Esta investigación ofrece las principales claves del discurso de Josip Broz Tito y el movimiento partisano yugoslavo durante la II Guerra Mundial. Para ello, se ha analizado en profundidad su alocución del Día de la Victoria, la más relevante de dicho periodo. El principal objetivo es exponer cómo el emisor utiliza las principales estrategias discursivas en esta pieza de oratoria: nominación y referencia, predicación, mitigación e intensificación, enmarcado y argumentación. Previamente, ha sido necesario caracterizar al texto estableciendo cuáles son su macrotema (la contienda) y subtemas (por ejemplo, el futuro de Yugoslavia), el campo de acción en el que opera (formación de la opinión pública y autopresentación), la variedad discursiva a la que pertenece (declaraciones inaugurales), así como los principales casos de interdiscursividad e intertextualidad encontrados. La metodología utilizada se enmarca en los estudios del discurso y, más concretamente, en los estudios críticos del discurso. Dentro de esta rama, se adopta el llamado enfoque histórico del discurso, analizando el mencionado texto del Día de la Victoria según el modelo propuesto por Wodak (2003). Los actores principales se presentan de forma maniquea y se dividen en los dos bandos del conflicto bélico. El endogrupo lo forman el ejército partisano -y, por extensión, los pueblos yugoslavos- y las potencias aliadas, mientras que el exogrupo lo constituyen las potencias fascistas -principalmente, la Alemania nazi- y los grupos armados colaboracionistas. En el discurso se identifican dos grandes eventos: la rendición del enemigo -tanto el externo como el interno- y la consecuente celebración de la victoria. Estos eventos apuntan a un proceso que empieza a avanzar con rapidez: la construcción de una nueva Yugoslavia. El tono épico presenta a los partisanos como héroes a través, sobre todo, de adjetivos y metonimias. Su capacidad de sacrificio es una de las principales virtudes. Por el contrario, el enemigo es presentado como villano a través de adjetivos, expresiones y descripciones profusas que sirven para enmarcar sus actos en la crueldad más absoluta. La virtud de los partisanos y la maldad de los fascistas es amplificaba mediante hipérboles, adjetivos de tamaño, los prefijos “sobre” y “super”, los superlativos y las exclamaciones con las que finaliza el discurso. El orador presenta este cuadro con una total implicación en los hechos narrados, presentándose de forma velada como líder. Finalmente, los esquemas argumentativos (topoi) más empleados son el de la definición (para el nosotros” y el “ellos”), el de la responsabilidad y el de la justicia. En conclusión, Broz utiliza el discurso del Día de la Victoria para presentar a sus partidarios como protagonistas de una gesta bélica frente a un enemigo despiadado; y como representantes legítimos de los pueblos de Yugoslavia, que liderados por él y con el apoyo de las potencias internacionales, alumbran un nuevo proyecto político.