APUNTES FUNDAMENTOS DEL ARTE I. TEMA 9. MIGUEL ÁNGEL BUONARROTI
El oro en la Prehistoria: cronología, tipología y técnicas de la orfebrería prehistórica
1. EL
ORO,
EL
ORO
EN
LA
PREHISTORIA
Juan
Carlos
Ostúa
Cano
Historia
1º
de
Joyería
Artística
1
2.
Aquellos
que
se
enamoran
de
la
práctica
sin
ciencia
son
como
los
pilotos
que
gobiernan
los
barcos
sin
timón
o
brújula
y
que
nunca
saben
hacia
donde
van.
Leonardo
Da
Vinci
2
3. ÍNDICE
PREFACIO
4
1.
EL
ORO
5
1.1.
Qué
es
el
oro.
Cualidades
físico-‐químicas
5
1.2.
Usos,
funciones
y
simbolismo
del
oro
5
2.
EL
ORO
EN
LA
PREHISTORIA
7
2.1.
Cronología
y
contexto
geográfico
8
2.2.
Tipología
y
técnicas
en
la
orfebrería
prehistórica
12
CONCLUSIONES
16
OPINIÓN
PERSONAL
17
BIBLIOGRAFÍA
18
RECURSOS
EN
RED
19
3
4. PREFACIO
Para
el
joyero,
el
artesano,
no
hay
ningún
material
más
primordial
que
el
oro.
Ni
la
plata
tiene
su
categoría
ni
las
piedras
preciosas
sustento
sin
él.
Este
es
el
principal
motivo
que
me
ha
impulsado
a
elegirlo
como
tema
para
este
trabajo.
Eso
y
que,
en
mi
experiencia
como
orfebre,
es
un
material
que
me
ha
cautivado.
En
el
taller,
es
un
lujo
y
un
placer
trabajarlo,
luchar
con
él
y
rendirlo
a
nuestro
deseo,
a
la
forma
buscada,
al
brillo
pretendido
y,
al
fin,
ver
como
entrega
su
belleza
a
quien,
si
es
capaz
de
apreciarlo
más
allá
de
su
valor
material,
lo
contempla.
4
5. EL
ORO
Qué
es
el
oro.
Cualidades
físico-‐químicas.
El
oro
es
un
elemento
simple,
de
número
atómico
79
y
peso
atómico
196,967,
masa
volumétrica
19,3,
su
símbolo
es
Au
(del
latín
aurum,
resplandeciente
amanecer),
es
un
metal
de
los
llamados
nobles
o
preciosos,
del
grupo
de
los
metales
pesados,
de
color
amarillo,
brillante
y
el
más
dúctil
y
maleable
que
existe1.
Su
estructura
cristalina
es
cúbica
centrada
en
las
caras.
Es
un
buen
conductor
térmico
y
eléctrico
y
muy
reflectante.
Es
inalterable
a
la
acción
del
calor,
el
agua,
los
ácidos
y
el
oxígeno.
Hasta
el
siglo
XX
d.C.
solo
se
conocían
unas
pocas
sustancias
capaces
de
disolverlo:
mercurio,
cianuros
en
presencia
de
aire,
teluros
y
agua
regia
(mezcla
de
ácido
nítrico
y
ácido
clorhídrico).
Actualmente
se
conocen
muchas
más
pero
todas
son
de
muy
difícil
obtención.
Funde
a
1063º
C
y
su
punto
de
ebullición
es
de
2.860ºC.
Se
encuentra
en
la
naturaleza
en
forma
nativa
en
distintos
grados
de
aleación,
principalmente
con
plata
(aleación
denominada
electrum)
y
ocasionalmente
con
cobre,
platino
u
otros
metales.
Hasta
el
siglo
VI
d.C.
no
se
aprendió
a
separar
la
plata
del
oro
por
lo
que
todos
los
objetos
realizados
hasta
esa
época
en
oro
se
encuentra
en
aleación
con
plata
en
porcentajes
variables
hasta
un
40%.
Aparece
en
filones
dentro
de
rocas
de
cuarzo
y,
tras
ser
estos
erosionados,
en
depósitos
fluviales
de
aluvión,
en
donde
lo
encontramos
en
forma
de
pepitas
y
de
arena
y
polvo.
Esta
asequible
disponibilidad
junto
a
su
llamativo
color,
su
brillo
y
su
facilidad
para
ser
conformado
son,
sin
duda,
las
razones
por
la
que
fue
uno
de
los
primeros
metales
(si
no
el
primero),
junto
con
el
cobre,
en
ser
descubiertos
y
trabajados
por
la
humanidad2.
En
estado
puro
es
excesivamente
blando
para
crear
objetos
que
resistan
bien,
sin
desgaste
o
deformación,
su
manipulación,
por
lo
que
se
alea
con
distintos
metales
para
conseguir
mayor
dureza
y
tenacidad.
Así
se
consigue,
además,
una
gran
variedad
cromática
y
hablamos
de
oro
amarillo,
oro
blanco,
oro
verde,
oro
rosa,
oro
rojo,
etc.
Usos,
funciones
y
simbolismo
del
oro.
Para
descubrir
la
importancia
que
el
oro
tiene
y
ha
tenido
en
nuestras
sociedades,
nos
bastaría
con
hacer
un
recopilatorio
de
la
huella
que
ha
dejado
en
el
lenguaje.
No
es
necesario
hacerlo
aquí
pues
a
nadie
se
le
escapa
que
aparece,
1
Propiedades
(maleabilidad
y
ductilidad)
que
derivan
de
su
altísima
cohesión
atómica,
es
decir,
de
las
características
de
su
enlace
metálico.
2
No
puede
ser
casual
en
esta
circunstancia
que
ambos
metales
se
hallen
en
forma
nativa
y
sean
los
únicos
con
color
distinto
al
blanco.
5
6. generalmente,
como
referente
de
lo
más
valioso,
de
lo
mejor,
del
poder
o,
incluso,
de
lo
divino.
Nada
de
esto
es
nuevo.
Ha
sido
así
desde
que
la
humanidad
lo
descubrió.
Y
no
por
la
utilidad
que
le
encontramos
para
nuestra
vida
cotidiana.
No
es
comestible,
no
nos
sirve
para
fabricar
herramientas,
no
nos
hace
la
vida
más
cómoda
ni
sirve
para
obtener
ningún
otro
producto
útil.
Así
pues,
¿qué
lo
ha
convertido
en
algo
tan
importante?
En
primer
lugar
su
escasez.
Aunque
se
estima
que
en
el
planeta,
incluyendo
los
mares,
existen
unos
30
billones
de
toneladas
de
oro,
en
realidad
esta
cantidad
solo
representa
el
0,0000005%
del
peso
total
de
la
Tierra.
Por
otro
lado,
las
cualidades
descritas
arriba,
brillo,
color,
ineltaribilidad,
lo
asocian
fácilmente,
en
especial
en
la
prehistoria,
con
el
Sol
y
lo
divino
(no
olvidemos
que
en
las
sociedades
primitivas
suelen
ir
ligados).
Con
la
aparición
de
la
agricultura
y
su
desarrollo,
las
sociedades
humanas
se
tornan
más
complejas.
Los
excedentes
agrícolas
permiten
y
favorecen
el
comercio,
liberan
mano
de
obra
de
la
obtención
de
alimentos
que
se
dedican
a
la
manufactura
de
bienes
y
útiles,
a
la
guerra
o
a
la
administración.
Por
otro
lado,
la
acumulación
de
riquezas
genera
desigualdad
social
que
provoca
a
su
vez
el
incremento
del
poder
de
las
élites,
uniendo
así
poder
político
y
económico.
En
este
contexto
el
oro
está
presente
como
símbolo
tanto
de
uno
como
de
otro.
Un
claro
ejemplo
de
esto
lo
encontramos
en
el
Antiguo
Egipto,
donde
el
poder
político
y
económico
recae
en
el
faraón
que
es
al
mismo
tiempo
la
divinidad
encarnada,
es
decir
Ra,
el
Sol.
Así
vemos
como
el
oro
está
presente
en
el
mobiliario,
los
adornos,
los
utensilios,
incluso
en
los
féretros
o
la
arquitectura
y
por
supuesto
en
los
símbolos
del
poder:
tronos,
bastones,
etc.
No
es
hasta
el
siglo
VI
a.C.
que
encontramos
una
utilidad
material
del
oro
(aunque
bien
podrían
haber
cumplido
el
mismo
papel
otros
metales
o
materiales)
en
la
acuñación
de
monedas.
Desde
entonces
el
oro
ha
cumplido
este
papel
de
valor
de
intercambio
llegando
a
ser
la
principal
garantía,
especialmente
en
tiempos
de
crisis,
de
una
economía.
Si
la
acuñación
de
monedas
de
oro
prácticamente
ha
desaparecido,
otro
uso
del
oro,
cotidiano
y
generalizado
desde
la
prehistoria
hasta
hoy,
ha
sido
y
sigue
siendo,
la
elaboración
de
joyas.
Las
joyas,
cuya
fabricación
tiene
escaso
peso
en
el
global
de
la
economía,
y
su
lucimiento,
que
es
nulo
en
ese
global,
se
han
convertido,
sin
embargo
en
el
principal
uso
del
oro.
Y
esto
se
explica
por
lo
dicho
antes:
el
estatus,
la
riqueza,
las
creencias,
están
presentes
en
cada
joya.
Pero
además,
como
adorno,
también
la
estética
asoma
en
las
joyas.
Y
ésta
es
una
función
que
no
debemos
menospreciar.
6
7. Las
joyas
tienen
también
un
papel
destacado
para
arqueólogos
e
historiadores
porque
a
través
de
ellas
podemos
conocer
mejor
las
tecnologías
desarrolladas,
los
gustos
y
usos
o
la
organización
social
en
el
pasado,
en
definitiva,
la
vida
de
nuestros
antepasados
y
sus
formas
de
convivir.
EL
ORO
EN
LA
PREHISTORIA
Como
hemos
visto,
el
oro
tiene,
socialmente,
desde
que
es
conocido,
un
gran
valor
ligado
a
dos
aspectos
bien
diferentes,
uno
terrenal
o
material
como
fuente
y
símbolo
de
poder
y
riqueza
y
otro
inmaterial
o
espiritual
como
símbolo
de
la
luz,
el
Sol,
en
suma,
de
la
divinidad.
También
hemos
hablado
sobre
la
apropiación
que
las
incipientes
élites
en
las
primeras
sociedades
jerarquizadas
hacen
del
oro,
tanto
por
su
simbolismo
que
denota
poder,
como
por
la
importancia
de
su
carácter
mágico-‐religioso.
Así
mismo
que
tanto
sus
cualidades
(inalterabilidad,
brillo,
color,
maleabilidad
y
ductilidad)
como
su
escasez
están
en
el
origen
de
este
simbolismo
múltiple.
Todo
esto
se
fragua
en
una
época,
la
prehistoria,
en
la
que
se
desconocen
elementos
muy
importantes
que,
visto
desde
la
óptica
actual,
nos
parecen
instrumentos
esenciales
para
el
desarrollo
de
una
metalurgia,
a
saber,
la
escritura
(que
permite
la
transmisión
y
acumulación
de
conocimientos
más
allá
del
relato
oral)
y
el
hierro
o
el
acero
(que
proporciona
herramientas
para
trabajar
el
metal,
en
este
caso
el
oro).
Estas
carencias,
sin
embargo,
no
fueron
obstáculo
para
que
se
desarrollen
unas
técnicas
metalúrgicas
capaces
de
producir
una
gran
variedad
de
objetos,
desde
ornamentos
personales
(diademas,
brazaletes,
pendientes
o
collares)
hasta
empuñaduras
de
armas,
pasando
por
indumentaria
(gorros),
cascos,
bandas,
“discos
solares”
o
diversos
elementos
rituales.
Tampoco
impidieron
dichas
limitaciones
que
estos
objetos
muestren
un
conocimiento,
destreza
y
refinamiento
que
asombran
a
nuestros
ojos.
Carro
solar
de
Trundholm
(Dinamarca).
7
8. Cronología
y
contexto
geográfico.
El
periodo
que
nos
interesa
arranca
al
final
de
la
prehistoria,
V
milenio
a.C.
y
se
prolonga
hasta
el
I
milenio
a.C.
coincidiendo,
aproximadamente,
con
el
inicio
del
Calcolítico
o
Edad
del
Cobre
y
hasta
el
Bronce
Final,
según
las
regiones.
El
ámbito
geográfico
se
mueve
desde
el
Oriente
Medio
hasta
la
Península
Ibérica
pasando
por
la
Europa
Oriental,
el
Norte
de
África
y
la
Europa
Atlántica.
La
dispar
evolución
de
las
culturas
hace
que
los
periodos
no
transcurran
en
paralelo,
se
solapen
y
genere
confusión
sobre
si
asignar
a
la
Prehistoria
o
no
un
objeto
concreto.
Mapa del ámbito geográfico-cronológico de la difusión de la metalurgia
Los
primeros
hallazgos
que
nos
dan
cuenta
del
trabajo
del
oro
los
encontramos
en
Europa
Oriental
en
lo
que
hoy
es
Bulgaria
en
la
Necrópolis
de
Varna
y
data
de
finales
del
VI
milenio
a.C.
o
mediados
del
V
milenio
a.C.
según
las
fuentes.
Son
cerca
de
trescientas
tumbas
en
las
que
se
han
hallados,
acompañando
a
los
restos
humanos,
más
de
novecientos
objetos
de
oro,
entre
ellos,
collares,
amuletos,
brazaletes,
bastones,
incluso
una
funda
para
el
pene,
etc.
8
9.
Reconstrucción de la tumba 43 de Varna y su contenido
Sin
embargo
la
cultura
que
produjo
estos
objetos
y
que
se
extendió
por
toda
la
Europa
del
Este
desapareció
sin
que
conozcamos
aún
las
razones
de
ello.
Lo
que
no
impide
apreciar
el
virtuosismo
en
su
elaboración.
Esta
forma
de
encontrar
el
oro
de
época
prehistórica,
en
enterramientos,
no
es
ninguna
excepcionalidad.
Al
contrario,
es
en
donde
solemos
hallarlo.
9
10. Las
personas
de
alto
rango
en
esta
época
solían
ser
enterradas
con
un
ajuar
que
incluía,
entre
otros
elementos,
distintos
objetos
de
oro.
Así
se
reconocía
su
dignidad
y,
por
su
carácter
mágico-‐religioso,
se
garantizaba
un
buen
transito
a
la
otra
vida.
Aunque
en
cada
cultura
y
momento
encontramos
variaciones,
como
norma,
solo
las
personas
relevantes
eran
así
tratadas.
Por
ejemplo
en
Mesopotamia
encontramos
estos
tesoros
en
las
tumbas
de
la
realeza
y
en
las
culturas
megalíticas
del
sur
de
Europa
(c.
5.000-‐1.500
a.C.)
los
cadáveres
eran
descarnados
y
sus
huesos
repartidos
por
la
estancia
eliminando
cualquier
rastro
de
individualidad
a
excepción
de
los
miembros
de
las
élites
que
se
enterraban
enteros,
en
posición
natural
y
acompañados
de
su
correspondiente
ajuar.
Tras
la
cultura
de
Varna,
cronológicamente,
debemos
trasladarnos
a
Mesopotamia
en
donde
se
han
encontrado
numerosos
tesoros
entre
los
que
hay
que
destacar
el
Tesoro
Real
de
Ur
datado
en
el
II
milenio
a.C.
Tesoro funerario de una reina de UR
Aunque
la
lista
debiera
continuar
en
Egipto,
lo
obviaremos
deliberadamente
pues
merece
un
capítulo
aparte.
Nos
dirigimos
a
la
ya
citada
cultura
del
megalitismo
en
la
Europa
del
Sur
y
Atlántica.
Aunque
esta
cultura
se
extiende
desde
el
V
milenio
a.C.
hasta
el
II
milenio
a.C.,
los
hallazgos
de
oro
corresponden
a
su
tramo
final.
Es
de
destacar
en
este
contexto
geográfico
la
cultura
argárica
en
el
Sudeste
de
la
Península
Ibérica
en
pleno
Bronce,
hacia
el
II
milenio
a.C.
Se
supone
que
surge
de
la
evolución
de
las
comunidades
autóctonas,
asentadas
desde
tiempo
atrás.
La
práctica
del
enterramiento
en
vasijas,
propia
de
esta
cultura,
se
acompañaba
de
la
inclusión
de
ajuares
en
las
mismas.
10
11.
Enterramiento femenino en vasija en la necrópolis de El Argar.
Bronce Pleno. Antas, Almería.
Los
objetos
de
oro,
inicialmente,
se
lucían
en
público
para
mostrar
el
poder
de
quien
lo
portaba
impregnándose
así
a
ojos
de
los
espectadores
de
sus
cualidades.
La
consolidación
de
estos
grupos
en
el
poder
hace
que
la
ostentación
de
estos
objetos
de
oro
no
sea
tan
necesaria
al
mismo
tiempo
que
el
oro
comienza
a
tener
un
papel
en
la
economía
como
valor
de
cambio.
En
este
momento
podía
interesar
retirar
oro
de
la
circulación
o
atesorarlo
lo
que
da
lugar
a
que
se
procuren
escondites
que
podían
ser
simples
enterramientos.
Esta
costumbre
hace
que
posteriormente
aparezcan
estos
tesoros
o
tesorillos
desligados
de
otros
restos,
en
lugares
aislados
y
sin
conexión
con
poblaciones.
Son
significativos
los
hallados
en
la
Península
Ibérica
pertenecientes
a
la
cultura
argárica.
Ejemplo
de
ello
son
el
Tesoro
de
Villena
o
el
Tesoro
de
Cabezo
Redondo
(ambos
en
Alicante)
Tesoro
de
Cabezo
Redondo,
Alicante
11
12.
Tesoro
de
Villena,
Alicante
Tipología
y
técnicas
de
la
orfebrería
prehistórica.
Un
periodo
y
un
ámbito
geográfico
tan
amplio
propician
una
gran
variedad
de
objetos
en
la
orfebrería
prehistórica.
Nos
encontramos
por
un
lado
objetos
de
uso
personal
como
adorno,
las
joyas.
Podemos
encontrar
brazaletes
en
gran
número,
diademas,
collares
y
aretes
son
piezas
muy
comunes.
Aparecen
también
elementos
para
sujetar
las
ropas
como
alfileres
y
hebillas.
Los
anillos
aparecen
al
final
del
periodo.
Depósito
funerario
de
Montilla
(Andalucía)
12
13. Diadema
del
Tesoro
de
Jávea,
Alicante.
La
orfebrería
muestra
también
otros
usos
y
tipos.
En
el
grupo
de
objetos
rituales
podemos
incluir
los
que
tenían
como
principal
función
la
de
destacar
el
rango
del
personaje
que
lo
portaba
como
bastones,
cetros,
cascos
y
las
empuñaduras
de
dagas
o
espadas
entre
otros
y
que
solían
acompañarlo
en
la
tumba
a
su
muerte.
Cuencos
de
Axtroki,
Escoriaza
(Guipúzcoa).
13
14.
Capa
de
oro
de
Mold,
País
de
Gales.
Es
común
encontrar
cuencos,
platos
y
vasos,
ya
al
final
de
la
Prehistoria,
en
particular
en
la
cultura
argárica
y
en
Sumeria.
Sumeria,
en
particular,
es
rica
en
esculturas
representando
animales.
Cabeza
de
toro
de
lapislázuli
recubierta
con
pan
de
oro.
Las
técnicas
utilizadas
en
la
Prehistoria
para
trabajar
el
oro
fueron
inicialmente
muy
rudimentarias
y
ganaron
complejidad
con
el
tiempo.
El
laminado,
por
golpeo
del
metal
con
martillo
de
piedra,
fue
el
comienzo
de
la
metalurgia.
14
15. El
repujado,
con
el
que
se
consigue
crear
relieve
sobre
la
lámina
a
base
de
incidir
con
algún
objeto
a
modo
de
punzón
por
el
envés,
fue
la
primera
técnica
decorativa
Aparecería
más
tarde
la
elaboración
de
hilo,
logrado
por
torsión
de
una
tira
metálica
y
el
cincelado
en
su
forma
más
elemental,
sobre
la
cara
vista
se
producen
marcas
usando
instrumentos
con
terminaciones
varias
y
golpeándolos
con
martillo.
Posteriormente
aparecen
las
técnicas
de
soldaduras,
primero
por
fusión
superficial
de
las
piezas
a
unir.
Después
aparecen
las
soldaduras
con
aporte
de
material,
normalmente
aleaciones
de
oro
con
punto
de
fusión
inferior
al
de
las
piezas
a
soldar.
Ya
en
la
Edad
del
Bronce
se
desarrolla
la
fundición
a
la
cera
perdida
por
la
que
se
obtienen
piezas
macizas
y
posteriormente
se
perfecciona
para
obtener
las
piezas
huecas.
Esta
técnica
consiste
en
tallar
en
cera
el
objeto
deseado
incluyendo
los
bebederos
y
respiraderos
necesarios
para
la
introducción
del
metal
y
la
salida
del
aire
contenido
en
su
interior,
se
recubre
de
sucesivas
capas
de
pasta
de
arcilla
y
se
deja
secar,
entonces,
introduciendo
la
talla
recubierta
en
la
fuente
de
calor
disponible,
la
cera
se
derrite
y
fluye
hacia
el
exterior
y
la
carcasa
de
arcilla
queda
cocida.
Es
el
momento
de
colar
el
metal
en
el
interior
de
la
arcilla
y
romper
ésta,
tras
haberse
solidificado
el
metal.
El
desarrollo
del
horno
resulta
crucial
para
la
metalurgia
y
debió
hacerlo
principalmente
por
el
paralelo
trabajo
del
cobre
y
en
particular
por
la
necesidad
de
extraerlo
a
partir
de
minerales
que
lo
contienen.
De
forma
excepcional,
por
ser
técnicas
que
se
desarrollan
plenamente
en
periodo
histórico,
hallamos
grabados
a
buril,
el
chapado
en
oro
de
objetos
de
madera
u
otros
materiales
e
igualmente
el
uso
del
pan
de
oro.
Esta
técnica
se
basa
en
batir
el
oro,
es
decir,
martillarlo
entre
pieles
de
cordero,
hasta
conseguir
una
lámina
finísima
que
después
se
adherirá
con
distintos
métodos
sobre
el
objeto
que
queremos
recubrir.
Vemos
también
en
Sumeria
las
primeras
aplicaciones
del
granulado.
Ésta
es
una
técnica
decorativa
que
consiste
en
la
soldadura
de
numerosos
granos
sobre
una
superficie.
Igualmente
la
filigrana,
dos
hilos
retorcidos
a
modo
de
una
cuerda
y,
después,
aplastados
hasta
formar
una
laminilla
de
bordes
ondulados
que
se
curvan
en
distintas
formas
y
se
sueldan
entre
si
dejando
los
cantos
a
la
vista,
utilizándose
de
forma
constructiva
dando
lugar
a
piezas
visualmente
muy
ligeras
o
añadiéndola
a
un
objeto
de
forma
decorativa.
15
16.
CONCLUSIONES
El
oro
ha
tenido
y
tiene
un
enorme
valor
tanto
simbólico
como
material
para
la
humanidad.
Pocas
culturas
han
escapado
a
su
atractivo.
Las
élites
ávidas
de
poder
lo
han
ambicionado
para
sostener
y
acrecentar
dicho
poder.
En
parte,
también
para
ostentarlo
e
investirse
así
de
las
cualidades
del
oro
que
portan,
de
brillo
y
eternidad.
Creencias
y
supersticiones
no
quedan
al
margen.
En
la
Prehistoria,
la
vida
más
allá
de
la
vida
o
la
resurrección,
la
expectativa,
en
definitiva,
de
no
irse
del
todo,
indujo
a
llevarse
el
oro,
junto
al
cadáver,
al
otro
mundo,
para
regresar
a
éste
tan
ricos
como
fueron
o
ser
acompañados
por
él
allá
donde
fueren.
El
oro
se
usó
y
sigue
usándose
para
adornarnos
y
embellecernos,
para
mostrar
nuestra
riqueza,
para
cambiarlos
por
otras
cosas
y
tasarlas.
El
oro
refleja,
como
en
un
espejo,
nuestra
inteligencia
y
destreza,
nuestra
fuerza
y
sensibilidad,
pero
también,
nuestros
miedos,
ambiciones
y
deseos.
Cara
y
cruz
de
la
condición
humana,
como
en
una
moneda.
16
17.
OPINIÓN
PERSONAL
Hay
muchos
metales,
algunos
fundamentales
para
nuestra
civilización
y
sin
los
cuales
ésta
no
se
podría
entender:
nos
han
proporcionado
herramientas
y
armas
(hierro,
acero,
bronce),
nos
han
llevado
el
agua
a
nuestras
casas
(plomo)
y
conducen
la
electricidad que
nos
da
luz
y
energía
(cobre).
¿Qué
sería
de
nosotros
sin
ellos?
Pero
¿y
el
oro,
metal
tan
inútil?
El
oro
ha
transitado
por
la
historia
de
la
humanidad
atravesando
épocas,
geografías
y
culturas.
Nos
ha
acompañado
en
la
vida
y
en
la
muerte.
Respecto
de
él
hemos
valorado
las
demás
cosas.
Por
el
oro
se
ha
vivido
y
matado,
con
el
oro
nos
hemos
adornado
y
vestido,
nos
hemos
casado
y
hemos
comprado
matrimonios,
incluso
lo
hemos
servido
en
nuestros
platos.
¡Ah,
el
oro!
Quizá
no
tenga
mucha
utilidad
práctica,
pero
ha
llenado
nuestros
sueños
con
su
radiante
brillo.
17
18. BIBLIOGRAFÍA
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