Conferencia Educacion Conectada. Hacernos mayores y mejores. Computadores para educar_bogota_2014

Educación conectada:
La escuela en tiempos de redes
Haciéndonos mejores y mayores
Carlos Magro Mazo
Bogotá 8 de septiembre de 2014
Computadores para educar
Encuentro Nacional de Gestores y Formadores 2014
El instructor cesa y el maestro comienza cuando la materia comunicada estimula una vida más plena y significativa
que la que entra por la estrecha y angosta puerta de la percepción sensorial y la actividad motora. La
comunicación genuina implica contagio; su nombre no debe ser tomado en vano llamando comunicación a aquello
que no produce comunidad de pensamiento y de propósito.
John Dewey. How we think. 1909
La tarea principal es lograr que los alumnos mejoren sus aprendizajes con la utilización de las tecnologías de la
información. Pero ello supone configurar un nuevo escenario en las relaciones entre los profesores, los alumnos y
los contenidos de la enseñanza y hacerlo también en la evaluación de todo el proceso de enseñanza y de
aprendizaje.
Álvaro Marchesi. ExSecretario General de OEI
Puedo imaginar en una escala global a gente interesada en ideas similares que pudieren crear una comunidad de
aprendizaje, en contraposición a la situación de un maestro distribuyendo conocimiento. Seymour Papert
Educación conectada. Computadores 1 para educar. Bogotá 2014

Buenos días,
Citar es también una manera de dar las gracias. A lo largo de esta charla voy a citar abundantes
textos y a muchas personas. Es mi particular manera de agradecerles sus lecciones. Lecciones
que, como dijo el poeta italiano Cesare Pavese, “no se dan sino que se toman”. Una de las
principales ideas que me gustaría transmitirles hoy tiene que ver con la importancia de construir
redes personales de aprendizaje y la oportunidad que nos brindan las TIC para aprender de otros,
para citarles y, por tanto, para agradecerles.
Introducción: La tecnología no es neutral
Voy a hablarles de educación conectada, pero antes quiero contextualizarles un poco el tema. Les
propongo hacer un viaje que irá desde lo particular a lo general para después, en la última parte
de esta charla, explorar el concepto de educación conectada y esbozar brevemente el impacto
de Internet y las redes en la educación de nuestros días.
Hay muchas maneras de abordar la relación existente entre tecnología y educación. Es un
tema que nos ocupa desde siempre. De alguna manera, podemos afirmar que uno siempre ha
estado vinculado al otro como ambos han estado vinculados a nuestra condición humana.
Los más observadores de entre ustedes se habrán dado cuenta que en apenas unos segundos he
mencionado dos veces el binomio educación y tecnología y que lo he hecho en cada ocasión
empleando un orden distinto. No es descuido, ni falta de atención. Responde a la idea principal
que quiero transmitirles esta mañana: la de que no es posible separar la tecnología de la
pedagogía. Que la pedagogía define nuestras tecnologías y que las tecnologías definen
nuestras pedagogías.
Y también, y ésta es una segunda idea para hoy, muy vinculada a la primera, que la tecnología
no es neutra, a pesar de que muchas veces no hagan creer lo contrario. Se diseña para influir y
cambiar nuestros comportamientos.

Aunque estoy seguro de que se lo repetiré varias veces, déjenme decirles que siento un profundo
respeto por la profesión de maestro y que creo que la única manera real y efectiva que
tenemos de transformar el mundo a mejor es a través de la educación. Y permítanme, para
terminar esta larga introducción, la osadía de decir, que la mejor política educativa, la única que
creo que realmente tiene poder transformador es la de invertir en las personas, la de invertir en
este caso en las maestras y los maestros, dándoles la formación y la autonomía suficiente para
que cada uno de ellos puedan hacer pequeños cambios transformadores en sus aulas y con sus
alumnos.
Resumen: ¿Por qué educación conectada?
Antes de continuar, y por si alguien prudentemente decide abandonar la sala antes de que
termine, déjenme que trate de explicarles el sentido del título y que les haga un breve resumen
sobre el contenido.
El título de Educación conectada: la escuela en tiempos de redes engloba algunas ideas que
quiero hacer explícitas al tiempo que limita el alcance de esta charla. En primer lugar, eligiendo
la palabra educación en lugar de otras opciones como podrían haber sido conocimiento, o
formación (quizá la menos glamurosa pero con la capacidad de abrirnos el tema más allá de las
aulas y llevarnos hacia el interesante mundo del desarrollo profesional) o la mucho más de moda
y atractiva de aprendizaje (y aquí he de confesar mi gusto hacia ella hará que volvamos una y
otra vez sobre la misma).
La palabra educación es un intento de circunscribir el alcance de esta conferencia
principalmente a la educación formal y reglada (lo que ustedes llaman sino me equivoco
educación básica y educación media) pero al mismo tiempo de abrir la charla más allá de los
procesos propios de aprendizaje para incluir también las políticas educativas y en la medida de
lo posible el Sistema educativo en su conjunto (infraestructuras, contenidos, personas,
estructuras).
Dejo fuera de momento, aunque ya veremos que una de las características de nuestro tiempo de
redes es que las fronteras son cada vez más permeables y porosas, el hecho importante de que
hay mucho conocimiento que no surge dentro de los muros de la academia o de cualquiera de las

instituciones tradicionalmente especializadas en su producción y difusión (la escuela, los
museos, las bibliotecas,..). Y lo hago aunque sé que a lo largo de los próximos minutos y en los
dos días que hoy que comienzan se hablará en este evento de cosas como el aprendizaje
informal, el aprendizaje fuera del aula, el aula abierta y la educación expandida y, en particular,
sobre como las TIC nos permiten expandir el aula: asomarnos al mundo y también meter al
mundo en nuestras aulas.
Educación hace por tanto referencia en nuestro contexto no sólo al proceso de aprendizaje
sino también al entorno donde principalmente aprendemos (la escuela), al contexto
normativo en el que estamos (leyes y normas educativas), a las instituciones responsables del
proceso educativo desde el punto de vista administrativo (ministerios, administraciones
regionales, organismos de apoyo), a las personas implicadas (ministros, altos cargos, directores,
equipos directivos, gestores, familias…..), a sus actores principales (alumnos y profesores) y en
general a todo el ecosistema educativo, sin olvidar, por supuesto, algo fundamental como
son los entornos, los barrios, los pueblos y los territorios donde todo esto sucede.
El término Escuela nos sirve para hacer hincapié en el espacio desde donde queremos
instalarnos para hablar de educación conectada. Hablar de Escuela nos permite dejar de lado
lo que tiene que ver con la educación de grado superior, la universitaria, la formación de
posgrado, la formación continua o la actualización profesional. Y también como ya hemos dicho
la educación informal y la no-formal.
Aquí, hoy, nos interesa la educación conectada en las escuelas con sus profesores, alumnos,
equipos directivos, administraciones, familias…
Si algo caracteriza también a estos tiempos de redes en los que vivimos es la conectividad. Si
algo es característico de este tiempo es la importancia adquirida por las interacciones y las
conexiones entre instituciones, personas e incluso objetos.
Por otro lado, si algo nos caracteriza como seres humanos es nuestra capacidad de comunicación.
Si algo caracteriza a nuestro tiempo es la conectividad ubicua y las, en principio, infinitas
posibilidades de comunicación que tenemos a nuestro alcance. Si algo ha definido siempre al
aprendizaje ha sido además el de ser una actividad esencialmente social. La transformación

digital, como veremos, no ha hecho más que amplificar nuestra faceta social. Ser más digitales
significa ser más sociales. En ese sentido, la tecnología nos humaniza y aplicada al ámbito de
la educación sitúa en el lugar central del proceso a las personas.
Con la llegada de la web 2.0, con la web social empezamos a oír hablar, hace unos años, de
conectivismo, corriente metodológica que aunque apoyada en el paradigma constructivista lo
superar poniendo el énfasis en el aprendizaje fuera del individuo, con otros, en red y en
comunidades y destacando la interacción entre las personas y de éstas con los dispositivos.
Centrándose en el aprender en red y en la red.
Esta charla va por tanto de redes. De redes de personas y de centros. De personas conectadas, de
centros conectados y de redes formales e informales de interacción. Va de Educación
conectada.
Partiremos de lo particular para sacar algunas conclusiones generales. Empezaré invitándoles a
que me acompañen a un particular viaje por la historia de la tecnología y la transformación
educativa, con unas breves paradas que nos permitirán sacar algunas conclusiones como que la
historia de la tecnología y del cambio educativo siempre han ido de la mano. Que la
necesidad de transformar la educación ha sido una constante al menos en los últimos 100
años. Que la tecnología ha sido siempre vista como el aliado perfecto para este cambio. Pero
que la realidad es que no ha tenido lugar realmente esta transformación educativa. Y que la
tecnología, a pesar de las grandes inversiones realizadas y las esperanzas depositadas en
ella, no ha cumplido el papel esperado como palanca del cambio.
Continuaremos después con una descripción muy genérica del contexto actual. Haciendo
especial hincapié en el proceso de transformación digital que vivimos y sosteniendo que la
profunda y transformadora naturaleza de este cambio debe movernos a la acción y que,
por primera vez en mucho tiempo, nos debe hacer ser optimistas respecto a la posibilidad
de un cambio educativo relevante y positivo.
Por último, en la tercera parte, me centraré en un sólo aspecto: en el impacto de las tecnologías
de la comunicación (TIC), de Internet y en concreto de los servicios de la web social y las redes
sociales en la Educación. En lo que hemos denominado Educación conectada.

1. Tecnología y educación
1.1. Regreso al futuro
Déjenme empezar nuestro viaje a la historia del futuro. Vayamos hasta 1993. Y permítanme
que les lea literalmente un texto escrito por Seymour Papert, uno de los padres de la
informática:
“Imaginemos un grupo de viajeros del tiempo provenientes del pasado; entre ellos hay un
grupo de cirujanos y un grupo de maestros de escuela todos ellos ansiosos por conocer cuánto
ha cambiado su profesión al cabo de cien o más años. Imaginemos el desconcierto de los
cirujanos al encontrarse en el quirófano de un hospital moderno. Si bien serían capaces de
reconocer que se estaba llevando a cabo una operación, e incluso podrían adivinar cuál era el
órgano enfermo, en la mayoría de los casos no serían capaces de hacerse una idea de cuál era
el objetivo del cirujano ni de la función de los extraños instrumentos que éste y su equipo
estaban utilizando.
Los maestros del pasado, por el contrario, reaccionarían de manera muy distinta a la clase de
una escuela primaria moderna. Posiblemente se sentirían confundidos por la presencia de
algunos objetos; quizá percibirían cambios en la aplicación de ciertas técnicas -y seguramente
no habría acuerdo entre ellos sobre si el cambio ha sido para bien o para mal-, pero es seguro
que todos comprenderían perfectamente la finalidad de cuanto se estaba llevando a cabo y
serían perfectamente capaces de encargarse de la clase.”
Seymour Papert continúa diciendo:
“Utilizo esta parábola a modo de medida, tosca pero eficaz, de la desproporción que existe en
las diferentes facetas del cambio histórico. En el umbral del asombroso crecimiento de la
ciencia y la tecnología de nuestro pasado más reciente, algunas áreas de la actividad humana
han sufrido un megacambio. Las telecomunicaciones, el ocio y el transporte, así como la
medicina, se hallan entre estas áreas; la escuela permanece como notable excepción. Tampoco
podemos decir que no se haya producido ningún cambio en cómo se educa a los estudiantes,
pues es evidente que lo ha habido. Sin embargo, la parábola me brinda la oportunidad de hacer

hincapié sobre algo que todos sabemos acerca de nuestro sistema educativo: sí, ha cambiado,
pero no hasta tal punto que su naturaleza se haya visto sustancialmente alterada. La parábola
nos plantea la siguiente pregunta: ¿por qué, en un período durante el cual hemos vivido la
revolución de muchas áreas de nuestra actividad, no hemos presenciado un cambio
comparable en la manera en que ayudamos a nuestros niños a aprender?”
La pregunta final que se hacía Papert en 1993 es la primera pregunta sobre la que me gustaría
que reflexionasen hoy. En 1993, Papert acababa de publicar un libro titulado La máquina de los
niños en donde hacía una encendida defensa de los videojuegos como la nueva y prometedora
tecnología de transformación educativa.
Regresemos un poco hacia nuestro tiempo actual. Hagamos una pequeña excursión desde 1993
hasta 1996 para exponerles brevemente el contexto en el que esa pregunta fue hecha:
En 1996, Papert relataba en una entrevista su visión sobre la historia de la implantación de los
ordenadores personales en la escuela: “en los 80 mucha gente se unió al hecho comprando
computadoras. El fenómeno más importante en esa época era el poder de la escuela para
asimilar cualquier cosa nueva que apareciera. La escuela es como un organismo viviente. Un
cuerpo extraño se acerca -la computadora- y el sistema inmunológico y mecanismo de defensa
del organismo se ocupa de él. Así vimos el cambio en los 80. Antes de esta asimilación las
computadoras se usaban en forma estimulante. Se hallaban en manos de maestros visionarios
quienes usaban las computadoras porque no estaban satisfechos con la forma en que las
escuelas hacían las cosas. Pero al final de los 80, las computadoras estaban en manos de la
burocracia escolar y de las escuelas como instituciones. Todavía existían maestros visionarios,
pero estaban siendo neutralizados. Previamente los maestros estaban usando unas pocas
computadoras en las clases para alejarse de la separación por materias y de la interrupción
diaria. Cuando la administración toma el control, crea una sala especial, y pone las
computadoras en esa sala con un horario con el profesor de informática. En vez de convertirse
en algo que socavara estas formas anticuadas de las escuelas, las computadoras fueron
asimiladas. Es inherente a las escuelas, no porque los maestros sean malos o porque las
escuelas sean malas, sino a todo organismo que ha alcanzado un equilibrio que éste tiende a
mantener. Así las escuelas tornaron lo que pudo haber sido un instrumento revolucionario en

uno conservador. La escuela no desea cambiar radicalmente. El poder de las computadoras no
implica mejorar la escuela sino cambiarla por un tipo de estructura diferente.” Interesante.
Sigamos ahora retrocediendo en nuestro particular viaje de regreso al futuro. Vayámonos 20 años
hacia atrás, hasta 1972:
La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo. La frase se le atribuye al informático
estadounidense Alan Kay. En 1972, Kay, por aquel entonces un investigador del Xerox PARC
(Palo Alto Research Center), publicó un manifiesto titulado: A Personal Computer for Children
of All Ages, en el que describía con gran detalle lo que para él debería ser un ordenador personal
(recuerden que no existían aún los ordenadores personales, ni siquiera el concepto). Lo que Kay
imagina es un dispositivo para “usar en cualquier momento y cualquier lugar”, del tamaño de un
cuaderno, con un peso algo menor de 2 Kg., conectado a una red y a un precio que no debía
superar los 500 dólares. Era lo que Kay denominó entonce el Dynabook. Su idea era crear un
ordenador personal para niños. Un objeto móvil, con pantalla plana recargable, con un teclado y
un lápiz para dibujar, vinculado a una red inalámbrica y que debía tener un precio razonable. Y
su objetivo: cambiar la forma de educar. Ir más allá de la educación tradicional basada en la
transmisión de datos y hechos para animar a los niños a observar el comportamiento del mundo
real por ellos mismos. Hacer que profesores y padres vieran en éstos a seres que piensan y toman
decisiones y no meros recipientes de información.
Kay era entonces un convencido de que el aprendizaje se puede mejorar sensiblemente
mediante la tecnología. La gran ventaja que él vislumbraba era su capacidad de promover un
aprendizaje activo frente a metodologías más tradicionales y pasivas. Detrás de su
dispositivo encontramos, por tanto, la convicción de que el aprendizaje debe ser activo. De que
aprendemos haciendo y no reproduciendo el conocimiento de otros. De que los niños deben
ser protagonistas de su propio aprendizaje. Lo que caracterizaría a estos ordenadores personales,
para Kay, sería la posibilidad de poder “volcar” en ellos nuestros pensamientos. De crear,
construir y programar. Para Kay, era esta posibilidad de convertirnos al mismo tiempo en
consumidores y productores lo que hacía a este nuevo dispositivo tan atractivo. El Dynabook no
era sólo una nueva y poderosa pieza de hardware, ni un sofisticado y novedoso software,

sino que representaba la posibilidad de una nueva alfabetización. Era la posibilidad de una
nueva forma de enseñar y de aprender. ¿Les suena? A mi sí.
Conyinuemos en nuestro particular viaje de regreso al futuro. Vayamos a 1958, hasta la edición
de la tira satírica dominical de Arthur Radebaugh del 5 de mayo de 1958, Closer than we
think.
“Las escuelas del futuro”, decía el pie de página de esta imagen, “estarán más masificadas;
habrá menos profesores por alumno. Proyectos para una Escuela automática (de pulsar el
botón) ya han sido propuestos por el Dr. Simon Ramo, miembro de la facultad de ciencias de
Instituto Californiano de Tecnología (Caltech). La enseñanza se hará por medio de vídeos y
calculadoras mecánicas de tarjetas perforadas. Los alumnos grabarán la asistencia a las clases
y responderán a las preguntas pulsando en sus máquinas. Habrá máquinas especiales adaptadas
a cada individuo de manera que cada estudiante podrá avanzar tan rápido como sus habilidades
se lo permitan. Registros de avance y progreso, mantenidos también por cada máquina, serán
evaluados regularmente por profesores competentes y estará disponible para cada alumno
ayuda personal cuando sea necesario.” Esto también me suena. Diría que lo escuchamos todos
los días en boca de los defensores de la tecnología para la eficiencia y la personalización. En
boca de los adalides del learning analytics.

Si desde 1958 viajamos ahora hasta 1943, entonces podremos escuchar a Thomas Watson, por
entonces Presidente de IBM, decir: "I think there is a world market for maybe five computers".
Todo un visionario el Sr. Watson.
Y déjenme terminar este viaje hacia el pasado o este regreso al futuro con la afirmación que, en
1913, hizo Thomas Edison: “Books will soon be obsolete in the schools. Scholars will soon be
instructed through the eye. It is possible to teach every branch of human knowledge with the
motion picture. Our school system will be completely changed in ten years."
1.2 ¿Qué te hubiese gustado aprender en el colegio?
Déjenme ahora detenerme también en tres momentos particulares de la historia del cambio
educativo desde la perspectiva de la pedagogía. Viajemos desde lo más reciente hacia atrás.
“¿Y si el problema de la escuela no es cómo enseñar más matemáticas, más lengua o más
inglés, repetir curso o no? ¿Y si se trata de un problema de raíz, de que la escuela, tal y como
está concebida, dividida y fragmentada por edades y por materias estancas, no funciona, con sus
exámenes que acaban condicionando unas enseñanzas anacrónicas y alejadas de la realidad,
aburridas y artificiales? ¿Y si la escuela inventada en la era industrial para dar unas
instrucciones mínimas y la transmisión de una cultura básica, simplemente ya no sirve en la era
de Internet?”, se preguntaban hace dos años en un artículo en el diario español El País para dar
entrada a un polémico vídeo, que probablemente ustedes conozcan, del argentino Germán
Doin, titulado La educación prohibida y en el que se cuestionan las lógicas de la escolarización
moderna, nuestra actual forma de entender la educación y la necesidad de un nuevo paradigma
educativo.
¿Qué te hubiese gustado aprender en el colegio?, se preguntaban hace también dos años en
una publicación estadounidense llamada 99u (por aquello de Thomas Edinson de que el Genio
es un 1% de inspiración y un 99% de sudor) y en una revista española llamada Yorokobu.
La pregunta circuló rápidamente por la red. En Estados Unidos predominaron las respuestas que
tenían que ver con conceptos como creatividad y emprendimiento, pero también hubo algunas
centradas en la necesidad de más habilidades y de desarrollar la capacidad de resolver

problemas. “I wish someone told me that learning skills and getting real-world experience is
infinitely more valuable than good grades. The world is looking for problem-solvers who help
them push forward, not people who can regurgitate answers on a test”, decía una especialmente
clara.
“No es tanto el qué, como el cómo”, respondían rápidamente en el debate hispano. “Más que los
contenidos lo que falla son las metodologías, los enfoques” continuaba ese mismo participante.
“Me hubiese encantado que alguien nos hubiese enseñado a poder desenvolvernos mejor en el
mundo real. Enseñar a trabajar en equipo y potenciar lo mejor de cada uno para conseguir un
fin colectivo. Dejar de educar en masa para centrarse en las cualidades específicas de cada
individuo. Que hubiesen quedado atrás los sistemas individualistas de educación ya que nos
vuelven a todos más egoístas”. “Me hubiera encantado aprender a aprender y no que me
enseñaran a memorizar datos que olvidaba después del examen. Aprender a tomar mis propias
decisiones y a equivocarme”.
Vayamos ahora a la década de los 60s. Aprender a ser (learning to be) fue el título de un
importante informe de UNESCO de 1972 conocido como informe Fauré, por el nombre de la
persona que lo dirigió. Un informe en el que se afirmaba que “la educación, para formar a este
hombre completo cuyo advenimiento se hace más necesario a medida que restricciones cada día
más duras fragmentan y atomizan en forma creciente al individuo, sólo puede ser global y
permanente. Ya no se trata de adquirir, aisladamente, conocimientos definitivos, sino de
prepararse para elaborar, a todo lo largo de la vida, un saber en constante evolución y de
«aprender a ser»”.
En esos mismos años, Robert Hutchins en 1968 y Torsten Husén en 1974 comenzaron a hablar
de la “sociedad del aprendizaje” (learning society1), un nuevo tipo de sociedad en la que la
adquisición de conocimiento ya no estaría confinada al interior de las instituciones educativas (el
aprendizaje no está limitado a un espacio concreto), ni limitada en el tiempo (el aprendizaje no
sería algo que sucede una sola vez y en un momento concreto de la vida). Una sociedad en la
que el aprendizaje debería ocurrir en cualquier lugar y en cualquier momento.
1 De la sociedad del aprendizaje también hablaba Seymour Papert Seymour Papert. Años después
http://www.papert.org/articles/ChildrensMachine.html

Si recuerdan, hace un momento, empleamos las mismas palabras para describir el dispositivo que
en 1972 imaginaba Alan Kay, el Dynabook: un dispositivo diseñado para el aprendizaje y
pensado para ser usado en cualquier momento y en cualquier lugar.
En esos mismos años (en 1969), Peter Drucker empezó a hablar de la sociedad del
conocimiento (knowledge society) en la que lo más importante sería “aprender a aprender”, que
es, si recuerdan bien, la misma música que oíamos en las respuestas al debate en torno a qué nos
hubiera gustado aprender en el colegio.
En 1948, en To understand is to invent, el psicólogo y pedagogo suizo Jean Piaget, reconocido
por ser el “padre” del constructivismo (el aprendizaje es un proceso gestionado y manejado por
el propio estudiante) se preguntaba: “What is the best method to make a pupil a future good
citizen? Is it simply to give him, for a certain number of hours a year, a systematic course of
“civic instruction”… Or is it to graft such training onto the experience of self-government in the
school so that the child knows by experience what an executive committee, a general assembly,
and a court are…We even maintain that if it should be necessary to sacrifice the teaching of
“civic instruction” to the practice of self-government, the latter would produce better citizens
than the finest lessons…”.
Un poco antes, a principios del siglo XX, el pedagogo español Francisco Giner de los Ríos
escribía: “Es ya un lugar común, al menos en los labios, que hay que renovar los métodos,
haciéndolos activos, personales, tendiendo a favorecer la evolución formal del espíritu y hacer
que éste busque y halle por sí mismo los materiales que ha de construir su pensamiento, y que
solo de esta suerte hace suyos, si no quedan tan extrañas a él y tan estériles para su
educación…”
…y, en 1902, el sociólogo francés Émile Durkheim en su libro Pedagogía y sociología escribía:
“Las transformaciones profundas que han padecido o que están padeciendo las sociedades
contemporáneas exigen transformaciones paralelas en la educación nacional. Ahora bien,
aunque sentimos la necesidad de cambios, no sabemos exactamente cuáles han de ser estos…la
opinión pública permanece indecisa y ansiosa.... Ya no se trata de poner en ejecución ideas ya
asentadas, sino de encontrar ideas que nos guíen. ¿Cómo descubrirlas si no nos remontamos

hasta la fuente misma de la vida educativa, es decir, hasta la sociedad? Es, por tanto, a la
sociedad a quien se ha de interrogar, son sus necesidades las que se han de conocer, ya que son
sus necesidades las que se han de satisfacer.”
1.3. Educación y tecnología: Lecciones aprendidas
No hace falta insistir más. Nos bastan estos ejemplos. Son muchas las lecciones que podemos
sacar de ellos. No es la menor, la de darnos cuenta de que el desarrollo tecnológico no está
predeterminado, ni sigue una línea recta de progreso y mejora, y que la historia está llena
de estrechos y torcidos caminos que no llegan a ningún lado. Que la diferencia entre el éxito y
el fracaso es demasiado fina y en la mayoría de los casos nos resulta difícil de entender e incluso
de explicar pasado el tiempo. Que la tecnología que deja de ser futuro para convertirse en
presente no tiene por qué ser la mejor ni la más necesaria. El Dynabook es un ejemplo del
futuro de la tecnología que nunca llegó a ser. De que la historia de la tecnología en los últimos
40 años podría haber sido diferente y que las tecnologías que hoy damos por sentadas y que ya
no nos cuestionamos (por ejemplo todo el desarrollo de los ordenadores personales) podrían ser
totalmente distintas o tener una historia diferente.
En el contexto concreto de esta charla, me interesa hacer evidente de nuevo la afirmación de que
desarrollar tecnologías, incluso “adoptarlas”, es relativamente sencillo. Cambiar las mentes
y los hábitos no lo es tanto. El relato de Seymour Papert sobre la implantación de los
ordenadores en las escuelas en los 80s, el Dynabook de Alan Kay, la tira satírica de 1958, las
afirmaciones del presidente de IBM en 1943 y de Thomas Edison en 1903 nos muestran
claramente que desarrollar tecnologías “es relativamente fácil”, que éstas lleguen al mercado no
tanto, pero que cambien los comportamientos humanos, que cambien las instituciones, que
desafíen la tradición, las culturas instaladas y el reparto de poder es enormemente difícil.
Estos ejemplos nos sirven también para recordar, como han insistido muchos investigadores, que
la tecnología no es la palanca para la transformación educativa. Que la palanca de cambio deben
ser las buenas pedagogías, las buenas metodologías. Sin embargo, la historia nos muestra que
desgraciadamente ha sido común entre muchos reformadores la idea de que si
introducimos la tecnología en el aula, ésta será utilizada y si es utilizada, entonces,
transformará la educación.

Otra lección que podemos sacar tras 30 años de fuertes inversiones en tecnología educativa es
que las iniciativas tecnológicas que están ganando impulso en todo el mundo no son aquellas
que han buscado el mayor perfil público, sino más bien las que han surgido de un profundo
compromiso con la construcción de una visión compartida de la enseñanza y el aprendizaje
en el contexto del mundo actual en el que nuestros jóvenes están creciendo. Se necesita
tiempo y se necesita una comunidad, pero sólo así la incorporación de tecnologías en la
educación será verdaderamente transformador.
Si miramos a la reforma educativa encontramos algo parecido. Los ejemplos que hemos
visto no hacen sino demostrarnos que el deseo y la necesidad de cambio no son nuevos y que
las voces que cuestionan el sistema educativo y que demandan un modelo mucho más
integrador y conectado hace años que nos acompañan. El debate sobre la necesidad de
reforma de la educación y sobre el papel de la tecnología en esta transformación ha sido algo
recurrente al menos desde finales del siglo XIX.
Por desgracia, nos hemos acostumbrado a ser espectadores en el debate sobre la necesidad de
reforma educativa. A limitarnos a esperar que llegue la revolución educativa. Que alguien (la
administración, los expertos, los profesores, las tecnologías) la lleve a cabo. Nos hemos
acostumbrado a desempeñar un papel pasivo. Pero, hoy, al igual que ha cambiado nuestro
concepto de tiempo libre o que el trabajo hace tiempo que dejó de ser un lugar a donde ir, la
Educación parece por fin abocada al cambio. Aprender es más que nunca un asunto no
circunscrito únicamente a unos espacios concretos (las aulas), ni a unos contenidos
normalizados (los currícula), y sobre todo, no es ya sólo una cuestión entre legisladores,
profesores y alumnos. Es algo que nos incumbe a todos, que ha desbordado los límites de
espacio y tiempo que antes le asignábamos. Que sucede en cualquier lugar y en cualquier
momento y de ahí la relevancia de hablar de educación conectada, donde lo importante es ser
capaces de dar respuesta al por qué y qué estudiamos, al cómo lo hacemos, al dónde y de quién
aprendemos.
Lo que también nos enseñan estos ejemplos, como una vez dijo la escritora Virginia Woolf, es
que “el futuro está siempre demasiado cerca y es un interrogante demasiado grande”.

2. ¿Dónde estamos hoy?
2.1 Tiempos Líquidos: Un contexto general de Incertidumbre y Cambio
“No ha habido época que no se haya sentido “moderna” en un sentido excéntrico, y que no haya
creído encontrarse ante un abismo inminente. La conciencia desesperada y lúcida de hallarse en
medio de una crisis decisiva es algo crónico en la humanidad. Todo tiempo aparece ante sí
mismo como tiempo inexorablemente nuevo”, se quejaba el filósofo alemán Walter Benjamin.
Vivimos en el cambio constante. Y aunque parezca paradójico, el cambio se ha estabilizado y
se ha instalado en nuestras vidas. Es una de las principales características de nuestro tiempo. Un
tiempo cambiante, innovador, disruptivo, abundante, veloz pero también incierto, frágil,
fragmentario, permeable, desigual y voluble. Todo cambia y nada permanece. Ni siquiera el
ritmo de cambio es estable y cada día se acelera dificultando la adaptación.
Vivimos en un mundo marcado por lo que Barry Schwartz denominó la paradoja de la elección.
Una modernidad líquida (Zygmunt Bauman). Una Era del flujo continúo (John Seely
Brown). Y donde destacan como imprescindibles nuestra capacidad de adaptación, de resiliencia
y de aprendizaje continuo.
Vivimos en un mundo incierto. La velocidad a la que todo sucede, la flexibilidad de las
opciones y la facilidad de los modelos de consumo están provocando, según algunos, una
proliferación de tecnologías disruptivas. En el ámbito socioeconómico, la convergencia de lo
social, la movilidad, la nube, el big data y las comunicaciones integradas conduce a su vez a más
cambios, nuevas innovaciones, más tecnologías disruptivas y nuevas oportunidades de modelos
de negocio.
Y sobre todo, vivimos en un mundo digital. No cabe duda de que nos encontramos en un
momento de histórica transformación en numerosos ámbitos de nuestra vida. Somos los

protagonistas de una transformación caracterizada por lo digital, la globalización, la conectividad
ubicua y el cambio social y tecnológico continuo y acelerado. Para algunos nos encontramos en
uno de las contadas disrupciones de la historia que han cambiado el sistema productivo.
El proceso creciente de digitalización que vivimos está generando una profunda transformación
en nuestras maneras de relacionarnos, aprender, educar, trabajar, liderar personas,
proyectos y organizaciones. Su impacto ha modificado todos los ámbitos de nuestra vida, desde
lo más privados y personales hasta los más públicos y profesionales.
Esta transformación es especialmente relevante en el ámbito de la producción, la gestión y
la difusión del conocimiento y, por tanto, es de gran impacto en una sociedad como la nuestra
basada en el uso intensivo de éste. Una transformación, por tanto, que se revela determinante y
de creciente importancia, por tanto, en los procesos de acceso y adquisición del mismo, es decir,
en los procesos de aprendizaje.
Lo digital no es sólo un conjunto de nuevas tecnologías es, sobre todo, una nueva manera
de hacer las cosas. Es algo que tiene que ver más con el ámbito de la cultura que con el de la
tecnología. Y a la larga, su impacto no está tanto en hacer lo mismo de siempre más
eficientemente como en hacerlo de una manera sustancialmente diferente. Y esto, de nuevo, es
especialmente importante en el ámbito de la educación y el aprendizaje.
En los últimos años, hemos asistido a la irrupción de nuevas formas de crear y trabajar
juntos. Internet se ha convertido en un espacio de encuentro entre personas con diferentes
tradiciones y sensibilidades y en un espacio de serendipia y descubrimientos azarosos
impulsados por la cultura de lo abierto y la colaboración. Un espacio de ensamblaje y creación,
posible gracias a las múltiples y no previstas conexiones que se dan entre personas, objetos y
saberes provenientes de diferentes tradiciones, sensibilidades y trayectorias.
2.2 Educación: un cambio necesario y ahora posible

Los cambios sociales y tecnológicos de las últimas décadas obligan a la transformación
educativa. Pero al mismo tiempo también ayudan. La educación, como otros muchos ámbitos
(los negocios, la empresa, la cultura, la política) se está viendo afectada y transformada por la
irrupción de lo digital.
En estos momentos de lo que se trata de entender cómo estas lógicas digitales afectan a los
procesos de aprendizaje y, por tanto, a sus principales protagonistas (las instituciones
educativas, los profesores y los alumnos) y, también de reflexionar sobre cómo debemos
cambiar las estructuras educativas para aprovechar positivamente y en todo su potencial
este escenario de transformación.
Por su enorme relevancia social, por su alto impacto como instrumento de solidaridad y
redistribución de la riqueza y por su importancia en la construcción de un futuro mejor, la
educación y el aprendizaje no pueden, además, ser ajenos a esta transformación. Ignorar
esta transformación en el caso de la educación no parece viable.
Las TIC serán un elemento transversal para construir el sueño de tener un país educado,
equitativo y en paz. Decía hace un par de días el Presidente Juan Manuel Santos.
Este impulso de cambio general que estamos describiendo, se debe ver amplificado por la
existencia de un consenso cada vez mayor sobre la necesidad de revisar, adaptar y
transformar los procesos de aprendizaje, ya sean estos formales, informales, educación
reglada y obligatoria, formación continua profesional, autoaprendizaje o aprendizaje amateur.
Hoy cobran de nuevo importancia conceptos como el “aprender haciendo” (learning by doing),
el aprendizaje basado en la experiencia (experiential learning), el aprendizaje relevante o la
personalización de la educación. Conceptos que como hemos visto no son nuevos.
Los empleos del futuro tendrán que ver sobre todo con la producción, la distribución y la
transformación de conocimiento. Prepararnos para el futuro, educar a nuestros hijos para su
futuro (y no nuestro pasado) no es solo poseer una formación especializada para
desempeñar una actividad específica sino ser también capaces de responder bien a las

necesidades constantes de reciclaje y de aprendizaje a lo largo de la vida. Si aceptamos que
el aprendizaje ya no es una cuestión sólo de accesibilidad al conocimiento, ni una cuestión
exclusiva de asimilación de contenidos. Entonces de lo que se trata es de ser capaces de asimilar
valores y procesos, de adquirir habilidades y competencias como el trabajo colaborativo y en
equipo, la gestión del tiempo, la capacidad de buscar, filtrar y priorizar información.
En este sentido, son muchos los informes que destacan como principales competencias a
desarrollar en nuestros alumnos el pensamiento crítico, la capacidad de aprendizaje continuo, la
comunicación, las competencias sociales, la resolución de problemas. O tal y como lo enunciaba
la UNESCO en 1996, la capacidad de aprender a conocer, aprender a aprender, aprender a
ser, aprender a hacer y aprender a convivir.
Aprender hoy tiene que ver con nuestra capacidad de adquirir al mismo tiempo contenidos,
habilidades específicas, experiencia y alfabetizaciones múltiples. Es comprender los valores de la
cultura digital en la que vivimos. Saber utilizar las tecnologías en todo su potencial y ser capaces
de participar de manera proactiva en el propio proceso de aprendizaje para desarrollar un
aprendizaje relevante, conectado, situado y contextualizado, crear redes de aprendizaje,
compartir prácticas y experiencias, entender y manejar el aprendizaje colaborativo, desarrollar la
capacidad de autonomía en el aprendizaje, fijarse metas y objetivos y tener espíritu crítico.
Aprender hoy es crear redes de aprendizaje, compartir prácticas y experiencias, entender y
manejar el aprendizaje y el trabajo colaborativo, desarrollar la capacidad de autonomía, saber
fijarse metas y objetivos y tener espíritu crítico para seleccionar las fuentes del aprendizaje.
Nuestro reto será entonces estimular y apoyar una forma de aprendizaje que favorezca el
compromiso, la creatividad, las formas de innovación abierta y el trabajo en red,
cooperativo y en comunidades de profesionales. Un aprendizaje útil para la vida y resolutivo
en el trabajo.

Ahora cobran todo su sentido y parecen posibles las aspiraciones de ayer. Ahora es plausible
aspirar a esa sociedad del aprendizaje anunciada hace 40 años. O aspirar a ese aprendizaje
centrado en las personas y relevante que reclamaba John Dewey a principios de siglo XX. De
aceptar, entre otras cosas, que no sólo aprendemos en la escuela, que no sólo aprendemos cuando
estudiamos y que también aprendemos de los compañeros, de los amigos y de las situaciones. Es
un buen momento para aceptar un modelo de educación que incorpore nuevos roles en la figura
del profesor, que lo habilite como un facilitador, como un coach, como un mentor. De pensar en
el profesor como un conector, como un nodo de una red compleja de aprendizaje. Como un
gestor de comunidades. Como ese agente contagioso capaz de crear una comunidad de
intereses y de propósito. Es el momento de aprender en la clase pero también en otros espacios,
en contextos reales, gestionando proyectos. De aprender de y con otros profesionales. De
aprender adquiriendo conocimiento y de aprender haciendo (learning by doing).
Y aunque no cabe duda de que en este cambio la tecnología tiene y tendrá un papel
fundamental, el rol protagonista lo desempeñarán las personas. Porque por muy importante y
determinante que ésta haya sido la educación nunca ha sido una cuestión exclusivamente de
tecnología. El aprendizaje ha sido y siempre será una actividad esencialmente social. La
transformación digital no ha hecho más que amplificar nuestro carácter social. Ser más digitales
significa ser más sociales. La tecnología nos humaniza y, en ese sentido, aplicada al ámbito de
la educación sitúa en el lugar central del proceso a las personas.
Insistimos, vivimos un momento de gran desarrollo tecnológico. Mucho de lo que nuestros
abuelos o nuestros padres soñaron es ahora realidad. Vivimos de nuevo un momento de cambio
educativo. Son muchas las voces que cuestionan el actual sistema. Y aunque sabemos que el
debate sobre la necesidad de reforma de la educación se remonta a hace más de un siglo (Dewey,
Giner de los Ríos) y que la promesa de la tecnología como palanca de esa transformación ha sido
algo recurrente al menos en los últimos 40 años, parece que las circunstancias y la
convergencia de estos dos impulsos (el sociopedagógico y el tecnológico) nos hacen pensar
que ahora sí nos encontramos en un buen momento para que se produzca este cambio.

3. Educación conectada: algo más que enchufar alumnos a nuevos dispositivos
3.1 ¿Cómo debe cambiar a educación cuando tanto el aprendizaje como el conocimiento
están por todos lados? ¿Qué es y cómo debe ser la educación conectada?
No me cansaré de repetir que la clave no es incorporar sin más nuevas tecnologías y dispositivos
en el aula. La educación conectada es algo más que “enchufar” alumnos a nuevos
dispositivos. Más que introducir las TIC en el aula de lo que se trata es de expandir el aula a
través de las TIC. De ver las tecnologías sobre todo como un proceso de cambio cultural, desde
luego no sólo como un tema de dispositivos. Lo relevante no es qué dispositivo introducimos en
el aula (Radio, TV educativa, PCs, CDs, PDAs, Pizarra digital o tablet), sino cómo
transformamos la educación para hacerla más relevante y adecuada a nuestro entorno y a
nuestros tiempos.
Por eso, la transformación que estamos reclamando no pasa por tecnificar la escuela sino por
escolarizar las tecnologías. Pasa por hacerlas nuestras. La transformación pasa, como dijimos al
principio, por modelar las tecnologías con nuestras pedagogías pero también por aceptar
que éstas, nuestras pedagogías, se deben modelar con las tecnologías.
Necesitamos más innovación tecnológica en las aulas pero una innovación tecnológica que
debe ir acompañada de Innovación metodológica o pedagógica2 y de innovación y cambio en
la organizaciones3 favoreciendo organizaciones de educación más dinámicas, más flexibles y
más abiertas.
3.2. Educadores conectados. Alumnos conectados. Centros conectados
2 Fomentando procesos de enseñanza o aprendizaje basados en la personalización y colaboración. Y esto lo que
provoca en primer lugar es un cambio en los procesos de interacción entre alumnos y profesores y entre los alumnos
entre ellos, provocando un cambio en los roles tanto de profesores como de alumnos. Los profesores se convierten
en diseñadores del aprendizaje, coordinadores, moderadores, mediadores, mentores más que instructores o
conferenciantes, mientras que los alumnos no sólo tiene la responsabilidad de su propio aprendizaje sino que tienen
una responsabilidad en el aprendizaje del grupo y en el establecimiento de los contextos de aprendizaje.
3 Puede ayudar a que Instituciones de enseñanza se vuelvan más reflexivas que evalúen y revisen sus estrategias en
busca de pedagogías más innovadoras. Y aquí hay un punto importante que no se puede dejar de lado y que tiene
que ver con las infraestructuras y con asegurar plataformas que hagan accesibles los redes y los medios sociales a
profesores y alumnos principalmente, crear entornos que favorezcan y apoyen el aprendizaje en red y fomentar e
integrar nuevos modelos de aprendizaje.

Hablar de Educación conectada es hacerlo de educadores conectados y también de alumnos
conectados. Hablar de Educación conectada quiere decir pensar en cómo deben ser los entornos
de aprendizaje para facilitar y obtener el máximo provecho de la Red y de las redes. Y también
cómo deben ser las estructuras organizativas (los centros educativos, sus políticas y
normativas, los procesos de gestión, los marcos regulatorios, el papel de las administraciones
educativas,..) para favorecer el desarrollo y la plena incorporación de los educadores conectados
y saber dar respuesta a las necesidades que demandan los alumnos conectados.
El aprendizaje conectado puede facilitar la incorporación y el uso de nuevas pedagogías como la
resolución de problemas de manera colaborativa y en tiempo real. Pedagogías y metodologías
que afloran cuando abordamos el proceso de aprendizaje en entornos abiertos y en culturas
conectadas.
Cuando hablamos de educación conectada el punto de partida y el rol protagonista lo desempeña
el profesor. Si queremos ser educadores del siglo XXI y preparar a nuestros alumnos para el
futuro inmediato debemos convertirnos nosotros mismos en aprendices. Es el profesor el que
debe aplicar en primer lugar los principios del aprendizaje en red y en las redes para poder
trasladar posteriormente esta cultura del aprendizaje conectado a sus alumnos. El principal
aprendiz en red es el profesor.
3.3 Entornos Personales de aprendizaje
La educación conectada, tal y como aquí la entendemos, parte del supuesto de que las redes de
aprendizaje (p.ej. aprender de la experiencia de otros docentes) y las comunidades online
facilitan el aprendizaje y el desarrollo profesional de los educadores, reducen su tradicional
aislamiento, permiten el acceso a conocimientos actualizados y a las prácticas y experiencias
necesarias en cada momento. La educación conectada abre enormes oportunidades de
colaboración entre docentes.
Incorporar las tecnologías de la Información tiene que ver más con habilitar y dotar de
competencias y criterio a los docentes.

Educación conectada es también sinónimo de escuelas conectadas. Escuelas que asumen la
realidad que nos ha tocado vivir y la integran en sus procesos de gestión, enseñanza y
comunicación con el exterior (alumnos, padres, familias, espacios culturales y deportivos,
entornos sociales y geográficos).
Y lo es de alumnos que aprenden a vivir con la RED y en las redes, que aprenden a aprovechar al
máximo las oportunidades de aprendizaje que brinda la Red. A ser ciudadanos competentes en
red, con las redes y en la RED.
La educación conectada desarrolla redes y construye conocimiento desde cualquier lugar y en
cualquier momento. El alumno conectado colabora online, utiliza los medios sociales para
interaccionar con otros, se incorpora en conversaciones y trae de vuelta a su clase o a su escuela
aquello que ha aprendido fuera.
Educación conectada es convertir la Escuela un lugar para el aprendizaje relevante,
contextualizado y situado.
Educación conectada es por último un intento por convertir la Escuela en un referente y en un
nodo de innovación educativa y social.
3.4 Son varios los puntos de vista desde los que podemos pensar la incorporación de la Red
y las redes en la Educación:
1. Podemos acercarnos a ellas pensando en que constituyen el contexto de nuestra vida y la
de nuestros alumnos, que son nuestra piel y nuestra atmósfera y por tanto como algo que
debemos conocer y usar para poder guiar y acompañar a nuestros alumnos. En este caso
tanto el centro educativo como el profesor actuarían a modo de guías para un uso
provechoso, responsable, respetuoso y seguro de la Red
2. Podemos verlas como una eficaz "herramienta" para conectarnos con otros profesionales
y entablar conversaciones sobre nuestro desarrollo profesional. De esta manera lo que
necesitaremos entender entonces es qué es la identidad digital profesional, cómo

podemos construir una Red Personal de Aprendizaje y cómo desarrollar un Entorno
Personal de Aprendizaje.
3. Podemos verlas como un conjunto de recursos y contenidos disponibles y también como
nuevas prácticas y maneras de hacer que nos permiten modificar los procesos de
aprendizaje de los alumnos.
4. Y podemos, por último, abordarlas como un conjunto de herramientas que facilitan y
mejoran la comunicación con otros docentes, otros centros educativos, nuestros alumnos
y sus familias. Es decir, como una manera de "abrir" las escuelas a sus entornos
inmediatos.
Esas cuatro maneras nos llevan a los cuatro principales ámbitos de incidencia de la Red y las
redes en la educación, a los cuatro principales ámbitos de la educación conectada. O dicho de
otra manera la educación conectada tiene sentido porque responde a cuatro grandes demandas:
1. VIVIR EN LA RED.
2. TRABAJAR EN RED y CON LAS REDES.
3. APRENDER EN RED, EN LA RED y CON LAS REDES.
4. COMUNICARNOS EN RED Y EN LAS REDES. ESCUELA ABIERTA.
1. Vivir en la Red y con las redes
Que tiene que ver con la gestión personal y profesional de las redes, con la identidad y la huella
digital, con el derecho al olvido pero también con el derecho al futuro, con la privacidad y el
buen uso de las redes sociales, con la protección de datos y por tanto con la necesidad de una
enseñanza en el aula sobre el uso de las redes sociales. En definitiva, con el necesario
aprendizaje para vivir en la Red y la inexcusable responsabilidad de equipos directivos, padres y
profesores en ese proceso de aprendizaje. Negar el impacto y la incidencia de las redes sociales
en el aula, prohibirlas o mirar para otro lado no parece una opción razonable, ni responsable. El
peligro no está en incorporar las redes en la educación, el verdadero peligro está en no hacerlo.
2. Trabajar en red, en la Red y con las redes
Introducir las lógicas digitales en el aula moviliza nuevas competencias y amplifica otras que
tiene que ver con el aprendizaje en red, el trabajo colaborativo y distribuido y el trabajo por

proyectos. Competencias y habilidades que son esenciales hoy para el desarrollo profesional
(21st Century Skills, Framework for 21st Century Learning, Education to employement
Mckinsey) y que son claves para formar ciudadanos y profesionales capaces de vivir y trabajar
en entornos cambiantes e inciertos, de saber reaccionar y adaptarse ágilmente a estos cambios y,
en definitiva de saber colaborar y cooperar en red.
3. Aprender en la Red, en red y en las redes
Si hay algo que la Red y las redes han traído consigo es la posibilidad de explorar nuevas formas
de enseñar y de aprender en red y en la Red. En red, mediante comunidades de prácticas, de
manera conectada, aprender de la experiencia propia y de la de otros; y en la Red accediendo a
múltiples fuentes de conocimiento y a recursos abiertos.
Internet está modificando radicalmente nuestra capacidad de acceder y producir conocimiento,
ha modificado también los equilibrios de autoridad y el rol tradicional del profesor (educators as
curators), las dinámicas del aula (flipped classroom), los sistemas de reconocimiento (badges),
nuestras maneras de estar al día (PLE y otras formas de autoaprendizaje) y nuestro territorio de
referencias y conexiones (PLN).
El uso de las redes sociales provoca cambios al menos en 3 dimensiones que tienen que ver con
los contenidos, la creación, la conexión y la colaboración.
En primer lugar los medios sociales permiten acceder a una gran variedad de recursos de
aprendizaje, en muchos casos abiertos (REA) que facilitan tanto el aprendizaje de alumnos y
profesores como el desarrollo profesional de profesores y profesionales. Contribuyen también a
la equidad y a la inclusión y presionan en cierta manera a las instituciones educativas y de
formación para mejorar la calidad de y la accesibilidad a sus materiales de aprendizaje.
En segundo lugar, las redes sociales permiten a los usuarios crear contenidos y publicarlos,
dando lugar a una gran cantidad de contenidos generados por los usuarios de los que se pueden
beneficiar tanto estudiantes como profesores, favoreciendo también aproximaciones más
proactivas hacia el aprendizaje.

En tercer lugar, los medios sociales conectan entre sí a los estudiantes y a éstos con expertos
y con profesores, permitiendo el acceso al conocimiento tácito de los otros y la colaboración.
4. Comunicar en red. Escuela abierta
Si aceptamos que la web social ha provocado ante todo un cambio en las maneras de
relacionarnos y comunicarnos, no podemos ignorar su incidencia en el aula y en los centros
educativos. Las redes ofrecen nuevas oportunidades para mejorar la comunicación entre los
miembros de la comunidad educativa (profesores, alumnos, equipos directivos, familias) entre sí
y del Centro educativo con su entorno.
Son una oportunidad para mejorar la integración del sistema educativo. Recuerden que Dewey
reclamaba conectar la educación con la vida. Son un camino para abrir las aulas y aspirar a una
escuela abierta.
3.5. Ventajas de la educación conectada
Sin pretender ser exhaustivos algunas de las ventajas que suponen la incorporación de los medios
sociales en la Educación4.
Beneficios para docentes
● Facilita la creación de una red profesional de docentes
● Fomenta la colaboración
● Favorece el intercambio de información, ideas y buenas prácticas
● Facilita a los docentes el acceso a la innovación tecnológica
● Fomenta el compromiso y el desarrollo profesional
● Promueve el diálogo con otras tradiciones docentes
Beneficios para los padres
● Mejora la comunicación entre estudiantes y profesores
● Aumenta la involucración con la Escuela y con el Curriculum de sus hijos
4 Infografía. Uso de los medios sociales en la Educación. Vía BestMastersinEducation

● Mejora el conocimiento de la realidad del aula y de la labor del profesor
● Aumenta la transparencia de todo el sistema
Beneficios para los alumnos
● Aumenta su red de aprendizaje
● Desarrolla competencias de ciudadanía digital, responsabilidad, seguridad y
gestión de la identidad digital
● Estimula la adquisición de conocimientos, su vinculación a la institución y el
pensamiento crítico
● Fomenta la colaboración entre alumnos
● Desarrolla competencias necesarias para el siglo XXI
● Impulsa una actitud proactiva y un sentimiento positivo hacia la tecnología
Si atendemos al proceso de aprendizaje destacan como ventajas
● Favorecen la socialización y por tanto el surgimiento de comunidades de
colaboración entorno a unos objetivos comunes
● Incentivan el aprendizaje social
● Conectan personas con intereses compartidos y crean una dimensión nueva de
socialización que hace posible la visualización de los contenidos desde la pluralidad
● Fomentan una educación más inclusiva
● Favorecen la creación de comunidades de práctica que se pueden generar con el
uso de redes y de gran ayuda para mantenerse actualizado profesionalmente (PLE, PLN).
● Favorecen los aprendizajes informales
● Facilitan la comunicación y la interacción entre los distintos agentes de los
centros educativos: estudiantes, profesores y familias
● Favorecen la conexión con el exterior, convirtiendo al Centro Educativo en un
nodo de innovación y favoreciendo la interacción del Centro con otros agentes sociales
del entorno (centros culturales, de vecinos, de deportes,...

FIN. Una intuición de futuro: hacernos mayores y mejores
Termino, pero antes déjenme una vez más recurrir a Seymour Papert. Y déjenme que les recite
un pequeño fragmento de una interesante entrevista que le hacían a mediados de los años 90.
DB: ¿Entonces qué nos queda? ¿Qué hay para el futuro? ¿Cómo se ve el futuro?
SP: ¿Cómo se ve en términos de la vida de los niños?
DB: Sí.
SP: Los niños se involucrarán en proyectos interesantes, en emprendimientos.
DB: ¿Irán a la escuela? ¿Habrá un lugar donde ir?
SP: Ud. quiere decir, "¿Habrá lugares donde ir, o se quedarán en sus casa?"
DB: Sí.
SP: ¿Serán llamadas escuelas? No lo sé. ¿Se parecerán a las escuelas que conocemos?
Definitivamente no.
DB: ¿Tendrán maestros? ¿Seguiremos utilizando la palabra "maestro"?
SP: Sí. ¿Tendrán adultos profesionales para facilitar en proceso de aprendizaje? Sí. ¿Serán
estos maestros las personas en la posición privilegiada de "los que saben" y serán la fuente
de conocimiento? No lo creo. De ninguna manera. Tendrán un rol muy distinto. Adultos
sensibles, bien informados que entiendan profundamente el proceso de aprendizaje y la
interacción social serán los capacitados para dar consejo. Serán los capacitados para detectar
que este niño tiene un problema, o que este niño necesita retos más interesantes, o poner más
presión y hacer sugerencias.
DB: Y la computadora, ¿es el agente catalizador entonces? Es el medio por el cual se llegar a
este fin?
SP: Yo utilizaría la palabra instrumento. No me gusta la palabra "catalizador". Las
computadoras son más que un catalizador. Son el material con el cual se pueden hacer
proyectos más interesantes y variados. Uno puede manejar la complejidad como nunca antes.
Desde el punto de vista de la sociedad, si uno piensa en lo que implica poner un
transbordador espacial en órbita, la complejidad de dicha tarea sin la ayuda de las
computadoras lo hubiera hecho imposible. A todo nivel de nuestra sociedad, hemos realizado
proyectos mucho más complejos gracias a las computadoras, y este hecho incluye incluso a
los niños. Los niños ahora pueden realizar cosas mucho más complejas gracias a las

computadoras. Entonces las computadoras son más que catalizadores. Son el instrumento
mismo que hace esto posible - el buscar el conocimiento. El conocimiento puede ser
presentado y accesible de muchas maneras distintas.
Seymour Papert (SP) entrevistado por David Bennahum. 1996
Las TIC tienen una enorme capacidad de transformación educativa. Su utilización y su éxito en
esta transformación requerirá una acertada combinación de tecnología, capacitación y
estrategia5.
El desafío que tenemos, que tienes ustedes y tengo yo pero que tienen también los sistemas
educativos y nuestros representantes (personas y estructuras) es el de ser capaces de escalar esta
capacidad, hacerla universal (igual que el acceso a la educación), al tiempo de ser capaces de
sacar el máximo provecho de sus potencialidad para la comunicación y la personalización. Las
TIC son un poderoso instrumento para el desarrollo individual pero también para la
construcción de comunidades.
Desde la educación, el reto que tenemos es impulsar su utilización para activar todo el potencial
de cada uno de nuestros estudiantes, empoderándoles como aprendices del siglo XXI,
cediéndoles autonomía y control sobre su aprendizaje. Fomentando el desarrollo para aprender a
conocer, aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a convivir y en definitiva aprender a
ser. Haciéndoles mayores y mejores.

Termino con dos últimas citas:
No hay contraste entre obtener la verdad y obtener la libertad. Obtener cualquiera de ambas
equivale simplemente a hacer el futuro humano más grande que el pasado humano, más grande
en el sentido de crear seres humanos que puedan imaginar más y hacer más. En lugar del lema
un tanto engañoso la verdad nos hará más libres, deberíamos decir nuestra capacidad para
volver a describir las cosas con términos novedosos nos hará más ricos, complejos e
interesantes de lo que éramos.
Richard Rorty. Prólogo a Filosofía y futuro.
¿Aprender?, sí, pero antes que todo vivir. Aprender a través y en relación con la vida.
John Dewey
FIN
Carlos Magro
@c_magro

Conferencia Educacion Conectada. Hacernos mayores y mejores. Computadores para educar_bogota_2014

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