El documento resume las enseñanzas de Isaías sobre el plan de redención, el ayuno y el sábado. Isaías invita a buscar la salvación gratuita en Dios y a imitarlo ayudando a los necesitados y honrando el sábado. Aunque la redención es un misterio, trae bendiciones al concentrarse en Dios y en los demás en lugar de en uno mismo.
3. El plan de redención:
El alto precio de la salvación. Isaías 55:1-5.
Más allá de nuestra comprensión. Isaías 55:6-13.
El ayuno:
El ayuno que desagrada a Dios. Isaías 58:1-5.
El ayuno que agrada a Dios. Isaías 58:6-12.
El sábado:
Deleitarse en Dios. Isaías 58:13-14.
Como si estuviésemos oyendo a Jesús mismo, Isaías nos invita
a ir a los brazos divinos para calmar nuestra sed de salvación
(Mateo 11:28; Juan 4:13-14); a compartir lo que tenemos con
el necesitado (Lucas 6:35); y a disfrutar de la compañía del
“Señor del sábado” (Mateo 12:8).
4. “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad
y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche” (Isaías 55:1)
¿Comprar sin dinero, sin tarjeta de crédito, sin cheques, sin
transferencias bancarias? ¿Cómo puede ser eso?
Efectivamente, Dios pone a nuestra
disposición la salvación sin pedir nada a
cambio, y sin ponerle precio alguno.
Sin embargo, debemos comprarla. No es
algo sin valor. La salvación tiene un gran
valor, costó un gran precio. Si la queremos,
tenemos que valorarla, desearla, y pedirla
(Hechos 16:30-31).
Fue al precio de la muerte de Dios mismo que se consiguió nuestra
salvación. Y Dios nos la ofrece como un regalo de amor (Romanos 6:23).
5. “La salvación es un don gratuito, y sin embargo ha de
ser comprado y vendido. En el mercado administrado
por la misericordia divina, la perla preciosa se
representa vendiéndose sin dinero y sin precio. En
este mercado, todos pueden obtener las mercancías
del cielo…
El Evangelio de Cristo es una bendición que todos
pueden poseer. El más pobre es tan capaz de comprar
la salvación como el más rico; porque no se puede
conseguir por ninguna cantidad de riqueza
mundanal. La obtenemos por una obediencia
voluntaria, entregándonos a Cristo como su propia
posesión comprada”
E.G.W. (Palabras de vida del Gran Maestro, pg. 88-89)
6. Nuestra mente no puede comprender el misterio de la
salvación. Solo puede ser discernido espiritualmente (1Co.
2:14). Por eso, Dios nos da el conocimiento necesario para
comprender los fundamentos de la salvación (1Tim. 2:3-4).
Este conocimiento irá aumentando a través de nuestra
relación diaria con Cristo (Col. 1:10; 2P. 3:18). Pero aún así,
no podremos llegar a comprenderlo plenamente. El plan de
la redención será nuestro estudio por la eternidad.
“[El tema de la redención] Será la
ciencia y canción de los redimidos por
los siglos sin fin de la eternidad. ¿Acaso
no merece ser estudiado y meditado
cuidadosamente ahora?” (E.G.W., “La
verdad acerca de los ángeles”, pg. 304).
7. El día de la expiación era el único día de ayuno ordenado por Dios en
todo el año. Por esto se lo llamaba “el ayuno” (Hch. 27: 9). Los otros
ayunos diarios o semanales, que fueron añadidos posteriormente, no
eran exigidos por Dios, ni recibían su aprobación (Zac. 7:3-10).
Esperaban recibir la aprobación divina
por su ayuno (Is. 58:3). Sin embargo,
recibieron una respuesta inesperada:
“no ayunéis como hoy, para que
vuestra voz sea oída en lo alto” (v. 4).
A través de su “religiosidad”
esperaban ablandar el corazón de Dios
y comprar su perdón. Pero Dios no
estaba pidiendo nada de esto.
8. “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa;
que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” (Isaías 58:7)
Curiosamente, lo que agrada a Dios no tiene nada que ver con dejar de
tomar alimentos. Consiste en compartir lo que tengo, en preocuparme
por las necesidades de los demás. En definitiva, es una forma de vivir.
Cuando manifestamos en
nuestra vida el amor
hacia los demás, Dios se
agrada de nuestro ayuno,
nos pastorea, sacia
nuestra alma y nos
vigoriza (Isaías 58:11).
“La religión pura y
sin mácula delante
de Dios el Padre es
esta: Visitar a los
huérfanos y a las
viudas en sus
tribulaciones, y
guardarse sin
mancha del mundo”
(Santiago 1:27).
9. “Si retrajeres a causa del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo
llamares delicia; y al día santo de Jehová, honorable; y lo honrares, no andando en tus
propios caminos, ni buscando tu negocio, ni hablando de él, entonces te deleitarás en
Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad
de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado” (Isaías 58:13-14)
¿Qué relación existe entre afligir el alma, ayudar a
los demás y guardar el sábado?
Los tres requieren concentrarse en Dios y en sus
prioridades, y reconocer nuestra dependencia de Él.
Los tres son maneras en las que buscamos la
santidad al imitar a Dios, quien se humilló a sí
mismo (Filipenses 2:8), demostró bondad abnegada
(Hechos 10:38), y descansó y honró el sábado
(Génesis 2:2-3).
Además de ser un deleite, la observancia del
sábado trae bendiciones especiales (v. 14).
10. “Las buenas acciones son una doble
bendición, pues aprovechan al que las
hace y al que recibe sus beneficios. La
conciencia de haber hecho el bien es una
de las mejores medicinas para las
mentes y los cuerpos enfermos. Cuando
el espíritu goza de libertad y dicha por
el sentimiento del deber cumplido y por
haber proporcionado felicidad a otros,
la influencia alegre y reconstituyente
que de ello resulta infunde vida nueva al
ser entero”
E.G.W. (El ministerio de curación, pg. 199)
11. Te invitamos a bajar y
estudiar cada una de
las 13 lecciones de esta
serie:
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