La crisis de 1898. Guerra de la independencia cubana y filipina. La guerra Hispano-norteamericana y el tratado de París. La crisis de 1898. Consecuencias para España
La crisis de 1898. Guerra colonial y contra Estados Unidos
1. EL DESASTRE COLONIAL. GUERRA CONTRA USA.
LA CRISIS DEL 98.
Alfredo García
http://algargoshistoriaspain.blogspot.com.es/
2. Juramento de la Constitución por María Cristina de Habsburgo. 1885. Cuadro de
Sorolla 1897
• Continúa el diseño del régimen canovista: turno de partidos, legislación…
• Surgen problemas que deterioran el sistema.
– Nacionalismos y regionalismos.
– Movimiento obrero.
– Crisis colonial. Guerra contra USA.
3. Los problemas coloniales se iniciaron con el Sexenio (la guerra de Cuba)
Independencia de Cuba, revista La flaca, 1873
4. Las ideas de José Martí
.
Su derecho de hombres es lo que buscan los cubanos
en su independencia; y la independencia se ha de
buscar con alma entera de hombre. ¡Que Cuba,
desolada, vuelve a nosotros los ojos! ¡Que los niños
ensayan en los troncos de los caminos la fuerza de
sus brazos nuevos! ¡Que las guerras estallan, cuando
hay causas para ella, de la impaciencia de un valiente
o de un grano de maíz! ¡Que el alma cubana se está
poniendo en fila, y se ven ya, como al alba, las masas
confusas! ¡Que el enemigo, menos sorprendido hoy,
menos interesado, no tiene en la tierra los caudales
que hubo de defender la vez pasada, ni hemos de
entretenernos tanto como entonces en
dimes y diretes de localidad, ni en competencias de
mando, ni de envidias de pueblo, ni en esperanzas
locas! ¡Que afuera tenemos el amor en el corazón, los
ojos en la costa, la mano en la América, y el arma al
cinto!
Discurso pronunciado por José Martí,
26 de noviembre de 1891
Su derecho de hombres es lo que buscan los cubanos
en su independencia; y la independencia se ha de
buscar con alma entera de hombre. ¡Que Cuba,
desolada, vuelve a nosotros los ojos! ¡Que los niños
ensayan en los troncos de los caminos la fuerza de
sus brazos nuevos! ¡Que las guerras estallan, cuando
hay causas para ella, de la impaciencia de un valiente
o de un grano de maíz! ¡Que el alma cubana se está
poniendo en fila, y se ven ya, como al alba, las masas
confusas! ¡Que el enemigo, menos sorprendido hoy,
menos interesado, no tiene en la tierra los caudales
que hubo de defender la vez pasada, ni hemos de
entretenernos tanto como entonces en
dimes y diretes de localidad, ni en competencias de
mando, ni de envidias de pueblo, ni en esperanzas
locas! ¡Que afuera tenemos el amor en el corazón, los
ojos en la costa, la mano en la América, y el arma al
cinto!
Discurso pronunciado por José Martí,
26 de noviembre de 1891
5. Intereses norteamericanos desde años 80
1.- Contexto imperialismo occidental.
- Usa llega tarde (conquista Oeste
y Guerra de Secesión).
- Potencia industrial anglosajona
(Nación emergente).
2.-Planes geoestratégicos.
- Caribe y canal de Panamá.
- Expansión Pacífico: mercado
chino y japonés.
3.- Nuevos intereses económicos en Cuba.
- Proteccionismo español.
- Los medios de comunicación.
6. Los magnates del periodismo norteamericano, Pulitzer y Hearst, construyendo la guerra.
7.
8. -Primera etapa (1895-98): Guerra colonial entre
España y sublevados independentistas cubanos:
- sublevación y muerte de José Martí, en 1895.
- Martínez Campos y máximo avance rebelde.
- Weyler : trochas y campos de refugiados
-Segunda etapa (febrero-dic 1898): desembocó en el
enfrentamiento contra los Estados Unidos:
- Explosión del Maine e investigación (feb-abr)
- Guerra: Cavite (mayo) y Santiago (Julio).
- Armisticio y paz.
Reunión de La Mejorana. 5/5/1895 entre los líderes de la
sublevación cubana: Martí, Gómez y Maceo.
23. La flota americana derrotó a la española en dos batallas: Cavite (Filipinas) y
Santiago de Cuba
24.
25. Primera reunión en París para firmar los acuerdos de paz entre EEUU y España
(1/10/1898)
Tras el Tratado de París, España cedía Puerto Rico, Filipinas y Guam
a los Estados Unidos y se reconocía la independencia de Cuba
Tras el Tratado de París, España cedía Puerto Rico, Filipinas y Guam
a los Estados Unidos y se reconocía la independencia de Cuba
26. Texto: Tratado de paz entre España y Estados Unidos de América
S. M. la Reina Regente de España, en nombre de su augusto hijo D. Alfonso XIII, y los Estados
Unidos de América, deseando poner término al estado de guerra hoy existente entre ambas
naciones […] Previa discusión de las materias pendientes han convenido en los siguientes
artículos:
1.º España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que
dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos […].
2.º España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que ahora están bajo su
soberanía en las islas Occidentales y la isla de Guam en el archipiélago de las Marianas o
Ladrones.
3.º España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por Islas Filipinas […] los Estados
Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares dentro de los tres meses
después del canje de ratificaciones del presente Tratado.
4.º Los Estados Unidos, durante el término de diez años a contar desde el canje de ratificación del
presente Tratado, admitirán en los puertos de las Islas Filipinas los buques y mercancías
españolas, bajo las mismas condiciones que los buques y mercancías de los Estados Unidos […].
1898
S. M. la Reina Regente de España, en nombre de su augusto hijo D. Alfonso XIII, y los Estados
Unidos de América, deseando poner término al estado de guerra hoy existente entre ambas
naciones […] Previa discusión de las materias pendientes han convenido en los siguientes
artículos:
1.º España renuncia a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba. En atención a que
dicha isla, cuando sea evacuada por España, va a ser ocupada por los Estados Unidos […].
2.º España cede a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y las demás que ahora están bajo su
soberanía en las islas Occidentales y la isla de Guam en el archipiélago de las Marianas o
Ladrones.
3.º España cede a los Estados Unidos el archipiélago conocido por Islas Filipinas […] los Estados
Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares dentro de los tres meses
después del canje de ratificaciones del presente Tratado.
4.º Los Estados Unidos, durante el término de diez años a contar desde el canje de ratificación del
presente Tratado, admitirán en los puertos de las Islas Filipinas los buques y mercancías
españolas, bajo las mismas condiciones que los buques y mercancías de los Estados Unidos […].
1898
27.
28. A) Ideológicas. Gran impacto en el mundo intelectual y en la opinión pública:
- Exaltación del sentimiento nacionalista y crisis de conciencia que tuvo su
expresión intelectual en el pesimismo de la Generación del 98, con ideólogos como
Miguel de Unamuno, Baroja, Azorín, Valle Inclán, Ramiro de Maeztu…
- Se oyen las propuestas del regeneracionismo. Propuesta de cambios en la
persona de Joaquín Costa, Macías Picbea, Lucas Mallada…. Cuestionaban la
capacidad del pueblo español para progresar, consideraban la falta de educación uno
de los males y criticaban el sistema y su funcionamiento.
- Aparición del antiamericanismo. Estados Unidos responsable del desastre.
Consecuencias de la crisis del 98
30. B) Económicas
- Pérdida de materias primas baratas, como el azúcar y el tabaco.
- Recapitalización en España por vuelta de fortunas de exiliados que invirtieron
en la Banca y la siderurgia.
C) Políticas
- Regeneracionismo político, asumir algunos cambios: Francisco Silvela,
Maura, Canalejas…
- Pérdida del ya escaso peso internacional de España.
- Desgaste de la imagen del ejército.
- Colonialismo en el norte de África, como compensación.
D) Demográficas
- La guerra costó la vida a más de 50.000 soldados la mayoría de las clases
populares reclutados por el sistema de quintas. Otros muchos fueron repatriados
mutilados o enfermos, a los que no se les pagó ni atendió, con lo que creció el
antimilitarismo popular.
31. Soldados españoles presos durante la Guerra de
Cuba
Portada de la revista Campana de Gracia.
29/10/1898. Regreso de los soldados españoles
tras la derrota.
32. Monárquicos, republicanos, conservadores, liberales, todos los que tengan algún interés en que este cuerpo
nacional viva, es fuerza se alarmen y preocupen con tal suceso. Las turbulencias se encauzan; las rebeldías se
reprimen; hasta las locuras se reducen a la razón por la pena o por el acertado régimen; pero el corazón que cesa
de latir y va dejando frías e insensibles todas las regiones del cuerpo, anuncia la descomposición y la muerte al
más lego.
La guerra con los ingratos hijos de Cuba no movió una sola fibra del sentimiento popular. Hablaban con elocuencia
los oradores en las Cámaras de sacrificar la última peseta y derramar la postrer gota de sangre... de los demás;
obsequiaban los Ayuntamientos a los soldados, que saludaban y marchaban sumisos, trayendo a la memoria el
Ave César de los gladiadores romanos; sonaba Ia marcha de Cádiz; aplaudía la prensa, y el país, inerte, dejaba
hacer. Era, decíamos, que no interesaba su alma en una lucha civil, una guerra contra la naturaleza y el clima, sin
triunfos y sin derrotas.
Se descubre más tarde nuestro verdadero enemigo; lanza un reto brutal; vamos a la guerra extranjera; se
acumulan en pocos días, en breves horas, las excitaciones más vivas de la esperanza, de la ilusión, de la victoria,
de las decepciones crueles, de los desencantos más amargos, y apenas si se intenta en las arterías del Suizo
y de las Cuatro Calles una leve agitación por el gastado procedimiento de las antiguas recepciones y despedidas
de andén de los tiempos heroicos del Sr. Romero Robledo.
Se hace la paz, la razón la aconseja, los hombres de sereno juicio no la discuten; pero ella significa nuestro
vencimiento, la expulsión de nuestra bandera de las tierras que descubrimos y conquistamos; todos ven que
alguna diligencia más en los caudillos, mayor previsión en los Gobiernos hubieran bastado para arrancar algún
momento de gloria para nosotros, una fecha o una victoria en la que descansar de tan universal decadencia y
posar los ojos y los de nuestros hijos con fe en nuestra raza; todos esperaban o temían algún estremecimiento de
la conciencia popular; solo se advierte una nube general de silenciosa tristeza que presta como un fondo gris al
cuadro, pero sin alterar vidas, ni costumbres, ni diversiones, ni sumisión al que, sin saber por qué ni para qué, Ie
toque ocupar el Gobierno.
FRANCISCO SILVELA, «Sin pulso», El Tiempo, 16 de agosto de 1898
Monárquicos, republicanos, conservadores, liberales, todos los que tengan algún interés en que este cuerpo
nacional viva, es fuerza se alarmen y preocupen con tal suceso. Las turbulencias se encauzan; las rebeldías se
reprimen; hasta las locuras se reducen a la razón por la pena o por el acertado régimen; pero el corazón que cesa
de latir y va dejando frías e insensibles todas las regiones del cuerpo, anuncia la descomposición y la muerte al
más lego.
La guerra con los ingratos hijos de Cuba no movió una sola fibra del sentimiento popular. Hablaban con elocuencia
los oradores en las Cámaras de sacrificar la última peseta y derramar la postrer gota de sangre... de los demás;
obsequiaban los Ayuntamientos a los soldados, que saludaban y marchaban sumisos, trayendo a la memoria el
Ave César de los gladiadores romanos; sonaba Ia marcha de Cádiz; aplaudía la prensa, y el país, inerte, dejaba
hacer. Era, decíamos, que no interesaba su alma en una lucha civil, una guerra contra la naturaleza y el clima, sin
triunfos y sin derrotas.
Se descubre más tarde nuestro verdadero enemigo; lanza un reto brutal; vamos a la guerra extranjera; se
acumulan en pocos días, en breves horas, las excitaciones más vivas de la esperanza, de la ilusión, de la victoria,
de las decepciones crueles, de los desencantos más amargos, y apenas si se intenta en las arterías del Suizo
y de las Cuatro Calles una leve agitación por el gastado procedimiento de las antiguas recepciones y despedidas
de andén de los tiempos heroicos del Sr. Romero Robledo.
Se hace la paz, la razón la aconseja, los hombres de sereno juicio no la discuten; pero ella significa nuestro
vencimiento, la expulsión de nuestra bandera de las tierras que descubrimos y conquistamos; todos ven que
alguna diligencia más en los caudillos, mayor previsión en los Gobiernos hubieran bastado para arrancar algún
momento de gloria para nosotros, una fecha o una victoria en la que descansar de tan universal decadencia y
posar los ojos y los de nuestros hijos con fe en nuestra raza; todos esperaban o temían algún estremecimiento de
la conciencia popular; solo se advierte una nube general de silenciosa tristeza que presta como un fondo gris al
cuadro, pero sin alterar vidas, ni costumbres, ni diversiones, ni sumisión al que, sin saber por qué ni para qué, Ie
toque ocupar el Gobierno.
FRANCISCO SILVELA, «Sin pulso», El Tiempo, 16 de agosto de 1898
Texto: Tras el desastre