Cómo enfrentar la adversidad con fe

1 - Cómo Hacer Frente a la Adversidad
PARA CRECER Y MAXIMIZAR TU POTENCIAL
Por Rodolfo A. Martínez Ochoa
SERIE PALABRAS DE ALCANCE PARA TU BOLSILLO
¿Cómo Hacer Frente a la Adversidad?¿Cómo Hacer Frente a la Adversidad?
Enfrentándonos a la
adversidad diaria y a las
grandes dificultades de
la vida

Cómo Hacer Frente a la
Adversidad
Enfrentándonos a la adversidad
diaria y a las grandes dificultades
de la vida
Palabras de Alcance para Tu Bolsillo
Diseñados para Estudio Personal

Serie: Palabras de Alcance para Tu Bolsillo
Título: Cómo Hacer Frente a la Adversidad
Copyright © 2010 por Rodolfo A. Martínez Ochoa
Editado por Publicaciones Alcance
de Rodolfo Martínez Ochoa
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res.
1ra edición. Julio 2010, Lima - Perú
Texto bíblico 1960, Sociedades Bíblica Unida
Reservado todos los derechos.

Cómo hacer frente a la adversidad
Tema: Liberándonos del Fruto
de los Juicios Enraizados
Texto: Génesis 39:20-23
¨No necesitaba atender el jefe de la cárcel co-
sa alguna de las que estaban al cuidado de
José, porque Jehová estaba con José, y lo que
él hacía, Jehová lo prosperaba¨
Introducción:
UN SIMPLE JUEGO DE AJEDREZ
El hombre espera en la quietud de la celda.
Una molesta gotera golpea sobre la piedra. El
calor es agobiante y denso, pero la temperatura
es lo que menos importa. Las moscas lo inva-
den todo sin piedad, pero no hay cómo espan-
tarlas, al fin y al cabo, pueden llegar a ser la
única compañía agradable. Los demás presos
observan al hombre con recelo. Acechan. Para
ser sinceros, los últimos meses fueron pésimos
para el callado prisionero. Sus hermanos lo
odiaron con toda el alma, y le tendieron una
traicionera trampa.

El hombre ya no recuerda dónde quedó aquel
traje de marca que solía usar los domingos,
acaso haya sido su estilizada vestimenta lo que
originó tanto celo familiar. Ahora viste hara-
pos, o una suerte de taparrabo.
Se comenta en la celda, que hasta hace poco
trabajaba como mayordomo de un hombre mi-
llonario. Algunos dicen que quiso acostarse
con la bella esposa del magnate. Otros afirman
que fue otra acusación injusta. "No hace falta
ser muy inteligente para saber que su vida está
en bancarrota", -comenta en una voz casi im-
perceptible uno de los presos, apodado "El
griego".
"Debió haberse acostado con ella -dice el viejo
recluso- una noche de pasión y lujuria hubiese
significado su pasaporte a la libertad". El hom-
bre sigue recostado sobre una de las sucias
paredes de la prisión. No escucha los comenta-
rios. Sólo....sonríe. Parece que sabe algo que
los demás ignoran. Como si tuviese un hábil
abogado que apelará su condena, o como si
supiese que su muerte está cerca y aliviará tan-
to dolor injusto.

Sonríe en silencio, sin alboroto. Sonríe como si
supiera que sólo se trata de un plan perfecta-
mente delineado.
Es que el hombre se siente cada vez más cerca
de su destino, y por alguna razón, lo percibe,
es inminente. No siente el calor ni le molestan
los grilletes. Es como si pudiese ver a través de
los enmohecidos muros de la celda. Los demás
presumen que está al borde de la locura, de
perder el juicio cabal, "suele pasar", opinan.
Pero el hombre espera como aquel que sabe
que está a pocos minutos de la gran final. Y
casi disfruta este tiempo. No maldice el calor
ni la prisión, lo toma como parte del plan, de
su último escalón al destino. Las chirriantes
puertas de acero se abren de golpe, y dos guar-
dias entran en escena. Buscan al hombre. Al-
guien hace una seña en dirección al sonriente
prisionero. Uno de los guardias tiene una voz
gutural: "El Rey ha tenido un sueño y nadie
puede revelarle el significado, alguien le habló
de que tú conoces estos misterios, el Rey quie-
re verte urgente".

El prisionero no se sorprende, como si alguien
le hubiese dicho que esto ocurriría. No más
injusticias, no más prisión, el tiempo del des-
tino ha llegado. El hombre sube los peldaños
que lo alejan de la celda, en silencio. Los de-
más presos sólo observan al hombre que supo
entender que todo buen destino tiene su precio,
y hay que pagarlo con una sonrisa.
La próxima vez que los reclusos vean al hom-
bre, lo encontrarán con vestimenta de rey. No
será un prisionero, será Jefe de Estado. Un Fa-
raón. El magnate maldecirá haberlo despedido.
La mujer confesará que lo acusó injustamente,
y su familia se arrodillará ante él para pedirle
misericordia, los presos lo transformarán en
leyenda a través de los años. José ya no es un
oscuro prisionero, ahora ocupa el sillón presi-
dencial.
A Dios le encanta mover las piezas en su aje-
drez y sorprender. Y a veces, si el pequeño
peón, entiende la jugada, en lugar de maldecir
su presente, sonreirá en silencio, sabiendo que
en cualquier instante, un simple movimiento
del Maestro, puede transformarlo en un rey.

Que disfrutes este tiempo de espera, sabiendo
que tu destino está cerca. Sólo espera y sonríe.
Desarrollo
Me gustaría comenzar con la siguiente pregun-
ta: ¿Cómo reaccionaría Ud. si fuera traiciona-
do y vendido por sus hermanos?, ¿Cuál sería
su actitud si lo pusieran en la cárcel por algo
que Ud. no hizo?
La historia de José
A. Una serie de asombrosas coincidencias
con la de Cristo:
JOSÉ CRISTO
Fue un buen pastor y
testificó de las malas
acciones de sus
hermanos (37:2)
Lo mismo se dice de
Jesús en Juan 7:7;
10:13-14
Fue amado con un amor
profundo por su padre
(37:3)
También lo fue Jesús:
Hebreos 1:8-9
Fue aborrecido por sus
propios hermanos (37:4)
Tal como Jesús:
Juan 15:25

JOSÉ CRISTO
Hizo declaraciones de sí
mismo que provocaron
el rechazo de sus
hermanos (37:5-8)
Esto mismo ocurrió con
Jesús:
Marcos 14:61-64
Asombró a sus padres
con sus declaraciones
(37:9-11)
Lo mismo ocurrió con
Jesús: Lucas 2:46-48
Fue enviado por su padre
a una misión de amor
para el beneficio de sus
hermanos
(37:12-17)
Jesús también fue
enviado por el padre con
una misión de amor:
Juan 3:16-17
Fue objeto de un
complot para asesinarlo
(37:18-20)
Jesús también lo fue:
Lucas 20:13-14; Juan
11:47-53
José contaba con alguien
que se oponía al plan
homicida de sus
hermanos (37:21-24)
Lo mismo ocurrió en el
caso de Jesús:
Lucas 23:50-53
José fue vendido por
plata
(37:26-28)
Tal como fue vendido
Jesús:
Mateo 26:14-15

La manera en que José enfrentó las dificulta-
des fue similar a la de Cristo. En la vida recibi-
remos aflicciones, pero cuando pones tu con-
fianza en Dios podemos vencer toda experien-
cia adversa que tengamos que enfrentar.
Todos debemos aprender de estos testimonios,
nosotros que también diariamente nos tenemos
que enfrentar a la adversidad y a grandes difi-
cultades.
B. Los peligros de una bendición mal utili-
zada (Génesis 37:1-11)
Cuando estos eventos acontecieron, los herma-
nos de José tendrían entre 25 y 35 años, y él
tendría aproximadamente unos 17.
JOSÉ CRISTO
José no fue hallado en la
cisterna
(37:29-30)
Jesús no fue hallado en
la tumba:
Lucas 24:1-3
Los hermanos de José
mintieron acerca del
cuerpo de este (37:22)
Los soldados mintieron
acerca de la resurrección
Mateo 28:1-13

Todos tenían la misión de apacentar el rebaño
de la familia. Podría suponerse que el más tra-
vieso y juguetón sería el más joven, sin embar-
go, no era así.
Quizá José haya madurado o dependido afecti-
vamente más desde una edad tan temprana
debido a que la muerte de su madre lo hizo
apegarse más a su padre. Lo cierto es que Ja-
cob tenía un afecto especial por su hijo José. A
él le regaló una túnica de diversos colores, lo
que motivó que sus hermanos mayores lo trata-
ran con violencia y menosprecio.
En medio de estas tensiones, José tuvo un sue-
ño. Este sueño era una escena de la cosecha. Él
y sus hermanos ataban manojos de trigo. El
manojo de José se levantaba y estaba derecho,
mientras que los de sus hermanos se inclinaban
ante el suyo.
¿Considera Ud. que este sueño era de Dios o
no? Indudablemente que sí. ¿Por qué lo sabe-
mos? Porque se cumplió ¿Cómo considera Ud.
la actitud de José de contarle este sueño a sus
hermanos?

Fue una actitud no madura, sabiendo de ante-
mano cómo sus hermanos lo aborrecían. La
situación se hizo cada vez más tensa entre
ellos.
Pero José tuvo otro sueño: esta vez el sol, la
luna y once estrellas se postraban humilde-
mente ante él. Nuevamente le faltó sabiduría al
contarle el sueño a sus hermanos y a su padre.
Como es natural, Jacob tuvo que amonestar a
José. Jacob comprendía que José necesitaba de
una reprensión para que pudiera madurar un
poco más en cuanto a las cosas que Dios le
revelaba. Pero, sin duda, hasta el mismo Jacob
estaba asombrado de estas revelaciones
(Génesis 37:11).
José debió haber mantenido en secreto estas
revelaciones y esperado humildemente a lo
que ocurriría. Pero publicó lo que había soña-
do, y de este modo hizo ostentación de su su-
perioridad sobre sus hermanos.
Enseñanza para aquellos que tienen revela-
ciones especiales de parte de Dios:

Cuando un cristiano es bendecido por Dios con
una revelación especial o dones extraordina-
rios del Espíritu Santo, debe ser muy cuidado-
so y sensible para no ofender los sentimientos
de otros hermanos.
Lo importante no es hacer ostentación de lo
que Dios nos ha dado. Pablo dijo: “Lejos esté
de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro
Señor Jesucristo, por quien el mundo me es
crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas
6:14; Efesios 4:1-2)
Tenemos que cuidar mucho de la salud de
nuestras relaciones interpersonales, éstas de-
ben estar saturadas del amor de Dios.
C. Un joven sincero, pero despreciado
(Génesis 37:12-36)
Jacob tenía una familia numerosa y muchos
rebaños. A veces tenía que enviar a sus hijos a
lugares distantes para encontrar pasto para los
rebaños.

En esta ocasión, los hijos de Jacob estaban
lejos y Jacob estaba preocupado por ellos. En-
tonces decidió enviar a José en una misión de
amor, para saber cómo le iba a sus hermanos.
Todas aquellas raíces de amargura que sus her-
manos tenían contra él, salieron a flote cuando
José se encontró con ellos en aquel lugar apar-
tado.
Rubén, el hermano mayor, trató de convencer
a sus hermanos para que no lo asesinaran. En
lugar de eso, él les propuso que lo arrojaran a
una cisterna. Quizá Rubén tenía la esperanza
de poder rescatarlo más tarde.
Después de echar a José en una cisterna seca,
sus hermanos, al divisar a unos mercaderes
ismaelitas, decidieron venderlo por 20 mone-
das de plata. José, que había comenzado un
viaje que era la expresión del amor de Jacob
por sus hijos, se encontraba ahora vendido co-
mo esclavo y en camino hacia Egipto.
¿Qué sentiría José al ser lanzado por sus
hermanos a una cisterna?

¿Cómo reaccionaría al ser vendido como
esclavo?
La reacción humana más natural sería amargu-
ra, odio, resentimiento, frustración. Sin embar-
go, nada de esto se nos dice de José. Sólo se
nos dice que José fue vendido a Potifar e hizo
lo mejor que pudo por cumplir su nueva tarea.
Enseñanza sobre: ¿Por qué es tan peligroso
guardar raíces de amargura en su corazón?
Si José hubiera vivido sólo con la idea de po-
der vengarse algún día de sus hermanos, él
hubiera sido un hombre infeliz e incapaz de
enfrentar victoriosamente los nuevos desafíos
que se presentaban a su vida.
Por eso Dios lo prosperó en todo, y llegó a
alcanzar gracia delante de sus superiores. Esto
condujo a José a ser más que vencedor en me-
dio de su prueba. Las emociones destructivas
causan en los seres humanos enfermedades
físicas y espirituales, si no hay arrepentimiento
y perdón hacia los que le han ofendido.

D. Condenado sin merecerlo (Génesis 39:1-
20)
La Palabra declara que Jehová estaba con José,
pero esto no significaba que José fuera inmune
al odio, a las tentaciones, a la calumnia, e in-
cluso, a la prisión. ¡Pero esto fue lo que hizo
que José fuera vencedor sobre todas estas cala-
midades!
Génesis 39:1-6, ¿Cuál es la palabra o frase
clave en este pasaje? ¿Por qué prosperó Dios a
José? ¿Cuáles eran las evidencias de que Dios
prosperaba a José?
José demostró una gran capacidad de adaptarse
a las circunstancias adversas. En lugar de rebe-
larse por haber sido vendido como esclavo,
José se dedicó a cumplir las tareas que le enco-
mendó Potifar. Por su actitud y habilidades
llegó a ser el hombre de confianza de Potifar, y
Dios bendecía todo lo que José hacía.
Dios bendijo también a Potifar, por causa de
José. Los que aman al Señor son bendición
para las personas con quien trabajan.

Siempre que un cristiano sea tenido en una
posición de confianza, debe hacer las cosas de
una manera eficiente para poder así testificar
de que es Cristo quien pone en nosotros la res-
ponsabilidad para hacer un trabajo eficiente.
Esto será una predicación más efectiva que
muchas palabras.
La apariencia hermosa de José provocó la co-
dicia de la hermosa mujer de Potifar. Siendo
ama de José, ella pensaba que José tenía que
hacer todo lo que ella quisiera. Pero José la
rechazó por dos razones: (1) Porque José era
un hombre fiel a Dios y a los hombres, y su
lealtad hacia Potifar era tan firme, que sentía
que no lo podía traicionar; (2) Porque su leal-
tad a Dios le impedía incurrir en este pecado.
La mujer insistía día tras día en arrastrar a José
al pecado sexual. Como sabemos, ella llegó a
arrancar la ropa de José, pero este varón de
Dios logró huir de la casa. Toda la pasión pe-
caminosa de aquella mujer se convirtió en
odio. Con todo cinismo y maldad mintió y acu-
só a José de haber tratado de violarla.

Potifar, ante la palabra de su mujer, hizo meter
a José en la prisión, a pesar de haber servido a
Potifar con tanta fidelidad por muchos años.
Una vez más, José pudo haberse llenado de
amargura. Pudo haber pensado que de nada le
había servido ser fiel a Dios.
Pero escogió seguir siendo fiel a Dios y espe-
rar en Él, a pesar de las circunstancias. José
fue un verdadero testimonio para todos los que
estaban en aquella cárcel. Una vez más, la Pa-
labra declara que Dios estaba con José y halló
gracia ante el jefe de la prisión.
¿Cuál sería la actitud de cualquier persona ante
tantas desgracias, sufriendo lo que no merece
sufrir? ¿No llegaría uno a pensar que quizá ha
sido desechado por el Señor? ¿No llegaría uno
a dudar de la protección de Dios sobre nuestra
vida? ¿Qué necesita una persona, un cristiano
para poder reaccionar como José?
E. A pesar de su bondad y servicio, José fue
olvidado (Génesis 40:1-23)

La cárcel donde José estaba preso era la desti-
nada a los prisioneros de estado. Por eso fue
que cuando algunos funcionarios allegados a
Faraón cometieron fraudes, fueron puestos en
aquel mismo lugar.
Es en este momento en que Dios va a hacer de
José un hombre con dones espirituales para
interpretar sueños y visiones. Dos de los pre-
sos tuvieron sueños que los dejaron preocupa-
dos, pero al estar presos, no podían consultar a
los adivinos de Egipto. La respuesta de José
demuestra su nivel de comunión con Dios:
¿No son de Dios las interpretaciones?
(Génesis 40:8).
El copero de Faraón le contó su sueño y José
interpretó que en tres días Faraón mandaría a
restaurarlo a su puesto. Aprovechó la oportuni-
dad para pedirle al copero que intercediera por
él ante Faraón.
El panadero de Faraón también contó su sueño.
José interpretó que el panadero sería sentencia-
do a muerte y su cadáver sería devorado por
las aves, lo que se cumplió tres días después.

Sin embargo, a pesar del servicio prestado por
José al copero, cuando este se encontró nueva-
mente ante Faraón, simplemente se olvidó de él.
¿Qué circunstancias adversas está Ud. enfren-
tando hoy? ¿Qué enseñanza Ud. obtiene de la
actitud de José ante sus dificultades? ¿Hay
falta de perdón hacías personas que lo han da-
ñado? ¿De qué actitudes negativas Ud. necesi-
ta arrepentirse? ¿Está el Señor con Ud.?
¿Cómo lo sabe?
Conclusión
Cuando uno recibe un trato injusto, o se en-
frenta a dificultades tan grandes como las que
enfrentó José, debe aprender a depender del
Señor, porque Él ha prometido estar con aquel
que confíe en Él y muestre una actitud positiva
en medio de las dificultades más grandes.
Si estamos seguros de que el Señor está con
nosotros, entonces podemos descansar, con-
fiando que Él hará que aún las cosas que no
entendemos cooperen para el bien de aquellos
que le aman (Romanos 8:28).

Soltando a otros a través del Perdón
A. Se nos ha dado un tesoro.
Cuando entregamos nuestras vidas a Cristo
Jesús pasamos de la nada a todo. Se nos ha
perdonado una enorme deuda de pecado, y
Dios ahora está diciendo: ¨Lo menos que pue-
des hacer es perdonar a tu prójimo, a tus pa-
dres, a tus hermanos¨.
Puede que te haya ocurrido cosas que te hagan
odiar a los hombres o las mujeres. Cuando haz
sufrido decepciones con una pareja, posible-
mente juras en tu corazón que jamás una mujer
te va a herir de esa manera, o un hombre te va
a engañar de esa manera.
Tienes que romper ese juramento, puede que te
tome un tiempo aceptar que tu defensa y la
coraza que haz desarrollado debe ser penetrada
por el nuevo amor de Dios y de esa persona.
Dios desea penetrar esas defensas ahora mis-
mo y por medio de su gracia y espíritu y el de
una persona que te ama verdaderamente; El lo
puede hacer ahora mismo. ¿Lo deseas hacer?

A veces la herida es tan reciente que necesita-
mos más tiempo.
Una de las razones por las cuales el apóstol
Pablo tuvo una conversación tan sobresaliente
fue porque un hombre llamado Esteban, cuan-
do lo estaban apedreando, entendió este princi-
pio y clamó: ¨Señor, no les tomes en cuenta
este pecado¨(Hechos 7:60)
Quizás los ojos del joven Saulo de Tarso se
encontraron con los de Esteban en ese momen-
to. Por cuanto Esteban perdonó no hubo nada
atado en los cielos, ninguna entrega de llaves y
derechos al enemigo para que él pudiera legal-
mente retener a ese joven, Saulo.
Luego Dios intervino poderosamente y Saulo
tuvo una dramática conversión. Hoy lo cono-
cemos como Pablo, el apóstol a los gentiles.
Debemos dar a otros un regalo que no merecen
cuando sin duda hemos sido víctimas de peca-
dos de otros, herido y avisados por ellos. Sí,
hay una deuda no saldada.

Nos deben, pero podemos darles un regalo no
merecido, nuestro perdón.
Podemos entrar en la misericordia de Dios y
decir: ¨Quiero que la misericordia triunfe so-
bre el juicio¨. Esto es lo que Dios está pidien-
do.
Repite conmigo esta confesión: ¨Quiero que la
misericordia triunfe sobre el juicio¨. La gracia
del Señor Jesucristo es más que suficiente pa-
ra mí. Voy a dar un regalo de perdón a aque-
llos que me han herido y han pecado contra
mí. Voy a negar mi derecho de venganza. Les
voy a dar un regalo que no se merecen, mi
perdón así como mi Padre celestial me ha da-
do un regalo que no merezco, su perdón. Quie-
ro misericordia para mí, no la justicia que
merezco. Por lo tanto, elijo perdonar a todos,
en especial a ….
A veces se requiere algo de tiempo, pero no
tenemos todo el tiempo de la vida para mante-
ner reprimidas todas nuestras heridas, iras y
temores que el enemigo trae a nuestras vidas
por medio de la ley de sembrar y cosechar.

Recuerda que Satanás opera por medio de de-
rechos legales. Necesitamos abandonar nues-
tros derechos, rindiéndonos y diciendo: ¨Señor,
quiero hacer las cosas a tu manera.¨ Podemos
ser como Jesús y Esteban quienes dijeron: ¨No
les tomos en cuenta este pecado, los perdono y
te pido que me perdones por juzgarlos en
amargura y dolor, y por exigir que se hiciera
algo al respecto¨
Tu tienes derecho a la justicia, pero cosecharás
lo que has sembrado. También recibirás la jus-
ticia que mereces en vez de misericordia. Por
eso entiendo y creo la promesa de Dios que
dice que ¨los misericordiosos son los que reci-
ben misericordia¨.
B. Deja fluir el Perdón
Dios nos pone delante de ti por medio de este
folleto para traer esta verdad, para traer este
conocimiento de la revelación de Dios a su
pueblo, para que obtengas bendición y no mal-
dición. El Espíritu Santo quiere tu permiso en
este día para sacar a luz esos asuntos enraiza-
dos pendientes de resolver con el perdón.

Bendigamos y no maldigamos, y demos rega-
los no merecidos a la gente para que seamos
vasos de honor y misericordia. Convirtámonos
en odres nuevos que retendrán el vino nuevo y
el aceite del Espíritu Santo, permitiendo cami-
nar en libertad y amor.
Creo que la Palabra de Dios ha penetrado tu
corazón como una espada, y que el Espíritu
Santo te tiene en la era donde él quiere elimi-
nar algo de esta paja de tu vida. ¿Habrá algu-
nas personas a las que necesitas perdonar?
Antes de dirigirte en esta oración, toma un mo-
mento para esperar en Dios. Permite que él te
cubra con su presencia con el Espíritu Santo.
Invítalo a venir sobre ti de una manera perso-
nal al aceptar a Jesús como tu Señor y Salva-
dor.
No intentes hacer esta oración en tus fuerzas y
voluntad. Quiero que sepas que sin la ayuda
del Espíritu Santo, no podrás proceder.

Algunos han sido tan maltratados, abusados y
dañados que tengo esta palabra de consuelo.
Nunca en el corazón del Padre estuvieron esas
cosas destinadas para ti, el pecado de otros le
dolió a Papá Dios tanto que lloró por ti y de-
rramó por eso mismo su sangre en la Cruz para
traer la justicia por los pecados que están suel-
tos en el mundo por el hombre en sus propias
elecciones egoístas y equivocadas.
Esta verdad si la podemos declarar con convic-
ción que podemos derrotar al enemigo; enton-
ces podemos asegurar que los pecados de los
padres no pasarán a los hijos hasta la tercera y
cuarta generación. Porque al tratar con tus jui-
cios enraizados y soltarlos, entras en la gracia
y misericordia que tu hija, hijo va a cosechar
por tu siembra de perdón.
C. Reciba a Cristo
Por una invitación personal puedes recibir a
Cristo ahora. Cristo afirma: ¨He aquí, yo estoy
a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y
abre la puerta entraré en él¨ (Apocalipsis 3.20)

El recibir a Cristo comprende convertirse del
yo a Dios, confiar en Cristo, para que entre a
nuestras vidas, perdone nuestros pecados y nos
haga la persona que El quiere que seamos. No
es suficiente aceptar por tradición religiosa,
intelectualmente sus palabras o sentir ¨algo¨.
Estos dos círculos representan 2 clases de vida:
†
Vida controlada por el ¨YO¨
- EGO O EL YO finito en el trono.
- Cristo fuera de tu vida.
- Intereses controlados
por el Yo, lo cual resulta en
discordia y frustración.
E
†
E

¿Cuál círculo representa su vida?
_ Vida controlada por el YO
_ Vida controlada por CRISTO
¿Cuál círculo le gustaría que representará su
vida?
Vida controlada por CRISTO
- Cristo en la vida
- Intereses bajo el control del
Dios infinito lo cual resulta en
armonía y propósito.
- Ego fuera del trono
h - Silla nuestra vida
E
†
E
†

Ud puede recibir a Cristo ahora mismo me-
diante la oración (Orar es hablar con Dios)
Dios conoce su corazón y no tiene tanto interés
en las palabras que le digas, sino más bien en
la actitud de su corazón. La siguiente oración
se sugiere como una guía.
¨Señor Jesucristo: Gracias porque me amas y en-
tiendo que te necesito. Te abro la puerta de mi vida
y te recibo como mi Señor y Salvador. Ocupa el
trono de mi vida. Hazme la persona que tú quieres
que sea. Gracias por perdonar mis pecados. Gra-
cias por haber entrado en mi vida y por escuchar
mi oración según tu promesa¨
¿Expresa esta oración el deseo de su corazón?
Si lo expresa, haga esta oración ahora mismo,
con sus palabras, y Cristo entrará a su vida
según su promesa.
D. Oremos juntos por perdonar a otros
Dios quiere hacernos una persona, un pueblo
libre, feliz y lleno de gozo, pero no te puedo
obligar a aplicar este principio de verdad a tu
vida.

Sí es verdad que tienes que perdonar, pues es
un mandato, pero si no lo haces es tu elección
también y retendrás las ofensas si quieres; con-
siente de las dinámicas involucradas.
Hay un lugar de reposo cerca del corazón de
Dios. Hay un lugar bajo la sombra del Omni-
potente. Hay un lugar en la cruz de Cristo don-
de la misericordia triunfa sobre el juicio y uno
puede entrar en la gloriosa libertad de los hijos
de Dios. Es el lugar de la gracia y la misericor-
dia.
Oremos juntos:
¨Padre, te adoramos. Venimos a ti y reconocemos
nuestra necesidad. Te pedimos que venga la pre-
sencia del Espíritu Santo y nos ayude. Escogemos
misericordia en vez de juicio. Queremos dar rega-
los de perdón a aquellos que nos lastiman y a
aquellos que no los merecen.
Queremos derrotar al enemigo y quitarle sus dere-
chos legales de dañarnos¨.
¨Padre, elijo perdonar a los que han pecado contra
mí y me han herido tan profundamente.

Perdono a mi madre. Perdono a mi padre. Perdono
a mis hermanos. Perdono a mi esposo. Perdono a
mi esposa. Perdono a mis jefes. Perdono a mis pas-
tores, a mis amigos y a todos los que han pecado
contra mí. Les doy el regalo del perdón incondicio-
nal. No me deben nada. Confío que Dios lo tomará
para bien¨. (Romanos 8:28)
¨Señor también me perdonó a mí mismo por mis
fracasos y errores. Lo suelto todo. Señor, ahora
quiero confesar mis pecados. He juzgado en ira y
amargura a aquellos que he mencionado. Quiero
ser libre. Perdóname, Padre, por deshonrar a mis
padres, mi pastor, mis amigos. Perdóname por
convertirme en parte del problema en vez de ser
parte de la solución. Fue mi orgullo lo que exigía
justicia¨.
¨Señor, quiero ser libre. Quiero romper el dominio
del enemigo en mi vida. Pongo la cruz de Cristo
entre mi corazón y todo lo que me tocaba cosechar
de la ley de sembrar y cosechar.
Te doy permiso, Espíritu Santo, sacar a luz cual-
quier asunto específico que tú quieras, que yo pue-
da perdonar específicamente y arrepentirme espe-
cíficamente, porque yo elijo misericordia en vez de
juicio¨.

¨Rompo todas las cuentas por cobrar y las echo al
pie de la cruz. Tu gracia es suficiente para mí. Lo
que yo suelte en la tierra será desatado en el cielo,
y yo lo suelto todo en tus poderosas manos. Te doy
permiso ahora, Señor, de moverte poderosamente
en mi vida. En el nombre de Jesús. Amén¨
Ahora, permíteme orar en una oración de autoridad
y una declaración sobre ti:
¨Padre, yo le quito al enemigo el derecho sobre las
vidas de estas personas. Satanás, yo rompo tu do-
minio generacional sobre el pueblo de Dios. Te
ordeno que los sueltes y los dejes ir en el poderoso
nombre de Jesús, el santo Hijo de Dios. Libéralos,
por la sangre de Jesús que nunca ha perdido su
poder. Te pongo en libertad, mujer de Dios. Te
pongo en libertad, hombre de Dios. Te pongo en
libertad, hijo de Dios. La misericordia ahora triun-
fa sobre el juicio. Aparto de ti todos esos temores
controladores, ira controladora, rechazo y todo
dominio del enemigo, en el nombre de Jesucristo.
Te libero para que alcances tu pleno potencial en
Jesucristo, tu Señor y Salvador. El León de la tribu
de Judá ha triunfado sobre todo el poder del
enemigo. Ponemos al enemigo bajo nuestros pies y
nos agarramos de la mano y gracia de Dios. En el
fuerte y poderoso nombre de Jesús. Amén¨

Habla José
Quizá algún día escribiré mi autobiografía. La po-
dría titular: ¡De preso político a Primer Ministro!
En realidad, un mejor título sería La Fidelidad de
Dios en tierra extraña.
No parece posible que haya pasado ya 93 años en
Egipto. Desde luego, las cosas han cambiado desde
que llegué cargado de cadenas cuando era un
muchacho de 17 años. Claro, no habría acabado
aquí si no hubiera llevado tan a menudo aquella
hermosa túnica y si no hubiera hablado de manera
tan ingenua acerca de aquellos sueños. Pero supon-
go que incluso aquellos errores de la infancia
pueden formar parte de los planes de Dios (37:3-19;
50:20).
El momento en el que entré en tierra egipcia,
pareció que la fidelidad de Dios se manifestaba de
una manera real. Pudiera haberme sentido desepera-
do y amargado. A fin de cuentas había sido vendido
a la esclavitud, traído a una tierra extraña, me
habían acusado de intento de violación, y me
habían echado en la cárcel. Sin embargo, incluso
así mi espíritu estaba en pie. Quizá las palabras de
mi padre al morir lo expresan de la mejor manera.
Veamos, ¿qué dijo? “Más su arco se mantuvo po-

deroso, y los brazos de sus manos se fortalecieron
por las manos del Fuerte de Jacob” (37:27, 28;
39:19-23; 49:24)
Fue bueno visitar Canaán otra vez, incluso en una
ocasion tan triste. La última voluntad de mi padre
fue ser sepultado en Macpela, junto con mi abuelo
Isaac y bisabuelo Abraham. Ahora que estoy de
vuelta en Egipto parece que mis diez hermanos,
llenos de culpa, necesitan que los tranquilice acerca
de mi perdón. Espero que esta mañana les pueda
decir algo que de reposo a sus mentes de una vez
por todas (49:29-31; 50:15-21).
Y viendo los hermanos de José que su padre había muer-
to, dijeron: — Quizás José nos tenga rencor y nos
devuelva todo el mal que le ocasionamos. Y enviaron a
decir a José: — Tu padre nos mandó antes de su muerte
que te dijéramos: “Así diréis a José: „Por favor, perdona
la maldad de tus hermanos y su pecado, porque te trata-
ron mal.‟” Por eso, te rogamos que perdones la maldad
de los siervos del Dios de tu padre. José lloró mientras le
hablaban. Entonces lloraron también sus hermanos, y
postrándose delante de él le dijeron: — Aquí nos tienes
como siervos tuyos. Pero José les respondió: — No
temáis. ¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios? Vosotros
pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó para
bien, para hacer lo que vemos hoy: mantener con vida a
un pueblo numeroso. Ahora pues, no tengáis miedo. Yo
os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así les con-
fortó y les habló al corazón.

Presentación:
Ps. Rodolfo A. Martínez Ochoa
Nacido el 16 de Septiembre del año 1972, Hol-
guín, Cuba, en el seno de una familia pastoral.
Durante su niñez fue formado bajo los princi-
pios cristianos.
En su adolescencia y juventud participó activa-
mente de la vida y obra de la iglesia. Ocupo
varios cargos de liderazgo en las iglesias loca-
les que estuvo mientras su padre era un pastor
y superintendente itinerante.
Ocupó varios cargos también a nivel nacional
desde la adolescencia: Presidente Nacional de
los Secundarios (Adolescentes), Director de la
Revista de Jóvenes “Compromiso”, Vice y
Presidente Nacional de los Jóvenes y Líder de
Evangelismo y Discipulado en su iglesia.
Su ministerio de predicación comenzó en 1993
primero como un Predicador Laico y Misione-
ro Local.

Siendo un estudiante de Artes Plásticas en la
Universidad Superior de Artes tomó la deci-
sión de aceptar el llamado de Dios y entrar al
ministerio como evangelista por medio de
campañas Fundando el Ministerio ¨Conquista¨.
Luego de sentir una mayor pasión por el hacer
discípulos es nombrado como un Pastor Princi-
pal de la Conferencia Anual. Una vez consa-
grado a tiempo completo al pastorado, se casó
y junto a su esposa Idelys Torres Díaz durante
mas de una década han cultivado el servicio
cristiano de pastorear y bendecir familias junto
a sus dos preciosa hijas.
Por mas de 10 años ha sido
un líder en Cuba y ahora es
un pastor-misionero en la
nación del Perú donde
se han establecidos
desde Mayo del 2004.
Son actualmente Pas-
tores de la Misión
Cristina Centro de
Alcance Vida.

Pedidos Folleto:
Para comunicarse con nosotros:
Telf.: 364-9508 / 993680970
E-mail. alcanceperu@gmail.com
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“Cómo hacer frente a la adversidad”

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¿Cómo Hacer Frente a la Adversidad?
Telf.: 364-9508
993 680 970
Contacto: Consejería Espiritual
rodolfoamo@hotmail.com
Génesis 39:23
“No necesitaba atender el jefe de la
cárcel cosa alguna de las que estaban
al cuidado de José, porque Jehová
estaba con José, y lo que él hacía,
Jehová lo prosperaba”
Me gustaría hacerle la siguiente
pregunta:
¿Cómo reaccionaría Ud. si fuera como
José el de la historia bíblica traicionado
y vendido por sus hermanos?,
¿Cuál sería su actitud si lo pusieran en
la cárcel por algo que Ud. no hizo?
La manera en que José enfrentó las
dificultades fue similar a la de Cristo.
En la vida recibiremos aflicciones,
pero cuando ponemos nuestra con-
fianza en Dios podemos vencer toda
experiencia adversa que tengamos
que enfrentar.

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