1. Viernes 02 de setiembre de 2011
La mejor escuela para padres: la familia
Los padres deben enseñar y los hijos aprender, esto que se proclama como una verdad
absoluta, suele ser muy poco cierta en la realidad ya que es, al menos, una visión muy
parcializada de ella.
Es un tema de trascendencia que abarca subtemas como las obligaciones como padres, de la
educación de los hijos, lo que deben enseñarles, etc.
Lo cierto es que los padres suelen exigir demasiado a sus hijos, pero muy poco se habla de lo
que los padres aprenden o deberían aprender de sus hijos.
A poco de ponernos a reflexionar profunda y sinceramente sobre este tema, caeremos en la
cuenta de que, a diferencia de lo que se cree habitualmente, los niños enseñan más a sus
padres que sus padres a ellos. Esto no deja de llamar mi atención ya que los padres, casi
siempre preocupados y ocupados de sus hijos, tienen la intensión explícita de educar a sus
hijos y, al menos en apariencia, sus hijos contribuyen a la educación de sus padres sin
proponérselo de manera alguna. Es que ellos son naturalmente educadores de sus padres, no
están tan influidos por los criterios artificiales que se suelen imponer a los padres por los
medios de comunicación, los planes oficiales de educación, la opinión de profesionales de la
educación con sus nuevas teorías pedagógicas, y todos estos medios de información que
transmiten, a los padres mas que a los hijos, una idea de educación familiar viciada de
artificialidad.
Personalmente no comparto la idea de apoyar a difundir una educación artificial, de plástico,
muy superficial, espero que sepan disculpar que lo que digo a continuación sea desde una
óptica muy particular y personal, aunque en lugar de personal debería decir familiar, ya que lo
que escribo a continuación es una realidad que no se quiere ver cuando, lo cierto es que todos
los días los ven en sus familia, pero no se dan un tiempo para reflexionar sobre el tema.
Eh notado en las familias (pues eh visto en mis sobrinos y los hijos de algunas amigas) que sus
hijos les enseñan. Por ejemplo:
Cuando llegan a casa, cansados por tanta labor y agotados por la lucha cotidiana, sus voces y
sus sonrisas les enseñan que hay que saber dejar los problemas del trabajo fuera de la casa, y
cuando no se puede hay que compartirlos para hacerlos más soportables.
Sus hijos les enseñan a practicar en virtudes tales como la paciencia, la responsabilidad y la
perseverancia.
Ellos les exigen justicia. También les enseñan de estas cosas que muchos hombres de gobierno
parecen desconocer.
Solo queda para el final decir que ellos les piden a sus padres que sean un ejemplo para su
realización, como dijo alguien por hay: "los niños no escuchan lo que les decimos, pero si nos
ven".
Escuchen a sus hijos y aprenderán más de las verdaderas relaciones entre padres e hijos.
Artículo elaborado por la profesora Marisol POZO VALENCIA