La crisis del Antiguo Régimen

Historia de España
2º BACHILLERATO
Prof. Antonio Parada Moreno
Ud. 8 La crisis del Antiguo Régimen (1808-1833)

HISTORIA DE ESPAÑA Ud. La crisis del Antiguo Régimen (1808-1833)
2º BACHILLERATO Página 2
1. INTRODUCCIÓN. HACIA LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN
La España de Carlos IV (1788-1808) vivió un periodo continuado de crisis:
 De crisis económica y social porque el crecimiento económico de las
décadas anteriores se agotó, frustrando así las expectativas creadas en
el seno de la sociedad española y agudizando la conflictividad social. La
pervivencia del Antiguo Régimen limitaba el alcance de las medidas que
podrían solucionar los problemas de las crisis de subsistencia y la caída
de la producción agraria.
La superación de la crisis económica dependía de la introducción de
métodos intensivos capaces de mejorar la producción. Pero éstos
requerían grandes inversiones de capital. Los campesinos carecían de él.
Los grupos privilegiados no se planteaban las inversiones productivas.
Así, la estructura social del Antiguo Régimen condicionaba las
posibilidades de solución de la crisis.
 De crisis política que terminó minando el prestigio de la monarquía
alcanzado en reinados anteriores. La monarquía española, en el
contexto internacional dominado por la Revolución Francesa, se vio
inmersa entre 1793 y 1814 en un prolongado ciclo de guerras contra las
dos grandes potencias del momento: Francia y Gran Bretaña. Los
conflictos bélicos y su financiación afectaron a las relaciones de España
con su imperio americano y a la hacienda real, paralizando la política de
reformas.
El impacto de la Revolución Francesa condicionó la política interior y
exterior española: la monarquía cerró el paso a la propaganda
revolucionaria francesa y acentuó la censura contra las críticas que
desde la propia España se realizaban al sistema político del Antiguo
Régimen. Además, a raíz de la ejecución de Luis XVI (1793), estalló la
guerra entre los Borbones españoles y la República francesa. Así mismo,
España se aliaba con Gran Bretaña y Portugal. El conflicto finalizó con la
Paz de Basilea (1795) por el que Francia obtenía un trato preferente en
el comercio colonial y España se subordinaba a los intereses franceses.
Ahora la consecuencia era la apertura de un conflicto con Gran Bretaña
(1796-1801 y 1804-1808; batalla de Trafalgar de 1805).

2. LA CRISIS DE 1808 Y LA GUERRA DE INDEPENDENCIA
2.1. La crisis de 1808. El estallido de la guerra.
Con ser grave la situación descrita anteriormente, lo determinante en la quiebra
del Antiguo Régimen fue la crisis de la monarquía. Las dificultades y la
incapacidad para resolverlas, condujeron a una profunda crítica que llevó al
enfrentamiento con Manuel Godoy, ministro y hombre de confianza de Carlos IV,
y finalmente con el propio rey. El descontento procedía de distintos sectores:
 Sectores privilegiados de la nobleza y del clero que eran contrarios a la
voluntad de Godoy de fortalecimiento de la autoridad real y de medidas
fiscales que cuestionaban los derechos de estos grupos (impuestos y
desamortización).
 Algunos escritores y políticos que difundían clandestinamente en España
ideas próximas a la de los revolucionarios franceses.
 Grupos populares que protagonizaron motines y conflictos agrarios.
La monarquía comenzaba, así, el siglo XIX inmersa en un proceso de pérdida de
credibilidad: incapaz de defender el territorio nacional, derrotada en las guerras,
sin una hacienda saneada y sin acometer las reformas necesarias. En este
contexto se impuso entre los sectores privilegiados la idea de que la solución a
todos los problemas era la eliminación de Godoy, la abdicación de Carlos IV y la
entronización de su hijo Fernando.
Con este fin, en 1807 se produjo una conspiración palaciega que fracasó y
España era sometida a las injerencias de Napoleón: firmaba el tratado de
Fontainebleau (1807) que preveía el reparto de Portugal, aliado de Gran Bretaña,
entre Francia y España, se creaba un principado para el propio Godoy y se
autorizaba la entrada de los ejércitos napoleónicos en España con el fin de
efectuar la invasión al país vecino.
El 18 de marzo de 1808 se produjo el motín de Aranjuez por el que Godoy fue
encarcelado y Carlos IV fue obligado a renunciar a la Corona a favor del príncipe
Fernando. El motín contó con la participación popular pero fue estuvo dirigido
por la nobleza palaciega y el clero. Carlos IV recurrió a Napoleón; le escribió para
darle a conocer los acontecimientos y reclamar su ayuda para recuperar el trono.
El emperador pudo constatar la debilidad, corrupción e incapacidad de la
monarquía española y se decidió por la invasión de España, ocupar su trono y
anexionar el país al Imperio.
Carlos IV y Fernando VII fueron convocados por Napoleón a Bayona y,
convencidos de su apoyo, acudieron rápidamente. Allí, Napoleón maniobró con
habilidad y consiguió las abdicaciones (abdicaciones de Bayona, 5 de mayo de
1808) tanto de Carlos IV como de Fernando VII. Seguidamente, nombró rey de
España a su hermano José y convocó a Cortes con objeto de ratificar el
nombramiento y aprobar una constitución que acabase con el Antiguo Régimen.

José I Bonaparte puso en marcha un ambicioso programa reformista (abolición
del régimen señorial, desamortización de tierras eclesiásticas,…) pero contó con
escasos apoyos porque para la mayoría de los españoles el nuevo gobierno era
ilegítimo, extranjero y sustentado por el ejército de Napoleón que no dudó en la
conquista del territorio español y la acción violenta contra la población española.
2.2. La guerra de la Independencia (1808-1814)
El estallido de la guerra (mayo de 1808) y la formación de juntas
El 2 de mayo de 1808, los infantes Francisco de Paula y Mª Luisa se preparaban
para salir de Madrid hacia Bayona. La población civil trató de evitar la salida de
los últimos miembros de la familia real hacia Francia. La revuelta fue duramente
reprimida por el general Murat pero los sucesos, que tuvieron una dimensión
popular, se generalizaron en una cadena de levantamientos contra los franceses
que recorrió toda España en mayo de 1808.
Los sublevados no aceptaron al nuevo rey, José I Bonaparte, y ante la ausencia de
un poder legítimo, en todos los territorios y ciudades de España se constituyeron
Juntas Locales y Provinciales de Defensa integradas por personas procedentes de
los municipios o de instituciones diversas que constituyeron un poder paralelo al
de la nueva monarquía. Una de las misiones que se plantearon fue organizar el
levantamiento militar contra las tropas francesas. En septiembre de 1808, esas
juntas se reunieron en Aranjuez y constituyeron la Junta Suprema Central
Gubernativa del Reino con objeto de coordinar la lucha y dirigir el país. Ante el
avance francés, la Junta huyó a Sevilla y Cádiz (1810), la única ciudad que,
ayudada por los británicos, resistía el asedio francés.
Las juntas no tenían un carácter popular; estaba integradas por nobles, clérigos,
oligarquías locales y grupos mercantiles. Políticamente también eran
heterogéneos. Sin embargo todos estaban unidos por su oposición a Francia, la
defensa de la independencia de España y de la legitimidad de Fernando VII.
Al igual que en otras ciudades de España, se crearon Juntas para cubrir el vacío
de poder existente y coordinar la resistencia frente a los franceses en Toledo,
Ciudad Real y Albacete.
Parte del ejército francés concentrado en Madrid salió hacia tierras
castellanomanchegas y saqueó Albacete y Cuenca en su camino hacia Valencia.

El desarrollo de la guerra
La guerra de la Independencia fue:
 Por una parte, un conflicto civil que enfrentó a los llamados
afrancesados, partidarios de José I, y los llamados patriotas, partidarios
de Fernando VII.
 Por otra parte, un conflicto internacional entre las dos grandes potencias
del momento: Francia y Gran Bretaña; esta última, ahora aliada de
España, y que se enfrentaban en España por la hegemonía mundial.
Los acontecimientos se sucedieron en tres fases:
1. Hasta finales de 1808. La sublevación popular se fue transformando en
guerra abierta y la resistencia a los franceses tomo forma de sitio, como
ocurrió en Gerona y Zaragoza.
En Andalucía, un cuerpo del ejército comandado por el general Castaños
venció a las tropas francesas en Bailén (julio de 1808) forzando que José
I abandonase Madrid. El propio Napoleón debió acudir personalmente a
la Península con un ejército de 250.000 soldados con las que venció a las
tropas españolas y recuperaba Madrid (noviembre de 1808).
2. Desde finales de 1808 hasta 1812. Este periodo estuvo dominado por la
hegemonía militar francesa y la guerra de guerrillas.
Las guerrillas eran pequeñas partidas de paisanos que, conocedoras del
terreno, hostigaban constantemente a los franceses y amenazaban sus
líneas de comunicación. Entre los guerrilleros, destacaron figuras como
Juan Martín Díez, El Empecinado; Espoz y Mina o Jerónimo Merino (el
cura Merino).

3. Entre 1812 y 1813. Se caracterizó por la pérdida de posiciones de las
tropas francesas, embarcadas también en la campaña de Rusia.
En 1812, un ejército británico dirigido por el general Wellington
desembarcó en Portugal e inició una larga guerra contra las tropas
francesas, a las que venció en Arapiles (cerca de Salamanca). Además,
persiguió a las unidades que protegían la huída de José I hacia Francia y
las derrotó en 1813 en Vitoria y San Marcial (junto a San Sebastián).
Por el tratado de Valençay (1813) Napoleón reconoció a Fernando VII como rey
de España aunque las tropas francesas no abandonaron el país hasta 1814.
En 1809 las actuales tierras de Castilla-La Mancha fueron escenario de numerosas
operaciones militares. El ejército español fue derrotado por el francés en Ciudad
Real, en Puente del Arzobispo, Almonacid y Ocaña (todas ellas en Toledo); por su
parte, tropas hispano-británicas derrotaron a las francesas en Talavera
Entre 1809 y 1812 las ciudades castellanomanchegas tuvieron que alojar y
mantener a los soldados franceses, incrementando la tensión con la población
civil de las mismas (Albacete y Guadalajara). También fueron frecuentes las
operaciones de partidas guerrilleras, especialmente las que comandaba El
Empecinado. Desde Guadalajara hostigaba a las guarniciones francesas de
Guadalajara, Madrid, Cuenca y Soria.
Las consecuencias de la guerra fueron graves. Al elevado número de muertos hay
que sumar la destrucción de la industria textil de Cuenca, Talavera y Guadalajara.
3. LA REVOLUCIÓN LIBERAL, LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN
DE 1812
3.1. La revolución liberal.
La revolución industrial en Gran Bretaña y las revoluciones políticas en Estados
Unidos (1776) y Francia (1789) crearon en Europa los fundamentos de las
sociedades y Estados contemporáneos.
Tras derrotar a Napoleón en 1814, las potencias vencedoras fijaron en el
Congreso de Viena (1815) un nuevo orden europeo basado en dos principios: la
restauración de la legitimidad dinástica y la búsqueda del equilibrio, que llevó a
un reparto de territorios entre las potencias.
Pero el sistema europeo surgido del Congreso de Viena sufrió su primera crisis
con las revoluciones liberales de 1820-1821, que afectaron a España, Portugal, el

reino de Nápoles y Cerdeña, y Gracia. En 1830 se desataría una nueva oleada
revolucionaria.
Las ideas reformistas que las Cortes de Cádiz estudiaron y desarrollaron en el
marco de la Guerra de la Independencia se plasmarían en la vida política,
económica y social de España durante el llamado Trienio Liberal (1820-1823) bajo
el reinado de Fernando VII.
3.2. Las Cortes de Cádiz y la constitución de 1812
Las Juntas y la convocatoria de las Cortes
La Junta Suprema Central se había mostrado incapaz de dirigir la guerra y decidió
disolverse en enero de 1810, no sin antes iniciar un proceso de convocatoria de
Cortes para que los representantes de la nación decidieran sobre su organización
y destino.
En plena Guerra de la Independencia y mediante un complicado sistema de
elección, fueron elegidos representantes de treinta y tres ciudades importantes
(de las diferentes juntas peninsulares, de las colonias americanas y de los
territorios no ocupados. El objetivo era que estos representantes se trasladasen a
Cádiz, ciudad que no había sido conquistada por las tropas francesas, para
redactar una nueva constitución para el Reino. Así, en 1810, se convocaron
Cortes Generales en Cádiz.
Hasta el momento en que las Cortes se reuniesen se mantuvo una regencia
integrada por cinco miembros y se organizó una consulta al país a través de las
juntas provinciales o de los ayuntamientos sobre las reformas a realizar por las
Cortes.
Las Cortes se constituyeron en una cámara única sin representación por
estamentos y en su primera sesión (septiembre de 1810) aprobaron el principio
de soberanía nacional por el que se reconocía que el poder reside en el conjunto
de los ciudadanos, representados en las Cortes.
La constitución aprobada en marzo de 1812 fue una de las más radicales de la
historia de España, lo que la convirtió en un mito para el liberalismo democrático.
Sus principios eran:
 Soberanía nacional, que suponía en fin de la monarquía absoluta.
 Igualdad jurídica de los ciudadanos varones, con la consiguiente
desaparición de los privilegios.
 Monarquía constitucional fundamentada en la división de poderes.
 Sufragio indirecto prácticamente universal y masculino (vecinos mayores
de 25 años) para elegir ayuntamientos, diputaciones provinciales y
Cortes.
 Reconocimiento de derechos a los ciudadanos.

 Creación de un Estado unitario y centralizado que ponía fin a los
privilegios territoriales (fueron navarro y vasco).
La acción legislativa de las Cortes
Además del texto constitucional, las Cortes de Cádiz procedieron a desmantelar
el entramado social y económico del Antiguo Régimen. Para ello elaboraron una
serie de leyes fundamentadas en el derecho a la propiedad privada y la libertad
de mercado. Así:
 Anularon los privilegios de la nobleza y del clero, y los derechos
señoriales. Decretaron la eliminación de los mayorazgos y la
desamortización de tierras comunales.
 Establecieron que la propiedad privada debía ser libre y plena.
 Defendieron la libertad de comercio e industria, la libertad de
contratación y la supresión de los gremios.
 Abolieron la Inquisición y aprobaron la libertad de imprenta.
Sin embargo la obra de las Cortes de Cádiz no tuvo una gran incidencia en la vida
real del país hasta el triunfo de la revolución liberal en la década de los treinta. El
regreso al trono de Fernando VII acabó con la experiencia liberal y condujo al
retorno del absolutismo.
4. EL REINADO DE FERNANDO VII: SUS ETAPAS.
4.1. El Sexenio Absolutista (1814-1820)
La vuelta de Fernando VII a España supuso la derogación de la constitución de
1812, la disolución de los poderes liberales y la paralización de las reformas
socioeconómicas. La restauración absolutista fue posible por:
 El contexto internacional de la Restauración (Congreso de Viena) y
 La debilidad del régimen liberal español.
La política absolutista de este periodo se caracterizó por estos rasgos:
1. La Corona inició la recuperación de jurisdicciones señoriales sembrando
de inseguridad a la nobleza ya que ésta sintió que sus derechos eran
cuestionados tanto por el pueblo como por el propio rey.
2. La crisis agraria y económica así como la quiebra de la Hacienda pública.
3. La falta de programa de gobierno.
4. La represión sistemática contra los liberales. La represión inauguró
nuevas fórmulas conspirativas: el pronunciamiento (Espoz y Mina en
Pamplona y Díaz Porliez en La Coruña) y la propagación del ideario
liberal a través de sociedades secretas masónicas (*)
El 1 de enero de 1820 el teniente coronel Riego se pronunció con éxito en
Cabezas de San Juan (Sevilla) dando paso en un par de meses a la segunda
experiencia liberal.
4.2. El Trienio Liberal (1820-1823)
Entre marzo de 1820 y octubre de 1823 se desplegó en España la obra de las
Cortes de Cádiz:
 Fernando VII juró la Constitución de 1820.
 Se reanudó el debate público a través de la prensa y las sociedades
patrióticas, que eran clubs de discusión.
 Entró en vigor la legislación económica y social que los liberales había
aprobado entre 1810 y 1814. La gravedad de la situación económica les

llevó a desamortizar tierras, prohibir importar cereales e integrar el
mercado interior.
Pero el sistema se vio sometido a dos grandes tensiones que condicionaron su
supervivencia: la división en el seno del liberalismo y la oposición absolutista.
 Los liberales, una ideología con amplio apoyo social, se escindió en dos
tendencias:
o Los moderados, que buscaban el acuerdo con los la burguesía
más próspera y los antiguos propietarios. Defendían el respeto
a las libertades individuales y de la propiedad pero exigían que
la constitución de 1812 fuese reformada: apoyaban que la
Corona reforzase su poder, se limitasen las competencias de las
Cortes y se eliminase el sufragio universal masculino.
o Los exaltados, convencidos defensores de la constitución de
1812, querían acelerar las reformas, y aunque eran minoría en
las Cortes, su presencia era mayor en el ámbito local.
 Los absolutistas o realistas. Eran partidarios del absolutismo y se
opusieron radicalmente al régimen liberal. Con el respaldo de Fernando
VII, protagonizaron varias conspiraciones y buscaron el apoyo de la
Santa Alianza. Eran encabezados por el clero y sectores de las élites
privilegiadas.
En 1823, la Santa Alianza envió un ejército (los Cien Mil Hijos de San Luis) a
España al mando del duque de Angulema y con su apoyo Fernando VII
recuperaba su poder absoluto.
Durante el Trienio Liberal, en ciudades como Alcázar de San Juan, Almagro,
Ciudad Real, Guadalajara, Talavera, Toledo o Valdepeñas se crearon sociedades
patrióticas
4.3. La Década Absolutista u Ominosa (1823-1833)
Fernando VII inició este periodo con una feroz represión contra los liberales
(general Torrijos, Mariana Pineda,…), muchos de los cuales marcharon al exilio.
Se depuraron la administración y el ejército y, durante toda la década, se
persiguió a los partidarios de las ideas liberales.
Pero los acontecimientos vividos en los años anteriores condujeron a dos
conclusiones:
1. El inmovilismo de los absolutistas había agravado los problemas del país.
La Corona y parte de los propios absolutistas comprendieron la
necesidad de iniciar un proceso de reformas.

2. La experiencia liberal del periodo anterior (1820-1823) había mostrado
los peligros del radicalismo. En consecuencia, muchos liberales
asumieron que, para que el liberalismo triunfase, se debía llegar a
acuerdos con los “absolutistas reformistas”.
Fernando VII se implicó desde mediados de la década de 1820 en un tímido
programa de reformas económicas y administrativas. Éstas no pretendían alterar
los fundamentos del Estado sino salvarlo de su quiebra. Aún así, las reformas
condujeron a una mayor oposición de los sectores ultrarrealistas, apoyados por el
propio hermano del rey, el infante Carlos Mª Isidro. Entre los hombres llamados
al gobierno destacaría Cea Bermúdez.
En consecuencia, la monarquía se hizo consciente de la grave situación
económica que atravesaba la Hacienda pública, agravada por la pérdida de las
colonias americanas y se esforzó por controlar de forma estricta el gasto público
ya que no se planteó tocar los privilegios fiscales de la nobleza. Así mismo, aplicó
un arancel para proteger las manufacturas catalanas. A este periodo pertenecen
también medidas como:
 La creación del consejo de ministros (aunque éste se limitaba a ejecutar
la voluntad del rey)
 La elaboración de los primeros presupuestos generales del Estado.
 La creación de la Bolsa de Madrid.
 La aprobación del código de comercio.
Pero terminaría siendo la cuestión dinástica la que terminaría haciendo germinar
el enfrentamiento entre las opciones políticas y la propia sociedad española. En
1830 Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción que derogaba la Ley Sálica
que impedía a las mujeres la sucesión al trono. Fue una decisión que los
ultrarrealistas no esperaban en tanto que, por la falta de heredero del rey,
aspiraban a que le sucediese su hermano el infante Carlos Mª Isidro. El
nacimiento en octubre de 1830 de Isabel, princesa de Asturias, abrió una
importante crisis entre los partidarios de don Carlos, ultrarrealistas, y los
partidarios de Isabel, defensores en mayor o menor medida del liberalismo y de
la legitimidad de la Pragmática.
Fernando VII murió en 1833. Se iniciaba la guerra carlista, un conflicto que
enfrentó a los partidarios de Isabel con los de don Carlos. La posibilidad de que
Isabel reinase en el futuro pasaba por los apoyos que ésta encontrase entre los
liberales más moderados.
5. LA EMANCIPACIÓN DE LAS COLONIAS AMERICANAS
5.1. Causas de la emancipación
El comienzo de la emancipación de las colonias españolas en América se inició en
1808. Las causas fueron diversas; tanto internas o específicas de la propia
realidad colonial como externas o fruto del contexto internacional del momento.
Como causas internas podemos enumerar:
1. La toma de conciencia criolla de su identidad y del menosprecio
comparativo que la corona hacía al no otorgarle participación en el
gobierno.
2. La mala administración unida a la corrupción (sobre todo con Carlos IV).
3. El monopolio mercantil metropolitano que impedía el libre comercio con
perjuicio de los intereses comerciales y empresariales criollos.

4. La servidumbre indígena, la postración mestiza, la jurisdicción
inquisitorial y las estrechas libertades de difusión cultural y política.
Como causas externas:
1. El ejemplo de la independencia de los Estados Unidos.
2. La introducción del pensamiento liberal europeo con la Ilustración, el
enciclopedismo y la revolución francesa.
3. La acción de los agentes político-económicos ingleses en lucha por la
apertura de mercados.
4. La importancia de los acontecimientos peninsulares tras la invasión de
Napoleón con el consiguiente vacío de poder causado.
5.2. El proceso de independencia
A partir de 1810 y especialmente de 1814 tuvo como principales focos
revolucionarios:
 El Virreinato de Nueva Granada (Venezuela) encabezado por Simón
Bolívar
 El Virreinato de Río de la Plata (Paraguay, Argentina) encabezado por
José de San Martín.
La situación política y económica de la metrópoli, España, impidió el control del
proceso de independencia. La derrota definitiva tuvo lugar en Ayacucho (Perú) en
1824. El imperio español quedaba reducido a Cuba, Puerto Rico y Filipinas,
agravando los problemas políticos y fiscales de la monarquía. Afectó también a
las industrias que durante años habían gozado en América de un mercado
protegido, justo en el momento histórico en que otros países europeos
avanzaban en el proceso de industrialización.
Los aspectos que caracterizaron el proceso de independencia colonial fueron:
1. Se trató a su vez de guerras:

a. De liberación (en contra de España, la metrópoli)
b. Civiles (en tanto que se enfrentaron bandos con la misma
identidad cultural)
c. Regionales (entre las oligarquías que pretendían conservar
propiedades, influencia, privilegios ostentados hasta el
momento.)
2. El proceso de emancipación partió de las grandes ciudades y no del
medio rural.
3. Se enfrentaron federales y centralistas provocando la constitución de
pequeños Estados regionales sin proyección continental)
4. Cayeron en la órbita comercial inglesa
6. VOCABULARIO
Sociedad masónica o masonería. Se define a sí misma como una institución
discreta de carácter iniciático, no religiosa, filantrópica, simbólica y filosófica
fundada en un sentimiento de fraternidad. Tiene como objetivo la búsqueda de la
verdad y fomentar el desarrollo social y moral del ser humano, además del
progreso social.

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