1. 8. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVI
8.1. El Imperio de Carlos V. Conflictos internos: Comunidades y Germanías
Carlos V, hijo de Felipe el Hermoso y de Juana la Loca, recibió una gran herencia territorial:
de Maximiliano I de Habsburgo, abuelo paterno, los territorios patrimoniales de Austria
pertenecientes al Sacro Imperio Romano Germánico; de María de Borgoña, su abuela paterna, recibió
los Países Bajos y el Franco Condado; de Fernando de Aragón, su abuelo materno, la Corona de
Aragón con las posesiones de Cerdeña, Sicilia y Nápoles, y de Isabel la Católica, su abuela materna, la
Corona de Castilla, el reino de Navarra y los nuevos territorios de América. El propio Carlos obtuvo el
Milanesado y el reino de Hungría.
En los primeros años de su reinado se produjeron dos importantes conflictos: la rebelión de los
comuneros en Castilla y la revuelta de las germanías.
• La revuelta de las comunidades en Castilla. Carlos V fue nombrado emperador en 1519. La
presencia de extranjeros en altos cargos políticos, la aparente mayor preocupación del monarca por
sus posesiones en Europa, el ataque a la independencia de las Cortes Castellanas y el aumento de
las contribuciones para hacer frente a los gastos, provocaron protestas en las principales ciudades
de Castilla que en 1520 se sublevaron y sustituyeron el poder municipal por comunas, integradas
por artesanos, comerciantes y miembros de la baja nobleza y el bajo clero. Fue una empresa
confusa, que carecía de cohesión y de un propósito bien definido, pero que al mismo tiempo
expresaba hondas quejas y un ardiente sentimiento de indignación nacional. En principio la alta
nobleza se mantuvo al margen, pero el conflicto se radicalizó: los campesinos convirtieron la
revuelta comunera en rebelión antiseñorial contra los abusos de la nobleza, que unió entonces sus
fuerzas a las del rey, derrotando a los comuneros en Villalar en 1521 y ejecutando a sus principales
líderes (Padilla, Bravo y Maldonado).
• La revuelta de las Germanías. En estos mismos años se produjo en Valencia otra rebelión
conocida como de las Germanías, milicias urbanas que protegían las ciudades de los ataques de los
piratas berberiscos. A diferencia de lo ocurrido en Castilla fue desde el principio un conflicto
social entre burgueses y artesanos por un lado y la nobleza, apoyada por la monarquía, por otro. Sin
embargo, en Valencia como en Castilla, quedó sellado la alianza entre monarquía y nobleza en
detrimento de la burguesía.
2. 8.2. La monarquía hispánica de Felipe II. La unidad ibérica.
Felipe II nace en Valladolid en 1527, hijo del emperador Carlos V e Isabel de Portugal. Asumió
el trono español tras la abdicación de su padre en 1556 y murió en 1598. Carlos V, consciente de los
graves problemas que había ocasionado la persecución de la herejía protestante en Alemania, decidió
liberar a su hijo de esa fuente de conflictos y ceder a su hermano las posesiones de Austria y, con ellas,
los derechos a aspirar a la corona imperial alemana. El resto de sus posesiones las heredó Felipe II que,
tras la muerte sin descendencia del rey de Portugal en 1580, recibió esa corona y todo su imperio
marítimo. A partir de ese momento, la monarquía hispánica alcanzaba su máxima extensión con
territorios en todo el planeta.
Su política interior se caracterizó por el absolutismo y la intolerancia religiosa:
• Absolutismo: la monarquía de Felipe II se apoyaba en un gobierno por medio de consejos --Consejo
de Estado, Consejo de Castilla, Aragón, etc.-- y de secretarios reales --la figura del secretario
Antonio Pérez fue muy notoria en el gobierno de Felipe II, hasta que fue destituido y acusado de
corrupción--. Se trataba de una poderosa administración centralizada. Además, en 1561 Madrid
se convirtió en la capital del reino y acabó así el carácter itinerante de la Corte. Pero las
bancarrotas, las dificultades económicas y los problemas fiscales fueron frecuentes.
• La intolerancia religiosa, iniciada por los RR.CC.: la Inquisición se convirtió en una auténtica
maquinaria de represión al servicio del monarca. En este sentido hay que tener en cuenta que en una
época de crisis religiosa el descontento social y político a menudo se manifestaba en forma de
critica y disidencia religiosa.
Entre los problemas internos de su reinado, destacan dos: la muerte en 1568 del príncipe heredero
Carlos, que había sido arrestado debido a sus contactos con los miembros de una presunta conjura
sucesoria, promovida por parte de la nobleza contra Felipe II, y la sublevación morisca en las
Alpujarras, en la que se reivindicaba un reino musulmán, sofocada por don Juan de Austria.
En cuanto a política exterior, sus objetivos eran los mismos que los de Carlos I: hegemonía en Europa
y lucha contra Francia, defensa de la ortodoxia católica y lucha contra los tucos en el Mediterráneo.
Tres fueron los principales conflictos:
- la sublevación de los Países Bajos: en las provincias del norte, con una importante burguesía
artesanal y comerciante, se había extendido el calvinismo y la represión de Felipe II provocó una
rebelión y, a finales de siglo, su práctica independencia bajo el nombre de Provincias Unidas.
- la lucha contra los turcos, cuyo avance y ataques eran constantes en el Mediterráneo, contó con el
apoyo de Venecia y la Santa Sede. La victoria de Lepanto (1571) frenó este avance pero no la piratería.
-la guerra contra Inglaterra: el desarrollo comercial y económico inglés provocó el choque con el
imperio español. Inglaterra apoyaba a las provincias unidas contra España y protegía la piratería sobre
3. el comercio español en el Atlántico. Felipe II planeó invadir las islas con la Gran Armada, pero la
campaña fracasó.
Portugal en esta época se alza como uno de los primeros pueblos del occidente de Europa que
saben configurar una potente estructura política, en la línea de los Estados nacionales característicos de
la Edad Moderna. Desde el siglo XIII, vemos a Portugal con todas las características de un Estado
moderno, con sus fronteras bien delimitadas, con su gran capital en Lisboa, con sus cortes funcionando
en dialéctica política con la Corona, con su centro cultural universitario en Coimbra y con su centro
religioso en Alcobaça. De forma que el primer estado nacional de los tiempos modernos no lo
configura ni Francia ni Inglaterra ni, por supuesto, España, sino Portugal.
Portugal disponía de un inmenso impero colonial y controlaba la ruta de las Indias
Orientales con las plazas conquistadas desde el siglo XV: de Ceuta al cabo de Buena Esperanza, a
Ormuz y a la misma India, a las islas de las especies e incluso a Brasil. Además, la incorporación de
Portugal a la corona de España permitiría a Felipe II el dominio de la gran fachada del Atlántico
occidental, plataforma indispensable para la próxima lucha con Inglaterra.
En este contexto, la muerte del rey Don Sebastián en la aventura de Alcazarquivir pretendiendo
apoderarse de Marruecos y el efímero reinado del cardenal Enrique, convirtieron a Felipe II, hijo de
Isabel de Portugal, en candidato al trono. Su fuerza frente al resto de candidatos estaba sobre todo
en su ejército, ya que el clero y el pueblo portugués no estaban a su lado.
En 1580 las cortes portuguesas no declaraban a Felipe II como legítimo heredero al trono
portugués por la negativa del brazo popular, pero el rey español en un rápido avance consiguió
apoderarse de Portugal con los tercios del Duque de Alba y el apoyo de la flota del marqués de Santa
Cruz. Reunidas las cortes en Tomar, le juraron Rey el 15 de Abril de 1581.
Felipe II trató de asegurar su logro dando a los reinos de Castilla y Portugal un destino común:
la expansión en Ultramar y una consigna: la predicación del Evangelio. Además, entre las dos
monarquías existían intereses comunes: la defensa de las rutas oceánicas frente a los ataques de
otras naciones de Europa Occidental. Sin embargo, la unión duraría solo hasta 1640, acaso porque
solo se había conseguido con el uso de la fuerza.
8.3. El modelo político de los Austrias. La unión de reinos.
La evolución de un Estado feudal a un Estado dominado por una monarquía autoritaria, se había
gestado en España durante el reinado de los Reyes Católicos. Castilla evolucionará hacia una
monarquía autoritaria primero, y absolutista después; Aragón conservó un sistema institucional basado
en la teoría pactista. En conjunto, puede definirse el modelo político de los Austrias como una
monarquía multinacional y descentralizada bajo la primacía de la Corona de Castilla.
4. El sistema de gobierno era polisionadial, es decir, mediante sínodos o consejos. Entre los
consejos más importantes estaba el Consejo de Estado, presidido por el rey, con competencias en
política exterior, guerra y paz, y todo lo relacionado con las grandes cuestiones de Estado; los Consejos
territoriales, como el de Castilla, el más importante, el de Aragón, las Indias o Portugal, que se
ocupaban de los asuntos específicos de cada reino o territorio, y los consejos técnicos, como el de la
Inquisición o Hacienda, encargados de asuntos específicos. Al tiempo, aparecen los secretarios de
Estado, vínculo entre la Corona y el Consejo, que verán con el paso de los años acrecentado su poder.
Por otro lado, y también en el ámbito de la administración central, se produjo una
reorganización impositiva que permitió la independencia económica de la Corona con respecto a las
Cortes y la creación de un ejército permanente y profesional, que acabó formando los famosos
Tercios, gracias al aumento de ingresos de la Hacienda Real.
En cuanto a la administración territorial, cada territorio mantenía sus propias instituciones y
sus asuntos se trataban en su correspondiente Consejo. De esta forma, solo el rey tenía una visión y un
conocimiento global de los asuntos del Estado. Entre las instituciones territoriales estaban los virreyes,
que suplieron al monarca y asumieron sus mismas funciones en algunos territorios no castellanos; las
Cortes, que mantuvieron la misma estructura que en la Edad Media, y las Audiencias, que
desempeñaban la función de tribunales superiores de justicia en sus respectivos territorios.
En el ámbito local, los municipios siguieron controlados por las oligarquías locales y los
corregidores, nombrados por el rey. Este proceso de oligarquización se acentuó con la venta de
cargos municipales con carácter vitalicio e incluso hereditario realizada por Carlos I y Felipe II para
recaudar nuevos ingresos y con la venta de privilegios de villazgo, comprados por los habitantes de un
lugar o aldea para convertirse en villa independiente y con gobierno propio y librarse de la opresión del
municipio al que habían pertenecido hasta entonces.
8.4. Economía y sociedad en la España del siglo XVI
Desde el punto de vista demográfico en el siglo XVI se produjo un incremento continuado de
la población, especialmente en Castilla, rondando el 15 % anual, y focalizado en el sur, más
relacionado con el comercio con América. En la Corona de Aragón apenas hubo aumento de la
población.
Como consecuencia de este crecimiento y de la demanda americana, la producción agrícola
experimentó un alza constante. Sin embargo, esta expansión económica no sirvió para transformar la
estructura agraria, ya que los pequeños propietarios o los arrendatarios, acababan endeudados por las
malas cosechas, y sus tierras eran absorbidas por los grandes latifundistas.
5. A principios del siglo XVI se produjo una expansión de la industria artesanal, estimulada por
la demanda del comercio americano. En esta época se desarrolló la metalurgia vasca, la construcción
naval en Valencia y Cataluña, pero sobre todo los textiles de Sevilla, Toledo, Cuenca y Segovia. La
Corona, como era tradicional, favoreció a los exportadores de lana frente a los productores de tejidos, y
otorgó protección a los industriales textiles flamencos. Así se consiguió que el mercado interior y el
americano quedaran en manos de productores extranjeros, más competitivos por su calidad y su precio.
El comercio fue el sector que más creció, gracias a la explotación del Nuevo Mundo. Se
localizó en las ciudades castellanas y en los puertos del Atlántico. En la Corona de Aragón y en los
puertos mediterráneos, la presencia de la amenaza turca provocó una decadencia de las actividades
comerciales.
En Castilla, no se transformó la estructura agrícola ni artesanal, por lo que la producción
fue incapaz de abastecer la demanda. Aunque había aumentado la superficie cultivada, la agricultura
era de baja productividad y estaba muy condicionada por los privilegios de la Mesta. En cuanto a la
actividad artesanal, a lo ya comentado habría que añadir que el control gremial del proceso
productivo, impedía la innovación, que repercutía en la poca competitividad de los productos
españoles. La gran cantidad de oro y plata en circulación provocaron una espectacular subida de los
precios, la monarquía reaccionó permitiendo la importación de productos del extranjero, tanto para el
mercado interior como para reenviar a América. Los fuertes impuestos sobre las exportaciones
originaron una reducción de beneficios y por tanto, de los incentivos para producir.
La sociedad seguía siendo estamental, la nobleza y el clero eran predominantes, se perseguía
cualquier disidencia religiosa o ideológica. Cada estamento tenía un estatuto jurídico específico, por lo
que cada grupo gozaba de distintos derechos y obligaciones. La desigualdad jurídica determinaba la
existencia de dos estamentos, los privilegiados, la nobleza y el clero, y uno no privilegiado, el pueblo
llano o estado llano, formado por una gran variedad de grupos sociales. El privilegio significaba un
régimen jurídico propio, la exención de pagar impuestos, el desempeño de cargos públicos y otras
ventajas sociales.
La nobleza, constituía un porcentaje muy pequeño de la población (5%). Poseía un enorme
patrimonio territorial y riquezas, manteniendo su poder socioeconómico a pesar de la pérdida de poder
político que sufrió con la monarquía autoritaria. La alta nobleza era la más poderosa, siempre cerca del
rey. Su élite era los grandes de España (Alba, Medinaceli, Mendoza…). La nobleza intermedia,
formada por los caballeros y la oligarquía urbana, más los funcionarios que el rey había ennoblecido.
La baja nobleza, los hidalgos, muchos de ellos sin recursos, pero con título. Los Austrias aplicaron el
recurso de la venta de títulos nobiliarios, como medio para aumentar sus recursos, lo que permitió el
acceso a la nobleza de otros sectores sociales.
6. El clero era más numeroso que la nobleza (10%), tampoco pagaban impuestos y contaban con
un gran patrimonio. El alto clero (obispos, cardenales, abades…) era asimilable a la nobleza, muchos
procedían de ella. El bajo clero (curas, monjas, monjes…) tenía unas condiciones de vida como las del
pueblo llano.
El pueblo llano, constituía un estamento muy heterogéneo, abarcaba el 85% de la población de
origen rural y urbano, aunque el grupo más numeroso era el de los campesinos. Todos estaban
sometidos al pago de impuestos directos. Los campesinos propietarios y los burgueses eran los mejor
situados, su forma de vida intentaba parecerse a la de los nobles. Los pequeños propietarios
agrícolas, los jornaleros y las clases populares urbanas, carecían de rentas, su situación era muy
precaria.
Existían además, grupos diferenciados por su procedencia étnica o religiosa, los moriscos y los
judíos conversos. Esto les ocasionaba marginación social o persecución, la limpieza de sangre era
indispensable para el prestigio social, la pertenencia a la nobleza y el desempeño de cargos públicos.
La expansión americana supuso un manantial de riqueza para la sociedad hispana, pero las
clases dominantes fueron incapaces de aprovechar la expansión económica para la transformación
social.
8.5. Cultura y mentalidades. La Inquisición
El siglo XVI es el del Renacimiento. Su marco cronológico y espacial: el reinado de los RR.CC.
(XV), Carlos V y Felipe II (XVI), marcan una nueva etapa artística. Los focos más importantes son
Salamanca, Granada, Toledo, Valencia y El Escorial. El estilo, ya está consolidado en Italia, llega a
España a través de los viajes de los artistas hispanos a Italia y de los artistas italianos a España para la
ejecución de importantes encargos.
Arquitectura y fases estilísticas: 1) Plateresco del XV-XVI: durante un breve periodo perviven
formas góticas con una recargada decoración renacentista (medallones, grutescos y relieves vegetales)
que imita el trabajo minucioso de los plateros (Fachada de la Universidad y Casa de las Conchas en
Salamanca). 2) Clásica en la 1° mitad del XVI: se busca la proporción, el equilibrio y la sobriedad
decorativa en edificios que siguen modelos italianos (Fachada Universidad de Alcalá de Henares,
Palacio de Carlos V en Granada y Palacio de Cogolludo en Guadalajara). 3) Purista o escurialense
bajo Felipe II la obra del monasterio del Escorial, dirigida por Juan de Herrera, atrae a los mejores
artistas del momento. Constaba de residencia real para gobernar el imperio español, convento e iglesia,
panteón real y biblioteca. Felipe II supervisa las obras y pretende construir un nuevo templo de
Salomón donde se guarde el saber conocido y se defienda la pureza de la religión. Austeridad, limpieza
decorativa, fachadas lisas con hileras de ventanas rectangulares, entradas principales remarcadas
mediante órdenes gigantes de columnas, tejados de pizarra y torres de chapiteles definen las
7. característica más importantes. Su planta es complicada por la multiplicidad de funciones del edificio,
parece una parrilla invertida en honor al martirio de San Lorenzo, festividad que se celebra el 10 de
agosto (victoria real en San Quintín).
Pintura: predomina la temática religiosa si bien las clases más cultas de Sevilla o Toledo y Felipe
II atesorarán pinturas mitológicas de pintores como Tiziano. Inicialmente destacan maestros de
formación hispano flamenca, con ambientación burguesa, detalles minuciosos y realismo de las
figuras (Pedro Berruguete). En el XVI, la influencia de Leonardo y Rafael se manifiesta en
composiciones más clasicistas de belleza idealizada y modelos dulces (Vírgenes de Luis de Morales).
Ya con Felipe II se instala en Toledo El Greco. Sus desnudos potentes y en movimiento al modo de
Miguel Ángel, las formas estilizadas, el colorido, los escenarios ahogados con luces fantásticas que
caen sobre las figuras, distorsionan el lenguaje renacentista, anunciando un nuevo estilo apreciado por
artistas modernos (El entierro del conde de Orgaz, Caballero de la mano en el pecho).
Escultura: Emplea madera policromada o sin policromar, piedra, mármol y bronce. Tiene un
carácter religioso y funerario como en el Gótico y destacan los retablos monumentales, las sillerías de
coro y la escultura funeraria con carácter de exaltación política. Los Leoni llamados por Felipe II,
trabajarán en el panteón real de El Escorial retratos de Bronce.
La imposición de la uniformidad religiosa, ante el gran pluralismo religioso existente en la época
de los Reyes Católicos, que en ningún caso era una convivencia difícil, se llevó a cabo por la
obligación de practicar la fe católica, el mecanismo que sirvió para integrar y uniformizar los
distintos reinos. Precisamente la denominación de Reyes Católicos les viene por su empeño en difundir
el catolicismo y por perseguir de forma sistemática a quienes tenían otras creencias.
El instrumento central de esta ortodoxia católica fue el Tribunal de la Santa Inquisición, creado
por el papa en el s. XIII, para reprimir la herejía, la superstición y la brujería. Los Reyes Católicos la
reforzaron y la convirtieron en un instrumento de control ideológico, perseguía a los sospechosos de
herejía y especialmente a los judíos y musulmanes convertidos al catolicismo, los conversos. En 1478
habían obtenido el permiso del papado para el establecimiento de esta institución.
Una de las primeras decisiones reales fue la expulsión de los judíos (1492) que no se habían
convertido al catolicismo. Afectó a unas 150.000 personas en Castilla y unas 30.000 en Aragón, sus
propiedades fueron confiscadas. En Aragón, la introducción de esta nueva versión de la Inquisición,
mucho más poderosa e intransigente, produjo revueltas ya que el abandono de las tierras repercutía en
la producción. Políticamente era la única institución común a todos los reinos de la Monarquía
hispánica, contaba con único Inquisidor general y un Consejo: el de la Suprema y General
Inquisición. Mediante los Autos de fe la Inquisición juzgaba a los sospechosos de herejía. Los
inculpados podían ser condenados a morir en la hoguera.
8. Los Reyes Católicos ya habían planteado la conquista de Granada como una guerra contra los
infieles. Al principio se garantizó a los musulmanes (mudéjares) el mantenimiento de sus costumbres,
propiedades, leyes y religión. En 1499, Cisneros impulsó los bautismos obligatorios; en 1502 se forzó
a los mudéjares de Castilla a elegir entre bautizarse (los que lo hicieron se les llamó moriscos) o
exiliarse; a partir de 1518 se les prohibió el uso de su lengua y la práctica de sus hábitos culturales.