2. “Porque todo sumo sacerdote, escogido
entre los hombres, está constituido a
favor de los hombres en lo que se
refiere a Dios, para ofrecer dones y
sacrificios por los pecados; y puede
compadecerse de los ignorantes y
extraviados, ya que él mismo está
rodeado de debilidad y a causa de ella
debe ofrecer expiación por lo pecados,
tanto por los del pueblo como por los
suyos. Y nadie se atribuye este honor,
sino el que es llamado por Dios, como
Aarón.”
9. Actúa en el nombre y con el poder de
Cristo
Actúa en la persona de Cristo Cabeza
10. ¿Cuál es el origen¿Cuál es el origen
del Ordendel Orden
Sacerdotal?Sacerdotal?
11. "Como mi Padre me envió, así yo
os envío a vosotros”
Cristo "Subió a un monte y llamando a los
que quiso, vinieron a Él, y designó a doce
para que le acompañaran y para enviarlos a
predicar“ (Mc. 3, 13-15);
Fue establecido en la
última cena
12. ¿Cuáles son los¿Cuáles son los
efectos delefectos del
Sacramento delSacramento del
Orden?Orden?
25. 1 Episcopado
Ministros con el
sacramento del orden
Conceden a los
presbíteros
cualquier poder
de régimen y el
encargo de
predicar la
palabra
Funciones:
-Conferir el sacramento del orden
-Consagración de los santos óleos
-Derecho a predicar
-Gobernar diócesis con permiso del Romano
Pontífice
27. “Te pedimos, Padre todopoderoso,
que confieras a estos siervos tuyos la
dignidad del presbiterado; renueva
en sus corazones el Espíritu de
santidad;
reciban de Ti el sacerdocio de
segundo grado y sean, con su
conducta, ejemplo de vida.” (Forma)
29. “Sólo el varón bautizado recibe válidamente
la ordenación”
Se requiere:
Intención
Habitual
Actual
en la que se hace constar
que reciben el orden
Es básico:
Voluntad divina
Vocación
Estado de gracia
y
30. Requisitos importantes
Dimisoria: acto que
autoriza la ordenación
de alguien
Ciencia suficiente, que
incluye lo debido
conocimiento del
sacramento del orden.
Las obligaciones
que lleva consigo
el sacramento.
33. ¿Por qué no se puede ser
sacerdote?
Mutilarse a sí mismo o a otro, doloso y gravemente.
34. Tampoco por
Desempeñar un cargo o tarea de
administración prohibido a los clérigos.
Acto de potestad de
orden reservado a los
obispos o a los
presbíteros.
37. ¿Cuáles son las condiciones¿Cuáles son las condiciones
para administrar el orden?para administrar el orden?
Consagración por
obispos
En la ordenación
deben estar
presentes al menos
otros dos obispos.
Ser obispo y tener
constancia del
mandato del
Romano Pontífice.
38. Para la ordenación de
presbíteros y diáconos
Otras condicionesOtras condiciones
El ministro es
el propio
obispo
Obispo debe
estar en estado
de gracia
El obispo debe
cerciorarse de la
idoneidad del candidato,
de acuerdo a las normas
establecidas.
Si se trata de un súbdito ajeno,
ha de recibir información
escrita del mismo que envía las
letras dimisorias, conocidos
como cartas testimoniales.
39. “En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que
va a juzgar a vivos y muertos, por su
manifestación y por su reino, te advierto
seriamente: predica la palabra, insiste con
ocasión y sin ella, reprende, reprocha y
exhorta siempre con paciencia y doctrina.
Pues vendrá un tiempo en que no soportarán
la sana doctrina sino que se rodearán de
maestros a la medida de sus pasiones para
halagarse el oído. Cerrarán su oídos a la
verdad y se volverán a los mitos. Pero tú sé
sobrio en todo, sé recio en el sufrimiento,
esfuérzate en la propagación del Evangelio,
cumple perfectamente tu ministerio.”
(2 Timoteo 4, 1-5)
Sacramento por el que algunos fieles son llamados a ser constituidos ministros sagrados,
Ser marcados con un carácter indeleble: Son consagrados y destinados a guiar al pueblo de Dios, desempeñando en la persona de Cristo Cabeza las funciones de enseñar, santificar y regir.
si atendemos a su etimología y concepto, “orden”, es cierta disposición de cosas superiores e inferiores que están entre sí ajustadas, que una se relaciona con otra.
Este sacramento se llama orden sagrado porque consiste en grados ordenados, jerárquicamente subordinados entre sí, de los que resulta la jerarquía eclesiástica
Tiene el poder de santificar, regir y enseñar.
Santifica administrando los sacramentos, sobre todo la Penitencia y la Eucaristía. Rige dirigiendo a las almas, orientando su vida hacia la santidad.
Y enseña anunciando a los hombres el Evangelio.
Actúa ‘en la persona de Cristo Cabeza’:
Actúa en el nombre y con el poder de Cristo.
Cristo "Subió a un monte y llamando a los que quiso, vinieron a Él, y designó a doce para que le acompañaran y para enviarlos a predicar“ (Mc. 3, 13-15); "No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros"
Les confió una misión y les dio unos poderes particulares:
Poder de perdonar los pecados: "A quienes perdonareis los pecados les serán perdonados" (Jn. 20, 23; cfr. Mt. 16, 19; 18, 18);
Poder de administrar los demás sacramentos y de predicar la palabra de Dios: "Id y enseñad a toda la gente, bautizándola en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto os he
mandado" (Mt. 28, 19-20); "Como mi Padre me envió, así yo os envío a vosotros" (Jn. 20, 21).
1.- Carácter indeleble
Constituye al sujeto en sacerdote para siempre.
Lleva a su plenitud el sacerdotal (esse sacerdotale). Perfecciona el poder sacerdotal (posse sacerdotale).
Corona la capacidad de ejercer fácilmente ese poder sacerdotal (bene posse sacerdotale) que el fiel ya tiene por el bautismo y la confirmación.
Potestad espiritual
En la jerarquía de la Iglesia se distinguen 2 planos:
La jerarquía de orden: formada por los obispos, presbíteros y diáconos. Su finalidad es ofrecer el Santo Sacrificio y
administrar los sacramentos.
La jerarquía de jurisdicción: formada por el Papa y los obispos en comunión con él, los presbíteros y diáconos se insertan en ella a través de su colaboración con el Ordinario respectivo.
Gracia santificante y gracia sacramental:
Aumenta la gracia santificante.
Otorga la gracia sacramental:
la ayuda sobrenatural necesaria para poder ejercer debidamente las funciones correspondientes al grado recibido.
Grados de participación sacerdotal:
El Episcopado (obispos)
El Presbiterado.
(sacerdos)
El Diaconado
Estos son los tres grados conferidos por un
acto sacramental llamado ‘ordenación.
(les ayuda y les sirve)
“Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: "No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo, mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra".Pareció bien la propuesta a toda la asamblea y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, A Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquia; los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos.”
(Hch. 6, 1-6)
El diaconado ofrece a la Iglesia la posibilidad de contar con una persona de gran ayuda para las labores pastorales y ministeriales.
Un diácono puede:
Bendecir matrimonios
Evangelizar
Bautizar
Celebrar la liturgia de la Palabra
Predicar
Catequizar.
Asistir a los enfermos con el viático
No puede, a diferencia del sacerdote:
Celebrar el sacramento de la Eucaristía
Confesar
Administrar el sacramento de la unción de los enfermos.
Los presbíteros (del griego presbyterós = anciano), aunque no tienen la
plenitud del sacerdocio y dependen de los obispos en el ejercicio de su
potestad, tienen el poder de:
Consagrar el Cuerpo y la Sangre de Cristo;
Perdonar los pecados.
Ayudar a los fieles con las obras y la doctrina.
Administrar aquellos otros sacramentos que no requieran
necesariamente el orden episcopal.
Entre los ministerios de la Iglesia, ocupa el primer lugar.
Son los obispos quienes tienen el ministro del sacramento del Orden, es decir, son
quienes conceden a los presbíteros cualquier poder de régimen que puedan tener sobre
los demás fieles, y el encargo de predicar la palabra divina.
Funciones:
Conferir el sacramento del orden.
Terminar el ciclo de la iniciación cristiana confiriendo el sacramento de la confirmación.
La consagración de los santos óleos.
El derecho a predicar en cualquier lugar.
El ser colocados al frente de las diócesis o Iglesias locales y gobernarlas con
potestad ordinaria, bajo la autoridad del Romano Pontífice.
Le corresponde, en su diócesis, dictar normas sobre el seminario sobre la
predicación, sobre la liturgia, etc.
Entre los ministerios de la Iglesia, ocupa el primer lugar.
Son los obispos quienes tienen el ministro del sacramento del Orden, es decir, son
quienes conceden a los presbíteros cualquier poder de régimen que puedan tener sobre
los demás fieles, y el encargo de predicar la palabra divina.
Funciones:
Conferir el sacramento del orden.
Terminar el ciclo de la iniciación cristiana confiriendo el sacramento de la confirmación.
La consagración de los santos óleos.
El derecho a predicar en cualquier lugar.
El ser colocados al frente de las diócesis o Iglesias locales y gobernarlas con
potestad ordinaria, bajo la autoridad del Romano Pontífice.
Le corresponde, en su diócesis, dictar normas sobre el seminario sobre la
predicación, sobre la liturgia, etc.
En la ordenación de presbíteros las palabras
esenciales de la oración que el obispo dice
después de que el ordenado ha recibido la
imposición de las manos, son:
“Te pedimos, Padre todopoderoso, que confieras a
estos siervos tuyos la dignidad del presbiterado;
renueva en sus corazones el Espíritu de santidad;
reciban de Ti el sacerdocio de segundo grado y
sean, con su conducta, ejemplo de vida.”
En la ordenación de presbíteros las palabras
esenciales de la oración que el obispo dice
después de que el ordenado ha recibido la
imposición de las manos, son:
“Te pedimos, Padre todopoderoso, que confieras a
estos siervos tuyos la dignidad del presbiterado;
renueva en sus corazones el Espíritu de santidad;
reciban de Ti el sacerdocio de segundo grado y
sean, con su conducta, ejemplo de vida.”
"Sólo el varón bautizado recibe válidamente la ordenación"
Intención, se requiere al menos habitual (la que se tenía antes y no se
retractó), aunque en la práctica ser intención actual (es decir, en el
momento de recibir el sacramento).
Antes de recibir la ordenación, los candidatos deben entregar al
superior legítimo una declaración escrita de puño y letra, en la que
hagan constar que reciben el orden espontánea y libremente.
Se requiere, por voluntad divina, vocación y estado de gracia.
Letras dimisorias (cfr. CIC, c. 1018).
Dimisoria es el acto por el que se autoriza la ordenación de alguien,
realizado por quien tiene la facultad de dar esa autorización.
Ciencia suficiente, que incluye el debido conocimiento de todo lo que se
refiere al sacramento del orden, y a las obligaciones que lleva consigo.
Para recibir el diaconado, es necesario haber terminado el quinto año del ciclo de estudios filosófico-teológicos.
Son 25 años para poder recibir el presbiterado
Para el diaconado caben dos posibilidades:
Si el diácono va a ser destinado al presbiterado necesita tener al menos 23 años; si va a
ser destinado permanentemente y está casado, necesita al menos 35 años y el consentimiento de su mujer.
Para el episcopado es necesario el Doctorado, o al menos la Licenciatura en Sagradas Escrituras, Teología o Derecho Canónico; o, en su defecto, pericia en esas materias. Y tener 35 años para el episcopado.
El intersticio es un espacio de tiempo que debe existir entre los dos primeros grados del sacramento del orden, con la finalidad de que se pueda ejercitar el orden recibido de al menos seis meses entre el diaconado y el presbiterado.
Haber recibido el sacramento de la confirmación. Rito de admisión, los interesados han de ser admitidos como candidatos por la
autoridad competente con un rito litúrgico establecido, la solicitud escrita y firmada de
puño y letra.
Ausencia de irregularidades e impedimentos. La irregularidad es una clase de
impedimento que se caracteriza por la perpetuidad. Mientras que al impedimento que no
es perpetuo se le clasifica de simple impedimento. Como padecer de amnesia u otra
enfermedad psíquica, hacer caído en apostasía, herejía o cisma. Haber hecho ejercicios espirituales, al menos durante cinco días, antes de recibir la
ordenación
Atentar al matrimonio, aun sólo civil, estando impedido por vínculo, orden sacerdotal o voto público perpetuo de castidad.
Procurar o cooperar positivamente en un aborto, habiéndose éste verificado.
Cometer homicidio voluntario.
Mutilarse a sí mismo o a otro, dolorosa y gravemente.
Tampoco por
Haber intentado suicidarse.
Realizar un acto de potestad de orden reservado a los obispos o a los presbíteros.
Haber sido bautizado recientemente y, por tanto, no estar suficientemente probado.
Estar casado.
Desempeñar un cargo o tarea de administración prohibido a los clérigos.
Celibato sacerdotal.
Santidad de vida.
Lectura de la Sagrada Escritura; Rezo cotidiano de la liturgia de las horas.
Sacrificio de la Eucaristía. Como centro de toda su vida tener la celebración de la Misa.
Oración mental diaria.
Acudir frecuentemente al sacramento de la penitencia.
Asistir a los retiros espirituales prescritos por la autoridad legítima. Tener peculiar veneración a la Madre de Dios.
Usar el traje eclesiástico: el cual es un signo que evidencia en el seno de la comunidad el testamento público que cada sacerdote está llamado a dar de la propia identidad y especial pertenencia a Dios.
Para la consagración por obispos
Se requiere ser obispo y tener constancia del mandato del Romano Pontífice.
Además, en la ordenación deben estar presentes al menos otros dos obispos.
Otras condiciones
El ministro es el propio obispo. El ministro debe estar en estado de gracia.
El obispo que ordena debe cerciorarse debidamente de la idoneidad del candidato, de acuerdo a las normas establecidas.
Cuando el obispo ordena a un súbdito propio, él debe asegurarse de la idoneidad; si se trata de un súbdito ajeno, ha de recibir esta información escrita del mismo que envía las letras dimisorias. Estos certificados escritos reciben el nombre de cartas testimoniales
Y para concluir con la presente exposición cuya finalidad es reconocer el carácter necesario, sagrado, santificante y salvifico del orden sacerdotal, haremos mención de un fragmento de la segunda carta a Timoteo, capítulo cuarto, versículos del 1 al 5. En el cual afirma con carácter actual aquel rigor con que deben seguir la vocación los ministros de Dios.