1. Escudo de Andalucía Capítulo III
RESEÑA HITÓRICA
A veces, las aventuras son exageradas y deformadas hasta convertirse en leyendas. También
suele ocurrir que se relegue al terreno de lo mitológico aquella existencia que no se pudo
comprobar, o porque las creencias religiosas de donde proceden no fueron comprendidas. Algo
así pudo ocurrir con Hércules, protagonista de nuestra simbología andaluza y principal encartado
en aquella lejana aventura por tierras de Andalucía.
Reinaba en Tartessos el rey Gerión, hijo de Chrysaor y Kalirhoe, nacido en la montaña de la
Plata –por la zona de Cazorla- y adorado como un dios por el carácter fecundo, pacífico y
poderoso de su ser civilizador.
En aquel tiempo en el que las brumas del olvido cubren cualquier atisbo de luz, en la vieja
península ibérica floreció un lejano reino, Tartessos, cuyas fronteras besaban sin pudor las
costas de Africa. El reino de los dioses, al Oeste del mundo, abría entonces un balcón por el que
contemplaban las ricas historias que sucedían en aquellas tierras. Una de ellas alcanzó tal fama
que sus ecos llegan aún hasta hoy, y a la par, constituye la herencia más antigua de la mitología
hispánica. Es la historia de Gerión, también llamado Gritón, el héroe de las tres cabezas.
Su abuela fue la gorgona Medusa, hija del Mar. Cuando Perseo le cortó la cabeza, de la sangre
de Medusa nacieron Pegaso y Crisaor, que fue su padre. Gerión reunía en su persona la
excelencia de la Trinidad: tres cabezas, tres mentes capaces de alcanzar las cotas más altas de
la sabiduría. Bajo la tríada de las testuces, tres poderosos torsos armados cada uno con dos
brazos como troncos de árbol lo hicieron invencible en la batalla. Además de su monstruosa
figura, Gerión tenía también alas, pues los dioses habían pensado que tres cuerpos eran
demasiado lastre para sólo dos piernas, y lo habían concebido alado cual ángel.
Muchos asesinos trataron de acabar con su vida a traición, pero nunca pudieron cogerlo
desprevenido, siempre tenía una de sus cabezas despierta y alerta, mientras otra dormía y una
tercera estudiaba. Por ello no es de extrañar que se convirtiera en uno de los reyes más
poderosos de la tierra conocida. Su reino estuvo formado por las tres islas del delta del río
Guadalquivir, y ocupaba la actual marisma. En él floreció la riqueza: abundaban el oro, las viñas
y los olivos.
Aplicación figurada del
tesoro del Carambolo,
joyas tartéssicas de alto
nivel de orfebrería en oro,
encontradas en Sevilla que
podrían haber pertenecido
a un rey tartéssico.
2ª edición para cosasdeandalucia.com Fernando Repiso Rodríguez
2. Escudo de Andalucía Capítulo III
Según los relatos más antiguos, posible situación del estado
y la ciudad de Tartesso, localizados en el entorno que hoy
forman las Marismas y gran parte del coto de Doñana.
Se reproduce a continuación algunos pasajes de la quot;Ora Marítimaquot; de Avieno que describen el
emplazamiento de la ciudad de Tartessos:
quot;El río Tartessos, que fluye del lago Ligustino (actual Sevilla) por abiertos campos, ciñe por
todas partes con su corriente la isla (donde se hallaba la ciudad de Tartessos), pero no corre por
un solo cauce ni surca de una sola vez el suelo subyacente, ya que por la parte oriental trae tres
bocas a los campos, mientras que con dos veces dos bocas bañan la parte meridional del
territorio de la ciudad. Luego, por encima de la misma ligustina está recostado el monte
Argentario, así llamado por los antiguos a causa de su hermosura, pues el estaño brilla
espléndidamente en sus laderas y aún mayor resplandor despide en los aires de lejos, cuando el
sol toca con sus rayos sus cumbres elevadas. El mismo río arrastra en sus aguas partículas de
pesado estaño y lleva el rico metal a las mismas murallas de Tartessos.......quot;
El lago Ligustino que cita Avieno se situaba en la desembocadura del Guadalquivir,
correspondiendo a lo que hoy son las marismas que llegaban hasta Sevilla, colmatadas por los
arrastres aluviales del río. Varios siglos después el geógrafo Estrabón, ya en tiempos del cambio
de Era, confirmaría la ubicación de la antigua ciudad indicando que: quot;Parece ser que en tiempos
anteriores llamóse al río Betis -Guadalquivir- Tartessos y a Gadeira -Cádiz- y sus islas vecinas
Erýtheia. Así se explica que Stesíchoros, hablando del pastor Gerión, dijese que había nacido
casi enfrente de la ilustre Erýtheia, junto a las fuentes inmensas de Tartessos, de raíces
argénteas, en un escondrijo de la peña. Y como el río tiene dos desembocaduras, se dice
también que la ciudad de Tartessos, homónima del río, estuvo edificada antiguamente en la
tierra sita entre ambasquot;.
Estas indicaciones de Estrabón y del Periplo de Avieno, junto con otras similares reflejadas por
autores como Pausanias, Mela, etc., llevaron al historiador Adolfo Schulten a buscar la ciudad de
Tartessos en la zona de la desembocadura del Guadalquivir, actual Coto de Dañana, de donde
sólo pudo documentar el famoso anillo con la inscripción “poseedor sé feliz”, dejando pendiente
los inaccesibles restos arqueológicos del templo de la diosa Astarté, diosa de la noche, los cielos,
2ª edición para cosasdeandalucia.com Fernando Repiso Rodríguez
3. Escudo de Andalucía Capítulo III
las estrellas y la fertilidad, supuestamente ubicado debajo de la ermita del Rocío, según algunos
historiadores. Lugar precursor de muchas peregrinaciones y romerías actuales.
Tartessos bajo la administración del poderoso Gerión, fue todo esplendor: el río Guadalquivir
venerado por todos y utilizado por los griegos para significar la fecundidad de sus corrientes; el
culto al toro, las leyes escritas en verso y la organización política y social eran ejemplos para
otros pueblos, así como la abundancia de metales y el poderío comercial tan deseado por todos.
Según Estrabón -63 a.C.-, los turdetanos heredaron de Tartessos anales escritos, poemas y
leyes en forma de versos de una antigüedad de 6.000 años.
Los pueblos mediterráneos en contacto con Tartessos consideraban el actual estrecho de
Gibraltar como final de navegación, a partir del cual nacía la inquietud por el enigmático Océano
Atlántico como mundo de atrayentes nieblas y secretos. El Mar Tenebroso, Océano sin límites
donde Helios –el dios Sol- descansaba (poniente). Dominio desconocido y en cierto modo
vedado ya que los navegantes tirios, nada más llegar a Calpe (Gibraltar) consideraban
culminado el viaje, por lo que la formación rocosa del estrecho jugará un papel importante en el
relato que nos ocupa. La famosa roca o Peñón de Gibraltar tiene frente a sí, en Ceuta, una
”hermana” africana: el Djebel Musa, de su misma naturaleza y parece ser que en tiempos
remotos fueron un solo cuerpo, ya que el estrecho se abrió a finales del Terciario y ambas
formaciones rocosas tienen igual composición calcárea, fauna y flora.
Estrecho de Gibraltar, abierto a
finales del Terciario, puerta del
Mediterráneo al Atlántico y acceso de
los pueblos mediterráneos al Mar
Tenebroso. Las grandes corrientes
provocadas por su estrechez en
aquellos tiempos, empujaron a
navegantes y comerciantes como
Hércules, hacia las tierras andaluzas
de Tartessos. Frente a frente, las
míticas “dos columnas”: el Peñón y el
Djebel Musa.
En el mundo antiguo, estas dos grandes rocas serían consideradas como dos columnas que
señalizaban la enigmática puerta y ponían fin al mundo conocido. La leyenda de que Hércules,
con su amigo Ispulus (presuntamente fundador, o al menos raíz de Híspalis –Sevilla-) abriesen
la legendaria puerta era creencia general de los pueblos del Mediterráneo. Uno de los que así lo
creían eran los fenicios, que ocupaban la reducida franja costera del Mediterráneo al norte de
Palestina.
Los fenicios de Tiro y Sidón estaban muy contactados con Tartessos, hasta el punto de que sus
factorías o colonias en la costa andaluza realizaban importantes operaciones comerciales. A
2ª edición para cosasdeandalucia.com Fernando Repiso Rodríguez
4. Escudo de Andalucía Capítulo III
Tartessos trajeron púrpuras, brazaletes, nuevas semillas –como el olivo-, renovadoras ideas y
métodos, y la importante industria del salazón. Su afán, lo que más les apetecía de aquí eran los
minerales: el cobre, estaño, plomo, plata, oro, y un largo etcétera eran cargados en sus
crujientes naves a cambio de lujos, caprichos y refinamientos orientales.
Conocida la situación del estrecho, las operaciones comerciales con el pueblo púnico y sin
olvidar el período de esplendor que atraviesa Tartessos, volvamos a aquella lejana “leyenda”.
Un comerciante tiro-fenicio llamado Merkalt había cruzado el mediterráneo y superado las
famosas columnas del estrecho. Había recibido la misión –disfrazada de castigo y órdenes del
rey Euristeo- de derrotar al rey Gerión y robarle una de sus posesiones más preciadas: sus
vacadas, espléndidos toros rojos, y conducirlos a la ciudad de Tirinto. En su periplo, Melkart
había dado muerte al gran león de Apera, y utilizando su piel a modo de vela, desembarca en
Tartessos dirigiéndose al monte Abas, donde pastaba el ganado de Gerión. Al cargo de la
manada, Gerión había colocado a sus seres de confianza: al perro de doble cabeza Orthus y al
pastor Eurytión. Merkalt aplasta con su maza a Eurytión y al fiel Orthus, recoge una gran parte
de la manada de toros y emprende el camino de vuelta a Micenas.
Posiblemente los toros
en cuestión fueron los
antepasados de esa
magnífica raza, hoy
retinta o gaditana, que
pasta en las dificultosas
marismas del delta del
Desde tiempo inmemorial estos vacunos gozaban de reputación por su sobriedad, rendimientos
en carne y comportamiento como animales de tracción. A ellos se refieren las citas bíblicas
relativas al ganado de la antigua Tartessos y también la leyenda de Hércules y su victoria sobre
el rey Gerión, a quien confisca su vacada. Los testimonios del tiempo de los romanos abundan,
hasta el punto que no hay historiador o naturalista de la época que olviden o eludan alguna cita
acerca de ellos. Igualmente la dominación visigoda y la árabe se ocupan de este ganado.
Merkalt, con su maza vence al fiel
perro de doble cabeza, Orthus,
custodio del ganado de Gerión
2ª edición para cosasdeandalucia.com Fernando Repiso Rodríguez
5. Escudo de Andalucía Capítulo III
De la acción de Merkalt es avisado Gerión que acude con rapidez para defender su ganado con
la ayuda de la diosa Hera, esposa de Zeus que, por ser Merkalt hijo adulterino de Zeus con
Alcmena, le había perseguido desde su nacimiento para impedir que ocupara el trono de
Micenas, a favor de Euristeo.
Hera huye herida en el pecho por una saeta del invasor. Gerión es igualmente alcanzado y
muerto, cumpliéndose con ello el ideal mercantil y religioso que trajo a Merkalt a tierras
andaluzas. Gerión, a quién la leyenda le atribuye la facultad de volar, se precipita como
torbellino de aves heridas sobre una de las islas de su reino, y las tierras se tornaron rojas, y en
ese lugar creció un drago que aún hoy se yergue en la ciudad de Cádiz. Pero el destino oscuro
traído por Merkalt no terminó aquí, y el mal hado siguió sembrando desgracias por la antigua
tierra de celtas e iberos.
El regreso y la tragedia de Pirene
Merkalt continuó su camino, bordeando la costa hasta llegar a lo que hoy conocemos como los
montes Pirineos, pero en aquél tiempo aún no existían. Borracho por la alegría del triunfo sobre
Gerión, Merkalt aceptó la hospitalidad de un señor de aquellas tierras, llamado Bébrix. Bebió el
potente licor de uvas que aquellas gentes destilaban y el vino llenó su corazón de deseo, y
cubrió su mente con las gasas de la alegría no pudiendo evitar los accesos de amor hacia
Pirene, ninfa, hija de Bébrix y diosa de las aguas.
Se amaron en una noche tibia, bajo las constelaciones de plata aún innombradas en aquellos
tiempos, pero cuando el sol irrumpió hilando el azul del mar con el del cielo, Merkalt olvidó sus
palabras de enamorado, y siguió su camino. Pirene lloró en silencio, y las uñas del engaño le
desgarraron el corazón.
Cuentan las viejas leyendas que de aquella unión impetuosa nació un engendro de la
naturaleza, una serpiente gigantesca que la propia Pirene convirtió en piedra antes de
suicidarse, y la serpiente fue la cordillera que hoy llamamos Pirineos. Otros sabios contaron que
Pirene no pudo soportar el desplante de Merkalt, y se mató, incinerándose en vida y la columna
de humo llegó hasta el cielo. Cuando éste la vió, comprendió su error pero no llegó a tiempo de
ser perdonado, y con aquellas enormes manos tantas veces manchadas de sangre, Merkalt
levantó temblando de amor el cuerpo sin vida de Pirene y lo depositó en el mismo lugar en el
que habían sido amantes. Sobre ella arrojó una tras otra, enormes rocas, para erigir un
mausoleo que nunca pudiera ser olvidado, y construyó una cordillera de montañas inaccesibles,
y las llamó Pirineos, en recuerdo de la bella ninfa ibérica que murió, orgullosa, por culpa de su
despecho.
A su regreso, Merkalt traza con su itinerario lo que vendrá a llamarse la Ruta Heraclida o camino
de Hércules. Su triunfo facilitó la introducción de las ideas religiosas púnicas, consiguiendo
además el deseado monopolio del comercio de pieles de toro y el descubrimiento de las minas
de plata de Almaden. Por estos “méritos” religiosos, económicos y colonizadores, a su muerte le
elevaron a los altares en su patria de origen, y sus aventuras de navegante fueron convertidas
en leyendas.
Muchas son las ciudades nacidas de las colonias y factorías comerciales implantadas por Merkalt
que, tienen al “enviado de Zeus entre los mortales para eliminar los monstruos que asolaban la
2ª edición para cosasdeandalucia.com Fernando Repiso Rodríguez
6. Escudo de Andalucía Capítulo III
tierra” como su dios fundador. La Ruta Heraclida, por las costas mediterráneas está llena de
estos emplazamientos.
Antiguas representaciones de Hércules; ante Eritheia se apodera de los toros de Gerión; y su
ofrecimiento de trofeos a su supuesto padre Zeus quién le compensaría por sus gestas con la
constelación que lleva su nombre.
La separación de las columnas del estrecho de Gibraltar, acto mitificado como uno de los
“trabajos” de Hércules, no fue otra cosa que la superación de aquella inaccesible barrera
empujado por los vientos de levante, tan frecuentes en esa zona; el robo del ganado de Gerión
fue otro de los considerados “trabajos”; y aplastar con su maza al gran perro de doble cabeza
pudo generar la interpretación del otro triunfo sobre los dos leones vencidos por su inteligencia.
A finales del Terciario, la
estrecha franja de tierra que
unía Europa y Africa, se abre y
las aguas tranquilas del Mar
Nuestro se unen a las
turbulentas del Atlántico. Las
fuertes corrientes y vientos de
la zona arrastran a atrevidos
navegantes y aventureros.
2ª edición para cosasdeandalucia.com Fernando Repiso Rodríguez
7. Escudo de Andalucía Capítulo III
Así fue Melkart héroe, santo y hasta dios para los fenicios. Su devoción pasó a Grecia a través
del comercio tartessio y de la factoría de Gadir –Gades, Cádiz- fundada a tal efecto; los griegos
cambiarían su nombre por el de Heracles, y más tarde Roma lo adoptó como Hércules.
En el año 1100 a. de C., los fenicios fundan la ciudad de Gadir como plaza eminentemente
comercial y trasladan allí sus divinidades, para cuyos cultos religiosos establecen la obligación de
que cada colonia contribuyera con una décima parte de sus ingresos. De entre estos dioses
destaca el Hércules Osiríaco, dios del Comercio, que había dado nombre a las columnas del
Estrecho. Hércules, soberana divinidad tutelar de todos los fenicios y benévolo protector de la
navegación, gran dios fundador de ciudades recaudadoras, por ejemplo Sevilla.
Templo de Hércules, versión al
óleo del consagrado pintor
Javier Gil de Montevideo.
Columnas, arco, figura central,
león,...elementos del Escudo de
Andalucía
¿Sería así el templo erigido en
Chiclana?
Chiclana, Cádiz, El castillo de
Sancti Petri se construyó sobre
las ruinas del Templo de
Melkart, después llamado
Hércules.
Cuenta la tradición que el dios
púnico fue adorado aquí por
Anibal y Julio Cësar. Todavía hoy
se pueden ver algunos restos
durante la bajamar.
2ª edición para cosasdeandalucia.com Fernando Repiso Rodríguez