Trabajo de la asignatura Perspectivas de la Radiología Intervencionista (PIR) de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria durante el curso 2010-2011
2. Tabla de contenido
PIE
DIABÉTICO
3
DEFINICIÓN
3
DIAGNOSTICO
4
-‐
LAS
UÑAS
4
-‐
DEDOS
Y
COMISURAS
5
-‐
PIE
DISTAL
5
-‐
PORCIÓN
MEDIA
DEL
PIE
6
-‐
TALÓN
6
-‐LESIONES
DERMATOLOGICAS
DIABETICAS
6
-‐
RADIOLOGIA
DEL
PIE
DIABETICO
7
CLASIFICACIÓN
DE
LAS
LESIONES
POR
GRADOS
7
VALORACIÓN
DEL
RIESGO
8
EVALUACIÓN
DE
LA
INFECCIÓN
9
TRATAMIENTO
10
-‐
AMPUTACIONES
12
-‐
CIRUGÍA
ARTERIAL
DIRECTA
12
-‐
TRATAMIENTO
DE
LA
ULCERA
13
-‐
CUIDADO
DE
LAS
LESIONES
YA
EXISTENTES
14
COMO
EVITAR
LAS
LESIONES
DEL
PIE
DIABETICO
15
BIBLIOGRAFÍA
17
2
3. PIE DIABÉTICO
DEFINICIÓN
Se define el Pie Diabético, como
una alteración clínica de base
etiopatogénica neuropatía e inducida por
la hiperglucemia mantenida, en la que con
o sin coexistencia de isquemia, y previo
desencadenante traumático, produce
lesión y/o ulceración del pie. Es
provocado por la enfermedad de las
arterias periféricas que irrigan el pie,
complicado a menudo por daño de los
nervios periféricos del pie e infección.
Debido a la oclusión de las arterias que
llevan sangre a los pies se produce gangrena.
Es una complicación grave de la diabetes con mal control metabólico
habitual, caracterizada fisiopatológica y clínicamente por la confluencia de la
neuropatía diabética periférica con la macrovasculopatía y la microangiopatía y
asociadas con frecuencia a alteraciones mecánicas del pie junto con mayor facilidad
para el desarrollo de infecciones. Su etiología es multifactorial, pudiendo
predominar en unos casos la lesión vascular y en otros la neurológica, si bien lo
más común es que el paciente presente una lesión mixta en la que existen una serie
de factores predisponentes (edad, mal control metabólico, vasculopatía y
neuropatía), factores precipitantes (calor, traumatismos, etc.) y factores agravantes
como la isquemia aguda, las úlceras neuropáticas y la infección local.
Los daños a los nervios periféricos de los pies provocan trastornos
sensoriales, úlceras de la planta del pie, atrofia de la piel. El pie del paciente
diabético es muy sensible a todas formas de traumatismos: el talón y las
prominencias óseas resultan especialmente vulnerables. Es frecuente en los
pacientes diabéticos que las lesiones propias del denominado pie diabético
trascurran sin dolor, debido a lo cual se suele agravar la lesión antes de que el
paciente pida ayuda especializada.
El propio pie diabético puede ser considerado un marcador pronóstico de
dicha enfermedad, observándose que la supervivencia entre los 3 y los 5 años
posteriores a la amputación sólo alcanza el 40-50% mientras que el 50% de los
pacientes amputados de una extremidad presentan complicaciones en el pie
contralateral al cabo de 2 años, existiendo otro 50% de posibilidad de nueva
amputación entre los 3 y los 5 años siguientes.
En el pie diabético no complicado, puede diferenciarse un síndrome
angiopático y un síndrome neuropático. El síndrome angiopático provocado por la
isquemia crónica se inicia con la aparición de claudicación intermitente seguido por
dolor en reposo así como frialdad y palidez progresivas. Se debe realizar la toma de
3
4. pulsos arteriales desde femoral a la pedia, pero hoy en día es casi imprescindible la
realización del estudio eco-Doppler previo a la realización de arteriografía precoz,
que va a ser decisiva de cara al tratamiento.
DIAGNÓSTICO
En la inspección del pie diabético debemos valorar el estado de los tejidos, la
coloración, la temperatura y la replección capilar. Para la exploración clínica del
pie se debería seguir una sistemática, iniciando ésta por la región acromélica:
◊ Las uñas.
◊ Dedos y comisuras.
◊ Pie distal.
◊ Porción media.
◊ Talón.
1. Las uñas
Es extremadamente común que la erosión inicial de la piel se origine cerca de
las uñas. Las infecciones que comienzan en el lecho de la uña (paroniquia) o en la
pared de la misma, se propagan a las caras dorsal y externa de los dedos.
Hay tres tipos de uñas propensas a infecciones:
1. La onicomicosis dermatófica u onicogriposis, este tipo de uña se angula
fácilmente y llega a traumatizar el pliegue ungueal proximal.
2. La incarnada, que cursa con infección, tejido de granulación y celulitis en la
pared lateral ungueal.
3. La incurvada, que empieza con una base ancha a nivel de la raíz de la uña y
se incurva en sentido distal, hincándose en el lecho de la uña y formando
arcos de más de 200 grados.
La onicomicosis dermatófica u onicogriposis
La incarnada
La incarnada
4
5. Las infecciones son detenidas a menudo porque alcanzan los tabiques fibrosos
que se extienden desde la dermis al periostio. Como hecho característico, las
infecciones se propagan sobre el dorso del dedo para alcanzar el dorso del pie a
través de los linfáticos. Sin embargo, si se produce necrosis de la porción distal del
dedo, la infección puede penetrar en la vaina del tendón flexor.
Después de la erosión inicial en la piel, la propagación de la infección
depende de la virulencia de las bacterias patógenas y del grado de isquemia.
2. Dedos y comisuras
Las deformidades de los dedos parecen más comunes en el diabético que en la
población general. Ello puede obedecer en parte a la neuropatía que afecta a la
inervación destinada a los pequeños músculos intrínsecos del pie. Las deformidades
de los dedos se asocian con prominencias angulares de las articulaciones.
- Deformidad en cuello de cisne: se observa principalmente en el dedo
gordo (primer dedo) existe flexión de la articulación interfalángica y
extensión de la articulación metatarsofalángica.
- Dedo en martillo: afecta a la articulación interfalángica proximal o distal
de un dedo. Un callo doloroso recubre la prominencia ósea.
- Deformidad en varus de los dedos: los dedos se desplazan hacia adentro;
ello puede ser causa de que las uñas erosionen los dedos adyacentes.
- Infecciones de las comisuras: son particularmente peligrosas, debido a la
proximidad de las arterias digitales y fácil acceso a estructuras profundas
(pliegues interdigitales).
- Tiloma blando: se trata de un callo blando situado entre el cuarto y quinto
dedos. Es el resultado de la presión y fricción entre la cabeza de la falange
proximal del quinto dedo y la base de la falange proximal del cuarto dedo.
3. Pie distal
• Hallux valgus: es una
deformidad del primer dedo a
nivel de la articulación
metatarsofalángica. Sobre la
cabeza del metatarsiano, en su
parte interna, aparece una
prominencia ósea (exóstosis) y
se forma una bolsa adventicia y
tumefacta que puede infectarse
y penetrar en la articulación,
siendo causa de artritis séptica y de osteomielitis.
5
6. • Juanete de sastre (juanete del quinto dedo): es una exóstosis de la porción
lateral de la cabeza del quinto metatarsiano, asociada, a menudo, con
deformidad en varus del quinto dedo.
• Callosidades de la porción distal del pie.
4. Porción media del pie
Lesiones por objetos penetrantes
5. Talón:
El talón, con las prominencias óseas del calcáneo, es a veces asiento de
úlceras neurotróficas. Cuando se produce ulceración y gangrena en el talón, no
puede salvarse el pie a causa de que el desbridamiento y las amputaciones en esta
región impiden conseguir un pie funcional capaz de soportar la carga.
Lesiones dermatológicas diabéticas:
En la diabetes mellitus puede presentarse una amplia y variada gama de
manifestaciones cutáneas como signos dermatológicos de la enfermedad o como
una complicación de la misma, habiéndose calculado que al menos un 30% de los
diabéticos presentan patología cutánea relacionada con su enfermedad en algún
momento evolutivo de la misma. Es por ello que ante el diagnóstico clínico de pie
diabético abordamos una serie de procesos dermatológicos, que, sin ser exclusivos
de la diabetes, sí son relativamente característicos de esta enfermedad, a veces con
una morfología clínico-histológica o una evolución diferentes a las del mismo
proceso en pacientes no diabéticos.
Éstas son:
◊ Xantoma eruptivo.
◊ Necrobiosis lipoidea diabética.
◊ Dermopatía diabética.
◊ Ampollas diabéticas.
◊ Prurito.
◊ Xantocromía.
◊ Síndrome de Werner.
Xantoma Eruptivo
Necrobiosis
lipoidea diabética
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7. Ø RADIOLOGÍA DEL PIE DIABÉTICO
Los estudios radiográficos contribuyen extraordinariamente al diagnóstico y
tratamiento de los procesos del pie diabético. Se descubren, a menudo, las causas
de dolor en el pie no relacionadas con la diabetes, tales como exóstosis subungueal,
deformidad en hallux valgus y espolones del calcáneo.
Las radiografías simples constituyen los coadyuvantes más valiosos para la
exploración física del pie, particularmente cuando se sospecha una enfermedad
vascular (arteriopatía).
La gangrena de un dedo o una úlcera de partes blandas son de por sí, una
indicación común para la evaluación radiográfica del pie diabético.
CLASIFICACIÓN DE LAS LESIONES POR GRADOS
Las lesiones del pie diabético se clasifican según el grado de afección que
representan.
Ø Grado I
Úlcera superficial que no llega a afectar a los tejidos profundos.
Ø Grado II
Las heridas llegan hasta los tendones, la cápsula articular y los huesos.
Ø Grado III
Presencia de abceso, osteomielitis, osteoartritis y tendinitis.
Ø Grado IV
Inicio de la gangrena o gangrena localizada (sólo en una parte del pie).
Ø Grado V
Gangrena extendida (en todo el pie).
Hay que tener en cuenta que:
• Cada 30 segundos, una persona diabética es sometida a una amputación en
el mundo.
• Aproximadamente el 70% de las amputaciones en general se deben a una
complicación de la diabetes.
• En la mayoría de los casos, la necesidad de amputar se debe a la aparición
de una úlcera en el pie.
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8. VALORACIÓN DEL RIESGO
Desde el punto de vista práctico, es esencial para el profesional, hacer una
correcta valoración o diagnóstico de las lesiones neuropáticas y las angiopáticas, ya
que su enfoque terapéutico, será totalmente distinto.
Las características más llamativas de unas y otras.
1. Anamnesis
• Úlcera Neuropática
Diabetes mellitus antigua, consumo de alcohol, otras complicaciones
diabéticas, elevado HbA1c
• Úlcera Angiopática
Factores de riesgo complementarios, abuso en el consumo de nicotina.
2. Localización
• Úlcera Neuropática
Plantar, raras veces dorsal
• Úlcera Angiopática
Acral (dedos, talón), imperceptible
3. Sensibilidad
• Úlcera Neuropática
Alteración de la sensibilidad al calor y a las vibraciones, reflejos en estado
patológico.
• Úlcera Angiopática
Imperceptible
4. Dolores
• Úlcera Neuropática
Pocos o ninguno
• Úlcera Angiopática
Existente
5. Inspección
• Úlcera Neuropática
Pie caliente, voluminoso. “Pie en garra”
• Úlcera Angiopática
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9. Pie frío, piel atrófica.
6. Pulso en el pie
• Úlcera Neuropática
Existentes
• Úlcera Angiopática
Déficit
7. Radiografías
• Úlcera Neuropática
Osteólisis prematura
• Úlcera Angiopática
Estructura ósea normal en la zona de la necrosis
EVALUACIÓN DE LA INFECCIÓN
Se realizará por examen físico externo y según su profundidad de acuerdo con
los siguientes criterios:
- Examen físico. Valorar la presencia de calor, eritema, linfangitis,
linfadenopatía, dolor, drenaje de pus, fluctuación, crepitación. En la mayoría de
ocasiones no hay fiebre.
- Evaluación de la profundidad. Se establecen 4 grados:
- G 0: Lesión pre o post ulceración una vez epitelizada del todo.
- G I: Cuando hay afectación de epidermis, dermis y tejido subcutáneo.
- G II: Cuando hay afectación de tendones, músculo y cápsula.
- G III: Cuando hay afectación en la articulación y hueso.
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10. TRATAMIENTO
Cualquier erosión en la piel del pie diabético, sea cual fuere su causa, puede
conducir a la gangrena en el punto de la erosión o a la propagación proximal a lo
largo del pie siguiendo las vías linfáticas anatómicas. El traumatismo producido en
el pie de un diabético, que tiene una buena sensibilidad y una irrigación arterial
normal, es tolerado en la misma forma que el traumatismo inferido a un pie normal,
es decir, las infecciones en los pies de los diabéticos sin neuropatía ni enfermedad
arterial siguen el mismo curso que las infecciones en los pies normales. La
presencia de pus o de gangrena constituye una indicación para los procedimientos
de desbridamiento y drenaje.
En épocas relativamente recientes, el desbridamiento y drenaje en el pie
diabético se practicaban simplemente para preparar a los pacientes para la
amputación. Gracias al progreso de la cirugía vascular, al advenimiento de los
antibióticos y a una mejor comprensión de los procesos fisiopatológicos, las
operaciones de desbridamiento y drenaje han llegado a aceptarse como
procedimientos potencialmente definitivos.
Las operaciones de desbridamiento y drenaje en el pie diabético difieren de
procedimientos similares en el no diabético, principalmente por el hecho de que se
requiere una manipulación más suave de los tejidos adyacentes. El pronóstico del
desbridamiento y drenaje es evitar la amputación o permitir que ésta sea realizada a
un nivel inferior; por ello, si los procedimientos de desbridamiento no se realizan de
forma adecuada, pueden echarse a perder estos objetivos.
Previamente a la realización de estos procedimientos, deberá hacerse un
examen adecuado de las funciones circulatoria, nerviosa y músculo-esquelética. El
desbridamiento deberá realizarse por cirujanos familiarizados con la anatomía del
pie.
Lesiones de las uñas: la lesión precoz más común que se presenta en el pie
diabético es la uña incarnada, ya sea en forma de una uña excesivamente curvada o
consecutiva a un traumatismo. También es frecuente la onicomicosis y la
onicogriposis. Existe pus a nivel del pliegue interno o externo de la uña, asociado, a
veces, con un área cuneiforme de gangrena. El tratamiento consiste en la
extirpación suave del reborde de la uña; así se consigue el drenaje del pus y se
permite que se delimite la necrosis. Si el estado circulatorio lo permite, convendrá
realizar posteriormente la extirpación de la uña y la matriz.
La onicogriposis y las infecciones fúngicas dejan restos debajo de la uña, por
lo que puede producirse la erosión del lecho de la uña y la osteomielitis del extremo
distal de la falange. El tratamiento consiste en la extirpación de la uña, la matriz
ungueal y la punta de la falange.
Lesiones digitales: las lesiones tróficas de los dedos son producidas por la
fricción constante, a veces sobre una prominencia angular, como se observa en el
dedo en martillo, o en ocasiones a consecuencia de unos zapatos mal adaptados.
Algunas lesiones pueden curarse gracias al tratamiento conservador, al
desbridamiento local y evitando posteriores traumatismos.
10
11. Las pequeñas úlceras y las áreas de necrosis sobre los rebordes laterales de los
dedos, producidas por la fricción de la uña sobre el dedo o de un dedo sobre otro,
llegarán a curar si se regularizan las uñas y se separan los dedos con algodón. Si las
infecciones han penetrado en el interior de las articulaciones o en la vaina
tendinosa, deberá realizarse la amputación del dedo.
Lesiones de los espacios interdigitales: las grietas y fisuras consecutivas a
infecciones fúngicas en la piel de las comisuras interdigitales permiten la
penetración de las bacterias. La íntima proximidad a las arterias digitales, que
pueden ocluirse si se propaga la infección, y a los tendones lumbricales, los cuales
propagan la infección al interior del espacio plantar, obligará a un tratamiento
decidido con antibióticos, reposo en cama y drenaje si existe pus o necrosis.
Mal perforante plantar: su tratamiento consiste en el desbridamiento
adecuado para procurar el drenaje, para eliminar todos los tejidos desvitalizados y
para proporcionar reposo y elevación del miembro todo el tiempo necesario, hasta
llegar a la curación del mal perforante. Gracias, posteriormente, a una adecuada
orientación del paciente con respecto al uso de prótesis de descarga sobre el calzado
puede llegar a evitarse la reaparición de la lesión.
Si el mal perforante ha progresado hasta producir osteomielitis, convendrá
eliminar el hueso afecto. En ocasiones, sin embargo, será necesario realizar la
amputación.
Abscesos de los espacios plantares: los abscesos del espacio plantar central
son consecutivos a heridas penetrantes directas de la planta, a infecciones de los
interespacios, al mal perforante o a cualquier infección de un dedo que puede
penetrar a través de la vaina del tendón flexor. Los abscesos del espacio plantar
medio aparecen a consecuencia de juanetes ulcerados, y los del espacio plantar
lateral a consecuencia de callosidades ulceradas o infecciones de la primera y
quinta articulación metatarsofalángica.
El tratamiento consiste en la incisión amplia y drenaje, junto con el
desbridamiento de la fascia plantar necrótica. La incisión para los abscesos
plantares centrales (los más frecuentes) debe realizarse desde el foco original de
infección hasta llegar a nivel del calcáneo; se procede al desbridamiento de la fascia
y del tendón para así controlar la sepsis. La sepsis incontrolada en el espacio
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12. plantar central conduce a la obliteración del arco arterial plantar y a la necrosis de
la porción distal del pie y de los tres dedos centrales. La infección se propaga del pie
hacia la pierna siguiendo el flexor largo del dedo gordo por detrás del maléolo
interno. Si han ocurrido estas complicaciones del absceso plantar, la incisión y
drenaje no salvarán el pie, teniendo que realizarse más tarde la amputación de la
extremidad.
En algunos casos, después de la incisión y desbridamiento, la destrucción
tisular puede haber sido tan extensa que se requiera la amputación tardía a pesar de
que la cicatrización sea completa.
Flemón dorsal: la celulitis que se propaga al dorso del pie en el diabético no
es tributaria de tratamiento por escisión y desbridamiento. Si la celulitis no puede
ser controlada con el uso de antibióticos y el reposo en cama, suele producirse la
necrosis de la piel del dorso del pie, lo que llevará a practicarse la amputación.
Naturalmente, parece obvio señalar que la terapéutica antibiótica,
complementando a las técnicas antes descritas, juega un papel muy importante en
el tratamiento del pie diabético. La determinación de los agentes microbianos
responsables de las infecciones será necesaria para la utilización de una correcta
antibioterapia específica (según el antibiograma) que posibilitará vencer la infección.
Ø AMPUTACIONES
Las amputaciones se realizan por:
◊ Deformidades congénitas.
◊ Traumatismos.
◊ Tumores.
◊ Infección e isquemia.
Las amputaciones en las infecciones y gangrena del pie diabético son
similares a las amputaciones practicadas por otras causas, en el sentido de que los
objetivos de la intervención quirúrgica están destinados a eliminar el proceso
patológico que perturba la función, que ocasiona incapacidad o que pone en peligro
la vida, por lo que debe recurrirse a la rehabilitación.
Ø CIRUGÍA ARTERIAL DIRECTA
La intervención quirúrgica del pie diabético viene indicada ante la
incapacidad del paciente para realizar sus actividades normales, la existencia de
signos y síntomas de la enfermedad arterial periférica (EAP): dolor de reposo,
úlcera isquémica, gangrena...
La técnica de cirugía directa sobre el árbol arterial (C.A.D.) consiste en la
sustitución e injerto de derivación, endarterectomía o una combinación de ambos
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13. cuando lo exijan las circunstancias.
La elección del procedimiento depende de la localización de la lesión, de la
longitud de esta obstrucción y de los materiales disponibles para la reparación.
En las obliteraciones de las arterias de gran calibre: aorta, ilíacas y femoral
común, es preferible la endarterectomía para las lesiones cortas y localizadas,
utilizando los injertos de dacron y PTFE si el proceso es extenso.
En el sector distal al ligamento crural, es decir en obliteraciones de femoral
superficial, poplítea y troncos distales tibioperoneos, excepcionalmente realizamos
intervenciones de endarterectomía con angioplastia en parche de vena o PTFE en
lesiones cortas. Frente a obliteraciones más o menos extensas optamos por el
injerto, que puede ser:
◊ Vena safena interna (VSI) invertida.
◊ Vena safena interna “in situ”.
◊ PTFE (preferible sólo hasta la 1a porción de poplítea).
Vena safena interna invertida: se extirpa toda la vena, se distiende con
suero salino y se invierte (VSI de 4 o más mm de diámetro).
Vena safena interna “in situ” (VSI de menos de 3,5 mm de diámetro): se
deja la vena “in situ” y el cabo superior de la safena se sutura directamente en la
arteria femoral común; el cabo distal se sutura en poplítea o a un tronco
tibioperoneo, según la extensión de la oclusión, rompiendo las válvulas de su
interior con un valvulotomo. Se ligan las colaterales de la vena.
Ø TRATAMIENTO DE LA ULCERA
El tratamiento local de la úlcera tiene como objetivo principal:
◊ Eliminar el tejido necrótico.
◊ Controlar la carga bacteriana.
◊ Controlar el exudado.
◊ Facilitar el crecimiento del tejido sano.
Para eliminar el tejido necrótico lo primero que habrá que hacer es la limpieza
de la lesión con suero fisiológico a temperatura ambiente realizando el secado
posterior con la mínima fuerza para no dañar el nuevo tejido.
El desbridamiento se hará cuando exista tejido necrótico ya que este
constituye un medio favorable para la infección impidiendo el proceso de
cicatrización.
Según el estado general del paciente y de la clase del tejido, la técnica de
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14. desbridamiento a realizar será:
◊ Desbridamiento cortante. Mediante la utilización de bisturí o tijeras
estando indicado en úlceras venosas cuando aparecen signos de
infección.
◊ Desbridamiento enzimático. Consiste en la utilización de enzimas
exógenas en la herida para eliminar el tejido muerto, como la
colagenasa (Iruxol mono). Resulta especialmente útil en úlceras de
patología arterial y diabético-isquémico. Este tipo de desbridamiento
presenta la ventaja de la retirada selectiva del tejido muerto sin dolor
y sin provocar sangrado, utilizándose en cuidados a largo plazo.
◊ Desbridamiento autolítico. Son las curas húmedas que favorecen el
desbridamiento natural del organismo.
Ø CUIDADO DE LAS LESIONES YA EXISTENTES
◊ Protección contra el daño que se asocia a la pérdida de sensibilidad
causada por lesión de los nervios periféricos.
◊ Tratamiento de la infección que pueda aparecer.
◊ Mejoría de la circulación evitando el uso de calzado o prendas
ajustadas.
◊ Control metabólico de la diabetes, es decir, comprobar que los niveles
de glucosa se encuentran dentro de los límites permitidos.
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15. COMO EVITAR LAS LESIONES DEL PIE DIABETICO
Un correcto control de la diabetes es capaz por si solo de prevenir, retrasar y
disminuir la aparición de estos serios cuadros cuya existencia justifica todos los
esfuerzos para la consecución de niveles de glucemia en sangre cercanos a la
normalidad. A los pacientes de riesgo, ancianos y aquellos que tienen mala
circulación, se les recomienda como buenas practicas de prevención los siguientes
cuidados rutinarios de los pies:
◊ Inspección diaria del pie para detectar lesiones ampollosas,
hemorragias, maceraciones o excoriaciones interdigitales. Se
utilizará un espejo para la inspección de la planta y talón.
◊ Lavar cada día los pies (no empaparlos) en agua caliente y jabón durante
cinco minutos. La temperatura se debe previamente comprobar con las
manos. Luego proceder a un buen aclarado.
◊ Se deben secar con meticulosidad, prestando atención especial a los espacios
interdigitales.
◊ Cambiar los calcetines y los zapatos dos veces al día.
◊ Las uñas deben cortarse con cuidado. Los pacientes con
manos temblorosas deben pedir a otras personas que se la
corten. Las uñas no deben ser mas cortas que el extremo del
dedo.
◊ No caminar nunca sin calzado. Utilizar zapatillas amplias en lugares como
la playa o piscina.
◊ No utilizar nunca bolsas de agua caliente o almohadillas eléctricas para
calentarlos.
◊ No utilizar nunca la resección de uñas encarnadas o callosidades. Acudir al
podólogo.
◊ Buscar detenidamente zonas resecas y fisuras en la piel,
sobre todo alrededor de las uñas y en los espacios
interdigitales. Deben espolvorearse con talco, si la piel está
húmeda, o recubrirse con crema hidratante, si la piel está
seca.
◊ Las plantas deben ser inspeccionadas con un espejo o por otra persona.
Debe tenerse un cuidado especial con los callos y las durezas, que deben ser
atendidas por un podólogo.
◊ No se deben utilizar antisépticos potentes (yodo), ni callicidas.
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16. ◊ Aplicar crema hidratante después del baño, pero no en los espacios
interdigitales por el riesgo de maceración
◊ Procurar caminar a diario.
◊ No fumar. El tabaco es muy perjudicial para los diabéticos, porque produce
vasoconstricción
◊ Notificar a su enfermera o médico de familia la aparición de hinchazón,
enrojecimiento o aceración aunque sea indolora.
◊ Evitar la presión de la ropa de la cama de los pies.
◊ Los zapatos deben ajustar bien (sin apretar) y ser confortables, dejando
espacio para que los dedos descansen en su posición natural.
◊ Los zapatos nuevos deben calzarse progresivamente, cada vez durante un
tiempo un poco más largo.
◊ Se deben utilizar calcetines de algodón o lana, mejor que de nylon. Deben
ser de la talla adecuada y no tener zurcidos ni costuras que puedan producir
presiones. Deben cambiarse diariamente.
◊ Caminar con los pies descalzos es peligroso, ya que una pequeña herida
puede tardar mucho en curarse.
◊ Otro aspecto de la prevención que merece cierta atención, es el diseño de
calzado a medida para los diabéticos con pies muy vulnerables. Estos
zapatos deben estar diseñados para redistribuir las fuerzas que soporta el pie.
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17. Bibliografía
• Jara Albarrán A (2001). El pie diabético.
An. Med. Interna (Madrid)
• Jordi Latorre, José R. Escudero, Antonio Rosendo (2006).
Anales de Cirugía Cardíaca y Vascular
• Protocolos de cuidados pie diabético.
Hospital Universitario Ramón y Cajal
• Fisterra Salud. Pie diabético
http://www.fisterra.com/salud/1infoconse/pieDiabetico.asp
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