Clase 1 construccion republicas y formacion naciones
1. CLASE 1. CONSTRUCCIÓN REPUBLICANA Y FORMACIÓN DE
LAS NACIONES
Antecedentes:
Para poder comprender mejor los procesos de la segunda mitad es
imprescindible retomar algunos aspectos relevantes de la primera mitad de
siglo:
Los trabajos recientes sobre la Independencia han permitido la
reconstrucción de un nuevo contexto de interpretación de estos procesos.
Las abdicaciones de Bayona: abdicación de Fernando VII en Napoleón y de
éste en José Bonaparte. Si el rey faltaba la soberanía volvía a la nación, los
pueblos, al reino… Levantamiento de las ciudades en juntas…. Ello
implicó una retroversión de la soberanía a la sociedad. Si la soberanía
volvía a la comunidad política, la representación de ésta era una cuestión
fundamental.
La crisis de 1808 dinamitó la jerarquía de los poderes y la organización
del territorio.
Lo primero implicó la extensión y aceptación de los principios de soberanía
popular y representación política como los únicos principios legítimos
sobre los que construir los órdenes políticos. Ello implicaría lo que se
denominó modernidad política. Se habría dado en un primer momento:
1808-1810. Aquí se habría dado un gran debate teórico y práctico sobre la
nación, la representación y la igualdad política entre España y América.
Consecuencias del mismo: la reunión de las cortes de Cádiz y la
proclamación de la soberanía nacional. La nación se concibe como una
asociación voluntaria de individuos iguales, sin ninguna distinción de
pertenencias a pueblos, estamentos y cuerpos de la antigua sociedad.
De ahí que la representación se conciba en relación al individuo y no a las
corporaciones; se considero a la nación soberana y por ello debe elaborar
una constitución que será como un pacto fundador de la nueva nación. Pero
a la vez que su propósito es establecer la soberanía de la nación, tratan de
crear un régimen que sea estable y respetuoso con la ley y la libertad.
Construcción de un régimen representativo. El régimen que van a intentar
construir es representativo, basado en la soberanía del pueblo ejercida por
sus representantes y en el reino de la opinión.
Una de las cuestiones fundamentales (que planteó Guerra) fue que todas
estas transformaciones se dieron en el espacio público y a alcanzaron gran
proyección principalmente debido a la proliferación de los impresos y la
expansión de las formas de sociabilidad, lo que permitió el nacimiento de la
opinión pública moderna. La discusión pública sobre las formas de
1
2. gobierno, planes de constitución… permitió la creación de un espacio
público político.
La reorganización de los territorios implicaría a la larga la desmembración
de la monarquía hispánica y la progresiva definición de las nuevas
entidades políticas. Las revoluciones de independencia. Con la caída de la
junta central y la proclamación del consejo de regencia como depositario
de la soberanía real se diversifican las actitudes americanas frente a los
acontecimientos peninsulares: Nueva España y Perú siguen fieles al
consejo de regencia; Venezuela, Nueva Granada y el Río de la Plata crean
sus propias juntas. En estos lugares surgen tensiones entre las capitales y
las demás ciudades inscritas en el territorio de cada junta..
El pueblo en 1808 era concreto: los cabildos, las corporaciones, las juntas,
en fin, los cuerpos intermedios de la sociedad. Los cabildos cabeceras de
provincia aspiraron a ser los únicos titulares de la soberanía pero fueron
contestados por las autoridades coloniales y también por los demás
cabildos. Ello puso en cuestión el derecho de las antiguas capitales a
gobernar sus propios territorios.
“Contra la nueva idea liberal de nación abstracta y totalizante, los
americanos defendieron la concepción tradicional de la nación como un
conjunto de cuerpos políticos naturales, o sea, cabildos, provincias y
territorios, mientras que el Estado era un cuerpo artificial, fruto de un pacto
entre entidades soberanas”1
.
Sin embargo, la constitución de Cádiz y algunos decretos reconocieron a
los pueblos con 500 habitantes la posibilidad de elegir ayuntamientos. A su
vez, algunos trámites electorales fundamentales para la elección a Cortes y
Diputaciones dependían de los gobiernos locales. Se reconoció a las juntas
parroquiales, es decir, a la asamblea de vecinos la facultad para decidir los
requisitos del voto (art. 50).
En las areas rurales este fenómeno fue tan radical como para poner en crisis
las jerarquías territoriales que habían garantizado hasta 1812 el predominio
de los cabildos más importantes. Las autoridades españolas apoyaron esta
tendencia por dos motivos: recaudatorio y porque pensaron que la erección
de ayuntamientos podría contribuir a rebajar la tensión política.
El nuevo régimen abolió las repúblicas e igualó todos los nuevos
ayuntamientos. Ejemplo: Oaxaca había 90 repúblicas antes de 1812:
después habrá 200 ayuntamietnos constitucionales, de los que 117 eran ex
sujetos.
La legislación gaditana formulará una noción de nación como una
asociación voluntaria de individuos iguales, sin distinción de pertenencias a
estamentos y cuerpos de la antigua sociedad. La base de la representación
1
Annino, Soberanías en lucha, en De los imperios a las naciones: Iberoamérica, p. 243.
2
3. será el individuo. La constitución de Cádiz establece un sistema
representativo, la separación de poderes, las libertades individuales, la
abolición de los cuerpos y estatutos privilegiados, la igualdad jurídica de
las localidades, el carácter electivo de los cargos públicos a nivel
municipal, provincial y nacional…
En América el fundamento de la nación no será cultural, sino político, es
decir, se fundará en la unión de voluntades; pero no se tratará de la unión
de voluntades individuales, sino de voluntades de los pueblos.
Algunos caracteres propios de este proceso continuarán en los nuevos
países latinoamericanos: la necesidad de poner fin a los procesos de
desintegración territorial o de rehacer una nueva entidad; reducir los
múltiples cuerpos de la sociedad del antiguo régimen a la homogeneidad de
la nación moderna.
En definitiva:
1- Los procesos que se derivaron de dicha crisis reactivaron la
conceptualización política del poder: frente a la confección
jurisdiccionalista del poder ahora los principios de legitimación eran de
contenido político: soberanía popular y representación política. La
discusión del período se centró en torno a cuestiones como: ¿quién debe
ejercer el poder? ¿Dónde? ¿cómo? ¿en nombre de qué o de quién…?
A su vez, la soberanía, el poder del poder, ya no residía en el monarca,
sino en el pueblo (1808-los pueblos) y luego (1812) en la nación. Ente
unívoco, abstracto y homogeneizante…
2.- Implicó por un lado la construcción de la cohesión de la comunidad
hacia el interior de los estados, mediante distintas estrategias
(alfabetización, lengua, la construcción de la memoria histórica, expansión
de las prácticas asociativas- formación de la opinión pública-,
consolidación de un sistema de gobierno representativo…
Implicó una extensión de la participación política (en términos territoriales
en términos de población) produciéndose una reapropiación de las unidades
básicas de la soberanía (municipios….) y también una conceptualización
incluyente de la ciudadanía, del derecho de participación política.
Proliferación de los procesos de elección, representación política,
ruralización de los espacios políticos (ya no son procesos exclusivamente
urbanos)… Indicios de democracia y participación más altos que cualquier
lugar de occidente. El problema era cómo articular unidades políticas que
fueran estables y gobernables. Ese será el gran reto del XIX.
3
4. 3.- Las construcciones políticas se realizaron sobre la asunción del
liberalismo como el único lenguaje político sobre el que construirlo. Frente
a los que se denominaban gobiernos despóticos, se consideraba
imprescindible construir nuevos gobiernos que garantizaran los derechos de
los individuos: gobiernos liberales y representativos. Ahora bien, el
liberalismo no constituyó un lenguaje unívoco, uniforme ni homogéneo,
sino que adquirió distintas texturas desde el principio de las
independencias, y también fueron distintos los tópicos, problemas o temas
centrales en torno a los que se fueron configurando sus distintas
expresiones a lo largo del siglo XIX.
La independencia ya no se entiende como el momento de la “liberación
nacional”, sino como resultado de un proceso que podemos denominar
como de “modernización política”, que se habría desatado como
consecuencia de las abdicaciones de Bayona y que se habría dado por igual
en ambos lados del Atlántico, aunque sus repercusiones más
revolucionarias se habrían dado en el lado americano del antiguo imperio.
La modernidad política se define básicamente por la aparición de una
nueva legitimidad, el pueblo, sobre la que se asentará la formación de los
nuevos Estados soberanos. Primero se crearán los Estados y después las
naciones.
El problema de la nación moderna: la comunidad política formada por los
ciudadanos.
Paso de una visión corporativa y plural de la nación a una comunidad
política formada por los ciudadanos se produjo simultáneamente al tránsito
de una forma moderna de representación y soberanía. Este tránsito se
produjo formalmente (no necesariamente históricamente) con Cádiz y las
constituciones americanas. Ello implicó la construcción de una comunidad
de iguales que participara de manera directa o indirecta en el ejercicio del
poder político.
Ahora bien, ¿en qué consistió esa revolución ? Fue un proceso complejo
que afectó a diversos ámbitos. De forma sintética, puede decirse, con F.
Xavier Guerra, que supuso un cambio profundo en la concepción del
hombre, que pasó a concebirse de manera individual y sin los vínculos de
la antigua sociedad corporativa y estamental, de la sociedad, que asumía un
carácter contractual y que se imaginaba surgida de un nuevo pacto social, y
de la política, entendida como la expresión de un nuevo soberano, el
pueblo; en definitiva, significó la progresiva conformación de un nuevo
sistema global de referencias en el que se combinaban las ideas,
imaginarios sociales, valores y comportamientos que comenzaron a
configurar un hombre y una sociedad distintos. Todo estos cambios, y he
aquí la novedad de los mismos, se produjeron en la escena pública . La
4
5. historiografía los ha considerado expresiones de un proceso de
modernización. [CAUSAS, en Nota vii]
Quiero destacar que desde el punto de vista del ordenamiento político
implicó la aceptación del principio de soberanía popular como el único
legítimo sobre el que se podía asentar un sistema de poder. De esta manera,
tras las abdicaciones de Bayona, poco a poco fue ganando lugar un ideal
que colocaba en el centro la idea de Estado nación fundado sobre la
soberanía del pueblo y dotado de un régimen representativo. El lugar del
rey fue ocupado por la nación moderna. No se trató de una traslación
sencilla y directa, sino que constituyó un proceso complejo, que presentó
numerosos problemas y que a menudo contó con numerosas
contradicciones.
2-La creación de los Estado-Nación: el Estado.
El Estado es un ente que se reconstituye…. Aparece vinculado a la nación
en el caso latinoamericano. Frente a la autonomía del Estado, es necesario
recuperar la interacción entre sociedad y estado.
La diversidad de lógicas de legitimación sobre las que se funda (de
tipo político, como el principio de soberanía popular o soberanía nacional,
de tipo instrumental, como autoridad garante del orden y estabilidad,
reguladora de las relaciones sociales y con el mercado, etc.), en los
múltiples atributos que se le reconocen (liberal, nacional, socialista, de
derecho o de bienestar) o en las variadas las formas en las que organiza y
distribuye el poder político (presidencialista, federal, o central).
Todos estos enfoques han estado en gran medida condicionados por
dos grandes cambios de paradigma que se han producido en las últimas
décadas. El primero tuvo lugar a fines de la década de 1970 e implicó un
“retorno” del Estado en clara disonancia con la perspectiva estructuralista
dominante que lo entendía como una mera manifestación secundaria o
subsidiaria de otros factores, especialmente de los económicos.
Consecuencia de ese cambio que conllevaba entenderlo como una variable
autónoma se ha podido reconstruir su “capacidad de agencia” y, en
definitiva, reconocerlo como una institución con iniciativa propia2
. Desde
la década de 1990, y en gran medida bajo el influjo del giro cultural, los
estudios dedicados al Estado han denunciado el proceso de naturalización
sufrido por éste en las dos últimas centurias y en la necesidad de
desreificarlo. A partir de esta visión el Estado se concibe como un
entramado complejo de normas y actores de diversa índole y naturaleza, de
imaginarios, prácticas e instituciones, comprometidos entre sí en dinámicas
de negociación y disputa, que lo lleva a estar inmerso en un continuo
2
EVANS, RUESCHMEYER y SKOCPOL, 1985; CAMMACK, 1989, POGGI, 1978, JESSOP, 1977;
GONZÁLEZ LEANDRI, 1999, TANAKA, 2005, 92.
5
6. proceso de adaptación y reconstitución. A partir de esta nueva
aproximación cobra centralidad el carácter construido y múltiple del
Estado, posibilitándose cierto consenso académico acerca de su naturaleza
procesual, dinámica, maleable y relacional, y de su constitución en
heterogéneas facetas, con estratificaciones lábiles y en expresiones
polifónicas.
Estas reflexiones han supuesto básicamente tres transformaciones
analíticas fundamentales. Primera, la reivindicación del carácter
contingente de la construcción estatal ha deslegitimado las interpretaciones
teleológicas o finalistas sobre los procesos de estatalidad, invalidándose
con ello los modelos teóricos o las secuencias históricas predefinidas a
partir de las cuales se preestablecían pautas de desarrollo que servían
básicamente para evaluar el éxito o no del Estado. En lugar de estas
interpretaciones categóricas, en la actualidad se están desarrollando otras
de carácter más descriptivo-explicativo que atienden a las casuísticas
concretas para tratar de identificar los factores endógenos y exógenos, así
como las distintas lógicas de su interrelación que intervienen en una
coyuntura histórica determinada y que se van transformando por, y a la vez
que transforman, la estatalidad existente. Segunda, la recusación de una
consideración monolítica del Estado que lo adscribía únicamente al ámbito
gubernativo ha permitido ampliar aquellos enfoques que veían los procesos
de construcción estatal únicamente como resultados de ejercicios de poder
e imposición por parte de grupos hegemónicos sobre el resto de la
sociedad, como consecuencia de la configuración de las burocracias
nacionales y de los grupos de profesionales vinculados a la administración,
o como una derivación de los conflictos de intereses entre los distintos
territorios (y/o identidades) del país. La construcción estatal depende
también de factores externos a las estructuras definidoras de su
institucionalidad y varía en función de las relaciones que se establecen
entre éstos y los factores internos, así como de las herencias e innovaciones
en las que se inscriben. Es más, el Estado deja de verse como una
institución hegemónica y reguladora de la sociedad en su plenitud y se
comprende como una institución conformadora de otras que sufre a su vez
un proceso de reconstitución permanente debido, en parte, a su relación con
los demás sistemas del orden social. Por ello interesa especialmente
analizar las interacciones entre lo local, lo regional, lo nacional y lo
internacional, pero también la existente entre agencias de carácter
económico, social y/o cultural a partir de las cuales se atisban diversas
dimensiones de lo político que afectan y son afectadas por el Estado.
Tercero, y en relación con el aspecto anterior, se ha evidenciado la
naturaleza relacional del Estado, que aparece ahora como un espacio
permeable que influye y es influido a la vez por las distintas prácticas
sociales. Esta torsión conceptual se ha producido tanto al tomar en cuenta
6
7. la participación de actores que tradicionalmente se consideraban externos
y/o ajenos a los procesos políticos, como al introducir la apreciación
política en procesos que anteriormente se consideraban de índole
exclusivamente social o económica. El enfoque social sobre la política se
ha desarrollado básicamente en torno a la construcción cultural de
imaginarios, instituciones y prácticas asociados al poder, así como también
en torno a los procesos de transmisión y distribución de éste. Consecuencia
de ello ha sido subrayar la capacidad de intervención de la sociedad en la
conformación del Estado3
.
A partir de todas estas consideraciones el Estado deja de ser
conceptualizado como una entidad homogénea, autónoma y trascendente,
separada y opuesta a la sociedad, y más bien aparece como un espacio en el
que se producen continuos reacomodamientos entre los actores,
instituciones, prácticas y normas que lo conforman y entre estos y otros
exteriores a él. Precisamente su naturaleza construida y moldeable, y la
valoración de la capacidad de las gentes y las sociedades para reproducir o
transformar sus fundamentos, sus características o sus funciones han
permitido superar la visión tradicional que fracturaba Estado y sociedad.
Esta mirada dicotómica, por un lado, tendía a reducir al primero a un mero
instrumento de una elite erigida en autoridad que trataba de controlar a una
población sobre la que ejercía su dominio para lo que recurría a estrategias
legitimadas por una racionalidad moderna sobre el poder político (la
legalidad o el monopolio de la violencia, entre otras) y, por otro, presentaba
a la segunda como un actor uniforme cuya única capacidad de respuesta era
la aceptación, resistencia o reacción (violenta o no) ante las imposiciones
sobrevenidas. En reacción, desde una comprensión multifacética y en
ocasiones incluso contradictoria4
, los estudios recientes más novedosos han
centrado su punto de mira en la interacción permanente entre la
construcción estatal y los sujetos que dentro y fuera de ella contribuyen a
darle significado, y a generar instituciones y lógicas de actuación que le
confieren su forma histórica concreta. Esta relación que se define como
recíprocamente conformadora, sin embargo, no es entendida de igual
manera por todas las investigaciones.
Algunos estudios consideran que la relación interactuante entre
Estado y sociedad debe ser estatalmente descentralizadora y que debe
3
Estas transformaciones teóricas se han producido en diversos ámbitos, como en la teoría política o en la
historia, con especial desarrollo en la historia social o la historia política, en lo que se ha dado en llamar la
Nueva Historia Política. REMOND (dir.), 1988; SIRINELLI, 1993, 25-35; AGULHON, 1979,
BERSTEIN, 1996; RIOUX, 1990; PALACIOS (coord.), 2007.
4
Al estudiar al Estado desde su contingencia se evidencian contradicciones en su interior así como la
coexistencia de diversidad de tendencias que no responden necesariamente a criterios de racionalidad
universal, pragmatismo, simplificación institucional, centralización, profesionalización de sus agentes,
etc. Todas ellas presunciones acerca de lo que se esperaba de un Estado moderno eficaz y a partir de las
cuales tendían a interpretarse y a valorarse las lógicas estatales. BOHOSLAVSKY y SOPRANO (ed.),
2010, 28.
7
8. abandonarse el estudio del primero desde su núcleo -geográfico o de
estructura de poder- y desde su potencia para analizarse desde sus límites o
insuficiencias. Otros trabajos otorgan al Estado un sentido culturalista, por
lo que asumen que éste se va conformando a partir de las múltiples
expresiones cotidianas y de representación de la sociedad con respecto a él,
orientando sus reflexiones hacia el reconocimiento (y, en definitiva, la
justificación) de un Estado mínimo y limitado. Bajo la noción de la
antropologización del Estado5
, el resultado de estas aproximaciones es una
visión débil, periférica y/o restringida del mismo, cuyo sentido vendría
dado por las batallas culturales que tienen lugar en las prácticas diarias y
que se desarrollan a través de las representaciones y actuaciones culturales
públicas. La razón de la fuerza y el fomento del derecho, asume que la
consideración de la sociedad o el Estado en sus mínimas expresiones no
hace otra cosa que reducir la relación entre ambas a la lógica de
imposición-reacción limitándose con ello el carácter dialógico,
reacomodaticio y mutuamente constituyente inherente a dicha
interdependencia. Para evitar caer en esta visión limitadora, este libro parte
de la asunción de que Estado y sociedad son ámbitos cada uno con
autonomía suficiente como para que pueda reconocerse su identidad
específica y no totalmente condicionada por el otro; lo que implica
igualmente la existencia de un cierto equilibro entre ambos que permite el
intercambio, negociación y resignificación recíproca. Ello no implica que
ambas fuerzas tengan igual peso específico, ni que éste sea el mismo en
todas las coyunturas y contextos históricos, pero sí al menos el suficiente
como para que una no sea anulada, reducida al mínimo o totalmente
determinada por la de la otra. De lo contrario la intensidad conformadora
de la relación o la capacidad de contribuir a definir una de las dos
realidades sería básicamente unidireccional, volcándose de un polo hacia el
otro y no habiendo posibilidad de respuesta reconstituyente del segundo
sobre el primero o viceversa.
A partir de la precisión conceptual anterior, en este libro se propone
un acercamiento al Estado, -en su triple dimensión de materialidad/agente,
prácticas políticas y representación/discurso6
- desde su complejidad socio-
institucional, entendiéndolo como una construcción producto de procesos
5
Estas visiones que incorporan utillajes conceptuales y metodológicos propios de la antropología y la
etnografía han tenido importante acogida en los trabajos históricos. Todas ellas coinciden en asumir al
Estado como un artefacto cultural que presenta múltiples capas, paradójico y translocalizado de
instituciones, prácticas y personas, e inciden en que tanto las normas que lo configuran como las prácticas
cotidianas de las personas y agentes estatales en su actuar institucional y en relación con dichas normas
constituyen los aspectos que le dan su significado. Por ello, abordan el estudio del estado “desde abajo” y
“en relación” con las sociedades sobre las que extiende su autoridad. El protagonismo que ahora cobra la
sociedad en su heterogeneidad, sus prácticas e imaginarios en la definición estatal va acompañada de una
dispareja valorización de las estructuras estatales que iría desde el rechazo absoluto a su disolución en
dichas prácticas. MIGDAL, 1988 y 2001; SHARMA y GUPTA, 2006, 5; SCHLICHTE (eds.), 2005;
DAS y POOLE, 2004; BOHOSLAVSKY y SOPRANO (ed.), 2010, 23-28; TANAKA, 2005, 100. Sobre
algunas posturas similares en el derecho, GROSSI, 2003.
8
9. políticos y sociales que una vez instituidos por la sociedad instituyente
conforman los límites estructurales de ésta, pudiendo estos volver a
transformarse gracias a su accionar público. El Estado no estaría antes o
después de la sociedad, pues actúa como un elemento fundador de la misma
que al mismo tiempo es fundado por ella, garantizando su existencia
institucional la vida de otras instituciones a través de múltiples pactos,
debiendo pugnar por mantener su liderazgo frente a otras entidades y/o
poderes que pretendan cuestionarlo7
. En consecuencia se define al Estado
como un conjunto de entramados institucionales y organizativos formales e
informales que se construyen en continuos procesos de negociación,
disputa y acuerdos entre grupos específicos de actores. Los límites entre
Estado y sociedad son vistos como productos y efectos del poder,
concibiéndose las resistencias como negociaciones y reacomodos8
.
Se propone reconstruir algunos aspectos de la interacción
permanente entre el Estado y la sociedad en el proceso de conformación de
las repúblicas latinoamericanos en el siglo XIX.
- La separación entre sociedad civil y Estado se ha sustituido por la noción
de que hay posibilidad de interacción entre ambas.
La noción de pueblo remite tanto a una comunidad humana completa como
a la estructura interna de esa comunidad: la nación y el ciudadano.
¿con qué se identifica la nación soberana: con las ciudades, con las
divisiones administrativas de la colonia, con el conjunto de la América
hispánica? ¿quiénes son los ciudadanos sobre los que reposa el ejercicio de
la soberanía: las elites, el conjunto de la población?
- ¿qué nación?
- ¿cómo construir ciudadanos?
- ¿Qué hacer con los cuerpos intermedios?
La acción emancipatoria va asociada así a una nueva imagen de la sociedad
política. Imagen que tuvo como rasgos distintivos el sentimiento
republicano y la búsqueda de bases jurídicas que garantizaran la
construcción de un estado territorialmente unificado, idealmente moderno y
6
Véanse las reflexiones críticas presentes en: ABRAMS, 1988, 58-89; PERALTA e IRUROZQUI, 2000,
13-30; BARRAGÁN y WANDERLEY, 2009, 21-25.
7
El Estado es un ensamblaje institucional entre otros en el marco de una formación social, pero por otro
lado es responsable de mantener la cohesión de la formación de la que forma parte. Un desarrollo al
respecto en IRUROZQUI (ed.), 2005, 13-40 y en IRUROZQUI y GALANTE (eds.), 2011(en prensa).
8
Esta definición ha sido elaborada a partir de WEBER, 1984; REMOND, 1988; HALL e IKENBERRY,
1993; BLOOM y STEPPUTAT, 2001; IRUROZQUI (ed.), 2005; SCHARMA y GUPTA, 2006;
FOUCAULT, 2007; BARRAGÁN y WANDERLEY, 2009. JESSOP, 2006, 128-129.
9
10. orientado hacia el progreso., sobre bases idealmente representativas, cuya
fuente última de legitimación era la nación soberana9
3. ¿Qué nación, quién constituye la nación, cuándo hay nación, desde
cuándo hay nación?
Concepción civica de la nación: unidad de población que habita un
territorio demarcado, posee una economía común con movilidad en un
único territorio que delimita un sistema únicao de ocupación y producción,
leyes comunes con derechos y deberles legales idénticos para toda la
población, un sistema educacional público y masivo, una única ideología
cívica. Modelo francés.
Concepción etnica o genealógica de la nación: población humana que
reclama un ancestro común, una solidaridad, costumbres comunes y
vernáculas y una memoria histórica común. Modelo alemán.
Enización de la polity: Instrumentalización y difusión de pautas culturales
y lingüísticas, mitos de origen y un conjunto de símbolos tendentes a
consolidar la identidad colectiva y que aparece como un programa explícito
de los gobernantes en los procesos de configuración de los estados
nacionales en el siglo XIX y principios del XX.
A lo largo del siglo XIX_ XX Hispanoamérica:
- independencia no se habla de nación, sino de patria, como el lugar, la
tierra donde ha nacido. Vinculación territorial y localizada. Se le añade la
noción de libertad. Tierra de hombres libres. Sobre esta base construyen la
argumentación para la desvinculación de la monarquía y el fundamento
para la construcción de la nación cívica. Significación dual: pueblo o
ciudad natal; provincia, pais o reino en que se ha nacido.
- Nación: tres acepciones: cultural: distintos grupos étnicos que convivían
en la colonia; territorial: la población asociada a un territorio;
institucional: Nombre colectivo que significa algún pueblo grande, reino
estado, etc. sujeto a un mismo príncipe o gobierno. Este último es el que se
articula en el período emancipador: la sujeción de la peninsula y América a
una misma fuente de poder la monarquía español, convierte a los habitantes
de ambos territorios en una nación. Por ello los americanos rechazan su
condición de colonias en los debates gaditanos. Nación con dos pueblos
integrantes: El español y el americano.
La lealtad a la nación se ha ido desplazando de la nación española a la
americana y de ésta a la nación mexicana, peruana o boliviana. Fue un
9
Mónica Quijada, Qué nación?, p. 16.
10
11. proceso concéntrico: durante la independencia convivieron la nación
española, nación americana y patria. Tras la independencia, la nación
americana y la proyección local de la nación (reino-provincia, ciudad natal)
interactuarían durante décadas.
La singularización de la nación: elementos que pudieron intervenir en la
definición de una corporeidad específica para cada estado:
1. Formas de identidad grupal anteriores a la emancipación pudieron
contribuir a la singularización de determinadas concepciones
particulares de la nación. Nueva España: construcción de una
identidad criolla construida en parte sobre la apropiación y
adaptación de símbolos indígenas por parte de la elite española
2. Distintas proyecciones de la idea de patria según los ámbitos:
-México y Perú: Identificación de patria con reino
-Virreinato del Río de la Plata: patria: ciudad natal y su Hinterland.
Atomización de las lealtades en las Provincias Unidas del Sud, donde el
surgimiento en el imaginario del concepto de nación argentina no se
produjo hasta mediados del XIX. Identidad provincial.
- Chile o Paraguay: el aislamiento.
3. la invención de la nación: definición por parte de las elies de rasgos que
son presentados como únicos e irrepetibles que se diferenciaban del tronco
español y también de los de los países vecinos. Que trataban además de
paliar la diversidad existente (racial, socioeconómica…). Se construyó un
corpus de imágenes, ritos y pedagogía política. Fiestas en honor de las
victorias patriotas que permitían compartir un mismo espacio público por
las elites y el pueblo, unificando lealtades. Construcción de una memoria
histórica, panteón de próceres….
Trasvase progresivo del concepto de patria al de nación.
La yuxtaposición de elementos heterogéneos y carentes de toda cohesión se
transformó en sociedades amalgamadas y autorreconocidas como
“peruanos”, “chilenos” o “bolivianos” se produjo gracias al establecimiento
de instituciones y leyes avanzadas y orientadas al bien común. Hubo
además un deseo de inclusión.
a) En el imaginario de la emancipación, la nación aparecía como una
construcción incluyente en la que la heterogeneidad y la ausencia de
cohesión que a ella se vinculaba, se irían esfumando paulatinamente por
obre de unas benéficas instituciones y una educación orientada a la
formación de ciudadanos. La dimensión institucional de la nación se
impondría a la cultural, neutralizando la fuerza centrípeta de la diversidad
11
12. mediante la cohesión fundada en la identidad global de la
“ciudadanía”.Serían ciudadanos iguales (racial y culturalmente), aunque
socioeconómicamente fueran diferentes. Nación civica. La nación de
ciudadanos.
b) Mediados de siglo: civilización o barbarie (Sarmiento). Se considera que
la nación de ciudadanos encuentra muchas trabas: la abyección de muchos
siglos, la diferencia y el apego a sus costumbres de actores que era
necesario ciudadanizar. La nación cívica que fue concebida como una
construcción incluyente, da paso a la “nación civilizada”, cuya imagen e irá
asociando paulatinamente a la exclusión “necesaria” de los elementos que
no se adapten a ella. Los términos de la exclusión variaron:
- exclusión por fusión: fusión de la población nativa con elementos
capaces de aportar rasgos que el imaginario liberal asociaba a la
configuración de la nación civilizada. Fomento de la inmigración
europea. Blanqueamiento y europeización de la mentalidad y
costumbres.
- Exterminio. Se plantea como solución posible a la pervivencia de la
barbarie.
El indio heroico de la independencia, mito de la nacionalidad se había
convertido en una fiera carente de toda capacidad de civilización.
Esto se vio reforzado por la influencia del pensamiento biologicista
europeo y norteamericano: escala jerárquica biológicamente determinada
de las razas. La nación civilizada que mantenía la primacía de la dimensión
institucional y territorial, vinculada con el concepto de cohesión cultural
fundada en la exclusión de los elementos no asimilables y biológicamente
inferiores.
C) aunque existía también en la segunda mitad del XIX, a fines del XIX y
principios del XX se recuperó la visión incluyente de la nación. Pero no era
una nación de ciudadanos configurada naturalmente por influjo de la
renovación institucional y una educación de contenido cívico: no era una
nación integrada por individuos industriosos, cohesionados en su lealtad al
Estado civil, sino una comunidad en la que lo individual se subsumía en lo
colectivo, y la unificación de las lealtades se vinculaba a la
homogeneización de los universos simbólicos. No bastaba con la
integración política o social, era necesario también la integración cultural
plena. Además de la extensión de los derechos civicos, la nación
homogénea se fundaba en una educación orientada a configurar una
“cultura social” que borrara la heterogeneidad y unificara los universos
simbólicos. En la nación homogénea confluían las tres dimensiones de la
nación: cultural, institucional y territorial.
12
14. 2. LA CONFORMACIÓN DE LAS NUEVAS COMUNIDADES
POLÍTICAS, LA REDEFINICIÓN DE SOBERANÍAS, LA
CONSTITUCIÓN DE PODERES Y REGÍMENES POLÍTICOS
NUEVOS.
A PESAR DE LA DIVERSIDAD EL IDEARIO LIBERAL PROVEYÓ
DEL BASAMENTO NORMATIVO DE ESTAS CONSTITUCIONES.
Los gobiernos independientes se fundaron sobre el principio de soberanía
del pueblo y de república representativa; sobre estos mismos principios se
asentaría el ejercicio legítimo del poder político en todo Iberoamérica.
La construcción de los Estados nacionales fue un proceso social complejo,
resultado que no estaba prefigurado de antemano y que tuvo en cada región
una historia particular. En todos los casos se fundó sobre los principios
liberales, aunque con distintas intensidades:
3. jacobinismo de algunas revoluciones iniciales
4. inflexión conservadora 1820-1840.
5. Liberalismo republicano y constitucionalista de mediados de siglo
6. Ola positivista del último tercio
El problema clave de la construcción de los nuevos Estados es el de la
representación política; problema doble, pues no solo se trata de establece
un sistema representativo moderno destinado a legitimar los nuevos
poderes, sino también de crear la nación como sujeto de soberanía.
El estudio de la ciudadanía permite estudiar los vínculos entre Sistemas
políticos y sociedad civil: la interacción entre estado y sociedad. La
ciudadanía remite a las diversas formas de representación y participación
pública.
a.- Discusiones y expresiones distintas de organizar las nuevas realidades
políticas:
Exvirreinato del Río de la Plata intentó organizar un Estado centralizado
con una única soberanía nacional, pero los pueblos reclamaron sus
derechos de autonomía y se mantuvieron como entidades soberanas hasta
mediados de siglo.
Brasil conformó una monarquía con un Estado central que fue capaz de
articular poderes regionales.
b.- Representación política: Ciudadanía y asociacionismo.
14
15. Elecciones: derecho a elegir y ser elegido.
- Definición del sujeto de la representación:
- prácticas electorales: procesos electorales, asociaciones partidarias…
Armas. La ciudadanía política se asociaba estrechamente con la
participación e las milicas. En muchos lugares, para poder votar se debía
estar inscrito en la Guardia Nacional; además la condición misma de
ciudadano activo implicaba el derecho y el deber de pertenecer a ella para
defender la patria. El recurso a la violencia se consideraba legítimo frente a
las amenazas externas pero también cuando se consideraba que el poder
central violaba la constitución o las bases sobre las cuales se fundaba su
legitimidad. En Lima, el mito del ciudadano armado apareció rodeado del
lenguaje de la fraternidad y el asociacionismo propio de la sociedad civil.
Practicas asociativas: asociaciones profesionales o étnicas, sociedades de
ayuda mutua, salones, logias masónicas, clubes sociales y culturales.
Creación de una esfera pública política, una instancia creada desde la
sociedad civil por personas privadas que reunidas forman un público con el
propósito de entablar un debate con el Estado. Sobre todo en ciudades
grandes, como Lima, Buenos Aires y otras. A través de estas asociaciones,
movilizaciones, prensa… la población urbanita intervenía en las decisiones
políticas.
¿Cómo reemplazar la legitimidad monárquica por una nueva legitimidad
que garantice la obediencia política?, ¿cómo regular la nueva relación entre
gobernantes y gobernados en el marco de ruptura de los lazos coloniales?
No existe un modelo único de nación moderna; las unidades políticas se
construyeron como tales desde fines del siglo XVIII por medio de
procesos históricos propios y particulares.
Casos concretos: formas de representación y participación públicas.
Concepciones del poder y de los vínculos políticos.
1. MÉXICO.
Desde el momento de la independencia, los lideres estatales mexicanos
llamaban nación al nuevo país: en referencia a su condición de unidad
política soberana. Significaba el territorio de la Nueva España y sus
habitantes, que se había vuelto soberana. Sin embargo, como realización
concreta aún estaba por definir y constituirse.
15
16. La nación mexicana heredaba una estructura sociopolítica de antiguo
régimen que la guerra de independencia, la revolución liberal española y el
movimiento de Iguala no había erradicado completamente.
Tras la independencia, la pregunta que se planteó fue ¿qué forma de
gobierno, qué régimen político eran más apropiados a las peculiaridades del
territorio y de sus habitantes?
Dos interpretaciones sobre la independencia:
- la independencia como proceso de maduración que permitía a Nueva
España autonomizarse de la madre patria
- la independencia como la ocasión que permitía recuperar los
derechos perdidos por culpa del despotismo español.
1821-1824. Período marcado por la busqueda de un texto constitucional
conforme con la “constitución histórica del México”. Que reflejara los
diferentes poderes y sus relaciones, el sistema de gobierno más afin a las
costumbres.
1821- 1860: hibridaciones entre el constitucionalismo históricos propio de
la Nueva España y el liberalismo gaditano.
Tensión entre un proyecto de república de corte tradicional (comunitaria y
catolica) y una republica liberal (afin al ideal heredado del iusnaturalismo y
de la revolución francesa).
Tránsito de la república corporativa a la nación liberal moderna.
1821 Imperio iturbidista. Careció de constitución propia. Estaba vigente
la de Cádiz de 1812 y el Plan de Iguala que establecían una monarquía
católica moderada basada en la separación de poderes y el respeto de los
derechos individuales.
En la práctica Iturbide se opuso al congreso constituyente sobre la cuestión
en torno a en quién residía la soberanía (pueblo, congreso o emperador) y
quién debía ejercerla. El establecimiento de un régimen procentralista le
hizo ganar la animadversión de las provincias, que se levantarían contra él
de manera triunfante estableciendo un sistema de gobierno republicano y
federal.
4 octubre de 1824 se proclamó la primera constitución del México
independiente. Que cristalizaba de alguna manera la herencia jurídico-
religiosa de la monarquía católica con el liberalismo gaditano.
El republicanismo cuajó rápidamente por varios motivos:
Tradición republicana, (1) que designaba republica al cuerpo político, la
comunidad, independientemente de su forma de gobierno: Monarquía,
república o cuerpo político. (2) Cualquier territorio de la monarquía
minimamente reconocido por leyes era considerado república (3) cualquier
ciudad, villa o pueblo de indios se consideraba república. Republicanismo
si géneris inserto en el marco de la monarquía católica.
16
17. En la época de la monarquía la noción de república remitía a las ciudades y
pueblos con gobierno propio mediante autoridades consideradas
representativas de la comunidad. La constitución de Cádiz universalizó dos
niveles de gobierno local: los ayuntamientos de los pueblos y las
diputaciones provinciales. En 1823 fueron las provincias encabezadas por
sus diputaciones las que congregaron la voluntad de los pueblos en torno a
la idea de república federal. Luego se llamaron “estados libres y
soberanos”.
En Cádiz lo que se había querido era instaurar una nación unitaria,
representada exclusivamente en las cortes y descentralizada
administrativamente (diputaciones provinciales, jefes políticos y
ayuntamientos). Los mexicanos consideraron estas instancias no solo de
administración sino como cuerpos representativos; tanto en Cádiz como
frente a Iturbide. Las provincias estado se concibieron como cuerpos
políticos en el sentido orgánico y tomista del término.
Dentro de las repúblicas urbanas la sociedad novohispana estaba
organizada en multitud de corporaciones civiles y religiosas (cabildos
eclesiásticos, universidades, consulados de mercaderes, cofradías, órdenes
religiosas, hospitales, montepíos…) que desempeñaban funciones públicas.
Se sostenían y cumplían sus funciones gracias a la administración de bienes
que consistían en capitales o en fincas rústicas y urbanas. En el momento
de fundarse la república, la estructura corporativa propia del antiguo
régimen estaba intacta.
Etapa Federal: Más bien una confederación
-sufragio amplio.
- multiplicación de las instancias de representación: legislaturas estatales
con amplios poderes. Aunque hubieran basado sus poderes en términos
propios del <antiguo régimen. Libertades, autogobierno…
- Congreso general con amplios poderes.
- Ejecutivo con débiles y restringidos poderes.
Discusión sobre la soberanía; tensiones entre la consideración de ésta
como única e indivisible o como sumatorio de las soberanías de las
particularidades- de los territorios.
Limitada capacidad del gobierno central para intervenir en el interior de los
estados, lo que hace pensar más en confederación que en federación.
- Este republicanismo corporativo y católico fue contemporáneo con un
movimiento ilustrado inédito que englobaba al liberalismo católico,
iusnaturalismo racionalista, anticlericalismo de los masones, y la
insistencia en el papel de la economía política, la educación y las ciencias
17
18. útiles para los progresos de la república. Se trata de la combinación de los
ideales de la ilustración científica con los postulados filosóficos del
liberalismo que fueron gestando una nueva cultura política que fue
atenuando los particularismos y el sentimiento de pertenecer a una
comunidad más grande que la pequeña villa o parroquia.
EL LIBERALISMO POLÍTICO EN SENTIDO ESTRICTO
(ELECCIONES, REPRESENTACIÓN) CABÍA EN EL IDEARIO
CORPORATIVO DEL ANTIGUO RÉGIMEN PORQUE PERMITÍA
CREAR O CONSOLIDAR LIBERTADES DE VIEJO CUÑO. Sin
embargo la ANTROPOLOGÍA INDIVIDUALISTA QUE LO
SUSTENTABA NO PODÍA CONVIVIR SIN ADAPTACIONES CON LA
CONCEPCIÓN TOMISTA DEL REPUBLICANISMO CORPORATIVO.
El liberalismo no dio un espaldarazo a las libertades de viejo cuño
(autogobierno), sino que permitió la creación de otras nuevas: la de
imprenta, la de reunión y asociación que fueron fundamentalmente
anticorporativas, abrieron camino a l a idea moderna de nación y de
ciudadanía. La imprenta daba una dimensión pública y nacional a las
disputas hasta entonces locales, que se volvían asuntos ideológicos
trascendentes y abstractos.
Desde 1823 entonces se perfilaba un republicanismo apoyado
exclusivamente en el potencial revolucionario del liberalismo de Cádiz,
defensor de la igualdad ante la ley y del fin de privilegios y fueros de las
corporaciones. Se desarrollaron los radicales en torno a logias masónicas.
La revolución de Ayutla de 1857:
-énfasis en la ciudadanía democrática: declaraba los derechos del hombre y
del ciudadano y fijaba las condiciones para integrar la ciudadanía
-el presidente de la república dejaba de ser designado por las repúblicas de
las legislaturas estatales para ser electo por el voto de los ciudadanos
-se afirmaba el poder de intervención del gobierno general en los estados.
- y la Ley Lerdo de 1856 que mandaba desamortizar los bienes de todas las
corporaciones, tanto civiles (pueblos y ayuntamientos) como eclesiásticas y
caritativas (conventos, cofradías, obras pías, hospitales, colegios…).
Sistema federal desapareció entre 1835 y 1846 y de nuevo entre 1853 y
1855.
1846 se restableció la constitución de 1824 pero se produjo la invasión
norteamericana.
Fragmentación de la identidad comunitaria.
Década de los 30 el sistema de antiguo régimen comenzó a deshacerse.
18
19. 1. ARGENTINA:
¿Cómo afectó la legalidad liberal a la reconfiguración de las nuevas
repúblicas? Vías formales e informales de participación, estudio de la
sociabilidad política.
A.- 1828-1850.
1820 se crean estados provinciales autónomos y por lo tanto regímenes
representativos de alcance provincial.
El estado de Buenos Aires crea en 1821 un régimen representativo que
incorporó la campaña y estableció el sufragio universal y directo.
La ley electoral de 1821 en Estado de nuenos Aires:
-estableció un amplísimo derecho al sufragio (todo hombre libre de ciudad
y de campaña),
-elección directa de la Sala de representatnetes (legislativo que designaría
al gobierno).
-Supresión de los colegios electorales encargados de negociar los
candidatos electos para los diversos cargos disputados dio lugar a una
nueva práctica: la lucha por las candidaturas.
En este contexto se pergeñaron dos formas de ejercer el poder político y
por últimos dos modos de relación entre gobernantes y gobernados. En
ambos casos el sufragio actuó como principal elemento legitimador del
poder político. Ello no implica una democratización del poder.
1.- Régimen de competencia notabiliar: 1821- 1835: liderado por
Bernardino Rivadavia: se construyó sobre una amplia participación
electoral y por una dinámica notabiliar de tipo competitivo donde la lucha
por las candidaturas ocupó un lugar fundamental. Estos personajes se
alternaban en los cargos de representación según una frecuencia
directamente proporcional a su capacidad de negociación.La estabilidad
nacional se buscó en la alternancia de los grupos notabiliares mediante la
negociación entre pares legitimados a través del voto.
Congreso Nacional de 1824-1827 será cuando se exprese con mayor
intensidad esa competencia. Intento de constituir un gobierno central que
aglutine a los estados autónomos provinciales. División entre unitarios y
federales.
Elecciones de 1827 y 1828 expresan el momento culminate de la tensión
entre los distintos grupos de la elite. Gran agitación en la ciudad,
importante movilización. Contienda entre unitarios y federales que se
19
20. refleja en la vestimenta (frac y levita de unitarios; chaqueta para los
federales). Sin embargo, en las listas aún no se ha establecido la diferencia
y aparecen unos y otros en las mismas listas, mostrando cómo la lógica
notabiliar persiste aún en la confección de las listas. No es algo ideológico.
Pero lo que dejan claro estos procesos electorales es que la negociación en
el interior de la elite para proponer candidatos está llegando a su fin, puesto
que la movilización popular alcanza cuotas elevadas, lo que empieza a
parecer difícilmente controlable por dicha elite.
La división facciosa se hace evidente cuando no se consigue resolver a
través de la negociación intranobiliar la tensión entre federalistas y
unitarios, lo que da lugar a la primera y única ruptura de la legalidad
electoral vigente: la revolución de 1828 dirigida por el general Lavalle
(unitario) destituye a Dorrego y a la sala de representantes (mayoría
federal) apelando a la corrupción de los comicios.
La apelación a la legalidad electoral refleja la importancia adquirida por el
sufragio en la sociedad porteña como fuente insustituible de la legalidad,
pero también la limitación en la capacidad de negociar solamente entre las
elites.
Esta percepción de la situación como amenazante provoca el pacto entre
cabezas visibles de los grupos enfrentados: pactos de Cañuelas y Barracas
(1829) entre Lavalle y el comandante general Juan Manuel de Rosas
(federal). El pacto de cañuelas busca restablecer la legalidad electoral para
lo que suprime la competencia de listas por una lista única concertada por
Lavalle y Rosas. Encontró rechazo incluso entre la elite porque no estaban
de acuerdo con que la lista procediera del acuerdo único de estas dos
personas y también porque los sectores unitarios y los federales tampoco
eran homogéneos ni monolíticos.
En las elecciones de julio de 1829 hubo sectores que continuaron con las
prácticas de las listas de candidatos y no se sometieron al pacto.
Refleja la existencia de dos concepciones divergentes de la política y de la
representación en el seno tanto de unitarios como federales. No es que unos
defendieran una propuesta y otros la otra, sino que ambas estaban
defendidas y rechazadas en el interior de ambos grupos.
. reemplazo de la competencia con una lista unificada, buscando
unanimidad
. mantenimiento de la competencia internotabiliar en la que los más
representativos tuvieran acceso a la sala de representantes.
Así la lucha política más encarnizada en el momento no fue la que enfrentó
a unitarios y federalistas sino la que opuso ambas concepciones de la
política y de la representación. El grupo unitario desaparece del panorama
y los federalistas se escinden: federales doctrinarios (partidarios de la
competencia de listas) y federales netos (Rosas), que pretenden suprimir la
competencia de listas.
20
21. Las elecciones no responden a lo pactado en Cañuelas por lo que se
establece el pacto de Barracas establece un gobernador provisorio que
restablezca la paz y que vuelva a convocar elecciones: Rosas. Se restablece
la legislatura derrocada por el levantamiento de 1828.
En 1829 el problema de la representación se canaliza sobre todo en torno a
la decisión de otorgar o no facultades extraordinarias al poder ejecutivo: a
Rosas:
Federales doctrinarios se muestran grandes defensores de las libertades
individuales, la división e independencia de los poderes (contrarios a los
poderes extraordinarios del ejecutivo) y la representatividad otorgada a la
sala a través de un sistema electoral de competencia.
Federales netos proponer recurrir a pactos entre las elites, al ejecutivo en un
poder omnímodo y las elecciones en una ratificación plebiscitaria de dicho
poder.
Estas fuerzas se midieron en las elecciones de 26 de abril de 1833.
Dependiendo de quién las ganara se impondría una u otra tendencia. Fuerte
movilización popular, prensa… El triunfo de los federales liberales
consolidó el temor entre los federales netos sobre la amenaza que suponía
la dinámica competitiva adquirida por los procesos electorales. Agitación
política que llevaría al cambio de gobernador en sucesivas ocasiones lo que
desembocaría en la designación de Rosas como gobernador que sumaría el
poder público en su persona, con el fin de conseguir la estabilidad.
Plebiscito en 1835 que ganó.
2.- Régimen de unanimidad. 1835-1850 Rosas: también sobre un amplio
sufragio suprimió la competencia y estableció un régimen de unanimidad.
La estabilidad se buscó mediante la negación de la competencia y el
predominio absoluto del ejecutivo.
Nueva etapa caracterizada por la unanimidad en la que el gobernador
elaboraba una lista única y realizaba en ocasiones plebiscitos para
confirmarla mediante los procesos electorales; establecimiento de un
régimen que otorgaba al ejecutivo poderes casi ilimitados.
Elaboración de la lista única por parte del gobernador y éste las remitía
antes de las elecciones entre los funcionarios de gobierno (en la ciudad por
policia, ejército, ministerios y gobierno; en la campaña en los jueces de
paz) para que las distribuyeran entre los votantes. En las boletas ponía la
lista de elegibles, para el caso de la ciudad, y para la campaña, el nombre
del candidato.
En este período en la campaña crece el número de votantes, especialmente
en la línea de frontera ganada al indígena ds de 1832: allí aumenta el voto
por las milicias asentadas en fortines y fuertes; pero también se produjo la
ruralización de la política:
21
22. “la expansión de la frontera electoral en un territorio recién incorporado
bajo la tutela estatal, junto a la movilización producida a través del sufragio
en poblados débilmente asentados, reflejan la estrecha articulación que se
entabla en la época de Rosas entre el voto y la consolidación del poder
provincial en el campo”, p. 139. De esta manera el oficialismo electoral
movilizó a un nuevo universo de electores permitiendo con ello la
consolidación de la práctica del sufragio en estos años. Hay una importante
vocación por movilizar y legitimar por via electoral el poder, aunque Rosas
había roto dos elementos importantes del sufragio: la competencia
internotabiliar y la centralidad de la sala de representantes. Su interés por
movilizar el campo refleja además el problema que tenía con la ciudad, en
donde existía una cierta disputa que reflejaba la diversidad y pluralidad de
una opinión pública en ciernes. Ruralización y militarización de la política
no respondería a la ausencia de legalidad, sino que refleja más bien una
tendencia a absorber la legalidad liberal heredada del espacio urbano.
B. 1852-1861
Con la caída de Rosas se asiste a una “explosión asociativa” y un desarrollo
sin precedentes del debate público. Surgen nuevas formas organizativas:
los clubes electorales: ¿hasta qué punto la organización de los clubes
electorales supone una ampliación de la ciudadanía política real, a través de
una mayor participación de la sociedad civil en la contienda electoral?
Los clubes son instrumento de mediación entre las instituciones
representativas y la sociedad en buena manera negada por dichas
instituciones.
Tras la caida de rosas, surge la necesidad de participar en la creación de
listas.
Dos vías: los clubes parroquiales, establecidos formalmente con el
Reglamento de 1857 que establecía que debía haber uno por parroquia y
que su función sería la de “convocar a los vecinos de la Parroquia y recabar
su voto respecto de los ciudadanos que hayan de ser elegidos por
Senadores, Representantes y Municipales” y tratarían además de imponerlo
en la campaña. Los habitantes de cada parroquia elegirían una comisión de
cinco miembros que acordarían una lista con los candidatos propuestos; a
partir de estas listas una comisión central establecería una lista de
candidatos para la ciudad.
Los clubes parroquiales se crean para defender la lista de cada parroquia.
Soprende lo rápido que se crearon lo que hace pensar que la asociación
política se constriuí a partir de vinculos comunitarios antiguos. Existe una
red de relaciones anterior a la constitución de la asociación, la cual
prevalece previsiblemente en la elección de las comisiones electorales. De
tal manera que estos clubes confirman el papel de las autoridades
comunitarias tradicionales en el sistema representativo (el cura, el juez de
22
23. paz, los notables y vecinos de la parroquia). Estos clubes reflejan entonces
un caso típico de organización moderna que se encaja en una estructura
comunitaria tradicional.
Sin embargo, la introducción de estas nuevas formas asociativas producirá
una importante innovación en la organización de la vida política, pues
aunque en estos clubes la reunión de notables trató de imponer las listas
gubernamentales, progresivamente los clubes modifican su naturales y
función. A partir de 1853 aparecen otros culbes fuera del marco de la
parroquia, creados básicamente por la oposición que se vió excluida de las
comisiones parroquiales. Se tratará de clubes más claramente partidistas o
facciosos.
.- Clubes de opinión: estos clubes exponen un programa eligiendo la
opinión como elemento vertebrador de la unión, a diferencia de la
referencia a una comunidad de lugar, con sus vínculos y autoridades, o una
comunidad histórica. Contribuyen a consolidar una esfera pública de
opinión que supone al individuo-ciudadano moderno. La alternancia es
mayor en estos clubes que en los otros. Sus dirigentes además participan en
el entramado asociativo del momento: clubes de recreo, logias masónicas o
asociaciones culturales.
De la parroquia a la esfera pública. Dos tipos de clubes que coexisten y que
a menudo encajan, que articulan dos estructuras de poder coetáneas.
La constitución de la comisión de los clubes es un momento fundamental:
estas comisiones confeccionaban la lista de candidatos en representación de
la población. La población debe elegir a los que designarán a los candidatos
para la elección. Estas listas deben ser ratificadas el día de la votación, para
lo cual se movilizan los sectores que la elección indirecta había querido
alejar de los comicios. Los clubes constituyen una instancia relativamente
informal y no una instancia representativa institutida (como en el caso de
las asambleas primarias existentes en 1815). Esta condición de informal
permite llegar a acuerdos sobre los candidatos posibles sin recurrir a
comicios. Lo fundamental del proceso es la concertación de candidatos que
se hace a través de los “representantes” de las parroquias y los dirigentes de
los clubes de opinión. Así, la estructura del club parece regular la
competencia por las listas y resolver así la dificultad de concertación
notabiliar que se dio desde la ley de elecciones. Para ello se confiere a esas
elites una dimensión representativa que antes no tenían y que proviene del
voto de las asambleas parroquiales.
La movilización electoral del día de las elecciones: parcialidad de las
mesas, coaccion electoral y falsificación de los registros, que serán
organizados por los clubes en defensa de determinados candidatos,
habiendo sido hasta entonces acciones improvisadas. El club consigue
23
24. romper con el monopolio de la coacción electoral que hasta entonces
ejercía el gobierno.
La fuerza se transforma en una garantía de representación y por ello los
ciudadanos deben movilizarse para imponer su voluntad el día de la
elección. En la movilización facciosa no solo había una lógica clientelar,
sino también una lógica representativa: la de la voluntad que se manifiesta
a través de la acción guerrera.
1. En las comisiones de los clubes se delega la concertación de las listas.
Estas comisiones pueden representar intereses de ciertos sectores de la
sociedad civil que no gozaban de derechos políticos (Club de extranjeros)
suponiendo con ello una ampliación de la ciudadanía política.
2. En los días de las elecciones, la intervención de los clubes rompe el
monopolio de la acción coercitiva del estado. El fraude y la coacción se
convierte en un terreno en el que la sociedad civil ejerce control y en una
segunda instancia de competencia de las elites. El gobierno tiende a
competir también en el fraude. Así la movilización popular es concebida
como una fuente de legitimidad de la que los liberales no pueden
prescindir. La movilización forma parte del proceso electoral: permite la
integración de personal que no queda incluido mediante la concertación de
las listas, sino por la manifestación de una fuerza de combate.
2. Andes: BOLIVIA y Perú
El caso peruano es manifiestamente diverso. Intensa movilidad social
1820-1840. Estado caudillista. Estado altamente militarizado. Fuerte
implicación militarizada y conflictos territoriales con otras entidades.
Participación militar de los campesinos en las contiendas caudillistas.
Tras Ayacucho (1824) Perú sigue en manos de Bolívar hasta 1827. Etapa
de gobiernos militares y momento de la guerra con la Gran Colombia
(1829).
Durante los gobiernos de José de la Mar, Agustín Gamarra y Luis José
ORbegoso el debate político se centra entre monárquicos (monarquía
constitucional como salvaguarda del orden interno) y republicanos; entre
liberlaes (que como La Mar defendían una presidencia controlada por el
congreso) y conservadores (Gamarra, amigo del autoritarismo); quienes
pensaban que la nueva república de Bolivia debía anexarse al Perú
(Gamarra) y los que creían que era necesario federarlas (Andrés de Santa
Cruz).
La confederación Perú Boliviana fue creada por Santa Crus en 1837-1839
(guerra contra la confederación Perú Boliviana). Los estados Norperuanos
24
25. y Surperuanos conforman una nueva república que permanece hasta la
actualidad.
Gamarra es impuesto como presidente, iniciando un gobierno de
pacificación que termina por declara la Guerra contra Bolivia y ser
derrotado en la Batalla de Ingavi (1841). ANARQUÍA EN LA
REPÚBLICA.GOLPES DE ESTADO (1842, 1843) Ascención del militar
Manuel Ignacio de Vivanco.
1845. Elección de Ramón Castilla. Primer momento de relativa paz interior
y de intento de organización de la vida política y económica del país.
Promulga constitución de 1856 (liberal), guerra civil (1858-1860) por ser
excesivamente liberal: limitaba la autoridad del presidente de la república;
reducción del mandato presidencia. Supresión pena muerte, gratuidad de la
enseñanza, se redujo a 28 años la edad para ser representante del pueblo y
fortalecimiento del congreso; unicameral. Con el levantamiento se anuló la
constitución. Constitución de 1860 (moderada)
Gamarra, caudillo conservador autoritario (fines 1820 y en la década de
1830 fue presidente el país) contó con apoyo urbanita del Cuzco, pero
también se crearon bases político militares entre la población campesina
indígena que apoyaron a Gamarra.
La guerra civil entre 1834 entre el presidente saliente Agustín Gamarra y
el presidente electo Luis José de Orbegoso, que la participación campesina
en los ejércitos caudillistas de la postindependencia fue forzada pero
también negociada.
-los bandos liberales (del general Luis José Orbegoso) fueron los que
mostraron mayores destrezas en ganrse las poblaciones campesinas.
A partir de 1830 hay una intensa oleada asociativa en Perú: la sociedad
civil desempeño un papel prominente, al lado del Estado y el mercado, en
la democratización del país en la determinación de las vidas de todos los
ciudadanos.
Entre 1830 y 1879 se crearon al menos 600 asociaciones nuevas. La mitad
realizaba actividad civica y la otra metas políticas, estaba implicada en las
campañas electorales.
Entre 1830 y 1845 surgieron 10 asociaciones; 1846-1855: 55; 1856-1865:
165; entre 1866 y 1879: 371.
Crecimiento numérico y dispersión geográfica de las formas asociativas de
la vidad, perimo ligada a la caridad y beneficiencia y a partir de 1861en
diversidad de aspectos (derechos…).
La sociedad civil se volvía cada vez más autónoma y diferenciada,
desempeñando un papel importante en la redefinición de la vida pública al
lado del aparato estatal y los mercados.
25
26. Entre 1830 y 1845 algunos de los salones de Lima sirvieron de refugio de
la oposiciñon conservadora (gamarrista) al gobierno liberal de Luis José
Orbegoso.
En 1840 Perú estaba bajo gobierno autoritario.
Entre 1835 y 1845 aumento de la seguridad a causa de las bandas de
salteadores (montoneros) muy organizados: proliferación del pillaje y del
saqueo. La vida pública entre la elite era decadente. El caos público
destruyó los pocos lazos cívicos que se habían conservado hasta entonces.
La pugna política se establecía entre la visión autoritaria y la liberal de la
vida pública.
Tras la independencia hay una desidia de la clase notabiliar por la
intervención en política. El período de la anarquía (años 40), la sucesión de
distintos caudillos militares, implicó un desorden político que supuso el
establecimiento de gobiernos conservadores de muy corta duración; la
gente decente consideró a este período como el causante de la demolición
del orden corporativo existente que las permitía diferenciarse de la plebe
como se veía en la negativa de ésta para acatar los requerimientos al orden
de Gamarra. Hubo una ocupación por parte de la plebe del espacio público.
Ello motivó que algunos civiles comenzaran a cambiar su actitud frente al
espacio político.
Las elecciones de 1842 se vieron como un parteaguas, porque fueron vistas
por un sector de la aristocracia como un medio para recuperar loas antiguos
órdenes político y militar. La indiferencia por la contienda electoral había
sido un error que había llevado a incrementar las tensiones y era necesario
corregirlo. Se trató de una propuesta conservadora que defendería la
limitación del voto.
En 1842 se produjo un nuevo golpe militar de Manuel Vivanco que
continuón con la tendencia personalista del poder y el rechazo de la gente
decente, que acabaría uniéndose al movimiento liderado por el hacendado
Domingo Elías.
La semana magna sería un levantamiento de cansancio frente al
militarismo. No tendría consencuencias políticas concretas pero resultó
relevante para la inserción civil en la esfera política. El mito del ciudadano
armado fue similar al confeccionado por los artesanos franceses tres la
revolución de julio de 1830.
Elías apunto a consolidar una fuerza pública de contención del militarismo,
alentando el asociacionismo y la fraternidad exclusivamente entre la gente
decente y evitando su ampliación a los sectores plebeyos. Alentaría la
fraternidad entre la gente decente para lo que se serviría del asociacionismo
civil auspiciado desde la esfera gubernamental. La institución más idonea
para que el ciudadno se tornara activo defensor de las virtudes cívicas fue
la Guardia nacional.
26
27. Desde su puesto como prefecto en Ica (1843) fomentó la creación de
milicias formadas exclusivamente por civiles de su confianza (la mayoría
hacendados). Convirtió la Guardia nacional en Guardia civica. Después
desempeño el cargo en Lima. Progresiva extensión por todo el territorio
nacional del ideal del buen ciudadano definido como el “centinela de su
hogar pero también de sus situaciones”, aquel que sacrifica su entorno
privado y laboral participando en las milicias a favor de la patria. La
ciudadanía armada debía aparecer como fuerza no partidizada y árbitro del
conflicto entre los caudillos militares. Esta confrontación, que finalmente
no llegó a las armas, se presentó como la pugna entre la civilidad y el
militarismo. El levantamiento de la Semana Magna fue relevante porque
conllevó la proclamación de la primera candidatura civil a la presidencia y
porque introdujo una noción de sociabilidad política ligada a la idea de un
civil armado concebido como un ciudadano activo. Promovió como virtud
cívica al ciudadano armado, es decir, al civil que se toernana útil y activo al
integrarse a la Guardia Nacional.
La ciudad de Lima se declaró en Asamblea, hasta que finalmente las
fuerzas vivanquistas se retiraron a la Sierra.
La elección presidencial, Elías controló la fase inicial de las elecciones, es
decir, el sufragio parroquial. Sin embargo, la retórica de la fraternidad
civil de la semana magna se rompío apenas comenzaron las elecciones en
1844. LA intervención de la Guardia nacional en los sufragios a favor de
Elías provocó numerosas reacciones y denuncias, incluso dentro del mismo
sector liberal. Sin embargo en el propio proceso electoral, cuando los
electores de Lima se reunieron para elegir a diputados, senadores y el
candidato por Lima a la presidencia, resultó que Elías no fue elegido como
tal: los partidarios de Elías se dieron cuenta de que éste no tenía opciones a
resultar electo en todo el país puesto que Castilla había triunfado en las
elecciones provinciales de la mayoría de los departamentos del sur y del
norte del país.
De esta manera, la primera candidatura civil a la presidencia había
fracasado al sustentarse no en una asociación cívica ni política sino en una
organización pública, la Guardia Nacional, cuyo uso fue útil en el
enfrentamiento entre civiles y militares, pero no cuando se trató de una
contienda entre civiles.
Sin embargo, en la década del 50 la elite cultural desarrolló la noción de
”catolicismo civico”. El discurso civico emanado de estas asociaciones
cívicas cuestionaba el discurso dominante, autoritario, el cual continuaba
sosteniendo que los peruanos no estaban preparados para gobernarse por sí
mismos, de modo que necesitaban la tutela del Estado fuerte y cuestionaba
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28. también el discurso liberal para el cual el libre comercio constituía la
solución de la mayor parte de los males para el país.
La elite limeña propuso la noción de catolicismo cívico: tomo de los
conservadores la noción de la “comunidad”, destacando la importancia del
orden social, la cohesión moral y la autoridad política; de los igualitarios
las nociones de participación popular y la necesidad de una sociedad fuerte
y autónoma capaz de frenar al soberano. Fue adquiriendo adeptos en los
sectores urbanos y rurales hasta configurar lo que en la década de 1870 se
denominó el civilismo.
Desde 1839 hasta 1952 el voto es directo, masculino, censitario y alfabeto.
3. NUEVA GRANADA Y VENEZUELA
4. MÉXICO
LIBERALISMO REVOLUCIONARIO.
MÉXICO:
LIBERALISMO ESTATAL- DE REFORMAS.
Revolución liberal de 1854
Plan de Ayutla.
Leyes de Reforma:
- la ley Juárez despoja a los eclesiásticos de su fuero privilegiado
- la ley lerdo prohíbe el mantenimiento de la propiedad inmueble en
manos de comunidades: iglesia y órdenes; las comunidades
indígenas.
Constitución de 1857: Incorpora en su texto las leyes de reforma. Juárez es
presidente.
LIBERALISMO CONSERVADOR: Maximiliano de Habsburgo, 1864.
Imperio.
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