El bullying o acoso escolar se define como un comportamiento agresivo y deliberado que se repite en el tiempo y busca causar daño a otra persona de manera física o psicológica para ganar poder sobre ella. Puede tomar la forma de acoso verbal, físico o ciberacoso. Los casos descritos muestran cómo el bullying afecta negativamente a las víctimas y cómo los acosadores buscan sentirse poderosos para ocultar sus propias inseguridades.
2. La intimidación es un acto de conducta agresiva, esta se
repite con el fin de hacer daño deliberadamente a otra
persona, puede ser de manera física o mental. El acoso
se caracteriza en un individuo por comportarse de una
determinada manera en el que se desea ganar poder
sobre otra persona. Desarrollo:
1) La palabra bullying describe un modo de trato entre
personas. Su significado fundamental es:
acosar, molestar, hostigar, obstaculizar o agredir
físicamente a alguien.
2) Es un continuo y deliberado maltrato verbal y modal
que recibe un niño o niña por parte de otro u otros, que
se comportan con él/ ella cruelmente con objetivo de
someter, arrinconar, amenazar, intimidar u obtener algo
de la víctima.
3. Carolina, a sus 20 años, recuerda con espanto lo
que le hacían a uno de sus compañeros de
clase, el "genio de las matemáticas", como aún
le llaman. «Le tiraban botellas de plástico, le
pegaban, le rompían las carpetas, le tiraban las
gafas al suelo, le ponían tierra en su comida a
veces, cuando Joaquín estaba tendido en el
suelo, doblado en dos y con una mano en la
barriga y otra en la cabeza, un grupo de amigas
y yo gritábamos ¡parad! Pero ellos no paraban. A
veces sueño con Joaquín al que no vi más.
Sueño que nos golpean a los dos». Tanto los
agresores como los testigos mudos forman parte
de un mismo circuito de miedo y necesidad.
4. Paula tiene 14 años y por un problema en los huesos
lleva botas ortopédicas. Dos de sus compañeros le
empujan y se ríen. Se ha caído varias veces y ha
llegado con dolores a casa. Los alumnos
acosadores, argumentan que sólo lo hacen para
divertirse, que no le quieren hacer daño. Nada de
ello es verdad. Buscan sentirse protagonistas.
Necesitan percibirse fuertes y poderosos. Se sienten
superiores cuando machacan al otro. Tras el
enfurecimiento de la víctima esconden sus propias
heridas. Bajo la apariencia de una novatada, los
agresores camuflan su inseguridad, y llenan su vacío
emocional. Persiguen sin descanso vivencias
diferentes, y necesitan impresionar.