PRESENTACION Y PROGRAMAS PRE-REQUISITOS DEL SISTEMA HACCP BPM Y PHS 2023.pptx
Una visita a Japón - La cultura de Gestión de Riesgos
1. Autor: Nelson Berríos Villagra.
GERENTE DE CALIDAD Y PREVENCIÓN DE RIESGOS
EMPRESA HH INGENIERÍA.
E-mail: nberriosv@gmail.cl
2. En una estadía en Japón, visitando empresas grandes, medianas y pequeñas, pude
observar cómo el Estado Japonés -a través de muchos gobiernos de distintos colores
políticos- posee una Cultura de la Gestión de Riesgos, dentro de su visión productiva de la
vida.
Tuve la oportunidad de reunirme con algunos Empresarios, Sindicatos y Trabajadores de
distintos tipos de empresas (además de todas mis vivencias personales del diario vivir) y
me pude percatar en todas estas instancias, que la Gestión de Riesgos es parte integrante
de su forma de vida, no es sólo una herramienta de gestión clave en la administración de
empresas, es parte de su Cultura productiva. Claro está que este análisis japonés de
Gestión de Riesgos está focalizado mayormente al área de las empresas y de la política de
estado de cumplir sus objetivos de productividad, calidad, medioambiente y seguridad
material de sus habitantes, pero no en forma holística a todo el quehacer de la sociedad
japonesa, ya que en otras dimensiones distintas a la productiva, existe alta necesidad de
este análisis de Gestión de Riesgos Holístico y todavía no se aplica por temas económicos,
culturales y estructurales.
3. Los japoneses, lejos de ser perfectos, tienen obviamente características de
idiosincrasia muy distintas a la mentalidad latina. Pese a toda su agitada y
dramática historia, tienen en general una cultura rica en algunos valores
profundos que han sido cultivados, mantenidos, protegidos y valorados a
través de las generaciones, además de una fuerte visión de futuro, capacidad
analítica, trabajo en equipo, estudio, austeridad y disciplina.
Obviamente que tienen otras características y condicionamientos mentales y
emocionales que están generando serias dificultades a la sociedad japonesa
actual y por lo tanto, nuevos e inexplorados riesgos, que los está llevando a
situaciones extremas y de muy complejo control, pero creo que debemos
aprender de lo bueno y desechar lo que para nosotros, no lo es. Cada sociedad
tiene sus propios desafíos y hay que tratar de aprender de sus buenas
prácticas.
4. La cultura japonesa actual tiene singularidades que escapan a todo lo que uno pudiera
imaginar, tanto en lo que nosotros podríamos catalogar como positivo, como en lo que
consideraríamos negativo. Existen costumbres incomprensibles y que podrían resultar
chocantes para nosotros, como otras de una sutilidad sin límites. Por ello, sólo me
referiré al trabajo en las empresas y en particular a los sistemas de gestión para su
mejoramiento, además de su quehacer productivo habitual en la ciudad, dejando lo
demás a los correspondientes expertos en estas otras áreas claves del quehacer
humano ( Educación Preescolar y Escolar, Psicología Laboral, Inteligencia Emocional,
Psicología Familiar y Social, Derechos de los Niños y de las Personas en General,
Realidad Virtual, Relación del Hombre y la Tecnología, Comercio y Contenido de Videos
Juegos y Mangas, Relación Espacio-Áreas Verdes-Conducta Humana, etc.)
Pude apreciar personalmente en las empresas visitadas, la importancia que tiene para
ellos la Gestión de Riesgos, antes de proceder a cualquier tipo de proceso o proyecto
productivo. Existe previamente una planificación y análisis detallado de los riesgos
específicos y globales que conlleva emprenderlo y de cómo proceder a su debido
control. Ellos, en general, se detienen, analizan, llegan a acuerdos y actúan, tomando las
medidas efectivas de resguardo; posteriormente, hacen seguimiento y mejoran.
5. Me asombró el nivel de conciencia que tienen los trabajadores y
la población en general, del cumplimiento de las normas, de las
consideraciones y análisis previos antes de hacer algo y de las
medidas de control a adoptar para minimizar los posibles daños.
En general, da la impresión de que cuidan el equilibrio del equipo,
actúan de manera informada y disciplinada, ocasionando el
menor daño posible a los otros y al entorno. Con razón han
llegado a ser una de las naciones tecnológicamente más
desarrolladas del mundo, pese a ser el único país que ha sufrido
un ataque nuclear.
Más allá de la vida al interior de las empresas, en las calles de
Tokio, Kioto y Osaka, entre otras ciudades, pude observar trabajos
en la vía pública, tanto de día como de noche. Estos se realizaban
con un nivel de tecnología, seguridad, prolijidad, exactitud, orden,
limpieza y precisión asombrosos. Se apreciaba a simple vista que
habían considerado previamente un gran número de medidas
para afrontar los imprevistos posibles que pudieran afectar a los
objetivos de la tarea a realizar.
6. En pleno movimiento vertiginoso de la ciudad, se ejecutaban obras de
corte y reemplazo de pavimento de calzadas, cambio de luminarias,
instalación de letreros luminosos en la vía pública, trabajo de
excavaciones y demoliciones, labores de pintura, limpieza y
mantenimiento de calles y edificios, señalización en las vías, etc. Todas
planificadas detalladamente, verificando los posibles imprevistos y sus
medidas de control. Además bien hechas, sin accidentes ni daños al
entorno, perturbando mínimamente el ritmo de la ciudad, bajo un
procedimiento previamente establecido y en el tiempo correspondiente.
7. Recuerdo que un día domingo salí a recorrer la ciudad de Tokio y decidí quedarme en
una plaza para poder terminar de leer un informe de una empresa, la cual debía
visitar al día siguiente a primera hora de la mañana.
Me senté en un asiento de la plaza y mientras avanzaba en la lectura del informe, de
pronto, al sector central de la plaza, llegó un camión de tamaño mediano y de color
rojo, con acoplado azul. Me llamó la atención, dejé mis apuntes, me paré y esperé a
saber qué iba a suceder.
El camión se detuvo en medio de la plaza, encendió las luces de estacionamiento y
bajaron dos personas con traje de trabajo, el chofer permaneció en su puesto,
acuñaron las ruedas y abrieron el camión por un costado (como una cortina metálica).
La gente, que estaba en ese sector de la plaza, se acercó al vehículo.
8. Al interior del camión, una recreación de un living-comedor de una casa japonesa
y una familia haciendo su vida normal. Me pareció muy curioso. De repente, dentro
del camión, se simula un terremoto con ruido y movimientos y esta familia
responde tomando todas las medidas necesarias para enfrentar el siniestro en esta
casa- camión. Luego se simula un incendio y nuevamente los padres y los hijos
actúan enseñando a la Comunidad cómo se debe abordar un incendio en el hogar.
Terminada esta demostración, de cómo actuar frente a estas emergencias, el
ayudante se baja, cierra la cortina metálica del costado del camión, saca las cuñas y
se van.
Esta es una de las múltiples experiencias que viví en este hermoso país, donde esta
visión productiva y pragmática de la vida se vive en la calle, con los ciudadanos de
pie y obviamente en las empresas japonesas. No sólo en las grandes empresas
visitadas como Toyota, Canon, Nec, Seiko, etc., sino que también en la mediana y
pequeña empresa, pues esta Cultura está en la gente y de ahí se proyecta a todas
las actividades.
9. VISITAS A DOS EMPRESAS JAPONESAS METALMECÁNICAS:
UNA SORPRESA TRAS OTRA.
En una de mis visitas a empresas, viví una
experiencia singular de Gestión de
Mejoramiento. Era una compañía de unos
100 trabajadores, del área
metalmecánica, dedicada al diseño y
fabricación de piezas de precisión.
Viajamos en el tren bala desde Tokio a
Kioto, a casi 300 km/h. Dentro del
Shinkansen (tren bala), uno puede ir
tomando una taza de té, sin que caiga
una sola gota al plato. Una maravilla de
tecnología, sofisticación y comodidad,
que en toda su historia nunca ha tenido
un accidente.
10. Ya en la empresa y en la Planta de Producción, unas 40 máquinas con su respectivo Operador, que
además de realizar su labor, las mantenían impecables, sus alrededores y accesos totalmente libres,
limpios y despejados. Me acerqué con el traductor para conversar con uno de ellos y le consulté
sobre el proceso de fabricación ( Por confidencialidad tecnológica, esta foto en particular no
corresponde exactamente a la maquinaria vista en esta empresa).
Le señalé una pieza en particular de su
maquinaria que me llamaba la atención y
luego de escuchar mi inquietud, me explicó
detalladamente su funcionamiento. Se
refirió al proceso que ejecutaban y que él
había participado en un Equipo de
Mejoramiento para abordar precisamente
ese punto crítico de la maquinaria, pues
habían detectado algunos riesgos
importantes en el proceso de fabricación.
11. Me sorprendió el dominio que tenía de su trabajo y de cada una de las
actividades que lo componían, su lenguaje técnico, directo y sencillo. Se
notaba en él un compromiso total con lo que hacía y un conocimiento de
su aporte al proceso global. Le agradecí su explicación y después de
algunas reverencias, continué visitando la Planta de Producción. Un
momento después, al Jefe de Planta le comenté lo dicho por el trabajador y
me llevó a un costado de la fábrica donde estaba reflejado todo el estudio
de mejoramiento que había realizado ese grupo de trabajadores.
12. Me llamó la atención ver el mismo tipo de pieza ya consultada, pero esta vez
colgada desde el techo, sujeta con cadenas, distinguiendo con colores las
proposiciones de mejoramiento, a la altura de la vista de cualquier trabajador,
para que se observara desde todos los ángulos. En una pizarra estaba
indicado a mano, el análisis de riesgo en un diagrama de Ishikawa, sus
posibles efectos, las medidas acordadas, sus costos y una programación para
llevarlo a cabo. Todo estaba aquí en la Planta de Producción, un análisis
realizado por trabajadores, sobre su propia maquinaria, utilizando
herramientas que nosotros las aprendemos en Diplomados u otros cursos
especiales, explicadas de manera precisa y sencilla, además de los resultados
de otros Equipos de Mejoramiento. Primero pensé que esto era un tema
aislado y que había tenido la suerte de fijarme en algo que ellos habían
mejorado, pero pronto me di cuenta que existían muchos Equipos de
Mejoramiento y que trabajaban disciplinadamente en todos los procesos de
fabricación.
13. Entrevisté a otros trabajadores sobre su participación en otros
Equipos y que me explicaran el cómo habían llegado a sus resultados
o en qué etapa estaban de su Mejoramiento. Era como una colmena,
cada uno trabajando en lo suyo, pero con total conciencia del trabajo
conjunto y de la importancia que esto tenía para los resultados finales.
El cumplimiento de los objetivos de la organización es la meta
suprema, pareciera que todo está estudiado para lograr una alta
productividad y la excelencia en todo lo que se hace, no importando
mucho los costos personales que esto conlleve. Es una cultura
acostumbrada al sacrificio personal y al autocontrol extremo de los
actos y emociones personales, con el fin de sacar adelante a la familia,
a la empresa y a la nación.
14. Era algo extraño para mí, ya que no tenía ninguna relación con lo que he
visto en mi país. Esto era como una fábrica-escuela-club o algo compuesto
de muchas cosas, donde se mezclaba el trabajo profesional, con aprender y
compartir apasionadamente algo que les importaba a todos. Externamente
no había ninguna diferencia entre un trabajador y el Jefe de la Planta o el
Gerente General, tampoco había separadores entre las oficinas. Todos
juntos y trabajando como equipo. Definitivamente, salí de ahí con la
impresión de haber visitado una colmena de abejas o algo parecido.
Muchas veces había leído los métodos japoneses de mejoramiento
continuo, pero nunca me imaginé el nivel de análisis y dominio que los
trabajadores pueden llegar a tener de los procesos de trabajo y de la
aplicación de herramientas de gestión.
Lo que viví en esta empresa, lo volví a ver en todas las empresas visitadas y
en distintos rubros, desde empresas constructoras hasta empresas de
alimentos, automotrices, de servicios, eléctricas, de cámaras fotográficas y
videos grabadores, Metalmecánicas, fábricas de CD, fábricas de hélices, o
centros deportivos.
15. DISEÑO Y FABRICACIÓN DE HÉLICES:
En otra oportunidad, ahora a las afueras de Tokio, en una empresa de
aproximadamente 150 trabajadores, que diseña y fabrica hélices de diferentes
dimensiones y usos, viví otra experiencia asombrosa y divertida.
Recuerdo haber llegado en un bus, en un día lluvioso y gris. Cuando entré a la
empresa, me recibieron unas tres personas vestidas con trajes de trabajo, de dos
piezas y de color verde. Después de algunas reverencias, se presentó uno de ellos
como Jefe de Producción y pasamos luego a la fábrica. Al interior, en un galpón
industrial con bastante iluminación, pulcro, ordenado y de gran altura, había unas 50
máquinas de acero, de color verde claro, de unos 2 a 3 metros de largo por 1 de
ancho. Eran máquinas que fabricaban piezas para conformar hélices. Frente a cada
maquinaria había un operador, vestido con el mismo tipo de ropa y color que el Jefe
de Producción.
16. Ya en la planta de producción, me mostraron una serie de maquinarias,
explicándome su funcionamiento y su nivel de planificación para minimizar al
extremo su porcentaje de productos no conformes. Mientras observaba el
funcionamiento de la maquinaria, me fijé que una parte de ella estaba afianzada
a un delgado cable de acero y que éste tenía 3 grapas crosby de fijación. Era un
detalle insignificante que poco o nada tenía que ver con el funcionamiento de la
maquinaria, pero sinceramente era lo único conocido por mí que soy del área de
la construcción y no de la industria mecánica.
Me acerqué y me percaté que de acuerdo a lo que yo
había realizado en Chile, a través de catálogos de
cables de acero, las grapas crosby debían colocarse
todas en la misma posición, hacia el mismo lado y
además estar igualmente espaciadas, de acuerdo al
diámetro del cable de acero (esta instalación de la
maquinaria no seguía estas recomendaciones técnicas).
Repito, era un detalle de lo más insignificante que
pueda existir, ya que era externo a la maquinaria.
17. El operador me preguntó qué era lo que me había llamado la atención y
acompañado de el traductor, le expliqué el tema, señalándole que no era
relevante. Bastó eso para que llamara a su Supervisor, éste a los otros
operadores de las otras máquinas y luego al Jefe de Producción para
que escucharan mi observación. La verdad es que la situación iba
resultando cada vez más complicada para mí, ya que estaba rodeado de
muchos trabajadores y jefaturas que querían escuchar mi “gran
explicación técnica”. Ellos comentaban en japonés cada cosa que yo
decía y yo me sentía cada vez más complicado.
Traté de bajarle el perfil a la situación, pues ya me estaba sintiendo
avergonzado de tanto revuelo por algo tan nimio y los insté a que
siguiéramos visitando la fábrica.
18. Continuamos la visita, en la cual me señalaron una serie de avances
tecnológicos y aplicación de herramientas de planificación de la
producción. Una vez terminada, me despedí amablemente y subí al bus
que me trasladaría al hotel. Me acomodé en mi asiento para un largo
viaje de vuelta.
De repente, veo subir a un grupo de japoneses vestidos con traje verde
que conversaban con el chofer en japonés y en grupo fueron donde yo
estaba sentado. No sabía de qué se trataba y uno de ellos, después de
una serie de reverencias, se presentó como Gerente General. Ahí me di
cuenta que era todo el equipo directivo de producción. Me dio las
gracias por la observación técnica de la maquinaria realizada en la visita
a la planta de producción y me señaló que le habían informado de mi
“explicación técnica”.
19. Venía acompañado del Jefe de Planta y de un grupo de Supervisores con
los cuales había conversado el tema. Yo estaba totalmente confundido, ya
que no podía creer lo que estaba viviendo y le señalé que era un detalle
insignificante y era yo quien estaba agradecido de sus conocimientos y su
generosidad. Después de una serie de reverencias de todo el equipo, me
entregó su tarjeta personal con un gesto de extrema humildad. Ya a esa
altura no sabía qué hacer y sentía que no era merecedor de tanto halago
por un detalle, pero él insistía. No me quedó más que agradecerles
también, una y otra vez su amabilidad y cortesía.
Se bajaron ordenadamente del bus y desde abajo, otra serie de
reverencias. Yo continué mi viaje de vuelta, pero sentía que estas personas,
con tanto conocimiento y tecnología innovadora, le dan un valor
inigualable al mejoramiento continuo, aunque sea un detalle. Un pueblo
único, con valores desconocidos para mí, con una dedicación obsesiva al
trabajo, amables, respetuosos y con un nivel de perfeccionismo que no
deja de asombrarme día a día.
20. La Gestión de Riesgos en Japón -no como Norma
Internacional ( ejemplo ISO-31000 Gestión de Riesgos),
sino como conceptos y principios del diario vivir- es
parte de la cultura productiva de la población, es
enseñada desde que se nace ya sea en el hogar, en las
guarderías, los colegios, en los grupos sociales, en las
universidades, en las juntas de vecinos, en los trabajos,
en las calles, etc. Para ellos, la Gestión de Riesgos no
es una metodología teórica que hay que implementar
para lograr finalmente un Certificado o un
reconocimiento público, no es sólo una herramienta
de gestión de empresas, sino que es parte de su
manera de ser. La aplican obviamente dentro de su
visión productiva de la vida, dentro de lo que ellos
consideran el camino correcto a seguir como nación.
21. Como señalé en el inicio de este artículo, creo necesario aprender
puntualmente de las buenas prácticas. No existe para mí un modelo de país
o cultura a imitar, sólo buenas prácticas que uno puede analizar
objetivamente y aplicar en su justa medida, de manera de mejorar desde
nuestra propia cultura, desde nuestras propias limitaciones como grupo
humano.
Chile es como un pequeño laboratorio de catástrofes naturales, que se
repiten cada cierto periodo (terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas,
aluviones, derrumbes, inundaciones, etc.) y sin embargo, pese a haber sufrido
la pérdida de tantas vidas humanas y altos costos económicos, todavía no
poseemos una Cultura Nacional sólida de Gestión del Riesgo en catástrofes
naturales; menos aún, hemos abordado sistemáticamente otras áreas de la
Gestión de Riesgos que están relacionadas con el quehacer de las empresas,
como es el de implementar sistemas preventivos de administración, para
gestionar el grado de incertidumbre sobre los objetivos planteados por las
mismas organizaciones, sean éstas públicas o privadas.
22. No se trata de irse a los extremos y creer que debemos copiar lo que
otros hacen, tal como ellos lo hacen, sin considerar nuestras propias
variables y cultura. Creo que se trata de aprender y mejorar lo que
nosotros tenemos, ampliando y profundizando nuestro parcial punto
de vista: Implementar la Gestión de Riesgos como nación, en todos
los ámbitos posibles, desde las dimensiones prácticas, productivas y
funcionales, a otras áreas más profundas del quehacer humano, que
le permitan un desarrollo integral en una visión holística de la vida.
23. Sin duda, hemos avanzado en esa dirección, no en la proporción y
magnitud de los riesgos globales y locales existentes, ni en la
sistematicidad integral que estas materias requieren al interior de las
empresas, pero pienso que estamos por el camino correcto.
Comparativamente, poseemos algunas virtudes significativas como nación
que pueden ayudarnos a cultivar esta naciente Cultura: todavía tenemos
principios sólidos conductores, valoramos el orden y la formalidad en las
relaciones, nuestro nivel educacional en algunas materias es destacable,
poseemos un ingenio sobresaliente para resolver las dificultades, somos
todavía sensibles al valor de la naturaleza y las relaciones humanas, la
participación ciudadana está despertando y estamos focalizados al trabajo
diario como forma de progresar socialmente. Todo esto nos podría ayudar
a avanzar en esta dirección. Pero sin duda es una tarea difícil para nuestra
mentalidad generalmente reactiva, impaciente y cortoplacista.
24. Es uno de nuestros grandes desafíos; pero creo que es el
camino necesario y correcto, si realmente queremos como
nación, lograr algún día un desarrollo verdadero, sólido,
justo, sostenible y principalmente humano.