SlideShare a Scribd company logo
1 of 365
Download to read offline
1
2
SSiinnooppssiiss
OOssccuurriiddaadd DDeessaattaaddaa
SERIE GUARDIANES DE LA ETERNIDAD – LIBRO 5
Alexandra Ivy
Un recluso con cicatrices, Jagr no oculta su desprecio por la compañía de los demás.
Pero ahora, como miembro del poderoso clan de vampiros de Chicago, él tiene ciertas
obligaciones que cumplir.
La última: localizar a una desaparecida Were pura-sangre y devolvérsela a su
hermana.
El problema: Regan Garrett no tiene ninguna intención de cumplirlo.
Y aunque Jagr estuvo de acuerdo con no dañar ni un centímetro del tentador cuerpo
de esta testaruda mujer, con mucho gusto la besaría hasta la sumisión, despertando un
impulso que no ha sentido en años. Demonios, en siglos...
Regan juró nunca estar a merced de otro hombre. Y eso iba doblemente por el
arrogante vampiro con ojos de hielo y músculos de acero. Todo lo que Regan quiere es
vengarse de aquellos que la encarcelaron.
Ella no necesita un aliado. Y ciertamente no necesita un compañero. Pero pronto
Regan tendrá que elegir: entre un deseo de venganza y una pasión tan oscura y peligrosa
como la noche...
3
ÍÍnnddiiccee
Sinopsis..........................................................................2
Índice..............................................................................3
Agradecimientos...........................................................4
Un Sabor de Oscuridad ................................................5
Prólogo...........................................................................7
Capítulo 1 ....................................................................17
Capítulo 2 ....................................................................32
Capítulo 3 ....................................................................47
Capítulo 4 ....................................................................58
Capítulo 5 ....................................................................69
Capítulo 6 ....................................................................73
Capítulo 7 ....................................................................90
Capítulo 8 .................................................................. 103
Capítulo 9 .................................................................. 119
Capítulo 10 ................................................................ 132
Capítulo 11 ................................................................ 147
Capítulo 12 ................................................................ 160
Capítulo 13 ................................................................ 175
Capítulo 14 ................................................................ 190
Capítulo 15 ................................................................ 204
Capítulo 16 ................................................................ 219
Capítulo 17 ................................................................ 239
Capítulo 18 ................................................................ 254
Capítulo 19 ................................................................ 272
Capítulo 20 ................................................................ 282
Capítulo 21 ................................................................ 297
Capítulo 22 ................................................................ 311
Capítulo 23 ................................................................ 325
Continua con…. ........................................................ 348
Capítulo 1 .................................................................. 349
4
AAggrraaddeecciimmiieennttooss
Dedicado a todas nuestras lectoras; especialmente para genobruja sque desde hace
tres años espera la continuación de:
La Serie guardianes de la eternidad, de Alexandra Ivy. Serie que gano las
votaciones en Val Hall, para continuar con su traducción, a partir del último
libro que dejo el Grupo Inferno a medio traducir ya que las demás traducciones
encontradas desde ahí estaban bastante ilegibles. No pretendemos pasar por
encima del trabajo de nadie, ni apropiarnos del trabajo hecho por Inferno por eso
empezamos agradeciendo todo vuestro trabajo.
TTRRAADDUUCCCCIIOONN
GGrruuppoo IInnffeerrnnoo -- CCaappííttuullooss 11 aall 1166
TRADUCTORAS
Silvia – Maka
CORRECTORA
Aremik
TTRRAADDUUCCCCIIOONN
VVaall HHaallll -- CCaappííttuullooss 1177 aall 2233
TRADUCTORAS
Alhana; Apollymi; Arhiel; Fangtasy; NAD!; Mary79.Maxiluna; Ophira.
CORRECTORAS
Nix; Anaizher; Arhiel.
LECTURA FINAL:
Arhiel; Genobruja
DISEÑO
5
UUnn SSaabboorr DDee
OOssccuurriiddaadd
Traducido Por Inferno
— ¿Regan, estás segura? —preguntó Jagr.
¿Segura? No. Ella no tenía ni idea de lo que estaba a punto de suceder. Bueno,
nada más allá de una gran cantidad de dolor cuando esos enormes colmillos se
hundieran en su carne.
Afortunadamente, ella no era ninguna cobarde y si Jagr necesitaba sangre
para levantarse y moverse, entonces por Dios, él iba a conseguir sangre.
— ¿Necesitas una invitación escrita? —se burló ella, no del todo sorprendida
cuando la boca de él se amplió y sus colmillos se deslizaron suavemente en su
muñeca. Jagr no era un vampiro que se echara atrás ante un desafío directo.
Lamentablemente, su plan había pasado por alto un pequeño detalle.
Ella estaba preparada para el dolor. Estaba incluso preparada para la
necesidad de arrancarlo por la fuerza de su carne, si él perdía la cabeza y trataba
de tomar más de lo que ella estaba dispuesta a ofrecer.
Para lo que ella no estaba preparada era para la comprensión de que lejos de
ser dolorosa, la sensación que se sacudió a través de ella fue una de intenso e
implacable placer.
—Oh... —Sus ojos se cerraron mientras le sentía chupar profundamente su
sangre, cada tirón apretando la espiral de dicha que estaba alojada en la boca de su
estómago. Todo su cuerpo temblaba, con la misma excitación que la había
prendido fuego cuando él la había besado estallando a través de su cuerpo. Sólo
que esta vez era más poderosa, más huracanada, más... explosiva. Ella se estaba
ahogando, perdiéndose en el oscuro e intoxicante deseo...
6
GGlloossaarriioo
Were: Que significaría en español (Hombres Lobos) son pura-sangre, son hombres
lobos nacidos, se deja como Were, no se traduce.
Curs: El Termino Curs; se refiere a los Were (Hombres Lobos) creados, no son de
sangre pura, son humanos transformados a través del mordisco de un Were. Se ha dejado
Como Curs, dado El término ‘cur’ viene a significar ‘perro sin raza’ o ‘perro de la calle’.
Pero sin las connotaciones negativas que podría tener ‘chucho’. Los Cur son vistos como
inferioriores por los demás demonios incluidos los Weres. En anteriores traducciones se les
ha dejado como Callejeros pero en nuestro idioma este termino también se utiliza con
connotaciones negativas. Se deja como Curs o Cur, no se traduce.
Imp: Traducido como Duende; Un imp es un ser mitológico similar a un hada o
demonio, con frecuencia se describen en el folklore y la superstición. El término puede
aplicarse a un gran número de criaturas de la mitología anglosajona. En este caso se usa
para definir a una raza prima hermana de las hadas, por lo que son criaturas de tamaño
humano.
Sprite: Traducido como Ninfa o duendecillo: El término puede usarse para definir a
criaturas de pequeño tamaño y con delicadas alas (duendecillo) o de tamaño humano,
relacionadas casi siempre con la naturaleza (ninfas).
Fey: Si bien se puede utilizar como otra forma para referirse a las ‘hadas’, en este
caso, la autora utiliza la palabra para englobar a todo un grupo de seres mágicos similares
de la tradición celta (hadas, sidhes, duendes,…)
Jinn: Se deja como Jinn, no se traduce; Son Elementales o genios de la mitología
árabe. Son seres sobrenaturales que tienen la facultad de darse a conocer bajo formas
animales (serpientes, perros, gatos, etc.) o humanas. Algunos son buenos y de bella
apariencia, pero la mayoría son malignos y horribles de aspecto. Tienen cuerpos etéreos,
pero se alimentan y pueden engendrar hijos. Los de mayor poder maligno son los marids,
cuyo jefe es Iblis.
7
PPrróóllooggoo
Jagr sabía que estaba creando el pánico en el exclusivo club nocturno de
Viper. El elegante establecimiento con sus candelabros de arañas luces de cristal y
tapizados de terciopelo rojo ofrecidos para los más civilizados miembros del
mundo de los demonios. Jagr era cualquier cosa excepto civilizado.
Era un vampiro de un metro noventa y dos que una vez había sido un jefe
visigodo. Pero no era su trenzado cabello dorado pálido que caía casi hasta su
cintura, o los ojos azul pálido que no se perdían nada y enviaban a criaturas con
cualquier pretensión de inteligencia a quitarse rápidamente de su camino. No era
ni siquiera el abrigo de cuero que ondeaba alrededor de su duro cuerpo.
No, era la fría perfección de sus sombríos rasgos, y el indicio de la furia feroz
que lo envolvía.
Trescientos años de implacable tortura le habían despojado de cualquier
indicio de urbanidad.
Ignorando a los diversos demonios que tropezaban con sillas y mesas en un
esfuerzo por evitar sus largas zancadas, Jagr se concentró en los dos Cuervos que
custodiaban la puerta de la oficina. El silencioso aire de sofisticación le estaba
produciendo un sarpullido.
Él era un vampiro que prefería la soledad de su guarida oculta bajo las calles
de Chicago, rodeado por su extensa biblioteca, seguro en el conocimiento de que
ningún humano, bestia o demonio poseía la habilidad de entrar.
No es que fuera el completo ermitaño que sus hermanos vampiros asumían.
No importaba lo poderoso, habilidoso o inteligente que pudiera ser, él
comprendía que su supervivencia dependía de entender la siempre cambiante
tecnología del mundo moderno. Y más allá de eso estaba la necesidad de ser capaz
de mezclarse con la sociedad actual.
Incluso un ermitaño tenía que alimentarse.
Entremetida en el fondo de su guarida había una televisión de plasma con
cada canal conocido por la humanidad, y la clase de indescriptible vestuario que le
permitía navegar por los más turbios vecindarios sin causar un alboroto.
8
Los más letales cazadores sabían cómo camuflarse mientras estaban al
acecho.
Pero este sitio…
Hubiera preferido ser estacado que caminar de forma amanerada y
pavonearse alrededor como un imbécil.
Maldito Styx. El antiguo vampiro había sabido que sólo una orden real podía
obligarlo a entrar en un abarrotado club nocturno. Jagr no ocultaba su desdén por
la compañía de otros.
Lo cual daba por sentado el por qué el Anasso elegiría tal escenario para
encontrarse.
Con un humor de perros suficiente para llenar el amplio club con un gélido
escalofrío, Jagr ignoró a los dos Cuervos que estaban de pie en función de centinelas
cerca de la oficina trasera, y alzando su mano, permitió que su poder arrancará la
pesada puerta de roble de sus goznes.
Los amenazadores Cuervos gruñeron en advertencia, dejando caer sus
pesadas capas, las cuales ocultaban las numerosas espadas, dagas, y pistolas atadas
a las varias partes de sus cuerpos.
El paso de Jagr nunca vaciló. Styx no dejaría que sus vampiros mascota
hirieran a un visitante invitado. Al menos no hasta que tuviera lo que necesitaba
de Jagr.
E incluso si Styx no ordenara detenerse a los guardias… bueno, demonios, él
había estado esperando siglos para ser eliminado en combate. Ese era el destino de
un guerrero.
Hubo un bajo murmullo desde dentro de la habitación, y los dos Cuervos le
permitieron pasar a regañadientes con nada más doloroso que una acalorada
mirada.
Pasando por encima de la destrozada puerta, Jagr se detuvo para lanzar una
cautelosa mirada por la habitación color azul pálido y marfil. Como esperaba, Styx,
un enorme azteca que era el actual Rey de los Vampiros, estaba consumiendo más
que su justa cuota de espacio detrás de un pesado escritorio de roble, sus
bronceados rasgos ilegibles. Viper, el líder del clan de Chicago, quien, con su
cabello plateado y oscuros ojos parecía más un ángel que un letal guerrero, estaba
de pie tras su hombro.
—Jagr. —Styx se inclinó hacia atrás en la silla de cuero, sus dedos
acampanados bajo su mentón. —Gracias por venir tan pronto.
9
Jagr entrecerró su glacial mirada. — ¿Tenía elección?
—Cuidado, Jagr—, le advirtió Viper. —Este es tu Anasso.
Jagr curvó sus labios, pero era lo suficientemente listo como para mantener
sus enojadas palabras para sí mismo. Incluso presumiendo que pudiera igualar el
renombrado poder de Styx, estaría muerto antes siquiera de dejar el club si retara
al Anasso.
— ¿Qué quieres? —Gruñó.
—Tengo una tarea para ti.
Jagr apretó sus dientes. Durante el pasado siglo había conseguido mantenerse
lejos del clan que lo llamaba hermano, sin importarle jamás los otros y esperando
lo mismo en respuesta. Desde que había sido lo suficientemente tonto como para
permitir que César entrara en su guarida, parecía que no podía librarse de los
condenados vampiros.
— ¿Qué clase de tarea? —Exigió, su tono dejando claro que no apreciaba
jugar el rol de adulador.
Styx sonrió mientras ondeaba una elegante mano hacia el cercano sofá. Era
una sonrisa que envió un escalofrío de alarma bajando por la columna de Jagr.
—Toma asiento, amigo mío—, dijo el Anasso arrastrando las palabras. —Esto
podría llevar un rato.
Durante un insensato momento, Jagr consideró rehusar la orden. Antes de ser
convertido en vampiro, él había sido el líder de miles. Aun cuando él no tenía
recuerdo de esos días, había retenido toda su arrogancia. Por no mencionar su
problema con la autoridad.
Afortunadamente, también había mantenido la mayor parte de su
inteligencia.
—Muy bien, Anasso, me he apresurado a obedecer tu orden real. —Él
descendió su gran volumen sobre un delicado sofá de brocado, jurando
interiormente matar al diseñador si se rompía. — ¿Qué pides de tu obediente
súbdito?
Viper gruñó profundo en su garganta, el aire hormigueando con su poder.
Jagr ni siquiera pestañeó, aunque sus músculos se apretaron en preparación.
—Quizás deberías ver a tus invitados, Viper—, ordenó Styx suavemente. —
La… dramática entrada de Jagr ha desorganizado tu encantador entretenimiento y
atraído más atención de la que deseo.
—No estaré lejos. —Viper le lanzó a Jagr una mirada de advertencia antes de
10
desaparecer por la estropeada puerta.
— ¿Está haciendo una prueba para un lugar entre tus Cuervos? —se burló
Jagr.
Pinchazos de dolor se clavaron en su piel cuando Styx liberó un pequeño hilo
de su poder.
—Mientras permanezcas en Chicago, Viper es el líder de tu clan. No cometas
el error de olvidar su posición.
Jagr se encogió de hombros. Él no era indiferente al deber y lealtad debida a
Viper. La verdad era que estaba malhumorado, y estar atrapado en el cursi club
nocturno donde no había ni una maldita cosa que matar más allá de un manojo de
hadas del rocío no estaba ayudando.
—Difícilmente puedo olvidarlo cuando siempre estoy siendo ordenado que
me involucre en asuntos que no me conciernen, y más importante, que no me
interesan.
— ¿Qué te interesa, Jagr? —Él sostuvo la escrutadora mirada de Styx con una
mirada plana. Al final el rey hizo una mueca. —Te guste o no, ofreciste tu espada
cuando Viper te aceptó en su clan.
A él no le gustaba eso, pero no podía discutir. Ser acogido dentro de un clan
era la única forma de supervivencia entre los vampiros.
— ¿Qué quieres de mí?
Styx se levantó para rodear el escritorio, apoyándose en la esquina. La
madera crujió bajo el considerable peso, pero no se agrietó. Jagr sólo podía asumir
que Viper tenía todo el mobiliario reforzado.
Vampiro listo.
— ¿Qué sabes de mi compañera? —exigió Styx abruptamente.
Jagr se paralizó. — ¿Es una trampa?
Una sonrisa de medio lado tocó la boca del Anasso. —No soy un vampiro
sutil, Jagr. A diferencia del anterior Anasso, no tengo talento para manipular y
engañar a otros. Si llega el día en que sienta la necesidad de retarte, será cara-a-
cara.
— ¿Entonces por qué me estás preguntando por tu compañera?
—Cuando conocí a Darcy, ella no sabía nada de su herencia. Había sido
adoptada por humanos desde el momento en que era un bebé, y no fue hasta que
Salvatore Giuliani, el actual Rey de los Weres, llegó a Chicago que descubrimos que
11
ella era una pura-sangre que había sido genéticamente modificada.
Jagr arqueó una ceja. Ese era un pequeño pedacito de información que el rey
había mantenido en secreto.
— ¿Genéticamente modificada?
—Los Weres están cada vez más desesperados por producir progenie
saludable. Las mujeres pura-sangre han perdido su habilidad para controlar sus
transformaciones durante la luna llena, lo cual no hace sino imposible el llevar una
camada a buen término. Los Weres modificaron a Darcy y a sus hermanas para que
pudieran ser incapaces de transformarse.
Jagr plegó sus brazos sobre el pecho. A él le importaban un carajo los
despreciables chuchos.
—Presumo que me dirás por qué me has convocado antes de que el sol se
alce, ¿verdad?
Styx entrecerró sus dorados ojos. —Eso depende por completo de tu
cooperación, hermano. Puedo hacer que este encuentro dure tanto como desee.
Los labios de Jagr se estrecharon. Lo único que él respetaba era el poder. —
Por favor, continúa.
—La madre de Darcy dio a luz a una camada de cuatro hijas, todas
genéticamente alteradas, y todas robadas a los Weres poco después de su
nacimiento.
— ¿Por qué fueron robadas?
—Eso sigue siendo un misterio que Salvatore aún no ha explicado
completamente. —Hubo un filo en la voz del Anasso que advertía que él no estaba
complacido por la falta de información. —Lo que sabemos es que una de las
hermanas de Darcy fue descubierta en St. Louis, siendo mantenida cautiva por un
duende llamado Culligan.
—Él es afortunado de que ella sea incapaz de transformarse. Una pura-sangre
puede desgarrar la garganta de un duende.
—Por lo que Salvatore pudo descubrir, el duende consiguió poner sus manos
sobre Regan cuando ella era sólo una niña, y la mantuvo encerrada en una jaula
revestida con plata. Eso es cuando no la estaba torturando por dinero fácil.
Tortura.
Las obras maestras holandesas que colgaban de las paredes colisionaron
contra el suelo ante la oleada de furia de Jagr.
12
— ¿Deseas que la Were sea rescatada?
Styx hizo una mueca. —Salvatore ya la liberó de Culligan, aunque el
condenado duende consiguió escabullirse antes de que Salvatore pudiera comérselo
para cenar.
La breve oleada de esperanza de Jagr de que la noche no fuera un total
desperdicio fue eliminada bruscamente. Despedazar a bastardos que atormentaban
a los débiles era uno de sus pocos placeres.
—Si la mujer fue rescatada, ¿por qué me necesitas?
Styx se enderezó, su volumen consumiendo una considerable cantidad del
espacio de la oficina.
—El único interés de Salvatore en Regan era instalarla como su reina y
criadora principal. Él está decidido a asegurar su base de poder proporcionándose
una compañera que sea capaz de restituir la decreciente población de pura-sangres.
Desafortunadamente, una vez que liberó a Regan, descubrió que ella no era fértil.
—Así que ella no era de utilidad.
—Precisamente. —El enorme azteca fue cuidadoso de guardar su
compostura, pero incluso un idiota podía sentir que a él no le importaría hacer un
aperitivo del Rey Were. —Es por eso que contactó con Darcy. Él tenía la intención
de enviar a Regan a Chicago para que ella pudiera estar bajo mi protección hasta
que él la estableciera en la manada de Weres de St. Louis.
— ¿Y?
—Y ella se las arregló para escapar mientras él estaba dialogando con el líder
de la manada local.
Jagr gruñó con disgusto. —Este Salvatore es patéticamente ineficiente.
Primero permite que el duende escape, y luego la mujer. No es sorprendente que los
Weres estén decayendo en número.
—Esperemos que tú seas más eficiente.
Jagr se puso en pie, su expresión fría. — ¿Yo?
—Darcy está preocupada por su hermana. Quiero que la encuentres y la
traigas a Chicago.
—La mujer ha dejado bastante claro que no quiere venir.
—Entonces tu trabajo será convencerla.
13
Jagr entrecerró su mirada. Él no era una condenada Mary Poppins1.
Demonios, se comería a Mary Poppins para desayunar.
— ¿Por qué yo?
—Ya he enviado a varios de mis mejores rastreadores a St. Louis, pero tú eres
mi mejor guerrero. Si Regan ha conseguido meterse en problemas, serás necesario
para ayudar a rescatarla.
Había sin duda cosas peores que correr tras una Were genéticamente
modificada que claramente no quería ser encontrada, pero no podía pensar en una
así de repente.
En la sala exterior, se reanudaron los sonidos de un cuarteto de cuerda, junto
con suaves ‘ohhs’ y ‘ahhs’ del público cuando las hadas del rocío continuaron su
delicada danza. Jagr pudo de repente pensar en una cosa peor que correr tras la
Were.
Permanecer atrapado en este agujero infernal.
— ¿Por qué debería hacer eso? —dijo él con enfado.
—Porque lo que hace feliz a Darcy me hace feliz a mí. —Styx se movió hasta
que estuvieron cara a cara, su poder hundiéndose en la carne de Jagr. — ¿Es lo
suficientemente claro?
—Dolorosamente claro.
—Bien. —Styx dio un paso atrás y liberó su poder. Deslizando su mano bajo
su abrigo de cuero, sacó un teléfono móvil y se lo lanzó a Jagr. —Toma. El teléfono
tiene los números de los hermanos que están buscando a Regan, así como también
contactos en St. Louis. También tiene mi línea privada. Contacta conmigo cuando
encuentres a Regan.
Jagr se metió el teléfono en el bolsillo y se dirigió a la puerta. No había punto
en discutir. Styx estaba luchando por sacar a los vampiros de su bárbaro pasado,
pero esto no era una jodida democracia.
Ni siquiera de cerca.
—Saldré en una hora.
—Jagr.
Deteniéndose ante la puerta, Jagr se giró con una ardiente furia. — ¿Qué?
1
Mary Poppins: personaje principal de los libros y la película musical homónima, es una niñera
mágica que mejorará la vida de los niños y la familia que cuida.
14
Styx ni siquiera se sobresaltó. —No olvides ni por un momento que Regan es
una mercancía valiosa. Si descubro que has dejado siquiera una magulladura en su
preciosa piel, no estarás contento con las consecuencias.
— ¿Así que tengo que rastrear a una Were rabiosa que no quiere ser
encontrada, y arrastrarla hasta Chicago sin dejar ni una marca?
—Obviamente los rumores de tu extraordinaria inteligencia no eran
exagerados, hermano.
Con un siseo, Jagr se giró y atravesó furioso la destrozada abertura. —No soy
tu hermano.
***
Viper monitoreaba la furiosa salida de Jagr con una cautelosa mirada.
En realidad, no había ido tan mal como había temido. Ninguna muerte o
mutilación. Ni siquiera una amputación.
Eso era positivo.
Aún así, conocía a Jagr demasiado bien. De todos sus compañeros de clan,
siempre había sabido que el antiguo visigodo era el más feroz. Comprensible
después de lo que había soportado, pero no por ello menos peligroso. Él estaba
comenzando a lamentar haber traído la atención de Styx sobre el torturado
vampiro.
Deslizándose a través de los demonios sentados que estaban cautivados una
vez más con las hadas del rocío, Viper regresó a la oficina, encontrando a Styx
mirando hacia afuera por la ventana.
—Tengo una mala sensación sobre esto—, murmuró él, su mirada puesta en
sus preciados cuadros, yaciendo destrozados en el suelo.
Styx se giró, sus brazos plegados sobre su pecho. — ¿Una premonición?
¿Debería contactar con la Comisión e informarles de que tienen a un potencial
Oráculo?
Viper arqueó una ceja en advertencia. —Sólo si quieres que te encierre con
Levet en una celda durante el próximo siglo.
Styx soltó un brusco ladrido de risa. —Una buena fanfarronada, pero Levet
15
ha decidido que él es el único capaz de rastrear a la hermana perdida de Darcy. Él
se fue camino de St. Louis tan pronto como Salvatore me informó de que Regan se
había escapado de su control.
—Perfecto, ahora tenemos dos bombas de relojería yendo a la carga sobre
Missouri. No estoy seguro de que los nativos sobrevivirán.
— ¿Crees que Jagr es una bomba de relojería?
Viper hizo una mueca, recordando la noche en que Jagr había aparecido en su
guarida solicitando refugio. Él se había encontrado con algún número de letales
demonios, muchos de los cuales no querían nada más que matarlo. Sin embargo,
hasta esa noche, él nunca había mirado en los ojos de otro y visto sólo muerte.
—Creo que bajo todo ese sombrío control, está a un paso de deslizarse en la
locura.
—Y aún así le permitiste convertirse en un compañero de clan.
Viper se encogió de hombros. —Cuando él lo pidió, mi primera inclinación
fue negarme. Podía sentir que no sólo estaba peligrosamente cerca del límite, sino
que era lo suficientemente poderoso y agresivo como para retarme como líder de
clan. Es un líder por naturaleza, no un seguidor.
— ¿Entonces por qué le permitiste entrar en Chicago?
—Porque él prestó un juramento de desaparecer en su guarida y no ofrecer
ningún problema.
— ¿Y? —pinchó Styx.
—Y supe que no sobreviviría si estuviera sin la protección de un clan—,
admitió Viper a regañadientes. —Ambos sabemos que a pesar de tus intentos de
civilizar a los vampiros, algunas costumbres están demasiado profundamente
arraigadas para ser cambiadas con facilidad. Un vampiro renegado con tal
cantidad de poder sería visto como una amenaza para cualquier líder. Él sería
destruido.
—Así que tuviste compasión.
Viper frunció el ceño. No le gustaba ser tomado como nada excepto un cruel
bastardo. No se había convertido en un líder de clan debido a cualquier basura
sensiblera. Era líder porque los otros vampiros estaban atemorizados de que
arrancara a sus no-muertos corazones.
—No compasión… fue una calculada decisión—, gruñó él. —Sabía que si
alguna vez surgía la necesidad, él resultaría un incalculable aliado. Por supuesto,
asumí que lo necesitaría como un guerrero, no como niñera para una joven y
16
vulnerable Were. No estoy totalmente cómodo enviándolo a tal misión.
Styx aferró el medallón que siempre colgaba de su cuello, revelando que no
estaba tan seguro de su decisión como había tenido a Viper creyendo.
—Necesito que Regan sea encontrada, Jagr tiene la inteligencia y habilidades
que son más adecuadas para rastrearla y mantenerla a salvo. Y posee una cualidad
incluso más importante.
—No puede ser su brillante personalidad.
—No, es su íntimo conocimiento de la angustia que Regan ha sufrido. —Styx
lo miró con sombría expresión. —Él, mejor que cualquiera de nosotros,
comprenderá lo que Regan necesita ahora que ella ha sido liberada de su
torturador.
17
CCaappííttuulloo 11
Traducido Por Inferno
El camping a unas millas al sur de Hannibal, Missouri, era como cualquier
otro camping.
Las extra-grandes caravanas aparcadas en el árido suelo, una hilera de aseos
portátiles en la parte de atrás, y una pequeña choza cerca de la entrada frontal
donde los humanos pagaban por el privilegio de ser apiñados cerca de gente a la
que querían estrangular hacia el final de sus vacaciones.
Regan Garret sabía todo sobre el tema de estrangular de primera mano.
Garantizado, ella no era humana, pero había pasado la mayor parte de su
vida en un camping u otro. Eran campos de cultivo para homicidas.
Indiferente a la amenaza del inminente asesinato en masa, Regan trotó
rápidamente por las claramente delineadas columnas de las caravanas. Ella había
esperado deliberadamente hasta que fue suficientemente tarde para que las
personas mayores tuvieran sus dentaduras en un vaso y sus arrugados traseros en
la cama, mientras los padres más jóvenes estarían comatosos después de un día de
no aliviado sufrimiento en manos de sus hijos.
Medianoche en Hannibal, y ninguna criatura estaba despierta.
A regañadientes, ella se giró para tratar de vuelta hacia la choza que tenía su
puerta cerrada contra del tardío aire de Marzo. El frío no preocupaba a Regan, a
pesar del hecho de que ella no vestía nada más que un par de vaqueros y un top de
punto sin mangas. Podría no poseer la habilidad de transformarse o procrear, pero
tenía la mayoría de los talentos de los hombres-lobo.
Era más rápida y fuerte que los humanos, las temperaturas no le
preocupaban, podía ver perfectamente en la oscuridad, y tenía una remarcable
habilidad para sanar cualquier herida no infligida con plata.
Sus pies fallaron brevemente. Era esa habilidad para curar lo que había…
No. Ahora no.
18
Tenía que concentrarse. Se lamentaría por el pasado una vez que Culligan
estuviera muerto.
Durante las últimas diez horas ella había estado tras el rastro del duende,
siguiendo su olor desde St. Louis hasta el límite de Hannibal. Casi podía saborear
su venganza cuando su rastro se desvaneció misteriosamente a las afueras de la
ciudad. Ella no sabía cómo el hijo de puta se las había arreglado para desaparecer
en el aire, pero eso no iba a detenerla.
De una forma u otra, ella iba a encontrar al hombre que la había mantenido
prisionera durante los últimos treinta años, y devolvérselo multiplicado por cien.
Sin molestarse en llamar, Regan abrió de un empujón la puerta de la choza y
entró. Era un espacio estrecho, las paredes cubiertas de brillantes panfletos
proclamando todos los maravillosos lugares de interés que ver en Hannibal, y una
estrecha ventana que miraba hacia el aparcamiento.
A primera vista el lugar parecía vacío, pero Regan no pasó por alto el humo
de cigarrillo que estaba suspendido en el aire. Moviéndose hacia el mostrador de
formica al fondo de la habitación, golpeó ruidosamente la pequeña campana de
plata.
Hubo el apagado sonido de una maldición, luego una puerta detrás del
mostrador fue abierta, y una melenuda cabeza se asomó.
— ¿Sip? —El chico, que no podría haber tenido más de dieciocho, con una
nariz demasiado grande para su estrecho rostro, se tensó mientras sus pálidos ojos
se deslizaban sobre el largo y dorado cabello rubio de Darcy y descendieron por su
delgado cuerpo. Lentamente, estos subieron para estudiar los verdes ojos que
dominaban su pálido rostro en forma de corazón. Una boba sonrisa curvó los
labios de él mientras caminaba dentro de la habitación y se inclinaba contra el
mostrador. —Holaaaa. ¿Qué tal?
—Estoy buscando a un amigo.
—Acabas de encontrarlo, muñeca. Dame diez minutos para echar la llave, y
soy todo tuyo.
Sí, claro.
Regan apenas resistió la urgencia de aplastar la nariz más que larga. En lugar
de eso, sacó la página doblada que ella había arrancado de una revista antes de
dejar St. Louis.
— ¿Has visto una auto-caravana que se parece a esta?
19
El chico apenas miró la fotografía. — ¿Me parezco a ese freak de Monk2? Cojo
el dinero, les doy una tarjeta para ponerla en su salpicadero, y ese es el final de
ello. No me importa una mierda como son sus caravanas.
—Hubieras notado esta. El conductor tiene largo cabello rojo y ojos como un
gato. Él es muy… distintivo.
—No hay nadie aquí que no tenga el pelo gris y dentadura postiza. — El
chico se estremeció. —Tengo pesadillas de que un día miraré ahí afuera y no
quedará nada excepto cadáveres y caravanas podridas.
—Encantador.
La boba sonrisa se ensanchó. —Tú puedes mantener mi mente lejos de
repugnantes geriátricos y sus inminentes muertes. Tengo un catre en la parte de
atrás.
Regan miró una vez más el protuberante pico. Una diana no sería más
tentadora. Desafortunadamente, ella no podía permitirse atraer la atención. Los
humanos siempre hacían un alboroto por pequeñas cantidades de sangre y
algunos huesos rotos.
—Ni aunque vinieras envuelto en papel de regalo—, murmuró ella,
girándose para salir.
—Hey…
Lo que fuera que él tuviera que decir fue cortado cuando Regan cerró la
puerta de golpe y trotó hacia el cercano camino que conducía hacia Hannibal.
Este era el último camping de caravanas en el área. Ahora su única esperanza
era que ella pudiera reanudar el rastro de Culligan en algún lugar en la ciudad.
Él simplemente no podía haberse desvanecido.
Culligan no sólo era un sádico ambicioso, sino que también era un duende
patético. A diferencia de muchos de su clase, él no tenía la habilidad de crear
portales para viajar. Demonios, él apenas podía formular un hechizo.
Lo cual significaba que, o bien iba en su caravana, o a pie.
***
2
Monk: hace referencia al personaje principal de la serie de televisión sobre policías e investigación
criminal.
20
Cinco horas más tarde, ella había corrido por cada calle de la ciudad,
encontrando nada más que los típicos humanos bebidos y un puñado de
duendecillos danzando en la concentrada niebla.
Maldición. Estaba hambrienta, cansada hasta los huesos y no en condiciones
de luchar contra Culligan, incluso si se topaba con él. Por mucho que eso la
enojara, era momento de dar la noche por concluida.
Torciendo de vuelta hacia la carretera principal que serpenteaba a través de la
ciudad, Regan ignoró el olor a comida que flotaba en el aire desde los pocos
restaurantes de comida rápida que permanecían abiertos. Ella le había robado
dinero a Salvatore antes de dejar St. Louis, pero no duraría mucho. Por ahora,
prefería la protección de cuatro paredes y una puerta cerrada mientras dormía, que
calmar el vacío dolor en su barriga.
Ella regresó al hotel en el que se había registrado antes, uno de una docena
que tenían Mark Twain estampado en el nombre3, con la ilusión de que necesitaría
un lugar para esconder a un vencido y ensangrentado duende. Esa ilusión fue
enviada al infierno por el momento, pero al menos podía tener una ducha caliente
y una cama limpia.
Manteniendo la cabeza gacha, cojeó por el insípido vestíbulo, haciendo un
gesto con la cabeza hacia el soso recepcionista del mostrador frontal, subiendo por
las indescriptibles escaleras. No importaba lo cansada que pudiera estar, no estaba
deseosa de entrar en el ascensor. Había estado atrapada la mayor parte de su vida
en una pequeña celda de plata. Ni un acto de Dios, ni la promesa de una cita con
los Jonas Brothers podría volver a meterla en una.
Alcanzó el quinto piso, frotándose ausentemente los brazos cuando un
escalofrío se arrastró sobre ella. Extraño. Ella nunca sentía el frío. Obviamente,
estaba incluso más cansada de lo que pensaba.
Deteniéndose ante la puerta, deslizó la tarjeta en la cerradura y la abrió. No
fue hasta que unos brazos de acero la envolvieron que se dio cuenta del peligro.
Mierda. El frío hormigueando sobre su piel no era por la temperatura, era por
un condenado vampiro. Y ella había entrado tan campante en sus brazos como si
no tuviera más sentido común que un jodido humano.
Momentáneamente congelada por la impresión, Regan fue abruptamente
catapultada a la acción cuando el vampiro cerró la puerta de una patada e intentó
arrastrarla más adentro en la oscura habitación.
3 NdT: se refiere a que muchos de los edificios de Hannibal hacen referencia a Mark Twain en sus
fachadas debido a que esta fue la ciudad en la que el escritor pasó su infancia y en la que se inspiró
para ambientar sus novelas ‘Las aventuras de Tom Sawyer’ y ‘Las aventuras de Huckleberry Finn’.
21
Apelando a su menguante fuerza, Regan tenía la intención de hundirse en los
brazos de su atacante, haciéndolos descender lo suficientemente como para que
cuando ella estrellara de repente su cabeza hacia atrás, consiguiera golpearlo de
lleno en la cara.
Hubo una apagada maldición, pero los brazos que la mantenían como rehén
no se aflojaron. De hecho, se apretaron con una fuerza brutal, alzándola más cerca
mientras el pesado cuerpo la golpeaba ruidosamente contra el suelo alfombrado,
aterrizando encima de ella y sacando de golpe el aire de sus pulmones.
Ella estaba bien y verdaderamente atrapada, pero eso no la detenía de luchar.
Ok, era más como un pez tambaleándose inútilmente en la orilla de un río. A pesar
de todo, eso la hizo sentir como si estuviera haciendo algo. Al igual que cuando
ella solía burlarse y mofarse de Culligan, a pesar del hecho de que él seguro que le
daba una paliza por ello.
— ¿Qué quieres? —dijo ella entre dientes. —Dímelo ahora o juro que te
estacaré.
Una oscura y completamente masculina carcajada susurró sobre su rostro. —
Y ellos afirman que yo no tengo habilidades sociales. —Hubo una pausa y Regan
sintió que la mente del vampiro se extendía hacia afuera para rozarse contra la
suya. —Estate quieta.
Ella intentó liberar una pierna para poder darle un rodillazo en las pelotas. —
Esa mierda no funciona conmigo, vampiro.
Él gruñó bajo en su garganta. —Regan, detén esto. No quiero hacerte daño.
Regan se quedó quieta conmocionada. — ¿Cómo sabes mi nombre?
Hubo una punzada de poder, y de repente se encendió la lamparita junto a la
cama.
—Fui enviado por Darcy para llevarte a Chicago.
Regan apenas escuchó las bajas y ligeramente roncas palabras. Santa…
mierda.
Ella era una mujer que había pasado su vida rodeada por demonios, muchos
de los cuales podían hacer llorar de envidia a modelos de GQ4, pero ninguno podía
compararse con el vampiro posado actualmente encima de ella.
Un delicioso, detiene-corazones y comestible pedazo de bombón.
4 GQ: revista que muestra las últimas tendencias en moda masculina, actualidad y reportajes sobre
chicas, coches y moda.
22
Su cuerpo era duro y cincelado con más músculos que cualquier hombre
tenía derecho a poseer. Su largo cabello, dos tonos un dorado más pálido que el
suyo, estaba recogido en una apretada trenza, enfatizando los ojos azul claro. Sus
rasgos parecían estar esculpidos en el más fino mármol, las líneas y ángulos tan
perfectas que sólo podían haber sido creadas por la mano de un maestro. Su nariz
era aguileña, sus pómulos angulosos bajo la suave piel de marfil, su frente ancha, y
sus labios… eran duros, pero cincelados con precisión. La clase de labios que
hacían que una mujer se preguntara cómo se sentirían explorando cálidos e
íntimos lugares.
Un chocante calor apretó sus músculos más bajos, indignando a Regan.
Cristo, el demonio estaba aquí por orden de su entrometida hermana, no para
ofrecer desahogo a una Were solitaria y hambrienta de sexo.
No es que ella se abriría de piernas, incluso si este fuera sólo un encuentro
fortuito, se dijo a sí misma severamente. Ok, él era lo suficientemente caliente
como para hacer que sus huesos se derritieran, y el aroma a crudo poder masculino
estaba haciendo que su cabeza diera vueltas, pero…
Detenlo, idiota. Este no era un hombre. Era un letal vampiro que podría drenarla
hasta dejarla seca en un latido.
— ¿Darcy te envió? —contestó ella bruscamente.
Los helados ojos azules se entrecerraron, su nariz ensanchándose como si
captara el aroma de su estúpida conciencia. Lo cual era ridículo. ¿No?
—Sí.
—Bueno, ¿quién murió y la hizo reina? —se burló ella.
—El Anasso.
Regan parpadeó en confusión. — ¿Qué?
La mirada de él brevemente barrió su pálido rostro antes de elevarse para
enfrentarse con la molesta mirada de ella.
—Preguntaste quien murió para hacer reina a Darcy—, replicó él. —Su
compañero Styx mató al anterior Rey de los Vampiros, lo cual le hizo el actual líder,
y a tu hermana reina.
Bueno, por supuesto que ella era una jodida reina.
Nunca había conocido a Darcy, o a cualquiera de sus tres hermanas en
cualquier caso, pero ella había aprendido de Salvatore que Darcy estaba
actualmente emparejada con un vampiro que no sólo la adoraba, sino que acababa
de adquirir una flipante mansión a las afueras de Chicago para ella. Sin duda ella
23
estaba también empapada en diamantes, y asistía a la opera de forma regular.
No es que Regan quisiera toda esa mierda chic. Hubiera preferido ser
apuñalada en el ojo que ponerse un vestido. Aún así, la cómoda vida de su
hermana era una espina en el costado de Regan.
Su familia la había abandonado en las manos de un duende psicótico que
había abusado de ella sin descanso durante treinta años. En lo que a ella concierne,
el grupo entero podía irse al carajo.
—Impresionante, mi hermana está casada con un maníaco genocida—, dijo
ella alargando las palabras. —Y la gente se pregunta por qué no estoy dando saltos
ante la oportunidad de ir a conocer a mi familia.
—Styx no es más genocida que cualquier otro vampiro. O Were, para el caso.
Ella resopló ante el tono rotundo y sin emociones. — ¿Estás intentando
tranquilizarme? Si es así, apestas.
—Mi único deber es escoltarte hasta Chicago.
— ¿Deber?
—Sí.
Jodidamente perfecto. Este delicioso pedazo de hombre no era más que un
lacayo de su hermana.
Ella presionó las manos contra el inflexible muro de su pecho. —Bueno,
considérate a ti mismo oficialmente fuera de servicio, porque no tengo ninguna
intención de ir.
—Tu hermana está preocupada. Ella sólo desea protegerte.
Su baja e hipnotizadora voz hormigueó bajando por su columna incluso
mientras sus palabras la cabreaban.
—Sip, ¿y dónde estaba toda esa preocupación de hermana cuando estaba
siendo mantenida prisionera por un monstruo?
Su severo y hermoso rostro no tenía compasión. —Eres libre ahora, ¿no? Sé
agradecida.
—No quiero estar agradecida, y aseguro como el infierno que no quiero tener
a mi supuesta hermana pretendiendo que le importo un comino después de todos
estos años. Dile que coja su preocupación y se la meta por…
La cabeza de él descendió en picada, sus labios reclamando su boca en un
beso que era rudo, exigente, y sorprendente como el infierno.
24
Regan se había preparado para el familiar golpe. Incluso un salvaje mordisco
en el cuello. No estaba preparada para la sensación de fríos y habilidosos labios
separando su boca, o la extrañamente erótica presión de los colmillos.
El traidor calor regresó con venganza, fluyendo por su tembloroso cuerpo y
apretando sus músculos con la promesa de atrayente placer.
Él sabía a brandy y tentación, su duro cuerpo presionado contra sus más
íntimos lugares. Ella deseaba desgarrar la negra camiseta que parecía pintada con
spray sobre su musculada corpulencia, y frotarse contra el amplio pecho.
Ella deseaba…
Dios, ella sólo deseaba.
Con un gemido, ella permitió que la lengua de él se deslizara entre sus labios,
chupándola con delicadeza mientras sus caderas se arqueaban hacia arriba
instintivamente. Jamás en su vida había sentido la caricia de la mano de un
hombre. No a menos que fuera para infligir castigo. Ahora su cuerpo estaba
cambiando, alterándose mientras su beso se profundizaba.
Los labios de ella se suavizaron, sus pezones endurecidos en tensos puntos,
casi suplicando ser acariciados, sus dedos se extendieron por los cincelados
músculos del pecho de él.
Luego, tan rápidamente como la había besado, el vampiro se echó hacia atrás
para mirarla con una extraña expresión de cautela. Como si él estuviera tan
desprevenido ante su volátil reacción como ella lo estaba.
Avergonzada, Regan golpeó su pecho con las manos. Maldito bastardo. Ella
acababa de hacer el idiota, y era completamente culpa de él.
— ¿Qué demonios crees que estás haciendo?
Los rasgos de él se suavizaron en una ilegible expresión. —Darcy es mi reina.
No te está permitido insultarla sin consecuencias.
— ¿Consideras la violación una consecuencia?
—Fue un beso, nada más, y la única forma de detener tu infantil lloriqueo sin
dejar una marca.
—Bastardo. —Golpe, golpe, golpe. —Tengo todo el derecho a lloriquear
después de lo que he sufrido. No tienes ni idea…
—No eres lo suficientemente estúpida como para creer que eres la única que
ha sufrido alguna vez—, dijo él, haciendo caso omiso de sus palabras, su voz con
un borde de hielo. —Ya terminó. Sigue adelante.
25
La mandíbula de ella se apretó. Maldito frío bastardo. Era suficientemente
malo que él la hubiera puesto toda caliente e incómoda mientras él permanecía
como Mr. Gélido, pero ahora él estaba desechando sus años de tortura como si ella
no fuera más que una cría resentida.
—Me encantaría seguir adelante, pero es un poco difícil con el jodido Hulk
Hogan5 aplastándome. Apártate.
Los ojos de él se entrecerraron. — ¿Qué sabes de los vampiros?
—Que sois malvados bastardos sin alma que no se preocupan por nada
excepto sí mismos.
—También somos más fuertes, más rápidos, y mucho más letales que los
Weres.
— ¿Y tu punto?
—Voy a liberarte, pero que sepas que si me cabreas, no dudaré en atarte a la
cama y amordazarte la boca.
Ella no dudaba de la amenaza. Ni siquiera por un minuto. Por supuesto, en
su vida, ser atada y amordazada no calificaba en lo alto de su miedómetro.
—Encantador.
— ¿Entiendes?
—Entiendo que algún día voy a meterte una estaca por el culo.
Una dorada ceja se enarcó hacia arriba. —Eso no me mataría
—No, pero será gracioso como el infierno.
Algo que casi pudo haber sido una sonrisa tocó la boca de él antes de
desaparecer rápidamente.
—No tan divertido como verte intentarlo.
—Imbécil.
Él la miró por un largo y silencioso momento, casi como si estuviera
buscando más allá de su defensiva agresión a la aterrorizada mujer que había
debajo.
Era inquietante como el infierno.
— ¿Te comportarás? —exigió él al final.
5 Hulk Hogan: famoso actor y luchador americano de lucha libre profesional.
26
Ella exhaló un suspiro, sabiendo que nunca se quitaría de encima al irritante
hombre hasta que estuviera de acuerdo. Y ella realmente necesitaba que se quitara.
Su mente podría estar contemplando las mejores formas de patear algún culo
de vampiro, pero su cuerpo aún estaba disfrutando las sensaciones de las duras
partes de él presionando contra sus partes blandas.
—Vale, sólo quítate de encima—, murmuró ella.
Con un suave y fluido movimiento, el vampiro estaba en pie, surgiendo
amenazadoramente sobre ella. Ella tuvo un breve momento para apreciar los
descoloridos vaqueros que moldeaban sus poderosas piernas, y las botas de
motorista que cubrían sus gigantescos pies6, antes de que él estirara el brazo para
agarrar su mano y tirar de ella hacia arriba.
Con un jadeo ante la carga eléctrica que saltó hacia arriba por su brazo, Regan
arrancó la mano de su agarre y retrocedió. A ella no le importaba un carajo si eso la
hacía parecer débil. Necesitaba espacio.
Y tal vez una estaca de madera.
— ¿Cómo me encontraste? —exigió ella.
Él dobló los brazos sobre su pecho, pareciendo incluso más peligrosamente
hermoso ahora que estaba de pie.
—No fue difícil. —Su baja e hipnótica voz llenó la habitación. —Una vez que
llegué a St. Louis, simplemente seguí el rastro del duende, sabiendo que no estarías
muy lejos.
— ¿Y cómo sabrías tú eso?
La mirada azul claro la miró fijamente. —Como dije, no eres la única
familiarizada con el sufrimiento. Y sé que cuando un demonio, sin importar lo
pequeño que sea, es liberado del cautiverio, el único pensamiento en su mente es la
venganza. Quieres al duende muerto.
Su mentón se inclinó. ¿Qué demonios sabría este vampiro sobre el
sufrimiento? Él vivía directamente en lo alto de la cadena alimenticia.
—Si eres tan listo, entonces sabes que no tengo intención de permitir que
Culligan se escape. Puedes regresar a Chicago y decirle a mi hermana que gracias,
pero no, gracias.
6 NdT: aquí emplea el término ‘Shaq-sized’ (de tamaño Shaq) refiriéndose al tamaño de los pies de
un Sasquatch o pies-grandes, una criatura legendaria mitad hombre, mitad animal que vaga por los
bosques americanos.
27
—No hay nada que me complacería más que regresar a mi guarida y dejarte
con tus asuntos. Desafortunadamente, esa no es una opción.
—Oh, es una opción. Sólo gírate y sal por la puerta.
—Me fue ordenado llevarte a Chicago, y eso quiere decir que no se me
permite irme de aquí sin ti. No a menos que esté deseoso de enfrentarme a la cólera
de mi rey. Lo cual… —Su mirada abrasó un camino descendente por su
ajustadamente apretado cuerpo, permaneciendo un terrorífico momento en el
pulso que latía en la base de su garganta, antes de regresar a los abiertos ojos de
ella. —…no lo estoy.
Fantástico. Su Caballero de Brillante Armadura no sólo había aparecido treinta
años tarde, sino que sólo estaba aquí bajo la amenaza de algún horrible castigo.
Era suficiente para hacer que una mujer se sintiera toda caliente y
confundida.
No.
—Entonces tenemos un serio problema, jodido Hulk Hogan, porque no voy.
—Jagr.
— ¿Qué?
—Mi nombre es Jagr.
—Por supuesto que lo es—, murmuró ella. El nombre era justo tan duro,
peligroso y hermoso como el resto de él.
—Puedo obligarte a venir conmigo.
—Sobre mi cadáver.
Esa sonrisa de golpea-y-corre tocó la boca de él. —No me tientes.
Regan dio un pisotón, al final de su paciencia. —Maldición, ¿te irías
simplemente?
—No.
—Genial. —Ella caminó por la pequeña habitación que había sido decorada
en los setenta, toda con horrendos remolinos azules y verdes, con mobiliario barato
y descoloridos estampados de flores en las paredes. Alcanzando la puerta del baño
contiguo, ella la abrió de golpe.
— ¿Qué estás haciendo?
Ella giró su cabeza para apuñalar al intruso con una frustrada mirada. —Has
conseguido convertir un perfectamente pésimo día en una obra maestra del
28
sufrimiento, así que o me atas y me cargas hasta Chicago, o me doy una ducha
caliente.
***
Jagr se mantuvo perfectamente quieto mientras Regan entraba caminando en
el cuarto de baño y cerraba de golpe la puerta.
Por primera vez en siglos, se encontró a sí mismo… en conflicto.
La sombría lógica, que era la única forma de mantener reprimida su letal
furia, le advertía de echarse a la Were sobre su hombro y llevarla de vuelta a
Chicago. No sólo era lo que le había sido ordenado, sino que cuanto antes acabara
con esta estúpida misión, antes podría regresar a su pacífica existencia.
Pero otra parte, una parte que él no había experimentado en años y que no
estaba del todo complacido por descubrir que aún poseía, era renuente a dar tan
irrevocable paso.
No era nada más que sentido común, dio rápidamente como excusa por su
extraña vacilación. ¿Cuál era el punto en cargarla hasta Chicago cuando ella seguro
que huía a la primera oportunidad?
Los dioses sabían que él no era lo suficientemente afortunado como para que
Styx escogiera a alguien más para capturarla.
Perfectamente razonable. Desafortunadamente, Jagr era demasiado
inteligente como para desechar totalmente su confusa reacción hacia la hermosa
mujer.
Él era un vampiro que prefería su vida, sus batallas y su sexo, sin
complicaciones.
Regan era cualquier cosa excepto sin complicaciones.
Ella era una enredada mezcla de furia, agresión, vulnerabilidad, humor
irónico, y frustrada sensualidad.
Una sensualidad que despertaba un hambre que ahora rugía a través de él
con brutal fuerza.
La deseaba. Y seguro como el infierno que él no la iba a devolver a Styx hasta
que hubiera tenido una probada.
29
O dos.
Contando hasta cien, Jagr estaba preparado cuando Regan abrió la puerta una
rendija y se asomó de nuevo a la habitación. Él no había creído ni por un momento
que ella tuviera la intención de desnudarse y tomar una ducha mientras un letal
depredador estaba parado a sólo unos metros de distancia. Estaba furiosa, pero no
era estúpida.
Abriendo la puerta de un tirón, ella lo miró con impotente enojo.
—Cristo, ¿aún estás aquí?
Él la miró en silencio. Había descubierto a través de los siglos que raramente
se necesitaba algo más para poner nervioso a un oponente. Durante un loco
momento, ella intentó corresponderle mirada con mirada, luego con una
murmurada maldición, ella caminó hacia delante hasta detenerse directamente
delante de él.
— ¿Qué demonios voy a necesitar para librarme de ti? ¿Dinero? ¿Sangre?
¿Sexo?
La mirada de él vagó descendiendo hacia sus pequeños y perfectamente
redondeados pechos. — ¿Cuál estás ofreciendo?
Ella dio un apresurado paso atrás. —Ninguno de los anteriores.
—Una pena. —Él alzó su mirada. —Entonces parece que me quedo. Háblame
del duende.
— ¿Qué?
—Dije, háblame-del-duende.
Los ojos de ella se entrecerraron ante sus lentas y deliberadas palabras.
— ¿Por qué?
—Obviamente no te irás hasta que él esté muerto, así que pretendo poner
punto y final a esta farsa para poder regresar a la paz de mi guarida.
—No. —Ella plantó sus manos en sus caderas. —Nadie mata a Culligan
excepto yo.
Él arqueó una ceja. — ¿Esperas que él se pasee por tu habitación de hotel para
que puedas golpearlo hasta la muerte con una almohada?
—Me propongo desgarrar su garganta con las manos desnudas.
— ¿Y qué estás esperando?
Los labios de ella se afinaron. —Perdí el olor del condenado bastardo en el
30
límite de Hannibal. —Pasó un latido, luego sin advertencia, ella caminó hacia
delante para agarrar su brazo. —Espera. Dijiste que rastreaste a Culligan para
encontrarme. ¿Dónde está?
La expresión de Jagr nunca se alteró, pero todo su cuerpo se tensó cuando un
hirviente calor lo recorrió ante su urgente toque.
Regan no era la primera mujer que él había deseado. Ni mucho menos. Pero
su necesidad nunca había sido tan brutal, tan cruda, tan primitiva.
— ¿Así que ahora quieres mi ayuda? —preguntó él, su voz tan fría y
controlada como siempre. Era la habilidad de mantener ocultas sus emociones lo
que le había permitido sobrevivir a siglos de tortura.
—Si eso me conduce hasta Culligan. —Sus dedos se apretaron, revelando que
ella poseía toda la fuerza de una pura-sangre. — ¿Sabes dónde está escondido, o no?
—No.
—Pero…
—Como tú, perdí su rastro en el límite de la ciudad. Ahí es dónde recogí tu
olor.
—Maldición. —Ella dejó caer su mano y dio un paso atrás. Jagr se tragó su
bajo gruñido de decepción. — ¿Cómo pudo su rastro simplemente desaparecer?
—La mayoría de los duendes pueden crear portales para moverse a través de
largas distancias.
—Culligan no. —Los labios de ella se torcieron con una sombría satisfacción.
—Él es un débil y patético matón que apenas puede formular un hechizo.
Jagr se encogió de hombros. —Entonces podría estar muerto, aunque es
mucho más probable que tuviera ayuda para encubrir su presencia.
Él vio la frustración ondear sobre los delicados rasgos de Regan. No eran una
réplica exacta de los de Darcy. Sus ojos eran de un esmeralda más oscuro, sus cejas
más doradas que rubias, y su expresión estaba endurecida por años de abuso. Pero
en conjunto, compartía la frágil y desgarradora belleza de Darcy.
La clase de fragilidad que hacía que incluso un ermitaño lleno de cicatrices
quisiera tirarla sobre su hombro y llevarla a algún lugar donde él pudiera
mantenerla a salvo.
Ignorante de los impactantes pensamientos de él, Regan arrugó su frente. —
¿Cómo cubriría su presencia? ¿Una bruja?
—Una bruja tendría el poder. Pero, por supuesto, también lo tendrían una
31
variedad de demonios.
—Genial. —Los verdes ojos llamearon con irritación. —Eres una enorme
ayuda. Me alegra que lo pusieras de manifiesto.
—Fue porque el rastro del duende se acabó por lo que te pedí que me
informaras sobre él. Necesito saber más antes de que pueda decidir la mejor forma
de atraerlo y sacarlo de las sombras. —Él elevó sus cejas mientras ella lo miraba
con una expresión testaruda. — ¿Regan?
—No quiero tu ayuda.
Él entrecerró su mirada, sabiendo que tenía que defender su posición. Esta
mujer estaba tan ciega por su necesidad de venganza que no podía pensar con
claridad. Si no quería que ella terminara de vuelta en poder de Culligan, o muerta,
él tendría que encontrar alguna forma de mantenerla distraída mientras
consideraba la mejor manera de hacer salir al duende al descubierto.
—Y yo no quiero estar atrapado jugando a la niñera con una diminuta Were
con incluso menos encanto que el mío. —Su voz era hielo puro. —
Desafortunadamente, estamos pegados el uno al otro hasta que te entregue a
Darcy, y puedas dedicarte a hacer de su vida una miseria.
Ella tembló de cólera. — ¿Diminuta?
—Creo que es el actual término utilizado para describir a un objeto más
pequeño de lo normal.
— ¿Por qué tú hijo de…?
El estallido de disparos interrumpió el colérico discurso, el sonido tan
inesperado que las balas se abrieron paso por la ventana antes de que Jagr fuera
capaz de lanzarse hacia delante e impulsar a Regan hacia el suelo. Los dientes de él
se apretaron de dolor, sus pensamientos oscurecidos por la furia.
Él había protegido a la más delicada Were, pero tres de las balas se habían
alojado en su espalda, la cuarta cortando su brazo para crear una desagradable y
profunda herida.
Ninguna era una herida mortal, pero le dejaron demasiado débil para luchar
contra quien fuera que les estaba atacando.
Mierda.
Si sobrevivía a esto, Styx iba a matarlo.
32
CCaappííttuulloo 22
Traducido Por Inferno
Impactada por el repentino ataque, por no mencionar el vampiro de más de
metro ochenta y dos que acababa de aterrizar encima de ella, Regan luchó por
aclarar la niebla de su mente.
¿Qué demonios?
Ella sabía lo suficiente como para darse cuenta de que alguien había
disparado a través de la ventana. Y que Jagr muy probablemente la había salvado
de una desagradable herida.
Lo que ella no sabía era por qué.
No pudo haber sido Culligan. Las pocas veces que el duende había intentado
usar una pistola, no había sido capaz ni de acertarle a un elefante a un metro.
Además, si él la hubiera encañonado, hubiera traído un lanzacohetes. El hijo de
puta sabía que tenía una oportunidad, y sólo una oportunidad, para matarla antes
de que ella le arrancara la garganta.
El gruñido de Jagr la sacudió fuera de sus estúpidos pensamientos, y Regan
se retorció para salir de debajo de su pesado cuerpo. Él estaba demasiado débil
para protestar, yaciendo boca abajo sobre la alfombra para revelar las brutales
heridas que incluso ahora rezumaban una atemorizante cantidad de sangre.
Una oleada de terror la recorrió.
Jagr podría ser un idiota fastidioso, pero acababa de recibir varias balas por
ella. Ella no quería la culpa de sus heridas en su conciencia.
Además, quien fuera que estaba disparándoles probablemente aún estaba ahí
fuera. O también encaminándose hacia la habitación para acabar con ellos.
Ella no podía simplemente correr y dejar al condenado vampiro para ser
asesinado mientras estaba herido. Lo cual significaba que lo necesitaba curado, y
curado rápido.
Luchando por recordar lo poco que sabía sobre los vampiros, ella se tensó
33
ante el sonido de pasos que se aproximaban, su corazón deteniéndose cuando la
puerta de la habitación fue abierta repentinamente.
Preparada para la batalla, Regan fue cogida desprevenida por la extraña
criatura que entró contoneándose en la habitación. La cosa poseía los grotescos
rasgos de una gárgola; gruesa piel gris, ojos de reptil, cuernos, y pezuñas hendidas.
Incluso tenía una larga cola que se arrastraba detrás de él. Pero ya que Regan
nunca había visto realmente a una gárgola, siempre había presumido que medían
más de un metro, y que sus alas eran de piel, no delicados pedacitos de telaraña
que eran demasiado bonitas para un despiadado salvaje.
Aún así, no tenías que ser un demonio de dos metros ochenta que respira
fuego para apretar un gatillo. La criatura en miniatura podría muy bien ser la que
disparo contra ellos.
—Lárgate—, dijo ella con voz ronca, arrastrándose instintivamente para
colocarse entre el intruso y el herido Jagr.
Ignorando su orden, la… cosa se movió hacia delante para descender la
mirada hacia el vampiro, y después, de todas las cosas, habló con un cadencioso
acento francés.
— ¿Qué ocurrió, mon ami7?
Jagr gruñó. —Maldito Styx. Si sobrevivo a esto, voy a hacerle pagar.
De alguna forma reconfortada porque los dos parecían conocerse el uno al
otro, Regan frunció el ceño al extraño.
— ¿Quién demonios eres tú?
—Una obra maestra del sufrimiento—, murmuró Jagr, haciéndose eco de las
anteriores palabras de ella.
Asombrosamente, la criatura lanzó una pedorreta hacia el vampiro que podía
aplastarlo sin pensar.
—Soy el demonio que está a punto de salvar tu culo y el de tu gótico amigo—,
anunció él a lo grande. —Sólo quédate ahí tendido y sangrando, Jagr, mientras yo
realizo mi mojo8.
Regan observó los ojos de Jagr abrirse de golpe con genuino horror, su mano
extendiéndose para agarrar débilmente a la criatura. La diminuta bestia fue
demasiado rápida, y con un golpecito de su cola, estaba apresurándose a gatear
7 En francés en el original – Traducción: ‘amigo mío’
8 Mojo: En inglés es un término muy coloquial para designar un poder mágico, un hechizo o el
atractivo sexual.
34
sobre la cornisa de la ventana, sus pequeños brazos extendidos hacia fuera.
—No—, gimió Jagr, y luego sin advertencia, su brazo se enroscó alrededor de
su cadera y ella se encontró a sí misma jalada bruscamente hacia abajo junto a él.
—Quédate abajo.
— ¿Qué? —Regan miró enojada al vampiro. —Maldición, Jagr, estás
herido…—Su discurso fue interrumpido una vez más cuando un brillante destello
de luz llenó la habitación, rápidamente seguido por una ensordecedora explosión.
—Cristo—, jadeó ella, preguntándose si la Fuerza Aérea había llegado y decidido
que Hannibal necesitaba ser bombardeada. — ¿Qué demonios fue eso?
Ella escuchó el golpeteo de pasos, y la gris criatura regresó para colocarse
junto a ellos.
—Eso era la salvación, ma petite9—, le aseguró él, inclinándose sobre Jagr. —
¿Cómo es de malo, vampiro?
Jagr extendió la mano para agarrar el brazo de la bestia. — ¿Los mataste?
—Están más bien tostados, si no muertos. No nos darán problemas durante
un rato.
Un indicio de alivio tocó los apretados rasgos de Jagr. — ¿Los viste?
La criatura hizo un aleteo. —No, pero los olí. Puaj.
—Dime.
—Curs.
Jagr frunció el ceño. — ¿Curs, no Were?
— ¿Tu cerebro se ha escurrido junto con tu sangre, mon ami? Soy una gárgola
con exquisitas habilidades. Conozco la diferencia entre un Were y un curs.
— ¿Por qué demonios nos dispararía un curs? —murmuró Jagr.
—Una mejor pregunta sería: ¿Quién no querría dispararte?
Regan apenas notó el afilado intercambio, mirando al extraño con un
incrédulo ceño fruncido.
— ¿Realmente eres una… gárgola?
La gárgola realizó una pequeña reverencia, sus alas revoloteando para crear
un deslumbrante arco iris de rojo, azul y dorado.
—Levet, a tu servicio, belleza. Fui enviado por tu hermana para escoltarte
9 En francés en el original – Traducción: ‘pequeña mía’
35
hasta Chicago.
Regan luchó por sentarse. —Jesús, ¿Hay alguien en Chicago a quien ella no
enviara?
Levet se encogió de hombros. —Está preocupada por ti.
Antes de que Regan pudiera responder, Jagr siseó con impaciencia. —
Podemos discutir sobre Darcy y su diabólico sentido del humor más tarde. Por
ahora debemos concentrarnos en dejar este hotel antes de que los humanos llamen
a la policía.
Levet bufó. —Mientras que estaría absolutamente encantado de aprobar tu
sentencia de muerte, Jagr, existe la más pequeña y minúscula posibilidad de que
pueda necesitarte para ayudar a mantener a salvo a Regan. No puedes ser movido
en tu condición.
—Sangre… —dijo Jagr con voz ronca.
Levet levantó sus manos y dio un apresurado paso atrás. —Lo siento,
agotado.
Los ojos de Jagr parpadearon para cerrarse, como si estuviera al borde de
perder la consciencia.
—El hospital… banco de sangre… —murmuró él débilmente.
Regan apretó los dientes. Maldición. Jagr tenía razón sobre los humanos
llamando a los polis. Y lo último que necesitaban ahora mismo era otra batalla con
pistolas disparando.
—Olvídate de eso, no tenemos tiempo. —Deteniendo un suspiro de fastidio,
Regan presionó su muñeca contra la boca de Jagr. Por mucho que odiara admitirlo,
estaba en deuda con el maldito vampiro. —Toma.
Los párpados de él se alzaron para revelar esos sorprendentes ojos azul claro.
— ¿Regan?
—Sólo hazlo antes de que decida dejar tu culo aquí para que los policías lo
lleven a la morgue.
—Ew. —Con un aleteo, la gárgola se apresuró hacia la puerta que llevaba al
pasillo. —Iré a vigilar y asegurarme de que tu cena no sea interrumpida.
—Regan, ¿estás segura? —exigió Jagr, su voz más espesa, con un extraño
acento y extraña pauta de lenguaje.
¿Segura? Cristo, no. Ella no tenía ni idea de lo que estaba a punto de suceder.
Bueno, nada más allá de una gran cantidad de dolor cuando esos enormes
36
colmillos se hundieran en su carne.
Afortunadamente, ella no era ninguna cobarde, y si Jagr necesitaba sangre
para levantarse y moverse, entonces por Dios, él iba a conseguir sangre.
— ¿Necesitas una invitación escrita? —se burló ella, no del todo sorprendida
cuando la boca de él se amplió y sus colmillos se deslizaron suavemente en su
muñeca. Jagr no era un vampiro que se echara atrás ante un desafío directo.
Lamentablemente, su plan había pasado por alto un pequeño detalle.
Ella estaba preparada para el dolor. Incluso estaba preparada para la
necesidad de arrancarle a la fuerza de su carne si él perdía la cabeza y trataba de
tomar más de lo que ella estaba dispuesta a ofrecer.
Para lo que no estaba preparada era para la comprensión de que lejos de ser
dolorosa, la sensación que se sacudió a través de ella fue una de intenso e
implacable placer.
—Oh… —Sus ojos fueron a la deriva mientras ella lo sentía succionar
profundamente su sangre, cada tirón apretando la espiral de dicha que estaba
alojada en la boca de su estómago. —Mierda…
Todo su cuerpo temblaba, con la misma excitación que la había prendido
fuego cuando él la había besado estallando a través de su cuerpo. Sólo que esta vez
era más poderosa, más huracanada, más... explosiva. Su mano libre aterrizó plana
sobre el suelo mientras su cuerpo se inclinaba hacia delante, casi tumbándola
encima de la postrada forma de Jagr. Ella se estaba ahogando, perdiéndose en el
oscuro e intoxicante deseo.
En un distante rincón de su mente, ella escuchó el bajo gemido de satisfacción
de Jagr, o quizás fue de placer. Por el momento, a ella no le importaba de lo que
fuera. Estaba demasiado atrapada en la dulce creciente tensión que la absorbía con
subyugante fuerza.
Él succionó una y otra vez, forzando el placer hasta casi el dolor. Dios
todopoderoso. Ella no podía aguantar mucho más. Tenía que hacer algo… algo…
Y luego ocurrió. El placer alcanzó una masa crítica, y explotó con suficiente
fuerza para arrancar un grito bajo de su garganta.
Tumbándose hacia delante, su rostro aterrizó de lleno contra el duro pecho de
Jagr, la rica esencia de su poder masculino entremezclándose con las persistentes
convulsiones que golpeaban su cuerpo.
Floja y flotando en una marea de dulce letargo, Regan luchó por recuperar el
control de su tembloroso cuerpo. Santa mierda. Ella aspiró un profundo y áspero
aliento. Luego, con esfuerzo, levantó la cabeza y abrió de un tirón sus pesadas
37
pestañas.
Sólo para encontrarse con la mirada azul claro de Jagr.
—Maldito—, farfulló ella, su latido aún tronando en su oído.
Con un movimiento deliberado, el vampiro lamió suavemente los dos
pinchazos de sangre que manchaban su muñeca antes de permitirla liberar de un
tirón el brazo de su agarre.
— ¿Nunca has tenido el mordisco de un vampiro?
Aún demasiado débil para tenerse en pie, Regan se contentó con retroceder a
toda prisa sobre sus rodillas, frotando en sus vaqueros su ya curada muñeca, como
si pudiera quitar frotando los recuerdos de su crudo placer.
Ni en sueños.
Ella sabía más allá de toda duda que las sensaciones estarían ardiendo en su
cerebro por toda la eternidad.
—No—, murmuró ella. —Culligan se negaba a compartir el torturarme con
nadie más.
Él permaneció estirado sobre el suelo, sus ferozmente hermosos rasgos
ilegibles.
— ¿Quieres una disculpa?
— ¿Te estás disculpando?
—Ni lo más mínimo. Tu sangre es mucho más potente que la de un humano,
y mejor aún… —Su mirada bajó rápidamente por el tenso cuerpo de ella —
…Ahora conozco los dulces gritos que haces cuando…
—Cállate antes de que me asegure de que necesites otra transfusión.
Los distantes sonidos de sirenas hicieron pedazos la densa tensión en el aire.
En un parpadeo, Jagr estaba de pie, estirando la mano para tirar de ella hacia
arriba en un suave movimiento.
—La policía. Debemos largarnos de aquí. —Sorprendida por la remarcable
recuperación del vampiro, Regan se encontró a sí misma siendo jalada hacia la
ventana rota. — ¿Puedes saltar desde aquí? —exigió Jagr.
Ella le lanzó una enfadada mirada ante su ridícula pregunta, luego con
cuidado de evitar los puntiagudos pedazos de cristal roto aún pegados en el
marco, trepó por la ventana y saltó a la acera de abajo.
Escabulléndose en las cercanas sombras del callejón, Regan examinó el aire
38
por cualquier peligro cercano.
Había el usual hedor a basura que llenaba los cercanos contenedores, el olor
de humanos despertándose para prepararse para sus tempranos desplazamientos
matutinos, y el inconfundible penetrante olor de carne quemada y sangre.
Una parte de ella sabía que debería cruzar la calle y descubrir si alguno de los
curs había sobrevivido al ataque. Necesitaba saber por qué atacaron. Y si ellos
tenían alguna conexión con Culligan.
Otra parte, sin embargo, entendía que estaba demasiado debilitada por sus
horas en busca del duende, por no mencionar su reciente donación de sangre, para
encarar a sus enemigos sola. Especialmente no cuando ellos llevaban armas.
Incluso un Curs podía matarla de un disparo si sus balas eran de plata.
Maldiciendo su actual sensación de impotencia, Regan pegó un pequeño
brinco cuando Jagr simplemente apareció junto a ella. Un minuto él no estaba aquí,
y luego ahí estaba. Ningún sonido, ni agitación del aire, ni siquiera un rastro de su
olor.
Era inquietante.
Y enloquecedor.
Y… toda una multitud de otras cosas que hacían que su temperamento
mordiera y gruñera.
— ¿Qué te llevó tanto tiempo? —siseó ella.
El echó un pesado bolso de cuero sobre su hombro, indiferente al mal humor
de ella.
—Tenemos que irnos.
Sin esperar a la aprobación de ella, Jagr agarró su brazo y la dirigió de vuelta
a la calle y fue hacia el este. El lobo en Regan gruñó en protesta al ser maltratada,
pero ella ignoró su instinto de morder.
No sólo era lo suficientemente inteligente como para saber que necesitaría al
irritante vampiro para defenderse de cualquier atacante hasta que recobrara su
fuerza, sino que tenía un oscuro, espantosamente seductor, miedo de que él
devolviera el mordisco.
Apenas habían conseguido alcanzar el final de la manzana cuando hubo el
sonido de alas revoloteando, y la pequeña gárgola aterrizó directamente en frente
de ellos. Regan se detuvo, sorprendida al percatarse de que estaba encantada de
ver a la extraña pequeña bestia. Él era… encantador a su propia manera.
39
—Hey, ¿pensabais atrincherarme? —exigió él, con sus alas obviamente
erizadas.
— ¿Atrincherarme? —preguntó Regan con confusión.
—Creo que quiere decir ‘abandonarle10’—, tradujo Jagr, apuñalando a Levet
con una fría mirada fija. —Te engañas a ti mismo, gárgola, si piensas que puedes
jugar conmigo como lo haces con Styx o Viper. No temo a ningún castigo que el
Anasso pueda infligirme si decido acabar contigo.
Lejos de languidecer bajo la gélida advertencia, Levet hinchó su pecho,
consiguiendo parecer casi solemne mientras encontraba la aterradora mirada de
Jagr.
—Necesitas mi ayuda, te guste o no, vampiro. Quizás recordarás que fui yo el
que asustó a aquellos atacantes curs. —Él aclaró su garganta mientras Jagr lo
miraba con ese inquietante silencio. —Puedo conducirte hasta una cueva. Puedo
proteger a Regan. Tengo magia…
—Suficiente. —La recortada voz de Jagr puso fin bruscamente a la letanía de
talentos. —Voy a lamentar esto.
— ¿Lamentar qué? —preguntó Regan cautelosamente.
Jagr nunca permitió que su mirada se desviara de Levet. —Espera aquí con
Regan. Volveré.
La gárgola hizo un saludo. —Sí, señor, Mr. Terminator, señor.
—Levet—, susurró Jagr.
— ¿Oui11?
—Búrlate de mí de nuevo y te arrancaré esas alas y te las meteré por la
garganta.
—Tienes problemas de hostilidad, ¿lo sabes, vampiro?
—Sólo mantenla a salvo. —Y con eso, Jagr se giró y se mezcló con las
sombras.
Regan se inclinó contra la fachada de ladrillo de una tienda de antigüedades
local, demasiado cansada para estar enojada ante la misteriosa desaparición de
10 NdT: otro de los típicos juegos de palabras de Levet, y que son difícilmente traducibles, en este
caso confunde ‘trench’ (trinchera o zanja) con ‘ditch’ (otra forma de decir zanja pero que además se
emplea coloquialmente como abandonar a alguien).
11 En francés en el original – Traducción: ‘Sí ’
40
Jagr, o incluso por ser pasada como un coche usado. Una vez que ella tuviera la
oportunidad de reunir su fuerza, se libraría ella misma de sus intrusivos
guardianes. Hasta entonces…
Bien, ella había aguantado peores cosas.
Peores de forma épica.
Sus pesadas pestañas se abatieron hacia abajo mientras se relajaba contra la
pared, confiando en su agudo sentido del olfato para advertirla de cualquier
peligro que se acercara. Pasaron cinco minutos, y luego otros cinco. Al final Levet,
quien claramente poseía el intervalo de atención de un mosquito, no pudo
mantener más tiempo el silencio.
—Así queee… eres la hermana de Darcy—, murmuró él. —El parecido es
extraordinario.
Regan alzó sus pesadas pestañas, ignorando el corrosivo enojo que llameaba
a través de su corazón ante la mención de su hermana. ¿Problemas familiares?
Nah. Ella no.
— ¿Creía que las gárgolas eran más grandes? —dijo ella, más por cambiar de
tema que por ser insultante.
La cola de Levet se crispó. —Podré ser puesto en duda verticalmente, pero te
aseguro que soy un guerrero altamente respetado entre los vampiros. De hecho,
soy algo así como un Caballero de Brillante Armadura. No puedo contar el número
de damiselas que he rescatado de una muerte y desmembramiento inminentes, lo
cual, por supuesto, es por lo que fui enviado para rescatarte.
Una renuente sonrisa tocó los labios de ella. Él parecía más un adorno de
césped que un Caballero de Brillante Armadura.
— ¿Por qué ayudarías a los vampiros?
—Es una forma de pasar el tiempo hasta que alcance mi soñada posición.
— ¿Soñada posición?
—Bueno, he abandonado toda la cosa de Vanna12 desde que Darcy señaló que
no soy lo bastante alto como para alcanzar las letras del puzzle, así que he decidido
ponerme al frente de Deal or no deal13. Ese sí que sería un dulce trabajo.
Regan ahogó una carcajada. Culligan había sido un tele-adicto, apagando rara
vez la tele cuando estaba dentro de la caravana. No es que Regan se quejase. Eso al
12 Ndt: se refiere a Vanna White, celebridad de la televisión americana, es famosa por ser la azafata
que hacia girar el panel del puzzle de ‘Wheel of Fortune’ (La rueda de la fortuna) desde 1972.
13 Deal or no deal: concurso televisivo, sus versiones en el extranjero son ‘trato hecho’ o ‘Allá tú’
41
menos le ofrecía una visión momentánea del mundo más allá de su jaula de plata.
— ¿Sabe Howie Mandel14 que está a punto de quedarse sin empleo? —
preguntó ella, quitándose de encima los salvajes recuerdos.
—Creo que lo mantendré en secreto por ahora. No hay necesidad de que él se
vuelva todo Britney Spears antes de que realmente me haya sido ofrecido el
trabajo.
Esta vez Regan no pudo detener su carcajada. —Muy atento.
—Ese soy yo, un corazón de oro. Es tanto una bendición… Como una
maldición.
—Sí, puedo imaginarlo.
Un silencio descendió, roto sólo por el canto de los grillos y de las distantes
ranas. Era un silencio acogedor. Tan acogedor que Regan estuvo asombrada al
descubrir que no le molestaba la compañía de la gárgola. De hecho…
No. Ella aplastó rápidamente los traidores pensamientos. Ella no quería ni
necesitaba un camarada. Ni Levet, quien podía hacerla reír, y ciertamente no Jagr,
quien podía enojarla un momento, y al siguiente, causar sensuales estragos con un
simple mordisco.
Contra su voluntad, Regan encontró su mirada buscando entre la oscuridad,
sus sentidos buscando algún signo del vampiro DEA15. Ella se dijo a sí misma que
no le importaba una mierda si Jagr había salido corriendo y había conseguido que
le matasen. Un vampiro menos en el mundo no podía ser una cosa mala. Su única
preocupación era… era… encontrar un lugar para dormir antes de que los
humanos comenzaran a llenar las calles.
Sip.
Eso era.
Absolutamente.
—Puedes confiar en él, sabes.
La cadenciosa voz de Levet interrumpió sus oscuros pensamientos. Ella se
giró para encontrarlo mirándola con conocedores ojos grises.
— ¿Qué?
14 Howard Michael ‘Howie’ Mandel: es un humorista, animador de televisión y actor de origen
canadiense, conocido por su papel como anfitrión del programa de concurso Deal or no deal de la
cadena de televisión NBC
15 DEA: siglas para Desaparecido En Acción.
42
—Jagr. —Su pequeño rostro se torció en una mueca. —Puede no gustarme el
bastardo de frío corazón, pero él es un letal guerrero y ha dado su palabra de
devolverte a salvo a Chicago. Él dará su propia vida antes de dejar que resultes
herida.
Su pelaje se encrespó instantáneamente. —Yo no pedí la ayuda de nadie.
Levet bufó. —Como si eso alguna vez detuviera a los insistentes bastardos.
— ¿Quieres decir a Darcy?
—Sacrebleau, 16 no. —La gárgola estaba horrorizada por la mera sugerencia. —
Estaba hablando de los vampiros. Darcy posee la más tierna y más hermosa alma
con la que jamás me he encontrado. No hay nadie que no la adore.
Regan ignoró la punzada de envidia que golpeó su corazón. — ¿Tierna alma?
¿Cómo demonios vinimos del mismo vientre? Levet se encogió de hombros.
—La vida te ha dado un endurecido caparazón, pero tu alma es igual de
pura. Lo cual es sin duda lo que tiene a Mr. Frío-como-el-Hielo tan nervioso. Y por
supuesto, el hecho de que eres caliente como el infierno no perjudica.
Regan se sorprendió ante las ridículas afirmaciones. —Eres…
— ¿Qui?
—Muy peculiar.
El demonio agitó sus alas. —Bueno, eso es algo bueno que decir del demonio
que ayudó a salvar tu vida.
Regan se encogió de hombros. —Yo misma soy peculiar. No es del todo malo.
—Sí, bueno, tú jamás llamarías peculiar a Brad Pitt o a Míster-Sueño.
Húmedo.
—Tom Cruise.
Levet lo consideró, luego asintió. —Punto válido.
— ¿No ibas a conducirnos hasta algunas cuevas, gárgola? —exigió una gélida
voz masculina, la única advertencia de que Jagr había aparecido silenciosamente
desde las sombras.
La gárgola chilló, palmoteando una mano contra su pecho. —Santa madre de
Dios, casi me provocas un ataque al corazón, y no en un buen sentido.
Los ojos de Jagr se entrecerraron. —Las cuevas.
16 En francés en el original – Traducción: exclamación de sorpresa que varía según el contexto,
varias traducciones posibles pueden ser: ‘¡La ostia!’ / ‘¡Santo Dios!’
43
—Y yo pensaba que Styx era un gruñón. —Con un movimiento rápido de su
cola, Levet se giró y se contoneó por la calle con un obvio mal humor. —Por aquí.
Regan se apresuró a seguir a Levet. Lo último que quería era estar sola con el
vampiro de cara sombría. Bueno, eso no era exactamente cierto. Lo último que
quería era que él sintiera el rápido martilleo de su corazón y la llamarada de
conciencia que tintaba sus estúpidas mejillas con un rubor. ¿Qué estaba mal con
ella? Ok, había reaccionado a su mordisco. Y, por mucho que le fastidiara
admitirlo, a su beso. Jagr era un vampiro. Todo el mundo sabía que usaban el sexo
para atraer a su presa. Y que incluso el más poderoso de los demonios era
susceptible. Lo único chocante hubiera sido si ella no hubiese respondido.
¿Entonces por qué estaba actuando como una jodida pre-adolescente con un
enamoramiento por su profesor? Patético.
Sintiendo a Jagr moverse para caminar a su lado, Regan sacudió mentalmente
la cabeza y cuadró los hombros. Tiempo de comenzar a actuar como una madura
pura-sangre. Lo que demonios significara eso.
— ¿A dónde fuiste? —exigió ella. Su fría mirada azotó en su dirección.
—Me deshice de los cuerpos.
—Oh.
—¡Levet tenía razón! —continuó él suavemente. —Eran Curs. Tres de ellos.
Dos fueron alcanzados por la explosión de Levet y uno consiguió escapar.
Los pasos de ella fallaron. — ¿Por qué no estamos siguiendo su rastro?
Culligan podría haberlo enviado. —Seguí el rastro. Desapareció a cuatro
manzanas al norte de aquí.
—Al igual que el de Culligan.
—Sí. —La helada mirada azul se deslizó sobre el rostro de ella. — ¿Tenía el
duende mucho contacto con los Curs durante tu encarcelamiento?
—En ocasiones. —Regan hizo una mueca. —No más que con cualquier otro
de los demonios de clase baja que encontrábamos durante nuestros viajes.
— ¿Viajes?
—Culligan nunca permanecía en un lugar más de algunas noches. Cruzamos
de un lado a otro el país un centenar de veces.
— ¿Qué hay de Hannibal? ¿Estuvisteis aquí muchas veces?
—No. —Regan sacudió la cabeza. Ella había escuchado sobre Hannibal, por
supuesto. Construida en el límite del poderoso Río Mississippi, fue el hogar de
44
Samuel Clemons (Mark Twain) y el escenario de muchas de sus más famosas
novelas. También había alguna cueva u otra que había sido el lugar de escondite
para Jesse James17, el History Channel era algo maravilloso. Una ciudad encantadora,
pero difícilmente un punto caliente para los demonios. —Él jamás siquiera
mencionó este lugar.
Jagr consideró sus palabras mientras cruzaban a través de un vacío
aparcamiento construido cerca del río. En la oscuridad, Regan pudo escuchar las
aguas que se arremolinaban y giraban en espiral alrededor del amarrado buque de
vapor sujeto al muelle cercano.
—Entonces no podemos estar seguros de que Culligan esté detrás del
ataque—, concluyó él al final.
Genial. Nuevos y misteriosos enemigos. Justo lo que ella necesitaba.
— ¿Por qué querrían matarme los Curs? —gruñó ella, tan molesta por la fría
reacción de Jagr ante su obvio peligro como por ser tiroteada en primer lugar.
Joder, ¿no había sido él enviado para mantenerla a salvo? —Pensaba que ellos
veneraban a los Weres pura-sangre.
Una dorada ceja se arqueó ante su grosero tono. —Si hay una manada Were
local, podrían pensar que eres una renegada. Los Weres son tan territoriales como
los vampiros.
— ¿Pero qué hay del rastro desapareciendo?
—Es una conexión, pero por todo lo que sabemos, los Curs despedazaron a
Culligan y taparon su muerte con la misma magia que oculta su olor. No sabemos
lo suficiente como para saltar a conclusiones.
Él tenía razón. Sólo un tonto ignoraría la posibilidad de que hubiera otros
peligros más allá de Culligan.
—Maldición.
La gélida expresión de Jagr se suavizó ante su agotada concesión. Nunca
rompiendo el paso, él metió en la mano de ella una bolsa de papel y la condujo
desde el aparcamiento hacia el enredo de maleza que delineaba el río.
—Toma.
Regan frunció el ceño. — ¿Qué es esto?
17 Jesse Woodson James: (1847-1882) fue un forajido estadounidense y el integrante más famoso de
la banda de asaltantes James-Younger. Después de su muerte se convirtió en una figura legendaria
del Viejo Oeste.
45
—Comida. —La mirada de él descendió a la deriva hacia la muñeca de ella.
—La necesitarás para reponer la sangre que tomé.
Un calor al rojo vivo llameó a través de ella, oprimiendo el aire de sus
pulmones. Ella casi podía sentir sus colmillos hundiéndose en su carne, y los
sensuales tirones mientras él tomaba su sangre.
Agachando rápidamente su cabeza, ella abrió de un tirón la bolsa para
descubrir dos bagels18 aún calientes y un envase de zumo de naranja.
Su estómago tronó de placer.
—Gracias—, murmuró ella, manteniendo su cara oculta bajo la espesa cortina
de su pelo mientras rápidamente se abría paso a través de los bagels.
Jagr se retiró a su familiar silencio, lo suficientemente listo como para no
ofrecer ayuda cuando alcanzaron un estrecho paso que conducía a lo alto de un
acantilado que tenía vistas hacia el río. Sus nervios ya estaban al borde. No llevaría
mucho tenerla golpeandolo, independientemente de las consecuencias.
Escalaron sin hablar, y alcanzando lo alto del acantilado, Regan se detuvo
para tirar la bolsa vacía, apoyándose de forma encubierta contra el bidón de basura
de plástico. El camino había sido pronunciado, agotando peligrosamente su
menguante energía.
En menos de un latido Jagr estuvo a su lado, su brazo envolviéndose
alrededor de su cadera para cargarla contra el erótico poder de su cuerpo.
— ¿Por qué no pediste ayuda? —exigió él, su oscura voz deslizándose hacia
abajo por su columna, enviando ondas de placer a través de ella.
Oh… demonios.
Ella quería reclinarse contra toda esa dureza masculina. Cerrar sus ojos y
sumergirse en su brutal fuerza.
La necesidad era tan intensa e inoportuna como la conciencia que zumbaba a
través de su cuerpo con diminutas y eléctricas sacudidas.
Situando sus palmas contra el pecho de él, ella se apartó de un empujón. —
Estoy bien.
Él frunció el ceño hacia ella, negándose a aflojar su agarre. —Podrías estar
18 Bagel: es un pan elaborado tradicionalmente con harina de trigo y que suele tener un agujero en
el centro. A la masa se le añaden a menudo productos tales como sal, cebolla, ajo, huevo o centeno.
Pueden estar cubiertos de semillas de sésamo, cebolla, ajo seco, sal gruesa, o todo a la vez
(everything bagel ‘bagel con todo’)
46
mareada…
Ella se apartó de nuevo. —Dije que estoy bien. Sólo deja de hablar sobre eso.
— ¿Sobre qué? —Los duros labios de él se torcieron. — ¿Mi alimentación o tu
reacción?
Levantando su pie, ella lo pateó en la rodilla tan duramente como pudo.
Eso no podía haberlo herido. Incluso en su completo poder, sería difícil hacer
daño a tan antiguo demonio. Aún así, fue suficiente para cogerlo fuera de guardia.
Usando el nanosegundo de distracción, Regan se agachó por debajo de sus brazos
y corrió hacia la gárgola, quien estaba desapareciendo en el espeso enredo de
maleza y árboles que corrían a lo largo del acantilado.
—Juro por Dios, un día… —murmuró ella por lo bajo.
Ella no sabía qué iba a hacer.
Pero iba a ser malvado.
47
CCaappííttuulloo 33
Traducido Por Inferno
La cueva que había al final del túnel a través del acantilado no era larga. La
cámara principal era del tamaño de una sala de estar humana, y lo suficientemente
baja para que Jagr estuviera en constante peligro de golpearse la cabeza. En el lado
positivo, la entrada era lo suficientemente estrecha como para prevenir que entrara
más de un atacante a la vez, y había una cámara más pequeña en la parte de atrás
que tenía un torrente superficial de agua que desembocaba en una cuenca.
Sin embargo, no era el hecho de que fuera fácilmente defendible, o que
hubiera un suministro de agua fresca a mano, lo que hizo que la cueva pareciera
un paraíso, decidió Jagr.
Fue el abrazo de la cálida Were que había acercado a su cuerpo mientras yacía
sobre el duro suelo.
Reclinado sobre su codo, Jagr estudió los rasgos finamente esculpidos de
Regan. Dormida parecían incluso más insoportablemente frágiles. Su piel era de un
impecable marfil extendido sobre la perfectamente formada frente y pequeña
nariz. Sus labios eran exuberantes, cuando no se apretaban con enfado, y sus
pestañas una espesa cortina mientras yacían contra sus mejillas.
Tan adorable.
Tan sobrecogedora.
Y tan aterradora en su habilidad para fascinarlo.
Jagr sacudió la cabeza. Había vivido durante siglos. Hermosas mujeres
habían entrado y salido de su vida con predecible regularidad. Pero ninguna había
poseído la dorada inocencia de su alma. Una inocencia que la torturada oscuridad
dentro de él ansiaba. Como si su pureza pudiera apaciguar las perniciosas
sombras.
Y por supuesto, estaba el feroz e implacable coraje que le había permitido a
ella sobrevivir a sus años de tortura.
48
Culligan la había herido, pero nunca la había quebrado.
Él era uno de los pocos que podían apreciar realmente lo que eso le había
costado a ella.
Ella era completa y absolutamente única. Una criatura como ninguna otra que
él se hubiera encontrado jamás.
Un extraño indicio de advertencia susurró en su corazón. Una instintiva
conciencia de que su comportamiento desde que había llegado a Hannibal era…
inusual. El sombrío control y la fría lógica que lo había regido durante siglos
estaban siendo socavados por la pequeña y feroz Were acurrucada actualmente
contra él.
No estaba seguro de sí debería estar furioso o aterrorizado.
Ciertamente, no debería sentirse… pagado de sí mismo. Como si hubiera
encontrado un tesoro que no hubiera esperado y ni siquiera supiera que deseaba.
Quizás sintiendo su conflicto interior, Regan se agitó contra su pecho. Jagr
apretó su agarre.
Apenas habían llegado a la cueva cuando Regan había colapsado por el
agotamiento. A pesar de todo su poder y testaruda determinación, ella se había
empujado a sí misma duramente demasiado tiempo y su cuerpo simplemente se
había apagado.
Sin dudarlo, Jagr la había llevado a la parte de atrás de la cueva, situándola
contra la pared y se había acostado de forma que él estuviera entre su inconsciente
forma y la apartada entrada. No se le permitiría a nada llegar hasta ella sin pasar
primero a través de él.
En ese momento él se había dicho a sí mismo que era por la protección de
ella. Se había comprometido a mantenerla a salvo, y por los dioses, eso sería lo que
haría.
Pero no importa cómo intentara tergiversar la lógica, él sabía que no era una
mera necesidad de protegerla lo que le condujo a acunarla tiernamente en sus
brazos, o a despertarse mucho antes de la puesta de sol para poder estudiar su
pálido y perfecto rostro.
Con un aleteo, ella levantó su espesa maraña de pestañas, revelando los ojos
esmeralda que aún estaban nublados por el sueño.
Hubo un momento mientras ella luchaba por recordar por qué estaba
yaciendo en una extraña cueva en los brazos de un vampiro, un renegado indicio
de sensual conciencia oscureciendo su mirada antes de que la realidad se estrellara
49
contra su niebla, y ella estuviera empujando airadamente sus manos contra el
pecho de él.
—Qué demonios… déjame ir.
Jagr fue cogido con la guardia baja por la fuerza de su golpe, casi perdiendo
su agarre antes de que él pudiera rodar encima de ella y usar su considerable peso
para controlar sus intentos de escapar.
La fuerza de ella había regresado con venganza.
Junto con su carácter.
Una pena, ya que él podía pensar en muchas mejores formas de pasar los
próximos minutos que luchando con la hermosa Were.
Ignorando el despertar de su cuerpo, Jagr encontró la furiosa mirada de
Regan con una estoica determinación.
—No hasta que el sol se haya puesto completamente. No te permitiré dejar la
cueva hasta que pueda acompañarte.
Ella aspiró un fuerte aliento. — ¿Me dejaste dormir el día entero?
—Tu mente es demasiado fuerte. No puedo controlar tus patrones de sueño.
Estabas obviamente con necesidad de descanso.
—Maldición. —Ella se retorció debajo de él. Jagr se tragó un gruñido ante la
deliciosa fricción. —Déjame ir. Culligan podría estar a millas de distancia a estas
alturas.
Tomó sus interminables años de auto-disciplina y restricción ignorar el firme
y deliciosamente femenino cuerpo debajo de él. Por ahora, su penetrante necesidad
era secundaria a mantener a salvo a Regan.
Algo que él no podía asegurar si ella se fugaba de la cueva y hacia la
prolongada puesta de sol.
—Entonces unos pocos minutos no importarán—, señaló él con el frío tono
que parecía hacer que Regan rechinara los dientes. Mientras ella estuviera
contemplando las mejores formas de meter una estaca en su corazón, no estaría
tramando la forma de escapar de él.
Predeciblemente, el rostro de ella se ruborizó con furia. —Nunca perdonaré a
mi hermana por cargarme contigo. Apuesto a que te envió para sacarte de su…
Antes de que él pudiera detener el impulso, su cabeza se hundió hacia abajo
para capturar la boca de ella en un silenciador beso. ¿De qué otra forma podía él
detener la enojada perorata sin daño físico? Una noble meta que fue rápidamente
50
socavada por el intoxicante calor que llameó por su cuerpo.
Este beso no tenía nada que ver con silenciar a Regan, y todo que ver con la
voraz hambre que llameaba a través de él con una dolorosa fuerza.
Él deseaba a esta mujer.
Deseaba acariciar con sus labios cada centímetro de su lisa y marfileña piel.
Deseaba besar, lamer y mordisquear cada deliciosa curva. Deseaba estar enterrado
profundamente dentro de ella mientras hundía sus colmillos en su cuello y bebía
de su potente sangre.
Más que nada, deseaba oír esos bajos y roncos gritos cuando ella alcanzaba su
clímax.
Los dedos de ella se enterraron en su pecho cuando él profundizó el beso, sus
labios suavizándose. El aroma a excitación floreció sobre la piel de ella, alargando
sus colmillos y haciendo que su pesada erección diera un tirón en anticipación.
Esto estaba… bien.
Ella se adaptaba perfectamente debajo de él, su femenino cuerpo suave y aún
así lo suficientemente fuerte como para manejar la pasión de un antiguo vampiro.
Su olor estaba mezclado con precisión para despertar sus más profundas hambres.
Y su sangre. Demonios, su cuerpo aún temblaba con el poder extraído durante su
alimentación.
Moviendo sus manos, Jagr enredó sus dedos en la satinada suavidad de su
cabello, ahogándose en sensaciones que eran familiares, y no obstante
completamente desconocidas en su intensidad.
Después de una eternidad de infierno, esto era… el paraíso. No había otra
palabra.
Él bromeó con sus labios, mordisqueando ligeramente y acariciando antes de
explorar la obstinada línea de su mandíbula. Las uñas de ella se enterraron en la
fina camiseta, causando afilados dardos de delicioso dolor, pero sus sentidos
estaban demasiado afinados como para perderse los pequeños gemidos de
sufrimiento que eran arrancados de la garganta de ella.
El cuerpo de Regan podría responder con intoxicante urgencia a sus caricias,
pero su mente no confiaba en él.
En este momento, él dudaba que ella fuera capaz de confiar en nadie.
Jagr levantó su cabeza para mirarla con una fría compostura que disfrazaba la
frustración aullando a través de su cuerpo.
—Te advertí que no insultaras a mi reina—, murmuró él.
51
La cara de ella estaba ruborizada con una combinación de vergüenza y furia
por haber respondido tan fácilmente a sus caricias.
—No estaba insultando a mi hermana, te estaba insultando a ti.
Un indicio de sonrisa tocó los labios de él. —Error mío.
Ella lo miró furiosamente durante un largo momento, enfurecida por su
inhabilidad para apartar a un lado su gran cuerpo y escapar como deseaba. Luego,
con obvio esfuerzo, ella se envolvió con una quebradiza dignidad.
— ¿Dónde está la gárgola?
La sonrisa de Jagr se desvaneció ante la mención del pequeño demonio. No
había estado contento cuando había regresado de deshacerse de los cuerpos de los
Curs para descubrir a Regan y Levet conversando como si fueran viejos amigos. No
estaba seguro de por qué estaba molesto por la visión de ambos juntos. Ni siquiera
un solitario vampiro que pasaba más tiempo con libros que con otros demonios
creería que Regan pudiera estar sexualmente atraída por la fea pequeña bestia.
Era sólo ahora que él podía aceptar la verdad. Había estado celoso de que la
estúpida gárgola hubiera hecho sonreír a Regan.
—Aún en forma de estatua—, murmuró él. —Afortunadamente para él.
—Él nos encontró estas cuevas—, rebatió ella, consiguiendo mantener su
expresión distante, como si estuviera yaciendo sobre el duro suelo de la cueva por
elección, en lugar de que estar clavada por el duro cuerpo de él.
Jagr sintió un despertar profundamente en su interior. Nunca se había
encontrado con una mujer con tan extraordinario coraje.
—Soy un vampiro. No hay una cueva que no pueda sentir.
Los ojos de ella se entrecerraron. — ¿Entonces por qué le permites venir con
nosotros?
—Porque mis hermanos de clan tienen varias compañeras que están
extrañamente encariñadas con la plaga.
Ella pestañeó, cogida desprevenida por su ruda confesión.
—Seguramente el grande y malo Jagr no está asustado de unas pocas
mujeres, ¿verdad?
—Soy lo suficientemente sabio como para temer a una diosa, a una demonio
Shalott, a un Oráculo, e incluso a una Were pura-sangre cuando está enfurecida—,
dijo él secamente, su mirada descendiendo hacia la exuberante tentación de la boca
de ella. —Además, hay pocas criaturas en el mundo más peligrosas que una mujer.
52
—Suenas como si tuvieras experiencia personal. ¿Alguna nena vampiro
rompió tu corazón? —se burló ella.
Con un fluido movimiento, Jagr estuvo de pie, sus rasgos fríos e ilegibles.
Regan no podía conocer su pasado, o a las mujeres vampiro que le habían
torturado durante siglos, pero la burla de ella liberó el aluvión de pesadillas que en
realidad nunca le dejan en paz.
—Casi ha oscurecido. ¿Necesitas alimentarte?
Regan se puso en pie rápidamente, retrocediendo con cautela cuando su
gélido poder se arremolinó a través de la cueva.
—Lo que necesito es una ducha y ropa limpia.
—Muy bien. Dame un momento.
Jagr se dirigió hacia la parte de atrás de la cueva, maldiciendo cuando captó
el olor de la ansiedad de Regan. Maldición, Styx había sido un idiota por enviarlo
tras la Were. Él era un volátil guerrero que era temido por sus propios hermanos,
no una niñera. ¿Qué demonios sabía él sobre mujeres heridas, excesivamente
orgullosas y obsesionadas con la venganza? Ni una mierda, eso era.
¿Entonces por qué no estaba arrastrándola de vuelta a Chicago y lavándose las manos
de la ridícula situación?
Inclinándose hacia abajo, él abrió la cremallera de la mochila de cuero que
había traído con él desde Chicago.
Escuchó a Regan arrastrar los pies impacientemente detrás de él. — ¿Qué
estás haciendo?
Jagr sacó dos dagas de plata finamente elaboradas y las metió dentro de sus
botas. Había pocas cosas que podían superar a un antiguo vampiro, pero él no
había vivido tanto tiempo siendo estúpido. Si había Curs alrededor, muy seguro
que habría Weres. Necesitaría la plata si eran atacados por una manada entera.
Enderezándose, se encaminó hacia la estrecha entrada. —Estoy listo.
***
Regan rechinó los dientes cuando el vampiro desapareció por la entrada de la
cueva. ¿Pensaba él que ella correría a toda prisa detrás de él como un perro bien
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza
Un oscuro deseo de venganza

More Related Content

Viewers also liked

LA EDUCACIÓN TÉCNICA EN VENEZUELAJecksson
LA EDUCACIÓN TÉCNICA EN VENEZUELAJeckssonLA EDUCACIÓN TÉCNICA EN VENEZUELAJecksson
LA EDUCACIÓN TÉCNICA EN VENEZUELAJeckssonJECKSSON TORRES
 
Calidad de la energía electrica
Calidad de la energía electricaCalidad de la energía electrica
Calidad de la energía electricaMOISES-94
 
PR im Social Web: Vortrag von Dr. Rebecca Belvederesi Kochs, Social Media Din...
PR im Social Web: Vortrag von Dr. Rebecca Belvederesi Kochs, Social Media Din...PR im Social Web: Vortrag von Dr. Rebecca Belvederesi Kochs, Social Media Din...
PR im Social Web: Vortrag von Dr. Rebecca Belvederesi Kochs, Social Media Din...Social Media Aachen
 
Chavin sheyla
Chavin sheylaChavin sheyla
Chavin sheylashecruz
 
La tecnología educativa una auténtica profesión
La tecnología educativa una auténtica profesiónLa tecnología educativa una auténtica profesión
La tecnología educativa una auténtica profesiónJvReconco
 
Actividad 3
Actividad 3 Actividad 3
Actividad 3 juancsl
 
Herramientas digitales
Herramientas digitalesHerramientas digitales
Herramientas digitalesAgustin Gomez
 
Software user guide_spanish
Software user guide_spanishSoftware user guide_spanish
Software user guide_spanishqwqwqwqeee
 
POWER POINT NUESTRO DE CADA DIA
POWER POINT NUESTRO DE CADA DIAPOWER POINT NUESTRO DE CADA DIA
POWER POINT NUESTRO DE CADA DIAdaniela960618
 

Viewers also liked (15)

LA EDUCACIÓN TÉCNICA EN VENEZUELAJecksson
LA EDUCACIÓN TÉCNICA EN VENEZUELAJeckssonLA EDUCACIÓN TÉCNICA EN VENEZUELAJecksson
LA EDUCACIÓN TÉCNICA EN VENEZUELAJecksson
 
Calidad de la energía electrica
Calidad de la energía electricaCalidad de la energía electrica
Calidad de la energía electrica
 
Ari u3 ea_aldr
Ari u3 ea_aldrAri u3 ea_aldr
Ari u3 ea_aldr
 
PR im Social Web: Vortrag von Dr. Rebecca Belvederesi Kochs, Social Media Din...
PR im Social Web: Vortrag von Dr. Rebecca Belvederesi Kochs, Social Media Din...PR im Social Web: Vortrag von Dr. Rebecca Belvederesi Kochs, Social Media Din...
PR im Social Web: Vortrag von Dr. Rebecca Belvederesi Kochs, Social Media Din...
 
Chavin sheyla
Chavin sheylaChavin sheyla
Chavin sheyla
 
Hybris consulting semana 13 2015
Hybris consulting semana 13 2015Hybris consulting semana 13 2015
Hybris consulting semana 13 2015
 
4.4.1
4.4.14.4.1
4.4.1
 
1.2 m
1.2  m1.2  m
1.2 m
 
La tecnología educativa una auténtica profesión
La tecnología educativa una auténtica profesiónLa tecnología educativa una auténtica profesión
La tecnología educativa una auténtica profesión
 
Productos
ProductosProductos
Productos
 
Multibank
MultibankMultibank
Multibank
 
Actividad 3
Actividad 3 Actividad 3
Actividad 3
 
Herramientas digitales
Herramientas digitalesHerramientas digitales
Herramientas digitales
 
Software user guide_spanish
Software user guide_spanishSoftware user guide_spanish
Software user guide_spanish
 
POWER POINT NUESTRO DE CADA DIA
POWER POINT NUESTRO DE CADA DIAPOWER POINT NUESTRO DE CADA DIA
POWER POINT NUESTRO DE CADA DIA
 

Similar to Un oscuro deseo de venganza

Estación espacial de la galaxia prozoonia
Estación espacial de la galaxia prozooniaEstación espacial de la galaxia prozoonia
Estación espacial de la galaxia prozooniaSiberianDreams
 
La hija de los sueños
La hija de los sueñosLa hija de los sueños
La hija de los sueñosFabiola Ramos
 
Noches de pesadilla (antología de marcelo birmajer)
Noches de pesadilla (antología de marcelo birmajer)Noches de pesadilla (antología de marcelo birmajer)
Noches de pesadilla (antología de marcelo birmajer)Valkiria Leyenda
 
El demonio de la perversidad - David Kolkrabe
El demonio de la perversidad - David KolkrabeEl demonio de la perversidad - David Kolkrabe
El demonio de la perversidad - David KolkrabeGiovanni Monseco
 
3. Viajera - Diana Gabaldon.pdf
3. Viajera - Diana Gabaldon.pdf3. Viajera - Diana Gabaldon.pdf
3. Viajera - Diana Gabaldon.pdfElsyGR
 
La Rata, un libro de verdadera autoayuda
La Rata, un libro de verdadera autoayudaLa Rata, un libro de verdadera autoayuda
La Rata, un libro de verdadera autoayudaOscar Freyre
 
2. Fire blood Dragon - Ruby Dixon
2. Fire blood Dragon -  Ruby Dixon2. Fire blood Dragon -  Ruby Dixon
2. Fire blood Dragon - Ruby DixonAlexandraIndriago
 
541 570 - st-flash
541 570 - st-flash541 570 - st-flash
541 570 - st-flashDonGilgamesh
 
Claudia gray -_3_-_despedida
Claudia gray -_3_-_despedidaClaudia gray -_3_-_despedida
Claudia gray -_3_-_despedidagueste750fef
 
Relato i, part iv
Relato i, part ivRelato i, part iv
Relato i, part ivAlice302
 
Reinos olvidados el elfo oscuro 2 - r. a. salvatore
Reinos olvidados   el elfo oscuro 2 - r. a. salvatoreReinos olvidados   el elfo oscuro 2 - r. a. salvatore
Reinos olvidados el elfo oscuro 2 - r. a. salvatoreDaniel Carrillo
 
The Nightwalkers 03 Elijah
The Nightwalkers 03   ElijahThe Nightwalkers 03   Elijah
The Nightwalkers 03 Elijahguest559174
 

Similar to Un oscuro deseo de venganza (20)

Estación espacial de la galaxia prozoonia
Estación espacial de la galaxia prozooniaEstación espacial de la galaxia prozoonia
Estación espacial de la galaxia prozoonia
 
La hija de los sueños
La hija de los sueñosLa hija de los sueños
La hija de los sueños
 
Angel 's blood
Angel 's bloodAngel 's blood
Angel 's blood
 
Ghostland
GhostlandGhostland
Ghostland
 
Noches de pesadilla (antología de marcelo birmajer)
Noches de pesadilla (antología de marcelo birmajer)Noches de pesadilla (antología de marcelo birmajer)
Noches de pesadilla (antología de marcelo birmajer)
 
El demonio de la perversidad - David Kolkrabe
El demonio de la perversidad - David KolkrabeEl demonio de la perversidad - David Kolkrabe
El demonio de la perversidad - David Kolkrabe
 
Shadow of the moon
Shadow of the moonShadow of the moon
Shadow of the moon
 
3. Viajera - Diana Gabaldon.pdf
3. Viajera - Diana Gabaldon.pdf3. Viajera - Diana Gabaldon.pdf
3. Viajera - Diana Gabaldon.pdf
 
La Rata, un libro de verdadera autoayuda
La Rata, un libro de verdadera autoayudaLa Rata, un libro de verdadera autoayuda
La Rata, un libro de verdadera autoayuda
 
2. Fire blood Dragon - Ruby Dixon
2. Fire blood Dragon -  Ruby Dixon2. Fire blood Dragon -  Ruby Dixon
2. Fire blood Dragon - Ruby Dixon
 
Revista mitos y leyendas
Revista mitos y leyendasRevista mitos y leyendas
Revista mitos y leyendas
 
541 570 - st-flash
541 570 - st-flash541 570 - st-flash
541 570 - st-flash
 
ENSAYO AURA
ENSAYO AURAENSAYO AURA
ENSAYO AURA
 
ENSAYO AURA
ENSAYO AURAENSAYO AURA
ENSAYO AURA
 
Prado
PradoPrado
Prado
 
Claudia gray -_3_-_despedida
Claudia gray -_3_-_despedidaClaudia gray -_3_-_despedida
Claudia gray -_3_-_despedida
 
Relato i, part iv
Relato i, part ivRelato i, part iv
Relato i, part iv
 
Reinos olvidados el elfo oscuro 2 - r. a. salvatore
Reinos olvidados   el elfo oscuro 2 - r. a. salvatoreReinos olvidados   el elfo oscuro 2 - r. a. salvatore
Reinos olvidados el elfo oscuro 2 - r. a. salvatore
 
The Nightwalkers 03 Elijah
The Nightwalkers 03   ElijahThe Nightwalkers 03   Elijah
The Nightwalkers 03 Elijah
 
Las brujas
Las brujas Las brujas
Las brujas
 

Un oscuro deseo de venganza

  • 1. 1
  • 2. 2 SSiinnooppssiiss OOssccuurriiddaadd DDeessaattaaddaa SERIE GUARDIANES DE LA ETERNIDAD – LIBRO 5 Alexandra Ivy Un recluso con cicatrices, Jagr no oculta su desprecio por la compañía de los demás. Pero ahora, como miembro del poderoso clan de vampiros de Chicago, él tiene ciertas obligaciones que cumplir. La última: localizar a una desaparecida Were pura-sangre y devolvérsela a su hermana. El problema: Regan Garrett no tiene ninguna intención de cumplirlo. Y aunque Jagr estuvo de acuerdo con no dañar ni un centímetro del tentador cuerpo de esta testaruda mujer, con mucho gusto la besaría hasta la sumisión, despertando un impulso que no ha sentido en años. Demonios, en siglos... Regan juró nunca estar a merced de otro hombre. Y eso iba doblemente por el arrogante vampiro con ojos de hielo y músculos de acero. Todo lo que Regan quiere es vengarse de aquellos que la encarcelaron. Ella no necesita un aliado. Y ciertamente no necesita un compañero. Pero pronto Regan tendrá que elegir: entre un deseo de venganza y una pasión tan oscura y peligrosa como la noche...
  • 3. 3 ÍÍnnddiiccee Sinopsis..........................................................................2 Índice..............................................................................3 Agradecimientos...........................................................4 Un Sabor de Oscuridad ................................................5 Prólogo...........................................................................7 Capítulo 1 ....................................................................17 Capítulo 2 ....................................................................32 Capítulo 3 ....................................................................47 Capítulo 4 ....................................................................58 Capítulo 5 ....................................................................69 Capítulo 6 ....................................................................73 Capítulo 7 ....................................................................90 Capítulo 8 .................................................................. 103 Capítulo 9 .................................................................. 119 Capítulo 10 ................................................................ 132 Capítulo 11 ................................................................ 147 Capítulo 12 ................................................................ 160 Capítulo 13 ................................................................ 175 Capítulo 14 ................................................................ 190 Capítulo 15 ................................................................ 204 Capítulo 16 ................................................................ 219 Capítulo 17 ................................................................ 239 Capítulo 18 ................................................................ 254 Capítulo 19 ................................................................ 272 Capítulo 20 ................................................................ 282 Capítulo 21 ................................................................ 297 Capítulo 22 ................................................................ 311 Capítulo 23 ................................................................ 325 Continua con…. ........................................................ 348 Capítulo 1 .................................................................. 349
  • 4. 4 AAggrraaddeecciimmiieennttooss Dedicado a todas nuestras lectoras; especialmente para genobruja sque desde hace tres años espera la continuación de: La Serie guardianes de la eternidad, de Alexandra Ivy. Serie que gano las votaciones en Val Hall, para continuar con su traducción, a partir del último libro que dejo el Grupo Inferno a medio traducir ya que las demás traducciones encontradas desde ahí estaban bastante ilegibles. No pretendemos pasar por encima del trabajo de nadie, ni apropiarnos del trabajo hecho por Inferno por eso empezamos agradeciendo todo vuestro trabajo. TTRRAADDUUCCCCIIOONN GGrruuppoo IInnffeerrnnoo -- CCaappííttuullooss 11 aall 1166 TRADUCTORAS Silvia – Maka CORRECTORA Aremik TTRRAADDUUCCCCIIOONN VVaall HHaallll -- CCaappííttuullooss 1177 aall 2233 TRADUCTORAS Alhana; Apollymi; Arhiel; Fangtasy; NAD!; Mary79.Maxiluna; Ophira. CORRECTORAS Nix; Anaizher; Arhiel. LECTURA FINAL: Arhiel; Genobruja DISEÑO
  • 5. 5 UUnn SSaabboorr DDee OOssccuurriiddaadd Traducido Por Inferno — ¿Regan, estás segura? —preguntó Jagr. ¿Segura? No. Ella no tenía ni idea de lo que estaba a punto de suceder. Bueno, nada más allá de una gran cantidad de dolor cuando esos enormes colmillos se hundieran en su carne. Afortunadamente, ella no era ninguna cobarde y si Jagr necesitaba sangre para levantarse y moverse, entonces por Dios, él iba a conseguir sangre. — ¿Necesitas una invitación escrita? —se burló ella, no del todo sorprendida cuando la boca de él se amplió y sus colmillos se deslizaron suavemente en su muñeca. Jagr no era un vampiro que se echara atrás ante un desafío directo. Lamentablemente, su plan había pasado por alto un pequeño detalle. Ella estaba preparada para el dolor. Estaba incluso preparada para la necesidad de arrancarlo por la fuerza de su carne, si él perdía la cabeza y trataba de tomar más de lo que ella estaba dispuesta a ofrecer. Para lo que ella no estaba preparada era para la comprensión de que lejos de ser dolorosa, la sensación que se sacudió a través de ella fue una de intenso e implacable placer. —Oh... —Sus ojos se cerraron mientras le sentía chupar profundamente su sangre, cada tirón apretando la espiral de dicha que estaba alojada en la boca de su estómago. Todo su cuerpo temblaba, con la misma excitación que la había prendido fuego cuando él la había besado estallando a través de su cuerpo. Sólo que esta vez era más poderosa, más huracanada, más... explosiva. Ella se estaba ahogando, perdiéndose en el oscuro e intoxicante deseo...
  • 6. 6 GGlloossaarriioo Were: Que significaría en español (Hombres Lobos) son pura-sangre, son hombres lobos nacidos, se deja como Were, no se traduce. Curs: El Termino Curs; se refiere a los Were (Hombres Lobos) creados, no son de sangre pura, son humanos transformados a través del mordisco de un Were. Se ha dejado Como Curs, dado El término ‘cur’ viene a significar ‘perro sin raza’ o ‘perro de la calle’. Pero sin las connotaciones negativas que podría tener ‘chucho’. Los Cur son vistos como inferioriores por los demás demonios incluidos los Weres. En anteriores traducciones se les ha dejado como Callejeros pero en nuestro idioma este termino también se utiliza con connotaciones negativas. Se deja como Curs o Cur, no se traduce. Imp: Traducido como Duende; Un imp es un ser mitológico similar a un hada o demonio, con frecuencia se describen en el folklore y la superstición. El término puede aplicarse a un gran número de criaturas de la mitología anglosajona. En este caso se usa para definir a una raza prima hermana de las hadas, por lo que son criaturas de tamaño humano. Sprite: Traducido como Ninfa o duendecillo: El término puede usarse para definir a criaturas de pequeño tamaño y con delicadas alas (duendecillo) o de tamaño humano, relacionadas casi siempre con la naturaleza (ninfas). Fey: Si bien se puede utilizar como otra forma para referirse a las ‘hadas’, en este caso, la autora utiliza la palabra para englobar a todo un grupo de seres mágicos similares de la tradición celta (hadas, sidhes, duendes,…) Jinn: Se deja como Jinn, no se traduce; Son Elementales o genios de la mitología árabe. Son seres sobrenaturales que tienen la facultad de darse a conocer bajo formas animales (serpientes, perros, gatos, etc.) o humanas. Algunos son buenos y de bella apariencia, pero la mayoría son malignos y horribles de aspecto. Tienen cuerpos etéreos, pero se alimentan y pueden engendrar hijos. Los de mayor poder maligno son los marids, cuyo jefe es Iblis.
  • 7. 7 PPrróóllooggoo Jagr sabía que estaba creando el pánico en el exclusivo club nocturno de Viper. El elegante establecimiento con sus candelabros de arañas luces de cristal y tapizados de terciopelo rojo ofrecidos para los más civilizados miembros del mundo de los demonios. Jagr era cualquier cosa excepto civilizado. Era un vampiro de un metro noventa y dos que una vez había sido un jefe visigodo. Pero no era su trenzado cabello dorado pálido que caía casi hasta su cintura, o los ojos azul pálido que no se perdían nada y enviaban a criaturas con cualquier pretensión de inteligencia a quitarse rápidamente de su camino. No era ni siquiera el abrigo de cuero que ondeaba alrededor de su duro cuerpo. No, era la fría perfección de sus sombríos rasgos, y el indicio de la furia feroz que lo envolvía. Trescientos años de implacable tortura le habían despojado de cualquier indicio de urbanidad. Ignorando a los diversos demonios que tropezaban con sillas y mesas en un esfuerzo por evitar sus largas zancadas, Jagr se concentró en los dos Cuervos que custodiaban la puerta de la oficina. El silencioso aire de sofisticación le estaba produciendo un sarpullido. Él era un vampiro que prefería la soledad de su guarida oculta bajo las calles de Chicago, rodeado por su extensa biblioteca, seguro en el conocimiento de que ningún humano, bestia o demonio poseía la habilidad de entrar. No es que fuera el completo ermitaño que sus hermanos vampiros asumían. No importaba lo poderoso, habilidoso o inteligente que pudiera ser, él comprendía que su supervivencia dependía de entender la siempre cambiante tecnología del mundo moderno. Y más allá de eso estaba la necesidad de ser capaz de mezclarse con la sociedad actual. Incluso un ermitaño tenía que alimentarse. Entremetida en el fondo de su guarida había una televisión de plasma con cada canal conocido por la humanidad, y la clase de indescriptible vestuario que le permitía navegar por los más turbios vecindarios sin causar un alboroto.
  • 8. 8 Los más letales cazadores sabían cómo camuflarse mientras estaban al acecho. Pero este sitio… Hubiera preferido ser estacado que caminar de forma amanerada y pavonearse alrededor como un imbécil. Maldito Styx. El antiguo vampiro había sabido que sólo una orden real podía obligarlo a entrar en un abarrotado club nocturno. Jagr no ocultaba su desdén por la compañía de otros. Lo cual daba por sentado el por qué el Anasso elegiría tal escenario para encontrarse. Con un humor de perros suficiente para llenar el amplio club con un gélido escalofrío, Jagr ignoró a los dos Cuervos que estaban de pie en función de centinelas cerca de la oficina trasera, y alzando su mano, permitió que su poder arrancará la pesada puerta de roble de sus goznes. Los amenazadores Cuervos gruñeron en advertencia, dejando caer sus pesadas capas, las cuales ocultaban las numerosas espadas, dagas, y pistolas atadas a las varias partes de sus cuerpos. El paso de Jagr nunca vaciló. Styx no dejaría que sus vampiros mascota hirieran a un visitante invitado. Al menos no hasta que tuviera lo que necesitaba de Jagr. E incluso si Styx no ordenara detenerse a los guardias… bueno, demonios, él había estado esperando siglos para ser eliminado en combate. Ese era el destino de un guerrero. Hubo un bajo murmullo desde dentro de la habitación, y los dos Cuervos le permitieron pasar a regañadientes con nada más doloroso que una acalorada mirada. Pasando por encima de la destrozada puerta, Jagr se detuvo para lanzar una cautelosa mirada por la habitación color azul pálido y marfil. Como esperaba, Styx, un enorme azteca que era el actual Rey de los Vampiros, estaba consumiendo más que su justa cuota de espacio detrás de un pesado escritorio de roble, sus bronceados rasgos ilegibles. Viper, el líder del clan de Chicago, quien, con su cabello plateado y oscuros ojos parecía más un ángel que un letal guerrero, estaba de pie tras su hombro. —Jagr. —Styx se inclinó hacia atrás en la silla de cuero, sus dedos acampanados bajo su mentón. —Gracias por venir tan pronto.
  • 9. 9 Jagr entrecerró su glacial mirada. — ¿Tenía elección? —Cuidado, Jagr—, le advirtió Viper. —Este es tu Anasso. Jagr curvó sus labios, pero era lo suficientemente listo como para mantener sus enojadas palabras para sí mismo. Incluso presumiendo que pudiera igualar el renombrado poder de Styx, estaría muerto antes siquiera de dejar el club si retara al Anasso. — ¿Qué quieres? —Gruñó. —Tengo una tarea para ti. Jagr apretó sus dientes. Durante el pasado siglo había conseguido mantenerse lejos del clan que lo llamaba hermano, sin importarle jamás los otros y esperando lo mismo en respuesta. Desde que había sido lo suficientemente tonto como para permitir que César entrara en su guarida, parecía que no podía librarse de los condenados vampiros. — ¿Qué clase de tarea? —Exigió, su tono dejando claro que no apreciaba jugar el rol de adulador. Styx sonrió mientras ondeaba una elegante mano hacia el cercano sofá. Era una sonrisa que envió un escalofrío de alarma bajando por la columna de Jagr. —Toma asiento, amigo mío—, dijo el Anasso arrastrando las palabras. —Esto podría llevar un rato. Durante un insensato momento, Jagr consideró rehusar la orden. Antes de ser convertido en vampiro, él había sido el líder de miles. Aun cuando él no tenía recuerdo de esos días, había retenido toda su arrogancia. Por no mencionar su problema con la autoridad. Afortunadamente, también había mantenido la mayor parte de su inteligencia. —Muy bien, Anasso, me he apresurado a obedecer tu orden real. —Él descendió su gran volumen sobre un delicado sofá de brocado, jurando interiormente matar al diseñador si se rompía. — ¿Qué pides de tu obediente súbdito? Viper gruñó profundo en su garganta, el aire hormigueando con su poder. Jagr ni siquiera pestañeó, aunque sus músculos se apretaron en preparación. —Quizás deberías ver a tus invitados, Viper—, ordenó Styx suavemente. — La… dramática entrada de Jagr ha desorganizado tu encantador entretenimiento y atraído más atención de la que deseo. —No estaré lejos. —Viper le lanzó a Jagr una mirada de advertencia antes de
  • 10. 10 desaparecer por la estropeada puerta. — ¿Está haciendo una prueba para un lugar entre tus Cuervos? —se burló Jagr. Pinchazos de dolor se clavaron en su piel cuando Styx liberó un pequeño hilo de su poder. —Mientras permanezcas en Chicago, Viper es el líder de tu clan. No cometas el error de olvidar su posición. Jagr se encogió de hombros. Él no era indiferente al deber y lealtad debida a Viper. La verdad era que estaba malhumorado, y estar atrapado en el cursi club nocturno donde no había ni una maldita cosa que matar más allá de un manojo de hadas del rocío no estaba ayudando. —Difícilmente puedo olvidarlo cuando siempre estoy siendo ordenado que me involucre en asuntos que no me conciernen, y más importante, que no me interesan. — ¿Qué te interesa, Jagr? —Él sostuvo la escrutadora mirada de Styx con una mirada plana. Al final el rey hizo una mueca. —Te guste o no, ofreciste tu espada cuando Viper te aceptó en su clan. A él no le gustaba eso, pero no podía discutir. Ser acogido dentro de un clan era la única forma de supervivencia entre los vampiros. — ¿Qué quieres de mí? Styx se levantó para rodear el escritorio, apoyándose en la esquina. La madera crujió bajo el considerable peso, pero no se agrietó. Jagr sólo podía asumir que Viper tenía todo el mobiliario reforzado. Vampiro listo. — ¿Qué sabes de mi compañera? —exigió Styx abruptamente. Jagr se paralizó. — ¿Es una trampa? Una sonrisa de medio lado tocó la boca del Anasso. —No soy un vampiro sutil, Jagr. A diferencia del anterior Anasso, no tengo talento para manipular y engañar a otros. Si llega el día en que sienta la necesidad de retarte, será cara-a- cara. — ¿Entonces por qué me estás preguntando por tu compañera? —Cuando conocí a Darcy, ella no sabía nada de su herencia. Había sido adoptada por humanos desde el momento en que era un bebé, y no fue hasta que Salvatore Giuliani, el actual Rey de los Weres, llegó a Chicago que descubrimos que
  • 11. 11 ella era una pura-sangre que había sido genéticamente modificada. Jagr arqueó una ceja. Ese era un pequeño pedacito de información que el rey había mantenido en secreto. — ¿Genéticamente modificada? —Los Weres están cada vez más desesperados por producir progenie saludable. Las mujeres pura-sangre han perdido su habilidad para controlar sus transformaciones durante la luna llena, lo cual no hace sino imposible el llevar una camada a buen término. Los Weres modificaron a Darcy y a sus hermanas para que pudieran ser incapaces de transformarse. Jagr plegó sus brazos sobre el pecho. A él le importaban un carajo los despreciables chuchos. —Presumo que me dirás por qué me has convocado antes de que el sol se alce, ¿verdad? Styx entrecerró sus dorados ojos. —Eso depende por completo de tu cooperación, hermano. Puedo hacer que este encuentro dure tanto como desee. Los labios de Jagr se estrecharon. Lo único que él respetaba era el poder. — Por favor, continúa. —La madre de Darcy dio a luz a una camada de cuatro hijas, todas genéticamente alteradas, y todas robadas a los Weres poco después de su nacimiento. — ¿Por qué fueron robadas? —Eso sigue siendo un misterio que Salvatore aún no ha explicado completamente. —Hubo un filo en la voz del Anasso que advertía que él no estaba complacido por la falta de información. —Lo que sabemos es que una de las hermanas de Darcy fue descubierta en St. Louis, siendo mantenida cautiva por un duende llamado Culligan. —Él es afortunado de que ella sea incapaz de transformarse. Una pura-sangre puede desgarrar la garganta de un duende. —Por lo que Salvatore pudo descubrir, el duende consiguió poner sus manos sobre Regan cuando ella era sólo una niña, y la mantuvo encerrada en una jaula revestida con plata. Eso es cuando no la estaba torturando por dinero fácil. Tortura. Las obras maestras holandesas que colgaban de las paredes colisionaron contra el suelo ante la oleada de furia de Jagr.
  • 12. 12 — ¿Deseas que la Were sea rescatada? Styx hizo una mueca. —Salvatore ya la liberó de Culligan, aunque el condenado duende consiguió escabullirse antes de que Salvatore pudiera comérselo para cenar. La breve oleada de esperanza de Jagr de que la noche no fuera un total desperdicio fue eliminada bruscamente. Despedazar a bastardos que atormentaban a los débiles era uno de sus pocos placeres. —Si la mujer fue rescatada, ¿por qué me necesitas? Styx se enderezó, su volumen consumiendo una considerable cantidad del espacio de la oficina. —El único interés de Salvatore en Regan era instalarla como su reina y criadora principal. Él está decidido a asegurar su base de poder proporcionándose una compañera que sea capaz de restituir la decreciente población de pura-sangres. Desafortunadamente, una vez que liberó a Regan, descubrió que ella no era fértil. —Así que ella no era de utilidad. —Precisamente. —El enorme azteca fue cuidadoso de guardar su compostura, pero incluso un idiota podía sentir que a él no le importaría hacer un aperitivo del Rey Were. —Es por eso que contactó con Darcy. Él tenía la intención de enviar a Regan a Chicago para que ella pudiera estar bajo mi protección hasta que él la estableciera en la manada de Weres de St. Louis. — ¿Y? —Y ella se las arregló para escapar mientras él estaba dialogando con el líder de la manada local. Jagr gruñó con disgusto. —Este Salvatore es patéticamente ineficiente. Primero permite que el duende escape, y luego la mujer. No es sorprendente que los Weres estén decayendo en número. —Esperemos que tú seas más eficiente. Jagr se puso en pie, su expresión fría. — ¿Yo? —Darcy está preocupada por su hermana. Quiero que la encuentres y la traigas a Chicago. —La mujer ha dejado bastante claro que no quiere venir. —Entonces tu trabajo será convencerla.
  • 13. 13 Jagr entrecerró su mirada. Él no era una condenada Mary Poppins1. Demonios, se comería a Mary Poppins para desayunar. — ¿Por qué yo? —Ya he enviado a varios de mis mejores rastreadores a St. Louis, pero tú eres mi mejor guerrero. Si Regan ha conseguido meterse en problemas, serás necesario para ayudar a rescatarla. Había sin duda cosas peores que correr tras una Were genéticamente modificada que claramente no quería ser encontrada, pero no podía pensar en una así de repente. En la sala exterior, se reanudaron los sonidos de un cuarteto de cuerda, junto con suaves ‘ohhs’ y ‘ahhs’ del público cuando las hadas del rocío continuaron su delicada danza. Jagr pudo de repente pensar en una cosa peor que correr tras la Were. Permanecer atrapado en este agujero infernal. — ¿Por qué debería hacer eso? —dijo él con enfado. —Porque lo que hace feliz a Darcy me hace feliz a mí. —Styx se movió hasta que estuvieron cara a cara, su poder hundiéndose en la carne de Jagr. — ¿Es lo suficientemente claro? —Dolorosamente claro. —Bien. —Styx dio un paso atrás y liberó su poder. Deslizando su mano bajo su abrigo de cuero, sacó un teléfono móvil y se lo lanzó a Jagr. —Toma. El teléfono tiene los números de los hermanos que están buscando a Regan, así como también contactos en St. Louis. También tiene mi línea privada. Contacta conmigo cuando encuentres a Regan. Jagr se metió el teléfono en el bolsillo y se dirigió a la puerta. No había punto en discutir. Styx estaba luchando por sacar a los vampiros de su bárbaro pasado, pero esto no era una jodida democracia. Ni siquiera de cerca. —Saldré en una hora. —Jagr. Deteniéndose ante la puerta, Jagr se giró con una ardiente furia. — ¿Qué? 1 Mary Poppins: personaje principal de los libros y la película musical homónima, es una niñera mágica que mejorará la vida de los niños y la familia que cuida.
  • 14. 14 Styx ni siquiera se sobresaltó. —No olvides ni por un momento que Regan es una mercancía valiosa. Si descubro que has dejado siquiera una magulladura en su preciosa piel, no estarás contento con las consecuencias. — ¿Así que tengo que rastrear a una Were rabiosa que no quiere ser encontrada, y arrastrarla hasta Chicago sin dejar ni una marca? —Obviamente los rumores de tu extraordinaria inteligencia no eran exagerados, hermano. Con un siseo, Jagr se giró y atravesó furioso la destrozada abertura. —No soy tu hermano. *** Viper monitoreaba la furiosa salida de Jagr con una cautelosa mirada. En realidad, no había ido tan mal como había temido. Ninguna muerte o mutilación. Ni siquiera una amputación. Eso era positivo. Aún así, conocía a Jagr demasiado bien. De todos sus compañeros de clan, siempre había sabido que el antiguo visigodo era el más feroz. Comprensible después de lo que había soportado, pero no por ello menos peligroso. Él estaba comenzando a lamentar haber traído la atención de Styx sobre el torturado vampiro. Deslizándose a través de los demonios sentados que estaban cautivados una vez más con las hadas del rocío, Viper regresó a la oficina, encontrando a Styx mirando hacia afuera por la ventana. —Tengo una mala sensación sobre esto—, murmuró él, su mirada puesta en sus preciados cuadros, yaciendo destrozados en el suelo. Styx se giró, sus brazos plegados sobre su pecho. — ¿Una premonición? ¿Debería contactar con la Comisión e informarles de que tienen a un potencial Oráculo? Viper arqueó una ceja en advertencia. —Sólo si quieres que te encierre con Levet en una celda durante el próximo siglo. Styx soltó un brusco ladrido de risa. —Una buena fanfarronada, pero Levet
  • 15. 15 ha decidido que él es el único capaz de rastrear a la hermana perdida de Darcy. Él se fue camino de St. Louis tan pronto como Salvatore me informó de que Regan se había escapado de su control. —Perfecto, ahora tenemos dos bombas de relojería yendo a la carga sobre Missouri. No estoy seguro de que los nativos sobrevivirán. — ¿Crees que Jagr es una bomba de relojería? Viper hizo una mueca, recordando la noche en que Jagr había aparecido en su guarida solicitando refugio. Él se había encontrado con algún número de letales demonios, muchos de los cuales no querían nada más que matarlo. Sin embargo, hasta esa noche, él nunca había mirado en los ojos de otro y visto sólo muerte. —Creo que bajo todo ese sombrío control, está a un paso de deslizarse en la locura. —Y aún así le permitiste convertirse en un compañero de clan. Viper se encogió de hombros. —Cuando él lo pidió, mi primera inclinación fue negarme. Podía sentir que no sólo estaba peligrosamente cerca del límite, sino que era lo suficientemente poderoso y agresivo como para retarme como líder de clan. Es un líder por naturaleza, no un seguidor. — ¿Entonces por qué le permitiste entrar en Chicago? —Porque él prestó un juramento de desaparecer en su guarida y no ofrecer ningún problema. — ¿Y? —pinchó Styx. —Y supe que no sobreviviría si estuviera sin la protección de un clan—, admitió Viper a regañadientes. —Ambos sabemos que a pesar de tus intentos de civilizar a los vampiros, algunas costumbres están demasiado profundamente arraigadas para ser cambiadas con facilidad. Un vampiro renegado con tal cantidad de poder sería visto como una amenaza para cualquier líder. Él sería destruido. —Así que tuviste compasión. Viper frunció el ceño. No le gustaba ser tomado como nada excepto un cruel bastardo. No se había convertido en un líder de clan debido a cualquier basura sensiblera. Era líder porque los otros vampiros estaban atemorizados de que arrancara a sus no-muertos corazones. —No compasión… fue una calculada decisión—, gruñó él. —Sabía que si alguna vez surgía la necesidad, él resultaría un incalculable aliado. Por supuesto, asumí que lo necesitaría como un guerrero, no como niñera para una joven y
  • 16. 16 vulnerable Were. No estoy totalmente cómodo enviándolo a tal misión. Styx aferró el medallón que siempre colgaba de su cuello, revelando que no estaba tan seguro de su decisión como había tenido a Viper creyendo. —Necesito que Regan sea encontrada, Jagr tiene la inteligencia y habilidades que son más adecuadas para rastrearla y mantenerla a salvo. Y posee una cualidad incluso más importante. —No puede ser su brillante personalidad. —No, es su íntimo conocimiento de la angustia que Regan ha sufrido. —Styx lo miró con sombría expresión. —Él, mejor que cualquiera de nosotros, comprenderá lo que Regan necesita ahora que ella ha sido liberada de su torturador.
  • 17. 17 CCaappííttuulloo 11 Traducido Por Inferno El camping a unas millas al sur de Hannibal, Missouri, era como cualquier otro camping. Las extra-grandes caravanas aparcadas en el árido suelo, una hilera de aseos portátiles en la parte de atrás, y una pequeña choza cerca de la entrada frontal donde los humanos pagaban por el privilegio de ser apiñados cerca de gente a la que querían estrangular hacia el final de sus vacaciones. Regan Garret sabía todo sobre el tema de estrangular de primera mano. Garantizado, ella no era humana, pero había pasado la mayor parte de su vida en un camping u otro. Eran campos de cultivo para homicidas. Indiferente a la amenaza del inminente asesinato en masa, Regan trotó rápidamente por las claramente delineadas columnas de las caravanas. Ella había esperado deliberadamente hasta que fue suficientemente tarde para que las personas mayores tuvieran sus dentaduras en un vaso y sus arrugados traseros en la cama, mientras los padres más jóvenes estarían comatosos después de un día de no aliviado sufrimiento en manos de sus hijos. Medianoche en Hannibal, y ninguna criatura estaba despierta. A regañadientes, ella se giró para tratar de vuelta hacia la choza que tenía su puerta cerrada contra del tardío aire de Marzo. El frío no preocupaba a Regan, a pesar del hecho de que ella no vestía nada más que un par de vaqueros y un top de punto sin mangas. Podría no poseer la habilidad de transformarse o procrear, pero tenía la mayoría de los talentos de los hombres-lobo. Era más rápida y fuerte que los humanos, las temperaturas no le preocupaban, podía ver perfectamente en la oscuridad, y tenía una remarcable habilidad para sanar cualquier herida no infligida con plata. Sus pies fallaron brevemente. Era esa habilidad para curar lo que había… No. Ahora no.
  • 18. 18 Tenía que concentrarse. Se lamentaría por el pasado una vez que Culligan estuviera muerto. Durante las últimas diez horas ella había estado tras el rastro del duende, siguiendo su olor desde St. Louis hasta el límite de Hannibal. Casi podía saborear su venganza cuando su rastro se desvaneció misteriosamente a las afueras de la ciudad. Ella no sabía cómo el hijo de puta se las había arreglado para desaparecer en el aire, pero eso no iba a detenerla. De una forma u otra, ella iba a encontrar al hombre que la había mantenido prisionera durante los últimos treinta años, y devolvérselo multiplicado por cien. Sin molestarse en llamar, Regan abrió de un empujón la puerta de la choza y entró. Era un espacio estrecho, las paredes cubiertas de brillantes panfletos proclamando todos los maravillosos lugares de interés que ver en Hannibal, y una estrecha ventana que miraba hacia el aparcamiento. A primera vista el lugar parecía vacío, pero Regan no pasó por alto el humo de cigarrillo que estaba suspendido en el aire. Moviéndose hacia el mostrador de formica al fondo de la habitación, golpeó ruidosamente la pequeña campana de plata. Hubo el apagado sonido de una maldición, luego una puerta detrás del mostrador fue abierta, y una melenuda cabeza se asomó. — ¿Sip? —El chico, que no podría haber tenido más de dieciocho, con una nariz demasiado grande para su estrecho rostro, se tensó mientras sus pálidos ojos se deslizaban sobre el largo y dorado cabello rubio de Darcy y descendieron por su delgado cuerpo. Lentamente, estos subieron para estudiar los verdes ojos que dominaban su pálido rostro en forma de corazón. Una boba sonrisa curvó los labios de él mientras caminaba dentro de la habitación y se inclinaba contra el mostrador. —Holaaaa. ¿Qué tal? —Estoy buscando a un amigo. —Acabas de encontrarlo, muñeca. Dame diez minutos para echar la llave, y soy todo tuyo. Sí, claro. Regan apenas resistió la urgencia de aplastar la nariz más que larga. En lugar de eso, sacó la página doblada que ella había arrancado de una revista antes de dejar St. Louis. — ¿Has visto una auto-caravana que se parece a esta?
  • 19. 19 El chico apenas miró la fotografía. — ¿Me parezco a ese freak de Monk2? Cojo el dinero, les doy una tarjeta para ponerla en su salpicadero, y ese es el final de ello. No me importa una mierda como son sus caravanas. —Hubieras notado esta. El conductor tiene largo cabello rojo y ojos como un gato. Él es muy… distintivo. —No hay nadie aquí que no tenga el pelo gris y dentadura postiza. — El chico se estremeció. —Tengo pesadillas de que un día miraré ahí afuera y no quedará nada excepto cadáveres y caravanas podridas. —Encantador. La boba sonrisa se ensanchó. —Tú puedes mantener mi mente lejos de repugnantes geriátricos y sus inminentes muertes. Tengo un catre en la parte de atrás. Regan miró una vez más el protuberante pico. Una diana no sería más tentadora. Desafortunadamente, ella no podía permitirse atraer la atención. Los humanos siempre hacían un alboroto por pequeñas cantidades de sangre y algunos huesos rotos. —Ni aunque vinieras envuelto en papel de regalo—, murmuró ella, girándose para salir. —Hey… Lo que fuera que él tuviera que decir fue cortado cuando Regan cerró la puerta de golpe y trotó hacia el cercano camino que conducía hacia Hannibal. Este era el último camping de caravanas en el área. Ahora su única esperanza era que ella pudiera reanudar el rastro de Culligan en algún lugar en la ciudad. Él simplemente no podía haberse desvanecido. Culligan no sólo era un sádico ambicioso, sino que también era un duende patético. A diferencia de muchos de su clase, él no tenía la habilidad de crear portales para viajar. Demonios, él apenas podía formular un hechizo. Lo cual significaba que, o bien iba en su caravana, o a pie. *** 2 Monk: hace referencia al personaje principal de la serie de televisión sobre policías e investigación criminal.
  • 20. 20 Cinco horas más tarde, ella había corrido por cada calle de la ciudad, encontrando nada más que los típicos humanos bebidos y un puñado de duendecillos danzando en la concentrada niebla. Maldición. Estaba hambrienta, cansada hasta los huesos y no en condiciones de luchar contra Culligan, incluso si se topaba con él. Por mucho que eso la enojara, era momento de dar la noche por concluida. Torciendo de vuelta hacia la carretera principal que serpenteaba a través de la ciudad, Regan ignoró el olor a comida que flotaba en el aire desde los pocos restaurantes de comida rápida que permanecían abiertos. Ella le había robado dinero a Salvatore antes de dejar St. Louis, pero no duraría mucho. Por ahora, prefería la protección de cuatro paredes y una puerta cerrada mientras dormía, que calmar el vacío dolor en su barriga. Ella regresó al hotel en el que se había registrado antes, uno de una docena que tenían Mark Twain estampado en el nombre3, con la ilusión de que necesitaría un lugar para esconder a un vencido y ensangrentado duende. Esa ilusión fue enviada al infierno por el momento, pero al menos podía tener una ducha caliente y una cama limpia. Manteniendo la cabeza gacha, cojeó por el insípido vestíbulo, haciendo un gesto con la cabeza hacia el soso recepcionista del mostrador frontal, subiendo por las indescriptibles escaleras. No importaba lo cansada que pudiera estar, no estaba deseosa de entrar en el ascensor. Había estado atrapada la mayor parte de su vida en una pequeña celda de plata. Ni un acto de Dios, ni la promesa de una cita con los Jonas Brothers podría volver a meterla en una. Alcanzó el quinto piso, frotándose ausentemente los brazos cuando un escalofrío se arrastró sobre ella. Extraño. Ella nunca sentía el frío. Obviamente, estaba incluso más cansada de lo que pensaba. Deteniéndose ante la puerta, deslizó la tarjeta en la cerradura y la abrió. No fue hasta que unos brazos de acero la envolvieron que se dio cuenta del peligro. Mierda. El frío hormigueando sobre su piel no era por la temperatura, era por un condenado vampiro. Y ella había entrado tan campante en sus brazos como si no tuviera más sentido común que un jodido humano. Momentáneamente congelada por la impresión, Regan fue abruptamente catapultada a la acción cuando el vampiro cerró la puerta de una patada e intentó arrastrarla más adentro en la oscura habitación. 3 NdT: se refiere a que muchos de los edificios de Hannibal hacen referencia a Mark Twain en sus fachadas debido a que esta fue la ciudad en la que el escritor pasó su infancia y en la que se inspiró para ambientar sus novelas ‘Las aventuras de Tom Sawyer’ y ‘Las aventuras de Huckleberry Finn’.
  • 21. 21 Apelando a su menguante fuerza, Regan tenía la intención de hundirse en los brazos de su atacante, haciéndolos descender lo suficientemente como para que cuando ella estrellara de repente su cabeza hacia atrás, consiguiera golpearlo de lleno en la cara. Hubo una apagada maldición, pero los brazos que la mantenían como rehén no se aflojaron. De hecho, se apretaron con una fuerza brutal, alzándola más cerca mientras el pesado cuerpo la golpeaba ruidosamente contra el suelo alfombrado, aterrizando encima de ella y sacando de golpe el aire de sus pulmones. Ella estaba bien y verdaderamente atrapada, pero eso no la detenía de luchar. Ok, era más como un pez tambaleándose inútilmente en la orilla de un río. A pesar de todo, eso la hizo sentir como si estuviera haciendo algo. Al igual que cuando ella solía burlarse y mofarse de Culligan, a pesar del hecho de que él seguro que le daba una paliza por ello. — ¿Qué quieres? —dijo ella entre dientes. —Dímelo ahora o juro que te estacaré. Una oscura y completamente masculina carcajada susurró sobre su rostro. — Y ellos afirman que yo no tengo habilidades sociales. —Hubo una pausa y Regan sintió que la mente del vampiro se extendía hacia afuera para rozarse contra la suya. —Estate quieta. Ella intentó liberar una pierna para poder darle un rodillazo en las pelotas. — Esa mierda no funciona conmigo, vampiro. Él gruñó bajo en su garganta. —Regan, detén esto. No quiero hacerte daño. Regan se quedó quieta conmocionada. — ¿Cómo sabes mi nombre? Hubo una punzada de poder, y de repente se encendió la lamparita junto a la cama. —Fui enviado por Darcy para llevarte a Chicago. Regan apenas escuchó las bajas y ligeramente roncas palabras. Santa… mierda. Ella era una mujer que había pasado su vida rodeada por demonios, muchos de los cuales podían hacer llorar de envidia a modelos de GQ4, pero ninguno podía compararse con el vampiro posado actualmente encima de ella. Un delicioso, detiene-corazones y comestible pedazo de bombón. 4 GQ: revista que muestra las últimas tendencias en moda masculina, actualidad y reportajes sobre chicas, coches y moda.
  • 22. 22 Su cuerpo era duro y cincelado con más músculos que cualquier hombre tenía derecho a poseer. Su largo cabello, dos tonos un dorado más pálido que el suyo, estaba recogido en una apretada trenza, enfatizando los ojos azul claro. Sus rasgos parecían estar esculpidos en el más fino mármol, las líneas y ángulos tan perfectas que sólo podían haber sido creadas por la mano de un maestro. Su nariz era aguileña, sus pómulos angulosos bajo la suave piel de marfil, su frente ancha, y sus labios… eran duros, pero cincelados con precisión. La clase de labios que hacían que una mujer se preguntara cómo se sentirían explorando cálidos e íntimos lugares. Un chocante calor apretó sus músculos más bajos, indignando a Regan. Cristo, el demonio estaba aquí por orden de su entrometida hermana, no para ofrecer desahogo a una Were solitaria y hambrienta de sexo. No es que ella se abriría de piernas, incluso si este fuera sólo un encuentro fortuito, se dijo a sí misma severamente. Ok, él era lo suficientemente caliente como para hacer que sus huesos se derritieran, y el aroma a crudo poder masculino estaba haciendo que su cabeza diera vueltas, pero… Detenlo, idiota. Este no era un hombre. Era un letal vampiro que podría drenarla hasta dejarla seca en un latido. — ¿Darcy te envió? —contestó ella bruscamente. Los helados ojos azules se entrecerraron, su nariz ensanchándose como si captara el aroma de su estúpida conciencia. Lo cual era ridículo. ¿No? —Sí. —Bueno, ¿quién murió y la hizo reina? —se burló ella. —El Anasso. Regan parpadeó en confusión. — ¿Qué? La mirada de él brevemente barrió su pálido rostro antes de elevarse para enfrentarse con la molesta mirada de ella. —Preguntaste quien murió para hacer reina a Darcy—, replicó él. —Su compañero Styx mató al anterior Rey de los Vampiros, lo cual le hizo el actual líder, y a tu hermana reina. Bueno, por supuesto que ella era una jodida reina. Nunca había conocido a Darcy, o a cualquiera de sus tres hermanas en cualquier caso, pero ella había aprendido de Salvatore que Darcy estaba actualmente emparejada con un vampiro que no sólo la adoraba, sino que acababa de adquirir una flipante mansión a las afueras de Chicago para ella. Sin duda ella
  • 23. 23 estaba también empapada en diamantes, y asistía a la opera de forma regular. No es que Regan quisiera toda esa mierda chic. Hubiera preferido ser apuñalada en el ojo que ponerse un vestido. Aún así, la cómoda vida de su hermana era una espina en el costado de Regan. Su familia la había abandonado en las manos de un duende psicótico que había abusado de ella sin descanso durante treinta años. En lo que a ella concierne, el grupo entero podía irse al carajo. —Impresionante, mi hermana está casada con un maníaco genocida—, dijo ella alargando las palabras. —Y la gente se pregunta por qué no estoy dando saltos ante la oportunidad de ir a conocer a mi familia. —Styx no es más genocida que cualquier otro vampiro. O Were, para el caso. Ella resopló ante el tono rotundo y sin emociones. — ¿Estás intentando tranquilizarme? Si es así, apestas. —Mi único deber es escoltarte hasta Chicago. — ¿Deber? —Sí. Jodidamente perfecto. Este delicioso pedazo de hombre no era más que un lacayo de su hermana. Ella presionó las manos contra el inflexible muro de su pecho. —Bueno, considérate a ti mismo oficialmente fuera de servicio, porque no tengo ninguna intención de ir. —Tu hermana está preocupada. Ella sólo desea protegerte. Su baja e hipnotizadora voz hormigueó bajando por su columna incluso mientras sus palabras la cabreaban. —Sip, ¿y dónde estaba toda esa preocupación de hermana cuando estaba siendo mantenida prisionera por un monstruo? Su severo y hermoso rostro no tenía compasión. —Eres libre ahora, ¿no? Sé agradecida. —No quiero estar agradecida, y aseguro como el infierno que no quiero tener a mi supuesta hermana pretendiendo que le importo un comino después de todos estos años. Dile que coja su preocupación y se la meta por… La cabeza de él descendió en picada, sus labios reclamando su boca en un beso que era rudo, exigente, y sorprendente como el infierno.
  • 24. 24 Regan se había preparado para el familiar golpe. Incluso un salvaje mordisco en el cuello. No estaba preparada para la sensación de fríos y habilidosos labios separando su boca, o la extrañamente erótica presión de los colmillos. El traidor calor regresó con venganza, fluyendo por su tembloroso cuerpo y apretando sus músculos con la promesa de atrayente placer. Él sabía a brandy y tentación, su duro cuerpo presionado contra sus más íntimos lugares. Ella deseaba desgarrar la negra camiseta que parecía pintada con spray sobre su musculada corpulencia, y frotarse contra el amplio pecho. Ella deseaba… Dios, ella sólo deseaba. Con un gemido, ella permitió que la lengua de él se deslizara entre sus labios, chupándola con delicadeza mientras sus caderas se arqueaban hacia arriba instintivamente. Jamás en su vida había sentido la caricia de la mano de un hombre. No a menos que fuera para infligir castigo. Ahora su cuerpo estaba cambiando, alterándose mientras su beso se profundizaba. Los labios de ella se suavizaron, sus pezones endurecidos en tensos puntos, casi suplicando ser acariciados, sus dedos se extendieron por los cincelados músculos del pecho de él. Luego, tan rápidamente como la había besado, el vampiro se echó hacia atrás para mirarla con una extraña expresión de cautela. Como si él estuviera tan desprevenido ante su volátil reacción como ella lo estaba. Avergonzada, Regan golpeó su pecho con las manos. Maldito bastardo. Ella acababa de hacer el idiota, y era completamente culpa de él. — ¿Qué demonios crees que estás haciendo? Los rasgos de él se suavizaron en una ilegible expresión. —Darcy es mi reina. No te está permitido insultarla sin consecuencias. — ¿Consideras la violación una consecuencia? —Fue un beso, nada más, y la única forma de detener tu infantil lloriqueo sin dejar una marca. —Bastardo. —Golpe, golpe, golpe. —Tengo todo el derecho a lloriquear después de lo que he sufrido. No tienes ni idea… —No eres lo suficientemente estúpida como para creer que eres la única que ha sufrido alguna vez—, dijo él, haciendo caso omiso de sus palabras, su voz con un borde de hielo. —Ya terminó. Sigue adelante.
  • 25. 25 La mandíbula de ella se apretó. Maldito frío bastardo. Era suficientemente malo que él la hubiera puesto toda caliente e incómoda mientras él permanecía como Mr. Gélido, pero ahora él estaba desechando sus años de tortura como si ella no fuera más que una cría resentida. —Me encantaría seguir adelante, pero es un poco difícil con el jodido Hulk Hogan5 aplastándome. Apártate. Los ojos de él se entrecerraron. — ¿Qué sabes de los vampiros? —Que sois malvados bastardos sin alma que no se preocupan por nada excepto sí mismos. —También somos más fuertes, más rápidos, y mucho más letales que los Weres. — ¿Y tu punto? —Voy a liberarte, pero que sepas que si me cabreas, no dudaré en atarte a la cama y amordazarte la boca. Ella no dudaba de la amenaza. Ni siquiera por un minuto. Por supuesto, en su vida, ser atada y amordazada no calificaba en lo alto de su miedómetro. —Encantador. — ¿Entiendes? —Entiendo que algún día voy a meterte una estaca por el culo. Una dorada ceja se enarcó hacia arriba. —Eso no me mataría —No, pero será gracioso como el infierno. Algo que casi pudo haber sido una sonrisa tocó la boca de él antes de desaparecer rápidamente. —No tan divertido como verte intentarlo. —Imbécil. Él la miró por un largo y silencioso momento, casi como si estuviera buscando más allá de su defensiva agresión a la aterrorizada mujer que había debajo. Era inquietante como el infierno. — ¿Te comportarás? —exigió él al final. 5 Hulk Hogan: famoso actor y luchador americano de lucha libre profesional.
  • 26. 26 Ella exhaló un suspiro, sabiendo que nunca se quitaría de encima al irritante hombre hasta que estuviera de acuerdo. Y ella realmente necesitaba que se quitara. Su mente podría estar contemplando las mejores formas de patear algún culo de vampiro, pero su cuerpo aún estaba disfrutando las sensaciones de las duras partes de él presionando contra sus partes blandas. —Vale, sólo quítate de encima—, murmuró ella. Con un suave y fluido movimiento, el vampiro estaba en pie, surgiendo amenazadoramente sobre ella. Ella tuvo un breve momento para apreciar los descoloridos vaqueros que moldeaban sus poderosas piernas, y las botas de motorista que cubrían sus gigantescos pies6, antes de que él estirara el brazo para agarrar su mano y tirar de ella hacia arriba. Con un jadeo ante la carga eléctrica que saltó hacia arriba por su brazo, Regan arrancó la mano de su agarre y retrocedió. A ella no le importaba un carajo si eso la hacía parecer débil. Necesitaba espacio. Y tal vez una estaca de madera. — ¿Cómo me encontraste? —exigió ella. Él dobló los brazos sobre su pecho, pareciendo incluso más peligrosamente hermoso ahora que estaba de pie. —No fue difícil. —Su baja e hipnótica voz llenó la habitación. —Una vez que llegué a St. Louis, simplemente seguí el rastro del duende, sabiendo que no estarías muy lejos. — ¿Y cómo sabrías tú eso? La mirada azul claro la miró fijamente. —Como dije, no eres la única familiarizada con el sufrimiento. Y sé que cuando un demonio, sin importar lo pequeño que sea, es liberado del cautiverio, el único pensamiento en su mente es la venganza. Quieres al duende muerto. Su mentón se inclinó. ¿Qué demonios sabría este vampiro sobre el sufrimiento? Él vivía directamente en lo alto de la cadena alimenticia. —Si eres tan listo, entonces sabes que no tengo intención de permitir que Culligan se escape. Puedes regresar a Chicago y decirle a mi hermana que gracias, pero no, gracias. 6 NdT: aquí emplea el término ‘Shaq-sized’ (de tamaño Shaq) refiriéndose al tamaño de los pies de un Sasquatch o pies-grandes, una criatura legendaria mitad hombre, mitad animal que vaga por los bosques americanos.
  • 27. 27 —No hay nada que me complacería más que regresar a mi guarida y dejarte con tus asuntos. Desafortunadamente, esa no es una opción. —Oh, es una opción. Sólo gírate y sal por la puerta. —Me fue ordenado llevarte a Chicago, y eso quiere decir que no se me permite irme de aquí sin ti. No a menos que esté deseoso de enfrentarme a la cólera de mi rey. Lo cual… —Su mirada abrasó un camino descendente por su ajustadamente apretado cuerpo, permaneciendo un terrorífico momento en el pulso que latía en la base de su garganta, antes de regresar a los abiertos ojos de ella. —…no lo estoy. Fantástico. Su Caballero de Brillante Armadura no sólo había aparecido treinta años tarde, sino que sólo estaba aquí bajo la amenaza de algún horrible castigo. Era suficiente para hacer que una mujer se sintiera toda caliente y confundida. No. —Entonces tenemos un serio problema, jodido Hulk Hogan, porque no voy. —Jagr. — ¿Qué? —Mi nombre es Jagr. —Por supuesto que lo es—, murmuró ella. El nombre era justo tan duro, peligroso y hermoso como el resto de él. —Puedo obligarte a venir conmigo. —Sobre mi cadáver. Esa sonrisa de golpea-y-corre tocó la boca de él. —No me tientes. Regan dio un pisotón, al final de su paciencia. —Maldición, ¿te irías simplemente? —No. —Genial. —Ella caminó por la pequeña habitación que había sido decorada en los setenta, toda con horrendos remolinos azules y verdes, con mobiliario barato y descoloridos estampados de flores en las paredes. Alcanzando la puerta del baño contiguo, ella la abrió de golpe. — ¿Qué estás haciendo? Ella giró su cabeza para apuñalar al intruso con una frustrada mirada. —Has conseguido convertir un perfectamente pésimo día en una obra maestra del
  • 28. 28 sufrimiento, así que o me atas y me cargas hasta Chicago, o me doy una ducha caliente. *** Jagr se mantuvo perfectamente quieto mientras Regan entraba caminando en el cuarto de baño y cerraba de golpe la puerta. Por primera vez en siglos, se encontró a sí mismo… en conflicto. La sombría lógica, que era la única forma de mantener reprimida su letal furia, le advertía de echarse a la Were sobre su hombro y llevarla de vuelta a Chicago. No sólo era lo que le había sido ordenado, sino que cuanto antes acabara con esta estúpida misión, antes podría regresar a su pacífica existencia. Pero otra parte, una parte que él no había experimentado en años y que no estaba del todo complacido por descubrir que aún poseía, era renuente a dar tan irrevocable paso. No era nada más que sentido común, dio rápidamente como excusa por su extraña vacilación. ¿Cuál era el punto en cargarla hasta Chicago cuando ella seguro que huía a la primera oportunidad? Los dioses sabían que él no era lo suficientemente afortunado como para que Styx escogiera a alguien más para capturarla. Perfectamente razonable. Desafortunadamente, Jagr era demasiado inteligente como para desechar totalmente su confusa reacción hacia la hermosa mujer. Él era un vampiro que prefería su vida, sus batallas y su sexo, sin complicaciones. Regan era cualquier cosa excepto sin complicaciones. Ella era una enredada mezcla de furia, agresión, vulnerabilidad, humor irónico, y frustrada sensualidad. Una sensualidad que despertaba un hambre que ahora rugía a través de él con brutal fuerza. La deseaba. Y seguro como el infierno que él no la iba a devolver a Styx hasta que hubiera tenido una probada.
  • 29. 29 O dos. Contando hasta cien, Jagr estaba preparado cuando Regan abrió la puerta una rendija y se asomó de nuevo a la habitación. Él no había creído ni por un momento que ella tuviera la intención de desnudarse y tomar una ducha mientras un letal depredador estaba parado a sólo unos metros de distancia. Estaba furiosa, pero no era estúpida. Abriendo la puerta de un tirón, ella lo miró con impotente enojo. —Cristo, ¿aún estás aquí? Él la miró en silencio. Había descubierto a través de los siglos que raramente se necesitaba algo más para poner nervioso a un oponente. Durante un loco momento, ella intentó corresponderle mirada con mirada, luego con una murmurada maldición, ella caminó hacia delante hasta detenerse directamente delante de él. — ¿Qué demonios voy a necesitar para librarme de ti? ¿Dinero? ¿Sangre? ¿Sexo? La mirada de él vagó descendiendo hacia sus pequeños y perfectamente redondeados pechos. — ¿Cuál estás ofreciendo? Ella dio un apresurado paso atrás. —Ninguno de los anteriores. —Una pena. —Él alzó su mirada. —Entonces parece que me quedo. Háblame del duende. — ¿Qué? —Dije, háblame-del-duende. Los ojos de ella se entrecerraron ante sus lentas y deliberadas palabras. — ¿Por qué? —Obviamente no te irás hasta que él esté muerto, así que pretendo poner punto y final a esta farsa para poder regresar a la paz de mi guarida. —No. —Ella plantó sus manos en sus caderas. —Nadie mata a Culligan excepto yo. Él arqueó una ceja. — ¿Esperas que él se pasee por tu habitación de hotel para que puedas golpearlo hasta la muerte con una almohada? —Me propongo desgarrar su garganta con las manos desnudas. — ¿Y qué estás esperando? Los labios de ella se afinaron. —Perdí el olor del condenado bastardo en el
  • 30. 30 límite de Hannibal. —Pasó un latido, luego sin advertencia, ella caminó hacia delante para agarrar su brazo. —Espera. Dijiste que rastreaste a Culligan para encontrarme. ¿Dónde está? La expresión de Jagr nunca se alteró, pero todo su cuerpo se tensó cuando un hirviente calor lo recorrió ante su urgente toque. Regan no era la primera mujer que él había deseado. Ni mucho menos. Pero su necesidad nunca había sido tan brutal, tan cruda, tan primitiva. — ¿Así que ahora quieres mi ayuda? —preguntó él, su voz tan fría y controlada como siempre. Era la habilidad de mantener ocultas sus emociones lo que le había permitido sobrevivir a siglos de tortura. —Si eso me conduce hasta Culligan. —Sus dedos se apretaron, revelando que ella poseía toda la fuerza de una pura-sangre. — ¿Sabes dónde está escondido, o no? —No. —Pero… —Como tú, perdí su rastro en el límite de la ciudad. Ahí es dónde recogí tu olor. —Maldición. —Ella dejó caer su mano y dio un paso atrás. Jagr se tragó su bajo gruñido de decepción. — ¿Cómo pudo su rastro simplemente desaparecer? —La mayoría de los duendes pueden crear portales para moverse a través de largas distancias. —Culligan no. —Los labios de ella se torcieron con una sombría satisfacción. —Él es un débil y patético matón que apenas puede formular un hechizo. Jagr se encogió de hombros. —Entonces podría estar muerto, aunque es mucho más probable que tuviera ayuda para encubrir su presencia. Él vio la frustración ondear sobre los delicados rasgos de Regan. No eran una réplica exacta de los de Darcy. Sus ojos eran de un esmeralda más oscuro, sus cejas más doradas que rubias, y su expresión estaba endurecida por años de abuso. Pero en conjunto, compartía la frágil y desgarradora belleza de Darcy. La clase de fragilidad que hacía que incluso un ermitaño lleno de cicatrices quisiera tirarla sobre su hombro y llevarla a algún lugar donde él pudiera mantenerla a salvo. Ignorante de los impactantes pensamientos de él, Regan arrugó su frente. — ¿Cómo cubriría su presencia? ¿Una bruja? —Una bruja tendría el poder. Pero, por supuesto, también lo tendrían una
  • 31. 31 variedad de demonios. —Genial. —Los verdes ojos llamearon con irritación. —Eres una enorme ayuda. Me alegra que lo pusieras de manifiesto. —Fue porque el rastro del duende se acabó por lo que te pedí que me informaras sobre él. Necesito saber más antes de que pueda decidir la mejor forma de atraerlo y sacarlo de las sombras. —Él elevó sus cejas mientras ella lo miraba con una expresión testaruda. — ¿Regan? —No quiero tu ayuda. Él entrecerró su mirada, sabiendo que tenía que defender su posición. Esta mujer estaba tan ciega por su necesidad de venganza que no podía pensar con claridad. Si no quería que ella terminara de vuelta en poder de Culligan, o muerta, él tendría que encontrar alguna forma de mantenerla distraída mientras consideraba la mejor manera de hacer salir al duende al descubierto. —Y yo no quiero estar atrapado jugando a la niñera con una diminuta Were con incluso menos encanto que el mío. —Su voz era hielo puro. — Desafortunadamente, estamos pegados el uno al otro hasta que te entregue a Darcy, y puedas dedicarte a hacer de su vida una miseria. Ella tembló de cólera. — ¿Diminuta? —Creo que es el actual término utilizado para describir a un objeto más pequeño de lo normal. — ¿Por qué tú hijo de…? El estallido de disparos interrumpió el colérico discurso, el sonido tan inesperado que las balas se abrieron paso por la ventana antes de que Jagr fuera capaz de lanzarse hacia delante e impulsar a Regan hacia el suelo. Los dientes de él se apretaron de dolor, sus pensamientos oscurecidos por la furia. Él había protegido a la más delicada Were, pero tres de las balas se habían alojado en su espalda, la cuarta cortando su brazo para crear una desagradable y profunda herida. Ninguna era una herida mortal, pero le dejaron demasiado débil para luchar contra quien fuera que les estaba atacando. Mierda. Si sobrevivía a esto, Styx iba a matarlo.
  • 32. 32 CCaappííttuulloo 22 Traducido Por Inferno Impactada por el repentino ataque, por no mencionar el vampiro de más de metro ochenta y dos que acababa de aterrizar encima de ella, Regan luchó por aclarar la niebla de su mente. ¿Qué demonios? Ella sabía lo suficiente como para darse cuenta de que alguien había disparado a través de la ventana. Y que Jagr muy probablemente la había salvado de una desagradable herida. Lo que ella no sabía era por qué. No pudo haber sido Culligan. Las pocas veces que el duende había intentado usar una pistola, no había sido capaz ni de acertarle a un elefante a un metro. Además, si él la hubiera encañonado, hubiera traído un lanzacohetes. El hijo de puta sabía que tenía una oportunidad, y sólo una oportunidad, para matarla antes de que ella le arrancara la garganta. El gruñido de Jagr la sacudió fuera de sus estúpidos pensamientos, y Regan se retorció para salir de debajo de su pesado cuerpo. Él estaba demasiado débil para protestar, yaciendo boca abajo sobre la alfombra para revelar las brutales heridas que incluso ahora rezumaban una atemorizante cantidad de sangre. Una oleada de terror la recorrió. Jagr podría ser un idiota fastidioso, pero acababa de recibir varias balas por ella. Ella no quería la culpa de sus heridas en su conciencia. Además, quien fuera que estaba disparándoles probablemente aún estaba ahí fuera. O también encaminándose hacia la habitación para acabar con ellos. Ella no podía simplemente correr y dejar al condenado vampiro para ser asesinado mientras estaba herido. Lo cual significaba que lo necesitaba curado, y curado rápido. Luchando por recordar lo poco que sabía sobre los vampiros, ella se tensó
  • 33. 33 ante el sonido de pasos que se aproximaban, su corazón deteniéndose cuando la puerta de la habitación fue abierta repentinamente. Preparada para la batalla, Regan fue cogida desprevenida por la extraña criatura que entró contoneándose en la habitación. La cosa poseía los grotescos rasgos de una gárgola; gruesa piel gris, ojos de reptil, cuernos, y pezuñas hendidas. Incluso tenía una larga cola que se arrastraba detrás de él. Pero ya que Regan nunca había visto realmente a una gárgola, siempre había presumido que medían más de un metro, y que sus alas eran de piel, no delicados pedacitos de telaraña que eran demasiado bonitas para un despiadado salvaje. Aún así, no tenías que ser un demonio de dos metros ochenta que respira fuego para apretar un gatillo. La criatura en miniatura podría muy bien ser la que disparo contra ellos. —Lárgate—, dijo ella con voz ronca, arrastrándose instintivamente para colocarse entre el intruso y el herido Jagr. Ignorando su orden, la… cosa se movió hacia delante para descender la mirada hacia el vampiro, y después, de todas las cosas, habló con un cadencioso acento francés. — ¿Qué ocurrió, mon ami7? Jagr gruñó. —Maldito Styx. Si sobrevivo a esto, voy a hacerle pagar. De alguna forma reconfortada porque los dos parecían conocerse el uno al otro, Regan frunció el ceño al extraño. — ¿Quién demonios eres tú? —Una obra maestra del sufrimiento—, murmuró Jagr, haciéndose eco de las anteriores palabras de ella. Asombrosamente, la criatura lanzó una pedorreta hacia el vampiro que podía aplastarlo sin pensar. —Soy el demonio que está a punto de salvar tu culo y el de tu gótico amigo—, anunció él a lo grande. —Sólo quédate ahí tendido y sangrando, Jagr, mientras yo realizo mi mojo8. Regan observó los ojos de Jagr abrirse de golpe con genuino horror, su mano extendiéndose para agarrar débilmente a la criatura. La diminuta bestia fue demasiado rápida, y con un golpecito de su cola, estaba apresurándose a gatear 7 En francés en el original – Traducción: ‘amigo mío’ 8 Mojo: En inglés es un término muy coloquial para designar un poder mágico, un hechizo o el atractivo sexual.
  • 34. 34 sobre la cornisa de la ventana, sus pequeños brazos extendidos hacia fuera. —No—, gimió Jagr, y luego sin advertencia, su brazo se enroscó alrededor de su cadera y ella se encontró a sí misma jalada bruscamente hacia abajo junto a él. —Quédate abajo. — ¿Qué? —Regan miró enojada al vampiro. —Maldición, Jagr, estás herido…—Su discurso fue interrumpido una vez más cuando un brillante destello de luz llenó la habitación, rápidamente seguido por una ensordecedora explosión. —Cristo—, jadeó ella, preguntándose si la Fuerza Aérea había llegado y decidido que Hannibal necesitaba ser bombardeada. — ¿Qué demonios fue eso? Ella escuchó el golpeteo de pasos, y la gris criatura regresó para colocarse junto a ellos. —Eso era la salvación, ma petite9—, le aseguró él, inclinándose sobre Jagr. — ¿Cómo es de malo, vampiro? Jagr extendió la mano para agarrar el brazo de la bestia. — ¿Los mataste? —Están más bien tostados, si no muertos. No nos darán problemas durante un rato. Un indicio de alivio tocó los apretados rasgos de Jagr. — ¿Los viste? La criatura hizo un aleteo. —No, pero los olí. Puaj. —Dime. —Curs. Jagr frunció el ceño. — ¿Curs, no Were? — ¿Tu cerebro se ha escurrido junto con tu sangre, mon ami? Soy una gárgola con exquisitas habilidades. Conozco la diferencia entre un Were y un curs. — ¿Por qué demonios nos dispararía un curs? —murmuró Jagr. —Una mejor pregunta sería: ¿Quién no querría dispararte? Regan apenas notó el afilado intercambio, mirando al extraño con un incrédulo ceño fruncido. — ¿Realmente eres una… gárgola? La gárgola realizó una pequeña reverencia, sus alas revoloteando para crear un deslumbrante arco iris de rojo, azul y dorado. —Levet, a tu servicio, belleza. Fui enviado por tu hermana para escoltarte 9 En francés en el original – Traducción: ‘pequeña mía’
  • 35. 35 hasta Chicago. Regan luchó por sentarse. —Jesús, ¿Hay alguien en Chicago a quien ella no enviara? Levet se encogió de hombros. —Está preocupada por ti. Antes de que Regan pudiera responder, Jagr siseó con impaciencia. — Podemos discutir sobre Darcy y su diabólico sentido del humor más tarde. Por ahora debemos concentrarnos en dejar este hotel antes de que los humanos llamen a la policía. Levet bufó. —Mientras que estaría absolutamente encantado de aprobar tu sentencia de muerte, Jagr, existe la más pequeña y minúscula posibilidad de que pueda necesitarte para ayudar a mantener a salvo a Regan. No puedes ser movido en tu condición. —Sangre… —dijo Jagr con voz ronca. Levet levantó sus manos y dio un apresurado paso atrás. —Lo siento, agotado. Los ojos de Jagr parpadearon para cerrarse, como si estuviera al borde de perder la consciencia. —El hospital… banco de sangre… —murmuró él débilmente. Regan apretó los dientes. Maldición. Jagr tenía razón sobre los humanos llamando a los polis. Y lo último que necesitaban ahora mismo era otra batalla con pistolas disparando. —Olvídate de eso, no tenemos tiempo. —Deteniendo un suspiro de fastidio, Regan presionó su muñeca contra la boca de Jagr. Por mucho que odiara admitirlo, estaba en deuda con el maldito vampiro. —Toma. Los párpados de él se alzaron para revelar esos sorprendentes ojos azul claro. — ¿Regan? —Sólo hazlo antes de que decida dejar tu culo aquí para que los policías lo lleven a la morgue. —Ew. —Con un aleteo, la gárgola se apresuró hacia la puerta que llevaba al pasillo. —Iré a vigilar y asegurarme de que tu cena no sea interrumpida. —Regan, ¿estás segura? —exigió Jagr, su voz más espesa, con un extraño acento y extraña pauta de lenguaje. ¿Segura? Cristo, no. Ella no tenía ni idea de lo que estaba a punto de suceder. Bueno, nada más allá de una gran cantidad de dolor cuando esos enormes
  • 36. 36 colmillos se hundieran en su carne. Afortunadamente, ella no era ninguna cobarde, y si Jagr necesitaba sangre para levantarse y moverse, entonces por Dios, él iba a conseguir sangre. — ¿Necesitas una invitación escrita? —se burló ella, no del todo sorprendida cuando la boca de él se amplió y sus colmillos se deslizaron suavemente en su muñeca. Jagr no era un vampiro que se echara atrás ante un desafío directo. Lamentablemente, su plan había pasado por alto un pequeño detalle. Ella estaba preparada para el dolor. Incluso estaba preparada para la necesidad de arrancarle a la fuerza de su carne si él perdía la cabeza y trataba de tomar más de lo que ella estaba dispuesta a ofrecer. Para lo que no estaba preparada era para la comprensión de que lejos de ser dolorosa, la sensación que se sacudió a través de ella fue una de intenso e implacable placer. —Oh… —Sus ojos fueron a la deriva mientras ella lo sentía succionar profundamente su sangre, cada tirón apretando la espiral de dicha que estaba alojada en la boca de su estómago. —Mierda… Todo su cuerpo temblaba, con la misma excitación que la había prendido fuego cuando él la había besado estallando a través de su cuerpo. Sólo que esta vez era más poderosa, más huracanada, más... explosiva. Su mano libre aterrizó plana sobre el suelo mientras su cuerpo se inclinaba hacia delante, casi tumbándola encima de la postrada forma de Jagr. Ella se estaba ahogando, perdiéndose en el oscuro e intoxicante deseo. En un distante rincón de su mente, ella escuchó el bajo gemido de satisfacción de Jagr, o quizás fue de placer. Por el momento, a ella no le importaba de lo que fuera. Estaba demasiado atrapada en la dulce creciente tensión que la absorbía con subyugante fuerza. Él succionó una y otra vez, forzando el placer hasta casi el dolor. Dios todopoderoso. Ella no podía aguantar mucho más. Tenía que hacer algo… algo… Y luego ocurrió. El placer alcanzó una masa crítica, y explotó con suficiente fuerza para arrancar un grito bajo de su garganta. Tumbándose hacia delante, su rostro aterrizó de lleno contra el duro pecho de Jagr, la rica esencia de su poder masculino entremezclándose con las persistentes convulsiones que golpeaban su cuerpo. Floja y flotando en una marea de dulce letargo, Regan luchó por recuperar el control de su tembloroso cuerpo. Santa mierda. Ella aspiró un profundo y áspero aliento. Luego, con esfuerzo, levantó la cabeza y abrió de un tirón sus pesadas
  • 37. 37 pestañas. Sólo para encontrarse con la mirada azul claro de Jagr. —Maldito—, farfulló ella, su latido aún tronando en su oído. Con un movimiento deliberado, el vampiro lamió suavemente los dos pinchazos de sangre que manchaban su muñeca antes de permitirla liberar de un tirón el brazo de su agarre. — ¿Nunca has tenido el mordisco de un vampiro? Aún demasiado débil para tenerse en pie, Regan se contentó con retroceder a toda prisa sobre sus rodillas, frotando en sus vaqueros su ya curada muñeca, como si pudiera quitar frotando los recuerdos de su crudo placer. Ni en sueños. Ella sabía más allá de toda duda que las sensaciones estarían ardiendo en su cerebro por toda la eternidad. —No—, murmuró ella. —Culligan se negaba a compartir el torturarme con nadie más. Él permaneció estirado sobre el suelo, sus ferozmente hermosos rasgos ilegibles. — ¿Quieres una disculpa? — ¿Te estás disculpando? —Ni lo más mínimo. Tu sangre es mucho más potente que la de un humano, y mejor aún… —Su mirada bajó rápidamente por el tenso cuerpo de ella — …Ahora conozco los dulces gritos que haces cuando… —Cállate antes de que me asegure de que necesites otra transfusión. Los distantes sonidos de sirenas hicieron pedazos la densa tensión en el aire. En un parpadeo, Jagr estaba de pie, estirando la mano para tirar de ella hacia arriba en un suave movimiento. —La policía. Debemos largarnos de aquí. —Sorprendida por la remarcable recuperación del vampiro, Regan se encontró a sí misma siendo jalada hacia la ventana rota. — ¿Puedes saltar desde aquí? —exigió Jagr. Ella le lanzó una enfadada mirada ante su ridícula pregunta, luego con cuidado de evitar los puntiagudos pedazos de cristal roto aún pegados en el marco, trepó por la ventana y saltó a la acera de abajo. Escabulléndose en las cercanas sombras del callejón, Regan examinó el aire
  • 38. 38 por cualquier peligro cercano. Había el usual hedor a basura que llenaba los cercanos contenedores, el olor de humanos despertándose para prepararse para sus tempranos desplazamientos matutinos, y el inconfundible penetrante olor de carne quemada y sangre. Una parte de ella sabía que debería cruzar la calle y descubrir si alguno de los curs había sobrevivido al ataque. Necesitaba saber por qué atacaron. Y si ellos tenían alguna conexión con Culligan. Otra parte, sin embargo, entendía que estaba demasiado debilitada por sus horas en busca del duende, por no mencionar su reciente donación de sangre, para encarar a sus enemigos sola. Especialmente no cuando ellos llevaban armas. Incluso un Curs podía matarla de un disparo si sus balas eran de plata. Maldiciendo su actual sensación de impotencia, Regan pegó un pequeño brinco cuando Jagr simplemente apareció junto a ella. Un minuto él no estaba aquí, y luego ahí estaba. Ningún sonido, ni agitación del aire, ni siquiera un rastro de su olor. Era inquietante. Y enloquecedor. Y… toda una multitud de otras cosas que hacían que su temperamento mordiera y gruñera. — ¿Qué te llevó tanto tiempo? —siseó ella. El echó un pesado bolso de cuero sobre su hombro, indiferente al mal humor de ella. —Tenemos que irnos. Sin esperar a la aprobación de ella, Jagr agarró su brazo y la dirigió de vuelta a la calle y fue hacia el este. El lobo en Regan gruñó en protesta al ser maltratada, pero ella ignoró su instinto de morder. No sólo era lo suficientemente inteligente como para saber que necesitaría al irritante vampiro para defenderse de cualquier atacante hasta que recobrara su fuerza, sino que tenía un oscuro, espantosamente seductor, miedo de que él devolviera el mordisco. Apenas habían conseguido alcanzar el final de la manzana cuando hubo el sonido de alas revoloteando, y la pequeña gárgola aterrizó directamente en frente de ellos. Regan se detuvo, sorprendida al percatarse de que estaba encantada de ver a la extraña pequeña bestia. Él era… encantador a su propia manera.
  • 39. 39 —Hey, ¿pensabais atrincherarme? —exigió él, con sus alas obviamente erizadas. — ¿Atrincherarme? —preguntó Regan con confusión. —Creo que quiere decir ‘abandonarle10’—, tradujo Jagr, apuñalando a Levet con una fría mirada fija. —Te engañas a ti mismo, gárgola, si piensas que puedes jugar conmigo como lo haces con Styx o Viper. No temo a ningún castigo que el Anasso pueda infligirme si decido acabar contigo. Lejos de languidecer bajo la gélida advertencia, Levet hinchó su pecho, consiguiendo parecer casi solemne mientras encontraba la aterradora mirada de Jagr. —Necesitas mi ayuda, te guste o no, vampiro. Quizás recordarás que fui yo el que asustó a aquellos atacantes curs. —Él aclaró su garganta mientras Jagr lo miraba con ese inquietante silencio. —Puedo conducirte hasta una cueva. Puedo proteger a Regan. Tengo magia… —Suficiente. —La recortada voz de Jagr puso fin bruscamente a la letanía de talentos. —Voy a lamentar esto. — ¿Lamentar qué? —preguntó Regan cautelosamente. Jagr nunca permitió que su mirada se desviara de Levet. —Espera aquí con Regan. Volveré. La gárgola hizo un saludo. —Sí, señor, Mr. Terminator, señor. —Levet—, susurró Jagr. — ¿Oui11? —Búrlate de mí de nuevo y te arrancaré esas alas y te las meteré por la garganta. —Tienes problemas de hostilidad, ¿lo sabes, vampiro? —Sólo mantenla a salvo. —Y con eso, Jagr se giró y se mezcló con las sombras. Regan se inclinó contra la fachada de ladrillo de una tienda de antigüedades local, demasiado cansada para estar enojada ante la misteriosa desaparición de 10 NdT: otro de los típicos juegos de palabras de Levet, y que son difícilmente traducibles, en este caso confunde ‘trench’ (trinchera o zanja) con ‘ditch’ (otra forma de decir zanja pero que además se emplea coloquialmente como abandonar a alguien). 11 En francés en el original – Traducción: ‘Sí ’
  • 40. 40 Jagr, o incluso por ser pasada como un coche usado. Una vez que ella tuviera la oportunidad de reunir su fuerza, se libraría ella misma de sus intrusivos guardianes. Hasta entonces… Bien, ella había aguantado peores cosas. Peores de forma épica. Sus pesadas pestañas se abatieron hacia abajo mientras se relajaba contra la pared, confiando en su agudo sentido del olfato para advertirla de cualquier peligro que se acercara. Pasaron cinco minutos, y luego otros cinco. Al final Levet, quien claramente poseía el intervalo de atención de un mosquito, no pudo mantener más tiempo el silencio. —Así queee… eres la hermana de Darcy—, murmuró él. —El parecido es extraordinario. Regan alzó sus pesadas pestañas, ignorando el corrosivo enojo que llameaba a través de su corazón ante la mención de su hermana. ¿Problemas familiares? Nah. Ella no. — ¿Creía que las gárgolas eran más grandes? —dijo ella, más por cambiar de tema que por ser insultante. La cola de Levet se crispó. —Podré ser puesto en duda verticalmente, pero te aseguro que soy un guerrero altamente respetado entre los vampiros. De hecho, soy algo así como un Caballero de Brillante Armadura. No puedo contar el número de damiselas que he rescatado de una muerte y desmembramiento inminentes, lo cual, por supuesto, es por lo que fui enviado para rescatarte. Una renuente sonrisa tocó los labios de ella. Él parecía más un adorno de césped que un Caballero de Brillante Armadura. — ¿Por qué ayudarías a los vampiros? —Es una forma de pasar el tiempo hasta que alcance mi soñada posición. — ¿Soñada posición? —Bueno, he abandonado toda la cosa de Vanna12 desde que Darcy señaló que no soy lo bastante alto como para alcanzar las letras del puzzle, así que he decidido ponerme al frente de Deal or no deal13. Ese sí que sería un dulce trabajo. Regan ahogó una carcajada. Culligan había sido un tele-adicto, apagando rara vez la tele cuando estaba dentro de la caravana. No es que Regan se quejase. Eso al 12 Ndt: se refiere a Vanna White, celebridad de la televisión americana, es famosa por ser la azafata que hacia girar el panel del puzzle de ‘Wheel of Fortune’ (La rueda de la fortuna) desde 1972. 13 Deal or no deal: concurso televisivo, sus versiones en el extranjero son ‘trato hecho’ o ‘Allá tú’
  • 41. 41 menos le ofrecía una visión momentánea del mundo más allá de su jaula de plata. — ¿Sabe Howie Mandel14 que está a punto de quedarse sin empleo? — preguntó ella, quitándose de encima los salvajes recuerdos. —Creo que lo mantendré en secreto por ahora. No hay necesidad de que él se vuelva todo Britney Spears antes de que realmente me haya sido ofrecido el trabajo. Esta vez Regan no pudo detener su carcajada. —Muy atento. —Ese soy yo, un corazón de oro. Es tanto una bendición… Como una maldición. —Sí, puedo imaginarlo. Un silencio descendió, roto sólo por el canto de los grillos y de las distantes ranas. Era un silencio acogedor. Tan acogedor que Regan estuvo asombrada al descubrir que no le molestaba la compañía de la gárgola. De hecho… No. Ella aplastó rápidamente los traidores pensamientos. Ella no quería ni necesitaba un camarada. Ni Levet, quien podía hacerla reír, y ciertamente no Jagr, quien podía enojarla un momento, y al siguiente, causar sensuales estragos con un simple mordisco. Contra su voluntad, Regan encontró su mirada buscando entre la oscuridad, sus sentidos buscando algún signo del vampiro DEA15. Ella se dijo a sí misma que no le importaba una mierda si Jagr había salido corriendo y había conseguido que le matasen. Un vampiro menos en el mundo no podía ser una cosa mala. Su única preocupación era… era… encontrar un lugar para dormir antes de que los humanos comenzaran a llenar las calles. Sip. Eso era. Absolutamente. —Puedes confiar en él, sabes. La cadenciosa voz de Levet interrumpió sus oscuros pensamientos. Ella se giró para encontrarlo mirándola con conocedores ojos grises. — ¿Qué? 14 Howard Michael ‘Howie’ Mandel: es un humorista, animador de televisión y actor de origen canadiense, conocido por su papel como anfitrión del programa de concurso Deal or no deal de la cadena de televisión NBC 15 DEA: siglas para Desaparecido En Acción.
  • 42. 42 —Jagr. —Su pequeño rostro se torció en una mueca. —Puede no gustarme el bastardo de frío corazón, pero él es un letal guerrero y ha dado su palabra de devolverte a salvo a Chicago. Él dará su propia vida antes de dejar que resultes herida. Su pelaje se encrespó instantáneamente. —Yo no pedí la ayuda de nadie. Levet bufó. —Como si eso alguna vez detuviera a los insistentes bastardos. — ¿Quieres decir a Darcy? —Sacrebleau, 16 no. —La gárgola estaba horrorizada por la mera sugerencia. — Estaba hablando de los vampiros. Darcy posee la más tierna y más hermosa alma con la que jamás me he encontrado. No hay nadie que no la adore. Regan ignoró la punzada de envidia que golpeó su corazón. — ¿Tierna alma? ¿Cómo demonios vinimos del mismo vientre? Levet se encogió de hombros. —La vida te ha dado un endurecido caparazón, pero tu alma es igual de pura. Lo cual es sin duda lo que tiene a Mr. Frío-como-el-Hielo tan nervioso. Y por supuesto, el hecho de que eres caliente como el infierno no perjudica. Regan se sorprendió ante las ridículas afirmaciones. —Eres… — ¿Qui? —Muy peculiar. El demonio agitó sus alas. —Bueno, eso es algo bueno que decir del demonio que ayudó a salvar tu vida. Regan se encogió de hombros. —Yo misma soy peculiar. No es del todo malo. —Sí, bueno, tú jamás llamarías peculiar a Brad Pitt o a Míster-Sueño. Húmedo. —Tom Cruise. Levet lo consideró, luego asintió. —Punto válido. — ¿No ibas a conducirnos hasta algunas cuevas, gárgola? —exigió una gélida voz masculina, la única advertencia de que Jagr había aparecido silenciosamente desde las sombras. La gárgola chilló, palmoteando una mano contra su pecho. —Santa madre de Dios, casi me provocas un ataque al corazón, y no en un buen sentido. Los ojos de Jagr se entrecerraron. —Las cuevas. 16 En francés en el original – Traducción: exclamación de sorpresa que varía según el contexto, varias traducciones posibles pueden ser: ‘¡La ostia!’ / ‘¡Santo Dios!’
  • 43. 43 —Y yo pensaba que Styx era un gruñón. —Con un movimiento rápido de su cola, Levet se giró y se contoneó por la calle con un obvio mal humor. —Por aquí. Regan se apresuró a seguir a Levet. Lo último que quería era estar sola con el vampiro de cara sombría. Bueno, eso no era exactamente cierto. Lo último que quería era que él sintiera el rápido martilleo de su corazón y la llamarada de conciencia que tintaba sus estúpidas mejillas con un rubor. ¿Qué estaba mal con ella? Ok, había reaccionado a su mordisco. Y, por mucho que le fastidiara admitirlo, a su beso. Jagr era un vampiro. Todo el mundo sabía que usaban el sexo para atraer a su presa. Y que incluso el más poderoso de los demonios era susceptible. Lo único chocante hubiera sido si ella no hubiese respondido. ¿Entonces por qué estaba actuando como una jodida pre-adolescente con un enamoramiento por su profesor? Patético. Sintiendo a Jagr moverse para caminar a su lado, Regan sacudió mentalmente la cabeza y cuadró los hombros. Tiempo de comenzar a actuar como una madura pura-sangre. Lo que demonios significara eso. — ¿A dónde fuiste? —exigió ella. Su fría mirada azotó en su dirección. —Me deshice de los cuerpos. —Oh. —¡Levet tenía razón! —continuó él suavemente. —Eran Curs. Tres de ellos. Dos fueron alcanzados por la explosión de Levet y uno consiguió escapar. Los pasos de ella fallaron. — ¿Por qué no estamos siguiendo su rastro? Culligan podría haberlo enviado. —Seguí el rastro. Desapareció a cuatro manzanas al norte de aquí. —Al igual que el de Culligan. —Sí. —La helada mirada azul se deslizó sobre el rostro de ella. — ¿Tenía el duende mucho contacto con los Curs durante tu encarcelamiento? —En ocasiones. —Regan hizo una mueca. —No más que con cualquier otro de los demonios de clase baja que encontrábamos durante nuestros viajes. — ¿Viajes? —Culligan nunca permanecía en un lugar más de algunas noches. Cruzamos de un lado a otro el país un centenar de veces. — ¿Qué hay de Hannibal? ¿Estuvisteis aquí muchas veces? —No. —Regan sacudió la cabeza. Ella había escuchado sobre Hannibal, por supuesto. Construida en el límite del poderoso Río Mississippi, fue el hogar de
  • 44. 44 Samuel Clemons (Mark Twain) y el escenario de muchas de sus más famosas novelas. También había alguna cueva u otra que había sido el lugar de escondite para Jesse James17, el History Channel era algo maravilloso. Una ciudad encantadora, pero difícilmente un punto caliente para los demonios. —Él jamás siquiera mencionó este lugar. Jagr consideró sus palabras mientras cruzaban a través de un vacío aparcamiento construido cerca del río. En la oscuridad, Regan pudo escuchar las aguas que se arremolinaban y giraban en espiral alrededor del amarrado buque de vapor sujeto al muelle cercano. —Entonces no podemos estar seguros de que Culligan esté detrás del ataque—, concluyó él al final. Genial. Nuevos y misteriosos enemigos. Justo lo que ella necesitaba. — ¿Por qué querrían matarme los Curs? —gruñó ella, tan molesta por la fría reacción de Jagr ante su obvio peligro como por ser tiroteada en primer lugar. Joder, ¿no había sido él enviado para mantenerla a salvo? —Pensaba que ellos veneraban a los Weres pura-sangre. Una dorada ceja se arqueó ante su grosero tono. —Si hay una manada Were local, podrían pensar que eres una renegada. Los Weres son tan territoriales como los vampiros. — ¿Pero qué hay del rastro desapareciendo? —Es una conexión, pero por todo lo que sabemos, los Curs despedazaron a Culligan y taparon su muerte con la misma magia que oculta su olor. No sabemos lo suficiente como para saltar a conclusiones. Él tenía razón. Sólo un tonto ignoraría la posibilidad de que hubiera otros peligros más allá de Culligan. —Maldición. La gélida expresión de Jagr se suavizó ante su agotada concesión. Nunca rompiendo el paso, él metió en la mano de ella una bolsa de papel y la condujo desde el aparcamiento hacia el enredo de maleza que delineaba el río. —Toma. Regan frunció el ceño. — ¿Qué es esto? 17 Jesse Woodson James: (1847-1882) fue un forajido estadounidense y el integrante más famoso de la banda de asaltantes James-Younger. Después de su muerte se convirtió en una figura legendaria del Viejo Oeste.
  • 45. 45 —Comida. —La mirada de él descendió a la deriva hacia la muñeca de ella. —La necesitarás para reponer la sangre que tomé. Un calor al rojo vivo llameó a través de ella, oprimiendo el aire de sus pulmones. Ella casi podía sentir sus colmillos hundiéndose en su carne, y los sensuales tirones mientras él tomaba su sangre. Agachando rápidamente su cabeza, ella abrió de un tirón la bolsa para descubrir dos bagels18 aún calientes y un envase de zumo de naranja. Su estómago tronó de placer. —Gracias—, murmuró ella, manteniendo su cara oculta bajo la espesa cortina de su pelo mientras rápidamente se abría paso a través de los bagels. Jagr se retiró a su familiar silencio, lo suficientemente listo como para no ofrecer ayuda cuando alcanzaron un estrecho paso que conducía a lo alto de un acantilado que tenía vistas hacia el río. Sus nervios ya estaban al borde. No llevaría mucho tenerla golpeandolo, independientemente de las consecuencias. Escalaron sin hablar, y alcanzando lo alto del acantilado, Regan se detuvo para tirar la bolsa vacía, apoyándose de forma encubierta contra el bidón de basura de plástico. El camino había sido pronunciado, agotando peligrosamente su menguante energía. En menos de un latido Jagr estuvo a su lado, su brazo envolviéndose alrededor de su cadera para cargarla contra el erótico poder de su cuerpo. — ¿Por qué no pediste ayuda? —exigió él, su oscura voz deslizándose hacia abajo por su columna, enviando ondas de placer a través de ella. Oh… demonios. Ella quería reclinarse contra toda esa dureza masculina. Cerrar sus ojos y sumergirse en su brutal fuerza. La necesidad era tan intensa e inoportuna como la conciencia que zumbaba a través de su cuerpo con diminutas y eléctricas sacudidas. Situando sus palmas contra el pecho de él, ella se apartó de un empujón. — Estoy bien. Él frunció el ceño hacia ella, negándose a aflojar su agarre. —Podrías estar 18 Bagel: es un pan elaborado tradicionalmente con harina de trigo y que suele tener un agujero en el centro. A la masa se le añaden a menudo productos tales como sal, cebolla, ajo, huevo o centeno. Pueden estar cubiertos de semillas de sésamo, cebolla, ajo seco, sal gruesa, o todo a la vez (everything bagel ‘bagel con todo’)
  • 46. 46 mareada… Ella se apartó de nuevo. —Dije que estoy bien. Sólo deja de hablar sobre eso. — ¿Sobre qué? —Los duros labios de él se torcieron. — ¿Mi alimentación o tu reacción? Levantando su pie, ella lo pateó en la rodilla tan duramente como pudo. Eso no podía haberlo herido. Incluso en su completo poder, sería difícil hacer daño a tan antiguo demonio. Aún así, fue suficiente para cogerlo fuera de guardia. Usando el nanosegundo de distracción, Regan se agachó por debajo de sus brazos y corrió hacia la gárgola, quien estaba desapareciendo en el espeso enredo de maleza y árboles que corrían a lo largo del acantilado. —Juro por Dios, un día… —murmuró ella por lo bajo. Ella no sabía qué iba a hacer. Pero iba a ser malvado.
  • 47. 47 CCaappííttuulloo 33 Traducido Por Inferno La cueva que había al final del túnel a través del acantilado no era larga. La cámara principal era del tamaño de una sala de estar humana, y lo suficientemente baja para que Jagr estuviera en constante peligro de golpearse la cabeza. En el lado positivo, la entrada era lo suficientemente estrecha como para prevenir que entrara más de un atacante a la vez, y había una cámara más pequeña en la parte de atrás que tenía un torrente superficial de agua que desembocaba en una cuenca. Sin embargo, no era el hecho de que fuera fácilmente defendible, o que hubiera un suministro de agua fresca a mano, lo que hizo que la cueva pareciera un paraíso, decidió Jagr. Fue el abrazo de la cálida Were que había acercado a su cuerpo mientras yacía sobre el duro suelo. Reclinado sobre su codo, Jagr estudió los rasgos finamente esculpidos de Regan. Dormida parecían incluso más insoportablemente frágiles. Su piel era de un impecable marfil extendido sobre la perfectamente formada frente y pequeña nariz. Sus labios eran exuberantes, cuando no se apretaban con enfado, y sus pestañas una espesa cortina mientras yacían contra sus mejillas. Tan adorable. Tan sobrecogedora. Y tan aterradora en su habilidad para fascinarlo. Jagr sacudió la cabeza. Había vivido durante siglos. Hermosas mujeres habían entrado y salido de su vida con predecible regularidad. Pero ninguna había poseído la dorada inocencia de su alma. Una inocencia que la torturada oscuridad dentro de él ansiaba. Como si su pureza pudiera apaciguar las perniciosas sombras. Y por supuesto, estaba el feroz e implacable coraje que le había permitido a ella sobrevivir a sus años de tortura.
  • 48. 48 Culligan la había herido, pero nunca la había quebrado. Él era uno de los pocos que podían apreciar realmente lo que eso le había costado a ella. Ella era completa y absolutamente única. Una criatura como ninguna otra que él se hubiera encontrado jamás. Un extraño indicio de advertencia susurró en su corazón. Una instintiva conciencia de que su comportamiento desde que había llegado a Hannibal era… inusual. El sombrío control y la fría lógica que lo había regido durante siglos estaban siendo socavados por la pequeña y feroz Were acurrucada actualmente contra él. No estaba seguro de sí debería estar furioso o aterrorizado. Ciertamente, no debería sentirse… pagado de sí mismo. Como si hubiera encontrado un tesoro que no hubiera esperado y ni siquiera supiera que deseaba. Quizás sintiendo su conflicto interior, Regan se agitó contra su pecho. Jagr apretó su agarre. Apenas habían llegado a la cueva cuando Regan había colapsado por el agotamiento. A pesar de todo su poder y testaruda determinación, ella se había empujado a sí misma duramente demasiado tiempo y su cuerpo simplemente se había apagado. Sin dudarlo, Jagr la había llevado a la parte de atrás de la cueva, situándola contra la pared y se había acostado de forma que él estuviera entre su inconsciente forma y la apartada entrada. No se le permitiría a nada llegar hasta ella sin pasar primero a través de él. En ese momento él se había dicho a sí mismo que era por la protección de ella. Se había comprometido a mantenerla a salvo, y por los dioses, eso sería lo que haría. Pero no importa cómo intentara tergiversar la lógica, él sabía que no era una mera necesidad de protegerla lo que le condujo a acunarla tiernamente en sus brazos, o a despertarse mucho antes de la puesta de sol para poder estudiar su pálido y perfecto rostro. Con un aleteo, ella levantó su espesa maraña de pestañas, revelando los ojos esmeralda que aún estaban nublados por el sueño. Hubo un momento mientras ella luchaba por recordar por qué estaba yaciendo en una extraña cueva en los brazos de un vampiro, un renegado indicio de sensual conciencia oscureciendo su mirada antes de que la realidad se estrellara
  • 49. 49 contra su niebla, y ella estuviera empujando airadamente sus manos contra el pecho de él. —Qué demonios… déjame ir. Jagr fue cogido con la guardia baja por la fuerza de su golpe, casi perdiendo su agarre antes de que él pudiera rodar encima de ella y usar su considerable peso para controlar sus intentos de escapar. La fuerza de ella había regresado con venganza. Junto con su carácter. Una pena, ya que él podía pensar en muchas mejores formas de pasar los próximos minutos que luchando con la hermosa Were. Ignorando el despertar de su cuerpo, Jagr encontró la furiosa mirada de Regan con una estoica determinación. —No hasta que el sol se haya puesto completamente. No te permitiré dejar la cueva hasta que pueda acompañarte. Ella aspiró un fuerte aliento. — ¿Me dejaste dormir el día entero? —Tu mente es demasiado fuerte. No puedo controlar tus patrones de sueño. Estabas obviamente con necesidad de descanso. —Maldición. —Ella se retorció debajo de él. Jagr se tragó un gruñido ante la deliciosa fricción. —Déjame ir. Culligan podría estar a millas de distancia a estas alturas. Tomó sus interminables años de auto-disciplina y restricción ignorar el firme y deliciosamente femenino cuerpo debajo de él. Por ahora, su penetrante necesidad era secundaria a mantener a salvo a Regan. Algo que él no podía asegurar si ella se fugaba de la cueva y hacia la prolongada puesta de sol. —Entonces unos pocos minutos no importarán—, señaló él con el frío tono que parecía hacer que Regan rechinara los dientes. Mientras ella estuviera contemplando las mejores formas de meter una estaca en su corazón, no estaría tramando la forma de escapar de él. Predeciblemente, el rostro de ella se ruborizó con furia. —Nunca perdonaré a mi hermana por cargarme contigo. Apuesto a que te envió para sacarte de su… Antes de que él pudiera detener el impulso, su cabeza se hundió hacia abajo para capturar la boca de ella en un silenciador beso. ¿De qué otra forma podía él detener la enojada perorata sin daño físico? Una noble meta que fue rápidamente
  • 50. 50 socavada por el intoxicante calor que llameó por su cuerpo. Este beso no tenía nada que ver con silenciar a Regan, y todo que ver con la voraz hambre que llameaba a través de él con una dolorosa fuerza. Él deseaba a esta mujer. Deseaba acariciar con sus labios cada centímetro de su lisa y marfileña piel. Deseaba besar, lamer y mordisquear cada deliciosa curva. Deseaba estar enterrado profundamente dentro de ella mientras hundía sus colmillos en su cuello y bebía de su potente sangre. Más que nada, deseaba oír esos bajos y roncos gritos cuando ella alcanzaba su clímax. Los dedos de ella se enterraron en su pecho cuando él profundizó el beso, sus labios suavizándose. El aroma a excitación floreció sobre la piel de ella, alargando sus colmillos y haciendo que su pesada erección diera un tirón en anticipación. Esto estaba… bien. Ella se adaptaba perfectamente debajo de él, su femenino cuerpo suave y aún así lo suficientemente fuerte como para manejar la pasión de un antiguo vampiro. Su olor estaba mezclado con precisión para despertar sus más profundas hambres. Y su sangre. Demonios, su cuerpo aún temblaba con el poder extraído durante su alimentación. Moviendo sus manos, Jagr enredó sus dedos en la satinada suavidad de su cabello, ahogándose en sensaciones que eran familiares, y no obstante completamente desconocidas en su intensidad. Después de una eternidad de infierno, esto era… el paraíso. No había otra palabra. Él bromeó con sus labios, mordisqueando ligeramente y acariciando antes de explorar la obstinada línea de su mandíbula. Las uñas de ella se enterraron en la fina camiseta, causando afilados dardos de delicioso dolor, pero sus sentidos estaban demasiado afinados como para perderse los pequeños gemidos de sufrimiento que eran arrancados de la garganta de ella. El cuerpo de Regan podría responder con intoxicante urgencia a sus caricias, pero su mente no confiaba en él. En este momento, él dudaba que ella fuera capaz de confiar en nadie. Jagr levantó su cabeza para mirarla con una fría compostura que disfrazaba la frustración aullando a través de su cuerpo. —Te advertí que no insultaras a mi reina—, murmuró él.
  • 51. 51 La cara de ella estaba ruborizada con una combinación de vergüenza y furia por haber respondido tan fácilmente a sus caricias. —No estaba insultando a mi hermana, te estaba insultando a ti. Un indicio de sonrisa tocó los labios de él. —Error mío. Ella lo miró furiosamente durante un largo momento, enfurecida por su inhabilidad para apartar a un lado su gran cuerpo y escapar como deseaba. Luego, con obvio esfuerzo, ella se envolvió con una quebradiza dignidad. — ¿Dónde está la gárgola? La sonrisa de Jagr se desvaneció ante la mención del pequeño demonio. No había estado contento cuando había regresado de deshacerse de los cuerpos de los Curs para descubrir a Regan y Levet conversando como si fueran viejos amigos. No estaba seguro de por qué estaba molesto por la visión de ambos juntos. Ni siquiera un solitario vampiro que pasaba más tiempo con libros que con otros demonios creería que Regan pudiera estar sexualmente atraída por la fea pequeña bestia. Era sólo ahora que él podía aceptar la verdad. Había estado celoso de que la estúpida gárgola hubiera hecho sonreír a Regan. —Aún en forma de estatua—, murmuró él. —Afortunadamente para él. —Él nos encontró estas cuevas—, rebatió ella, consiguiendo mantener su expresión distante, como si estuviera yaciendo sobre el duro suelo de la cueva por elección, en lugar de que estar clavada por el duro cuerpo de él. Jagr sintió un despertar profundamente en su interior. Nunca se había encontrado con una mujer con tan extraordinario coraje. —Soy un vampiro. No hay una cueva que no pueda sentir. Los ojos de ella se entrecerraron. — ¿Entonces por qué le permites venir con nosotros? —Porque mis hermanos de clan tienen varias compañeras que están extrañamente encariñadas con la plaga. Ella pestañeó, cogida desprevenida por su ruda confesión. —Seguramente el grande y malo Jagr no está asustado de unas pocas mujeres, ¿verdad? —Soy lo suficientemente sabio como para temer a una diosa, a una demonio Shalott, a un Oráculo, e incluso a una Were pura-sangre cuando está enfurecida—, dijo él secamente, su mirada descendiendo hacia la exuberante tentación de la boca de ella. —Además, hay pocas criaturas en el mundo más peligrosas que una mujer.
  • 52. 52 —Suenas como si tuvieras experiencia personal. ¿Alguna nena vampiro rompió tu corazón? —se burló ella. Con un fluido movimiento, Jagr estuvo de pie, sus rasgos fríos e ilegibles. Regan no podía conocer su pasado, o a las mujeres vampiro que le habían torturado durante siglos, pero la burla de ella liberó el aluvión de pesadillas que en realidad nunca le dejan en paz. —Casi ha oscurecido. ¿Necesitas alimentarte? Regan se puso en pie rápidamente, retrocediendo con cautela cuando su gélido poder se arremolinó a través de la cueva. —Lo que necesito es una ducha y ropa limpia. —Muy bien. Dame un momento. Jagr se dirigió hacia la parte de atrás de la cueva, maldiciendo cuando captó el olor de la ansiedad de Regan. Maldición, Styx había sido un idiota por enviarlo tras la Were. Él era un volátil guerrero que era temido por sus propios hermanos, no una niñera. ¿Qué demonios sabía él sobre mujeres heridas, excesivamente orgullosas y obsesionadas con la venganza? Ni una mierda, eso era. ¿Entonces por qué no estaba arrastrándola de vuelta a Chicago y lavándose las manos de la ridícula situación? Inclinándose hacia abajo, él abrió la cremallera de la mochila de cuero que había traído con él desde Chicago. Escuchó a Regan arrastrar los pies impacientemente detrás de él. — ¿Qué estás haciendo? Jagr sacó dos dagas de plata finamente elaboradas y las metió dentro de sus botas. Había pocas cosas que podían superar a un antiguo vampiro, pero él no había vivido tanto tiempo siendo estúpido. Si había Curs alrededor, muy seguro que habría Weres. Necesitaría la plata si eran atacados por una manada entera. Enderezándose, se encaminó hacia la estrecha entrada. —Estoy listo. *** Regan rechinó los dientes cuando el vampiro desapareció por la entrada de la cueva. ¿Pensaba él que ella correría a toda prisa detrás de él como un perro bien