1. Los objetos hablan, sobre todo cuando de tan personales se acaban
convirtiendo en una sombra. Las cosas definen a su propietario,
amigo inseparable de toda una vida. Escucha lo que tienen que decir
y sigue el rastro de su dueño. (Foto: Chema Conesa).
2. Francisco Umbral era un escritor de Corte y calle. Parece una mezcla, pero no lo es. En
realidad, sería una buena definición para los periodistas de gama alta, para los
fajadores de fuste, los camorristas finos. Pero si uno se fija un poco, tampoco es mala
definición para un poeta, para sus admirados Rimbaud y Baudelaire, por ejemplo. Y es
que Umbral era periodista y poeta. Eso encaja además con la falta de aprecio que
sentía por los géneros tradicionales y con su afirmación de que cada tema elige su
género, cosa harto improbable en un mundo de gramática finita….
Siguió escribiendo con la feracidad acostumbrada, hubo años hasta de tres libros, pero
algo mágico se había ido perdiendo por el camino, como pasó con muchos escritores
de la época anterior a la democracia. Pero donde creo que ha brillado por encima de
todo ha sido en el columnismo: era un buscador de oro nato y un hallador de minas
donde los demás hemos resbalado toda la vida.
Alejandro Gándara
3. Siempre pensé que pasaría a la
historia por parecerme a ese
afortunado en el que la sensual
Sylvia Kristel hundía sus
posaderas en el 75, cuando
Emmanuelle inflamó las
neuronas nacionales. Sin
embargo, Umbral ha fulminado
tan excitante recuerdo en la
memoria colectiva. Con el
Cervantes en el bolsillo soy ya el
sillón de mimbre oficial desde el
que reflexiona, compone su
artículos, dibuja y hasta echa
una cabezadita.
4. Tinta para materializar las
ideas y los dardos, para
dejar constancia, para
alterar y crear escuela.
Algo me toca del premio.
Al fin y al cabo, sus
huellas han moldeado
mis teclas
5. Mis baldas se resienten, tanta cultura sobre la espalda pesa aunque
también me transporta a otros universos, esos que relee mi dueño.
Gimferrer, Enzensberger, Cocteau. El Zinnat y el Roberfarin —
medicinas— a mano.
6. El recuerdo vivo para normalizar las ausencias. Imágenes que
impiden que la imaginación tergiverse los rostros. Nos mira de
vez en cuando. En ocasiones por necesidad, otras por casualidad
pero siempre se asoma el tiempo como una ráfaga.
7. Nada de cuartos de baño, mi sitio natural en esta casa es la
mesa camilla en la que Umbral se despacha a gusto y hasta se
afeita. Nunca se sabe cuándo hay que preparse para una visita,
una entrevista o cualquier otro imprevisto. Como buen clásico
de Philips apuro de maravilla.
8. Woody Allen, Elton John, Groucho Marx, Unamuno, John
Lennon. Gafas tan famosas como su propietario hay para dar y
tomar aunque hombres tan fieles a una montura, pocos. Curioso
que con lo que le gusta innovar no las haya cambiado ya.
9. La mesa del salón dispuesta para acoger a los amigos, con
las botellas preparadas para un brindis. Desde diciembre hay
un premio gordo que celebrar. Y aquí estoy, el centro de la
reunión.