1. REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
POLITÉCNICA DE LA FUERZA ARMADA
DECANATO DE POSTGRADO
NÚCLEO APURE
Asignatura: Gerencia del Conocimiento en Instituciones Educativas
EL ROL DEL DOCENTE EN LA CONFORMACIÓN DE UNA
DIDÁCTICA TECNOLÓGICA QUE FAVOREZCA LA
GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO EN AMBIENTES
VIRTUALES DE APRENDIZAJE
(Ensayo)
Facilitadora: Participante:
Dra. Mery J. Mirabal de T. Charles Carvajal
San Fernando de Apure, octubre del 2009
2. Los grandes avances en la ciencia y la tecnología, de acuerdo con
Ossa (s/f) van conquistando los distintos ámbitos que comprenden la vida.
Generando inevitablemente, cambios en el modo de pensar, sentir y
actuar como elementos fundamentales de lo cognitivo, axiológico y motor,
dimensiones esenciales del ser humano.
En consecuencia, el creciente desarrollo de la tecnología ha
provocado que la sociedad de manera paulatina, se convierta en una
sociedad del conocimiento. Esta sociedad, para Riveros y Mendoza
(2005) “es aquella en que la mayoría de los trabajos requieren una
educación formal y la capacidad para adquirir y aplicar conocimiento
teórico y analítico; es una sociedad en la cual las personas tienen el
hábito de aprender de manera permanente” (p. 319). Uno de los aspectos
característicos de la sociedad de la información, en palabras de Lacruz
(2005) “está en la demanda de nuevos perfiles personales y sobre todo
profesionales, que satisfagan las necesidades de profesionales con
cualidades, experiencia y aptitudes cambiantes día a día” (p. 5), ya que,
como señalan Marcelo y Lavié (2000):
Los conocimientos adquiridos durante la formación inicial del
profesional (…) se convierten rápidamente en obsoletos si el
profesional deja de preocuparse por seguir aprendiendo. El
aprendizaje y la formación suponen un desafío constante y
creciente, que está provocando la emergencia de un creciente
mercado de la formación permanente (p. 12).
Es por ello, que las tecnologías de la información y la comunicación
como elemento definitorio de esta sociedad, están trastocando el
quehacer cotidiano, transformando la educación y modificando los
contextos de aprendizaje y los métodos de enseñanza, así como, los roles
del docente y del estudiante. Se está entonces, viviendo de acuerdo con
Castell (2004) “uno de esos raros intervalos de la historia. Un nuevo
intervalo caracterizado por la transformación de nuestra cultura material
3. por obra de un nuevo paradigma tecnológico organizado en torno a las
tecnologías de la información” (p. 14).
En coherencia con lo anterior, en esta transformación educativa se
puede observar cómo, progresivamente, se está produciendo también un
cambio en las relaciones entre los tres agentes educativos involucrados
en el proceso de enseñanza – aprendizaje: los docentes, los estudiantes y
los contenidos; dando lugar a nuevas prácticas educativas y por lo tanto
creando nuevos escenarios educativos y roles, en los que el impacto y la
transferencia de las tecnologías de la información y la comunicación son
una realidad evidente.
En este sentido, para Lacruz (2005), se está frente al nacimiento de
la nueva sociedad en red (interconectada, intercomunicada,
interrelacionada...) cuyas cambiantes bases auguran importantes
alteraciones en los esquemas sociológicos acuñados durante siglos. En la
enseñanza, las tecnologías de la información y la comunicación van a
influir, sin duda, en los siguientes aspectos curriculares: la formación y
actividad de los docentes, la redefinición de los lugares formativos, los
enfoques didácticos y las estrategias de comunicación educativa, la
organización del centro escolar y en el papel que debe asumir el
estudiante.
De este modo, para la UNESCO (s/f)…”las nuevas tecnologías
están generando… una verdadera revolución que afecta tanto a las
actividades relacionadas con la producción y el trabajo como a las
actividades ligadas a la educación y la formación”... (p. 9). Así pues, las
sociedades actuales son de uno u otro modo sociedades de información
en las que el desarrollo de las tecnologías puede crear un entorno cultural
y educativo capaz de diversificar las fuentes del conocimiento y del saber.
4. En este contexto, Ballesteros (2004), señala que la actual sociedad
“…requiere personas con viva inquietud creativa e innovadora, con
espíritu crítico, reflexivo y participativo” (p. 20). Así los docentes en
general, están frente a una nueva realidad que les exige replantearse
profundos cambios en sus estilos de enseñanza, pues tal como lo afirma
Mason (2006), “la naturaleza de los nuevos entornos de aprendizaje se
concentra, en una ruptura de la distinción entre profesor – alumno y se
orienta hacia la construcción colectiva de la formación” (p. 45).
Entonces, se coincide con Cabero (2000), cuando plantea que la
incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación, en
especial la internet, va a tener un fuerte impacto en la modificación de los
estilos de enseñanza de los docentes, pasando del tradicional
suministrador de información a otros más novedosos: proveedor de
recursos para los estudiantes no sólo en la recomendación al estudiante
con los que deban de trabajar, sino lo que es más importante aún,
transformando los materiales para adaptarlos a las necesidades de los
alumnos; organizador del aprendizaje, en el sentido de crear en el aula
entornos específicos para su utilización y tiempo destinado para ello.
De allí pues, que al centrar la atención en el proceso de enseñanza
– aprendizaje, de acuerdo con López y Miranda (2007) se debe enfocar la
mirada en el cómo enseñan los profesores, más que en los contenidos
que explican. Las deficiencias didácticas y metodológicas de los docentes
tienen su origen en la escasa formación pedagógica de los mismos. Se
necesita un nuevo profesional de la educación que posea una preparación
didáctica – pedagógica, para que junto a su saber científico pueda
demostrar su saber hacer didáctica en las clases que imparte.
Se podría decir, a tenor de lo señalado, que la actual apatía y/o
desinterés que los estudiantes manifiestan por lo que sucede en clase, se
5. deba, según Lacruz (2005) a que la necesaria interacción estudiante –
docente no se produce, por que los profesores han dejado de
preocuparse del cómo enseñar, para darle mayor relevancia al qué
enseñar y se les olvida que estos contenidos si no se presentan de forma
atractiva y contextualizada no tienen valor por sí mismos, y de esta
manera es prácticamente imposible que favorezcan un aprendizaje
significativo.
Es por ello, que resalta lo expuesto por Pérez (citado por Lacruz,
2005) cuando asevera que “son esas nuevas exigencias las que nos
llevan a plantearnos la necesidad imperiosa de reconceptualizar el sentido
y alcance de lo educativo, la reformulación de los currículos y
especialmente de innovación en las estrategias didácticas” (p. 3).
De esta manera, parece ser que para los estudiantes, según
Lacruz (2005) cada día adquiere mayor significado y eficacia pedagógica
el cómo se les enseña, que los contenidos de esa enseñanza, en
consecuencia, el docente debe concentrar su atención en el cómo
enseñar, planteándose cambios en las estrategias didácticas y en los
recursos que se usan con ellas, teniendo presente el uso de las
tecnologías de la información y comunicación, no solo como planificador
y/o organizador de las actividades de enseñanza sino como principal
responsable de lo que ocurre en el proceso de enseñanza – aprendizaje.
En el mismo orden de ideas, López y Miranda (2007), consideran
que en la sociedad actual los docentes, sin tener que ser grandes
expertos en el manejo de tecnología, deberían tener dominio en el uso de
las herramientas básicas que ofrecen los nuevos avances tecnológicos
(manejo del navegador web, uso del correo electrónico, diseño de sitios
web a nivel informativo, diseño de webquests, manejo del procesador de
texto y de programas de tratamiento gráfico, entre otras herramientas),
6. siendo estos utensilios informáticos, de una forma progresiva cada vez
más motivadores, con entornos gráficos intuitivos y amigables,
orientándose inexorablemente de una usabilidad rupestre hacia una
usabilidad más amigable, intuitiva, afectiva (Montero y Martin, 2003), e
incluso a una usabilidad emocional (Kensei, s/f).
La incorporación y uso responsable de las tecnologías de la
información y comunicación en la educación, de acuerdo con Lacruz,
(2005), “no es el único elemento clave para resolver los problemas del
sistema educativo, por el contrario, son un instrumento curricular que por
sus especiales características van a generar cambios significativos en el
qué, cómo, cuándo, dónde enseñar y evaluar (p. 9). De modo que, para
Cabero (2002):
…estos nuevos canales tienden a favorecer tanto el aprendizaje
cooperativo como el autoaprendizaje, por medio de ellos se puede
favorecer y posibilitar formas más creativas de aprendizaje
permitiendo la interacción entre sus usuarios independientemente
del espacio y el tiempo en el que se sitúen. Los nuevos canales de
comunicación ofrecen la posibilidad de crear entornos más flexibles
y abiertos para el aprendizaje, que faciliten que el alumno pueda ser
un constructor activo de la información y adquirir aprendizajes
significativos por sí mismo (p. 8).
Para Torres (2005) la sociedad ha cambiado considerablemente en
un corto periodo de tiempo y continúa haciéndolo apresuradamente. Los
cambios que se han dado en la sociedad no sólo se deben al aumento
cuantitativo de la información disponible a raíz de los avances de las
nuevas tecnologías, ni en la inmediatez con que dicha información puede
llegar a los destinatarios, sino que están directamente relacionados con
todas las modificaciones culturales presentes hoy día, es decir, cambios
en la formas de comunicación, de trabajar, de diversión, y principalmente
en las formas de enseñar y aprender. Por este motivo, López (2004), al
7. referirse al rápido avance en el manejo de las tecnologías de la
información y la comunicación en el contexto educativo, expresa:
El internet se va convirtiendo, inexorablemente, en una especie de
tejido nervioso que se va desarrollando rápidamente en nuestras
sociedades y se perfila como una herramienta universal para el
profesorado… en la búsqueda, el intercambio de información, las
experiencias formativas y la investigación (p. 11).
Bajo esta perspectiva, para Pérez (2003) no queda duda, estas
tecnologías están modificando los hábitos, conceptos, costumbres y roles,
por lo cual, los profesionales de la educación necesitan conocer estos
medios. Su conocimiento, análisis, reflexión sobre las potencialidades y
consecuencias de su utilización, le permitirán adquirir un mayor nivel de
comprensión del cambio social y cultural en el que están inmersos.
Dentro de este marco, se comparte la opinión de Cabero (2003), en
relación a los cambios que deberá sufrir el rol del docente partiendo del
tradicional, transmisor de información, se impulsarán otras funciones,
como son el de consultor de información, facilitador de información;
diseñador de medios adaptados a las características de sus estudiantes y
potencialidades de la tecnología utilizada; evaluador permanente y asesor
– orientador.
De lo expuesto, se puede plantear, que con las nuevas tecnologías
el docente se convierte en un animador de la inteligencia colectiva de los
grupos. Desde este punto de vista, en opinión de Barberá, (2001), “su
actuación se dirige al acompañamiento y gestión del aprendizaje;
incitación al intercambio de conocimientos, mediación relacional y
simbólica o al pilotaje personalizado de los recorridos de aprendizaje” (p.
59). Más aun, consideran Cabero y otros (2001) que los docentes:
8. …tienen el derecho y el deber de investigar sobre los enigmas de
nuestra naturaleza y de la tecnología de nuestro contexto histórico
actual, para orientar en la formación de sus alumnos y que sean
capaces de relacionarse, interactuar, reflexionar críticamente con los
nuevos medios (p. 4).
En este sentido, los docentes deben estar en la capacidad de
desenvolverse en un contexto donde, tal y como lo señala Loscertales
(2000) “las nuevas tecnologías utilizadas racionalmente darán pie a una
formación humana más flexible, coherente y autónoma” (s/p). Por ende, el
papel de los docentes se halla expuesto a cambios que tendrán
implicaciones relevantes en el desempeño actual de sus funciones, pues,
a este respecto Salinas (2001) expresa “si la llegada de las tecnologías de
la información y la comunicación va a afectar las formas de enseñanza,
entonces el rol del docente se verá afectado” (s/p).
En atención a lo indicado anteriormente, el rol del docente en el
marco del uso de las tecnologías de la información y la comunicación da
importancia a acciones relativas a la correcta búsqueda, selección,
procesamiento y socialización de la información con la intención de formar
en los estudiantes habilidades y destrezas necesarias para trabajar con
los instrumentos tecnológicos aportados por la tecnologías de la
información y comunicación en la actualidad. Así mismo, los contextos de
aprendizaje diseñados por los docentes deben favorecer la formación en
un entorno donde el manejo de la información es prioridad.
A modo de generalización, cada día y con mayor premura los
avances tecnológicos originan cambios y necesidades de aprendizaje, por
lo cual, las propias sociedades imponen exigencias de formación que
implican modelos de enseñanza adaptables al binomio espacio (presencia
/ distancia) y tiempo (sincrónico / asincrónico). En este contexto, de
acuerdo con Olivar y Daza (2007), las tecnologías de la información y
comunicación “ofrecen una serie de posibilidades para la formación
9. específica en función del colectivo que se ha de formar y contenido que
se ha de impartir, son un medio que permite la implementación de nuevos
modelos pedagógicos” (p, 25), por tanto, se requiere que el docente haga
uso de una didáctica tecnológica; ya que, en la medida que las formas de
enseñar han evolucionado, las formas de aprender también lo han hecho
y con ello las condiciones de cómo enseñar se van replanteando y
adaptando a las exigencias de los adelantos científico – tecnológicos.
10. REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
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[Documento en Línea].Disponible:
http://www.tecnologíaedu.us/revistaslibros/organiz.html. [Consulta:
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Olivar, A. y Daza, A. (2007), Las Tecnologías de la Información y
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[Documento en Línea]. [Consulta: 2009, marzo 16].
Riveros, V. y Mendoza, M. (2005). Bases Teóricas para el Uso de la TIC
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