2. Hacia el 2330 a.C. la región fue conquistada por los acadios, pueblo semítico del
centro de Mesopotamia. Su rey, Sargón I el Grande (que reinó hacia el 2335-2279 a.C.),
fundó la dinastía de Acad, y en su época la lengua acadia comenzó a sustituir al
sumerio. Los gutis, tribu de las colinas del este, acabaron con el dominio acadio hacia
el 2218 a.C., y, después de un intervalo, la III Dinastía de Ur llegó a dominar gran parte
de Mesopotamia. En Ur, hubo un florecimiento final de las tradiciones sumerias. Los
invasores precedentes del reino norteño de Elamdestruyeron la ciudad de Ur hacia el
2000 a.C. Bajo su dominio ninguna ciudad consiguió el control total hasta mediados del
siglo XVIII, cuandoHammurabi de Babilonia unificó el país durante algunos años al final
de su reinado. Al mismo tiempo, una familia amorrea obtuvo el control deAssur en el
norte; sin embargo, tanto Babilonia como Assur pronto cayeron a manos de los recién
llegados. Hacia el 1595 a.C. los hititastomaron Babilonia que poco después cayó bajo
el control de los casitas. Durante los 400 años siguientes Babilonia se desarrolló
notablemente; sus reyes adquirieron un poder similar al de los faraones de Egipto y su
población estableció amplias relaciones comerciales. Assur cayó en manos del reino
de Mitanni, fortalecido por los hurritas procedentes del Cáucaso, quienes
probablemente estaban relacionados con el pueblo de Urartu. Los hurritas habían
estado en Mesopotamia durante siglos, pero después del 1700 a.C. se extendieron por
todo el norte y también por Anatolia.a
3. Bajo los persas, Mesopotamia se dividió en las satrapías (provincias)
de Babilonia y Assur, desempeñando Babilonia un papel
fundamental en el Imperio. La lengua aramea, ampliamente
hablada con anterioridad, se convirtió en el idioma común, y el
establecimiento de un gobierno imperial trajo consigo la estabilidad
a la región. Sin embargo, al final, el régimen fue demasiado
opresivo y la prosperidad de Mesopotamia declinó .
4. Tras la conquista de Asia Menor por Alejandro Magno en el 331 a.C., la
dinastía helenística de los Seléucidas, fundada por Seleuco I gobernó
en Mesopotamia. Se fundaron una docena de ciudades, la más
importante de las cuales fue Seleucia del Tigris, trayendo la cultura, el
comercio y una renovada prosperidad helenística a la región. También
se construyó un nuevo sistema de canales, el Nahrawan. Hacia el
250 a.C. los gobernantes Arsácidas de Partia tomaron Mesopotamia a
los Seléucidas. Los partos organizaron su imperio además de organizar
distintos estados vasallos, en los que las ideas griegas y persas se
mezclaron. Tras rechazar los ataques romanos, los partos cayeron en el
226 d.C. a manos de los Sasánidas de Persia, cuyo dominio se extendió
desde el Éufrates hasta el actual Afganistán. Establecieron un gobierno
eficaz, con una jerarquía de funcionarios, y mejoraron el sistema de
canales de riego y drenaje. El conflicto intermitente en el noroeste con
la provincia romana de Siria, posteriormente parte del Imperio bizantino
(después del 395), y con los árabes en las zonas fronterizas del
desierto, condujeron a la destrucción del Imperio de los Sasánidas en el
635 a manos de los árabes, quienes llevaron consigo la nueva religión
islámica