Cuatro jóvenes de Cataluña - Paula, Iker, Ana y el abuelo Manolo - viajan a París para una aventura. Visitan lugares emblemáticos como la Torre Eiffel, el Museo del Louvre y los Campos Elíseos. A pesar de algunos contratiempos como perderse y quedarse sin dinero para el autobús, disfrutan de su estancia en la ciudad. Al último día, todos excepto Manolo escalan la Torre Eiffel, donde encuentran a Manolo coqueteando con una mujer. De vuelta a casa,
1. LOS CUATRO AVENTUREROS EN
PARÍS
Un día unos niños de Cataluña pensaron hacer un viaje a París. Se lo dijeron a
sus padres y ellos respondieron que sí pero ninguno de ellos les podía
acompañar. Por lo tanto los tres jóvenes Paula, Iker y Ana pensaron en algún
acompañante. Paula pensó que su abuelo Manolo les podía acompañar. Manolo les
dijo que sí, porque tenía bastantes ganas de salir de aquella residencia de
ancianos tan aburrida.
Marcharon después de dos días. Cogieron el tren y pasaron toda la noche
durmiendo en él.
Al día siguiente se tuvieron que levantar muy pronto para salir del tren.
Cuando salieron vieron la Torre Eiffel delante y todos se quedaron
boquiabiertos de lo bonita que era. Manolo como casi siempre empezó a saludar
a la gente desconocida pero como allí hablan francés no le entendía nadie, y
sus compañeros empezaron a reírse, menos Paula,
porque era un poco tímida.
2. Fueron al hotel que habían reservado. Dejaron sus maletas y se dirigieron hacia
el Museo del Louvre. Iker que era más responsable les dijo a todos que no se
separaran pero para cuando empezó a hablar todos se habían esfumado
rápidamente. Ana se fue a comprar recuerdos, Paula a la pirámide de cristal y
Manolo a ver si había algo de rock. Iker no sabía qué hacer por eso se sentó en
un banco y empezó a pensar hasta que vinieran sus compañeros.
Era la hora de comer y todos tenían hambre, decidieron ir al restaurante
LOUVRE. Estaba todo muy bueno y no era muy caro. Ana propuso a sus amigos
ir a los Campos Elíseos, todos estaban de acuerdo, entonces se dijeron hacia
allí pero como no estaban muy orientados le preguntaron a un señor:
-¿Bonjour, habla español?
-Non-dijo el señor que ya era bastante mayor.
-Merci beacoup-dijeron todos a la vez.
Buscaron a una persona mas joven que supiera mas idiomas. Encontraron a una
chica y ella si sabía español. Les dijo que iban en buena dirección. Pasaron toda
la tarde allí jugando, descansando…
Todos se lo pasaron genial pero como era muy tarde tenían que ir a cenar. La
cena la hacían en el hotel, para no tener que desplazarse de un sitio a otro. Se
hincharon tanto que tuvieron que salir a dar un paseo, por eso Paula dijo que
podían ir al Arco del triunfo. De noche era muy bonito. Cuando subieron a la
parte de arriba se veía casi casi todo Paris lleno de luces…
A continuación se fueron a la cama para descansar del largo día que había sido.
Al día siguiente como ya tenían pensado iban a ir a la Torre Eiffel. Bajaron a
desayunar pero había una gran cola. Ana propuso ir a un bar, todos le siguieron.
Paula le dijo al camarero:
-trois verres de lait et un café-
-¿car il est au total?-
-10 euros s`il vous plait-
Se tomaron el desayuno y se fueron a coger el autobús, cada persona pagaba
2.00 euros, se subieron pensando que tenían dinero pero se lo habían gastado
todo en el desayuno.
Cuando el chofer les pidió el dinero miraron en los bolsillos y no tenían nada de
nada. El Chofer les dijo con un tono antipático:
-¡Fuera mon autobús!
Todos tristes se fueron bajando del autobús del señor gruñón.
3. Fueron andando hacia la Torre Eiffel. Un señor les dijo que subieran a su
furgoneta, y que les llevaría a dónde ellos quisieran.
-¡A la Torre Eiffel!, dijo Manolo gritando.
Para cuando llegaron era la hora de comer, entonces la Torre Eiffel estaba
cerrada.
Recordaron que marchaban a las nueve, de vuelta a Cataluña, a su pueblo Sant
Hilary en Girona.
Iker vio una cuerda colgando de la Torre Eiffel, les comentó a sus amigos si
querían escalarla, todos contestaron que sí y, en cuatro
horas la escalaron todos menos Manolo, que se dieron cuenta de que no había
subido cuando estaban arriba . Le vieron con una señora de su edad hablando,
los dos estaban rojos-rojos en un banco, bajaron y hablaron con Manolo.
Al final levaron a los dos “tortolitos” en la furgoneta con los demás jóvenes.
Cuando llegaron a sus casas cada uno le contó a sus padres lo bien que se lo
habían pasado todos juntos y que el próximo año lo volverían a repetir viajando
a otro sitio diferente y conociendo muchísimas más cosas de países que todavía
no aparecen en el mapa por ser subterráneos o por ser pueblos demasiado
pobres.
Autora: Idoia Ruiz