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1
PERITAJE ANTROPOLÓGICO DEL CASO GUARIJIO DE
SONORA A SOLICITUD DEL SEPTIMO JUZGADO DE
DISTRITO POR AMPARO INDIRECTO3484/2013
Jesús Armando Haro1
Contenido
1. Antecedentes históricos del pueblo guarijío en Sonora ............................................................. 2
2. La cultura de los guarijíos .....................................................................................................................34
3. Características de su organización territorial.................................................................................42
4. Aprovechamiento del territorio por el pueblo guarijío ............................................................46
5. Usos sagrados del territorio.................................................................................................................57
6. Los derechos territoriales del pueblo guarijío...............................................................................59
7. La lengua guarijía .....................................................................................................................................61
8. El impacto de la presa Pilares en el pueblo guarijío de Sonora .............................................63
9. Fuentes utilizadas.....................................................................................................................................87
1
Profesor-investigador del Centro de Estudios en Salud y Sociedad, El Colegio de Sonora. Avenida
Obregón 54, Centro, Hermosillo, Sonora, CP 83000. Correo electrónico: aharo@colson.edu.mx.
2 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
POR LO AQUÍ EXPUESTO Y FUNDADO A USTED, JUEZ SÉPTIMO DE DISTRITO,
ATENTAMENTE SOLICITO:
ÚNICO.- Tener por presentada en tiempo y forma la prueba pericial en materia de
antropología solicitada a El Colegio de Sonora.
PROTESTO LO NECESARIO
Dr. JESUS ARMANDO HARO ENCINAS
DOCTOR EN ANTROPOLOGIA SOCIAL
Hermosillo, Sonora, a 20 de junio, 2014.
3
1. Antecedentes históricos del pueblo guarijío en Sonora
Ha sido generalmente difícil trazar el perfil histórico y demográfico de los guarijíos
debido al aislamiento y la extrema movilidad que ha tenido este grupo, dentro y
fuera de su territorio original, ubicado en las inmediaciones de la Sierra Madre
Occidental, entre Sonora y Chihuahua. Carl Sauer (1934) llegó a estimar que al
tiempo de la llegada de los españoles, la densidad territorial en el noroeste de
México era de 2.6 personas por milla cuadrada y que había aproximadamente
540,000 pobladores en esta gran área, de los cuales 7,000 eran integrantes del
pueblo guarijío, cuyo hábitat ancestral se ubica en la Figura 1. Como puede
apreciarse en las Figuras 2 y 3, seguramente hubo un gran declive demográfico,
pues las estimaciones subsecuentes muestran invariablemente números más
reducidos. Sin embargo, también es evidente su recuperación numérica en la
trayectoria histórica, y la hazaña que constituye su sobrevivencia, si se considera
que el resto de los pueblos que habitaban en las cañadas de la cordillera madrense
hoy están extintos, como se pensó que estaban también los guarijíos por cerca de
trescientos años.
A nivel nacional el Censo 2010 reportó la presencia de 3,128 integrantes de
este pueblo, con 1,812 en Sonora y 1, 308 en Chihuahua que dijeron hablar el
guarijío o sentirse guarijíos. No obstante, estas cifras no reflejan de manera exacta
la demografía en sus comunidadades, puesto que incluye pertenecientes a este
pueblo que habitan fuera de la región, además que de que parece haber dejado
fuera a algunos que sí aparecen en registros censales de la propia comunidad, por
lo que un número de 2,000 parece ser más acertado.2
De éstos, 522 son los más
directamente afectados por el proyecto de presa, dado que habitan en localidades
inundables: 113 de Mochibampo y 409 de Mesa Colorada; además de 1,067
personas de esta etnia que viven en San Bernardo, quienes tienen en sociedad
colectiva terrenos de agostadero que serán también inundados
.
2
Según estimaciones de Teresa Valdivia, basadas en una encuesta aplicada por IIIA-UNAM en 2013
la población total guarijía de Sonora es de aproximadamente 2,000 personas. (comunicación
personal, mayo de 2014).
4 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
Figura 1
Habitat Guarijío
Fuente http://chiltepines.wordpress.com/2013/09/27/con-la-memoria-en-las-
manos-la-artesania-de-los-macurawe-guarijio/
Figura 2
Población Pueblo Guarijío 1500-2010
Fuente: Elaboración propia, datos de Figura 3.
0
1,000
2,000
3,000
4,000
5,000
6,000
7,000
8,000
1500 1632 1900 1910 1934 1945 1969 1976 1977 1978 1981 1983 1989 1990 1992 1993 1995 2000 2010
5
Figura 3
Estimaciones numéricas sobre integrantes del pueblo guarijío
Año Población Estados considerados Fuente Comentarios
1500 7,000 Sonora/Chihuahua Sauer 1935 Estimación
1632 700 Chihuahua Pérez de Ribas Estimación
1900 700 Sonora/Chihuahua Peñafiel 1900 Censo
1910 761 Chihuahua Censo 1910 Estimación
1934 1,600 Sonora/Chihuahua Gentry 1934 Estimación
1945 1,500 Chihuahua INI 1945 Censo propio
1969 2,000 Chihuahua Nolasco 1969 Estimación
1976 1,500 Sonora/Chihuahua Piorunsky 1977 Estimación
1977 1,004 Sonora Cano 1978 Registro Civil
1978 610 Sonora INI/CCI Censo
1981 1,500 Sonora Haro Encinas 1981 Expedientes
1983 1,040 Sonora INI/CCI 1990 Censo
1989 1055 Sonora García 1991 Censo
1990 1,360 Sonora INI/CCI Censo
1992 1,046 Sonora DGEI 1992 Censo
1993 1,040 Sonora Proyecto SILOS Censo
1995 1,609 Sonora/Chihuahua INEGI Conteo 1995
2000 2,844 Sonora/Chihuahua INEGI HLI/Autoascripción
2010 3,128 Sonora(1,812)/Chihuahua (1,308) INEGI HLI/Autoascripción
Fuente: Elaboración propia.
Los guarijíos sonorenses se autonombran makurawe ("los que agarran la
tierra" o ‚los que andan por la tierra‛) y en este estado habitan en comunidades
que están en los municipios de Álamos y Quiriego, en un territorio aledaño a la
Sierra Madre Occidental que se ubica entre el margen del Río Mayo y el arroyo
Guajaray, donde es posible evidenciar su asentamiento al menos desde el siglo
XVII, cuando un ataque militar punitivo los arrancó de los territorios que ocupaban
entonces en la región de Chínipas, en la sierra que hoy es chihuahuense, cuando
comenzó una diáspora que habría de disgregar a un pueblo que habitaba y
disponía de un vasto territorio en forma conjunta con otras ‚naciones‛ indígenas,
como fueron calificadas por los españoles a su llegada.3
Su gentilicio es quizás
3
Según Gildardo Buitimea, promotor cultural guarijíos, otra versión de makulai o macurawe quiere
decir ‚palo de mauto (tipo de árbol) que con el tiempo se hace tierra‛ (Luna 2008). Vélez y Harriss
(2005) mencionan que los guarijíos de la sierra se refieren al grupo del río Mayo, en Sonora, con el
término de makulái, que para ellos (los de la sierra) significa ‚gente mezclada entre guarijíos y
mayos‛, mientras que los del río nombran a los guarijíos de la sierra ‚tarahumaras‛, algo que según
nuestras observaciones con los guarijíos sonorenses esto es relativamente exacto, en el sentido de
que reconocen que existen guarojíos en Chihuahua, pero que su hablar es más inteligible con los
6 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
testimonio de su particular trayectoria, que explica el hecho de que los guarijíos
sonorenses no tengan casi relación con miembros de la misma etnia que habitan
del lado chihuahuense. Probablemente la historia vivida por este pueblo indígena
desde la invasión española y la continuación de condiciones ancestrales de
dominación a cargo de los yoris sea un factor crucial para explicar esta aparente
división.4
Aunque se han transformado las condiciones actuales, los indígenas
serranos sobreviven en pobreza extrema, con el consiguiente sometimiento a la
búsqueda continua del sustento, sin tener los recursos y el tiempo suficiente para
recorrer los tres días en mula que separan las comunidades guarijías de Sonora de
las ubicadas en Chihuahua.5
Los guarijíos son la herencia sintética de un devenir histórico que vincula a
varios de los pueblos ancestrales de la gran macro-región que constituye el
noroeste mexicano y el suroeste estadounidense, y que en su caso, expresa una
voluntad de supervivencia admirable, en vista de su reducido número y su
particular historia de despojo y reubicación en varios asentamientos antes de
encontrar su actual sitio en Sonora. Se explica también por la convivencia estrecha
de este pueblo con la región geográfica que lo ha albergado históricamente al
modo de una ‚región de refugio‛, que ha logrado permanecer -hasta cierto punto-
al margen de la depredación de la industria extractiva. Los guarijíos de Sonora
tarahumaras y el el de ellos más con la lengua de los mayos. Por su parte, en la palabra ‚guarijío‛ se
ha mencionado que su significado es ‚los que hacen waris (cestos)‛ (Escalante 1974: 177).
4
El vocablo yori procede de la lengua cahita, y es de uso corriente en la región para distinguir a los
indios o yoremes, de los no indios o yoris. Según Vicente del Águila (Relación de la Misión de
Cinaloa en la Nueba España (sic), 1614) el origen del vocablo procede desde las primeras entradas
de los exploradores, cuando "...nació el llamar a los españoles yorim, del verbo yore, que quiere
decir sanar, porque sanaban a los enfermos. Aunque otros dan otras razones de este nombre;
porque yorim tanbién significa valientes, item bestias fieras, como leones y tigres, y finalmente,
demonios; que todo esto significa el verbo yorim". Citado por Ortega (1985).
5
A pesar de que el habitat de los guarijíos de Sonora es contiguo al de los ‚guarojíos‛ de
Chihuahua existen evidencias que los contactos son escasos, lo cual puede deberse a que en ambos
grupos las condiciones de vida no les permiten viajar sino a los lugares necesarios e históricamente,
los guarojíos de Chihuahua se relacionan con la sociedad nacional por rutas diferentes a las de los
makurawes, desde que la actual división política los tiene escindidos entre dos estados a pesar de
que son un mismo grupo. También es válido proponer que la cultura de los actuales guarijíos que
viven en Sonora es el producto de la mezcla de elementos que proceden de los dos grupos mas
numerosos en el noroeste de México: el de los rarámuris de Chihuahua y los cahitas o
yoemes/yoremes (yaquis y mayos) de Sonora, como lo sugieren los hallazgos desde la lingüistica y
la etnografía. Todos estos grupos han incorporado pautas y rasgos culturales procedentes de
culturas europeas como resultado del largo proceso de dominación y conquista al que ser vieron
sometidos; de este modo, expresan un sincretismo en el que los elementos incorporados son
interpretados a la luz de la propia cultura, imprimiendo a las prácticas su sello característico de
cada uno de estos grupos.
7
conforman un conglomerado poblacional único en su cultura, la cual está arraigada
en un territorio particular que vincula, de manera sincrónica con el simbolismo y las
prácticas culturales no solamente a dos pueblos que pertenecen a una misma
familia, sino a distintos ecosistemas que conforman un continuo de interacciones
biofísicas que vienen marcadas por usos de raigambre cultural y sociocultural,
acepción que es particularmente importante con los pueblos indígenas del sur de
Sonora, quienes frecuentemente se ven en la necesidad de negociar condiciones
de estricta supervivencia. En el caso chihuahuense puede decirse lo mismo, aun
cuando en el caso de este pueblo se registre mayor dispersión, aislamiento y
escaso contacto entre comunidades, puesto que están desperdigados en varios
municipios serranos.6
Existen testimonios históricos de este grupo en los reportes de los primeros
misioneros jesuitas, quienes llegaron a la región de Chínipas desde fines del siglo
XVI para encontrar que la Sierra Madre estaba habitada por distintos grupos
étnicos, cada uno con su propia lengua.7
Sus asentamientos dispersos, llamados
‚rancherías‛ implicaban un mejor aprovechamiento de recursos naturales. En sus
crónicas asentaron la existencia de organizaciones sociales, sistemas agrícolas y
dieron cuenta del contacto que existía entre estos pueblos, con temporadas de
alianza entre sí y también de guerra contra terceros, como sucedía entre
guazapares, chínipas, témoris y varohíos, quienes eran considerados
particularmente el grupo más guerrero y numeroso ‚Las gentes fieras de que en
este capítulo escribiré, vivían en rancherías derramadas por el grueso y senos de la
serranía que cae a la banda del norte, entre el río de los sinaloas y el de Mayo. Y
son estas naciones [...] las cuales dejó visitadas y dispuestas el padre que cuidaba
6
Para el estado de Chihuahua es todavía más arbitraria y difusa la información que se dispone
sobre la cantidad de indígenas warijós. Mientras que (Haro et al. 1998) habla de 2000, Julio Artalejo,
del Consejo Supremo Guarijio y uno de nuestros principales informantes, calcula que hay unas
trescientas familias warijós, lo que parece corresponderse con la mencionada cifra. Las comunidades
más importantes son las siguientes: San Ignacio (48 jefes de familia), Silaybo (72 indígenas),
Mocorichi (unos 150 indígenas), Palmaritos (98 familias), Chagaybo (35 jefes de familia), La Barranca,
Chiltepín, San Juan, La Mesa de Ceriachi (en conjunto 1 15 jefes de familia), Pacaybo: Arechuybo, en
el municipio de Uruachi; en el municipio de Moris se encuentran La Finca, Cieneguita, El Gavilán,
Sicachi, Guamuchi y otros ranchitos menores (unas 160 familias en total); por lo que respecta al
municipio de Chínipas tenemos Loreto (con 88 familias), Guazaremos (25 jefes de familia) y Santa
Ana (70 familias)‛ (Porras 2000: 190).
7
En 1588 se produjo la ‚Primera entrada‛ española a la sierra madre de Chihuahua. La expedición
fue comandada desde el Fuerte de Santiago, en Sinaloa, por el capitán Diego Martín de Hurdaide y
Don Bartolomé Mondragón, acompañados de un padre jesuita. En su reconocimiento por la sierra
de Chínipas, buscando minerales, registraron la existencia de 700 ‚aborígenes varohíos‛ (Almada
1937). Tanto esta entrada, como la segunda (1599) fueron infructuosas, pues además de no haber
localizado las riquezas mineras esperadas fueron hostilizados por los nativos.
8 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
de los sinaloas para que cuando llegase de México otro ministro de doctrina se
encargase de ésta: llámanse estas naciones, Chínipas, Guazaparis, Témoris, Ihíos,
Varohíos. Estos últimos, fieros sobre manera y menos comunicables que los de las
naciones de la provincia‛ (Pérez de Ribas 1944: 33). Es de suponerse, que ya desde
entonces, en la región imperaban patrones residenciales estacionales o temporales
al igual que usos itinerantes de un amplio territorio, pues las crónicas expresan el
carácter interétnico y los frecuentes contactos que existían entre la Baja
Tarahumara y las costas de Sonora y Sinaloa, con intercambios comerciales y
rituales entre tarahumaras y otros grupos hoy extintos hablantes de lenguas
cahitas, como los tehuecos, y también los mayos.
Debido a su historia y ubicación geográfica, los guarijíos han sido uno de los
pueblos menos conocidos del continente. La investigación arqueológica ha sido
muy escasa. Se conoce que hubo asentamientos de población de filiación
presumiblemente mayo a lo largo del río del mismo nombre, región que en gran
parte hoy ocupan los guarijíos.8
Pero existen otras evidencias sobre el uso del
territorio por parte de los guarijíos, como son las cuevas llamadas El Cura o La
Mula Pintada, y otra sin nombre, que contienen inscripciones de las que no se
puede asegurar su origen en tanto no exista un diagnóstico arqueológico
definitivo. Según señalan arqueólogos del INAH-Sonora, los primeros reportes de
asentamientos prehispánicos en la región guarijía fueron realizados por Gordon
Ekholm (Americam Museum of Natural History), quien informó sobre dos sitios
próximos a San Bernardo (Ekholm 1939, 1947). Richard Pailes (1965, 1976) realizó
estudios arqueológicos entre Álamos y Chorijoa, donde registró nueve sitios
habitacionales cerca de San Bernardo y Chorijoa.
Al iniciar la década de los noventa, el profesor Lombardo Ríos (1990),
estudioso del arte rupestre y responsable del Museo Regional del Mayo en
Navojoa, localizó sobre el cauce del río Mayo, a la altura de Chorijoa, diez sitios con
petrograbados.9
En 1996, Júpiter Martínez (programa INAH-PROCEDE) registró dos
sitios habitacionales, uno con pinturas rupestres, en las inmediaciones de Guajaray.
8
INAH, Proyecto de rescate etnográfico. Doc. inéd. Hermosillo, 1975; también, INAH, Proyecto
asentamientos en la costa. Doc. inéd. Hermosillo, 1975.
9
Se trata de grandes rocas que llegan a contener de cuatro a cincuenta grabados, con asociación
de restos cerámicos y líticos (Ríos 1990). Los guarijios de Colonia Macuragüe, Mesa Colorada y
Guajaray han señalado la presencia en la región de diversos lugares con restos de ollas y metates
así como pinturas en abrigos rocosos y cuevas (comunicación personal de Tomás Hernández y
Cesár Quijada, INAH-Sonora, 12 de septiembre, 2012). Merecen señalarse además otros trabajos
arqueológicos efectuados en el sur de Sonora, puesto que denotan no solamente la existencia de
culturas ancestrales (Huatabampo) en la cuenca del Mayo y los numerosos intercambios de bienes,
no solamente entre la sierra y la costa sino entre la amplia región del gran noroeste
mexicano/suroeste estadounidense y el resto de Mesoamérica (Fay 1953, 1955).
9
Lo interesante es el hallazgo de cerámica de tradición serrana, una losa fina, color
cafe, pulida con conchas, lo cual presenta una clara identidad que se distingue de
llamada Cultura Huatabampo y de la Cultura del Río Sonora, aunque en los
primeros 400 años de secuencia cronológica tanto la tradición serrana como la de
Huatabampo comparten un mismo tipo, llamado ‚Venadito‛. Se estima como la
cerámica más antigua encontrada en esta región, con una datación aproximada de
2,200 años (Pérez Reyes 2012).10
Esto es indicativo de lo antigua que parece ser la
ocupación guarijía en su territorio actual en el estado de Sonora, aun cuando
también cabe apuntalar la hipótesis de que primero estuvieron asentados aquí
grupos cahitas, , como los macoyagüis y los mayos, en vista de que las toponimias
regionales están en idioma mayo (Haro y Valdivia 1996).
Una hipótesis plantea que el territorio guarijío puede ser entendido como
un corredor interétnico ancestral, relacionado posiblemente con rutas comerciales
como la de la sal, que solía ser recolectada en la costa, como sucedió según la
tradición oral con el sitio sagrado de Agiabampo, situado en el delta del Mayo, en
el Océano Pacífico (Comunicación personal, Lino Leyva Zazueta). Por ello, no
resulta extraño plantear que el uso itinerante de un territorio compartido pudo
haber sido más bien la regla que la excepción en sociedades aún no familiarizadas
con el concepto moderno de propiedad, y que los guarijíos --al igual que otros
grupos al momento del contacto hacían uso de los recursos naturales de un vasto
territorio que iba desde la parte alta de la Sierra Madre Occidental (en Chihuahua)
hasta la parte baja a las orillas del río Mayo (en Sonora); de manera que ambos
espacios formaban un conjunto que satisfacía las necesidades de sus pobladores,
en el modo en que ha sido descrito para los tarahumaras.11
Los jesuitas asentaron la existencia de organizaciones sociales, sistemas
agrícolas y dieron cuenta del contacto que existía entre estos pueblos, con
temporadas de alianza entre sí y también de guerra contra terceros, como sucedía
entre guazapares, chínipas, témoris y varohíos. En el área conocida como Baja
Tarahumara, existen registros de más de 20 grupos, distintos de los mayos y
10
El Proyecto Salvamento Arqueológico Presa Pilares, Álamos, Sonora del INAH, registró en su
primera fase un total de 44 sitios arqueológicos en territorio guarijío inundable, todos ellos de
‚Tradición Serrana" (10 petrograbados, 33 habitacionales y 1 con ambas condiciones). Se localizan a
lo largo del Río Mayo, desde San Bernardo hasta La Junta, con mayor número en Chorijoa. La fase
dos, que debería realizarse en 2014, incluye el reconocimiento hasta Mesa Colorada, pero no ha
comenzado debido a problemas financieros del FOOSSI.
11
Hard y Merrill (1992) sostienen que el modelo unilineal que postula el paso de una sociedad
móvil, cazadora y recolectora a una agrícola y sedentaria debe ser ampliado, y que los factores
económicos no determinan por sí mismos los patrones de asentamiento. Mencionan cuatro tipos de
movilidad geográfica realizados por los tarahumaras de Papigochic: temporada de cultivo, invernal,
por motivos de trabajo y el ceremonial.
10 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
tarahumaras, llamados genéricamente por algunos autores "pueblos de las
barrancas", que fueron extinguidos a lo largo de varios siglos en el proceso de
conquista mediante el exterminio, los efectos de las epidemias y la asimilación y
reducción a las misiones establecidas.
Se desconoce en qué términos estas diferentes naciones correspondían a
distintos grupos lingüísticos y no a etnias divididas con organizaciones sociales
diferenciadas. Decía Pérez de Ribas (1985: 38): "...llámolas naciones diferentes,
porque aunque no son tan populosas, pero están divididas en trato de unas con
otras: unas veces en lenguas totalmente diferentes, aunque también suele suceder
una la lengua, y con todo estar desunidas y encontradas; y en lo que todas ellas
están divididas, y opuestas, es en continuas guerras que entre sí traían, matándose
los unos a los otros; y también en guardar términos, tierras y puestos que cada una
de estas naciones poblaban, y tenían por propios; de suerte, que el que se atrevía a
entrar en los ajenos, era con peligro de dejar la cabeza en manos del enemigo que
encontrase. Y finalmente, este grande número de gentes estaba totalmente
dividido en su trato‛. A pesar de ésto, existen elementos para afirmar que al menos
algunas de estas naciones corresponden a grupos con cultura y lengua propias,
como lo demuestran algunos trabajos lingüísticos y etnohistóricos.12
Lo que
sabemos es que uno de estos grupos, los guarijíos -o makurawes, como se
autodenominan- logró subsistir hasta hoy en día.13
Ver Figura 4.
12
A pesar de que no existe un descripción detallada sobre la composición étnica de la Baja
Tarahumara al momento del contacto, se estima que todas estas etnias corresponden a variedades
de un origen yuto-azteca común. Algunas de éstas (baciroas, conícaris, macoyagüis, tehuecos y
tepahues) se consideran de filiación cahita, mientras que otras (guazapares, chínipas, témoris y
tubares), de filiación tarahumara. En 1890 Carl Lumholtz encontró algunos tubares sobrevivientes
que aún hablaban su lengua; del resto de las tribus hoy extintas solamente se conoce su nombre.
(Cfr. Thomas B. Hinton. "Southern Periphery: West" en Handbook of North American Indians, vol. 10
Southwest. Washington, Smithsonian Institution, 1983, p. 324)
13
Los ‚pueblos de las barrancas incluyen además a baburigamis, baciroas, conícaris, chínipas,
guailopos, guazapares, huites, husarones, ihíos, macoyagüis, tarahumaras, tehuecos, témoris,
tepahues, tubares, yecaromes, tecargonis y zoes, entre otros.
11
Figura 4
Composición étnica del noroeste de México cerca de 1500
Fuente: Haro (1998)
La Orden de los ‚padres prietos‛ estableció varios pueblos y visitas de
Misiones, primeramente en la región de los mayos, al sur de Sonora y norte de
Sinaloa, cuando se fundaron las Misiones de Concepción de Vaca y San José de
Toro (1620), San Andrés de Conícari (1621) y Santiago de Huites (1625), entre otras,
para entrar posteriormente en la Sierra Madre. En 1621 el padre Pedro Juan Castini
visitó la región de Chínipas, misma que sus palabras tenía a los pimas bajos hacia el
norte, a tubares y baborigames en el sur y a varohíos, chínipas y guazapares en su
centro. El padre logró llegar a consolidar relativamente la evangelización en esta
zona gracias a su alianza con los chínipas, que influyó para que algunos varohíos y
ihíos mostraron también interés en ser evangelizados.14
Se registró una rápida
14
‚Añadiendo aquí que cuando el Padre los visitó vinieron a verle de paz otras dos naciones
llamadas Ihios y varohios, pidiéndole al padre pasase a sus tierras y bautizase a sus hijos. Pero no
tenía orden de los superiores para empeñarse en naciones tan distantes y en las cuales aún no se
12 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
expansión colonial, con la fundación de las misiones y visitas de Nuestra Señora de
Uarojíos (1626) y Santa Inés de Chínipas (1627).15
Aunque puede decirse que hubo
buena acogida para los planes misionales, facilitada quizás por la introducción de
prácticas agrícolas y médicas (Polzer 1973), pronto se registraron varias rebeliones
de tribus aledañas que se resistían a ser reducidas a los centros misionales,
especialmente por el rechazo a prácticas como el bautismo, al que asociaban con
las graves epidemias que se comenzaron a registrar inicialmente entre los sinaloas
y que ocasionaron una gran mortandad (Reff 1991): ‚Como cundiera el contagio de
la peste y muchos de los recién bautizados sucumbieron, los hechiceros propalaron
el rumor de que el bautismo mataba‛ (González 1989: 35).
El primero de febrero de 1632 ocurrió un episodio trascendental para los
varohíos y otros pueblos aledaños de la sierra de Chínipas, cuando los misioneros
Giulio Pasquale y Manuel Martins fueron asesinados en Tajirichi, (‚donde está la
casa quemada‛). En lo que era la Misión de Nuestra Señora de Uarojíos ocurrió
una rebelión de guazapares y varohíos comandada por un cacique (probablemente
mayo, por su nombre) llamado Cobamea (‚el que corta las cabezas‛). Como
represalia se organizó una expedición punitiva desde el presido de Montesclaros
(El Fuerte), a cargo del capitán Pedro de Perea. Se exterminó a 800 de los alzados,
mientras que 400 fueron capturados y llevados a los pueblos de Vaca y Toro en
Sinaloa. Y al pueblo mayo de Conicarit (‚donde cantó el tecolote‛), hoy sepultado
por las aguas de la presa Mocúzarit en Sonora. 16
No obstante, según los cronistas
conocía sazón y disposición para con seguridad emplear en ellas las margaritas del Evangelio‛
(Almada 1937).
15
Las crónicas de Pérez de Ribas (González 1982) señalan que en la región de Chínipas existían
alianzas y también guerras frecuentes entre las tribus locales. Los españoles mostraron preferencia
por los chínipas debido a que compartían con ellos algunos valores, como el pudor hacia el
nudismo y ciertas prescripciones sexuales y matrimoniales (Harriss 2003). En apariencia, los chínipas,
al igual que los ópatas en el Río Sonora, optaron voluntariamente por asimilarse a la sociedad
mestiza. No fue así con los guarijíos y otros grupos, que testifican una historia de resistencia contra
la invasión española.
16
‚El jesuita más cercano era el P. Marcos Gómez, misionero de Conicari, pueblo que dista de
Chínipas unas dieciseis o dieciocho leguas. Este padre misionero de Conicari, tuvo noticia de lo
ocurrido pasados algunos días, y considerando que por una parte el pueblo de Chínipas estaba
destituido de padres, y temiendo por cierto que los rebelados cayesen sobre dicho pueblo,
determinó sacar de Chínipas los benditos cuerpos y pasarlos al pueblo de Conicari, lo cual ejecutó,
aunque non nuevo sentimiento de los chínipas que están contentos con las prendas que tenían,
especialmente con las del que los había engendrado en Cristo, el P. Julio Pascual. Llevó pues, el P.
Marcos, de la iglesia de Chínipas a la de Conicari, los cuerpos de los benditos padres y el día
siguiente de su llegada, catorce de febrero de 1632, convocados los padres misioneros más
cercanos, celebraron el oficio con música de capilla de los conicaris, y quedaron depositados
aquellos venerables despojos que fueron traspasados de flechas, aporreados con macanas y porras,
13
quedaron también varohíos dispersos por la sierra ‚como ‚fieras en los montes, o
se agregaron a otros pueblos de gentiles‛: ‚Los auxiliares de Perea dieron buena
cuenta de las dos terceras partes de ellos. Al mismo Virrey Márquez de Corrallo le
pareció excesivo el castigo, los 400 que todavía se rindieron fueron agregados con
los chínipas a los pueblos de Toro y Vaca en Sinaloa. En los años siguientes
escuadras de Sinaloa visitaron la sierra para mantener la quietud de los indios que
la habitaban, que se mantenían al margen de la vida de las misiones‛ (Almada
1937: 15).
A partir de 1644 los jesuitas dejaron ‚completamente abandonada aquella
zona, que en muchos años no volvió a tener ningún contacto con los Misioneros‛
(Almada 1937: 44).17
No obstante, las crónicas registran numerosos contactos entre
la población indígena de las misiones jesuitas y los territorios serranos: ‚Una nueva
rebelión indígena tarahumar se presentó en esta zona para 1652, encabezada por
un líder indígena llamado Teporame. Pero tuvo poca influencia en la región, pues si
bien los guazapares y guarojíos obligados a asentarse en Conicari, Baca y Toro
habían sido incitados a la rebelión, éstos regresaron a sus asentamientos en las
serranías, negándose a participar‛. La historia es curiosa, pues después llegaron los
restos de los misioneros sacrificados a Conicárit.18
Las crónicas dicen que por estos
años, "toda la región entre Guazapares y Tubares hasta Macoyagüi se mantuvo
quieta, debido a la intervención del Padre Jacinto Cortés, rector de las Misiones de
Sinaloa" (Almada: 51).
Desde fines del siglo XVI (1670) se reinició la actividad misional en la sierra
de Chínipas.19
No obstante, la obra evangélica fue marginal hasta la expulsión de
los jesuitas de la Nueva España en 1767, cuando fueron sustituidos por la orden
heridos con cuchillos y hachas murió dichosamente sufrido por Cristo y su Evangelio (Pérez de
Ribas)‛.
17
‚…porqué después del castigo de los rebelados entró a Chínipas otro padre con escolta de
soldados. No se apaciguaron los varohíos, que eran los más numerosos y que tenían lo más alto y
entrañas ásperas de la sierra‛ (Andrés Pérez de Ribas: Relación de Sinaloa, ca. 1645).
18
En el año de 1652 ‚…por gestiones del Misionero Juan Varela que operaba en Sinaloa, los indios
guazaparis y uarohíos que desde 1632 habían permanecido sin someterse, enviaron a la villa de
Sinaloa el cáliz, la sotana y la estola del Padre Pascual‛ (Almada 1937: 51). También este año se
reportó que algunos guazapares y guarojíos escaparon de los pueblos de Sinaloa y regresaron a la
sierra.
19
‚El padre Alonso Flores, misionero del pueblo de Zoes en la región norte de Sinaloa, atendía a un
reducido número de chínipas, guazaparis y guarojíos que habían permanecido en la región, pero
este misionero estaba enterado que la mayor parte de estos pueblos permanecía en la sierra.
Intentó concentrar algunos de ellos con la fundación del pueblo de San Francisco Javier de
Baboyahui, ubicado a la entrada de la sierra y que funcionaba como pueblo de visita de su misión‛
(Ortega 2004).
14 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
franciscana.20
En esta época se aplicaron las reformas borbónicas y con ello inició la
conversión de los indígenas en trabajadores asalariados en minas y encomiendas.
Los tarahumaras se reubicaron replegándose hacia las barrancas, una estrategia de
recurrir al aislamiento y la movilidad geográfica como una imperativo de
sobrevivencia, que bien pudo ser replicado en el caso de los guarijíos.21
El caso es
que para 1701 se dice había una intensa actividad jesuítica en la región de la Baja
Tarahumara, donde ‚Las Misiones de Loreto y Santa Inés de Chínipas y la del
Espíritu Santo en Moris, constituyen los reductos jesuísticos más importantes en el
territorio uarojío‛. (Almada 1937: 61).22
Ver Figura 5
Durante más de trescientos años se pensó que los guarijíos habían
desaparecido como pueblo (Ocaranza 1930), pues al parecer los propios jesuitas
habrían considerado esa posibilidad.23
Más acertado parece, considerar con Ortíz
Garay (1997) que ‚los guarijíos permanecieron aislados y su existencia fue
generalmente ignorada en los registros escritos de viajeros, exploradores y agentes
gubernamentales‛.24
Sin embargo, quedaron algunas huellas desperdigadas que
son útiles para reintentar una reconstrucción de la trayectoria, como la memoria de
los pobladores actuales del pueblo de Macoyahui, quienes todavía recuerdan que
20
Ellos reordenaron las misiones, dejando a Chínipas con el pueblo de Guadalupe Victoria, Los
Reales de Topago y Santa Gertrudis; y la Ranchería de Sahuarivo y Santa Ana con Loreto y el Real de
San Agustín (Almada: 202).
21
Así para el caso rarámuri se plantea que el aislamiento prototipo de las regiones de refugio es
producto de una decisión tomada por las autoridades de la tribu desde finales del siglo XVII,
cuando abandonaron el valle del río Papigochi y otros asentamientos para establecerse en las
barrancas inhóspitas del suroeste de Chihuahua. (Cfr. Daniel T. Reff. Disease, depopulation and
culture change in Northwest New Spain Indiana University Press, Bloomington, 1991)
22
En 1676 se fundaron las misiones de Santa Ana y Loreto, seguidas de Santa Teresa de Guazapares,
Santa María Magdalena de Témoris, Yécora, Tubaresy Nuestra Señora del Valle Umbroso, que
atendía uarojíos en las rancherías de Apóstere, Perico, Sanarivo y Tepuchi (Polzer).
23
‛..Y es de advertir también que, aunque nombramos varohíos la gente que se ha convertido,
porque en otro tiempo era de los varohíos toda la más parte de esta sierra, pero con la mudanza de
los tiempos y algunos tarahumares que emparentaron con ellos, hoy los más son tarahumares. Esta
nota sirva para los que vinieren a esta sierra, donde con nombre de varohíos hallarán que los más
de ellos son tarahumares e ihíos (Pérez de Ribas, Relacion de Cinaloa, en Gonzalez: 87). Esta
suposición continuó siglos después. Así por ejemplo, Fernando Ocaranza dice: La situación de los
guarijíos cada día fue más lamentable y por último no tuvieron otro remedio que penetrar al seno
de la tarahumara, confundiéndose con la nación del mismo nombre, perder su idioma y adoptar el
que hablaban los tarahumaras‛
24
Como señala este autor en otro trabajo (1994: 355): ‚Es probable que los contactos entre los
diferentes núcleos de población guarijía nunca hayan sido totalmente rotos, pero actualmente tales
contactos tienen un carácter más bien esporádico (…) Desde que los primeros pobladores ocuparon
las serranías, barrancas y pequeños valles que conforman el territorio, la necesidad de aprovechar al
máximo los recursos exiguos que se obtienen a través de las tecnologás nativas produjo la
fragmentación de los núcleos indígenas‛.
15
en la construcción de su iglesia, que fue pueblo de visita de la Misión de Conicarit,
hicieron traer indígenas desde este sitio (Comunicación personal). Esto puede ser
indicativo de una ruta histórica que trajo a los antepasados de los guarijíos
sonorenses desde Conicarit a Macoyahui, y de allí posteriormente a la región que
ocupan actualmente, unos cuantos kilómetros más arriba por el mismo río Mayo,
Según relatos contemporáneos de vida que hemos recopilado, de las rancherías de
Chihuahua ha habido un flujo constante de guarijíos y tarahumaras hacia Sonora25
.
25
Con las leyes de reforma en el México independiente se favoreció la creación de haciendas
agropecuarias y la venta de terrenos baldíos a Compañías Deslindadoras. Primero de Álamos y
después de Sinaloa, a inicios del siglo XVIII comenzaron a arribar colonizadores españoles y
mestizos a la región donde actualmente viven los guarijíos de Sonora, en un movimiento que
acompaña el auge minero que hace crecer la población en el noroeste del país, con la apertura de
enclaves en la Sierra Madre (Deeds 2001, Cramussel 2012).
16 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
Figura 5
Misiones y visitas de los Jesuitas en la Baja Tarahumara y
alrededores por fecha de fundación
Fuente: Elaboración propia, en base a Charles W. Polzer (1976). Las fechas de fundación indican
los inicios de la práctica del bautismo en estas localidades, de acuerdo a los registros hechos por
el padre Juan de Almonacír en 1685 (Archivo Histórico de Hacienda, Legajo 1126, expediente 4,
citado por Polzer)
En la región guarijía de Sonora se tiene registro de que el primer colono fue
Bartolomé Salido y Exodar, a cuyo nombre en 1797 la Provincia de Sinaloa expidió
una cédula de propiedad de los predios Burapaco, Guajaray, Los Conejos, El Palmar
y La Sauceda. Posteriormente a la muerte de Salido y Exodar (1816), comenzaron a
arribar nuevos colonos: Agapito Enríquez vino de Los Mescales a Burapaco entre
17
1880 y 1886; Felipe Argüelles a Guajaray; Aureliano Enríquez a Miramar y Antonio
Enríquez a Gocojaqui. Y cada vez más yoris, que comenzaron a cercar terrenos.26
Los relatos orales de los yoris (así les dicen a los blancos) cuentan que los
antepasados cuando llegaron encontraron que aquí habitaban indígenas, muchos
de los cuales vivían casi desnudos o envueltos en calzón de manta y cobija, al estilo
de los tarahumaras. Por su parte, los guarijíos relatan que esta región ya estaba
poblada por guarijíos y antes por mayos, con quienes se emparentaron, antes de
que llegaran los yoris, como comentaba José Zazueta que su padre Eugenio le
decía que antes solamente había aquí dos (Francisco Samaniego y Marcial
Enríquez, de Zatajaqui) y muchos guarijíos. Algunos de los guarijíos viejos contaban
que sus ancestros llegaron primero por Caramechi, La Narciza y Cocojaqui, y que
cuando llegaron al Río se encontraron con macoyahuis y mayos, con quienes
comenzaron a emparentarse y a compartir costumbres y los recursos de la región,
porque no existía la idea de propiedad como ahora (Haro 1981).
Los yoris lograron someter a este pueblo mediante diversas estrategias, que
incluyeron en algunos casos el reclutamiento forzado en la forma de peonaje, y en
otros, el establecimiento de relaciones de trabajo desfavorables para los
‚medieros‛, un tipo de contrato prevalente en esta región aun hasta la actualidad.27
26
En muchas partes se dice que la historia de la familia Enríquez es la historia de los guarijíos en
Sonora, y hay parte de verdad en esto, aunque hubo muchos otros patrones yoris que no suelen ser
mencionados, además de que hubo diferencias muy importantes al interior de los Enríquez en la
forma de relacionarse con los guarijíos. El patriarca, hijo del homónimo, se llamaba Agapito
Enríquez Cázares y se casó tres veces. Tuvo cuatro hijos con Josefa Argüelles, luego tres con
Severiana Flores, y cuatro con Dolores Mendivil, además de otro en unión libre con Ramona García,
al enviudar por tercera vez y que ahora vive en Chinagüiro. Cuando murió Don Agapito en 1958, los
herederos se repartieron el rancho de Burapaco, que en su momento llegó a poseer 6,000
hectáreas. A partir de la década de 1980 comenzaron a vender y buena parte hoy son tierras
ejidales, también privadas. La mayoría se fue a vivir a otros sitios, aunque todavía quedan algunos
predios, principalmente de los Enríquez Flores, hijos de la unión del primogénito del último
matrimonio del patriarca (Daniel Enríquez Mendivil) con una mujer guarijía. Otro antecedente
relevante fue el de Don Juan Enríquez Mendivil, hermano de Daniel, quien no solamente dominaba
la lengua guarijía sino que era considerado como el mejor curandero de la región.
27
En esta región se lleva a cabo una forma económica de mediería entre los terratenientes yoris y
los guarijíos u otros campesinos pobres. La "siembra a medias" tiene dos variantes: en la primera el
patrón aporta las tierras y el mediero el trabajo, y en la otra, los insumos para el cultivo y la
manutención del mediero son puestos por el patrón mientras aquél pone la tierra y el trabajo. La
cosecha se reparte al 50% entre patrón y mediero; pero debido a la baja producción en los cultivos
y a que no se consideran las pérdidas por siniestros o sequías, el sistema propicia que el mediero y
su familia se endeuden permanentemente con el patrón, quedando sujetos a seguir sembrando
para él (Piorunsky 1977). Este tipo de "arreglo" permitió que el "blanco" retuviera la fuerza de
trabajo necesaria para el funcionamiento de los ranchos sin pagar un salario regular y evadir su
responsabilidad laboral con los peones.
18 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
En la ganadería, "llevar al partido" sigue más o menos las mismas reglas.28
Si bien
estas prácticas han venido a menos desde la dotación de tierras a los guarijíos, el
sistema subsiste en la región y se aplica principalmente a los mestizos avecindados,
sobre todo aquellos que no son ejidatarios. Su condición de peones de hacienda
no se modificó, aun a pesar de los movimientos de la independencia mexicana de
España en 1810 y la revolución mexicana de 1910, que repartió tierras a
campesinos e indígenas en otras partes del país (Aguilar Zéleny 2010).29
En la década de 1930, Howard Scott Gentry, investigador estadounidense de
la Universidad de California-Berkeley, realizó un reconocimiento etnobotánico por
el Alto Río Mayo y describió la existencia de un pueblo indígena distinto de los
tarahumaras de la Sierra Madre de Chihuahua y de los mayos de Sonora, a la vez
que realizó un exhaustivo recuento tanto del nicho ecológico del río como de la
cultura de los warihios (Gentry 1942, 1963).30
Sin embargo, en México casi nadie se
enteró de que este grupo logró sobrevivir, no solamente por la conquista, sino
también por las epidemias, pues los guarijíos aún recuerdan una ‚andancia‛ de
sarampión que diezmó de manera importante su número en 1948, poco tiempo
después de que Jean Basset Johnson y su esposo Irmgard Weitlander, hicieran
trabajo lingüístico en San Bernardo.
Obviamente la gente de Burapaco, San Bernardo y de Álamos sabía que
existían indígenas por todos lados, incluyendo la cuenca media del Mayo, lo que
pocos sabían es que se trataba de un pueblo que no era tarahumara ni mayo y que
estaba perdido para la historia. Historiadores y antropólogos los suponían
asimilados a los tarahumaras. Según Sauer (1998: 137): ‚En el medio siglo de
apostasía que siguió [esto es, la segunda mitad del [XVII], guasapares, témoris y
varohíos celebraron matrimonios con los tarahumaras paganos, abandonando al
parecer su lengua. En los últimos años de la Colonia, los territorios de guazapares y
témoris eran considerados como tarahumaras, por lo que hoy día son en gran
parte tarahumaras‛.31
No obstante, Sauer estuvo en San Bernardo en 1931 (como
28
Las características del arreglo han orillado a algunos autores (Valdivia 1983) a describir este
sistema como "a tercias" para el caso de la ganadería, en vista de que por cada becerro que nace se
le asigna uno al "terciero" y dos al patrón.
29
Si bien no está consignado en ningún documento en qué momento histórico los guarijíos que
antes vivieron en Chihuahua y que sobrevivieron a las guerras de colonización se asentaron en los
actuales territorios en la cuenca media del Río Mayo, esto debe haber sucedido a fines del siglo XVII
e inicios del XVIII, cuando esta región quedó fuera del interés primordial debido al auge minero que
se registró en Álamos.
30
Gentry (1963) estimó en 1,600 el número de guarijíos en Sonora y Chihuahua. Además de
proporcionar numerosos datos etnobotánicos y otros sobre la forma de vida y la cultura de los
guarijíos, señaló que era común que se movieran al interior de la región y que migraran por motivo
del hambre.
31
Sauer, toma de las Relaciones, la siguiente cita: ‚Es de advertir que aunque nombramos Barohíos
19
también estuvo Alfred L. Kroeber independientemente), y pudo enterarse de la
existencia de los guarijíos. Pero no apoyó luego a Gentry para visitarlos cuando
este le manifestó su interés en la región del Mayo. Sauer tenía destinado el
descubrimiento de los guarijíos como un regalo para Ralph Beals, pero la
obstinación de Gentry, interesado en la biodiversidad inexplorada del Río Mayo,
fue más poderosa para dar oportunidad al encuentro de un biólogo, geógrafo,
zóologo, botánico y antropólogo, en lo que devino Gentry, y un pueblo sumido en
el olvido, al igual que su hábitat. Por la crisis de 1929, en Estados Unidos no había
fondos para investigar, y menos aún en el extranjero, así que tuvo que trabajar en
varios oficios antes de ahorar lo mínimo para viajar al sur e instalarse en San
Bernardo para de allí recorrer varias veces ‚the warihio country‛, donde pasó
intermitentemente un total de 27 meses, en los cuales hizo etnografía, entre
muchas más cosas, y descubrió su vocación predilecta por la botánica y más aún
por los agaves. En 1963 publicó su trabajo, hoy clásico, sobre los guarijíos de
Sonora y Chihuahua, que, al parecer, permaneció desconocido para la sociedad
mexicana.
En la década de 1970 sucedieron varios hechos que hicieron aparecer a los
guarijíos como un pueblo indígena recién descubierto por la sociedad mexicana, e
incluso por la sonorense, cuando un grupo de guerrilleros de la Liga 23 de
Septiembre que venía de Madera incursionó el año de 1973 en la región guarijía de
Sonora y logró sembrar en los guarijíos la posibilidad de liberarse de la situación
de peonaje que vivían con los yoris. Los guerrilleros secuestraon a Don
Hermenegildo Sáenz, rico comerciante originario de Arechuyvo y asentado en San
Bernardo.32
Huyeron con el rescate hacia la sierra y en Burapaco quemaron la casa
de ‚los Agapitos‛, a quienes asesinaron en el camino de herradura hacia Guajaray.
Los Guarijíos convivieron con los guerrilleros hasta 1975, cuando estos
fueron masacrados por el Ejército federal. Comentan los pobladores locales que en
1974 se registró una grave epidemia de sarampión que diezmó a buena parte de
guarijíos, especialmente niños en Mochibampo. El involucramiento de los guarijios
la gente que se ha convertido: porque en otro tiempo era de los Barohíos toda la más parte de esta
Sierra: pero con la mudanza de los tiempos y algunos Tarahumares que emparentaron con ellos, ya
los más son Tarahumares y todos hablan la lengua Tarahumara. Esta nota sirba para los que vinieren
a esta sierra, donde con nombre de varohíos hallarán que los más de ellos son Tarahumares, y Híos
(Sauer, 1998 [1933 y 1934]: 136).
32
Es muy interesante cotejar los relatos sobre la familia Sáenz de Arechuyvo y su programa social
con guarojíos de Chihuahua en las primeras décadas del siglo XX (Harriss 2013). El 2 de mayo los
‚Agapitos‛, padre e hijo, fueron asesinados en el camino real de Burapaco a Guajaray, donde ahora
hay una cruz de hierro. Más tarde, los soldados alcanzaron a los guerrilleros en el Rincón de la
Ventana, donde dieron muerte a dos, mientras el resto huyó en una avioneta propiedad de ‚Don
Gilo‛ que estaba en el rancho de Gocojaqui. Lo liberaron en Puerto Durazno luego de cobrar un
millón de pesos por el rescate.
20 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
con los guerrilleros llegó a tener importancia, y en 1974 hubo enfrentamientos
violentos entre algunos yoris y guarijíos, a quienes golpearon y mandaron
encarcelar en Álamos y Navojoa.33
Muchos trabajadores guarijíos fueron entonces
despedidos y se fueron a trabajar a los valles del Yaqui y el Mayo.
Es importante mencionar que en el marco de la Reforma Agraria se crearon
expectativas para los campesinos de la región, que desembocaron en la
conformación de núcleos ejidales, como el de San Bernardo, Chorijoa (1968)
Topiyeca y Sejaqui.34
En 1976 se dotó de tierras al Ejido Guajaray, que incluye
algunos ejidatarios guarijíos y mestizos de guarijío. Se destacó en la región un
destacamento del ejército para salvaguardar la zona de posibles ataques
guerrilleros, y, aunque no hubo enfrentamientos, fallecieron dos guarijíos por
inanición, porque el clima imperante impedía las labores agrícolas. En 1975
encarcelaron a José Zazueta, líder guarijío y primer gobernador de la tribu.35
A pesar de estos hechos, la visibilidad de los guarijíos ante el gobierno
mexicano se hizo evidente gracias a un ejercicio político de gestión realizado por
un agente independiente canadiense que comercializaba con artesanía. Edmund
Faubert (1975, 1976) efectuó varias denuncias ante las distintas instancias del
gobierno estatal y federal, y, al no ser escuchado, llevó un contingente de músicos
y danzantes guarijíos a Punta Chueca, al acto de entrega de la Isla del Tiburón a los
comca´acs de su concesión como propiedad comunal (el decreto se publicó el 11
de febrero de 1975 en el DOF). Comenzó también a difundir la música y la cultura
de los guarijíos, en giras por México y Estados Unidos. Nuevamente, en 1976,
acudió directamente a la oficina presidencial en Los Pinos (México, D.F.),
acompañado de los líderes guarijíos José Zazueta y José Ruelas, quienes fueron
también la semilla de la organización política.36
Esta acción tuvo como logro no
33
El involucramiento de los guarijios con los guerrilleros llega a tener importancia y ello tuvo como
consecuencia de que comenzara a haber fricciones con los yoris, al exigirles mejores condiciones de
trabajo, por ello, en 1974 encarcelan a algunos guarijíos y en 1975 a José Zazueta, líder guarijío y
primer gobernador de Mesa Colorada. (Lagarda 2007).
34
El Ejido Chorijoa, con 2,053 hectáreas y 22 ejidatarios se ubica en terrenos que serán inundados
por la nueva presa. Es una comunidad muy marginada, compuesta por una mezcla de
descendientes de mayor, guarijíos y blancos. Actualmente se encuentra en proceso de ser reubicada
en un terreno cercano. Sejaqui (3,100 hectáreas y 25 ejidatarios) es un ejido más bien yori, aunque
con mezcla también indígena mayo/guarijío.
35
‚…se llama Mesa Colorada porque aquí es una mesita y es de tierra colorada, cuando sembraban
(maíz) todavía, vivían por aquí unos pocos, antes vivían por allá lejos‛, según Don Antonio Macario
Zazueta (Luna 2008).
36
Margarita Nolasco envió este año a Richard Piorunski a realizar investigación con los guarijíos
para su tesis de etnología que presentó en la Universidad de Paris en 1977, donde calcula en 1,500
la población guarijía en ambos estados. Richard vivió esta primera temporada en Bavícora y regresó
en 1980 para completar sus investigaciones para una tesis doctoral. Wick Miller, lingüista de la
21
solamente el reconocimiento de la existencia de este grupo por parte del gobierno,
sino también la apertura en 1977 de un Centro Coordinador Indigenista (CCI) del
Instituto Nacional Indigenista (INI), en la localidad de San Bernardo, municipio de
Álamos, en Sonora (Valdivia 1994).37
En 1979 hubo otra epidemia grave, esta vez en
Los Bajíos, con 16 muertes. Estos sucesos dieron origen a que por primera vez se
introdujeran campañas masivas de vacunación a esta región por parte del INI y la
SSa.
En la década de 1980, gracias a las gestiones del INI y mediante un apoyo
financiero por parte del gobierno federal a través del programa COPLAMAR, el
gobierno les otorgó territorios a los guarijíos en el régimen de dos nuevos ejidos
(Ejido Guarijíos-Burapaco y Guarijíos-Los Conejos), que fueron habilitados con
tierras compradas a 16 propietarios distintos en medio de grandes dificultades y
presiones de todo tipo, pues los cerca de 300 jefes de familia ni siquiera tenían acta
de nacimiento, por lo que no eran considerados ‚mexicanos‛.38
Valdivia (1995)
demostró, con base en una investigación en archivos de la propiedad rural y en
fuentes históricas, que la ocupación territorial más antigua es de los guarijíos y que
las tierras que los yoris presumen como suyas se encuentran en en calidad de
terrenos nacionales. Entregó un dictamen a la Secretaría de la Reforma Agraria
acompañado de una nueva solicitud para tierras ejidales en estos predios. El
delegado agrario notificó a los propietarios yoris clandestinamente y estos
buscaron legalizar su situación buscando títulos de propiedad con el apoyo de la
asociación ganadera del estado. Al no conseguirlos prontamente, se ampararon
ante la acción de la ley.
La restitución de tierras a los guarijíos fue tardía, insuficiente y
fragmentada.39
No obstante, con la dotación comenzó lo que ellos llaman ‚la
Universidad de Utah comenzó a trashumar por esta zona también en 1977, año en que el Dr. Gastón
Cano fue a la región. Señaló en una ponencia que hay 1,004 guarijíos según el Registro Civil local de
San Bernardo. Arnulfo Villavicencio, ingeniero de la SARH, acudió también y escribió sus memorias
en la prensa estatal y más tarde en un opúsculo inédito (Villavicencio 1990).
37
Teresa Valdivia Dounce, antropóloga defeña de la Universidad Veracruzana, llegó en 1978 a
trabajar en el CCI de San Bernardo e informó, con base en un censo levantado por ella misma con
ayuda de profesores mayos, que habitaban 610 guarijíos en la sierra de Sonora. Se hizo cargo de la
gestión agraria y logró obtener permisos para que los guarijíos pudieran seguir sembrando tierras
de los yoris en lo que se hacían los trámites de dotación.
38
En 1982 los guarijíos recibieron de manos del entonces presidente de la República Mexicana, José
López Portillo, la Carpeta Básica que los convirtió en ejidatarios de aproximadamente veinte mil
hectáreas. En el ejido Guarijíos-Burapaco fueron beneficiados 123 individuos, y 59 en el ejido
Guarijíos-Los Conejos. Fue, publicada en el DOF el 7 de mayo de 1982 (Valdivia Dounce 1994).
39
‚Es un pueblo ancestral al que le ha sido robado su territorio a lo largo de los últimos
cuatrocientos años y al que el gobierno federal restituyo sólo una pequeña parte de él, en forma de
ejido y fragmentado. Existe una deuda histórica de reconocimiento y una necesidad de compactar el
22 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
cuenta nueva‛, un proceso de reivindicación étnica, organización social, económica
y política, de resurgimiento cultural y de ordenamiento de su territorio.40
Así, en
1979 se abre la UMR IMSS-Coplamar en Burapaco, programa que es operado en
forma conjunta con el INI y que introduce letrinas, huertos familiares, saneamiento
comunitario y un programa de mejoramiento de vivienda (Haro 1981). Desde el CCI
de San Bernardo comienzan a operarse proyectos ganaderos (bovino y caprino),
apícolas y agrícolas y de mejoramiento de caminos. Los guarijíos aportaron su
mano de obra para la construcción de las escuelas y albergues escolares que se
construyeron en Mesa Colorada y Los Bajíos.41
El 10 de mayo de 1988 falleció José Zazueta, por complicaciones de
diabetes, y fue sucedido por Pablo Cautivo, de Mochibampo, en una situación ya
muy diferente.42
A pesar de que la situación de los guarijíos se modifica, en
realidad, a decir de Valdivia (1992), paradójicamente pasaron de ser peones sin
territorio a fin de que puedan mantener el control de su territorio y vivir tranquilos‛ (Valdivia 2014:
13).
40
Como señala Aguilar Zéleny (2013) ‚A finales de la década de 1960 los guarijíos seguían viviendo
como en tiempos de Porfirio Díaz, en calidad de peones acapillados cuyo trabajo era remunerado
principalmente en especie: despensas mínimas, algo de tela y sin capacidad de decisión sobre su
territorio, cultura y formas de vida. Después de un breve pero intenso contacto con miembros de
los movimientos revolucionarios de principios de los años setenta, los guarijíos comenzaron a luchar
por su tierra, la cual fue obtenida por medio de la dotación de ejidos hasta principios de la siguiente
década. Es así que desde los años ochenta se inicia un nuevo periodo de resurgimiento‛.
41
En estos años, además del Instituto Lingüistico de Verano (ILV), que realiza estudios en la región,
varios periodistas e investigadores comienzan visitar y a publicar artículos, ponencias y tesis sobre la
región y la cultura de los guarijíos de Sonora (Piorunski 1977, Valdivia 1978, Haro 1981, Colorado
1986, Camou 1990, García 1991, Acosta 1992, Franco 1995, Aguilar Zéleny 1995, Ortíz Garay 1994,
Yetman 2002, además de otros mencionados en este documento). Destaca asimismo la producción
lingüística sobre la lengua makurawe que comienza a producirse (Johnson y Weitlander 1947, Miller
1983, entre otros más actuales).
42
En palabras de Cipriano Buitimea, compañero de lucha de Zazueta y exgobernador de Los
Conejos, ‚Ahora nos encontramos más organizados. Más o menos ya tenemos conseguido lo que
más necesitábamos, y pues yo me siento bien. Antes no me sentía a gusto, porque la gente que
estaba estudiada y con dinero, por todo lo tenían humillado a uno. Los ricos no podían ver a los
pobres pero sí les gustaba que trabajaran para ellos, eso sí. Antes, todo el tiempo teníamos que
procurar trabajar constantemente para poder mantener a nuestra familia, porque si no lo hacíamos
así pues qué íbamos a comer. Pero ni así comíamos. Porque es cierto que estábamos mal comidos,
mal alimentados, no había comida buena. Es cierto que mucha gente se moría de hambre porque
no alcanzaba el alimento del monte y porque con el trabajo de jornal tampoco nos acabalábamos.
Es cierto que los ancianos pues ya no salían a buscar alimento en el monte, o trabajar tampoco no
podían. A mí me consta que se enfermaban y se morían. Los guarijíos ya no teníamos ancianos,
pues nomás se enfermaban con tanto trabajar. De tanto cansancio que les llegaba se moría la gente
(…) Ahora no es tanto como estábamos primero (…) Ya no trabajamos con la gente que tiene dinero.
Ahora estamos trabajando en nuestro trabajo propio y nosotros vemos dónde hacemos desmonte,
dónde vamos a sembrar, para sembrar en las aguas‛ (Buitimea y Valdivia 1995: 202).
23
tierra a ser peones con tierra, debido al nivel de pobreza que se mantiene, aun
cuando en estos años algunos yoris comienzan a sembrar mariguana en la región y
obligan a que los guarijíos y otros se involucren en las actividades, con un
consecuente incremento de muertes violentas en la región (Haro et al. 1998). Ya
no existen hambrunas y a cambio se aprecia un aumento notable de enfermedades
crónico-degenerativas, como la diabetes, que cobra la muerte del segundo
gobernador en 1990, siendo sucedido por Lino Leyva el mismo año en que se
inauguró la Casa de la Cultura ‚José Zazueta Yoquibo‛ en Mesa Colorada, de la
Dirección General de Culturas Populares de Sonora.43
Hoy en día, el lugar donde se encuentra asentado el pueblo guarijío de
Sonora es un mosaico de localidades distribuidas entre los municipios de A lamos y
Quiriego, en las faldas de la Sierra Madre Occidental y en la sierra misma. Limita al
norte con la franja divisoria del municipio de El Rosario y parte de la Sierra Madre
Occidental, en el estado de Chihuahua; al sur con la cabecera municipal de Álamos;
al este con los límites territoriales del estado de Chihuahua, en la Sierra Madre
Occidental; y al oeste con la cabecera municipal de El Quiriego. En los treinta años
transcurridos se han conformado varios núcleos de asentamiento de los guarijíos y
actualmente se contabilizan 23 localidades dentro de región del alto río Mayo y sus
afluentes, siendo más numerosas las comunidades de Mesa Colorada, Guajaray, Los
Bajíos y la Colonia Macuragüe en San Bernardo, todas ellas localizadas en los
municipios de Álamos y Quiriego, Sonora. La región incluye otras localidades
guarijías importantes, como Mochibampo, Bavícora, Gocojaqui, Huataturi, El Sauz y
Jovehui, agrupadas con el Ejido Burapaco; y Los Estrados, Basicorepa y
Sototanchaca en el Ejido Los Conejos.44
La región guarijía de Sonora está enclavada entre la cuenca alta y media del
Río Mayo, dentro de la provincia fisiográfica de la Sierra Madre Occidental. Se
encuentra al este de San Bernardo, donde comienza la zona llamada de barrancas y
tiene su corazón donde el Río Mayo se encuentra con el cauce permanente del
arroyo Guajaray. Su posición serrana es de las más bajas de la Sierra Madre,
formación que inicia al sur de Arizona y se extiende de norte a sur por los estados
de Sonora, Chihuahua, Durango, Sinaloa, Jalisco y Nayarit, donde alcanza el
43
En 1992 inició el proyecto de investigación ‚Sistema Local de Salud Guarijío‛, a cargo de un
equipo interdisciplinario de varias instituciones estatales: El Colegio de Sonora, CIAD, Unison,
Culturas Populares, INI y Secretaría de Salud, con financiamiento del INI y de Funsalud (Haro et al.
1998). En 1994 Cipriano Buitimea Romero y Teresa Valdivia son premiados por la obra Como una
Huella Pintada. Testimonio, que es publicada por El Colegio de Sonora y editada en audiocassette
en lengua guarijío.
44
La región guarijía de Sonora se ubica en la carta Guajaray G12 B27, Sonora, Chihuahua, de la
cartografía de INEGI 2007, como parte de los tres poligonales que conforma los predios del ejido
guarijío los Conejos, Guarijíos Burapaco y Guajaray.
24 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
Océano Pacífico (Bye 1984). Si bien la mayoría de la cordillera madrense oscila
entre 2,000 y 3,000 msnm, tiene también áreas menos elevadas, como la región
guarijía sonorense, cuya altitud ocurre en un rango que va de 200 a 1,500 msnm.
Su configuración es muy particular por la intensa actividad volcánica que ocurrió en
entre 90 y 40 millones antes de nuestra era, que le imprimió su accidentada
geografía a la cordillera madrense, compuesta mayoritariamente de rocas
volcánicas y grandes bloques pétreos procedentes de explosiones subsecuentes
(Thayer 1996).45
La conformación tectónica resultante es de barrancas, acantilados, y
especialmente cañones, lo cual ha permitido que en su depresión sureste se
desarrolle un particular ecosistema gracias a que la Sierra Madre actúa como
escudo natural contra los vientos árticos. Las barrancas son características del
hábitat guarijío y también del tarahumara. Se describen como bandas intermitentes
de tierra larga y estrecha que son cruzadas por varios ríos y tributarios, lo cual
forma un número infinito de colinas salientes, hondonadas y formaciones abruptas
muy favorables a la biodiversidad, donde se reproducen especies diversas del reino
animal y vegetal, que forman parte del ecotono mayor que es la cuenca del Río.
Esta conjuga varios microsistemas, desde los que se ubican en la meseta de la
Sierra Madre, donde los ríos Yaqui, Mayo y Fuerte se desprenden de un origen
común, hasta los ubicados en senderos distintos que se dirigen al Golfo de Cortés
(Gentry 1942: 9).46
El área guarijía de Sonora tiene un relieve muy accidentado, compuesto de
semiplanos en cerros y lomeríos en su porción sur, y pequeñas planicies y
elevaciones discontinuas en el norte, con excepción de los lechos de los arroyos,
donde no hay terreno nivelado. Las pendientes existentes son de 4 a 10 grados,
con terrenos de medianamente inclinados a muy inclinados, propicios para la
ubicación de los ‚mahuechis‛, aunque la calidad de los suelos limita su uso agrícola
pues son muy porosos.47
Los suelos muy pedregosos con laja en abundancia y
45
Thayer, D. 1996. ‚Geology of northwestern Mexico‛, manuscrito inédito citado en Martin, Yetman,
Fishbein, Jenkins, Van Devender y Wilson (2002).
46
Según Gentry (1942: 10), además de los principales factores involucrados en la formación de la
Sierra Madre (relacionados con la separación de la península de la Baja California), en las montañas
del Río Mayo la configuración actual es resultante del efecto combinado de la actividad volcánica, la
subducción (uplift) y la erosión. El fenómeno de subducción se remonta al período terciario inferior
durante las épocas del paleoceno y eoceno, cuando continuó la actividad magmática que daría
origen a la roca madre. Ésta genera entre otros factores el material geológico del suelo y es la roca
madre.
47
Cabe señalar que según este autor la ladera oeste de la Sierra Madre, donde se ubica la zona
guarijío de Sonora y la cuenca del Río Mayo, no tiene la firmeza que caracteriza a la cordillera
madrense, además de que el pie de la sierra y las partes bajas se caracterizan por ser tierras que
25
bancos de arena, son características edafológicas en esta región donde
predominan los litosoles de escasa profundidad, con mucha roca de origen ígneo y
en menor proporción sedimentarias.48
La altitud sobre el nivel del mar varía de 240
hasta 700 m.s.n.m., con elevaciones de hasta casi 1000 metros en algunos puntos
de la sierra. Los cerros son numerosos: Aguaje del Tigre, Antoñico, Brasilar
Gocojaqui, Tamales, Sertenejal, La Llave, Maquipo, Plátano, el Cerro de la Cruz, el
Colorado, Peñasco Blanco, Ventana de Bachimba, Vallecito, Cusis y el Saucito.
También se encuentran mesetas, como las del Dedo, el Lajero y Matapaco, y
cañadas: el Cajón del Tuburi y La Ventana.
El Mayo es uno de los principales ríos de Sonora y nace en el norte del
estado vecino de Chihuahua, en una gran meseta serrana en la Sierra Madre
Occidental donde confluyen varios afluentes, de los cuales el punto más
importante es la Cascada de Baseseachic, en territorio pima. Recorre 294
kilómetros entre Chihuahua y Sonora para llegar a su desembocadura en el Océano
Pacífico. Su curso es sinuoso con dirección hacia el suroeste, comienza por el Río
Baseaseachic, el Río Concheño-Moris, el San José Ocampo y el arroyo Hondo y
capta por su margen izquierda al río Batopilillas; aguas abajo el río drena hacia el
oeste y que recibe el caudal del Río Babanori y procede a su vez de la Sierra
Oscura; luego, hacia el sur, donde acoge las aguas de los arroyos El Limón,
Guajaray, Los Mezcales, Gochico y Taymuco, para enfilarse hacia la presa Mocúzarit,
con la recepción previa de los arroyos Cocoraque, El Salado, Jijiri y Yorentamehua.
Del vaso de la presa las aguas se distribuyen por los canales del DR038 y llegan al
mar. Además de esta presa, la cuenca tiene entre sus recursos hídricos lénticos con
pantanos dulceacuícolas, estuarios, charcas temporales, llanuras de inundación y
brazos de rió abandonados. De igual forma, recursos lóticos, como los arroyos
mencionados y manantiales termales. Ver Figura 6.
retienen poco el agua debido a su porosidad, hecho relevante que cuestiona la construcción de
presas, como también la presencia de aguas termales en la región (Yetman 2002: 99).
48
De acuerdo al sistema de clasificación de suelos de la Dirección General de Geografía del
Territorio Nacional, los tipos de suelos incluyen cambisol crómico (bc), bueno para cultivos de
subsistencia; regosol eutrico (Re), para pastizales; y litosol (y) y feozem (h), útiles para ganadería
extensiva. Dirección General de Geografía del Territorio Nacional: La Paz. Carta Edafológica México,
1981. Citado por García Martínez (1990: 82).
26 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
Figura 6
Cuenca del Río Mayo
Fuente: Martin et al. (2002)
Una característica del río, que ha sido señalada desde estudios muy
tempranos, denotan la alternancia de ‚períodos de altas y de bajas aguas que se
suceden unos a otros con gran rapidez‛ (Bond 1928: 1), que se traducen en
temporadas de sequía y episodios de inundaciones en la zona costera. La
precipitación media anual en esta zona varía de 300 mm en las partes bajas a 1,100
mm en las altas (780 mm anual). Sus escurrimientos promedian 1,169 mm3
anuales, aunque han descendido desde 2010. Constituyen el 79 por ciento de los
recursos hídricos de la región del Mayo, cuya cuenca recibe también el aporte de
27
aguas subterráneas.49
Se ha considerado que el ‚potencial de explotación del
acuífero‛ es de 210.0 mm3 (DR038 2012). De las 1,471 cuencas hidrológicas que
reconoce la CNA (2010:8), el Mayo está considerado en el puesto 21 de
importancia en cuanto a caudal hidrológico (Sales Colin 2014). Pertenece a la
región hidrológica administrativa II, Noroeste, subregión hidrológica 9, Sonora Sur.
La región guarijía se ubica dentro de la División Florística de Sierra Madre
Occidental (Rzedowski 1978), región que comparte afinidades geográficas de la
flora de diferentes regiones del país, en los coeficientes de similitud establecidos
entre estas floras, en las áreas de distribución general de las plantas vasculares del
territorio y en la concentración de endemismos existentes en la región. Es un
reducto único por la articulación particular que ocurre entre biotas vegetales,
animales y humanas, en un vínculo que ha sido forjado históricamente mediante el
conocimiento y el uso de este territorio (Martin et al. 1998). La región guarijía de
Sonora presenta una riqueza extraordinaria en términos de biodiversidad, con un
número superior a 2,000 especies vegetales, lo cual representa el 55% del total de
las plantas presentes en el estado y el 3% de la diversidad florística del país
(Castellanos, Maas y Kummerow 1991).
La riqueza de este ecosistema se encuentra documentada desde las
primeras expediciones botánicas realizadas por europeos en 1791 hasta los
estudios sistemáticos de Howard S. Gentry en la década de 1930, las cuales han
sido continuadas y actualizadas por The Southwest Center de la Universidad de
Arizona (Pinto Soares 1973, Bye 1984, Martin et al. 1998) y otros investigadores
nacionales e internacionales. Gentry describió la región del Mayo como un centro
de inmensa diversidad biológica y complejidad ecológica especialmente en la zona
de las barrancas. Su riqueza ya había sido reconocida por occidentales desde
fechas tempranas, como lo asentó en 1892 Carl Lumholtz (1902) al describir nuevas
especies de pino (Pinus Lumholtz) y un tipo de encino (Quercus tarahumara), o J. N.
Rose en 1895, cuando reportó el hallazgo de 43 nuevas especies colectadas en la
cuenca del Mayo, donde fueron descubiertas especies endémicas (citado en Martin
et al. 1998), así como vertebrados del plioceno (Lumholtz 1902).
Cincuenta años más tarde colegas de Gentry publicaron Gentry´s Rio Mayo
Plants (1998) donde describieron el deterioro que ha sufrido la cuenca del Mayo,
con pérdida de vegetación original, alteración del paisaje y erosión del suelo.
Mencionan como factores relevantes el efecto de la presa del Mocúzarit, la
explotación minera, la deforestación, cambios de uso de suelo para cultivos
49
Según señala un estudio realizado en ITSON (Díaz Maldonado s.f.), ‚…la disponibilidad en la
cuenca del Río Mayo es muy incierta, como es normal en zonas semi-áridas, con una mediana de
874.30 hm3 y un intervalo de confianza desde 716.23 hm3 hasta 1,106.63 hm3. Además, también se
tiene un intervalo de predicción del escurrimiento anual desde 497.71 hm3 hasta 1,855.97 hm3‛.
28 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
comerciales, cría de ganado y aves de corral.
En el conjunto de la sierra madre se han identificado en la cuenca del Mayo
han sido identificadas al menos 2,185 especies en un inventario (Martin et al. 1998)
que ya ha sido superado por investigaciones ulteriores. Se ha estimado que tienen
utilidad alimentaria y 450 uso medicinal, 18 % para comer y 20% medicinales
(Felger y Nabhan 1978, Felger y Wilson 1995). Hay estudios etnobotánicos entre
los tarahumaras (Pennington 1963), guarijíos (Cañez 1994, López Estudillo 1994,
Haro et al. 1998, Luc Blin s.f., Leyva Zazueta 2010), mayos (Yetman, Van Devender y
López Estudillo), pimas bajos (Laferrière 1991; Reina-Guerrero 1993) y mestizos de
Sonora y Chihuahua (López Estudillo e Hinojosa 1988), cuya utilidad estriba en que
expresan la circulación de usos y recursos en la gran región del noroeste mexicano.
La combinación de factores biológicos y físicos presente en la región crea
una serie de condiciones que permiten el desarrollo de una vida animal que tiene
su origen en especies provenientes de los climas neoárticos del norte y de
elementos neotropicales que han llegado desde el sur. Este ecosistema representa
el hábitat y refugio de un alto número de especies de vertebrados (algunos que a
la par alcanzan ahí su límite de distribución neotropical), de especies migratorias,
de especies endémicas y de numerosas especies de insectos, muchos de éstos
necesarios en la polinización de plantas silvestres y cultivadas.50
Algunos reportes
estiman 551 especies de vertebrados, de las cuales hay 108 especies que se
encuentran protegidas por la NOM-059-ECOL 2001. 43 de ellas se encuentra en
estado de amenazadas, 4 son raras, 8 en peligro de Extinción, 52 con protección
especial; 28 de estas 108 especies son endémicas. Entre las enlistadas se
encuentran escorpión (Heloderma horridum), monstruo de Gila (Heloderma
suspectum), tortuga del desierto (Gopherus agassizii), guacamaya verde (Ara
militaris), cotorra serrana (Rhynchopsitta pachyrhyncha), jaguar (Felis onca), ocelote
(Felis pardalis), jaguar (Felis jaguaroundi) y margay (Felis wiedii).
Aunque no existen reportes faunísticos completos para la región es posible
documentar la existencia de especies tan variadas como ardillas (Citellus sp.),
armadillos (Dasypus novemcinctus Mexicanus), cacomixtles (Bassariscus astutus)
conejos (Sylviagus sp.), coyotes (Canis latrans), coatís o ‚cholugos‛ (Nasua nasua),
jabalíes (Tayassu Tajacu), leones (Felis concolor), liebres (Lepus alleni), (occidentalis
50
La fauna del estado de Sonora es Neártica, con algunas formas neotropicales en el extremo Sur.
En este caso la cuenca baja del río Mayo estaría comprendida dentro de la Provincia Biótica
Sinaloense, la cual incluye desde la cuenca del río Yaqui hasta la desembocadura del Santiago en
Nayarit y abarca la planicie costera del Sur de Sonora y de Sinaloa. En Sonora el límite septentrional
esta marcado por el comienzo del desierto y el hábitat de esta asociación faunística coincide grosso
modo con el área de distribución del bosque espinoso en las márgenes del bajo río Mayo (Duarte
1999).
29
sonorensis), mapaches (Procyon lotor), tigrillos (Felis pardalis), tlacuaches (Didelphis
virginiana), venados cola blanca (Odocoileus virginianus), zorras (Urocynon cinereo
argentus) y zorrillos (Mephitis mephitis), entre la fauna mamífera. Entre las aves se
cuenta con aguilillas, auras, cardenales, calandrias, pájaros carpinteros
(Compephilus guatemalensis), cuervos (Corvus copax), chachalacas (Ortalis
poliocephala), chureas (Geococcyx Californianus), garzas, gavilanes (Buteo
jamaicensis), godornices (Lophortyx douglassi), guacamayas (Ara militaris), huilotas,
y martin pescador (Chloroceryle americana). También paloma ala blanca,
zopiloteperico (Amazona albitrans, urraca (Calocitta formosa) y tecolote (Ciccaba
virgata). Los reptiles incluyen a la iguana (Ctenosaura hemilopha), víbora negra
(Drymarchon corais), víbora de cascabel (Crotalus atrox), escorpión (Heloderma
suspectum) y el venenoso coralillo (Micrurus distans), entre muchos otros que
componen la herpetofauna de la región.
La fauna de las aguas merece una mención aparte. Debido tanto a prácticas
de pesca fatales para las especies fluviales, como los truenos utilizados
principalmente por la población mestiza durante las décadas pasadas, pero
también como efecto de la construcción de la presa Adolfo Ruíz Cortínez
(Mocúzarit), la diversidad y tamaño de las especies acuáticas se ha modificado
sensiblemente, con la desaparición de algunos tipos de peces y la casi extinción de
otras especies, como el cauqui (camarón de río). Anteriormente predominaban los
bagres de río, las lobinas y el sópori. Desde la introducción de la carpa, que es una
especie bastante agresiva para las demás, la calidad de la pesca y su abundancia y
variedad se han perdido ostensiblemente. En la actualidad las especies vigentes
son charalitos de Sonora (Poeciliopsi occidentalis sonoriensis), carpa (Cyprinus
carpio), mojarra sinaloense (Cichlasoma beani) y otras especies menores. A pesar
de su escasez, son fuente importante de consumo alimentario para los guarijíos.
Es muy relevante mencionar que desde el 3 de agosto de 1949 se
decretaron a las cuencas de alimentación de las obras de irrigación en los distritos
nacionales de riego como Zonas Protectoras Forestales y de Repoblación, por lo
que el Artículo 1 de dicho decreto establece una veda total e indefinida en los
montes ubicados dentro de dichas cuencas, lo cual afecta al Río Mayo, es decir, al
territorio guarijío y a la presa del Mocúzarit que abastece al Distrito de Riego 38 y
que comenzó a operar en 1959. El Área Natural Protegida del Río Mayo fue
decretada el 19 de julio de 1996. Muy cercano a este ecosistema se encuentra la
Biorreserva Federal de la Sierra de Álamos, que consiste en un área 93.000
hectáreas de bosque tropical caducifolio, protegida dentro de la red de reservas de
la biosfera de la UNESCO. No forma parte de la Cuenca del Río Mayo, a pesar de su
proximidad, pues el arroyo Cuchujaqui como también el Güirocoba y el del Cobre
pertenecen a la Cuenca del Río Fuerte.
30 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
La cuenca se divide en 8 subcuencas: rio Mayo-Navojoa, Rio Mayo-Presa, Rio
Moris, Rio Candameña, Rio Babanori, Arroyo Guajaray, Arroyo Los Cedros y Arroyo
Cocoraque (Consejo de Cuenca del Río Mayo). A partir de un intento de división
altitudinal se puede dividir la cuenca con fines prácticos en cuatro segmentos, que
corresponden a la cuenca alta, alta-media, media y baja del Río Mayo. Como
característica se aprecia que las partes más altas y también las medias han actuado
como áreas de protección ecológica debido a que en estos segmentos es donde
vive población indígena y también mestiza, dedicados principalmente a economías
de subsistencia, mientras que aguas abajo se ubica la economía de mercado,
dedicada a la producción agrícola, concentrada principalmente en el Distrito de
Riego No. 038 (DR038) y el sector manufacturero y de servicios en municipios
como Álamos, Cajeme, Etchojoa, Huatabampo, Navojoa, Quiriego y Rosario de
Tesocapo, con graves problemas de contaminación a medida que se acerca a su
delta.
La importancia ecológica de la cuenca del Mayo estriba en que es hábitat de
una gran diversidad, pues este Río y sus afluentes recorren alturas que varían de los
2,600 metros de la Sierra Madre a los 300 que alcanza el pie de la sierra, hasta las
llanuras costeras del Pacifico, que tienen entre 0 a 150 metros de altitud, donde se
ubica el bosque de espinos (thornscrub forest) que caracteriza al delta del Río en la
costa sonorense y da paso al ecosistema del desierto (Martin et al. 1998). Por ello,
hospeda varios ecosistemas que se encuentran integrados entre sí al modo de un
nicho ecológico particular, por la diversidad de especies vegetales y animales que
aunque no son endémicas debido a que se encuentran también en los ecosistemas
vecinos, como es el caso de especies vegetales que existen también en otras partes
de Sonora o Chihuahua o de la Sierra Madre Occidental, pero que aquí manifiestan
una presentación muy particular, por su tamaño o asociación con otras taxas, así
como por el carácter transicional ya mencionado. Como señalan Martin et al. (1998:
31): ‚Nuestro nivel de conocimiento de los bosques de la Sierra Madre, la selva baja
caducifolia de las colinas y cañones, y el bosque de espinos de las tierras bajas es
bastante incompleto, y se requiere un gran esfuerzo de investigación antes de que
se puedan tomar decisiones bien informadas‛. Figura 7
31
Figura 7
Fuente Haro et al. (1998)
32 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
El Mayo es un río que históricamente ha dado vida y sustento a los guarijíos
de Sonora y quizás esto se debe a que entre su cauce alto y medio se encuentra la
selva baja caducifolia mejor conservada del hemisferio septentrional en el
continente americano (Yetman 2002: 90). La selva baja caducifolia constituye la
principal comunidad vegetal en la región guarijía de Sonora y su excepcionalidad
radica en su particular ubicación, reconocida por numerosos investigadores como
el ‚bosque secreto‛ de Sonora que encierra esta parte de la cuenca del río Mayo,
donde en innumerables cañones, arroyos, cajones y barrancas abundan
comunidades vegetales riparias atípicas, especialmente en la subcuenca del arroyo
Guajaray y sus tributarios (Martin et al. 1998: 18).51
Este ecosistema se caracteriza por su marcada estacionalidad que le da un
aspecto muy distinto en época de lluvias y en época seca.52
La vegetación que
crece en las selvas bajas es muy densa y sus árboles tienen una altura muy variable,
con especímenes que raramente exceden 8 metros de altura, como Bursera
confusa, Coutarea pterosperma y Haematoxylum brasiletto y especies altas como
son Conzattia sericea, Cochlosperum vitifolium, Ceiba acuminata, Bursera
inopinnata y Lysiloma watsonii que crecen de 12 a 18 m de altura. Hay lugares
como Huataturi, comunidad guarijía situada a 7 kilómetros arriba de la
desembocacura del arroyo Guajaray, donde se encuentra una de las comunidades
de selva baja caducifolia más importantes de Sonora, debido a las considerables
alturas que alcanzan aquí las amapas, el nesco, el torote copal y el copalquín
(Yetman 2002: 105).53
La importancia de la selva baja caducifolia es que constituye uno de los
ecosistemas más importantes debido a que es una reserva importante de la
biodiversidad, por la variedad de especies que contiene.54
Su pérdida provoca
procesos de erosión del suelo y tiene además un efecto climático agregado que
51
Entre ellos, Krizman (1972), Bye (1984), Jenkins et al. (1995), Bowden, Dykinka y Martin (1993),
Burns et al. (2000), Búrquez et al. (2006), Mc Dade y Jenkins (1993), Wilder (1995), Martínez,
Búrquez y Mass (2000).
52
En la época de lluvias los árboles permanecen cubiertos de hojas, cuando es la época de
reproducción de numerosas especies de plantas y animales. En contraste, la época seca dura hasta
ocho meses y es cuando casi todos los árboles (entre el 25 y 90%) pierden sus hojas, otros florecen
y producen frutos y semillas.
53
En este particular ecosistema los árboles alcanzan alturas mucho más elevadas que en otros
nichos similares en el país, lo cual se ha atribuido a las prácticas locales de manejo de los recursos
(Felger y Johnson 1995, Yetman 2002).
54
La selva baja caducifolia de México contiene un porcentaje de endemicidad (más de 40%) mucho
mayor que la selva tropical húmeda (5%). Maldonado (1997) ha evidenciado que es el ecosistema
más utilizado por los pobladores, en algunos casos con más de la mitad de las especies en uso,
además de que este tipo de vegetación provee el mayor número de plantas medicinales (Argueta
1994). Asimismo, aquí viven cinco de las seis especies de felinos presentes en México.
33
disminuye la captación de lluvias, como ya sucede en buena medida con la
introducción del zacate buffel y otras gramíneas invasivas en esta región, donde se
ha introducido la ganadería desde inicios del siglo XVIII. En la región guarijía este
tipo de vegetación se caracteriza por la dominancia de Lysosoma divacariatum
(mauto), y por la gran variedad de burseras (torotes) que existen en esta
ecosistema. A pesar de esto, la cuenca del Mayo y la Sierra Madre constituyen el
reducto continuo más importante de este tipo de comunidad del país (Yetman
2002: 92).
La selva baja caducifolia es uno de los ecosistemas más amenazados en el
país (Janzen 1988), por los altos índices de deforestación (estimados en más del
2%), con una pérdida del 90 al 95% de especies vegetales (Cervantes et al. ) y de su
superficie original. Esto provoca la erosión del suelo y alteraciones del ciclo
hidrológico que repercuten en el crecimiento de las plantas y conducen a un
deterioro paulatino de los recursos naturales (Búrquez y Martínez-Yrizar 2006). Si
bien las áreas donde aflora la selva baja son esencialmente cálidas y subhúmedas
(70% de ellas), se sabe que las condiciones de temperatura y humedad son las
variables que definen la presencia o ausencia de una especie en un sitio
determinado.55
La región concentra varios microclimas y nichos ecológicos, debido a la
confluencia de vegas y cañones, además de arroyos y cerros de distintas altitudes,
lo cual conforma una variedad paisajística que es a su vez asiento de una gran
biodiversidad. Algunas especies son al parecer únicas en la región, como Drypetes
gentryi (Joyarí) (Yetman 2002: 7); otras apenas recientemente han sido reconocidas,
como Dasyliron gentryi (Bogler 1995), Justicia masiaca (Daniel 1995), Erigeron
jenkinsii (Nesom 1993), Euphorbia gentry (Steinmann y Daniel 1995), Vernonia
joyaliae (Turner 1992), dos tipos de Senecio (Turner 1993), además de la presencia
de agaves, cactáceas columnares y candelabriformes. Algunas especies y géneros
representativos son Bursera spp, Haematoxylon brasiletto, Lysiloma spp, Ipomea
spp, Cercidium spp "palo verde", Ceiba spp, Beaucarnea spp, Yucca spp. Árboles
hidromórficos del género Ficus, algunas lianas (Arrabidaea littoralis y Marsdenia
edulis y Gouania mexicana). Las epífitas son representadas por orquídeas, como
Oncidium cebolleta, y bromelias (Tillandsia inflata y Hechtia sp). Otras plantas
notorias de distribución tropical son Guazuma ulmifolia, Solanum verbascifolium,
Cestrum lanatum, Drypetes laterifolia, Bursera grandiflora, Coutarea latiflora,
Stemmadenia palmeri, Cassia emarginata, Cassia occidentalis, Trichilia hirta,
55
Palacios-Sánchez et al. (2011) realizaron una investigación sobre el impacto de las actividades
económicas en los recursos suelo y vegetación en la cuenca del río Mayo y concluyeron que la selva
baja caducifolia disminuyó su superficie en 32,866 ha durante el período de 1988 a 2004, lo cual
incrementó la erosión en 31, 596.02 ha.
34 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
Sassafridium macrophyllum, Vitex mollis, Urera caracasana y muchas otras.
2. La cultura de los guarijíos
El carácter transicional de la cultura guarijía de Sonora, entre la cultura serrana de
los rarámuris y de los warojíos de Chihuahua y los mayos y yaquis de cultura cahita
de los valles de Sonora, se denota tanto en los numerosos préstamos lingüísticos
de la lengua cahita en el guarijío del Río, como también en la existencia de ritos
basados en la costumbre cahita, pues, como los yaquis y los mayos, los guarijíos
celebran las despedidas a los muertos al cabo de año. No tienen, en cambio las
celebraciones de cuaresma o semana santa, que sí conservan los de Chihuahua. Y
ejecutan el pascola a la usanza yoreme, con arpa y violín, al igual que los mayos y
yaquis. El hecho de que los guarijíos no celebren la cuaresma, a diferencia de los
demás, es probablemente un indicio de la historia de aislamiento con respecto a
las misiones. Los préstamos incluyen, además de una profusa parafernalia,
instrumentos músicales, sones, oraciones, formas ceremoniales, así como las
figuras de los pascolas y chapayecas, que intervienen en la fiesta de la cavapizca y
acompañan generalmente la realización de la tuburada bajo una enramada
contigua, un rito profundamente guarijío que no aparece entre los cahitas,
emparentado con el yumari de pimas, tepehuanes, mexicaneros y rarámuris (Acosta
1992, Luna 2008, Olmos 2010).
Los colectivos indígenas serranos se caracterizan por una marcada -y a lo
mejor acérrima- persistencia cultural, consistente con pautas de intensa resistencia
identitaria, derivadas quizás de un menor contacto con la sociedad occidental, al
menos hasta tiempos recientes. Y que puede ser tal vez intencional, como lo
demuestra su lealtad a la residencia en regiones de refugio y su relativamente
escasa pauta migratoria, siempre temporal. En esta situación se encuentran los
mahkurawe (guarijíos), o´ob (pimas bajos), rarámuri (tarahumara), odam
(tepehuanes), wirrárika (huicholes), nayeeri (coras) y mexicaneros, quienes habitan
en los estados de Sonora, Chihuahua, Durango, Jalisco y Nayarit, en territorios
generalmente agrestes, con escasa vocación agrícola y una alta dispersión
demográfica, deducible de la extensión de su geografía. Indudablemente los
habitantes de la Sierra Madre Occidental se encuentran entre los colectivos con
mayores índices de marginación y pobreza, estando sus indicadores de salud
generalmente por debajo del promedio indígena nacional, siendo esta situación
tributaria del aislamiento en que subsisten, aunque no en el sentido que pudiera
pensarse (mayor ‚desarrollo‛ y mayor contacto con la sociedad occidental=mejores
índices de salud). Por el contrario, lo que hay que marcar es precisamente lo
35
perniciosa que ha resultado la modernización en estos grupos étnicos bajo las
condiciones en que se han introducido los procesos aculturadores.
Las fiestas poséen una centralidad en la cultura de los guarijíos puesto que
son la expresión fundamental de su concepción religiosa. En ellas se concretiza el
culto a lo sagrado. Se hacen porque Dios así lo quiere y así lo mandaron los
ancestros, que se conserven como una forma de respeto y agradecimiento a Él. Y
es que existe la creencia de que si dejaran de celebrarlas, todo el mundo
desaparecería. Como lo dice su cosmología cosmología "...en un principio la tierra
estaba blandita. Por eso tuvieron que hacer la tuburada, baile en el que solo
participan las mujeres; con los pasos del baile se fue amacizando la tierra, la madre
tierra se puso contenta y empezó a salir el monte, luego los animales".56
Por eso
dicen que lo llevan en su nombre, que para algunos Makurawe, significa ‚los que
amacizan o pisan la tierra‛: ‚Así lo dejaron los antepasados, cuando todavía aquí
tenía agua, empezaron a aplastar la tierra, dicen que es para apretar la tierra, había
un pedazo que tenía tierra y empezó a aplastar y el agua empezó a secarse para
amacizarse, con ese pasito, así despacito empezaron a aplastar y endurecer la
tierra‛. La tuburada es un rito netamente guarijío, celebrado también por los de
Chihuahua, que tiene que ver con asegurar la estabilidad del mundo después del
diluvio para que la tierra quede maciza y no vuelva a llover de más o a faltar el
sustento. Por esto, es una fiesta que un hombre debe realizar tres veces en su vida
y la mujer cuatro. En cambio, el pascola es cahita y muestra razos de mestizaje,
dado que integra instrumentos de cuerda y símbolos traídos por los españoles.
La tuburada es un rito al parecer netamente prehispánico serrano,
emparentado al yumari de pimas, tepehuanes, mexicaneros y tarahumaras, con lo
que se reafirma la impresión de que se trata de un pueblo bisagra entre serranos y
cahitas costeños. (Aguilar Zéleny 1995).57
Para los guarijíos es esencial realizarlo
periódicamente, al igual que la Cavapizca, fiesta que permite la afluencia de lluvias,
mientras que el tuburi sirve para todo lo esencial. ‚Tata Nonó‛ (Nuestro Dios),
dicen ellos, ‚cantó durante tres días para formar el mundo al esparcir un puñado de
arena que sacó de las aguas. Después Jesucristo, la Luna y el Sol comenzaron a
bailar tuburi para amacizar la tierra, y fue entonces cuando a cada quien se le dijo
56
Entrevista a Nicolás Valenzuela Suja realizada por Rigoberto López, diciembre de 1992. Proyecto
SILOS-Guarijío. Componente Recursos Tradicionales para la Salud.
57
Miguel Olmos menciona que tanto la cavapizca como la tuburada datan de tiempo prehispánicos.
Para Olmos ‚tuburada‛ deriva de tutuguri, el nombre de una de las danzas tarahumaras
desaparecidas y hoy substituida por el yumari: ‚Ambas danzas se parecen entre sí. Los guarijíos
llevan a cabo la tugurada para agradecer la buena salud y aliviar sus pecados, mientras los
tarahumaras bailan el yúmari a manera de ofrenda, con el fin de obtener mejores cosechas o buena
salud, entre otros‛ (Olmos 2007: 173-174).
36 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
para lo que servía o qué tenía que hacer en el mundo‛. En las tuburadas se canta a
leones, tigres, lobos, naturaleza, el campo, a los sauces que hay por el río, a los
montes verdes, a las avispas y a todo lo que nos rodea.
La tuburada se realiza al aire libre, a corta distancia de la enramada
tradicional donde se baila el pascola; entre la cruz, que representa la presencia de
Dios en la fiesta, y el cantador o maynate. Antes de comenzar, el maynate saluda y
dirige unas palabras en las que platica con el El Señor, para saludar y bendecir
después a todos los asistentes que se acerquen. Después de esto, comienza el
canto y la danza del tuburi, y los pascolas (cuando hay) comienzan a hacer lo suyo
en la enramada. Todo conlleva ciertos procedimientos y secuencias, como la de
utilizar ciertas hierbas sagradas, como la vinorama (Ku'ka), para purificar el
ambiente de la ramada, así como el copal que se usa en el tuburi como sahumerio.
Durante el tuburi el maynate (‚el que da la palabra hablando sobre Dios‛)
reza, canta y pone la cruz mirando hacia el Oriente, al son de dos de los tres
isawiras (bules o ayales) que lo acompañan (Crescentia alata). Las tuburi-aukame,
‚señoras que danzan el tuburi‛, son los lazos del rito, relacionado con la tierra, la
oscuridad y la fertilidad. Son ellas quienes entienden los cantos guturales y
contribuyen con su baile a la eficacia simbólica del ritual, que tiene connotaciones
terapéuticas y también preventivas, propiciatorias de lluvias y prosperidad, así
como para alejar las amenazas y la adversidad.58
En el canto del trueno del
relámpago, cuando a medianoche ya están durmiendo algunos, empiezan a echar
agua por ahí y luego con un tizón le empiezan a pegar al suelo, para imitar al
relámpago, y entonces la gente se levanta. También hay un juego de la grulla, que
es un pájaro que pasa por ‚montones‛ y da vueltas (Luna 2008).
Mientras estrechan sus manos, balanceándose hacia adelante y hacia atrás,
como compactando la tierra, las mujeres mantienen con su ritmo la devoción a la
tradición en la memoria de su gente. Tomadas de la mano hincan sus talones para
amacizar la tierra, a espaldas de una Santa Cruz confeccionada con vara blanca y
vestida con un paño blanco, con rosario y listones de colores, que ponen clavada al
frente de una barra en dirección oriente, con copal ardiente (To´oro) y con el humo
del macuche (Nicotiana rústica), que es envuelto en hojas de maíz, porque es el
que vehicula las peticiones y rezos hacia el cielo. Al pie de la cruz se colocan
ofrendas y los tres bules para el canto, que simbolizan la trinidad de los seres y las
cosas. Las mujeres que van a danzar una al lado de otra con un rítmico, lento y
58
Los hombres comentan que ellos no pueden traducir lo que dice el cantador; sin embargo,
aseguran que ellas sí pueden comprender los diálogos narrados por éstos, y ellas dan continuidad
al canto a través de los movimientos y recreación de la danza. ‚Cuando el cantador canta el venado,
nosotras bailamos, si canta a que jugaba, entonces bailamos primero siguiendo un venadito.
¿Siguiendo la cruz? Y seguimos bailando. Si canta el juego del panal bailamos siguiendo a la picada.
El chiste es en la madrugada‛.
37
alterno golpeteo de pies en el suelo. En otros momentos, siguiendo lo que el
cantador dice, las mujeres escenifican acciones de algunos animales o de la vida
cotidiana involucrando cómicamente a todos los asistentes. A ratos las mujeres
bailan en círculo el Pájaro Chikakari, (pájaro carpintero que está alrededor de un
palo), y cuando el cantador termina su canto las mujeres voltean hacia La Santa
Cruz.59
El pascola (pahko, que también significa bautismo y ‚fiesta‛ en lengua
cahita) es la fiesta yoreme por excelencia y una adopción por parte de los guarijíos
de Sonora, que se desenvuelve dentro de lo que constituye el ‚sistema religioso
cahita sistema religioso de cargos tanto de yaquis como de mayos, resultado de la
confluencia de la cultura religiosa de los cahitas prehispánicos y del catolicismo
español (Figueroa 1994).60
Para Andrés Ortiz (1994) es un conjunto de artes que
incluyen la música, la oratoria, la narrativa oral, la comedia y el trabajo de textiles y
maderas. Todas estas disciplinas se condensan en el personaje del pascola, quien
funge como danzante, anfitrión, orador y payaso ritual. El personaje del pascola es
la representación del mal, de lo incorrecto. El pascola puede hacer y decir lo que en
otros espacios y en otros momentos no debe hacer. Durante el baile, los
expectadores provocan al pascola diciéndole que no sabe bailar, que anda
borracho, o que su mujer lo engaña (pascola "chivo"), con el fin de que éste le
conteste la provocación con frases chuscas o en doble sentido, lo que es festejado
con sonoras carcajadas por los asistentes, aun cuando en momentos claves adopte
una pose plena de devoción y respeto. Ver Figura 8.
59
Las mujeres bailan frente al cantador en dirección al ocaso del sol, hacia el regreso con los
antepasados, pero cuando el cantador termina entre canto y canto, las niñas voltean hacia la cruz, a
la luz, y cuando inicia a cantar el wikatame, las niñas voltean hacia donde está el cantador.
60
Según este autor presenta rasgos y orientaciones que permiten hablar de un sistema religioso
que no es católico en su fundamento sino que representa una reelaboración coherente y sistemática
de ambas tradiciones. Éstas se han integrado de manera por lo que se trata de un producto con
características propias‛. La ‚religión del monte‛ o Huyya anya de los yaquis/yoemes, según Olmos
(2005) es un conjunto de creencias que todos los grupos del noroeste poseen para poner de
manifiesto la ayuda que los seres de la naturaleza otorgan a músicos y danzantes‛.
38 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014
Figura 8
Santo Maíz ruega por nosotros
Fuente: Foto de Alejandro Aguilar Zéleny.
El pascola se desarrolla en la enramada, previamente barrida, rociada y
sahumada con táscate y adornada con figuras de papel de China y crepé. Los
pascolas, hijos rebeldes y payasos de los diablos que van con máscaras, en ayuda
mutua con los humanos, llevan en sus piernas la percusión de la fiesta, con coyoles
y sonajas; marcada por dos hileras de arpa y violín violinistas. A diferencia de
yaquis y mayos, los pascolas guarijíos usan su ropa común, a la que añaden una
flor en la cabeza, además de máscara, tenabaris, coyolis. y sonajas. Ellos infunden
fuerzas con sus sones que se van turnando, mientras hay por doquier risas a lo
grande, juegos, bailes y cortejos, porque aquí cualquiera, hombre o mujer, grande
o chico, se mete a pascolear en la ramada en ciertos momentos escogidos. Se
apuran con brío y gastan cigarros, jarras de café, platos de guacavaqui y frijol
cocido, tortillas de maíz y buenos cohetes.61
En la última noche de fiesta, ya en la madrugada, los pascolas hacen unas
representaciones teatrales que ellos llaman juegos, donde tratan de imitar de
manera cómica algunas situaciones de su vida diaria, o situaciones que tengan que
ver con los yoris (mestizos o blancos). Este es uno de los momentos que causan
más expectación entre los asistentes de todos las edades, tanto hombres como
mujeres, y aunque los juegos son siempre los mismos, son esperados con
animosidad. Al final de la fiesta, los pascolas con mucho respeto piden disculpas a
61
En las fiestas acostumbran un cocido al que llaman ‚gallina pinta‛, con nixtamal cocido, frijol,
huesos y carne de res. Otras veces es solamente el caldo con la carne y el hueso; o el ‚chivavaqui‛,
que se elabora igual con carne de cabrito.
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Peritaje antropológico del caso guarijio de Sonora y la presa Los PIlares/Bicentenario

  • 1. 1 PERITAJE ANTROPOLÓGICO DEL CASO GUARIJIO DE SONORA A SOLICITUD DEL SEPTIMO JUZGADO DE DISTRITO POR AMPARO INDIRECTO3484/2013 Jesús Armando Haro1 Contenido 1. Antecedentes históricos del pueblo guarijío en Sonora ............................................................. 2 2. La cultura de los guarijíos .....................................................................................................................34 3. Características de su organización territorial.................................................................................42 4. Aprovechamiento del territorio por el pueblo guarijío ............................................................46 5. Usos sagrados del territorio.................................................................................................................57 6. Los derechos territoriales del pueblo guarijío...............................................................................59 7. La lengua guarijía .....................................................................................................................................61 8. El impacto de la presa Pilares en el pueblo guarijío de Sonora .............................................63 9. Fuentes utilizadas.....................................................................................................................................87 1 Profesor-investigador del Centro de Estudios en Salud y Sociedad, El Colegio de Sonora. Avenida Obregón 54, Centro, Hermosillo, Sonora, CP 83000. Correo electrónico: aharo@colson.edu.mx.
  • 2. 2 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 POR LO AQUÍ EXPUESTO Y FUNDADO A USTED, JUEZ SÉPTIMO DE DISTRITO, ATENTAMENTE SOLICITO: ÚNICO.- Tener por presentada en tiempo y forma la prueba pericial en materia de antropología solicitada a El Colegio de Sonora. PROTESTO LO NECESARIO Dr. JESUS ARMANDO HARO ENCINAS DOCTOR EN ANTROPOLOGIA SOCIAL Hermosillo, Sonora, a 20 de junio, 2014.
  • 3. 3 1. Antecedentes históricos del pueblo guarijío en Sonora Ha sido generalmente difícil trazar el perfil histórico y demográfico de los guarijíos debido al aislamiento y la extrema movilidad que ha tenido este grupo, dentro y fuera de su territorio original, ubicado en las inmediaciones de la Sierra Madre Occidental, entre Sonora y Chihuahua. Carl Sauer (1934) llegó a estimar que al tiempo de la llegada de los españoles, la densidad territorial en el noroeste de México era de 2.6 personas por milla cuadrada y que había aproximadamente 540,000 pobladores en esta gran área, de los cuales 7,000 eran integrantes del pueblo guarijío, cuyo hábitat ancestral se ubica en la Figura 1. Como puede apreciarse en las Figuras 2 y 3, seguramente hubo un gran declive demográfico, pues las estimaciones subsecuentes muestran invariablemente números más reducidos. Sin embargo, también es evidente su recuperación numérica en la trayectoria histórica, y la hazaña que constituye su sobrevivencia, si se considera que el resto de los pueblos que habitaban en las cañadas de la cordillera madrense hoy están extintos, como se pensó que estaban también los guarijíos por cerca de trescientos años. A nivel nacional el Censo 2010 reportó la presencia de 3,128 integrantes de este pueblo, con 1,812 en Sonora y 1, 308 en Chihuahua que dijeron hablar el guarijío o sentirse guarijíos. No obstante, estas cifras no reflejan de manera exacta la demografía en sus comunidadades, puesto que incluye pertenecientes a este pueblo que habitan fuera de la región, además que de que parece haber dejado fuera a algunos que sí aparecen en registros censales de la propia comunidad, por lo que un número de 2,000 parece ser más acertado.2 De éstos, 522 son los más directamente afectados por el proyecto de presa, dado que habitan en localidades inundables: 113 de Mochibampo y 409 de Mesa Colorada; además de 1,067 personas de esta etnia que viven en San Bernardo, quienes tienen en sociedad colectiva terrenos de agostadero que serán también inundados . 2 Según estimaciones de Teresa Valdivia, basadas en una encuesta aplicada por IIIA-UNAM en 2013 la población total guarijía de Sonora es de aproximadamente 2,000 personas. (comunicación personal, mayo de 2014).
  • 4. 4 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 Figura 1 Habitat Guarijío Fuente http://chiltepines.wordpress.com/2013/09/27/con-la-memoria-en-las- manos-la-artesania-de-los-macurawe-guarijio/ Figura 2 Población Pueblo Guarijío 1500-2010 Fuente: Elaboración propia, datos de Figura 3. 0 1,000 2,000 3,000 4,000 5,000 6,000 7,000 8,000 1500 1632 1900 1910 1934 1945 1969 1976 1977 1978 1981 1983 1989 1990 1992 1993 1995 2000 2010
  • 5. 5 Figura 3 Estimaciones numéricas sobre integrantes del pueblo guarijío Año Población Estados considerados Fuente Comentarios 1500 7,000 Sonora/Chihuahua Sauer 1935 Estimación 1632 700 Chihuahua Pérez de Ribas Estimación 1900 700 Sonora/Chihuahua Peñafiel 1900 Censo 1910 761 Chihuahua Censo 1910 Estimación 1934 1,600 Sonora/Chihuahua Gentry 1934 Estimación 1945 1,500 Chihuahua INI 1945 Censo propio 1969 2,000 Chihuahua Nolasco 1969 Estimación 1976 1,500 Sonora/Chihuahua Piorunsky 1977 Estimación 1977 1,004 Sonora Cano 1978 Registro Civil 1978 610 Sonora INI/CCI Censo 1981 1,500 Sonora Haro Encinas 1981 Expedientes 1983 1,040 Sonora INI/CCI 1990 Censo 1989 1055 Sonora García 1991 Censo 1990 1,360 Sonora INI/CCI Censo 1992 1,046 Sonora DGEI 1992 Censo 1993 1,040 Sonora Proyecto SILOS Censo 1995 1,609 Sonora/Chihuahua INEGI Conteo 1995 2000 2,844 Sonora/Chihuahua INEGI HLI/Autoascripción 2010 3,128 Sonora(1,812)/Chihuahua (1,308) INEGI HLI/Autoascripción Fuente: Elaboración propia. Los guarijíos sonorenses se autonombran makurawe ("los que agarran la tierra" o ‚los que andan por la tierra‛) y en este estado habitan en comunidades que están en los municipios de Álamos y Quiriego, en un territorio aledaño a la Sierra Madre Occidental que se ubica entre el margen del Río Mayo y el arroyo Guajaray, donde es posible evidenciar su asentamiento al menos desde el siglo XVII, cuando un ataque militar punitivo los arrancó de los territorios que ocupaban entonces en la región de Chínipas, en la sierra que hoy es chihuahuense, cuando comenzó una diáspora que habría de disgregar a un pueblo que habitaba y disponía de un vasto territorio en forma conjunta con otras ‚naciones‛ indígenas, como fueron calificadas por los españoles a su llegada.3 Su gentilicio es quizás 3 Según Gildardo Buitimea, promotor cultural guarijíos, otra versión de makulai o macurawe quiere decir ‚palo de mauto (tipo de árbol) que con el tiempo se hace tierra‛ (Luna 2008). Vélez y Harriss (2005) mencionan que los guarijíos de la sierra se refieren al grupo del río Mayo, en Sonora, con el término de makulái, que para ellos (los de la sierra) significa ‚gente mezclada entre guarijíos y mayos‛, mientras que los del río nombran a los guarijíos de la sierra ‚tarahumaras‛, algo que según nuestras observaciones con los guarijíos sonorenses esto es relativamente exacto, en el sentido de que reconocen que existen guarojíos en Chihuahua, pero que su hablar es más inteligible con los
  • 6. 6 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 testimonio de su particular trayectoria, que explica el hecho de que los guarijíos sonorenses no tengan casi relación con miembros de la misma etnia que habitan del lado chihuahuense. Probablemente la historia vivida por este pueblo indígena desde la invasión española y la continuación de condiciones ancestrales de dominación a cargo de los yoris sea un factor crucial para explicar esta aparente división.4 Aunque se han transformado las condiciones actuales, los indígenas serranos sobreviven en pobreza extrema, con el consiguiente sometimiento a la búsqueda continua del sustento, sin tener los recursos y el tiempo suficiente para recorrer los tres días en mula que separan las comunidades guarijías de Sonora de las ubicadas en Chihuahua.5 Los guarijíos son la herencia sintética de un devenir histórico que vincula a varios de los pueblos ancestrales de la gran macro-región que constituye el noroeste mexicano y el suroeste estadounidense, y que en su caso, expresa una voluntad de supervivencia admirable, en vista de su reducido número y su particular historia de despojo y reubicación en varios asentamientos antes de encontrar su actual sitio en Sonora. Se explica también por la convivencia estrecha de este pueblo con la región geográfica que lo ha albergado históricamente al modo de una ‚región de refugio‛, que ha logrado permanecer -hasta cierto punto- al margen de la depredación de la industria extractiva. Los guarijíos de Sonora tarahumaras y el el de ellos más con la lengua de los mayos. Por su parte, en la palabra ‚guarijío‛ se ha mencionado que su significado es ‚los que hacen waris (cestos)‛ (Escalante 1974: 177). 4 El vocablo yori procede de la lengua cahita, y es de uso corriente en la región para distinguir a los indios o yoremes, de los no indios o yoris. Según Vicente del Águila (Relación de la Misión de Cinaloa en la Nueba España (sic), 1614) el origen del vocablo procede desde las primeras entradas de los exploradores, cuando "...nació el llamar a los españoles yorim, del verbo yore, que quiere decir sanar, porque sanaban a los enfermos. Aunque otros dan otras razones de este nombre; porque yorim tanbién significa valientes, item bestias fieras, como leones y tigres, y finalmente, demonios; que todo esto significa el verbo yorim". Citado por Ortega (1985). 5 A pesar de que el habitat de los guarijíos de Sonora es contiguo al de los ‚guarojíos‛ de Chihuahua existen evidencias que los contactos son escasos, lo cual puede deberse a que en ambos grupos las condiciones de vida no les permiten viajar sino a los lugares necesarios e históricamente, los guarojíos de Chihuahua se relacionan con la sociedad nacional por rutas diferentes a las de los makurawes, desde que la actual división política los tiene escindidos entre dos estados a pesar de que son un mismo grupo. También es válido proponer que la cultura de los actuales guarijíos que viven en Sonora es el producto de la mezcla de elementos que proceden de los dos grupos mas numerosos en el noroeste de México: el de los rarámuris de Chihuahua y los cahitas o yoemes/yoremes (yaquis y mayos) de Sonora, como lo sugieren los hallazgos desde la lingüistica y la etnografía. Todos estos grupos han incorporado pautas y rasgos culturales procedentes de culturas europeas como resultado del largo proceso de dominación y conquista al que ser vieron sometidos; de este modo, expresan un sincretismo en el que los elementos incorporados son interpretados a la luz de la propia cultura, imprimiendo a las prácticas su sello característico de cada uno de estos grupos.
  • 7. 7 conforman un conglomerado poblacional único en su cultura, la cual está arraigada en un territorio particular que vincula, de manera sincrónica con el simbolismo y las prácticas culturales no solamente a dos pueblos que pertenecen a una misma familia, sino a distintos ecosistemas que conforman un continuo de interacciones biofísicas que vienen marcadas por usos de raigambre cultural y sociocultural, acepción que es particularmente importante con los pueblos indígenas del sur de Sonora, quienes frecuentemente se ven en la necesidad de negociar condiciones de estricta supervivencia. En el caso chihuahuense puede decirse lo mismo, aun cuando en el caso de este pueblo se registre mayor dispersión, aislamiento y escaso contacto entre comunidades, puesto que están desperdigados en varios municipios serranos.6 Existen testimonios históricos de este grupo en los reportes de los primeros misioneros jesuitas, quienes llegaron a la región de Chínipas desde fines del siglo XVI para encontrar que la Sierra Madre estaba habitada por distintos grupos étnicos, cada uno con su propia lengua.7 Sus asentamientos dispersos, llamados ‚rancherías‛ implicaban un mejor aprovechamiento de recursos naturales. En sus crónicas asentaron la existencia de organizaciones sociales, sistemas agrícolas y dieron cuenta del contacto que existía entre estos pueblos, con temporadas de alianza entre sí y también de guerra contra terceros, como sucedía entre guazapares, chínipas, témoris y varohíos, quienes eran considerados particularmente el grupo más guerrero y numeroso ‚Las gentes fieras de que en este capítulo escribiré, vivían en rancherías derramadas por el grueso y senos de la serranía que cae a la banda del norte, entre el río de los sinaloas y el de Mayo. Y son estas naciones [...] las cuales dejó visitadas y dispuestas el padre que cuidaba 6 Para el estado de Chihuahua es todavía más arbitraria y difusa la información que se dispone sobre la cantidad de indígenas warijós. Mientras que (Haro et al. 1998) habla de 2000, Julio Artalejo, del Consejo Supremo Guarijio y uno de nuestros principales informantes, calcula que hay unas trescientas familias warijós, lo que parece corresponderse con la mencionada cifra. Las comunidades más importantes son las siguientes: San Ignacio (48 jefes de familia), Silaybo (72 indígenas), Mocorichi (unos 150 indígenas), Palmaritos (98 familias), Chagaybo (35 jefes de familia), La Barranca, Chiltepín, San Juan, La Mesa de Ceriachi (en conjunto 1 15 jefes de familia), Pacaybo: Arechuybo, en el municipio de Uruachi; en el municipio de Moris se encuentran La Finca, Cieneguita, El Gavilán, Sicachi, Guamuchi y otros ranchitos menores (unas 160 familias en total); por lo que respecta al municipio de Chínipas tenemos Loreto (con 88 familias), Guazaremos (25 jefes de familia) y Santa Ana (70 familias)‛ (Porras 2000: 190). 7 En 1588 se produjo la ‚Primera entrada‛ española a la sierra madre de Chihuahua. La expedición fue comandada desde el Fuerte de Santiago, en Sinaloa, por el capitán Diego Martín de Hurdaide y Don Bartolomé Mondragón, acompañados de un padre jesuita. En su reconocimiento por la sierra de Chínipas, buscando minerales, registraron la existencia de 700 ‚aborígenes varohíos‛ (Almada 1937). Tanto esta entrada, como la segunda (1599) fueron infructuosas, pues además de no haber localizado las riquezas mineras esperadas fueron hostilizados por los nativos.
  • 8. 8 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 de los sinaloas para que cuando llegase de México otro ministro de doctrina se encargase de ésta: llámanse estas naciones, Chínipas, Guazaparis, Témoris, Ihíos, Varohíos. Estos últimos, fieros sobre manera y menos comunicables que los de las naciones de la provincia‛ (Pérez de Ribas 1944: 33). Es de suponerse, que ya desde entonces, en la región imperaban patrones residenciales estacionales o temporales al igual que usos itinerantes de un amplio territorio, pues las crónicas expresan el carácter interétnico y los frecuentes contactos que existían entre la Baja Tarahumara y las costas de Sonora y Sinaloa, con intercambios comerciales y rituales entre tarahumaras y otros grupos hoy extintos hablantes de lenguas cahitas, como los tehuecos, y también los mayos. Debido a su historia y ubicación geográfica, los guarijíos han sido uno de los pueblos menos conocidos del continente. La investigación arqueológica ha sido muy escasa. Se conoce que hubo asentamientos de población de filiación presumiblemente mayo a lo largo del río del mismo nombre, región que en gran parte hoy ocupan los guarijíos.8 Pero existen otras evidencias sobre el uso del territorio por parte de los guarijíos, como son las cuevas llamadas El Cura o La Mula Pintada, y otra sin nombre, que contienen inscripciones de las que no se puede asegurar su origen en tanto no exista un diagnóstico arqueológico definitivo. Según señalan arqueólogos del INAH-Sonora, los primeros reportes de asentamientos prehispánicos en la región guarijía fueron realizados por Gordon Ekholm (Americam Museum of Natural History), quien informó sobre dos sitios próximos a San Bernardo (Ekholm 1939, 1947). Richard Pailes (1965, 1976) realizó estudios arqueológicos entre Álamos y Chorijoa, donde registró nueve sitios habitacionales cerca de San Bernardo y Chorijoa. Al iniciar la década de los noventa, el profesor Lombardo Ríos (1990), estudioso del arte rupestre y responsable del Museo Regional del Mayo en Navojoa, localizó sobre el cauce del río Mayo, a la altura de Chorijoa, diez sitios con petrograbados.9 En 1996, Júpiter Martínez (programa INAH-PROCEDE) registró dos sitios habitacionales, uno con pinturas rupestres, en las inmediaciones de Guajaray. 8 INAH, Proyecto de rescate etnográfico. Doc. inéd. Hermosillo, 1975; también, INAH, Proyecto asentamientos en la costa. Doc. inéd. Hermosillo, 1975. 9 Se trata de grandes rocas que llegan a contener de cuatro a cincuenta grabados, con asociación de restos cerámicos y líticos (Ríos 1990). Los guarijios de Colonia Macuragüe, Mesa Colorada y Guajaray han señalado la presencia en la región de diversos lugares con restos de ollas y metates así como pinturas en abrigos rocosos y cuevas (comunicación personal de Tomás Hernández y Cesár Quijada, INAH-Sonora, 12 de septiembre, 2012). Merecen señalarse además otros trabajos arqueológicos efectuados en el sur de Sonora, puesto que denotan no solamente la existencia de culturas ancestrales (Huatabampo) en la cuenca del Mayo y los numerosos intercambios de bienes, no solamente entre la sierra y la costa sino entre la amplia región del gran noroeste mexicano/suroeste estadounidense y el resto de Mesoamérica (Fay 1953, 1955).
  • 9. 9 Lo interesante es el hallazgo de cerámica de tradición serrana, una losa fina, color cafe, pulida con conchas, lo cual presenta una clara identidad que se distingue de llamada Cultura Huatabampo y de la Cultura del Río Sonora, aunque en los primeros 400 años de secuencia cronológica tanto la tradición serrana como la de Huatabampo comparten un mismo tipo, llamado ‚Venadito‛. Se estima como la cerámica más antigua encontrada en esta región, con una datación aproximada de 2,200 años (Pérez Reyes 2012).10 Esto es indicativo de lo antigua que parece ser la ocupación guarijía en su territorio actual en el estado de Sonora, aun cuando también cabe apuntalar la hipótesis de que primero estuvieron asentados aquí grupos cahitas, , como los macoyagüis y los mayos, en vista de que las toponimias regionales están en idioma mayo (Haro y Valdivia 1996). Una hipótesis plantea que el territorio guarijío puede ser entendido como un corredor interétnico ancestral, relacionado posiblemente con rutas comerciales como la de la sal, que solía ser recolectada en la costa, como sucedió según la tradición oral con el sitio sagrado de Agiabampo, situado en el delta del Mayo, en el Océano Pacífico (Comunicación personal, Lino Leyva Zazueta). Por ello, no resulta extraño plantear que el uso itinerante de un territorio compartido pudo haber sido más bien la regla que la excepción en sociedades aún no familiarizadas con el concepto moderno de propiedad, y que los guarijíos --al igual que otros grupos al momento del contacto hacían uso de los recursos naturales de un vasto territorio que iba desde la parte alta de la Sierra Madre Occidental (en Chihuahua) hasta la parte baja a las orillas del río Mayo (en Sonora); de manera que ambos espacios formaban un conjunto que satisfacía las necesidades de sus pobladores, en el modo en que ha sido descrito para los tarahumaras.11 Los jesuitas asentaron la existencia de organizaciones sociales, sistemas agrícolas y dieron cuenta del contacto que existía entre estos pueblos, con temporadas de alianza entre sí y también de guerra contra terceros, como sucedía entre guazapares, chínipas, témoris y varohíos. En el área conocida como Baja Tarahumara, existen registros de más de 20 grupos, distintos de los mayos y 10 El Proyecto Salvamento Arqueológico Presa Pilares, Álamos, Sonora del INAH, registró en su primera fase un total de 44 sitios arqueológicos en territorio guarijío inundable, todos ellos de ‚Tradición Serrana" (10 petrograbados, 33 habitacionales y 1 con ambas condiciones). Se localizan a lo largo del Río Mayo, desde San Bernardo hasta La Junta, con mayor número en Chorijoa. La fase dos, que debería realizarse en 2014, incluye el reconocimiento hasta Mesa Colorada, pero no ha comenzado debido a problemas financieros del FOOSSI. 11 Hard y Merrill (1992) sostienen que el modelo unilineal que postula el paso de una sociedad móvil, cazadora y recolectora a una agrícola y sedentaria debe ser ampliado, y que los factores económicos no determinan por sí mismos los patrones de asentamiento. Mencionan cuatro tipos de movilidad geográfica realizados por los tarahumaras de Papigochic: temporada de cultivo, invernal, por motivos de trabajo y el ceremonial.
  • 10. 10 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 tarahumaras, llamados genéricamente por algunos autores "pueblos de las barrancas", que fueron extinguidos a lo largo de varios siglos en el proceso de conquista mediante el exterminio, los efectos de las epidemias y la asimilación y reducción a las misiones establecidas. Se desconoce en qué términos estas diferentes naciones correspondían a distintos grupos lingüísticos y no a etnias divididas con organizaciones sociales diferenciadas. Decía Pérez de Ribas (1985: 38): "...llámolas naciones diferentes, porque aunque no son tan populosas, pero están divididas en trato de unas con otras: unas veces en lenguas totalmente diferentes, aunque también suele suceder una la lengua, y con todo estar desunidas y encontradas; y en lo que todas ellas están divididas, y opuestas, es en continuas guerras que entre sí traían, matándose los unos a los otros; y también en guardar términos, tierras y puestos que cada una de estas naciones poblaban, y tenían por propios; de suerte, que el que se atrevía a entrar en los ajenos, era con peligro de dejar la cabeza en manos del enemigo que encontrase. Y finalmente, este grande número de gentes estaba totalmente dividido en su trato‛. A pesar de ésto, existen elementos para afirmar que al menos algunas de estas naciones corresponden a grupos con cultura y lengua propias, como lo demuestran algunos trabajos lingüísticos y etnohistóricos.12 Lo que sabemos es que uno de estos grupos, los guarijíos -o makurawes, como se autodenominan- logró subsistir hasta hoy en día.13 Ver Figura 4. 12 A pesar de que no existe un descripción detallada sobre la composición étnica de la Baja Tarahumara al momento del contacto, se estima que todas estas etnias corresponden a variedades de un origen yuto-azteca común. Algunas de éstas (baciroas, conícaris, macoyagüis, tehuecos y tepahues) se consideran de filiación cahita, mientras que otras (guazapares, chínipas, témoris y tubares), de filiación tarahumara. En 1890 Carl Lumholtz encontró algunos tubares sobrevivientes que aún hablaban su lengua; del resto de las tribus hoy extintas solamente se conoce su nombre. (Cfr. Thomas B. Hinton. "Southern Periphery: West" en Handbook of North American Indians, vol. 10 Southwest. Washington, Smithsonian Institution, 1983, p. 324) 13 Los ‚pueblos de las barrancas incluyen además a baburigamis, baciroas, conícaris, chínipas, guailopos, guazapares, huites, husarones, ihíos, macoyagüis, tarahumaras, tehuecos, témoris, tepahues, tubares, yecaromes, tecargonis y zoes, entre otros.
  • 11. 11 Figura 4 Composición étnica del noroeste de México cerca de 1500 Fuente: Haro (1998) La Orden de los ‚padres prietos‛ estableció varios pueblos y visitas de Misiones, primeramente en la región de los mayos, al sur de Sonora y norte de Sinaloa, cuando se fundaron las Misiones de Concepción de Vaca y San José de Toro (1620), San Andrés de Conícari (1621) y Santiago de Huites (1625), entre otras, para entrar posteriormente en la Sierra Madre. En 1621 el padre Pedro Juan Castini visitó la región de Chínipas, misma que sus palabras tenía a los pimas bajos hacia el norte, a tubares y baborigames en el sur y a varohíos, chínipas y guazapares en su centro. El padre logró llegar a consolidar relativamente la evangelización en esta zona gracias a su alianza con los chínipas, que influyó para que algunos varohíos y ihíos mostraron también interés en ser evangelizados.14 Se registró una rápida 14 ‚Añadiendo aquí que cuando el Padre los visitó vinieron a verle de paz otras dos naciones llamadas Ihios y varohios, pidiéndole al padre pasase a sus tierras y bautizase a sus hijos. Pero no tenía orden de los superiores para empeñarse en naciones tan distantes y en las cuales aún no se
  • 12. 12 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 expansión colonial, con la fundación de las misiones y visitas de Nuestra Señora de Uarojíos (1626) y Santa Inés de Chínipas (1627).15 Aunque puede decirse que hubo buena acogida para los planes misionales, facilitada quizás por la introducción de prácticas agrícolas y médicas (Polzer 1973), pronto se registraron varias rebeliones de tribus aledañas que se resistían a ser reducidas a los centros misionales, especialmente por el rechazo a prácticas como el bautismo, al que asociaban con las graves epidemias que se comenzaron a registrar inicialmente entre los sinaloas y que ocasionaron una gran mortandad (Reff 1991): ‚Como cundiera el contagio de la peste y muchos de los recién bautizados sucumbieron, los hechiceros propalaron el rumor de que el bautismo mataba‛ (González 1989: 35). El primero de febrero de 1632 ocurrió un episodio trascendental para los varohíos y otros pueblos aledaños de la sierra de Chínipas, cuando los misioneros Giulio Pasquale y Manuel Martins fueron asesinados en Tajirichi, (‚donde está la casa quemada‛). En lo que era la Misión de Nuestra Señora de Uarojíos ocurrió una rebelión de guazapares y varohíos comandada por un cacique (probablemente mayo, por su nombre) llamado Cobamea (‚el que corta las cabezas‛). Como represalia se organizó una expedición punitiva desde el presido de Montesclaros (El Fuerte), a cargo del capitán Pedro de Perea. Se exterminó a 800 de los alzados, mientras que 400 fueron capturados y llevados a los pueblos de Vaca y Toro en Sinaloa. Y al pueblo mayo de Conicarit (‚donde cantó el tecolote‛), hoy sepultado por las aguas de la presa Mocúzarit en Sonora. 16 No obstante, según los cronistas conocía sazón y disposición para con seguridad emplear en ellas las margaritas del Evangelio‛ (Almada 1937). 15 Las crónicas de Pérez de Ribas (González 1982) señalan que en la región de Chínipas existían alianzas y también guerras frecuentes entre las tribus locales. Los españoles mostraron preferencia por los chínipas debido a que compartían con ellos algunos valores, como el pudor hacia el nudismo y ciertas prescripciones sexuales y matrimoniales (Harriss 2003). En apariencia, los chínipas, al igual que los ópatas en el Río Sonora, optaron voluntariamente por asimilarse a la sociedad mestiza. No fue así con los guarijíos y otros grupos, que testifican una historia de resistencia contra la invasión española. 16 ‚El jesuita más cercano era el P. Marcos Gómez, misionero de Conicari, pueblo que dista de Chínipas unas dieciseis o dieciocho leguas. Este padre misionero de Conicari, tuvo noticia de lo ocurrido pasados algunos días, y considerando que por una parte el pueblo de Chínipas estaba destituido de padres, y temiendo por cierto que los rebelados cayesen sobre dicho pueblo, determinó sacar de Chínipas los benditos cuerpos y pasarlos al pueblo de Conicari, lo cual ejecutó, aunque non nuevo sentimiento de los chínipas que están contentos con las prendas que tenían, especialmente con las del que los había engendrado en Cristo, el P. Julio Pascual. Llevó pues, el P. Marcos, de la iglesia de Chínipas a la de Conicari, los cuerpos de los benditos padres y el día siguiente de su llegada, catorce de febrero de 1632, convocados los padres misioneros más cercanos, celebraron el oficio con música de capilla de los conicaris, y quedaron depositados aquellos venerables despojos que fueron traspasados de flechas, aporreados con macanas y porras,
  • 13. 13 quedaron también varohíos dispersos por la sierra ‚como ‚fieras en los montes, o se agregaron a otros pueblos de gentiles‛: ‚Los auxiliares de Perea dieron buena cuenta de las dos terceras partes de ellos. Al mismo Virrey Márquez de Corrallo le pareció excesivo el castigo, los 400 que todavía se rindieron fueron agregados con los chínipas a los pueblos de Toro y Vaca en Sinaloa. En los años siguientes escuadras de Sinaloa visitaron la sierra para mantener la quietud de los indios que la habitaban, que se mantenían al margen de la vida de las misiones‛ (Almada 1937: 15). A partir de 1644 los jesuitas dejaron ‚completamente abandonada aquella zona, que en muchos años no volvió a tener ningún contacto con los Misioneros‛ (Almada 1937: 44).17 No obstante, las crónicas registran numerosos contactos entre la población indígena de las misiones jesuitas y los territorios serranos: ‚Una nueva rebelión indígena tarahumar se presentó en esta zona para 1652, encabezada por un líder indígena llamado Teporame. Pero tuvo poca influencia en la región, pues si bien los guazapares y guarojíos obligados a asentarse en Conicari, Baca y Toro habían sido incitados a la rebelión, éstos regresaron a sus asentamientos en las serranías, negándose a participar‛. La historia es curiosa, pues después llegaron los restos de los misioneros sacrificados a Conicárit.18 Las crónicas dicen que por estos años, "toda la región entre Guazapares y Tubares hasta Macoyagüi se mantuvo quieta, debido a la intervención del Padre Jacinto Cortés, rector de las Misiones de Sinaloa" (Almada: 51). Desde fines del siglo XVI (1670) se reinició la actividad misional en la sierra de Chínipas.19 No obstante, la obra evangélica fue marginal hasta la expulsión de los jesuitas de la Nueva España en 1767, cuando fueron sustituidos por la orden heridos con cuchillos y hachas murió dichosamente sufrido por Cristo y su Evangelio (Pérez de Ribas)‛. 17 ‚…porqué después del castigo de los rebelados entró a Chínipas otro padre con escolta de soldados. No se apaciguaron los varohíos, que eran los más numerosos y que tenían lo más alto y entrañas ásperas de la sierra‛ (Andrés Pérez de Ribas: Relación de Sinaloa, ca. 1645). 18 En el año de 1652 ‚…por gestiones del Misionero Juan Varela que operaba en Sinaloa, los indios guazaparis y uarohíos que desde 1632 habían permanecido sin someterse, enviaron a la villa de Sinaloa el cáliz, la sotana y la estola del Padre Pascual‛ (Almada 1937: 51). También este año se reportó que algunos guazapares y guarojíos escaparon de los pueblos de Sinaloa y regresaron a la sierra. 19 ‚El padre Alonso Flores, misionero del pueblo de Zoes en la región norte de Sinaloa, atendía a un reducido número de chínipas, guazaparis y guarojíos que habían permanecido en la región, pero este misionero estaba enterado que la mayor parte de estos pueblos permanecía en la sierra. Intentó concentrar algunos de ellos con la fundación del pueblo de San Francisco Javier de Baboyahui, ubicado a la entrada de la sierra y que funcionaba como pueblo de visita de su misión‛ (Ortega 2004).
  • 14. 14 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 franciscana.20 En esta época se aplicaron las reformas borbónicas y con ello inició la conversión de los indígenas en trabajadores asalariados en minas y encomiendas. Los tarahumaras se reubicaron replegándose hacia las barrancas, una estrategia de recurrir al aislamiento y la movilidad geográfica como una imperativo de sobrevivencia, que bien pudo ser replicado en el caso de los guarijíos.21 El caso es que para 1701 se dice había una intensa actividad jesuítica en la región de la Baja Tarahumara, donde ‚Las Misiones de Loreto y Santa Inés de Chínipas y la del Espíritu Santo en Moris, constituyen los reductos jesuísticos más importantes en el territorio uarojío‛. (Almada 1937: 61).22 Ver Figura 5 Durante más de trescientos años se pensó que los guarijíos habían desaparecido como pueblo (Ocaranza 1930), pues al parecer los propios jesuitas habrían considerado esa posibilidad.23 Más acertado parece, considerar con Ortíz Garay (1997) que ‚los guarijíos permanecieron aislados y su existencia fue generalmente ignorada en los registros escritos de viajeros, exploradores y agentes gubernamentales‛.24 Sin embargo, quedaron algunas huellas desperdigadas que son útiles para reintentar una reconstrucción de la trayectoria, como la memoria de los pobladores actuales del pueblo de Macoyahui, quienes todavía recuerdan que 20 Ellos reordenaron las misiones, dejando a Chínipas con el pueblo de Guadalupe Victoria, Los Reales de Topago y Santa Gertrudis; y la Ranchería de Sahuarivo y Santa Ana con Loreto y el Real de San Agustín (Almada: 202). 21 Así para el caso rarámuri se plantea que el aislamiento prototipo de las regiones de refugio es producto de una decisión tomada por las autoridades de la tribu desde finales del siglo XVII, cuando abandonaron el valle del río Papigochi y otros asentamientos para establecerse en las barrancas inhóspitas del suroeste de Chihuahua. (Cfr. Daniel T. Reff. Disease, depopulation and culture change in Northwest New Spain Indiana University Press, Bloomington, 1991) 22 En 1676 se fundaron las misiones de Santa Ana y Loreto, seguidas de Santa Teresa de Guazapares, Santa María Magdalena de Témoris, Yécora, Tubaresy Nuestra Señora del Valle Umbroso, que atendía uarojíos en las rancherías de Apóstere, Perico, Sanarivo y Tepuchi (Polzer). 23 ‛..Y es de advertir también que, aunque nombramos varohíos la gente que se ha convertido, porque en otro tiempo era de los varohíos toda la más parte de esta sierra, pero con la mudanza de los tiempos y algunos tarahumares que emparentaron con ellos, hoy los más son tarahumares. Esta nota sirva para los que vinieren a esta sierra, donde con nombre de varohíos hallarán que los más de ellos son tarahumares e ihíos (Pérez de Ribas, Relacion de Cinaloa, en Gonzalez: 87). Esta suposición continuó siglos después. Así por ejemplo, Fernando Ocaranza dice: La situación de los guarijíos cada día fue más lamentable y por último no tuvieron otro remedio que penetrar al seno de la tarahumara, confundiéndose con la nación del mismo nombre, perder su idioma y adoptar el que hablaban los tarahumaras‛ 24 Como señala este autor en otro trabajo (1994: 355): ‚Es probable que los contactos entre los diferentes núcleos de población guarijía nunca hayan sido totalmente rotos, pero actualmente tales contactos tienen un carácter más bien esporádico (…) Desde que los primeros pobladores ocuparon las serranías, barrancas y pequeños valles que conforman el territorio, la necesidad de aprovechar al máximo los recursos exiguos que se obtienen a través de las tecnologás nativas produjo la fragmentación de los núcleos indígenas‛.
  • 15. 15 en la construcción de su iglesia, que fue pueblo de visita de la Misión de Conicarit, hicieron traer indígenas desde este sitio (Comunicación personal). Esto puede ser indicativo de una ruta histórica que trajo a los antepasados de los guarijíos sonorenses desde Conicarit a Macoyahui, y de allí posteriormente a la región que ocupan actualmente, unos cuantos kilómetros más arriba por el mismo río Mayo, Según relatos contemporáneos de vida que hemos recopilado, de las rancherías de Chihuahua ha habido un flujo constante de guarijíos y tarahumaras hacia Sonora25 . 25 Con las leyes de reforma en el México independiente se favoreció la creación de haciendas agropecuarias y la venta de terrenos baldíos a Compañías Deslindadoras. Primero de Álamos y después de Sinaloa, a inicios del siglo XVIII comenzaron a arribar colonizadores españoles y mestizos a la región donde actualmente viven los guarijíos de Sonora, en un movimiento que acompaña el auge minero que hace crecer la población en el noroeste del país, con la apertura de enclaves en la Sierra Madre (Deeds 2001, Cramussel 2012).
  • 16. 16 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 Figura 5 Misiones y visitas de los Jesuitas en la Baja Tarahumara y alrededores por fecha de fundación Fuente: Elaboración propia, en base a Charles W. Polzer (1976). Las fechas de fundación indican los inicios de la práctica del bautismo en estas localidades, de acuerdo a los registros hechos por el padre Juan de Almonacír en 1685 (Archivo Histórico de Hacienda, Legajo 1126, expediente 4, citado por Polzer) En la región guarijía de Sonora se tiene registro de que el primer colono fue Bartolomé Salido y Exodar, a cuyo nombre en 1797 la Provincia de Sinaloa expidió una cédula de propiedad de los predios Burapaco, Guajaray, Los Conejos, El Palmar y La Sauceda. Posteriormente a la muerte de Salido y Exodar (1816), comenzaron a arribar nuevos colonos: Agapito Enríquez vino de Los Mescales a Burapaco entre
  • 17. 17 1880 y 1886; Felipe Argüelles a Guajaray; Aureliano Enríquez a Miramar y Antonio Enríquez a Gocojaqui. Y cada vez más yoris, que comenzaron a cercar terrenos.26 Los relatos orales de los yoris (así les dicen a los blancos) cuentan que los antepasados cuando llegaron encontraron que aquí habitaban indígenas, muchos de los cuales vivían casi desnudos o envueltos en calzón de manta y cobija, al estilo de los tarahumaras. Por su parte, los guarijíos relatan que esta región ya estaba poblada por guarijíos y antes por mayos, con quienes se emparentaron, antes de que llegaran los yoris, como comentaba José Zazueta que su padre Eugenio le decía que antes solamente había aquí dos (Francisco Samaniego y Marcial Enríquez, de Zatajaqui) y muchos guarijíos. Algunos de los guarijíos viejos contaban que sus ancestros llegaron primero por Caramechi, La Narciza y Cocojaqui, y que cuando llegaron al Río se encontraron con macoyahuis y mayos, con quienes comenzaron a emparentarse y a compartir costumbres y los recursos de la región, porque no existía la idea de propiedad como ahora (Haro 1981). Los yoris lograron someter a este pueblo mediante diversas estrategias, que incluyeron en algunos casos el reclutamiento forzado en la forma de peonaje, y en otros, el establecimiento de relaciones de trabajo desfavorables para los ‚medieros‛, un tipo de contrato prevalente en esta región aun hasta la actualidad.27 26 En muchas partes se dice que la historia de la familia Enríquez es la historia de los guarijíos en Sonora, y hay parte de verdad en esto, aunque hubo muchos otros patrones yoris que no suelen ser mencionados, además de que hubo diferencias muy importantes al interior de los Enríquez en la forma de relacionarse con los guarijíos. El patriarca, hijo del homónimo, se llamaba Agapito Enríquez Cázares y se casó tres veces. Tuvo cuatro hijos con Josefa Argüelles, luego tres con Severiana Flores, y cuatro con Dolores Mendivil, además de otro en unión libre con Ramona García, al enviudar por tercera vez y que ahora vive en Chinagüiro. Cuando murió Don Agapito en 1958, los herederos se repartieron el rancho de Burapaco, que en su momento llegó a poseer 6,000 hectáreas. A partir de la década de 1980 comenzaron a vender y buena parte hoy son tierras ejidales, también privadas. La mayoría se fue a vivir a otros sitios, aunque todavía quedan algunos predios, principalmente de los Enríquez Flores, hijos de la unión del primogénito del último matrimonio del patriarca (Daniel Enríquez Mendivil) con una mujer guarijía. Otro antecedente relevante fue el de Don Juan Enríquez Mendivil, hermano de Daniel, quien no solamente dominaba la lengua guarijía sino que era considerado como el mejor curandero de la región. 27 En esta región se lleva a cabo una forma económica de mediería entre los terratenientes yoris y los guarijíos u otros campesinos pobres. La "siembra a medias" tiene dos variantes: en la primera el patrón aporta las tierras y el mediero el trabajo, y en la otra, los insumos para el cultivo y la manutención del mediero son puestos por el patrón mientras aquél pone la tierra y el trabajo. La cosecha se reparte al 50% entre patrón y mediero; pero debido a la baja producción en los cultivos y a que no se consideran las pérdidas por siniestros o sequías, el sistema propicia que el mediero y su familia se endeuden permanentemente con el patrón, quedando sujetos a seguir sembrando para él (Piorunsky 1977). Este tipo de "arreglo" permitió que el "blanco" retuviera la fuerza de trabajo necesaria para el funcionamiento de los ranchos sin pagar un salario regular y evadir su responsabilidad laboral con los peones.
  • 18. 18 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 En la ganadería, "llevar al partido" sigue más o menos las mismas reglas.28 Si bien estas prácticas han venido a menos desde la dotación de tierras a los guarijíos, el sistema subsiste en la región y se aplica principalmente a los mestizos avecindados, sobre todo aquellos que no son ejidatarios. Su condición de peones de hacienda no se modificó, aun a pesar de los movimientos de la independencia mexicana de España en 1810 y la revolución mexicana de 1910, que repartió tierras a campesinos e indígenas en otras partes del país (Aguilar Zéleny 2010).29 En la década de 1930, Howard Scott Gentry, investigador estadounidense de la Universidad de California-Berkeley, realizó un reconocimiento etnobotánico por el Alto Río Mayo y describió la existencia de un pueblo indígena distinto de los tarahumaras de la Sierra Madre de Chihuahua y de los mayos de Sonora, a la vez que realizó un exhaustivo recuento tanto del nicho ecológico del río como de la cultura de los warihios (Gentry 1942, 1963).30 Sin embargo, en México casi nadie se enteró de que este grupo logró sobrevivir, no solamente por la conquista, sino también por las epidemias, pues los guarijíos aún recuerdan una ‚andancia‛ de sarampión que diezmó de manera importante su número en 1948, poco tiempo después de que Jean Basset Johnson y su esposo Irmgard Weitlander, hicieran trabajo lingüístico en San Bernardo. Obviamente la gente de Burapaco, San Bernardo y de Álamos sabía que existían indígenas por todos lados, incluyendo la cuenca media del Mayo, lo que pocos sabían es que se trataba de un pueblo que no era tarahumara ni mayo y que estaba perdido para la historia. Historiadores y antropólogos los suponían asimilados a los tarahumaras. Según Sauer (1998: 137): ‚En el medio siglo de apostasía que siguió [esto es, la segunda mitad del [XVII], guasapares, témoris y varohíos celebraron matrimonios con los tarahumaras paganos, abandonando al parecer su lengua. En los últimos años de la Colonia, los territorios de guazapares y témoris eran considerados como tarahumaras, por lo que hoy día son en gran parte tarahumaras‛.31 No obstante, Sauer estuvo en San Bernardo en 1931 (como 28 Las características del arreglo han orillado a algunos autores (Valdivia 1983) a describir este sistema como "a tercias" para el caso de la ganadería, en vista de que por cada becerro que nace se le asigna uno al "terciero" y dos al patrón. 29 Si bien no está consignado en ningún documento en qué momento histórico los guarijíos que antes vivieron en Chihuahua y que sobrevivieron a las guerras de colonización se asentaron en los actuales territorios en la cuenca media del Río Mayo, esto debe haber sucedido a fines del siglo XVII e inicios del XVIII, cuando esta región quedó fuera del interés primordial debido al auge minero que se registró en Álamos. 30 Gentry (1963) estimó en 1,600 el número de guarijíos en Sonora y Chihuahua. Además de proporcionar numerosos datos etnobotánicos y otros sobre la forma de vida y la cultura de los guarijíos, señaló que era común que se movieran al interior de la región y que migraran por motivo del hambre. 31 Sauer, toma de las Relaciones, la siguiente cita: ‚Es de advertir que aunque nombramos Barohíos
  • 19. 19 también estuvo Alfred L. Kroeber independientemente), y pudo enterarse de la existencia de los guarijíos. Pero no apoyó luego a Gentry para visitarlos cuando este le manifestó su interés en la región del Mayo. Sauer tenía destinado el descubrimiento de los guarijíos como un regalo para Ralph Beals, pero la obstinación de Gentry, interesado en la biodiversidad inexplorada del Río Mayo, fue más poderosa para dar oportunidad al encuentro de un biólogo, geógrafo, zóologo, botánico y antropólogo, en lo que devino Gentry, y un pueblo sumido en el olvido, al igual que su hábitat. Por la crisis de 1929, en Estados Unidos no había fondos para investigar, y menos aún en el extranjero, así que tuvo que trabajar en varios oficios antes de ahorar lo mínimo para viajar al sur e instalarse en San Bernardo para de allí recorrer varias veces ‚the warihio country‛, donde pasó intermitentemente un total de 27 meses, en los cuales hizo etnografía, entre muchas más cosas, y descubrió su vocación predilecta por la botánica y más aún por los agaves. En 1963 publicó su trabajo, hoy clásico, sobre los guarijíos de Sonora y Chihuahua, que, al parecer, permaneció desconocido para la sociedad mexicana. En la década de 1970 sucedieron varios hechos que hicieron aparecer a los guarijíos como un pueblo indígena recién descubierto por la sociedad mexicana, e incluso por la sonorense, cuando un grupo de guerrilleros de la Liga 23 de Septiembre que venía de Madera incursionó el año de 1973 en la región guarijía de Sonora y logró sembrar en los guarijíos la posibilidad de liberarse de la situación de peonaje que vivían con los yoris. Los guerrilleros secuestraon a Don Hermenegildo Sáenz, rico comerciante originario de Arechuyvo y asentado en San Bernardo.32 Huyeron con el rescate hacia la sierra y en Burapaco quemaron la casa de ‚los Agapitos‛, a quienes asesinaron en el camino de herradura hacia Guajaray. Los Guarijíos convivieron con los guerrilleros hasta 1975, cuando estos fueron masacrados por el Ejército federal. Comentan los pobladores locales que en 1974 se registró una grave epidemia de sarampión que diezmó a buena parte de guarijíos, especialmente niños en Mochibampo. El involucramiento de los guarijios la gente que se ha convertido: porque en otro tiempo era de los Barohíos toda la más parte de esta Sierra: pero con la mudanza de los tiempos y algunos Tarahumares que emparentaron con ellos, ya los más son Tarahumares y todos hablan la lengua Tarahumara. Esta nota sirba para los que vinieren a esta sierra, donde con nombre de varohíos hallarán que los más de ellos son Tarahumares, y Híos (Sauer, 1998 [1933 y 1934]: 136). 32 Es muy interesante cotejar los relatos sobre la familia Sáenz de Arechuyvo y su programa social con guarojíos de Chihuahua en las primeras décadas del siglo XX (Harriss 2013). El 2 de mayo los ‚Agapitos‛, padre e hijo, fueron asesinados en el camino real de Burapaco a Guajaray, donde ahora hay una cruz de hierro. Más tarde, los soldados alcanzaron a los guerrilleros en el Rincón de la Ventana, donde dieron muerte a dos, mientras el resto huyó en una avioneta propiedad de ‚Don Gilo‛ que estaba en el rancho de Gocojaqui. Lo liberaron en Puerto Durazno luego de cobrar un millón de pesos por el rescate.
  • 20. 20 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 con los guerrilleros llegó a tener importancia, y en 1974 hubo enfrentamientos violentos entre algunos yoris y guarijíos, a quienes golpearon y mandaron encarcelar en Álamos y Navojoa.33 Muchos trabajadores guarijíos fueron entonces despedidos y se fueron a trabajar a los valles del Yaqui y el Mayo. Es importante mencionar que en el marco de la Reforma Agraria se crearon expectativas para los campesinos de la región, que desembocaron en la conformación de núcleos ejidales, como el de San Bernardo, Chorijoa (1968) Topiyeca y Sejaqui.34 En 1976 se dotó de tierras al Ejido Guajaray, que incluye algunos ejidatarios guarijíos y mestizos de guarijío. Se destacó en la región un destacamento del ejército para salvaguardar la zona de posibles ataques guerrilleros, y, aunque no hubo enfrentamientos, fallecieron dos guarijíos por inanición, porque el clima imperante impedía las labores agrícolas. En 1975 encarcelaron a José Zazueta, líder guarijío y primer gobernador de la tribu.35 A pesar de estos hechos, la visibilidad de los guarijíos ante el gobierno mexicano se hizo evidente gracias a un ejercicio político de gestión realizado por un agente independiente canadiense que comercializaba con artesanía. Edmund Faubert (1975, 1976) efectuó varias denuncias ante las distintas instancias del gobierno estatal y federal, y, al no ser escuchado, llevó un contingente de músicos y danzantes guarijíos a Punta Chueca, al acto de entrega de la Isla del Tiburón a los comca´acs de su concesión como propiedad comunal (el decreto se publicó el 11 de febrero de 1975 en el DOF). Comenzó también a difundir la música y la cultura de los guarijíos, en giras por México y Estados Unidos. Nuevamente, en 1976, acudió directamente a la oficina presidencial en Los Pinos (México, D.F.), acompañado de los líderes guarijíos José Zazueta y José Ruelas, quienes fueron también la semilla de la organización política.36 Esta acción tuvo como logro no 33 El involucramiento de los guarijios con los guerrilleros llega a tener importancia y ello tuvo como consecuencia de que comenzara a haber fricciones con los yoris, al exigirles mejores condiciones de trabajo, por ello, en 1974 encarcelan a algunos guarijíos y en 1975 a José Zazueta, líder guarijío y primer gobernador de Mesa Colorada. (Lagarda 2007). 34 El Ejido Chorijoa, con 2,053 hectáreas y 22 ejidatarios se ubica en terrenos que serán inundados por la nueva presa. Es una comunidad muy marginada, compuesta por una mezcla de descendientes de mayor, guarijíos y blancos. Actualmente se encuentra en proceso de ser reubicada en un terreno cercano. Sejaqui (3,100 hectáreas y 25 ejidatarios) es un ejido más bien yori, aunque con mezcla también indígena mayo/guarijío. 35 ‚…se llama Mesa Colorada porque aquí es una mesita y es de tierra colorada, cuando sembraban (maíz) todavía, vivían por aquí unos pocos, antes vivían por allá lejos‛, según Don Antonio Macario Zazueta (Luna 2008). 36 Margarita Nolasco envió este año a Richard Piorunski a realizar investigación con los guarijíos para su tesis de etnología que presentó en la Universidad de Paris en 1977, donde calcula en 1,500 la población guarijía en ambos estados. Richard vivió esta primera temporada en Bavícora y regresó en 1980 para completar sus investigaciones para una tesis doctoral. Wick Miller, lingüista de la
  • 21. 21 solamente el reconocimiento de la existencia de este grupo por parte del gobierno, sino también la apertura en 1977 de un Centro Coordinador Indigenista (CCI) del Instituto Nacional Indigenista (INI), en la localidad de San Bernardo, municipio de Álamos, en Sonora (Valdivia 1994).37 En 1979 hubo otra epidemia grave, esta vez en Los Bajíos, con 16 muertes. Estos sucesos dieron origen a que por primera vez se introdujeran campañas masivas de vacunación a esta región por parte del INI y la SSa. En la década de 1980, gracias a las gestiones del INI y mediante un apoyo financiero por parte del gobierno federal a través del programa COPLAMAR, el gobierno les otorgó territorios a los guarijíos en el régimen de dos nuevos ejidos (Ejido Guarijíos-Burapaco y Guarijíos-Los Conejos), que fueron habilitados con tierras compradas a 16 propietarios distintos en medio de grandes dificultades y presiones de todo tipo, pues los cerca de 300 jefes de familia ni siquiera tenían acta de nacimiento, por lo que no eran considerados ‚mexicanos‛.38 Valdivia (1995) demostró, con base en una investigación en archivos de la propiedad rural y en fuentes históricas, que la ocupación territorial más antigua es de los guarijíos y que las tierras que los yoris presumen como suyas se encuentran en en calidad de terrenos nacionales. Entregó un dictamen a la Secretaría de la Reforma Agraria acompañado de una nueva solicitud para tierras ejidales en estos predios. El delegado agrario notificó a los propietarios yoris clandestinamente y estos buscaron legalizar su situación buscando títulos de propiedad con el apoyo de la asociación ganadera del estado. Al no conseguirlos prontamente, se ampararon ante la acción de la ley. La restitución de tierras a los guarijíos fue tardía, insuficiente y fragmentada.39 No obstante, con la dotación comenzó lo que ellos llaman ‚la Universidad de Utah comenzó a trashumar por esta zona también en 1977, año en que el Dr. Gastón Cano fue a la región. Señaló en una ponencia que hay 1,004 guarijíos según el Registro Civil local de San Bernardo. Arnulfo Villavicencio, ingeniero de la SARH, acudió también y escribió sus memorias en la prensa estatal y más tarde en un opúsculo inédito (Villavicencio 1990). 37 Teresa Valdivia Dounce, antropóloga defeña de la Universidad Veracruzana, llegó en 1978 a trabajar en el CCI de San Bernardo e informó, con base en un censo levantado por ella misma con ayuda de profesores mayos, que habitaban 610 guarijíos en la sierra de Sonora. Se hizo cargo de la gestión agraria y logró obtener permisos para que los guarijíos pudieran seguir sembrando tierras de los yoris en lo que se hacían los trámites de dotación. 38 En 1982 los guarijíos recibieron de manos del entonces presidente de la República Mexicana, José López Portillo, la Carpeta Básica que los convirtió en ejidatarios de aproximadamente veinte mil hectáreas. En el ejido Guarijíos-Burapaco fueron beneficiados 123 individuos, y 59 en el ejido Guarijíos-Los Conejos. Fue, publicada en el DOF el 7 de mayo de 1982 (Valdivia Dounce 1994). 39 ‚Es un pueblo ancestral al que le ha sido robado su territorio a lo largo de los últimos cuatrocientos años y al que el gobierno federal restituyo sólo una pequeña parte de él, en forma de ejido y fragmentado. Existe una deuda histórica de reconocimiento y una necesidad de compactar el
  • 22. 22 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 cuenta nueva‛, un proceso de reivindicación étnica, organización social, económica y política, de resurgimiento cultural y de ordenamiento de su territorio.40 Así, en 1979 se abre la UMR IMSS-Coplamar en Burapaco, programa que es operado en forma conjunta con el INI y que introduce letrinas, huertos familiares, saneamiento comunitario y un programa de mejoramiento de vivienda (Haro 1981). Desde el CCI de San Bernardo comienzan a operarse proyectos ganaderos (bovino y caprino), apícolas y agrícolas y de mejoramiento de caminos. Los guarijíos aportaron su mano de obra para la construcción de las escuelas y albergues escolares que se construyeron en Mesa Colorada y Los Bajíos.41 El 10 de mayo de 1988 falleció José Zazueta, por complicaciones de diabetes, y fue sucedido por Pablo Cautivo, de Mochibampo, en una situación ya muy diferente.42 A pesar de que la situación de los guarijíos se modifica, en realidad, a decir de Valdivia (1992), paradójicamente pasaron de ser peones sin territorio a fin de que puedan mantener el control de su territorio y vivir tranquilos‛ (Valdivia 2014: 13). 40 Como señala Aguilar Zéleny (2013) ‚A finales de la década de 1960 los guarijíos seguían viviendo como en tiempos de Porfirio Díaz, en calidad de peones acapillados cuyo trabajo era remunerado principalmente en especie: despensas mínimas, algo de tela y sin capacidad de decisión sobre su territorio, cultura y formas de vida. Después de un breve pero intenso contacto con miembros de los movimientos revolucionarios de principios de los años setenta, los guarijíos comenzaron a luchar por su tierra, la cual fue obtenida por medio de la dotación de ejidos hasta principios de la siguiente década. Es así que desde los años ochenta se inicia un nuevo periodo de resurgimiento‛. 41 En estos años, además del Instituto Lingüistico de Verano (ILV), que realiza estudios en la región, varios periodistas e investigadores comienzan visitar y a publicar artículos, ponencias y tesis sobre la región y la cultura de los guarijíos de Sonora (Piorunski 1977, Valdivia 1978, Haro 1981, Colorado 1986, Camou 1990, García 1991, Acosta 1992, Franco 1995, Aguilar Zéleny 1995, Ortíz Garay 1994, Yetman 2002, además de otros mencionados en este documento). Destaca asimismo la producción lingüística sobre la lengua makurawe que comienza a producirse (Johnson y Weitlander 1947, Miller 1983, entre otros más actuales). 42 En palabras de Cipriano Buitimea, compañero de lucha de Zazueta y exgobernador de Los Conejos, ‚Ahora nos encontramos más organizados. Más o menos ya tenemos conseguido lo que más necesitábamos, y pues yo me siento bien. Antes no me sentía a gusto, porque la gente que estaba estudiada y con dinero, por todo lo tenían humillado a uno. Los ricos no podían ver a los pobres pero sí les gustaba que trabajaran para ellos, eso sí. Antes, todo el tiempo teníamos que procurar trabajar constantemente para poder mantener a nuestra familia, porque si no lo hacíamos así pues qué íbamos a comer. Pero ni así comíamos. Porque es cierto que estábamos mal comidos, mal alimentados, no había comida buena. Es cierto que mucha gente se moría de hambre porque no alcanzaba el alimento del monte y porque con el trabajo de jornal tampoco nos acabalábamos. Es cierto que los ancianos pues ya no salían a buscar alimento en el monte, o trabajar tampoco no podían. A mí me consta que se enfermaban y se morían. Los guarijíos ya no teníamos ancianos, pues nomás se enfermaban con tanto trabajar. De tanto cansancio que les llegaba se moría la gente (…) Ahora no es tanto como estábamos primero (…) Ya no trabajamos con la gente que tiene dinero. Ahora estamos trabajando en nuestro trabajo propio y nosotros vemos dónde hacemos desmonte, dónde vamos a sembrar, para sembrar en las aguas‛ (Buitimea y Valdivia 1995: 202).
  • 23. 23 tierra a ser peones con tierra, debido al nivel de pobreza que se mantiene, aun cuando en estos años algunos yoris comienzan a sembrar mariguana en la región y obligan a que los guarijíos y otros se involucren en las actividades, con un consecuente incremento de muertes violentas en la región (Haro et al. 1998). Ya no existen hambrunas y a cambio se aprecia un aumento notable de enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes, que cobra la muerte del segundo gobernador en 1990, siendo sucedido por Lino Leyva el mismo año en que se inauguró la Casa de la Cultura ‚José Zazueta Yoquibo‛ en Mesa Colorada, de la Dirección General de Culturas Populares de Sonora.43 Hoy en día, el lugar donde se encuentra asentado el pueblo guarijío de Sonora es un mosaico de localidades distribuidas entre los municipios de A lamos y Quiriego, en las faldas de la Sierra Madre Occidental y en la sierra misma. Limita al norte con la franja divisoria del municipio de El Rosario y parte de la Sierra Madre Occidental, en el estado de Chihuahua; al sur con la cabecera municipal de Álamos; al este con los límites territoriales del estado de Chihuahua, en la Sierra Madre Occidental; y al oeste con la cabecera municipal de El Quiriego. En los treinta años transcurridos se han conformado varios núcleos de asentamiento de los guarijíos y actualmente se contabilizan 23 localidades dentro de región del alto río Mayo y sus afluentes, siendo más numerosas las comunidades de Mesa Colorada, Guajaray, Los Bajíos y la Colonia Macuragüe en San Bernardo, todas ellas localizadas en los municipios de Álamos y Quiriego, Sonora. La región incluye otras localidades guarijías importantes, como Mochibampo, Bavícora, Gocojaqui, Huataturi, El Sauz y Jovehui, agrupadas con el Ejido Burapaco; y Los Estrados, Basicorepa y Sototanchaca en el Ejido Los Conejos.44 La región guarijía de Sonora está enclavada entre la cuenca alta y media del Río Mayo, dentro de la provincia fisiográfica de la Sierra Madre Occidental. Se encuentra al este de San Bernardo, donde comienza la zona llamada de barrancas y tiene su corazón donde el Río Mayo se encuentra con el cauce permanente del arroyo Guajaray. Su posición serrana es de las más bajas de la Sierra Madre, formación que inicia al sur de Arizona y se extiende de norte a sur por los estados de Sonora, Chihuahua, Durango, Sinaloa, Jalisco y Nayarit, donde alcanza el 43 En 1992 inició el proyecto de investigación ‚Sistema Local de Salud Guarijío‛, a cargo de un equipo interdisciplinario de varias instituciones estatales: El Colegio de Sonora, CIAD, Unison, Culturas Populares, INI y Secretaría de Salud, con financiamiento del INI y de Funsalud (Haro et al. 1998). En 1994 Cipriano Buitimea Romero y Teresa Valdivia son premiados por la obra Como una Huella Pintada. Testimonio, que es publicada por El Colegio de Sonora y editada en audiocassette en lengua guarijío. 44 La región guarijía de Sonora se ubica en la carta Guajaray G12 B27, Sonora, Chihuahua, de la cartografía de INEGI 2007, como parte de los tres poligonales que conforma los predios del ejido guarijío los Conejos, Guarijíos Burapaco y Guajaray.
  • 24. 24 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 Océano Pacífico (Bye 1984). Si bien la mayoría de la cordillera madrense oscila entre 2,000 y 3,000 msnm, tiene también áreas menos elevadas, como la región guarijía sonorense, cuya altitud ocurre en un rango que va de 200 a 1,500 msnm. Su configuración es muy particular por la intensa actividad volcánica que ocurrió en entre 90 y 40 millones antes de nuestra era, que le imprimió su accidentada geografía a la cordillera madrense, compuesta mayoritariamente de rocas volcánicas y grandes bloques pétreos procedentes de explosiones subsecuentes (Thayer 1996).45 La conformación tectónica resultante es de barrancas, acantilados, y especialmente cañones, lo cual ha permitido que en su depresión sureste se desarrolle un particular ecosistema gracias a que la Sierra Madre actúa como escudo natural contra los vientos árticos. Las barrancas son características del hábitat guarijío y también del tarahumara. Se describen como bandas intermitentes de tierra larga y estrecha que son cruzadas por varios ríos y tributarios, lo cual forma un número infinito de colinas salientes, hondonadas y formaciones abruptas muy favorables a la biodiversidad, donde se reproducen especies diversas del reino animal y vegetal, que forman parte del ecotono mayor que es la cuenca del Río. Esta conjuga varios microsistemas, desde los que se ubican en la meseta de la Sierra Madre, donde los ríos Yaqui, Mayo y Fuerte se desprenden de un origen común, hasta los ubicados en senderos distintos que se dirigen al Golfo de Cortés (Gentry 1942: 9).46 El área guarijía de Sonora tiene un relieve muy accidentado, compuesto de semiplanos en cerros y lomeríos en su porción sur, y pequeñas planicies y elevaciones discontinuas en el norte, con excepción de los lechos de los arroyos, donde no hay terreno nivelado. Las pendientes existentes son de 4 a 10 grados, con terrenos de medianamente inclinados a muy inclinados, propicios para la ubicación de los ‚mahuechis‛, aunque la calidad de los suelos limita su uso agrícola pues son muy porosos.47 Los suelos muy pedregosos con laja en abundancia y 45 Thayer, D. 1996. ‚Geology of northwestern Mexico‛, manuscrito inédito citado en Martin, Yetman, Fishbein, Jenkins, Van Devender y Wilson (2002). 46 Según Gentry (1942: 10), además de los principales factores involucrados en la formación de la Sierra Madre (relacionados con la separación de la península de la Baja California), en las montañas del Río Mayo la configuración actual es resultante del efecto combinado de la actividad volcánica, la subducción (uplift) y la erosión. El fenómeno de subducción se remonta al período terciario inferior durante las épocas del paleoceno y eoceno, cuando continuó la actividad magmática que daría origen a la roca madre. Ésta genera entre otros factores el material geológico del suelo y es la roca madre. 47 Cabe señalar que según este autor la ladera oeste de la Sierra Madre, donde se ubica la zona guarijío de Sonora y la cuenca del Río Mayo, no tiene la firmeza que caracteriza a la cordillera madrense, además de que el pie de la sierra y las partes bajas se caracterizan por ser tierras que
  • 25. 25 bancos de arena, son características edafológicas en esta región donde predominan los litosoles de escasa profundidad, con mucha roca de origen ígneo y en menor proporción sedimentarias.48 La altitud sobre el nivel del mar varía de 240 hasta 700 m.s.n.m., con elevaciones de hasta casi 1000 metros en algunos puntos de la sierra. Los cerros son numerosos: Aguaje del Tigre, Antoñico, Brasilar Gocojaqui, Tamales, Sertenejal, La Llave, Maquipo, Plátano, el Cerro de la Cruz, el Colorado, Peñasco Blanco, Ventana de Bachimba, Vallecito, Cusis y el Saucito. También se encuentran mesetas, como las del Dedo, el Lajero y Matapaco, y cañadas: el Cajón del Tuburi y La Ventana. El Mayo es uno de los principales ríos de Sonora y nace en el norte del estado vecino de Chihuahua, en una gran meseta serrana en la Sierra Madre Occidental donde confluyen varios afluentes, de los cuales el punto más importante es la Cascada de Baseseachic, en territorio pima. Recorre 294 kilómetros entre Chihuahua y Sonora para llegar a su desembocadura en el Océano Pacífico. Su curso es sinuoso con dirección hacia el suroeste, comienza por el Río Baseaseachic, el Río Concheño-Moris, el San José Ocampo y el arroyo Hondo y capta por su margen izquierda al río Batopilillas; aguas abajo el río drena hacia el oeste y que recibe el caudal del Río Babanori y procede a su vez de la Sierra Oscura; luego, hacia el sur, donde acoge las aguas de los arroyos El Limón, Guajaray, Los Mezcales, Gochico y Taymuco, para enfilarse hacia la presa Mocúzarit, con la recepción previa de los arroyos Cocoraque, El Salado, Jijiri y Yorentamehua. Del vaso de la presa las aguas se distribuyen por los canales del DR038 y llegan al mar. Además de esta presa, la cuenca tiene entre sus recursos hídricos lénticos con pantanos dulceacuícolas, estuarios, charcas temporales, llanuras de inundación y brazos de rió abandonados. De igual forma, recursos lóticos, como los arroyos mencionados y manantiales termales. Ver Figura 6. retienen poco el agua debido a su porosidad, hecho relevante que cuestiona la construcción de presas, como también la presencia de aguas termales en la región (Yetman 2002: 99). 48 De acuerdo al sistema de clasificación de suelos de la Dirección General de Geografía del Territorio Nacional, los tipos de suelos incluyen cambisol crómico (bc), bueno para cultivos de subsistencia; regosol eutrico (Re), para pastizales; y litosol (y) y feozem (h), útiles para ganadería extensiva. Dirección General de Geografía del Territorio Nacional: La Paz. Carta Edafológica México, 1981. Citado por García Martínez (1990: 82).
  • 26. 26 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 Figura 6 Cuenca del Río Mayo Fuente: Martin et al. (2002) Una característica del río, que ha sido señalada desde estudios muy tempranos, denotan la alternancia de ‚períodos de altas y de bajas aguas que se suceden unos a otros con gran rapidez‛ (Bond 1928: 1), que se traducen en temporadas de sequía y episodios de inundaciones en la zona costera. La precipitación media anual en esta zona varía de 300 mm en las partes bajas a 1,100 mm en las altas (780 mm anual). Sus escurrimientos promedian 1,169 mm3 anuales, aunque han descendido desde 2010. Constituyen el 79 por ciento de los recursos hídricos de la región del Mayo, cuya cuenca recibe también el aporte de
  • 27. 27 aguas subterráneas.49 Se ha considerado que el ‚potencial de explotación del acuífero‛ es de 210.0 mm3 (DR038 2012). De las 1,471 cuencas hidrológicas que reconoce la CNA (2010:8), el Mayo está considerado en el puesto 21 de importancia en cuanto a caudal hidrológico (Sales Colin 2014). Pertenece a la región hidrológica administrativa II, Noroeste, subregión hidrológica 9, Sonora Sur. La región guarijía se ubica dentro de la División Florística de Sierra Madre Occidental (Rzedowski 1978), región que comparte afinidades geográficas de la flora de diferentes regiones del país, en los coeficientes de similitud establecidos entre estas floras, en las áreas de distribución general de las plantas vasculares del territorio y en la concentración de endemismos existentes en la región. Es un reducto único por la articulación particular que ocurre entre biotas vegetales, animales y humanas, en un vínculo que ha sido forjado históricamente mediante el conocimiento y el uso de este territorio (Martin et al. 1998). La región guarijía de Sonora presenta una riqueza extraordinaria en términos de biodiversidad, con un número superior a 2,000 especies vegetales, lo cual representa el 55% del total de las plantas presentes en el estado y el 3% de la diversidad florística del país (Castellanos, Maas y Kummerow 1991). La riqueza de este ecosistema se encuentra documentada desde las primeras expediciones botánicas realizadas por europeos en 1791 hasta los estudios sistemáticos de Howard S. Gentry en la década de 1930, las cuales han sido continuadas y actualizadas por The Southwest Center de la Universidad de Arizona (Pinto Soares 1973, Bye 1984, Martin et al. 1998) y otros investigadores nacionales e internacionales. Gentry describió la región del Mayo como un centro de inmensa diversidad biológica y complejidad ecológica especialmente en la zona de las barrancas. Su riqueza ya había sido reconocida por occidentales desde fechas tempranas, como lo asentó en 1892 Carl Lumholtz (1902) al describir nuevas especies de pino (Pinus Lumholtz) y un tipo de encino (Quercus tarahumara), o J. N. Rose en 1895, cuando reportó el hallazgo de 43 nuevas especies colectadas en la cuenca del Mayo, donde fueron descubiertas especies endémicas (citado en Martin et al. 1998), así como vertebrados del plioceno (Lumholtz 1902). Cincuenta años más tarde colegas de Gentry publicaron Gentry´s Rio Mayo Plants (1998) donde describieron el deterioro que ha sufrido la cuenca del Mayo, con pérdida de vegetación original, alteración del paisaje y erosión del suelo. Mencionan como factores relevantes el efecto de la presa del Mocúzarit, la explotación minera, la deforestación, cambios de uso de suelo para cultivos 49 Según señala un estudio realizado en ITSON (Díaz Maldonado s.f.), ‚…la disponibilidad en la cuenca del Río Mayo es muy incierta, como es normal en zonas semi-áridas, con una mediana de 874.30 hm3 y un intervalo de confianza desde 716.23 hm3 hasta 1,106.63 hm3. Además, también se tiene un intervalo de predicción del escurrimiento anual desde 497.71 hm3 hasta 1,855.97 hm3‛.
  • 28. 28 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 comerciales, cría de ganado y aves de corral. En el conjunto de la sierra madre se han identificado en la cuenca del Mayo han sido identificadas al menos 2,185 especies en un inventario (Martin et al. 1998) que ya ha sido superado por investigaciones ulteriores. Se ha estimado que tienen utilidad alimentaria y 450 uso medicinal, 18 % para comer y 20% medicinales (Felger y Nabhan 1978, Felger y Wilson 1995). Hay estudios etnobotánicos entre los tarahumaras (Pennington 1963), guarijíos (Cañez 1994, López Estudillo 1994, Haro et al. 1998, Luc Blin s.f., Leyva Zazueta 2010), mayos (Yetman, Van Devender y López Estudillo), pimas bajos (Laferrière 1991; Reina-Guerrero 1993) y mestizos de Sonora y Chihuahua (López Estudillo e Hinojosa 1988), cuya utilidad estriba en que expresan la circulación de usos y recursos en la gran región del noroeste mexicano. La combinación de factores biológicos y físicos presente en la región crea una serie de condiciones que permiten el desarrollo de una vida animal que tiene su origen en especies provenientes de los climas neoárticos del norte y de elementos neotropicales que han llegado desde el sur. Este ecosistema representa el hábitat y refugio de un alto número de especies de vertebrados (algunos que a la par alcanzan ahí su límite de distribución neotropical), de especies migratorias, de especies endémicas y de numerosas especies de insectos, muchos de éstos necesarios en la polinización de plantas silvestres y cultivadas.50 Algunos reportes estiman 551 especies de vertebrados, de las cuales hay 108 especies que se encuentran protegidas por la NOM-059-ECOL 2001. 43 de ellas se encuentra en estado de amenazadas, 4 son raras, 8 en peligro de Extinción, 52 con protección especial; 28 de estas 108 especies son endémicas. Entre las enlistadas se encuentran escorpión (Heloderma horridum), monstruo de Gila (Heloderma suspectum), tortuga del desierto (Gopherus agassizii), guacamaya verde (Ara militaris), cotorra serrana (Rhynchopsitta pachyrhyncha), jaguar (Felis onca), ocelote (Felis pardalis), jaguar (Felis jaguaroundi) y margay (Felis wiedii). Aunque no existen reportes faunísticos completos para la región es posible documentar la existencia de especies tan variadas como ardillas (Citellus sp.), armadillos (Dasypus novemcinctus Mexicanus), cacomixtles (Bassariscus astutus) conejos (Sylviagus sp.), coyotes (Canis latrans), coatís o ‚cholugos‛ (Nasua nasua), jabalíes (Tayassu Tajacu), leones (Felis concolor), liebres (Lepus alleni), (occidentalis 50 La fauna del estado de Sonora es Neártica, con algunas formas neotropicales en el extremo Sur. En este caso la cuenca baja del río Mayo estaría comprendida dentro de la Provincia Biótica Sinaloense, la cual incluye desde la cuenca del río Yaqui hasta la desembocadura del Santiago en Nayarit y abarca la planicie costera del Sur de Sonora y de Sinaloa. En Sonora el límite septentrional esta marcado por el comienzo del desierto y el hábitat de esta asociación faunística coincide grosso modo con el área de distribución del bosque espinoso en las márgenes del bajo río Mayo (Duarte 1999).
  • 29. 29 sonorensis), mapaches (Procyon lotor), tigrillos (Felis pardalis), tlacuaches (Didelphis virginiana), venados cola blanca (Odocoileus virginianus), zorras (Urocynon cinereo argentus) y zorrillos (Mephitis mephitis), entre la fauna mamífera. Entre las aves se cuenta con aguilillas, auras, cardenales, calandrias, pájaros carpinteros (Compephilus guatemalensis), cuervos (Corvus copax), chachalacas (Ortalis poliocephala), chureas (Geococcyx Californianus), garzas, gavilanes (Buteo jamaicensis), godornices (Lophortyx douglassi), guacamayas (Ara militaris), huilotas, y martin pescador (Chloroceryle americana). También paloma ala blanca, zopiloteperico (Amazona albitrans, urraca (Calocitta formosa) y tecolote (Ciccaba virgata). Los reptiles incluyen a la iguana (Ctenosaura hemilopha), víbora negra (Drymarchon corais), víbora de cascabel (Crotalus atrox), escorpión (Heloderma suspectum) y el venenoso coralillo (Micrurus distans), entre muchos otros que componen la herpetofauna de la región. La fauna de las aguas merece una mención aparte. Debido tanto a prácticas de pesca fatales para las especies fluviales, como los truenos utilizados principalmente por la población mestiza durante las décadas pasadas, pero también como efecto de la construcción de la presa Adolfo Ruíz Cortínez (Mocúzarit), la diversidad y tamaño de las especies acuáticas se ha modificado sensiblemente, con la desaparición de algunos tipos de peces y la casi extinción de otras especies, como el cauqui (camarón de río). Anteriormente predominaban los bagres de río, las lobinas y el sópori. Desde la introducción de la carpa, que es una especie bastante agresiva para las demás, la calidad de la pesca y su abundancia y variedad se han perdido ostensiblemente. En la actualidad las especies vigentes son charalitos de Sonora (Poeciliopsi occidentalis sonoriensis), carpa (Cyprinus carpio), mojarra sinaloense (Cichlasoma beani) y otras especies menores. A pesar de su escasez, son fuente importante de consumo alimentario para los guarijíos. Es muy relevante mencionar que desde el 3 de agosto de 1949 se decretaron a las cuencas de alimentación de las obras de irrigación en los distritos nacionales de riego como Zonas Protectoras Forestales y de Repoblación, por lo que el Artículo 1 de dicho decreto establece una veda total e indefinida en los montes ubicados dentro de dichas cuencas, lo cual afecta al Río Mayo, es decir, al territorio guarijío y a la presa del Mocúzarit que abastece al Distrito de Riego 38 y que comenzó a operar en 1959. El Área Natural Protegida del Río Mayo fue decretada el 19 de julio de 1996. Muy cercano a este ecosistema se encuentra la Biorreserva Federal de la Sierra de Álamos, que consiste en un área 93.000 hectáreas de bosque tropical caducifolio, protegida dentro de la red de reservas de la biosfera de la UNESCO. No forma parte de la Cuenca del Río Mayo, a pesar de su proximidad, pues el arroyo Cuchujaqui como también el Güirocoba y el del Cobre pertenecen a la Cuenca del Río Fuerte.
  • 30. 30 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 La cuenca se divide en 8 subcuencas: rio Mayo-Navojoa, Rio Mayo-Presa, Rio Moris, Rio Candameña, Rio Babanori, Arroyo Guajaray, Arroyo Los Cedros y Arroyo Cocoraque (Consejo de Cuenca del Río Mayo). A partir de un intento de división altitudinal se puede dividir la cuenca con fines prácticos en cuatro segmentos, que corresponden a la cuenca alta, alta-media, media y baja del Río Mayo. Como característica se aprecia que las partes más altas y también las medias han actuado como áreas de protección ecológica debido a que en estos segmentos es donde vive población indígena y también mestiza, dedicados principalmente a economías de subsistencia, mientras que aguas abajo se ubica la economía de mercado, dedicada a la producción agrícola, concentrada principalmente en el Distrito de Riego No. 038 (DR038) y el sector manufacturero y de servicios en municipios como Álamos, Cajeme, Etchojoa, Huatabampo, Navojoa, Quiriego y Rosario de Tesocapo, con graves problemas de contaminación a medida que se acerca a su delta. La importancia ecológica de la cuenca del Mayo estriba en que es hábitat de una gran diversidad, pues este Río y sus afluentes recorren alturas que varían de los 2,600 metros de la Sierra Madre a los 300 que alcanza el pie de la sierra, hasta las llanuras costeras del Pacifico, que tienen entre 0 a 150 metros de altitud, donde se ubica el bosque de espinos (thornscrub forest) que caracteriza al delta del Río en la costa sonorense y da paso al ecosistema del desierto (Martin et al. 1998). Por ello, hospeda varios ecosistemas que se encuentran integrados entre sí al modo de un nicho ecológico particular, por la diversidad de especies vegetales y animales que aunque no son endémicas debido a que se encuentran también en los ecosistemas vecinos, como es el caso de especies vegetales que existen también en otras partes de Sonora o Chihuahua o de la Sierra Madre Occidental, pero que aquí manifiestan una presentación muy particular, por su tamaño o asociación con otras taxas, así como por el carácter transicional ya mencionado. Como señalan Martin et al. (1998: 31): ‚Nuestro nivel de conocimiento de los bosques de la Sierra Madre, la selva baja caducifolia de las colinas y cañones, y el bosque de espinos de las tierras bajas es bastante incompleto, y se requiere un gran esfuerzo de investigación antes de que se puedan tomar decisiones bien informadas‛. Figura 7
  • 31. 31 Figura 7 Fuente Haro et al. (1998)
  • 32. 32 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 El Mayo es un río que históricamente ha dado vida y sustento a los guarijíos de Sonora y quizás esto se debe a que entre su cauce alto y medio se encuentra la selva baja caducifolia mejor conservada del hemisferio septentrional en el continente americano (Yetman 2002: 90). La selva baja caducifolia constituye la principal comunidad vegetal en la región guarijía de Sonora y su excepcionalidad radica en su particular ubicación, reconocida por numerosos investigadores como el ‚bosque secreto‛ de Sonora que encierra esta parte de la cuenca del río Mayo, donde en innumerables cañones, arroyos, cajones y barrancas abundan comunidades vegetales riparias atípicas, especialmente en la subcuenca del arroyo Guajaray y sus tributarios (Martin et al. 1998: 18).51 Este ecosistema se caracteriza por su marcada estacionalidad que le da un aspecto muy distinto en época de lluvias y en época seca.52 La vegetación que crece en las selvas bajas es muy densa y sus árboles tienen una altura muy variable, con especímenes que raramente exceden 8 metros de altura, como Bursera confusa, Coutarea pterosperma y Haematoxylum brasiletto y especies altas como son Conzattia sericea, Cochlosperum vitifolium, Ceiba acuminata, Bursera inopinnata y Lysiloma watsonii que crecen de 12 a 18 m de altura. Hay lugares como Huataturi, comunidad guarijía situada a 7 kilómetros arriba de la desembocacura del arroyo Guajaray, donde se encuentra una de las comunidades de selva baja caducifolia más importantes de Sonora, debido a las considerables alturas que alcanzan aquí las amapas, el nesco, el torote copal y el copalquín (Yetman 2002: 105).53 La importancia de la selva baja caducifolia es que constituye uno de los ecosistemas más importantes debido a que es una reserva importante de la biodiversidad, por la variedad de especies que contiene.54 Su pérdida provoca procesos de erosión del suelo y tiene además un efecto climático agregado que 51 Entre ellos, Krizman (1972), Bye (1984), Jenkins et al. (1995), Bowden, Dykinka y Martin (1993), Burns et al. (2000), Búrquez et al. (2006), Mc Dade y Jenkins (1993), Wilder (1995), Martínez, Búrquez y Mass (2000). 52 En la época de lluvias los árboles permanecen cubiertos de hojas, cuando es la época de reproducción de numerosas especies de plantas y animales. En contraste, la época seca dura hasta ocho meses y es cuando casi todos los árboles (entre el 25 y 90%) pierden sus hojas, otros florecen y producen frutos y semillas. 53 En este particular ecosistema los árboles alcanzan alturas mucho más elevadas que en otros nichos similares en el país, lo cual se ha atribuido a las prácticas locales de manejo de los recursos (Felger y Johnson 1995, Yetman 2002). 54 La selva baja caducifolia de México contiene un porcentaje de endemicidad (más de 40%) mucho mayor que la selva tropical húmeda (5%). Maldonado (1997) ha evidenciado que es el ecosistema más utilizado por los pobladores, en algunos casos con más de la mitad de las especies en uso, además de que este tipo de vegetación provee el mayor número de plantas medicinales (Argueta 1994). Asimismo, aquí viven cinco de las seis especies de felinos presentes en México.
  • 33. 33 disminuye la captación de lluvias, como ya sucede en buena medida con la introducción del zacate buffel y otras gramíneas invasivas en esta región, donde se ha introducido la ganadería desde inicios del siglo XVIII. En la región guarijía este tipo de vegetación se caracteriza por la dominancia de Lysosoma divacariatum (mauto), y por la gran variedad de burseras (torotes) que existen en esta ecosistema. A pesar de esto, la cuenca del Mayo y la Sierra Madre constituyen el reducto continuo más importante de este tipo de comunidad del país (Yetman 2002: 92). La selva baja caducifolia es uno de los ecosistemas más amenazados en el país (Janzen 1988), por los altos índices de deforestación (estimados en más del 2%), con una pérdida del 90 al 95% de especies vegetales (Cervantes et al. ) y de su superficie original. Esto provoca la erosión del suelo y alteraciones del ciclo hidrológico que repercuten en el crecimiento de las plantas y conducen a un deterioro paulatino de los recursos naturales (Búrquez y Martínez-Yrizar 2006). Si bien las áreas donde aflora la selva baja son esencialmente cálidas y subhúmedas (70% de ellas), se sabe que las condiciones de temperatura y humedad son las variables que definen la presencia o ausencia de una especie en un sitio determinado.55 La región concentra varios microclimas y nichos ecológicos, debido a la confluencia de vegas y cañones, además de arroyos y cerros de distintas altitudes, lo cual conforma una variedad paisajística que es a su vez asiento de una gran biodiversidad. Algunas especies son al parecer únicas en la región, como Drypetes gentryi (Joyarí) (Yetman 2002: 7); otras apenas recientemente han sido reconocidas, como Dasyliron gentryi (Bogler 1995), Justicia masiaca (Daniel 1995), Erigeron jenkinsii (Nesom 1993), Euphorbia gentry (Steinmann y Daniel 1995), Vernonia joyaliae (Turner 1992), dos tipos de Senecio (Turner 1993), además de la presencia de agaves, cactáceas columnares y candelabriformes. Algunas especies y géneros representativos son Bursera spp, Haematoxylon brasiletto, Lysiloma spp, Ipomea spp, Cercidium spp "palo verde", Ceiba spp, Beaucarnea spp, Yucca spp. Árboles hidromórficos del género Ficus, algunas lianas (Arrabidaea littoralis y Marsdenia edulis y Gouania mexicana). Las epífitas son representadas por orquídeas, como Oncidium cebolleta, y bromelias (Tillandsia inflata y Hechtia sp). Otras plantas notorias de distribución tropical son Guazuma ulmifolia, Solanum verbascifolium, Cestrum lanatum, Drypetes laterifolia, Bursera grandiflora, Coutarea latiflora, Stemmadenia palmeri, Cassia emarginata, Cassia occidentalis, Trichilia hirta, 55 Palacios-Sánchez et al. (2011) realizaron una investigación sobre el impacto de las actividades económicas en los recursos suelo y vegetación en la cuenca del río Mayo y concluyeron que la selva baja caducifolia disminuyó su superficie en 32,866 ha durante el período de 1988 a 2004, lo cual incrementó la erosión en 31, 596.02 ha.
  • 34. 34 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 Sassafridium macrophyllum, Vitex mollis, Urera caracasana y muchas otras. 2. La cultura de los guarijíos El carácter transicional de la cultura guarijía de Sonora, entre la cultura serrana de los rarámuris y de los warojíos de Chihuahua y los mayos y yaquis de cultura cahita de los valles de Sonora, se denota tanto en los numerosos préstamos lingüísticos de la lengua cahita en el guarijío del Río, como también en la existencia de ritos basados en la costumbre cahita, pues, como los yaquis y los mayos, los guarijíos celebran las despedidas a los muertos al cabo de año. No tienen, en cambio las celebraciones de cuaresma o semana santa, que sí conservan los de Chihuahua. Y ejecutan el pascola a la usanza yoreme, con arpa y violín, al igual que los mayos y yaquis. El hecho de que los guarijíos no celebren la cuaresma, a diferencia de los demás, es probablemente un indicio de la historia de aislamiento con respecto a las misiones. Los préstamos incluyen, además de una profusa parafernalia, instrumentos músicales, sones, oraciones, formas ceremoniales, así como las figuras de los pascolas y chapayecas, que intervienen en la fiesta de la cavapizca y acompañan generalmente la realización de la tuburada bajo una enramada contigua, un rito profundamente guarijío que no aparece entre los cahitas, emparentado con el yumari de pimas, tepehuanes, mexicaneros y rarámuris (Acosta 1992, Luna 2008, Olmos 2010). Los colectivos indígenas serranos se caracterizan por una marcada -y a lo mejor acérrima- persistencia cultural, consistente con pautas de intensa resistencia identitaria, derivadas quizás de un menor contacto con la sociedad occidental, al menos hasta tiempos recientes. Y que puede ser tal vez intencional, como lo demuestra su lealtad a la residencia en regiones de refugio y su relativamente escasa pauta migratoria, siempre temporal. En esta situación se encuentran los mahkurawe (guarijíos), o´ob (pimas bajos), rarámuri (tarahumara), odam (tepehuanes), wirrárika (huicholes), nayeeri (coras) y mexicaneros, quienes habitan en los estados de Sonora, Chihuahua, Durango, Jalisco y Nayarit, en territorios generalmente agrestes, con escasa vocación agrícola y una alta dispersión demográfica, deducible de la extensión de su geografía. Indudablemente los habitantes de la Sierra Madre Occidental se encuentran entre los colectivos con mayores índices de marginación y pobreza, estando sus indicadores de salud generalmente por debajo del promedio indígena nacional, siendo esta situación tributaria del aislamiento en que subsisten, aunque no en el sentido que pudiera pensarse (mayor ‚desarrollo‛ y mayor contacto con la sociedad occidental=mejores índices de salud). Por el contrario, lo que hay que marcar es precisamente lo
  • 35. 35 perniciosa que ha resultado la modernización en estos grupos étnicos bajo las condiciones en que se han introducido los procesos aculturadores. Las fiestas poséen una centralidad en la cultura de los guarijíos puesto que son la expresión fundamental de su concepción religiosa. En ellas se concretiza el culto a lo sagrado. Se hacen porque Dios así lo quiere y así lo mandaron los ancestros, que se conserven como una forma de respeto y agradecimiento a Él. Y es que existe la creencia de que si dejaran de celebrarlas, todo el mundo desaparecería. Como lo dice su cosmología cosmología "...en un principio la tierra estaba blandita. Por eso tuvieron que hacer la tuburada, baile en el que solo participan las mujeres; con los pasos del baile se fue amacizando la tierra, la madre tierra se puso contenta y empezó a salir el monte, luego los animales".56 Por eso dicen que lo llevan en su nombre, que para algunos Makurawe, significa ‚los que amacizan o pisan la tierra‛: ‚Así lo dejaron los antepasados, cuando todavía aquí tenía agua, empezaron a aplastar la tierra, dicen que es para apretar la tierra, había un pedazo que tenía tierra y empezó a aplastar y el agua empezó a secarse para amacizarse, con ese pasito, así despacito empezaron a aplastar y endurecer la tierra‛. La tuburada es un rito netamente guarijío, celebrado también por los de Chihuahua, que tiene que ver con asegurar la estabilidad del mundo después del diluvio para que la tierra quede maciza y no vuelva a llover de más o a faltar el sustento. Por esto, es una fiesta que un hombre debe realizar tres veces en su vida y la mujer cuatro. En cambio, el pascola es cahita y muestra razos de mestizaje, dado que integra instrumentos de cuerda y símbolos traídos por los españoles. La tuburada es un rito al parecer netamente prehispánico serrano, emparentado al yumari de pimas, tepehuanes, mexicaneros y tarahumaras, con lo que se reafirma la impresión de que se trata de un pueblo bisagra entre serranos y cahitas costeños. (Aguilar Zéleny 1995).57 Para los guarijíos es esencial realizarlo periódicamente, al igual que la Cavapizca, fiesta que permite la afluencia de lluvias, mientras que el tuburi sirve para todo lo esencial. ‚Tata Nonó‛ (Nuestro Dios), dicen ellos, ‚cantó durante tres días para formar el mundo al esparcir un puñado de arena que sacó de las aguas. Después Jesucristo, la Luna y el Sol comenzaron a bailar tuburi para amacizar la tierra, y fue entonces cuando a cada quien se le dijo 56 Entrevista a Nicolás Valenzuela Suja realizada por Rigoberto López, diciembre de 1992. Proyecto SILOS-Guarijío. Componente Recursos Tradicionales para la Salud. 57 Miguel Olmos menciona que tanto la cavapizca como la tuburada datan de tiempo prehispánicos. Para Olmos ‚tuburada‛ deriva de tutuguri, el nombre de una de las danzas tarahumaras desaparecidas y hoy substituida por el yumari: ‚Ambas danzas se parecen entre sí. Los guarijíos llevan a cabo la tugurada para agradecer la buena salud y aliviar sus pecados, mientras los tarahumaras bailan el yúmari a manera de ofrenda, con el fin de obtener mejores cosechas o buena salud, entre otros‛ (Olmos 2007: 173-174).
  • 36. 36 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 para lo que servía o qué tenía que hacer en el mundo‛. En las tuburadas se canta a leones, tigres, lobos, naturaleza, el campo, a los sauces que hay por el río, a los montes verdes, a las avispas y a todo lo que nos rodea. La tuburada se realiza al aire libre, a corta distancia de la enramada tradicional donde se baila el pascola; entre la cruz, que representa la presencia de Dios en la fiesta, y el cantador o maynate. Antes de comenzar, el maynate saluda y dirige unas palabras en las que platica con el El Señor, para saludar y bendecir después a todos los asistentes que se acerquen. Después de esto, comienza el canto y la danza del tuburi, y los pascolas (cuando hay) comienzan a hacer lo suyo en la enramada. Todo conlleva ciertos procedimientos y secuencias, como la de utilizar ciertas hierbas sagradas, como la vinorama (Ku'ka), para purificar el ambiente de la ramada, así como el copal que se usa en el tuburi como sahumerio. Durante el tuburi el maynate (‚el que da la palabra hablando sobre Dios‛) reza, canta y pone la cruz mirando hacia el Oriente, al son de dos de los tres isawiras (bules o ayales) que lo acompañan (Crescentia alata). Las tuburi-aukame, ‚señoras que danzan el tuburi‛, son los lazos del rito, relacionado con la tierra, la oscuridad y la fertilidad. Son ellas quienes entienden los cantos guturales y contribuyen con su baile a la eficacia simbólica del ritual, que tiene connotaciones terapéuticas y también preventivas, propiciatorias de lluvias y prosperidad, así como para alejar las amenazas y la adversidad.58 En el canto del trueno del relámpago, cuando a medianoche ya están durmiendo algunos, empiezan a echar agua por ahí y luego con un tizón le empiezan a pegar al suelo, para imitar al relámpago, y entonces la gente se levanta. También hay un juego de la grulla, que es un pájaro que pasa por ‚montones‛ y da vueltas (Luna 2008). Mientras estrechan sus manos, balanceándose hacia adelante y hacia atrás, como compactando la tierra, las mujeres mantienen con su ritmo la devoción a la tradición en la memoria de su gente. Tomadas de la mano hincan sus talones para amacizar la tierra, a espaldas de una Santa Cruz confeccionada con vara blanca y vestida con un paño blanco, con rosario y listones de colores, que ponen clavada al frente de una barra en dirección oriente, con copal ardiente (To´oro) y con el humo del macuche (Nicotiana rústica), que es envuelto en hojas de maíz, porque es el que vehicula las peticiones y rezos hacia el cielo. Al pie de la cruz se colocan ofrendas y los tres bules para el canto, que simbolizan la trinidad de los seres y las cosas. Las mujeres que van a danzar una al lado de otra con un rítmico, lento y 58 Los hombres comentan que ellos no pueden traducir lo que dice el cantador; sin embargo, aseguran que ellas sí pueden comprender los diálogos narrados por éstos, y ellas dan continuidad al canto a través de los movimientos y recreación de la danza. ‚Cuando el cantador canta el venado, nosotras bailamos, si canta a que jugaba, entonces bailamos primero siguiendo un venadito. ¿Siguiendo la cruz? Y seguimos bailando. Si canta el juego del panal bailamos siguiendo a la picada. El chiste es en la madrugada‛.
  • 37. 37 alterno golpeteo de pies en el suelo. En otros momentos, siguiendo lo que el cantador dice, las mujeres escenifican acciones de algunos animales o de la vida cotidiana involucrando cómicamente a todos los asistentes. A ratos las mujeres bailan en círculo el Pájaro Chikakari, (pájaro carpintero que está alrededor de un palo), y cuando el cantador termina su canto las mujeres voltean hacia La Santa Cruz.59 El pascola (pahko, que también significa bautismo y ‚fiesta‛ en lengua cahita) es la fiesta yoreme por excelencia y una adopción por parte de los guarijíos de Sonora, que se desenvuelve dentro de lo que constituye el ‚sistema religioso cahita sistema religioso de cargos tanto de yaquis como de mayos, resultado de la confluencia de la cultura religiosa de los cahitas prehispánicos y del catolicismo español (Figueroa 1994).60 Para Andrés Ortiz (1994) es un conjunto de artes que incluyen la música, la oratoria, la narrativa oral, la comedia y el trabajo de textiles y maderas. Todas estas disciplinas se condensan en el personaje del pascola, quien funge como danzante, anfitrión, orador y payaso ritual. El personaje del pascola es la representación del mal, de lo incorrecto. El pascola puede hacer y decir lo que en otros espacios y en otros momentos no debe hacer. Durante el baile, los expectadores provocan al pascola diciéndole que no sabe bailar, que anda borracho, o que su mujer lo engaña (pascola "chivo"), con el fin de que éste le conteste la provocación con frases chuscas o en doble sentido, lo que es festejado con sonoras carcajadas por los asistentes, aun cuando en momentos claves adopte una pose plena de devoción y respeto. Ver Figura 8. 59 Las mujeres bailan frente al cantador en dirección al ocaso del sol, hacia el regreso con los antepasados, pero cuando el cantador termina entre canto y canto, las niñas voltean hacia la cruz, a la luz, y cuando inicia a cantar el wikatame, las niñas voltean hacia donde está el cantador. 60 Según este autor presenta rasgos y orientaciones que permiten hablar de un sistema religioso que no es católico en su fundamento sino que representa una reelaboración coherente y sistemática de ambas tradiciones. Éstas se han integrado de manera por lo que se trata de un producto con características propias‛. La ‚religión del monte‛ o Huyya anya de los yaquis/yoemes, según Olmos (2005) es un conjunto de creencias que todos los grupos del noroeste poseen para poner de manifiesto la ayuda que los seres de la naturaleza otorgan a músicos y danzantes‛.
  • 38. 38 Peritaje caso guarijío COLSON junio 2014 Figura 8 Santo Maíz ruega por nosotros Fuente: Foto de Alejandro Aguilar Zéleny. El pascola se desarrolla en la enramada, previamente barrida, rociada y sahumada con táscate y adornada con figuras de papel de China y crepé. Los pascolas, hijos rebeldes y payasos de los diablos que van con máscaras, en ayuda mutua con los humanos, llevan en sus piernas la percusión de la fiesta, con coyoles y sonajas; marcada por dos hileras de arpa y violín violinistas. A diferencia de yaquis y mayos, los pascolas guarijíos usan su ropa común, a la que añaden una flor en la cabeza, además de máscara, tenabaris, coyolis. y sonajas. Ellos infunden fuerzas con sus sones que se van turnando, mientras hay por doquier risas a lo grande, juegos, bailes y cortejos, porque aquí cualquiera, hombre o mujer, grande o chico, se mete a pascolear en la ramada en ciertos momentos escogidos. Se apuran con brío y gastan cigarros, jarras de café, platos de guacavaqui y frijol cocido, tortillas de maíz y buenos cohetes.61 En la última noche de fiesta, ya en la madrugada, los pascolas hacen unas representaciones teatrales que ellos llaman juegos, donde tratan de imitar de manera cómica algunas situaciones de su vida diaria, o situaciones que tengan que ver con los yoris (mestizos o blancos). Este es uno de los momentos que causan más expectación entre los asistentes de todos las edades, tanto hombres como mujeres, y aunque los juegos son siempre los mismos, son esperados con animosidad. Al final de la fiesta, los pascolas con mucho respeto piden disculpas a 61 En las fiestas acostumbran un cocido al que llaman ‚gallina pinta‛, con nixtamal cocido, frijol, huesos y carne de res. Otras veces es solamente el caldo con la carne y el hueso; o el ‚chivavaqui‛, que se elabora igual con carne de cabrito.