Un hombre era perseguido por malhechores que querían matarlo. Se escondió en una cueva y le pidió a Dios que enviara ángeles para bloquear la entrada, pero en su lugar apareció una araña tejiendo una telaraña. Cuando los malhechores llegaron, no entraron a la cueva al ver la telaraña, creyendo que nadie había entrado. Aunque la araña parecía insignificante, Dios usó su telaraña para proteger al hombre de una manera que superó sus expectativas.