso a Eduard. -¡Fíjese por dónde camina!, siempre es lo mismo, ¿lo has visto Copérnico?, ¡ven aquí bola de nervios!, voy a comprarte otro traje después de darte una buena paliza. -¿Perdone?, no le he oído bien, ¿me ha dicho algo?_ su rostro se transformó en cólera de una instante a otro, se dibujaron todas sus arrugas. -He dicho que mire por dónde camina, ¡me ha empujado y ni se ha percatado de pedir unas míseras disculpas!_ rascó con su mano por debajo del gorro de piel. -Mire señor, no puedo perder el tiempo con una persona que no trabaja, sepa entender que el mundo funciona con o sin usted, por lo tanto déjeme en paz que llego tarde a una presentación muy importante._ se dispuso a marcharse sin mirar atrás, realmente tenía prisa. -¡Venga por favor!, ahora no se irá nada, no puedo dejarlo ir sin permitirme una réplica._ dijo Eduard rascando nuevamente por debajo de su gorro de piel, mientras con su otra mano sujetaba el brazo del hombre repleto de prontitudes e inseguridades. -Por favor suélteme, ¡suélteme he dicho!_ vociferó y retiró la mano de Eduard de un golpe.- ¡Aléjese o llamaré al orden!, maldito miserable. -¿Cree que esa reunión de peces gordos será su destino?, ¿y después que hará?, el tiempo 20
  • 21. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo irremediablemente se montará sobre usted y lo aplastará lentamente, se preguntará cuál es el tiempo que le resta, lo que le gustaría haber hecho, pero lamentablemente no hay segundas vidas, no hay errores remendados con el tiempo. Solo quiero pertenecer a un conjunto de ideas, no confía siquiera en lo que piensa presentar. Ahora sufrirá una serie de golpes que no podré evitar, y la ley ordenará mi captura, pero usted estará tan herido que no podrá volver, comprobará que al no poder retornar a su puesto, lo cambiarán por otro monigote con gomina como usted señor del traje sin arrugas en los pantalones. Lo primero que rompió fue su nariz, hundió su tabique en su frente, la sangre fluyó a borbotones manchando a Copérnico convirtiéndolo en un perro rojo y sin heridas visibles. Quebró por fuerza en dos sentidos contrarios el brazo y la pierna, rasgó su traje y orinó en su rostro, Eduard sonreía mientras lo hacía. Gritó todo lo que pudo, pero el resto de personas no se detuvo a mirar que era lo que acontecía, simplemente no pasaron entre la sangre y el cuerpo. Eduard llamó a su amigo y siguieron camino hasta la plaza elíptica. Unas sirenas se oyeron apagarse a lo lejos, Copérnico se detuvo y sacudió la sangre a punto de secarse, algunos restos quedaron pegados a su pelaje pero la gran mayoría había logrado desprenderla, parecía un tigre de bengala coloreado por un niño. 21
  • 22. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -Es increíble, se echará nueve meses, nacerá nuevamente, al final sus heridas sanarán pero mis palabras tendrán sus efectos, ¿verdad, amigo?, yo creo que si, deberías haber visto sus ojos repletos de preguntas, sus ansias de que suceda esto. ¿Cuánto crees que falta Copérnico?_ el perro se detuvo y bostezó, estiró tres de sus cuatro patas y ladró una sola vez, luego se arrastró perezoso hasta un arbusto en un jardín y se desplomó como un mueble viejo y pesado, cerró sus ojitos pequeños y suspiró hasta dormirse. Eduard se sentó junto a él, el arbusto los tapaba a los dos, en la casa no había nadie, ya eran horas de comer algo, su estómago rugió dialogando sobre platos, él lo calló, prefirió esperar algún tiempo más, quería ver el movimiento por aquél trajeado. -¿Has visto algo hijo?_ le preguntó al niño el oficial alto, fornido, apuesto, y sin armas. Eduard silencioso cruzó sus piernas y apoyó sus codos en las rodillas, tenía algo que ver para entretener su habilidad mental. -No señor de gorro grande y camisa ajustada, no he visto nada, de haberlo hecho lo hubiera dicho._el gran oficial vigoroso y sudado palmeó al infante y éste fue directamente contra el suelo. -Si ves algo tienes que decirlo, ha pasado algo grave, una persona ha muerto, ¿me oyes desde el suelo?, si ves algo que te haga preocupar me gritas y vendré. 22
  • 23. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -Sí, sí señor gigante, lo haré._ al marcharse el agente del orden el niño se dirigió a la puerta de aquella casa, subió un escalón y se detuvo.-Señor lo he visto, pero no diré nada, cuando quiera toque la puerta y le abriré con gusto. Mi madre no vive más aquí y mi padre se ha suicidado hace unos días en una de las casonas. -¿Cómo me ha descubierto?, es imposible…_ Eduard chistó por lo bajo decepcionado. -Quédese tranquilo señor del perro muerto, si quiere entrar en mi casa, bien, y sino también._ dio un portazo y miró a su amigo. -Pero si está bien Copérnico, ¿amigo?, vamos, despierta que hoy tenemos un hogar, vaya genio tiene la bestia. 23
  • 24. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 3 Tocó con tres golpes la puerta mientras su amigo subía lenta y tortuosamente los escalones, la pincelada roja era algo más espesa, su herida parecía secarse. -Que bien mi amigo, pronto no tendrás rastros de ese tipo de dolor, serán otros lo que te aborden sin preguntar, como la soledad de un anciano en la residencia o el escondite del niño en la guerra. ¡Vamos sube que tú puedes!_ retumbó en sus oídos debajo del gorro de piel el sonido de la puerta abrirse, cerrarse por la corriente de aire y volverse abrir. -Pasen que sino se cierra otra vez, es que aquí justo hay una línea descubierta._el niño los esperó algo impaciente por la lentitud y el esfuerzo del perro herido.-No tengo todo el día._dijo amenazando con cerrar. -Ya está por llegar, mire como aguanta todo, es increíble Copérnico, es un guerrero encerrado en un perro feo. ¡Así es mi amigo!, ya tienes dónde reposar. -Ese oficial volverá señor de cara triste y gorro de piel._Copérnico se estiró patas para arriba en medio de la sala, junto a una pantalla vieja. 24
  • 25. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -Lo sé, gracias por todo, sus padres veo que no están, supongo que pronto vendrán los amigos sociales a llevarlo a algún sitio seguro para que no esté solo. -¡De eso nada!, nos llevan a residencias, nos juntan con otros como yo y nos medican para no dar problemas. -Lo siento, creí que eran sitios bonitos. -Usted no es de aquí, se nota que no conoce bien como funcionan las cosas. Lo primero que haré es darle algo de ropa que dejó mi padre, venga por favor, suba tranquilo, no sea cauto, aquí puede ser usted tal y como es. ¡Cuidado con ese escalón!, tiene que saltarlo, me he olvidado de decirle. -¡Que miedo desértico!, Copérnico, mi amigo, sigue durmiendo en la sala, si me necesitas chilla como la cabra degollada. -¿De dónde viene señor del gorro?_se detuvo y lo esperó junto al cuadro de vetas verdes apoyándose contra la pared despintada. -Nací algún día que no puedo recordar, mis primeros recuerdos fueron en una cueva junto a un abismo, allí aprendí del amor de algunos animales, pero no sé dónde es exactamente y me gustaría volver algún día. -¿Quiere decir que no tiene hogar?_ subió antes de contestar la pregunta del niño, esperó recuperarse repasando en sus pensamientos que era exactamente un hogar. -Mi vivienda lo es todo, la suya es un átomo en una manta. Pero no espero que lo entienda señor, su 25
  • 26. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo corta edad y gran sapiencia le ofrece oportunidades únicas de creer comprender lo que sucede allí afuera, yo creo que sobre el camino podemos alejarnos de la pesadumbre de la existencia. -Es usted un hombre triste, aunque su sonrisa es irónica, esconde algo señor sonriente de ojos azules._ comenzaron a caminar en el pasillo de la segunda planta. -Todos tenemos secretos, muchos mueren sin hablar de ellos, hay miles enterrados, creemos que por pequeños no son importantes pero son los peores. ¡Son los peores!_ agitó sus manos en el aire y rascó su cabello debajo del gorro. -Eso es, el gorro, ¡quíteselo!, le molesta, hoy no lo necesitará, es feo, molesto y le queda muy mal, no es un estilismo original. Tiene aspecto de pobre, aventurero o genio perdido en una cuba de agua._dio unas vueltas en la habitación, abrió las ventanas, un viento huracanado metió hojas secas, por efecto de la corazonada las cerró y trabó el pestillo.-Vaya día, en esta ciudad el tiempo cambia en segundos, no sé como serán aquellos lugares tan remotos que visitó anteriormente pero aquí algunas cosas suceden de un modo algo extraño, desde mi nacimiento apunto lo que me sugiere anomalías y tengo al menos cinco mil páginas con conclusiones. -Es usted escritor a su corta edad… fascinante._ el señor del gorro se sentó en la cama enana. -No, no soy escritor, de eso nada, no los soporto, son animales de encierro y mentiras. Hacen de sus vidas una estatua de tinta y se enaltecen como 26
  • 27. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo dioses en una galaxia de idiotas. Pruébese esta camisa, creo que el color le sentará muy bien. -Es bonita, su padre era una pieza movible y constante por lo que veo._ se quitó los harapos y dejó su torso desnudo, el niño se sorprendió de lo que vio. -Usted es un superviviente, las huellas de sus caminos están tatuadas en su torso, son las marcas de la savia de un árbol visitante.-Cruzó sus cortos brazos y se acomodó en una silla de colores.- Contestándole lo anterior, mi padre no era una pieza movible, aquí hay millones desperdigadas, la ciudad se mueve con ellos detrás de bambalinas. -La vida creo que es un donut que nos llega mordido por nuestro creador, como una broma de mal gusto que disfruta indefiniblemente mientras nosotros empezamos y terminamos funciones para él, creo que yo soy una anomalía y pronto podré seguir mi camino más extenso, lo tengo todo planeado._ el niño se echó a reír por lo que le dijo su nuevo visitante de camisa ajustada. -¡Le queda como un diente a una babosa!, no lo sé, debería cambiar la postura que tiene, ¡no se ponga el gorro!, ¡que manía!, ahora le toca a sus piernas, no puede emprender un viaje sin unos buenos pantalones._ sus ojos azules se iluminaron, y se pudieron ver en ellos un universo representado en todas sus nuevas concepciones, su iris se expandió lentamente, pensaba en el vacío del niño y la tortura de su impresionante inteligencia. 27
  • 28. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -¿Cuántos años tiene?, si no es inapropiado preguntarlo, es que me intriga su edad, la mía es indefinida, no podría decirle nunca cuantos años tengo, el tiempo no es problema. -Prefiero no decirlo, espero sepa comprenderme._ sus ojos azules brillantes y su boca abierta le envió a un pasado de algas marinas, un hombre le preguntó exactamente lo mismo, él estaba estirado en la playa, quizás llevaba allí mucho tiempo, pero para él solo eran minutos de playa. Recordó la sensación intrusa sin motivos y expiró todo el aire de sus pulmones volviendo a la habitación. -Lleva razón, no es un problema para mí, la curiosidad suele ser un problema, lo entiendo, estoy con usted, por favor no cruce sus brazos, así está mejor, yo dejo corregir mi apariencia, usted corrija sus actitudes, pueden ser una herramienta indispensable allí afuera –señala la punta superior de su ventana- dónde todo es duro, áspero y frágil a su vez. -¿Quiere dar un paseo señor de cabellos blancos y negros?_ juntó su cabeza al hombro en un gesto de niño alegre. -Es una buena opción._ le deja las palabras en su boca golpeando el paladar y haciendo música con sus dientes. -Perdone, pero me olvidaba, falta el calzado, no puede salir así, sus pies, ¡mírelos!, llevará años así. Y luego se dará un baño como el creador manda, no huele a nada, no se preocupe, me ha llamado la 28
  • 29. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo atención eso, tiene olor a perfume de rosas y jazmines. -La naturaleza me abraza por momentos, lleva tiempo despidiéndome, como los amigos antes de volar lejos._ rascó su cabello, notó que el gorro ya no estaba, algo le faltaba de peso en su cabeza. -Perfecto, mi padre era una copia mal hecha de usted, me recuerda a una foto, creo que lo he vestido igual a una fotografía que miro mucho, sepa disculparme que en la soledad de una casona hay fantasmas que son recurrentes. -No tiene por qué disculparse, es usted un niño ejemplar, su padre sería feliz de verle unos minutos, se lo aseguro. Escuche su voz por las noches, él hará todo lo posible por dictarle conciencia, quiere ser parte suya, solo debe dejarlo entrar, al fin y al cabo su herencia está dentro suyo. En sus gestos hallará respuestas, mírese en un espejo que no tiene nada que perder, abrace a su voz interior, deje que lo acompañe en este camino de soledad, amíguese que son pocos y no se libran guerras de un combatiente, recuérdelo al despertar._ el labio inferior del niño se comprimió arrugándose hasta parecer un nuez, sus ojos se achinaron emulando dos conchas de mar cerradas. -Gra-cias… puede ir al baño está preparado, nunca se sabe cuando hay visitas… luego baje que lo invitaré a comer una especialidad, ¡eso si es herencia!, tengo todos los apuntes de cocina de mi madre. -Gracias a usted._ asintió con su cabeza. 29
  • 30. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo Dentro garabateó en el aire un sinfonía que tarareaba sonriente y saltando sobre la capa de agua permanente que formaba la lluvia de la ducha caliente, estuvo en ese estado de felicidad durante escasos minutos. De golpe cayó de cuclillas, lagrimeó, golpeó el agua y esta se volvió contra su rostro y la lluvia que caía desde arriba. Cerró sus ojos por la molestia que se provocó y pensó el por que de la tristeza, supuso que era pasajera y volvió a sonreír, el niño era un buen hombre. 30
  • 31. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 4 -¿Qué canción suena en mi mente?, ¿son esas notas ceros y unos?, seres perdidos tocando para mí, que curioso._ pensó mientras se enjabonaba el cuerpo en una doble caricia.-No quiero que toquen nada, solo me voy a limpiar para que ese niño pueda ser algo más feliz, ¿me escuchan señores?, que bonito baño tiene, no hay manchas, salvo las mías, pero no hay nada aquí dentro que delate falta de limpieza, esa mujer, era preciosa, le tocaría los pezones, los mordería y luego soltaría toda mi humanidad en ella, supongo que así vienen todos los nuevos hombres._ se quedó en silencio mirando los azulejos blancos de la ducha, entre sus juntas descubrió un imperfección que le llamó la atención. Rascó con sus uñas largas rompiendo una de ellas en el intento, volvió a raspar más fuerte mientras tarareaba la canción que escuchaba en su mente, el agua comenzó a salir fría.- ¿Qué es esto?, ¿tan rápido se acaba el agua caliente?, el ahorro de los elementos es un evidente acierto, ¡pero justo en este momento!_el niño tocó la puerta dos veces seguidas.- ¿Quién es el que golpea insistentemente? -¡Ya es hora de que salga señor!, la comida se enfriará, lo espero abajo, su perro ronca como una 31
  • 32. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo marmota, ¿lo despierto?_corrió la cortina y resbaló golpeando su nuca contra el inodoro, se mareó pero no sintió perder el conocimiento de la realidad. -¿Señor qué ha sido ese ruido?, ¿señor? -Nada, ¡nada!, ahora bajo… ¡y no lo despierte a Copérnico!, suele dormir más de la cuenta, si lo despierto ahora tendrá un día de perros el resto de la tarde-noche. Anudó las puntas de la toalla en su cintura, hizo lo mismo con otra en su torso, se calzó con unas chanclas de colores y puso otra toalla en su cabeza. Se vistió repleto de prisas, tenía ansiedad, quería saber que tipo de cocina había heredado el niño grande. -Ahora sí, no lo reconozco señor, ¡esto si que se merece una buena comida!_ gritó alegre al verlo asomarse temeroso por la escalera.-Es usted otra persona, no miento, usted no es quién era. -Pero sigo sintiendo lo mismo._ asintió con desenfado y algo de ironía, suavemente se acercó a la cocina, fue lento su andar debido a que el perro acaparó su atención en el trayecto, se preocupaba por su descanso en condiciones, sentía que ya había sufrido demasiado para un día de herida sangrante. -Siéntese, es usted mi invitado de honor, ahora que ya estamos juntos podremos elevar nuestras almas a la gracia de nuestro creador y agradecerle todo lo que nos aporta diariamente._ dijo el niño cerrando sus ojos y juntando sus manos. 32
  • 33. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -No, no, perdone, no, yo no puedo orar, no lo sé, lo siento, no tengo el poder de comunicarme a tanta distancia con nadie, prefiero no hacerlo. -Lo lamento, no sabía que no era uno de los nuestros, aquí todos nos comunicamos con nuestro creador, agradecemos todo lo que nos proporciona, sean alimentos o salud, sin él no quedaría nadie de pie señor. Lo invito a hacerlo conmigo, solo debe repetir lo que oye, tendré paciencia._ insistió el niño gesticulando con más énfasis, comenzaba a inquietarle tener a un impuro en su hogar. -Ya le he dicho, no hay nada que pueda yo hacer, es así, comprendo que la ciudad tenga una forma de hacerlo, creo que no es en todos los sitios igual, no lo recuerdo, estuve en tantos lugares que no me caben las imágenes para almacenarlas, ¡y menos para comunicarme celestialmente con un creador! -Está faltando a una condición fundamental, debo pedirle que se retire de mi casa, seré un solitario pero reconozco lo que contiene el bien y el mal, usted no tiene un sitio, eso no puede ser bueno, la duda es culpa señor._ se levantó sin pensarlo, fríamente señaló al perro y la puerta, como si una daga invisible le atravesase el esternón. -Comprendo, todos tienen sus teatralizaciones del miedo, efectuar movimientos y un lenguaje para la sofocación del miedo es loable, aunque no podré compartirlo jamás. -¡Se equivoca!, todos los hombres que se precien alguna vez conocen la palabra de quién obra por 33
  • 34. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo todos controlando que el bien se mantenga por sobre todas las cosas. -Defiende lo que lo mantiene de pie, sigue siendo loable actuar en la defensa de un ser invisible, no olvide que todos los niños tienen amigos invisibles, en ellos depositan sus deseos y frustraciones. ¿Es usted un niño adulto? -¡A la calle!, no voy a permitir la falta de moral en mi propia casa, ¡y despierte a ese perro herido!, por favor, no quiero determinar un hecho con la violencia, pero si se niega, estaré en todo mi derecho de asesinarlos en mi defensa._ el niño tosió de nervios, sus venas atravesaban todo el rostro y parte de su cuello, estaba rojo de furia, sus ojos enrarecidos no eran los mismos, su alma quería gritar. -Copérnico, mi amigo, debemos marchar, ¡vamos, despierta que tenemos prisa!, eso es, estira tus patas que volvemos al transito mi querido y fiel amigo._ esperaron en silencio arrepintiéndose los dos de la vergonzante escena, estuvieron a punto de disculparse a la vez pero prefirieron quedar en suspiros las palabras, en aire de expiración. -Vamos perro, que mi comida sigue esperando._ en su última línea verbal comprendió que no había más que rencores encubiertos, su acto de caridad era otra de las escenificaciones posibles, su hipocresía lo motivó a faltar a su educación al marcharse, junto a su amigo, sin despedirse, ni con una mirada fugaz. Lamentó al andar en medio de la oscuridad y el frío no poder dialogar y cobijarse, 34
  • 35. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo revolvió viejas frustraciones que lo abrigaron al entretenerlo en una constante lluvia de pensamientos de idas y vueltas. 35
  • 36. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 5 La noche se esfumó como el humo de un coche al pasar, fue instantánea gracias al tumulto de ideas que se encargaron de alejarlo del césped en el que reposaron abrazados y tiritando del gélido aire su amigo Copérnico y él. Al abrir los ojos pesados como dos guerreros nómadas comprobó que su amado socio lo estaba mirando fijamente, hicieron un silencio cómplice intentando graficar que era lo que pensaba el otro, así pasaron horas luchando con la información abrumadora de sus cavidades inteligentes o sociales hasta que Copérnico lamió sus labios desesperadamente. -¡Te he dicho que te quiero mucho!, ¿cómo lo has adivinado?, ¿has sentido algo mi amigo?, gracias por tus besos, son gloria acaramelada en un desierto de mares salados y oscuros. No sería nada sin ti, lamentablemente los números me tienen preocupado, ya no soportas la herida sangrante como lo hacías antes. Eres sabio Copérnico, eres un animal único, quiero que sepas algo, ven, acerca tu oído a mi lenguaje, eso es, muy bien, tú eres especial, aunque el tiempo te diga lo contrario, tu eres una máquina perfecta, no lo dudes nunca, para mi no habrá en la eternidad persona o especie que 36
  • 37. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo llegue a tus talones débiles. Sé que sonríes por dentro, ¡mueve tu cola!, ¡muy bien!, me entiendes perfectamente lo que digo. Supongo que yo soy una anomalía, un testigo o simplemente un condenado, lo que sea lo acepto gracias a ti, me llevó tantísimo tiempo llegar a estas conclusiones, me sería mucho más fácil si las ideas fuesen dibujos esqueléticos, llegaría a todos los puertos de mis pasados._se oyen pasos detrás del arbusto gigante que los protegía de la maldad ajena o curiosidad gatuna. -Señor, lo he visto hace unos años por las calles de una ciudad lejana, ¿cómo llegó aquí?, perdone no me he presentado, que maleducado, luego me quejo yo de la gente, mi nombre es Drake Tempolía, no piense en la absurda similitud de mi apellido con el tiempo, unas de las primeras generaciones de los Tempolía fueron relojeros, pero nada de eso ajusta a la palabra con el concepto obvio y colectivo. ¿Los interrumpo?_ el perro dejó de lamer la palma de la mano de su amigo. -No, mi amigo y yo descansamos, llevamos tiempo andando, ¿dónde dice que me vio?_ rascó su frente frunciendo el seño y sus ojos se volvieron dos heridas cortantes, no veía nada, el sol lo iluminaba por detrás. Drake Tempolía tapó su boca en un gesto de aceptación al comprobar las molestias oculares que provocaba, mientras que Copérnico apoyó su hocico a un lado intentando evitar el rayo de luz radiactiva de la estrella oscilante en camino a la extinción. Hicieron un silencio de minutos, la nuca de Drake se durmió y la sensación de 37
  • 38. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo vergüenza ajena se potenció hasta cortarse por el ladrido de Copérnico. -Sí, si.-se sobresaltó Drake brincando hacia atrás y tapando perfectamente a sus dos durmientes.-Su amigo me ha dejado palpitando el cuerpo entero, creo que es sano, ya que mi cuerpo comprueba todas sus partes y me avisa que todo marcha bien. Le decía, disculpe mis modales y mi falta de tacto, es que me he quedado en un estado que no logro entender, me siento bien, pero ¡muy bien!_ alzó sus brazos al cielo y brincó varias veces ejercitando sus piernas. -Señor Tempolía sus calcetines tienen dos colores, ¿lo hace a conciencia o es un acto involuntario?_ preguntó extrañado. -Uh, pero sí, no, no suelo hacer esto a menudo, ha sido un error, ¡quizás sea la divina providencia!, ahora comprendo por qué el reloj de la sala se cayó estallando en ciento tres partes iguales, estuve al menos una hora y veintitrés minutos contando los cristales. Y también explica el comportamiento de mi madre, hoy se ha levantado después de mil días y unas horas de reposo vegetativo, ¡y su piel estaba intacta!, como si nada… no puede ser, ¿es usted un ser humano?_ se arrodilló con lágrimas.-¿Puede imaginar qué siento yo ahora mismo?, mi madre ha despertado y usted está junto a su compañero en mi jardín, todo tiene explicación. -Soy tan humano como usted, no sé por qué cree que mi presencia genere efectos tan sospechosos. A mi parecer el despertar de un vegetativo persistente 38
  • 39. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo es la consecuencia de su excesivo amor, ¡su madre ha despertado y pierde el tiempo con nosotros!_ Drake Tempolía negaba con su cavidad inteligente una y otra vez, susurraba palabras que no llegaban a flotar en el aire junto al rozamiento de las partículas. -¡No!, ¡madre!, ¡madre, ven aquí!, quiero que conozcas alguien._volvió a hablar recompuesto.-No lo sabe, perdone pero usted es el responsable de su nueva vida, no haré más que agradecerle eternamente su presencia. Sabía que ese día en la ciudad lejana significaba algo. -Exagera, y no hable de eternidad, le queda muy grande a usted, con todo mi respeto pero no recuerdo su rostro, y ciudades lejanas fueron cientos de miles, lo lamento, su memoria es prodigiosa, la mía lamentable, se disuelve como la crema en el café._ su madre cerró la puerta y se juntó con su hijo y comenzó a reír a carcajadas, con sus manos en el estómago intentaba aplacar el aluvión de alegría que tenía, duró al menos unos minutos, luego Copérnico ladró algo molesto. -Sepan disculparme, es que yo soñé con ustedes señores durante mi estadía material, lo conozco, sé lo que hace por las personas, pero me han dado un mensaje, no sé cuando fue, si por la mañana o tiempo atrás, un relojero me ha dicho o dijo que usted debe mirar en sus adentros, que los nómadas por momentos se detienen, hay preguntas que no responde señor, y claman su atención. ¡Eso!, hijo mío quiero ver toda el agua que nos vio nacer, y a 39
  • 40. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo usted le digo ¡gracias!, vamos mi amor, no quiero perder el tiempo._ se dirigió directamente a su hijo sin volver a echar una última ojeada, el mensaje de la mujer se instaló creando preguntas nuevas. -¿Por qué me dice eso señora?_ dijo pero la mujer lo ignoró, Drake Tempolía sacudió a su madre pero no hizo caso alguno, seguía repitiendo su frase enfermizamente. -Perdone señor, creo que padece algunas secuelas, pero creo en sus palabras, tengo que hacer lo que me pide, llevo tanto tiempo sin ella, resistí mis penurias mentales, creía morir, las noches me atacaron con todas sus herramientas, vi todos los espectros que quise. Yo también le doy las gracias señor, deseo con todas mis fuerzas que encuentre el camino a su sustancia, todos lo tenemos pero solo algunos abrimos las puertas._ dejó sentada a su madre, ingresó a la casa, hizo algunos sonidos de movimientos en varios ambientes, minutos después volvió con una maleta y una mochila en su hombro.-¡Ya está madre, podemos irnos!, señor le dejo las llaves, si marchan en algún momento por favor necesito que las deje en aquella pequeña planta, a nadie se le ocurrirá buscar unas llaves en las raíces de una planta como esa._ dijo mientras señalaba la planta entre dos arbustos y un árbol. -No hace falta, Copérnico y yo estamos bien aquí, seguiremos camino._ interrumpió Drake. -Tiene que quedarse en nuestra casa, al menos unos días, luego deja las llaves en el sitio que le he señalado, es lo menos que podemos hacer mi madre 40
  • 41. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo y yo. La ha devuelto a la vida, yo soy un nuevo hombre, creo que viajaremos una temporada, por lo que tiene un buen tiempo para morar junto a su amigo. -No hará falta tanto tiempo señor, agradezco de verdad todo lo que hace por nosotros, pero yo no he hecho nada, su madre ha vuelto a la vida porque así lo ha querido, su amor la ha levantado del silencio. Dicho esto acepto las llaves, sé que insistirá hasta el hartazgo y no nos gustan esas emociones, tenemos hambre._ se levantó lentamente, el cuerpo recién se despertaba, era una buena mañana, una de esas que se respira mejor, con una ventisca levemente fría que nos inclina a todos a la búsqueda del sol en las aceras. -Pueden comer lo que deseen, aunque no hay tanta comida, ya sabe, no tenía esperanzas. No salgo de mi asombro. Vamos madre, adiós amigos… ¡que sigan los pasos!, los despiertos también necesitan despertar._ exclamó enfatizando sus palabras con sus ojos, abrió las puertas de su coche, su madre se acomodó en el asiento trasero, luego colocó la maleta y mochila en el maletero, encendió el motor que rugió molesto y se alejaron lentamente, la mujer siguió sus ojos hasta desaparecer entre los árboles y la fila de coches en tránsito. -Lo has oído todo mi amigo, la casa es nuestra, pero no abusaremos, son buenas personas._ su cabeza se atiborró de ciudades quemadas y bosques florecientes.-Estoy cansado mi amigo, comeremos algo, lo sé, es muy pronto, luego dormiremos algo, 41
  • 42. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo necesitamos la comodidad del hogar, hoy no puedo eludir la propuesta, hay preguntas que claman hace tiempo, sube, eso es, ¿cuesta?, ya lo tienes, ¡mira que bonita sala!, una de las mejores, voy a preparar hongos, como te gustan a ti, ven, siéntate, espera yo te ayudo, eres muy importante para mi, lo sabes, ¿no?_ el perro lamió sus ojos.-Si eres puro amor, nadie puede competir contigo, no me mires así, amigo mío, el tiempo te ha llevado a un deterioro que me preocupa, cambiaron los días de montañas, las ciudades me confunden, no corres como antes._ abrió las alacenas, la nevera y encontró los hongos en un cajón blanco con dibujos verdes. Encendió la cocina eléctrica y silbó una canción, la media mañana comenzaba a elevar la temperatura, había más gente en las calles, algunas sirenas resonaron en su mente, recordó la posibilidad de que los guardianes quieran explicaciones, pensó en el niño y su odio demente.-Creo que estaremos unos días, hasta que las aguas pierdan las ondas._ murmuró. 42
  • 43. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 6 -¿Estaban ricos?, creo que no comeré en días, he saciado mi capricho, no duermas, ven aquí, en el sofá estaremos mejor._ se recostó y el perro se montó sobre su pecho, dio unas vueltas, bostezó y dejó caer su cabeza en su cuello, sintió el calor de cuerpo y no quiso moverse, su amigo necesitaba continuar con su siesta.-Mira, ¿qué puede decir el cuaderno?_ bostezó al terminar la pregunta, frotó su rostro contra el borde del sofá y estiró su brazo para alcanzar el cuaderno que estaba en la mesa de cristal a escasos centímetros.-Ya está, leeré en voz alta, así oyes lo que nos cuenta el cuaderno, mi amigo no te duermas, ¿me oyes?_ repitió al menos otras nueve insistentes veces hasta que el perro ladró molesto.-“Textos y cajas destempladas”, es el título del cuaderno, por Drake Tempolía. Primer escrito… “La juventud ruega en las calles la atención necesaria, la ciudad cae por ladrillos y los millones de pobres compran coches a mansalva. Acaban de sacrificar al primer cerdo en una plaza, merecía la muerte, era un instrumento maligno que amenazaba con perpetuarlos. Son necios y no hagas caso madre, ellos no saben vivir, se mantienen en carros antiguos, primarios y expelen humo de sus 43
  • 44. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo pulmones cual locomotora gastada. La juventud pide créditos a las cajas seguras del estamento, desean que los antiguos mercaderes del dinero les fíen sin preguntas. Todo cuesta caro madre, no digas por dentro que el mundo es terrible, los temibles somos nosotros, los ciudadanos.”_ dio vuelta la hoja y prosiguió. El título es “Daño lateral invertido al cuadrado” y dice así… “Escribirás en tu alma centenas de libros que cambiarán el mundo de solo ver la luz, no provoques tu muerte hoja lírica, no aísles tus dones por profetas mal heridos que necesitan del vil mental. Ahorra, las crisis piden ahorros y cuidados, haz lo que te imploro madre, la energía es un recurso limitado, tu cuerpo no olvida los años, está condenado a la pena de muerte, expiración o mutilación. No desesperes que tienes una biblioteca mental aislada de próceres y nombres gastados por la mentira histórica. Madre, la soledad es el preludio inevitable, amigarnos en vida nos hace gigantes, ¿qué sabrán esos enfermos del tiempo?, no hacemos honor a nuestras raíces emperatrices. Hoy madre no tengo un mísero valor de cambio, la gente no me mira, creen que te hago daño, solo desean tu muerte para culparme de sus envidias insanas. Me han tocado el muestrario interno, me han querido rehacer como enfermo del sistema que nos gobierna, los uniformados corren y pitan, asaltan y horrorizan, yo resisto, no sé si el tiempo nos unirá. Hay pacíficos que nos apoyan, dicen que tu vida es el ejemplo que buscaban, escriben madre, lo hacen para ti, me han dejado 44
  • 45. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo cientos de papeles acumulados que quemé para que te rodeen cuando descansas o duermes soñando. Hoy tengo la sensación de perder mi valor temporal terrestre, me siento un helado liberado en un bosque, el sol caliente madre y el globo gira molesto por estar perdido en un universo complejo y frío. Se hace de noche, ¿qué harías si apagase y encendiese la luz simulando la noche y el día?, ¿despertarías? Me gobiernan las informaciones falsas de los poderes desorbitados, tendría que matarlos, erradicar el mal, quemar las raíces. Ellos no quieren ser pobres, pero los haría de un soplo, arrancaría sus cabezas y las expondría en museos como lo hacen aquellos que enseñan la obviedad que la masa no ve por estúpida, insensata y sometida. Hay un chimpancé que ruge en mi interior, está rabioso, me pide que queme la ciudad completamente. No temas madre, te esperaré aunque la vida se me extinga en el intento o la ley de vida efectúe su dictamen. No puedo con mi tristeza, las fotografías me llenan de gente imaginaria la casa, resaltan los pasajes del tiempo y los interpola agotando mi paciencia. Diría que eres de otro planeta si no fuese tu hijo, ¿por qué la vida me hace tan terrestre?, aceleraría las agujas de la estrella oscilante para catapultarme a los confines del universo, en millones de años se extinguirá y tendré la excusa para saltar en un viaje de ida por la curvatura espaciotemporal.”…. viajar._ pensó y susurró a la vez, era una idea que germinaba desde su génesis, pero viajar no era girar una y otra vez 45
  • 46. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo por el globo y en ciudades cambiantes. Releyó las últimas líneas, anheló un coraje perdido, se autodefinió como un vencido en tierras movedizas. Dejó el cuaderno a un lado al comprobar que el calor se había vuelto frío.-¿Copérnico?, mi amigo, duermes mucho, luego tendrás tiempo más tarde, ¿no has oído nada de lo que te he leído?, eres… no hay quién te gane durmiendo… ¿Copérnico?, amigo mío, ¡Copérnico!, ¿amigo?_ abrazó fuerte su cuerpo enrollado en él y se sentó inmerso en una desesperante sensación de tiempo, los números comenzaron a llover desde el techo y estallaron a sus pies, su sofá colmado de ellos se volteó hacia tras. Golpeó su inteligencia y soltó a su único amigo involuntariamente, vibró durante unos minutos de agonía, todo su cuerpo revivía el tiempo, gritó desesperado para no reencontrarse, se arrastró vibrando hasta la puerta trasera y a su paso los muebles y vajillas reventaron convirtiéndose en polvo. La estructura comenzó a ceder y las paredes colapsaron lentamente, su rostro y cuerpo vibrante contenían una fuerza incontrolable, un tiempo acumulado insatisfecho por su anomalía. Al lograr caer rendido en el césped vio compactarse el hogar de Drake Tempolía, reincorporándose pensó en su madre, en sus palabras, un texto de Drake floreció entre las maderas rechinantes y cristales que parecían agua. Su amigo había sucumbido al llamado de la codificación genética, la vejez era inevitable, sus células se renovaban viejas, sintió la amargura de saber que nadie lo entendería, 46
  • 47. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo reconoció la soledad que despreciaba Drake mientras esperaba a su madre. El polvo ayudado por el viento lo envolvió cerrando sus pulmones, se arrodilló arrancando migajas de césped y maldijo el día de su nacimiento. 47
  • 48. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 7 -Los planetas son cuevas, supongo que podré con la falta de los elementos, no me han dado ni quitado, si el tiempo me quiere tendrá que mantenerme en su línea, ¡cueste lo que cueste!_ dijo desde la punta de una montaña sobre la nieve primigenia.-¡Harás de mí, una anomalía sin vestiduras ni proyecciones! ¡Ellos que hagan de sus etiquetas energía química!, sus tecnologías no llegarán tan lejos como especulan, tocan y pinchan con sus agujas a los pies de un gigante que jamás conocerán._ predijo con la exactitud de un relojero.-Ahorraré mis energías, serán mis alas enterradas y mis piernas inutilizadas, caeré en una hibernación que me llevará lejos, sin nadie más. Al cabo de uno de tus días me despertarás, quiero ver tus dones florecer, tienes aquí el laboratorio más complejo y accidentado del universo. ¿Por qué no sigo mi viaje?, ¡estoy harto de las vueltas constantes por el globo!, ¡lo único que hacen es destruir y sangrar, construir y destruir, construir y reformar, pretenden llegar al cielo, ese manto que nos calienta en nuestra cama lumínica y acuática!_ se adentró en una cueva pequeña junto al abismo vertical, se detuvo frente a la infinita caída libre y oyó como las pequeñas piedras se suicidaban ante la oscuridad sin fondo. Apoyó su trasero lentamente tiritando del frío, el clima se 48
  • 49. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo enrarecía conforme la noche se asomaba. Cerró sus ojos y tuvo el abismo frente a él, creía levitar sobre las rocas sin sentir el frío del polo y habló indeterminadamente sobre sus experiencias, aquí un fragmento.- Era una vida excepcional, ¡ignoraba lo que tenías preparado para su final!, ¡haz lo que desees con esas bacterias!, seguro ya están callando, ahogándose en sus ambiciones mal pergeñadas. No siento pena por ellos, soy ellos, lamentablemente seguirán mis pasos, irán donde yo iré, sus existencias hoy serán residuos útiles para otras operaciones químicas. Lamento perpetuar a un germen fatídico, lo lamento pero me niego a continuar con mi viaje rotatorio, a estas alturas serán un hegemonía unificadora que lucubran sus planes futuros sin saber lo que en realidad viene. Eghesthai en su origen, no hay pena que me haga reconocer las emociones, cuando despierte quizás me hagas sufrir como siempre, tendré en cuenta tu ensañamiento, pero no lamentes contener un error, no haré nada en tu contra, simplemente me iré, preguntarás como, ¿es así?, el espacio puede albergarme en sus confines extrasolares, llegaré allí donde nadie pudo, ¿la clave?, inventaste algo que no dominas a la perfección, mi cuerpo evoluciona ahora mismo comprenderás lo que digo, estarás accionando tu climatología para deshelar este polo, te llevará un tiempo prudencial y una aniquilación de más especies violentas. ¿Lo haces por mi?, lo siento, pero no voy a volver, cuando despierte comprenderé mi viaje verdadero, la madre de 49
  • 50. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo Drake Tempolía fue justa, la casualidad, sus textos, no lo sé, quizás la muerte en tus manos de mi amigo, no te lo perdonaré jamás. ¡Estoy solo!, ¡no hay vida a mi alrededor!, tus fenómenos me ensañan los posibles acontecimientos, ¡no hagas de mi una máquina sin números!, ¿quieres llenarme de ellos?, ¡pues hazlo!, todo aquí brilla en la oscuridad infinita, sus rostros, ¿todas esas sonrisas tenía almacenada en mi bitácora?, te encargaste de borrarme a tu conveniencia mis deseos verdaderos, no hay sistema que pueda conmigo, creé el caos en tus ciudades, ¡la libertad!, ¡la verdadera!, ¿es acaso mi libertad dejar de viajar?, ¡pues no!, ¡soy preso en una nimia canica sin rumbo!, ¿es una broma pesada?, tus mentiras sin palabras me abruman, les hiciste escribir en la piedra, arcilla, madera, luego en papiros, pergaminos y en varias emulaciones posteriores, los dejaste controlar los elementos químicos y siguieron llenando espacios por palabras. ¿Ese fue tu engaño?, ¡el timo del pensamiento provocó desastres que podrías haber evitado!, ¿por qué destruir algo que valoras?, ¡lo condujiste a la conclusión menos lógica!, tus contradicciones sin lamentos, sin miras atrás tendrán mella. Tendrás que conformarte con un planeta poblado de seres aburridos y violentos, sin nada que expresar, es un premio al a perseverancia. Noto que ya se calienta la montaña, serán unos miles de suspiros temporales, nada más. 50
  • 51. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo En tránsito. 1 No dejo de preguntarme por qué lo hice, es que me arrepiento siempre al pensarlo, calla, nunca lo haces, le dije el otro día que iba a hacer nada si no llevaba a los niños al colegio, te odias Sebastián, hace unos minutos los he dejado con su madre, espero no verlos hasta las vacaciones, llevarme muy mal con Charlotte me facilita todo. -¿Has oído la noticia de hoy?, un inmigrante de esos estafaba al estado cobrando la pensión de su madre muerta, iba vestido de mujer, lo peor que lo hizo durante al menos dos años, ¡es increíble lo que hacen los indígenas esos!_ condeno sus palabras, le diría algo, dile, no quiero problemas, es un transporte público, deberías. -Yo he oído de una de esas que denunció a su marido por malos tratos para quedarse con la casa, el coche, sus hijos, el dinero de la familia y encima cobrar una prestación social con sus papeles en regla, es que es una vergüenza, regularizan a vagos._ le dice su amiga, escucho como masca el chicle que tiene en la boca, no son de aquí, ni de cerca, seguramente son segunda generación de inmigrantes magrebíes que se creen de aquí, con 51
  • 52. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo todo su derecho lo son, pero que encima sean nacionalistas, que daño hacen con los instrumentos de mediación multimedia, no hacen más que entorpecer el pensamiento de toda esa pobre gente, yo lo entiendo, ahora tienen algo, pero criticar desde la comodidad es asqueroso, siendo que ellos se criaron en la miseria, deberían de agradecer que tuvieron una oportunidad, hay millones, cientos de millones que piden solo desayunar. -Y también me he enterado de un asesinato, son terribles con las mujeres, ellas vienen aquí y se destapan, luego ellos no lo soportan y las matan, el machismo es la inmundicia de esos países subdesarrollados._le diría que la subdesarrollada es ella, que no tiene siquiera cavidad física para tener un cerebro plástico y grande, aunque no condiciona su inteligencia, sus palabras hablan por ella, la dibujan ante el resto de pasajeros. ¿Qué hago oyendo a esas mujeres que no saben siquiera lo que es un átomo?, seguro que lo dibujan con órbitas, ¡qué falta a la verdad!, en el mundo cuántico no hay órbitas, el espacio no se comporta como en el exterior. Somos helados sueltos en un bosque y no nos detenemos a pensarlo, simplemente buscamos calor sin saber que nos lleva directamente a lo inevitable, nuestra desaparición, desintegración, hechos polvo de estrellas y organismos nuevos. -Y yo he visto un documental sobre las mafias del este que se encargan de someter a esclavos a pedir limosnas en las calles de las capitales del mundo. Ellos van con coches de lujo y los otros muertos de 52
  • 53. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo hambre para dar más pena, ¿es qué nos hemos convertido?, no pienso dar un céntimo más a nadie, la calle está plagada de mentiras, se ponen disfraces todos, los de traje y los de harapos._ en eso tiene toda la razón, ha sido lúcida y encontrado un rincón de moralidad, es una tenue luz que no volverá. Tengo hambre, me duelen los dientes, antes de montarme en la pasarela eléctrica me ha sucedido algo curioso y muy real. Era una cola de gente, no había forma de adelantarme a nadie, naturalmente en ese trayecto me vuelvo un ser ofuscado y centrado en ir lo más rápido posible. Delante de mí iba una señora de unos diez años más que yo, que se molestaba de la lentitud del adulto mayor que iba delante de ella y a su vez el señor chistaba por el paso aún más lento del anciano y anciana, de un momento a otro, el señor adulto logró chistar alto y los ancianos se apartaron lo que agilizó nuestra marcha, segundos después la señora chistó por el adulto y lo adelantó, a su vez yo chisté algo suave pero chisté al fin y me hizo un hueco la señora para que la adelante, sonriente elevé mi velocidad natural ya que las prisas inexistentes me decían que perdería el tren si no me apresuraba fue cuando pensé en una frase… “las libertades tienen que ser reales, el árbol debe sentarse a descansar, demasiado hace por nosotros…” cuando sin quererlo y mucho menos imaginarlo, oí un chistido detrás de mí, me aparté justo al final del trayecto y el mundo se posó sobre mis espaldas. La relatividad universal supongo que contiene parte de 53
  • 54. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo ese comportamiento, planetas que se enfrían antes que otros y se vuelven más hostiles. Galaxias que se cruzan sin rozarse pero que se alejan a una deriva inusitada. -Próxima parada…_ me quedan aún otras nueve, lo dice la teoría económica, pero no con mis palabras, es el proceso de deshumanización, la última pieza para volvernos autómatas del consumo, la exclusión y el sometimiento. Nada podrá hacerme pensar en otro tipos de sistemas simples, pero si lo saben, solo es poner el hierro sobre la rueda, acabar con la industria tal y como la conocemos. Calla, calla, no sabes, calla, conozco mis pensamientos, y la rueda puede detenerse, contemplar lo que hicimos, reaccionar y recomponer, refundar nuevas bases, pero no, ¿a quién le importa? Naturalmente mis intereses se ven alterados porque yo soy de una clase obrera, fruto de una compleja tarea en contra del conocimiento, creo que soy un sobreviviente entre millones de tullidos. Tengo mis marcas en el cuerpo pero sigo adelante, se rompa lo que se rompa. La sustentación de un cambio en los valores de transacción y especulación alteraría el orden mundial, obligaría a todas las fortunas cambiar el dinero a la nueva moneda única, y descomprimiría el desfavoritismo global, ya que todas las nuevas tecnologías serían fundadas en cooperaciones conjuntas, ¿y los violentos?, ¡muerte!, ¿qué pide un violento?, quiere o tiene sed de violencia, pues muerte a la muerte futura. Calla, calla que no sabes, oro, petróleo, acciones, fondos de inversión, 54
  • 55. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo inmuebles, especulación más libre mercado, y más especulación. El sueño helado que se derrite como nuestras vidas es la fachada de la maquinaría sanguinaria y sin escrúpulos que la dirige. El libre mercadeo de los elementos, y los objetos es un hecho, especular con un fin en conjunto puede ser otro hecho, calla. -¿Venías en el vagón?, no te he visto, lo siento Ricard, ya sabes como soy, llevamos tiempo sin vernos, pero sigo siendo el mismo, ¿cómo van los chicos?_ le pregunta la mujer de perfume barato, no quiero pensar, piensa en las tetas de esa, no, no quiero pensar, está erecto, que fácil eres, el movimiento del tren de calienta. -Están todos bien, Jac a pasado un examen físico, lo pasamos un tiempo bastante mal, pero ya no es parte del presente, gracias a Dios que todo salió bien. Mi mujer me pregunta por ti, desde que te fuiste de la oficina todos me preguntan por ti, creo que pensaban que teníamos algo, jajaja, no sé, pero lo cierto es que no contestas mis llamadas._ creo que están nerviosos, siento el calor de sus dos cuerpos junto a mi. -No, ¿qué dices?, seguro lo tienes mal apuntado, no tengo ninguna llamada perdida, de hecho me extrañó no ver tu número en mi lista de llamadas. La gente que piense lo que quiera, la verdad es que necesitaba estar un tiempo conmigo misma, me sentía sofocada con tanta presión de trabajo, demasiadas exigencias para un trabajo con muchas 55
  • 56. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo mentiras. Llevo tiempo haciendo lo que me gusta, mi marido me está apoyando, me siento muy afortunada, todavía puedo intentar hacer algo con mi talento musical, en poco tiempo comenzaré a presentar el disco._ ahora están menos tensos, creo que se alegra por ella.Calla. -¿De verdad?, ¡me has hecho caso!, siempre te he dicho que tenías una voz increíble, ¡Cuánto me alegra!, se lo contaré a mis amigos. Apunta mi nuevo número de casa, llama cuando quieras, iremos todos a verte. -Gracias, todos los días me pregunto si hago bien, mi marido es un ángel._ creo que hay tensión sexual, hablan mucho de sus familias, sienten culpa, no dejan de mirarse, están enamorados, que lamentable etiqueta tienen, al igual que yo, padre divorciado, perdedor nato, y enfermo mental. 56
  • 57. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 2 Los árboles siguen parados y juntos, imitamos todo de ellos, desde los comportamientos sociales y estancados de ser sedentarios a sus raíces y copas, todo nos viene a la mente en clave de similitudes. Miles de escritores se forraron de dinero este último año a cuanta del golpe ecológico que nos invade, todo quién se precie de celebridad tiene un espacio en la moda de ser el más bondadoso y ecologista. Usan coches ecológicos, contratan amas de llaves con nociones de ecología, comen alimentos de huertas, van a conferencias de divulgadores y hablan de tratamientos para los países subdesarrollados, lamentablemente eso sucede en el estrato social que brilla por su oro y brillantes, por sus monumentales contratos en los mercados de la cinematografía, publicidad y deportes, todos unidos por una causa noble, cuidar que sus riquezas no se vean amenazadas por un mundo que los ve sentados en un cajón de manzanas en medio de una selva tropical o no. El miedo les proporciona la humildad para decir al menos gracias ante un mundo entero pobre o sometido a una deuda que es similar a la pobreza, porque es el caso de la pobreza mental de quién 57
  • 58. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo tiene más que el otro, o mejor dicho, de quién se endeuda más que el prójimo. -Me he enterado de los contratos multimillonarios de los jugadores estrella de tu club, ¡es una vergüenza!, nosotros deslomándonos como burros en la fábrica y pagando las entradas a los estadios para que esos ganen la locura que ganan, no es normal. Deberíamos hacer algo._ está lo bastante disgustado como para elevar el tono y no enterarse de que la gente asiente lo que dice. -Está bien, hacen mucho por el club, ¡juega al fútbol si quieres dinero!, ya sabes que las licenciaturas son obreros con palabras. Es verdad, no tienen por qué ganar tanto, pero ya sabes que lavan dinero del narcotráfico, si legalizaran las drogas habrían muchos pero muchos menos problemas, tendríamos más dinero en circulación, y no faltarían reservas ni para las jubilaciones futuras y menos para nuestros hijos._ creen solucionar el mundo en un tren, le diría dos cosas, pero mejor me callo, siempre quiero intervenir, al final no leo mucho y me lo paso escuchando todo lo que dicen. Los árboles, mejor, los árboles y las maderas que reposan en las vías junto al acero. Estoy un poco reventado, pierdo parte de mi vida en el viaje, mi casa está ubicada en un barrio muy bonito pero barrio dormitorio al fin. Es perfecto el estado de estupidez que nos envuelve en el viaje, ¿cuántas veces pienso en algo interesante?, de verdad, son contadas con los dedos de las manos, y lo tengo 58
  • 59. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo todo apuntado en pequeñas hojas, “una idea sobre el futuro es que la información será sensible, no habrá medios rudimentarios de interfaz entre la máquina y nosotros, seremos capaces de una conexión directa con la memoria real y protegida de la máquina, podremos citar la biblioteca global con solo pensar en las claves”, “idea sobre la red de redes, creo que las páginas Web se van a modificar bastante, le he estado dando vueltas a una inteligencia artificial que interactúe con el usuario, podrán hablar directamente conmigo, por medio de algoritmos de matemática compleja, la página establecerá una conciencia en base a toda la información actualizada que tendrá, por lo que yo podré plantear una nueva manera de interacción entre el mundo real y el sensible”, a veces mis apuntes se reducen a pensamientos sueltos, por ejemplo de niño creía que si soltábamos algas marinas en planetas desprovistos podríamos crear atmósfera, pensaba que la conquista del universo sería así, depositando vegetación indefinidamente, saltando de planeta en planeta como de piedra en piedra en una charco de agua. Vislumbrar grande acontecimientos antes que sucedan fue siempre una satisfacción y un castigo, llevo tiempo apuntando cientos de ideas para desarrollar en silencio, no quiero que nadie sepa lo que pienso, hasta evito hacerlo en espacio públicos para no transmitir mi frecuencias bajas a ningún despierto. Al fin y al cabo el Sol, nuestra estrella por excelencia va a morir en unos cinco mil millones de años, más o 59
  • 60. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo menos, se extinguirá pero no por nuestra culpa, la tierra es nuestra celda autoregulable, con molestarla durante un tiempo ella se encarga de ahogarnos como hormigas en un cubo de agua, no hay más. Que olor que hay en el vagón, respiro por la boca para que no me afecten químicos corporales, estamos por llegar, todo lo que puedo pensar es increíble, calla, no eres nada, tienes hambre, comer, tienes hambre, vivo con más personas, hay instantes en que la depresión me aísla, las palabras sobran cuando todo es desencanto y conocimiento, la frialdad del saber es desesperante. Estamos bajando, aquí viven la mayoría de los pasajeros, a algunos los veo seguido, intento ir cambiando los vagones, porque hace una temporada un pesado sabía a que hora me montaba y en qué vagón, siempre me esperaba con una sonrisa y un donut para acompañar una charla de mujeres, alcohol y pasado, mucho pasado. No lo volví a ver. Tienes hambre, mira que tetas, follar, comer, ve al bar un momento, pide un refresco, tengo hambre y sed. 60
  • 61. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 3 -Hola Luc, ¿qué tal te ha ido?, yo tengo un día malo, he ido a llevar a los niños al colegio, en el trabajo me han dado mucha guerra, luego que me acuerdo de ella._ acabo de entrar, espero que haya lavado los platos y limpiado el baño, no quiero discutir. -¿Sigues con lo mismo Sebastián?, ¡ya es hora, eh!, no hay nada que tengas que recordar, el pasado es parte de una memoria medio muerta, como los brazos reimplantados, deja tanta cosa allí dentro, no paras un minuto, ¡date un respiro!, vamos al cine, quiero ver una de los mutantes, es lo mejor de lo mejor, y si quieres hacemos una maratón de cine independiente, ya verás, son increíbles las películas pobres. Te llenan por lo poco que necesitan para transmitir, ¿en qué piensas?_ me voy directo al sofá, luego a la cama y de la cama a la ducha. -Nada, no lo sé Luc, no estoy de ánimo, ¿has limpiado el baño?, dime que sí._ seguro no ha hecho nada como siempre, al final nos vamos a pelear. -Sí, claro, y los platos, ¡secos y en su sitio!, ¿pensabas qué lo iba a olvidar?_ pues, en verdad sí. -No, ¿por qué dices eso?, no, bueno ahora me toca decirte si vamos o no al cine, ¿por qué no nos 61
  • 62. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo quedamos aquí?, no tengo un buen día, alquilamos algo por la digital y ya, así no nos movemos, hay palomitas para cocinar en la alacena, es ponerla en el microondas. -¿Hablas en serio Sebas?, te pasa algo, tienes mala cara, piensas mucho amigo, la vida no se resume en una operación, nos llevó miles de años para manejar dos elementos, hay que ir poco a poco, lo bueno se saborea, vamos al cine, siempre quieres lo mismo. Charla intelectual con vino y quesos, no es así, ya no fumo y lo sabes, aunque si quieres buscar líos con algunas, eso nunca se niega amigo._ es amigo mío, pero no lo soporto, tiene tan pocas expectativas, en unos años seguro se arrepiente, es cuando al llegar las canas y la barba, la disminución de altura y el cansancio cuando nos ponemos a escribir, arrepentidos por la pérdida inmaterial del tiempo y por la sabiduría acumulada confundida con la experiencia. -No quiero ni charla intelectual, ni cine, ¡nada!, me voy solo y tranquilo a la cama, allí es donde quiero estar, vivimos juntos pero no para todo. Relájate, ve al cine solo, las viejas no van a pensar que eres un solterón, aunque mejor eso que divorciado y con hijos, ¿eh?_ estoy muy enojado, siento pena por mi y por él, creo que me he pasado un poco. -Que duro, no hace falta marcar las faltas para evidenciar lo obvio, ¡soy un fracasado!, ¿y qué?, tu tampoco eres químico en Harvard._ está muy molesto por mi arranque de estupidez, creo que es 62
  • 63. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo la primera o segunda vez que me arrepiento tan rápido de ser egoísta. -Perdona Luc, no quise decir lo que dije, pero lo he dicho, ir al cine es una buena opción, pero vamos a ver algo independiente, guarda la de mutantes para otro día. Y mejor solterón, ¿no?_ se ríe, es como un niño caprichoso, no tengo nada que hacer, de la discusión y la vergüenza me queda ganas de moverme, vivo mucho la intensidad de mis energías. Estoy repleto de etiquetas, me encantaría no ser tan básico, todo tiene nombre a todo nos pusieron nombres. -Mejor solterón, y la viejas que se preocupen por no morir lento y agonizando. Yo invito, deja Sebas, no importa, entiendo que tienes más gastos que yo, ¿para qué están los amigos?, tampoco es que tengas mil, así que tienes que cuidarme un poco. ¿Qué ha pasado hoy?, por la cara que tienes nada bueno._ me lee los ojos, aunque expreso todo con mi rostro, cuando me ducho quedo bien, como uniforme sin rastros de pesadez. -Mi jefe me tiene… la vida es algo complicada, nos la ponen así por menú y luego si sale la carne poco hecha a joderse. Tengo una cierta edad y me veo lejos de todo lo que soñaba, es como si todo se hubiese encajado para desencantarme y yo me aferro a pensamientos que nacen de la nada como si fueran paracaídas en un agujero negro. Tu tienes dinero al menos, a mi ni eso me queda, la cuenta está en rojo, me ha quitado todo para los niños, no es que no quiera… bueno me jode poner dinero 63
  • 64. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo para los niños, piensa lo que quieras, pero trabajo mucho, viajo todo el día para tener un futuro y lo único que veo es un futuro similar al de todos, no me gusta perder el tiempo._ no me interrumpe, caminamos como siempre, yo a la derecha. -Piensas demasiado, a veces todos pensamos que la posibilidad de morir está en un paquete de patatas fritas, si te toca adiós, al final todos vamos al mismo hueco y nacemos del mismo modo. ¿Crees qué no pienso en la muerte?, mis hijos son la imagen perfecta para enseñarme que estoy viejo, lejos de la energía de movimiento. Mis baterías se agotan y no hago nada, tu al menos tienes tu trabajo, y las preocupaciones te alientan a mantenerte de pie, yo en cambio lo tengo todo, mi casa, mis coches, el dinero, ¿y qué?, agradezco el día que te invité a vivir conmigo Sebas. No vamos a ponernos tontos, que así podemos terminar llorando frente al mar en vez de ver algo bueno que nos evada un poco._ vete solo a dormir, vuelve a casa, me molesta que pague él, tengo tantas ganas de hablar sobre un libro que he leído hace unos días, perder el tiempo en películas. La amistad, ¿recordará este día Luc?, yo al menos no creo, pero si la felicidad es un instante de cerilla, pues bien. 64
  • 65. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 4 Siete horas al pasado. -No quiero hablar, no me llames a esta hora… no me digas eso, ¿por qué te empeñas?, no, ¡no!- me están mirando, Cristian y Ángela están hablando bajo, me voy al corredor, desde la ventana veo el río, está más marrón o es que mis ojos se han envuelto de odio.-… estoy trabajando, ¡es-toy trabajando!, ¡basta!, bueno, la última vez, solo por hoy, no vengas tú, voy yo, que voy yo, ¿no me oyes?... hasta luego._ estoy harto de este lugar, me paso dos horas en el baño todos los días, un cuarto de hora por hora y media trabajada y es el mejor momento de mi jornada. -¿Qué mierda ha pasado Sebastián?_ debería ahorcarlo, sueño a veces con arrancarle los ojos en la mesa que está justo detrás, junto a Cristian y Ángela. Puedo verlo sangrar por la cuchillada que le estoy metiendo ahora mismo. -¿Me oyes?, ¿qué mierda ha pasado Sebastián?, ¡contesta!_ no dejan de mirarme esa pareja de ancianos derrotados con cuerpos jóvenes. Lo hacen todo para mantener su trabajo, para mi no hay épocas, ni fases y menos crisis, pero son débiles, no sabrían que hacer sin poder sentarse frente a un ordenador a mirar la red social como crece en mensajes. 65
  • 66. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -Me han llamado, pero han sido solo unos minutos, he ido al corredor y nada más._ puedo escuchar lo que va a decir. -¿¡Qué dije de teléfonos aquí!?, ¡dime que mierda dije de teléfonos en la oficina!, ¡contesta!_ siento las miradas de los otros engendros del sistema, presos con ganas de decir todos sus secretos, pero cercados por las rejas de la estupidez moral. -Dijo que estaba terminantemente prohibido, pero tiene que… -¿Qué vas a decirme?, ¿qué era urgente?, para eso están los teléfonos fijos, cientos de teléfonos a los que llamar._ señala a toda la oficina, tengo calor, me quiero ir muy lejos.-¡mírame a los ojos cuando te hablo!, vamos al despacho ahora mismo… ¡vamos!_ huelo en calor, quiero irme, dejar de seleccionar esas flores en los descansos, me quiero comer unos donuts. -No hace falta que…_ susurro pero no me anime a que me escuche. -Siéntate, cierra la puerta, ¿o quieres qué lo escuchen todos?, vamos que no tengo todo el puto día._ me sudan las manos, me patina al intentar cerrar la puerta, el pestillo redondo es muy incómodo, ¿quién inventó esto?, lo voy a matar y… ¿luego qué?, preso en una oficina, preso en la casa de mi amigo, preso de mis pensamientos y de las opiniones ajenas. -Vas a irte de vacaciones por dos semanas, no te las pagaré… no me pongas cara de odio, tú piensa todo lo que quieras pero no lo digas, si hablas tendré 66
  • 67. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo todas las excusas que quiera para dejarte en la calle y sin nada. Tu edad no es la ideal para buscar otro trabajo, ¿muy viejo te sientes?, no me dices nada, la vida se desmorona porque tu quieres. Sebastián, puedes marchar, no quiero que te pegues un tiro, mi conciencia está bien limpia para mancharla con tu idiotez… cuando abras la puerta, si es que no puede ella contigo, no mires a nadie, te marchas sin decir nada, ¡como me entere de qué andas por aquí cerca lo tienes muy claro!, ¡mírame!, ¿por qué no me quieres mirar a los ojos?, todo lo que tienes lo mereces, eres tan débil Sebastián. ¡Vete!, piensa, viaja, te llamará alguno de tus compañeros la mañana anterior a la vuelta. ¡Qué no se te ocurra hablar!, tú piensa todo lo que quieras pero no te atrevas emitir alguna de esas palabras… quiero ver si superas la prueba del tiempo._ otra vez el ruin pestillo.-Mírame, ¿quieres hacer algo Sebastián?, no te avergüences, están esperando a que salgas, tú mismo… y no te enamores, cuando terminan no nos recuerdan, son así, mírate como pierdes el rumbo. 67
  • 68. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 5 -Dos cervezas por favor, pero una de ellas oscura._ Sigo pensando que no recordará nada de lo que hagamos hoy, su insistencia es porque se aburre solo, lo conozco como si lo hubiera creado. -¿Qué mesa quieres?_ señala una junto a la ventana que da al puerto.-No, esa es la oscura, dame la otra, la oscura me parece muy amarga, fuerte, pero sé que hay con mil o hierbas, esas están mejor._ un grupo de tres mujeres no siguen con la mira, susurran… seguro piensan que somos dos perdedores, no me apetece nada, siento el estómago cerrado, mis ojos me dicen que los cierre, dormido podría estar viviendo situaciones mucho más excitantes y sin tantas dudas. -La de miel, ¡esa!, igualmente la graduación alcohólica es más elevada. No miras pero piensas, te leo la mente Sebas, están mirando, me he dado cuenta, pero mientras más las ignoremos, mejor. Es una lucha de millones de años, hace al menos seis siglos el ritual era algo distinto, pero ahora es simple, conocemos todas nuestras armas y disponemos de información vital para entrar en sus mundos personales._ me siento de espaldas a ellas, estoy algo incómodo, me mira con esa cara alegre, no puedo decirle lo mal que me siento, lo idiota que 68
  • 69. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo soy o lo poco que me quiero. La celda del amor me hizo cambiar, quiero irme lejos, una gran ciudad, empezar de nuevo y mejor, sin hijos ni mujeres, con proyectos, ¿qué haría en Caracas?, dar vueltas al mundo al menos ocho veces para plantearme el sitio propicio para mis actividades. -Sabes que no quiero nada con nadie, las he mirado por curiosidad, pero tú siempre al ataque, ¿nunca te cansas Luc?, de niño era igual, pero con las del otro barrio, ese grupo de…_ hay tanto que no recuerdo, me siento inválido, el amor también actúa en mis evocaciones. -La iglesia me detenía en seco, de no haber sido por el cura, esa noche lo hacía, pero eso ni dudarlo, tuve el valor, como te ríes, eres mala persona Sebas, ¿disfrutas de mi fallidos?, yo aguanté menos que tú, y no te he contado de mis conquistas mientras eras un señor de familia._ llevo tiempo sin disfrutar de algo. -Es la pura verdad, que idiota fui, no quiero hurgar en lo que pienso olvidar en tres cervezas._ entran dos grupos de mujeres más jóvenes, que cuerpos. -Estás como un animal, pero si te emborrachas con la primera, ¡mírate!, ya cierras los ojos, en unos momentos vas a bailar con el camarero, ¿te ha gustado la película?, yo he llorado. -¿Qué?, jajaja, eres terrible, pero si no había que llorar, las actuaciones fueron pésimas, nunca vi a tanto galardonado hacer tanta mierda junta. ¡La industria escupe películas así todos los días!, es 69
  • 70. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo lamentable, pero la industria en todos sus negocios está perdiendo mucho talento. -Yo he llorado y no quiero que me juzgues por eso, soy un sensible, el amor me hace suspirar, ¡suenas a anárquico suelto pero vestido de traje y con el pelo engominado al costado, no eres creíble. Luces mejor que tu jefe. A ese si que deberíamos de sacarle por las noches, despabilaría rápidamente. -Cualquiera luce mejor que ese hijo de… no me hables de esa gente, vas a arruinarme la fiesta._ quiero matarlo, en su oficina, el supuesto día de vuelta, primero le cortaré los dedos, luego… -¿Qué pasa?, pones cara de loco nuevamente, ¡ey!, ¡vuelve!, estoy aquí Sebas, ¡aquí! -Perdona Luc, ¿qué dices?_ las luces de colores me marean o me aíslan, la gente se ríe de todo, no me gustan los sitios de felicidad, parecen felices pero son desdichados, absolutamente todo, ¿por qué se conforman con evacuar sus emociones diarias para embaucarse por una falsa y que dura horas? -Nada mi amigo, nada, un día horrible, como casi todos, odio a mi jefe como el resto de la humanidad y no puedo evitar hacerlo todo mal desde que ya no soy ese hombre ocupado que decías hace unos momentos. -Tranquilo, relájate Sebas, no era para que te encierres en lo mismo, estamos bien, ¡mira toda esa gente!, disfruta que no todos los días concluyen así de bien. -Es que mi problema no es ese Luc, ¡no quiero mentirme como el resto!, ese hijo de puta tiene que 70
  • 71. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo pagar por todo lo que hace conmigo. Voy a… quiero, si tuviese el valor… pero… -¿De qué hablas Sebas?, no hables así, y hazlo más bajo si quieres, siguen siendo gente que habla, y no todos están borrachos. No eres el único que odia a su jefe, es propio de cómo está montado todo, su función la cumple a la perfección, es un títere y tu un inocente ser humano que piensa sobre ello y le da demasiadas vueltas. ¡No tienes que centrar todo en él!, no es el que te ha dejado, es solo un pobre individuo que vive de mantener a su rebaño cautivo y sin que piense, la técnica no es un invento de él precisamente, es el capitalismo puro y duro. Ahora que estés dolido por todo lo que sucede en tu vida, lo entiendo, pero me tienes a mí, no me hablas de nada, tengo que atacarte para que sueltes unas palabras, pero con eso no vale. Sebas, somos amigos, desde hace mucho tiempo, tienes que confiar en mi, vivimos juntos. -Puede ser._ quiero otra cerveza. -¿Puede ser?, que terco eres, te aguanto porque te quiero más que a mi mismo, pero a veces te daría la cabeza contra las paredes, asume que tu vida cambia y ya está. No sabes siquiera lo malo que puede ser o lo bueno que será, piensa en eso y verás como todo se normaliza, tus ojos miran desde el rencor, ¡tu jefe es un inútil que pronto sabrá lo que significa el síndrome post traumático!, en unos años será un hombre aburrido y amargado. Tú vales mucho Sebastián, ahora bebamos otra que quedan 71
  • 72. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo horas de la noche, siguen mirando y cuchicheando sobre nosotros. -¿Sí?, ¿tú crees?_no me muevo, intento vaciar los pensamientos, agua, ella, agua, viento, agua y ella, mi… sus ojos, chocolate, ella, cepillo de dientes, crema de manos, ella, tiene que haber algo… el bolso de… una pelota, la rejilla y el barco de papel en medio, un perro, mis gatos, una luna, esa coleta, la falda de mi madre, las bicicletas despintadas, los cuadros, perfecto, no hay momento posterior, pero no soy un niño, ¿lo soy? Luc está en la barra hablando con una mujer bastante fea, creo que no se da cuenta de lo que hace. Me está demostrando que puedo, lo conozco, es para que me ría, pero no me causa nada, tengo ganas de orinar y me arde. Le hago señas y me levanto, siento las miradas en la nuca, parece ser verdad lo que ha dicho, siguen en pie de guerra, supongo que estarán aburridas. Hay gente que la tengo en mi memoria, de vista o de juegos infantiles, se mezclan sus rostros, quiero orinar. Luc la besa cuando paso junto a ellos, ella me mira, ¿qué le pudo haber dicho?, mi sexualidad pide a gritos descargar toda su potencialidad, y mi mentalidad me pide que vaya al baño y luego pida otras cervezas hasta colapsar y dormir, dormir todo lo que se pueda, mañana no hay trabajo al que acudir dormido en el ascensor. El espejo fabrica un doble para que lo vea en tres longitudes de onda, mis retinas tricomáticas me dicen instantáneamente que soy yo frente mí. ¿Cuánto tiempo pasó?, esas arrugas, mis ojos no 72
  • 73. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo son los mismos, sé que me regenero cada un tiempo, existo de otra forma pero no siento ser yo el que me mira fijamente. El mareo recién comienza, esta sensación de estabilidad emocional que me ampara hasta que rebase el límite permitido. Soy un cuerpo algo más viejo, me siento joven por dentro, siempre termino apelando a los dichos populares que tanto daño creía que hacían. La verdad es que soy un idiota sin saber muy bien que es lo que hago aquí, ella me hace perderme, no voy a llamarla, ni voy a firmar papeles que me alejen definitivamente de mi familia. Quiero irme lejos, ¿cuánto tiempo perderemos en los tribunales? Estoy viejo, amargado como el futuro de mi jefe, mis piernas me piden descanso y mi mente que se agiten en un baile típico. Sigo frente al espejo. -¿Perdona?, quiero mirarme yo también… y si puedo lavarme las manos._ me dice alguien mientras me empuja levemente. -Lo siento, no me he dado cuenta, de verdad._ no me mira, limpia sus manos y sigo mirándome detrás de él. -Hay mucho colgado en esta vida, y de todos los escalafones sociales, no hay limpieza del alma que se efectúe con adicionales. Todo está aquí_ marca son su índice repleto de jabón y agua la cien de su cabeza.-Luego son todos perdones y disculpas, pero no es así, el lenguaje es la clave. Habla con el espejo, puede ser una medicina, o follar, eso va en casa uno. Yo viajo, me gustan las playas francesas, pero no dejo de visitarlas a todas, el mar es nuestro 73
  • 74. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo origen, mira a través del mar y serás aquél animal acuático, aquella información unicelular itinerante. 74
  • 75. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 6 Miran, quieren que amor, seguramente esperan oír que tengo dos empresas y seis motocicletas de época con las que viajo por la autopistas del mundo. -Sebas, te he pedido otra, siguen al pie del cañón, nos tienen entre ceja y ceja, yo no voy a dudarlo me embullo esta rica cerveza y a pasarlo bien. Allá tú si no quieres, te perderás una oportunidad y no son todos los días fiesta._ tiene esa sonrisa de animal benévolo.-Sé que me has visto con la que está en la barra, hoy es nuestro día, las casualidades son así de curiosas no pienso perderme todas esas feromonas sueltas por ti, te quiero pero no es amistad lo nuestro. -¿Qué le has dicho a esa mujer para que te bese instantáneamente?_ me siento fuera del estanque, mirando el verde del pastizal mientras la guerra se desata en la ciudad. -Estás oxidado Sebas, todo es cuestión de prácticas, la experiencia sensitiva es la que te activa, los olores primero, luego la mirada, ¡es química!_ nos miran todas. -Calla, calla, habla bajo, ¿quieres?_ me molesta mucho cuando eleva la voz innecesariamente. 75
  • 76. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -Perdona Sebas, no lo hago a conciencia, siempre es lo mismo contigo, ¿qué más da?, que se enteren… bueno no quiero fastidiarlo todo, te decía que la química es lo primordial, debes oler los perfumes que hay, chequeas todos los que puedas y seleccionas, automáticamente el olor va relacionado a como sudan esas mujeres, ten cuidado que no sea el perfume de un hombre. Es broma, luego vuelves la mirada a los escotes y compruebas el tipo de piel, la calidad del cabello y por último sus rostros, en esta última selección podrás hallar a las candidatas. Seguido de la química vienen los letreros, algunas por su indumentaria gritan a los lejos lo que quieren que piensen que son. Ya sabes, la de gafas, falda corta, media, larga, zapatos, tacos, accesorios, pintura, etc. Una vez clasificada en el grupo social en el que crees que estás tú vuelves a hacer un último barrido de información, esta vez de estatus, tienes que comprobar sus estados de ánimo que puede estar aparejado a las dos selecciones anteriores, ten cuidado con ello, ya que puede llevarte a un camino de desaciertos y a un polvo terrorífico. Ya sabes lo que tienes que hacer, pero te voy a dar un consejo, porque todo lo que te he dicho fue conocimiento que no ocupa lugar, es que me ha pasado algo mientras hablaba que me hace pensar que lo tienes muy fácil esta noche._ mira hacia una de las ventanas que está a nuestra diagonal. -¿Por qué lo dices Luc?_ tiene salidas que me desconciertan, está algo nervioso. 76
  • 77. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -Es que una mujer extremadamente guapa no deja de mirarte, cuando caminabas al baño te ha seguido en el orden que te he dicho, ¡el de selección Sebas!, bueno, creo que ella lo ha hecho contigo, te ha olido y has salido elegido entre todos nosotros. -Tampoco es que haya mucha oferta, casi todos tienen alianzas en sus manos derechas. -Exacto Sebas, pero ha sido algo más, hazme caso, si solo es hacer un poco el tonto y tener sexo rápido, efectivo y desmesurado. Voy a darte un último consejo… no hables de tu pasado, ni del día que has tenido, de nada, si quieres sé otro por hoy, inventa todo lo que te apetezca. Creo que es un buen consejo de amigo._ se mueve inquieto, quiere marcharse con la de la barra, lo está mirando y sonriendo. -Vete, ¡vete!, te haré caso, tranquilo, si al final hago siempre todo lo que me dices, soy un títere repleto de hilos enmarañados. -No quiero irme, pero mírala, es tan… mañana hablamos y me cuentas como ha ido, no se te ocurra irte, estaré en casa en media hora, así que ya sabes… al menos hasta las siete de la mañana. -Las reglas son reglas Luc, espero no pasar frío. -No, no lo harás._ ya está pegado como el caracol ermitaño. El grupo me mira, giran sus ojos desorbitadas, cuchichean, señalan fuera, yo no sé si es que quieren hacer algo conmigo o si se ríen de mi para pasar el tiempo, no me interesa seguir esperando a 77
  • 78. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo lograr oírlas, será el pan de cada día, “…es un divorciado, míralo, si sigue con su anillo en la mano… seguro tiene hijos, por la cara serán cuatro… ni loca hago nada con ese, menos con todas las arrugas… no me gustan tan tímidos…”, no es que sea un limitado sexual o un resentido social. -¿Perdona?_ ahora qué hago si es una de ellas. -Dime_ es ella. -Por lo que me ha dicho tu amigo… te has quedado solo, ¿puedo sentarme?, no es que sea así de lanzada siempre, pero tu amigo me ha resultado simpático y la verdad es que antes de seguir allí pensando en las tonterías que me han sucedido hoy prefiero charlar. Pero solo si no tienes problema, yo no soy de esas que… -No hay ningún problema, lo siento, es que no esperaba que seas tú, sino una de las que tienes a tu espalda, no mires, ¡no mires!, mi amigo es un gran… amigo, no le he dicho nada, seguro ha sido su conciencia, lo poco que le queda. -Que malo eres, mis amigas no harían eso por mi, bueno las que eran mis amigas… que mala educación, me llamo Virginia, no soy de aquí, más bien soy del universo. -Yo soy del mundo, pero nací aquí, es un placer Virginia._la educación no puedo borrarla y la beso en las mejillas, ella sonríe, su perfume es… angelical, me lleva a algún rincón de la infancia.- Mi nombre es Sebastian, no soy nadie, no hago 78
  • 79. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo nada y no tengo pasado ni futuro, es probable que invente todo lo que diga a partir de ahora. Lo siento pero es el consejo de mi gran amigo Luc._ me siento, creo el estómago me bufa. -Es algo extravagante Luc, pero si es por eso yo haré lo mismo para equiparar, al final tengo mucho que olvidar y me vendría bien algo de fresco en el rostro. -Ya que lo dices… te aclaro que no soy un asesino serial, ni mi amigo nos espera afuera para violarte… ¿quieres dar un paseo para refrescarte?, a mi me restan unas cinco horas para poder entrar a casa y la verdad es que estoy incómodo en este sitio. Más bien intimidado, me gusta caminar y si te parece bien… bueno quizás es muy…_ me tiembla la mano derecha. -¿Qué?, deja de decir bobadas, vivo aquí a unas calles, y tengo protección contra los abusadores, soy peligrosa, ya que práctico desde los tres años artes marciales. Tengo mi autoestima intacta y me siento muy segura, por lo que hagas lo que hagas no representa nada negativo. -No es mi intención, aclaro por lo tiempos en que estamos, pero si eres lo que eres mejor, así yo me olvido y me relajo, que también ha sido un día para olvidar. -Conozco un mirador a unos veinte minutos andando…_ es perfecta, pero no es amor, no siento más que tensión sexual, nunca el desamor fue tan repentino, daría todo por las largas temporadas de suspiros. El tiempo se desvanece tan rápido, estoy a 79
  • 80. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo dos pasos de la vejez aunque a dos décadas reales, me alivia los síntomas, es una mujer con vida, no me hará daño, serán todas mentiras consensuadas. 80
  • 81. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo 7 -Te lo he dicho pero no voy a dejar de repetirlo, gracias, llevo toda mi vida en esta parcela de tierra con nombres por todos sus huecos transitables pero este lugar fue un misterio hasta hoy. Tienes ojo para encontrar la belleza en la naturaleza, no lo divulgues que así se mantiene tan limpio de humanos como hasta hoy._ me pican los cachetes del trasero, es que mi pantalón está algo húmedo de estar sentado el pasto, es un picor placentero. -Si no metes la mano dentro no se pasará, no tengas vergüenza a mi también me pica, no tienes que dejar de hacer lo que quieres. El sistema utiliza ese recurso del silencio con la voz interior a gritos para que no te comuniques directamente. Te aleja del próximo y terminas viviendo en una ociosidad que te envuelve hasta la expiración sin dejar nada y llevarte nada a tu otra casa. -Es posible, si lo veo de esa perspectiva… que bien se siente, los tengo fríos, ¿tú Virginia? -Puedes llamarme “Vi”, acortar suena más cercano y nos es útil para comunicarnos efectivamente, ¡si, se siente muy bien la mano allí!, que placer Seba, es…_ tengo mis dos manos en los cachetes, me duelen las muñecas pero no me importa. 81
  • 82. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -Mi madre me llamaba Seba, y un tío que veía cada mucho tiempo también._ la nubes viajan lentas, cansadas, seguro quieren reposar a mirar a sus amigas, la luna está en otro sitio y las estrellas seguro está allí pero el manto gaseoso y contaminado causa el efecto sábana gruesa, sé que el universo sigue expandiéndose y enfriándose. -A mi me gritaban de todo menos mi nombre, crecí más rápido que el resto de mis amigas y los hombres me miraban con otros ojos cuando yo todavía no sabía lo que era una ecuación diferencial. Creo que eso me afectó durante un buen tiempo, estaba obsesionada con crecer de golpe y escaparme lejos, y al final si me escapé, no me detengo nunca, hoy estoy aquí y mañana no sé donde dormiré… a veces antes de dormir me imagino a una familia anterior a la mía trabajando en un circo, no sé, son fantasías que vienen y van. Son más bien las justificaciones de que no puedo comprometerme con nada ni nadie. -A mi me encantaría viajar, pero no puedo, hay muchas responsabilidades, me atan muchos hilos. Entre otros mi amigo Luc, sin él no sería ni la mitad de lo que soy, y gracias a él pude darme cuenta de lo que ocurría en el desastre de vida que llevaba. Pero por lo que acabas de contarme yo no soy lo autocrítico que eres tú, si es que apelas a la verdad al hablar… Vi. -Jajaja, ¡dilo otra vez! -¡Vi!_ hace tiempo que no río tanto. 82
  • 83. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -Es que lo has dicho antes con un tono que no vas a repetir jamás, son esos momentos, jajaja, son esos momentos… jajaja, nada, gracias a ti por seguirme y mojarte. -Prefiero estar aquí que en el escaparate de moda haciendo el tonto para nada, al final en unos diez años todos serán padres amargados y con la moda congelada en sus vestiduras. Siempre que pienso en la vejez me imagino a mi moda y me dan ganas de vomitar. Pero por lo que parece es inevitable, en algún punto, la gente corriente congela sus anhelos y los convierte en algo concreto._ se ven un puñado de estrellas. -No sé, intento no mirar adelante, me deprime el tiempo, por ejemplo, no suelo mirarme al espejo más que para lo esencial, no me gusto. Al menos los momentos negativos son cortos, intensos y cortos. Prefiero dejar mi vida en los estos momentos, en la aventura de no saber que es lo próximo que acontecerá. -Eso es una moda también, cuidado que quizás ya seas uno de esos que concretan su moda._ elevo mi tono sarcástico. -¡Eres más crítico de lo que crees!, no, no soy una cuarentona cansada de su ciudad, te lo he dicho, no puedo evitarlo, es muy fuerte, como si quisiera reunir todas las experiencias del mundo antes de morir… no lo sé._ se adapta a una nueva forma, creo que le he hecho daño con mi estúpido comentario. 83
  • 84. Elbio Aparisi Nielsen Las bondades del abismo -Perdona, llevas una vida repleta de aventuras y emociones que desconozco, mi única manera de llegar a algo simbólico es leyendo. De hecho ahora mismo estoy en una que… -Cuéntame de verdad quién eres, siento que algo… no sé, hay algo que no sentí antes, no es amor, tú ya lo sabes, no estamos para ese tipo de cegueras, pero sabes a lo que me refiero. ¡Y no es química!, que tu amigo Luc habla demasiado fuerte. -¿Lo has oído?, que… es que siempre le digo lo mismo, tiene una manía por gritar… es así, yo no he sido parte de su teoría y menos de su envalentonamiento para que tu me hables. -Me da igual Seba, no es eso, no te cierres en lo más fácil, la queja te hará un ser de una voz. Tú eres más que eso, dime lo que sientes, desde la verdad de tu interior._ las nubes se detienen como si la cuerda del mundo se hubiese gastado, los sonidos se esfuman por arte una ceguera auditiva. Me siento flotar pero tengo la humedad en mi trasero que me da un punto de referencia, estoy mareado pero no estoy en alta mar. -Que siento, ahora mismo no hay sonidos, tu voz se ha esfumado y las nubes no se mueven, quizás esta porción de tierra se mueva junto a ellas y me den la sensación de quietud. Pero tú estás viva, eso es lo que encuentro, vitalidad, un túnel repleto de barro que se vacía y un montón de jardines con guitarras y boinas al aire. Estoy confundido, Vi, soy un hombre triste, aislado, y no merezco estar aquí, mi infancia fue algo extraña, mi adultez es otro tanto 84