Despertar el potencial propio y de los alumnos requiere que participemos del movimiento de la evolucion del mundo. Y que nos hagamos tres preguntitas..para empezar.

1. El rol creativo del docente
En primer lugar tenemos que asumir que nuestra
FORMACION como docentes ha sido insuficiente para
enfrentar los tiempos actuales. Intuitiva (y también
lógicamente), lo percibimos, y por eso nos CAPACITAMOS en
seminarios y cursos.
En verdad: somos docentes en formación gracias a la
capacitación y, sobre todo, gracias al esfuerzo que hacemos
en mirar crítica y exhaustivamente, nuestra propia práctica
diaria.
Vamos tratando de ser cada día un poco menos ignorantes y
de ser más sabios, pero cuando vemos el "vasto territorio
de la ignorancia que tenemos respecto a tantísimos
temas" y lo comparamos con el "sector reducido de
sabiduría adquirida", nos hacemos, necesariamente, cada
vez más HUMILDES.
En un bolsillo llevamos el mensaje que dice: "El mundo fue
creado para mi"y en el otro, otro dice: "Soy polvo y cenizas".
Y en esa dualidad de saber que AMBOS opuestos son
verdaderos vamos avanzando...
Lo mas importante es participar nosotros (y hacer participar
a nuestros alumnos) de la evolución del mundo .Tal vez
siendo parte de ese movimiento podríamos despertar
nuestro propio potencial simultáneamente a la posibilidad
de despertar el potencial de otros.
El rol creativo del docente persigue, entre otros fines,
despertar potenciales propios y ajenos participando del
movimiento de la evolución del mundo.
Hasta aquí, todo bien, pero... ¿por donde empezamos?
La única comparación válida es la de uno mismo contra
su propio potencial
Empezamos por hacernos tres preguntas respecto a esto:
-¿Cuanto doy respecto a lo que puedo dar?
-¿Cuanto enseño respecto a lo que puedo enseñar?
-¿ Cuanto aprendo respecto a lo que puedo aprender?
Tal vez…comenzar por ahí... sea un buen primer paso.