Par mejorar el concepto que se tiene de os emrendedores, no deben dejarse llevar sólo por las ganas de ganar, deben preocuparse de los trabajadores, e invertir e fomración continua de los mismos, la doctrina de la Iglesia es clara. Sin empresas no hay trabajo, y sin honrdez, los trabajadores no rinden y no se comprometen, es importante establecer un ideario de empresa y vigilar que todos, y digo tos, lo cumplan. si no es tá disuestos que se vayan, sobrán. Esto es más importante en los centros educativos, pues los padres eligen un idearioconcreto, los profesores /aún con sus defectos), tienen la obligación de vivir lo. Los alumnos se dan cuenta de todo, no se puede tener una doble vida, no podemos ser como esquizofrenicos. Los directores y promotores de los mismos deben ser los primeros. La comunicación con el profesorado y trabajo en equipo es fundanental. Por supuesto el tener un plan de formación previsto cada año para ellos (nadie sale sabiendo)
1. TRABAJO Y EMPRESA, 1
Creación: en Gen 1, 28Gen 1, 28: Dios confiere al hombre el dominio sobre
la tierra, y en Gen 2, 8Gen 2, 8, Dios pone al hombre en el jardín del Edén
para que lo trabajara.
El trabajo no surge como consecuencia del pecado original, sino
que está en los planes de Dios desde el principio de la Creación.
El pecado original tiene como con-
secuencia el esfuerzo que acompaña
al trabajo, pero la vocación al trabajo
es anterior al pecado.
El trabajo es la colaboración del hombre y de la mujer con Dios
en el perfeccionamiento de la creación visible.
2. TRABAJO Y EMPRESA, 2
Gaudium et spes 67Gaudium et spes 67: “el trabajo humano, autónomo o
dirigido, procede inmediatamente de la persona, la cual
marca a la naturaleza como un sello y la somete a su
voluntad”.
En el trabajo se comprometen
la inteligencia y la voluntad del
hombre. Es algo intencional,
específico del ser humano (en
sentido propio). Por eso el tra-
bajo participa de la dignidad
propia de todo ser humano y
tiene un valor intrínseco, cual-
quiera que sea su valor económi-
co o su consideración social.
3. TRABAJO Y EMPRESA, 3
Gaudium et spes 35Gaudium et spes 35: “La actividad humana, así
como procede del hombre, así también se or-
dena al hombre. Pues éste con su acción no sólo
transforma las cosas y la sociedad, sino que se
perfecciona a sí mismo. Aprende mucho, cultiva
sus facultades, se supera y se trasciende. Tal
superación, rectamente entendida, es más impor-
tante que las riquezas exteriores que puedan
acumularse. El hombre vale más por lo que es
que por lo que tiene”.
El trabajo es alienante cuando impide la realiza-
ción humana de quien trabaja, no por realizarse
bajo la dirección de otro y recibir en compensa-
ción un salario.
4. TRABAJO Y EMPRESA, 4
Cristo asumió el trabajo dándole una dignidad
sobreeminente.
CCE 2427CCE 2427: “el trabajo puede ser un medio
de santificación y una animación de las rea-
lidades terrenas en el espíritu de Cristo”.
Christifideles laici (1989) 43Christifideles laici (1989) 43: “los fieles
laicos han de cumplir su trabajo con compe-
tencia profesional, con honestidad humana,
con espíritu cristiano, como camino de la
propia santificación”.
Beato Josemaria: el trabajo es el quicio de
nuestra santificación (cfr. Amigos de DiosAmigos de Dios
8181).
5. TRABAJO Y EMPRESA, 5
El principio de la primacía del trabajo frente al capital “se refiere
directamente al proceso mismo de producción, respecto al cual el
trabajo es siempre una causa eficiente primaria, mientras el capi-
tal, siendo el conjunto de los medios de producción, es sólo un ins-
trumento o la causa instrumental. Este principio es una verdad evi-
dente, que se deduce de toda la experiencia histórica del hombre”
(Laborem exercens (1981) 12Laborem exercens (1981) 12).
Todavía quedan países y lugares donde a los trabajadores, al menos
en la práctica, sólo se les valora en función de su producción, y no
en su dignidad de persona.
Sean cuales sean las circunstancias, siempre ha de tratarse a los tra-
bajadores como personas llamadas a la condición de hijos de Dios.
6. TRABAJO Y EMPRESA, 6
Más allá de los intereses en conflicto, el trabajo
y el capital han de armonizarse y cooperar entre
sí, pues se necesitan mutuamente: “ni el capital
puede subsistir sin el trabajo, ni el trabajo sin
el capital” (Rerum novarum (1891) 14Rerum novarum (1891) 14).
Los responsables de las empresas “están obliga-
dos a considerar el bien de las personas y no so-
lamente el aumento de las ganancias” (CCE 2432CCE 2432).
Más allá de la libertad de las partes contratantes hay
una justicia natural, anterior a la libre voluntad de
las partes, que afecta a cuestiones como el salario mí-
nimo y unas condiciones humanas de trabajo.
Conflicto capital-trabajo
7. TRABAJO Y EMPRESA, 7
CCE 2433CCE 2433: “El acceso al trabajo y a la profesión debe estar abierto
a todos sin discriminación injusta, a hombres y mujeres, sanos y
disminuidos, autóctonos e inmigrados. Habida consideración de
las circunstancias, la sociedad debe, por su parte, ayudar a los
ciudadanos a procurarse un trabajo y un empleo”.
Centesimus annus (1991) 35Centesimus annus (1991) 35: “Los beneficios no son el único
índice de las condiciones de la empresa. Es posible que los ba-
lances económicos sean correctos y que al mismo tiempo los
hombres, que constituyen el patrimonio más valioso de la
empresa, sean humillados y ofendidos en su dignidad”.
Los beneficios son una condición necesaria para la buena marcha
de una empresa mercantil, pero obtenerlos no es suficiente para
que la empresa actúe con legitimidad moral (droga, pornografía, ...).
Para tener legitimidad moral, debe contribuir al bien común.
8. TRABAJO Y EMPRESA, 8
No se puede considerar la empresa como un
simple instrumento de beneficios o como
una mera concurrencia de intereses. Debe
ser una comunidad de personas.
Centesimus annus (1991) 43Centesimus annus (1991) 43: “la empresa no
puede considerarse únicamente como una ‘so-
ciedad de capitales’; es, al mismo tiempo, una
‘sociedad de personas’ en la que entran a for-
mar parte de manera diversa y con responsa-
bilidades específicas los que aportan el capital
necesario para su actividad y los que colaboran
con su trabajo”.
9. TRABAJO Y EMPRESA, 9
León XIII (Rerum novarum (1891) 14Rerum novarum (1891) 14) cita deberes de los emple-
ados “prohibitivos”, como no dañar la propiedad, no ofender a los
patronos y abstenerse de toda violencia al defender sus derechos.
PERO pueden señalarse también obligaciones positivas, como:
- trabajar bajo la dirección del empresario o personas designadas
por el mismo. Es algo inherente al contrato de trabajo.
- trabajar con diligencia: las obligaciones del empleado no se re-
ducen a un rígido listado de deberes y derechos, sino que suponen
una responsabilidad.
- actuar con lealtad, cumplir los compromisos adquiridos, mante-
ner los secretos profesionales y empresariales, tratar de correspon-
der a la formación recibida a cargo de la empresa.
10. TRABAJO Y EMPRESA, 10
Algunos de los derechos de los trabajadores que
deben ser respetados:
- remuneración del trabajo y prestaciones sociales:
salario justo (no basta el acuerdo de las partes),
pensiones (jubilación o accidentes laborales);
- condiciones de trabajo: sin perjuicio a la salud,
sin dañar la integridad moral, higiene, seguridad;
- derecho a expresar la propia personalidad y a la
participación: iniciativa, responsabilidad, concien-
cia de trabajar “en algo propio”;
- horarios de trabajo y descanso dominical: obliga-
ción de los poderes públicos y de los patronos de
asegurar a los ciudadanos y a los empleados un
tiempo destinado al descanso y al culto divino;
- sindicatos: derecho fundamental, pero “lucha en
favor” del justo bien, no “contra” los demás.
11. TRABAJO Y EMPRESA, 11
Huelga
“es moralmente legítima cuando constituye un recurso inevitable,
si no necesario para obtener un beneficio proporcionado. Resulta
moralmente inaceptable cuando va acompañada de violencias o
también cuando se lleva a cabo en función de objetivos no direc-
tamente vinculados con las condiciones del trabajo o contrarios
al bien común” (CCE 2435CCE 2435).
Igualdad de derechos humanos en varón y mujer en el campo laboral
“no significa para la mujer la renuncia a su feminidad ni la imita-
ción del carácter masculino, sino la plenitud de la verdadera huma-
nidad femenina tal como debe expresarse en su comportamiento, tan-
to en familia como fuera de ella” (Familiaris consortio (1981) 23Familiaris consortio (1981) 23).
Al mismo tiempo, “que la sociedad cree y desarrolle las condiciones
adecuadas para el trabajo doméstico” (IdemIdem).