2. Hoy el tema principal es el dar gracias al Señor.
Nuestra relación
principal con Dios
es por medio del
amor. Una de las
facetas del amor es
el agradecimiento;
y a Dios le gusta
que le
agradezcamos.
Porque es
reconocer quién es
Dios y es seguir en
el ambiente del
amor.
3. Hoy el evangelio nos
habla de diez
leprosos y del
agradecimiento de
uno.
Está en san Lucas, 17, 11-19
Y dice así:
4. Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre
Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo,
vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon
a lo lejos y a gritos le decían: "Jesús, maestro, ten
compasión de nosotros.“ Al verlos, les dijo: "Id a
presentaros a los sacerdotes.“ Y, mientras iban de
camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que
estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes
gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole
gracias. Éste era un samaritano. Jesús tomó la palabra
y dijo: "¿No han quedado limpios los diez?; los otros
nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este
extranjero para dar gloria a Dios?“ Y le dijo:
"Levántate, vete; tu fe te ha salvado."
5. Ser leproso,
principalmente
en el tiempo de
Jesús, era una
gran desgracia,
porque apenas se
conocían
curaciones y se
creía que era una
enfermedad muy
contagiosa.
Por esta razón debían vivir separados de la sociedad y, si
tenían que hablar, debía ser desde lejos. Por eso en el
evangelio los 10 leprosos se pararon lejos y comenzaron
a gritar.
6. Los leprosos se ayudaban entre ellos, aunque en la
sociedad fueran de países enemigos, como pasaba con
los samaritanos. Se unieron para hacer una súplica a
Jesús. “La unión hace la fuerza”, se suele decir. En lo
espiritual también es muy cierto.
Dios nos
escucha
con una
mayor
complacencia
cuando
varios
están
unidos en
la oración.
7. Piden
gritando a
Jesús que
tenga
compasión
de ellos.
Basta una súplica sencilla cuando sale del corazón y hay
confianza en el Señor de la misericordia. Jesús, como
solución, les manda que vayan donde los sacerdotes, los
que estaban encargados de certificar la sanación de la
enfermedad.
8. Ellos se fiaron de
Jesús, aunque todavía
no estaban limpios.
Pronto sintieron que
estaban curados.
Antes de ir donde los
sacerdotes uno, que
era samaritano, se
volvió gritando, pero
ahora eran palabras
de alabanzas a Dios,
hasta que se postró
ante Jesús dando
gracias.
9. Parece que a san Lucas le
agradaba recalcar cuando
había algún extranjero a
quien Jesús ponía como
ejemplo de algo. Esto era
porque, encontrándose en
Grecia o países lejanos de
Palestina, al acompañar a
san Pablo, le venía muy
bien para su catequesis el
acentuar la universalidad
del amor de Jesús por
todos. No es porque
estuviera en contra de los
judíos.
10. Hoy Jesús quiere
acentuar cuán bueno
y digno es dar
gracias a Dios. Si
queremos acercarnos
a Dios, hagamos
muchos actos de
agradecimiento,
porque todo lo bueno
nos viene de Dios.
Por todo ello
damos gracias
a Dios.
22. Por el día en
que gozamos,
Por el día en que
sufrimos,
gracias, Señor.
Hacer CLICK
23. Debemos pararnos a pensar lo que significa “dar gracias”.
Es reconocer que lo que recibimos es gratis, que no lo
recibimos por mérito propio, sino por bondad del otro. En
un comercio no es necesario dar las gracias, pues ni el
que vende ni el que compra lo hace gratis. A veces es
bueno dar las gracias por la atención o amabilidad.
24. A Dios sí debemos dar
continuas gracias,
porque todo lo bueno
viene de Él: Desde la
creación con todas las
cosas externas e
internas que
continuamente nos da, a
pesar de nuestra
resistencia. Hoy en la 1ª
lectura se nos pone el
ejemplo del
agradecimiento de otro
leproso, Naamán, que se
curó por intervención
del profeta Eliseo. Dice
así:
25. En aquellos días, Naamán de Siria bajó al Jordán y
se bañó siete veces, como había ordenado el
profeta Eliseo, y su carne quedó limpia de la lepra,
como la de un niño. Volvió con su comitiva y se
presentó al profeta, diciendo: "Ahora reconozco
que no hay dios en toda la tierra más que el de
Israel. Acepta un regalo de tu servidor." Eliseo
contestó: "¡Vive Dios, a quien sirvo! No aceptaré
nada." Y aunque le insistía, lo rehusó. Naamán dijo:
"Entonces, que a tu servidor le dejen llevar tierra, la
carga de un par de mulas; porque en adelante tu
servidor no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a
otros dioses fuera del Señor."
2Reyes 5, 14-17
26. Vemos cómo el profeta Eliseo no quiere aceptar dones o
regalos para que se reconozca que todo se debe a Dios.
Él es simplemente un profeta, alguien que habla de parte
de Dios.
27. Naamán no sólo
quiere adorar y
dar gracias a Dios
en ese momento,
sino que quiere
perseverar en ese
agradecimiento.
Por eso pide poder llevar bastante tierra de esa región
(lo que puedan llevar dos mulas) para seguir ofreciendo
sacrificios, sobre esa tierra, al Dios de Israel que le ha
curado.
28. Nosotros damos gracias a Dios, primero porque
existimos entre tantos seres posibles. Segundo, porque
nos está dando la conservación: Hay tantos niños que
desaparecen por abortos o después de nacidos por
guerras y calamidades. Nosotros de mayores tenemos la
oportunidad de dar gracias a Dios. Y por las flores, la
salud, el aire, los alimentos, medicinas… Y
36. A veces, cuando hacemos alguna oración de petición,
debemos ya estar dando gracias. Por ejemplo, en el
padrenuestro una de las peticiones es: “Danos hoy el pan
de cada día”. Puede ser el alimento material y espiritual.
Pero,
pensando en
el material, al
mismo tiempo
que lo
pedimos,
debemos dar
gracias por el
que ya
tenemos.
37. Hay gente sencilla que le da gracias a Dios, no sólo con
una oración, sino a veces con una peregrinación u otros
actos extraordinarios. En esto que muchos llaman
“mandas” puede mostrarse mucho egoísmo y cierta
deformación si la intención con Dios es “te doy para que
me des”.
Pero hay gente
de buen corazón
que lo hace
simplemente por
agradecimiento
a Dios.
38. A veces cuando hablamos de agradecer a Dios, nos
fijamos sólo en las cosas materiales. Lo cual está bien,
porque todo viene de Dios; pero debemos fijarnos más
en los bienes del espíritu.
Por eso debemos
agradecer los
bienes que nos
reportó el
bautismo y
porque tenemos
la esperanza de
estar un día en el
cielo.
39. La grandeza del amor
de Dios se manifiesta
ampliamente en los
demás sacramentos,
por ejemplo en el
sacramento de la
Penitencia. Vemos, y
quizá experimentamos,
cómo Dios nos quita la
lepra del pecado y nos
acerca más a su
misericordia infinita.
40. De una manera especial
el agradecimiento a Dios
lo hacemos en el
sacramento de la
Eucaristía. Precisamente
eucaristía significa
acción de gracias. Jesús,
al instituirla, dio gracias
a su Padre. Un momento
especial de
agradecimiento es el
Prefacio. Y después
hasta que “por Cristo,
con Él y en El damos
toda gloria a Dios Padre
por medio del Espíritu”.
41. Una de las maneras
de agradecer a Dios
es cumpliendo sus
mandamientos. Con
ello reconocemos
que Dios es nuestro
Padre y que todo es
para nuestro bien al
mismo tiempo que
es para su alabanza.
Agradeciendo
vamos salvando el
alma.
42. Hay muchos que se acuerdan de Dios y de
los santos, cuando tienen una necesidad;
pero
muchas
veces
luego, si
han
recibido el
don, se
suelen
olvidar de
dar
gracias.
43. Algo importante en el evangelio de hoy es que Jesús
quiere sanar el cuerpo, pero más se alegra si puede
salvar el alma. Por eso cuando aquel leproso se postra
ante Jesús dando las gracias, oye las palabras de Jesús:
“Tu fe te ha salvado”.
No sólo
había sido
sanado en el
cuerpo, sino
que siente
su alma
salvada.
44. Es muy
importante
también el
agradecimiento
a las otras
personas.
Ser agradecidos nos hace ser más amables y la otra
persona se siente apreciada y reconocida. El
agradecimiento es estrechar los lazos de amistad entre
las personas. Es también reconocer la importancia que
otras personas tienen en nuestra vida y sentimos la
alegría de poder contar con ellas.
45. Agradecer a Dios es
encontrarse con Él.
Aquellos 9 leprosos, que no
volvieron, se perdieron la
ocasión de tratar más
íntimamente con Jesús. Es
posible que en nuestra vida
hayamos gritado a Jesús,
como aquellos 10 leprosos
en momentos de angustia,
incertidumbre o dolor, quizá
cuando parece que el
mundo se derrumba para
nosotros. Y quizá no hemos
vuelto para dar gracias,
reconocer que todo es don
de Dios.
46. Nos fijamos quizá
demasiado en lo negativo,
cuando hay tanto positivo
a nuestro alrededor que
nos puede llevar hacia
Dios. Jesús tendrá que
decir muchas veces:
“¿Dónde están los
demás? En el calvario no
estaban las multitudes que
le seguía, ni los enfermos
a quienes había curado.
Sólo pocos discípulos o
más bien discípulas.
47. Hay personas que se creen dueños totales de su
cuerpo, de sus fuerzas, de su entendimiento y voluntad.
Pero todo es de Dios. Reconocerlo es una gracia y un
mérito. Ante tanto don que recibimos de Dios sólo
podemos decir, como el salmo:
“¿Cómo te
pagaré, oh
Señor,
todo el
bien que
me has
hecho?”