Este documento resume la vida olvidada de Mileva Marić, la primera esposa de Albert Einstein. Fue una física brillante que colaboró estrechamente con Einstein en sus primeros trabajos científicos mientras estudiaban juntos en Zúrich. A pesar de sus contribuciones, su nombre fue excluido de las publicaciones debido a los prejuicios contra las mujeres en la ciencia de la época. La pareja tuvo tres hijos juntos pero se separaron en 1914 cuando Einstein inició una relación con su prima.
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La olvidada contribución de Mileva Marić a la ciencia de su esposo Albert Einstein
1. La vida olvidada de la primera esposa de
Einstein
Date: Marzo 06, 2017
in: Ciencia
Pauline Gagnon, Scientific American en Español, 19 de diciembre de 2016
Ella también era física, y nadie sabe con certeza cuánto contribuyó a la innovadora
ciencia de su esposo.
Hoy, 19 de diciembre, se conmemora el 141 aniversario del nacimiento de Mileva
Marić Einstein. Pero, ¿quién recuerda a esta brillante científica? Mientras que su
marido, Albert Einstein es célebre por ser quizás el mejor físico del siglo XX, una
pregunta sobre su carrera sigue siendo: ¿Cuánto contribuyó su primera esposa a su
innovadora ciencia? Aunque nadie ha sido capaz de darle crédito a ninguna parte
específica de su trabajo, sus cartas y numerosos testimonios presentados en los
libros dedicados a ella (1-5) proporcionan pruebas sustanciales sobre cómo
colaboraron desde el momento en que se conocieron en 1896, hasta su separación
2. en 1914. Ellos representan a una pareja unida por una pasión compartida hacia la
física, la música y el uno por el otro. Así que aquí está su historia.
Mileva Marić nació en Titel en Serbia en 1875. Sus padres, Marija Ruzić y Miloš Marić,
un adinerado y respetado miembro de su comunidad, tuvieron otros dos hijos: Zorka
y Miloš Jr. Mileva asistió a la escuela secundaria en Serbia el último año en el que
se aceptó la participación de mujeres. En 1892, su padre obtuvo la autorización del
Ministro de Educación para permitirle asistir a conferencias de física reservadas al
sexo masculino. Ella terminó su secundaria en Zúrich en 1894 y su familia se mudó
a Novi Sad. Los compañeros de clase de Mileva la describieron como brillante, pero
callada. Le gustaba llegar al fondo de las cosas, era perseverante y trabajaba por
sus metas.
Albert Einstein nació en Ulm, Alemania, en 1878 y tenía una hermana, Maja. Su
padre, Hermann, era un industrial. Su madre, Pauline Koch, provenía de una familia
rica. Albert era inquisitivo, bohemio y rebelde. Al ser indisciplinado, odiaba el rigor
de las escuelas alemanas por lo que también terminó su escuela secundaria en Suiza
y su familia se mudó a Milán.
Albert y Mileva fueron admitidos en la sección de física y matemáticas del Instituto
Politécnico de Zúrich (ahora ETH) en 1896 con otros tres estudiantes: Marcel
Grossmann, Louis Kollros y Jakob Ehrat. Albert y Mileva se volvieron inseparables,
pasando innumerables horas estudiando juntos. Él prefería estudiar en casa por lo
que asistió solo a unas pocas clases. Mileva fue metódica y organizada. Ella le ayudó
a canalizar su energía y guió sus estudios, según lo que se desprende de las cartas
de Albert intercambiadas entre 1899-1903 durante días de vacaciones escolares: 43
cartas de Albert a Mileva se han preservado, pero solo 10 de ella permanecen (5).
Estas cartas cuentan de primera mano la historia de cómo interactuaron en ese
momento.
En agosto de 1899, Albert escribió a Mileva: “Cuando leí Helmholtz por primera vez,
me pareció tan extraño que no estuvieras a mi lado y hoy, esto no está mejor.
Encuentro que el trabajo que hacemos juntos es muy bueno, curativo y también
más fácil”. Luego, el 2 de octubre de 1899, escribió desde Milán: “… el clima aquí no
me conviene en absoluto, y cuando falto al trabajo me lleno de pensamientos
oscuros. En otras palabras, echo de menos tenerte cerca para que me mantengas
gentilmente en control y evites que divague”.
3. Mileva vivía en una pensión para mujeres donde conoció a sus amigas de toda la
vida Helene Kaufler-Savić y Milana Bota. Ambas hablaron de la presencia continua
de Albert en su hogar, donde libremente tomaba prestado libros en la ausencia de
Mileva. Milan Popović, nieto de Helene, publicó las cartas que Mileva intercambió
con ella durante toda su vida (4).
Al finalizar sus clases en 1900, Mileva y Albert tenían calificaciones similares (4,7 y
4,6, respectivamente), excepto en física aplicada donde ella obtuvo la máxima
puntuación de 5, pero él solo 1. Ella sobresalió en el trabajo experimental, mientras
que él no lo hizo. Sin embargo, en el examen oral el profesor Minkowski dio un 11
de 12 a los cuatro estudiantes varones, pero solo 5 a Mileva. Únicamente Albert
obtuvo su título.
Mientras tanto, la familia de Albert se opuso firmemente a su relación. Su madre era
inflexible. “¡Cuando tengas 30 años, ya ella será una vieja bruja!”, reportó Albert a
Mileva en una carta fechada el 27 de julio de 1900, así como “no puede entrar en
una familia respetable”. Mileva no era ni judía ni alemana. Era coja y demasiado
intelectual, según la madre de Albert, por no mencionar los prejuicios contra la
gente extranjera. Además, el padre de Albert insistió en que su hijo debía encontrar
trabajo antes de casarse.
En septiembre de 1900, Albert escribió a Mileva: “Espero con ansias reanudar
nuestro nuevo trabajo común. Por ahora debes continuar con tu investigación–cuán
orgulloso estaré de tener a una doctora como esposa mientras yo solo seré un
hombre común–”. Ambos regresaron a Zúrich en octubre de 1900 para comenzar su
trabajo de tesis. Los otros tres estudiantes recibieron puestos de asistente en el
Instituto, pero Albert no. Sospechaba que el profesor Weber lo estaba bloqueando.
Sin trabajo, se negaba a casarse con ella. Se las ingeniaban económicamente dando
lecciones privadas y “continuaron viviendo y trabajando como antes”, tal como
escribió Mileva a su amiga Helene Savić.
El 13 de diciembre de 1900, presentaron un primer artículo sobre la capilaridad
firmado solo bajo el nombre de Albert. Sin embargo, ambos se refieren a este
artículo en las cartas como un trabajo en común. Mileva escribió a Helene Savić el
20 de diciembre de 1900, “Enviaremos una copia privada a Boltzmann para ver lo
que él piensa y espero que nos responda”. De la misma forma, Albert también
escribió a Mileva el 4 de abril de 1901 diciendo que su amigo Michele Besso “visitó
a su tío en mi nombre, el profesor Jung, uno de los físicos más influyentes de Italia
y le dio una copia de nuestro artículo”.
4. La decisión de publicar solo bajo su nombre parece haber sido tomada
conjuntamente. ¿Por qué? Radmila Milentijević, exprofesora de historia en el City
College de Nueva York, publicó en 2015 la biografía más completa de Mileva (1).
Ella sugiere que Mileva probablemente quería ayudar a Albert a hacerse un nombre,
de modo que pudiera encontrar un trabajo y casarse con ella. Dord Krstić, exprofesor
de física en la Universidad de Ljubljana, pasó 50 años investigando la vida de Mileva.
En su bien documentado libro (2), sugiere que dado el predominio de prejuicios
contra las mujeres en ese momento, una publicación co-firmada con una mujer
podría haber tenido menos peso.
Nunca lo sabremos. Pero nadie aclaró más que el propio Albert Einstein que ambos
colaboraron en la relatividad especial cuando escribió a Mileva el 27 de marzo de
1901:“Cuán feliz y orgulloso estaré cuando los dos juntos llevemos nuestro trabajo
sobre el movimiento relativo a una victoriosa conclusión”.
Entonces el destino de Mileva cambió abruptamente. Ella quedó embarazada
después de una escapada romántica al Lago de Como. Desempleado, Albert aún no
se casaría con ella. Con este futuro incierto, Mileva tomó su segundo y último intento
en el examen oral en julio de 1901. Esta vez, el profesor Weber, quien Albert
sospechaba que bloqueaba su carrera, la reprobó. Obligada a abandonar sus
estudios, volvió a Serbia, pero regresó brevemente a Zúrich para intentar persuadir
a Albert de casarse con ella. Ella dio a luz a una niña llamada Liserl en enero de
1902. Nadie sabe lo que le pasó. Probablemente la dieron en adopción. Nunca se
encontraron certificados de nacimiento o de defunción.
A principios de diciembre de 1901, el padre de su compañero de clases, Marcel
Grossman, intervino para conseguirle a Albert un puesto en la Oficina de Patentes
en Berna. Comenzó a trabajar en junio de 1902. En octubre, antes de morir, su
padre le concedió permiso para casarse. Albert y Mileva se casaron el 6 de enero de
1903. Albert trabajaba ocho horas al día, seis días a la semana en la Oficina de
Patentes. Mileva asumió las tareas domésticas. Por la noche, trabajaban juntos, a
veces hasta altas horas. Ambos mencionaron eso a sus amigos, él a Hans Wohlwend,
ella a Helene Savić el 20 de marzo de 1903, donde expresó lo mucho que lamentaba
ver a Albert trabajando tan duro en la oficina. El 14 de mayo de 1904, nació su hijo
Hans-Albert.
A pesar de esto, 1905 es ahora conocido como el “año milagroso” de Albert: publicó
cinco artículos: uno sobre el efecto fotoeléctrico (que le llevó al Premio Nobel de
1921), dos sobre el movimiento browniano, uno sobre la relatividad especial y la
5. famosa E = mc2. También hizo comentarios de 21 artículos científicos por un pago
y presentó su tesis sobre las dimensiones de las moléculas. Mucho más tarde, Albert
le dijo a R. S. Shankland (6) que la relatividad había sido su vida durante siete años
y el efecto fotoeléctrico durante cinco años. Peter Michelmore, uno de sus biógrafos
(7), escribió que después de haber pasado cinco semanas completando el artículo
que contenía la base de la relatividad especial, Albert “se fue a la cama durante dos
semanas. Mileva revisó el artículo una y otra vez, y luego lo envió”. Exhausta, la
pareja hizo la primera de tres visitas a Serbia donde conocieron a numerosos
familiares y amigos, cuyos testimonios proporcionan una gran cantidad de
información sobre la colaboración entre Albert y Mileva.
El hermano de Mileva, Miloš Jr, una persona conocida por su integridad, permaneció
en varias ocasiones con la familia Einstein mientras estudiaba medicina en París.
Krstić (2) escribió: “[Miloš] describió cómo durante la noche, cuando el silencio caía
sobre la ciudad, la joven pareja se sentaba en la mesa y, a la luz de una linterna de
queroseno, trabajaban juntos en problemas de física. Miloš Jr. habló de cómo
calculaban, escribían, leían y debatían”. Krstić escuchó esto directamente de
familiares de Mileva, Sidonija Gajin y Sofija Galić Golubović.
Zarko Marić, un primo del padre de Mileva, vivió en la propiedad de campo donde
los Einstein permanecieron durante su visita. Le contó a Krstić cómo Mileva calculó,
escribió y trabajó con Albert. La pareja se sentaba a menudo en el jardín para
discutir sobre física. La armonía y el respeto mutuo prevalecían.
Gajin y Zarko Marić también informaron haber escuchado del padre de Mileva que
durante la visita de Einstein a Novi Sad en 1905, Mileva le confió: “Antes de nuestra
partida, nosotros terminaremos un importante trabajo científico que dará a conocer
a mi esposo en todo el mundo”. Krstić obtuvo esta misma información en 1961 de
la prima de Mileva, Sofija Galić Golubović, que estuvo presente cuando Mileva lo dijo
a su padre.
Desanka Trbuhović-Gjurić publicó en 1969 la primera biografía de Mileva en serbio
(3). Posteriormente apareció en alemán y en francés. Ella describió cómo el hermano
de Mileva a menudo organizó reuniones de jóvenes intelectuales en su casa. Durante
una de estas noches, Albert habría declarado: “Necesito a mi esposa. Resuelve por
mí todos mis problemas matemáticos”, algo que se dice que Mileva confirmó.
En 1908, la pareja construyó con Conrad Habicht un voltímetro ultra-sensible.
Trbuhović-Gjurić atribuye este trabajo experimental a Mileva y Conrad y escribió:
6. “Cuando ambos estuvieron satisfechos, dejaron a Albert la tarea de describir el
aparato, ya que él era un experto en patentes”. Fue registrado bajo la patente de
Einstein-Habicht. Cuando Habicht cuestionó la decisión de Mileva de no incluir su
nombre, ella respondió haciendo un juego de palabras en alemán: “¿Warum? Wir
beide sind nur ein Stein”. (“¿Por qué? Los dos somos solo una piedra”, es decir,
somos una entidad).
El primer reconocimiento se produjo en 1908. Albert dio clases no remuneradas en
Berna, luego le ofrecieron su primera posición académica en Zúrich en 1909. Mileva
todavía estaba asistiéndole. Ocho páginas de las primeras notas de las clases de
Albert estaban escritas con su letra. Al igual que una carta redactada en 1910 en
respuesta a Max Planck que había buscado la opinión de Albert. Ambos documentos
se guardan en los Archivos Albert Einstein (AEA, por sus siglas en inglés) en
Jerusalén. El 3 de septiembre de 1909, Mileva confió a Helene Savić: “Ahora es
considerado como el mejor de los físicos de habla alemana, y le rinden muchos
honores. Estoy muy feliz por su éxito porque él lo merece plenamente. Solo espero
y deseo que la fama no tenga un efecto perjudicial sobre su humanidad”. Más tarde,
agregó: “Con toda esta fama, tiene poco tiempo para su esposa. […] Lo que hay que
decir, con notoriedad, uno consigue la perla, el otro la concha”.
Su segundo hijo, Eduard, nació el 28 de julio de 1910. Hasta 1911, Albert todavía
enviaba postales cariñosas a Mileva. Pero en 1912, inició un romance con su prima,
Elsa Löwenthal, mientras visitaba a su familia que se había mudado a Berlín.
Mantuvieron la correspondencia en secreto durante dos años. Elsa guardó 21 de sus
cartas, que ahora están en los Collected Papers of Albert Einstein. Durante este
período, Albert ocupó varias posiciones docentes primero en Praga, luego de regreso
en Zúrich y finalmente en Berlín en 1914 para estar más cerca de Elsa.
Esto causó el colapso de su matrimonio. Mileva regresó a Zúrich con sus dos hijos
el 29 de julio de 1914. En 1919, aceptó el divorcio, con una cláusula que indicaba
que si Albert recibía el Premio Nobel, ella obtendría el dinero. Cuando lo hizo, compró
dos pequeños edificios de apartamentos y vivió pobremente de sus ingresos. Su
hijo, Eduard, debía visitar el sanatorio con frecuencia. Más tarde desarrolló
esquizofrenia y finalmente fue internado. Debido a estos gastos médicos, Mileva
luchó financieramente toda su vida y finalmente perdió ambos edificios. Ella
sobrevivió dando lecciones privadas y de la pensión alimenticia que Albert enviaba,
aunque irregularmente.
7. En 1925, Albert escribió en su testamento que el premio Nobel era la herencia de
sus hijos. Mileva objetó firmemente, diciendo que el dinero era suyo y consideró
revelar sus contribuciones al trabajo de su exesposo. Radmila Milentijević cita de
una carta que Albert le envió el 24 de octubre de 1925 (AEA 75-364). “Me hiciste
reír cuando empezaste a amenazarme con tus recuerdos. ¿Alguna vez has
considerado, aunque sea por un segundo, que nunca nadie prestaría atención a lo
que dices si el hombre del que hablas no hubiese logrado algo importante. Cuando
alguien es completamente insignificante, no hay nada más que decirle a esa
persona, sino permanecer modesto y silencioso. Esto es lo que te aconsejo que
hagas”.
Mileva permaneció en silencio, pero su amiga Milana Bota dijo a un periódico serbio
en 1929 que debían hablar con Mileva para averiguar sobre la génesis de la
relatividad especial, ya que ella estaba directamente involucrada. El 13 de junio de
1929, Mileva escribió a Helene Savić: “Tales publicaciones en periódicos no se
parecen a mí, pero creo que todo eso fue por la felicidad de Milana, que
probablemente pensó que esto también me haría feliz a mí, así que yo solo puedo
suponer que ella quería ayudarme a recibir algunos derechos públicos con respecto
a Einstein. Ella me ha escrito de esa manera, y he dejado que se acepte de esa
manera, porque de lo contrario todo sería dejaría de tener sentido”.
Según Krstić (2), Mileva habló de esas contribuciones a su madre y a su hermana.
También escribió a sus padrinos explicando cómo siempre había colaborado con
Albert y cómo había arruinado su vida, pero les pidió que destruyeran la carta. Su
hijo, Hans-Albert, le contó a Krstić (2) cómo la “colaboración científica entre sus
padres continuó en su matrimonio y que recordaba haberlos visto trabajar juntos
por las noches en la misma mesa”. Frieda, la primera esposa de Hans-Albert, intentó
publicar las cartas que Mileva y Albert habían enviado a sus hijos, pero fueron
bloqueadas en la corte por los albaceas del patrimonio de Einstein, Helen Dukas y
Otto Nathan, en un intento de preservar el “mito de Einstein”. Ellos evitaron otras
publicaciones, incluyendo una de Krstić (2) en sus primeros hallazgos en 1974. Krstić
menciona que Nathan incluso “visitó” el apartamento de Mileva después de su
muerte en 1948. En julio de 1947, Albert escribió al Dr. Karl Zürcher, su abogado
de divorcio: “Cuando Mileva ya no esté allí, podré morir en paz”.
Sus cartas y los numerosos testimonios muestran que Mileva Marić y Albert Einstein
colaboraron estrechamente desde sus días de estudiantes hasta 1914. Albert se
refirió a ello repetidamente en sus cartas, como cuando escribió: “nuestro trabajo
sobre el movimiento relativo”. Su unión se basaba en el amor y el respeto mutuo,
8. lo que les permitía juntos producir un trabajo tan poco común. Fue la primera
persona en reconocer su talento. Sin ella, nunca habría tenido éxito. Ella abandonó
sus propias aspiraciones, feliz de trabajar con él y contribuir a su éxito, sintiendo
que eran una entidad única. Una vez iniciado, el proceso de firmar su trabajo
únicamente bajo su nombre se volvió imposible de revertir. Probablemente, ella
estuvo de acuerdo, ya que su propia felicidad dependía de su éxito. ¿Por qué calló
Mileva? Siendo reservada y modesta, no buscaba honores ni atención pública. Y
como siempre sucede en colaboraciones tan estrechas, las contribuciones
individuales son casi imposibles de separar.
Referencias:
(1) Radmila Milentijević: Mileva Marić Einstein: Life with Albert Einstein, United
World Press, 2015.
(2) Dord Krstić: Mileva & Albert Einstein: Their Love and Scientific Collaboration,
Didakta, 2004.
(3) Desanka Trbuhović-Gjurić Mileva Marić Einstein: In Albert Einstein’s shadow): in
Serbian, 1969, German, 1982, and French, 1991.
(4) Milan Popović: In Albert’s Shadow, the Life and Letters of Mileva Marić, Einstein’s
First Wife, The John Hopkins University Press, 2003.
(5) Renn and Schulmann, Albert Einstein / Mileva Marić, The Love Letters, Princeton
University Press, 1992.
(6) Peter Michelmore, Einstein, Profile of the Man, Dodd, Mead & Company, 1962.
(7) R.S. Shankland, Conversation with Albert Einstein, Am. J. of Physics, 1962.