1. “¿Dónde está tu hijo?”: Una perspectiva social de la vida
de Caín y Abel1
Pr. Eduardo Bailón Azurín
Un problema Globalizado.
Uno de los grandes problemas sociales del cual se puede
dar testimonio, por la magnitud de la gravedad y por la
influencia que ejerce, es acerca de los problemas familiares. Es
algo que ocurre diariamente, dentro de la esfera familiar, tanto
en hogares humildes, como en familias económicamente
solventes. En hogares cristianos y en aquellos que no
consideran a Cristo como el centro de sus vidas. Problemas
como las rivalidades entre hermanos está presente,
destruyendo, lo que Dios con amor ha creado: el hogar.
La historia de Caín y Abel, registrada en la Biblia, es una
de las tragedias más grandes. No sólo por ser el primer
asesinato, sino por las repercusiones que traerían para el resto
de las familias que habitarían la tierra en adelante. Esta historia
habla de un tema que cada uno entiende: rivalidad y
disensiones entre familias.2 La historia de Caín y Abel es
explorado en un sentido social, dentro de un contexto de las
relaciones humanas.3 Es cierto que no todas las familias tienen
o han tenido este tipo de odio y violencia en sus mentes, sin
embargo, es algo que cada vez aumenta, sin estar exento el
pueblo de Dios. Las Sagradas Escrituras están llenos de estos
ejemplos.4
¿Quiénes fueron Caín y Abel? ¿En que medida afecta
entender quienes fueron estos hombres a la realidad actual,
con relación a los conflictos familiares? Estas y otras preguntas
se tratarán de responder en este artículo que nos aclarará este
panorama.
Caín y Abel
Se ha visto repetidamente el rechazo divino de la ofrenda
de Caín, y la aceptación de la de Abel. Muchos estudios se han
2. realizado con relación a este tema desde diferentes
perspectivas. Se ha propuesto algunos motivos que indujeron a
Dios a mirar “con agrado… a Abel y a su ofrenda”, y, sin
embargo, no mirar con agrado la de Caín (Gn. 4:4, 5).
Considerando que no tenemos a un Dios arbitrario, algún
motivo tuvo para llevar a cabo su acción, y más si se le
considera como Omnipotente y Omnisapiente.
Algunos proponen la hipótesis que la ofrenda no era la
mejor que Caín podía traer, que no eligió los mejores frutos de
la tierra, sino que trajo lo que le sobraba. Toman la
problemática enfocándose sobre la ofrenda como objeto en
disputa. Se utiliza este argumento para motivar a la iglesia a
dar de su vida, lo mejor para Cristo; Su tiempo, sus talentos y
sus tesoros. Otro grupo considera las intenciones en si mismas
de cada uno, tomando en consideración que la ofrenda tenía
directa relación con el donante (Lv. 7:11-18), y se habla de la
mayordomía del corazón, mencionando a Pablo: “Cada uno dé
como propuso en su corazón…” (2 Co. 9:7) “porque del
corazón proviene los malos pensamientos…” (Mt. 15:19) . Hay
quienes presentan la desobediencia al mandato divino,
previamente establecida, de la ofrenda del cordero, como
prefigurando al “verdadero Cordero de Dios” y su sacrificio en
la cruz.5 Se propone que Dios les había enseñado que la
ofrenda de sacrificio necesitaría necesariamente eso, que haya
sacrificio, “porque la paga de pecado es muerte” (Rom. 6:23).
Incluso hay quienes creen que Dios tomó esa decisión
rechazando el modo de vivir de los agricultores y aprobando el
de los ganaderos, que con el tiempo generó la lucha existente
entre esos dos oficios.6
La Biblia presenta de una manera didáctica, y en
diferentes épocas a Caín, representando a los que inspiran
malas conductas (Jd. 11) incluso a las malas acciones (1 Jn.
3:12), en cada una de ellas enfatizando su error. Mientras que
por otro lado, se tiene a Abel, representado un signo de
fidelidad (Mt. 23:35), valuarte de la fe (Heb. 11:4), teniendo
cierto grado comparativo a la sangre de Cristo, aunque en
menor escala (Heb. 12:24), y colocando como símbolo o
3. precursor de aquella “sangre que clama” por justicia (Ap. 6:9-
11).
Sin embargo, hay algo más que se debe tratar, aun antes
de tocar estos temas. ¿Qué fue lo que le impulsó a Caín a traer
esa ofrenda? ¿Qué hizo que Caín fuera Caín, sinónimo de
maldad? Recordando primero que el asesinato en sí no era el
problema. El fratricidio no era la causa del pecado de Caín,
sino la consecuencia. Caín no fue pecador porque mató a su
hermano, sino que mató a su hermano por que ya era pecador.
Su pecado yacía aun antes de la presentación de la ofrenda
por ambos hermanos.
La educación de los hermanos
Caín y Abel tenían muchas cosas en común, por el mismo
hecho de haber sido hermanos. Ambos habían sido criados
dentro de un mismo ambiente familiar. Los dos nacieron y
recibieron la misma educación religiosa.7 A los dos, desde muy
corta edad, se les narró con tristeza las trágicas y amargas
consecuencias de haber desobedecido a Dios.8 Ellos mismos
estaban padeciendo aquellas consecuencias, tanto en sus
tareas domesticas, como en su relación con el medio ambiente.
Sin embargo, si ambos tuvieron las mismas oportunidades y
adoraron a Dios trayendo ofrendas a su Creador, ¿Qué fue lo
que hizo la diferencia? A continuación se presentará algunas
tentativas de respuesta.
Luego de la caída de Adán y Eva, fueron éstos
“expulsados” del jardín del Edén. Este hecho triste se registra
en Génesis 3:23, 24. El mandato divino había sido claro, y ellos
lo desobedecieron. Cargando las consecuencias físicas y
psicológicas de aquella desobediencia, nuestros primeros
padres emprendieron una vida llena de dificultades. La tierra no
era tan fructífera como lo fue en el Edén (Gn. 3:18). El trabajo
era más pesado para Adán, y sus fuerzas solían faltarle muy a
menudo frente a la necesidad de sustento para su familia
(3:19). Eva, como Dios lo había dicho en Génesis 3:16, tuvo
sus primeros dolores de parto al dar a luz a su primogénito
4. Caín. La espera había sido angustiante para ella, tanto por
aquellos dolores, como por la intriga del nuevo ser. Aunque ese
nombre tiene algunos significados, tales como “forjador de
metales”,9 sin embargo, por las mismas palabras de Eva en
Génesis 4:1,10 y por su relación con la raíz hebrea qanah, el
nombre Caín da la idea de “adquirir”, “ganar” y aun “merecer”.11
Mediante este análisis se debe proponer la gratitud, el gozo y el
beneplácito que fue para Eva tener un hijo, haciendo el énfasis
en “el Señor” que se lo había “regalado”, reflejando además la
idea de que el primogénito pertenecía a Dios.12 Esto también
resalta la idea que Eva tenía con respecto a considerar a su
primogénito como el redentor prometido en Génesis 3:15.13 La
expresión “por voluntad de Jehová” o “con la ayuda del Señor”
del vs. 1, tiene un reflejo de aquella promesa.
Algo diferente ocurre, sin embargo, en el caso de Abel. En
primera instancia se nota la abrupta y breve introducción de su
nacimiento (Gn. 4:2a). La expresión “su hermano” indica la
dependencia implícita que debería tener frente al mayor.
Aunque las notaciones anexadas son posteriores, Abel “es el
único miembro de la familia de Eva” que no tiene dicha nota en
el capítulo 414. Además le es colocado un nombre cuyo
significado, extraído de la raíz hebrea hebel, viene a ser
“aliento”, “vapor” y hasta “cosa de poca estima”15, y esto, si se
toma en cuenta la idea generalizada de que los nombres en el
tiempo veterotestamentario demostraban su mismo
temperamento o ser mismo, se puede concluir en la debilidad
del niño o su poca valoración. En otras palabras, el nacimiento
de Abel no trae las expectativas que trajo poco tiempo antes su
hermano Caín.
¿A donde se quiere llegar con todas estas afirmaciones?
Bueno, algo que es claro, aparte de lo anteriormente expuesto,
son los jugosos privilegios de los cuales gozaban los
primogénitos en aquellos tiempos. Es decir, a pesar que ambos
hermanos eran criados en un mismo ambiente y con el mismo
Dios en sus mentes, había algo externo que influenciaría en
sus respectivas decisiones, y, por lo tanto, en sus vidas. ¿En
5. qué medida afectó la educación de estos dos hombres, la
decisión que tomarían ante su Dios en el futuro?
La responsabilidad de los padres
A veces parece duro considerarlo, pero no se deben cerrar
los ojos para no querer ver lo que es tan claro. Así sea hace
miles de años o hace cinco años, hay principios que no se
envejecen con el tiempo. Los padres tienen un papel muy
importante dentro de la educación de los hijos, la formación de
su carácter, y por lo tanto, en las decisiones que tomarán en un
futuro. “En el hogar es donde ha de empezar la educación del
niño. Allí está su primera escuela. Allí, con sus padres como
maestros, debe aprender las lecciones que han de guiarlo a
través de la vida: lecciones de respeto, obediencia, reverencia,
dominio propio. Las influencias educativas del hogar son un
poder decidido para el bien o el mal… Sobre los padres recae
la obligación de dar instrucción física, mental y espiritual”.16 Los
padres no pueden negar esa responsabilidad conferida por
Dios. Ahí estaba Eva, tanto como Adán, criando a sus dos
hijos. Sin embargo, había algo extraño en el modo cómo eran
educados y tratados ambos. ¿Sería la consecuencia de una
mala educación, el resultado de la mala elección de Caín? No
se puede saber con exactitud, aunque las evidencias invitan a
especular.
Sin embargo, no es el afán de este estudio librar de
culpabilidad a Caín por las decisiones mal tomadas. Después
de todo cada uno carga con las consecuencias de sus propias
decisiones. No obstante, ¿No es también una inadecuada
educación de los hijos, las consecuencias del pecado que
cometieron nuestros primeros padres? Es decir, que al ser
echados del jardín del Edén, Adán y Eva, estaban siendo
también “despojados”, en cierto grado, de la sabiduría que
tendrían para educar a sus hijos previa a aquella caída. La
visión con respecto a una educación y formación del carácter
de sus hijos, había sido también nublada con su desobediencia
en el Edén.
6. Conclusión:
Ahora no es diferente que ayer. Hoy, así como hace seis
mil años, es indispensable rogar al Espíritu Santo para que nos
capacite con su sabiduría y que permita educar a los hijos, en
el camino correcto, sin temer las consecuencias futuras.
Muchas de las decisiones que los hijos tomen en el futuro,
serán el reflejo de las decisiones que hoy tomen los padres.
Lamentablemente muchos padres están educando y formando
nuevos “caínes”, que con el tiempo darán sus ofrendas de
manera inadecuada. Y no se trata solamente de los medios
económicos. El apóstol Pablo nos dirige más allá al decir que
presentemos nuestros cuerpos (vidas) en “sacrificio vivo” (Rom.
12:1). Después de todo no es la ofrenda lo que más le interesa
a Nuestro Señor Jesucristo (Sal. 51:16), sino el ofrendante
mismo (vs. 17).
1
Este artículo fue publicado en la Revista de la Sociedad Unionista de Honor
de Investigación Teológica “Berit Olam”, Año 3, N° 1, 2006, pág. 39-43, cuando el
autor era estudiante del 5° año de Teología.
2
Donald E. Gowan, From Eden to Babel: A Commentary on the Book of
Genesis 1-11 (International Theological Commentary; vol. 1; Grand Rapids:
Eerdmans, 1988), 62.
3
W. Gunther Plaunt, The Torah: A Modern Commentary (New York: Union of
American Hebrew Congregations, 1981), 43.
4
Por ejemplo tenemos las historias de las luchas entre Jacob y Esaú (Gn.
27:41, 42), José y sus hermanos (Gn. 37:18) y otros más.
5
Ellen G. White, Patriarcas y Profetas (Florida: Asociación Publicadora
Interamericana, 1965), 59.
6
Antonio Salas, Los orígenes: Del Edén a Babel (Madrid: Paulinas, 1992), 84.
7
Ellen G. White, Patriarcas y Profetas, 60.
8
Ellen G. White, Manuscrito 55, del 27 de enero de 1901, "La longanimidad de
Dios".
9
Richard S. Hess, Studies in the Personal Names of Genesis 1-11 (Alter
Orient und Altes Testament; Kevelaer: Butzon und Bercker, 1993), 24, traza una
relación entre Caín y Tubal-Caín (Gen. 4:22) quien fue “forjador de todo utensilio de
bronce y de hierro”.
10
El nombre Caín es un clamor de triunfo y alabanza según Claus
Westermann, Genesis 1-11: A Commentary (Minneapolis: Augsburg, 1984), 289.
11
Antonio Salas, Los orígenes: Del Edén a Babel, 85.
12
Gunther, The Torah, 44.
13
Victor P. Hamilton, The Book of Genesis: Chapters 1-17 (The New
International Commentary on the Old Testament; Grand Rapids: Eerdmans, 1990),
221.
7. 14
Hess, Studies in the Personal Names of Genesis 1-11, 27. Además se
reafirma la idea por el uso de la raíz en otras partes de la Biblia (Sal. 144:4, Job
7:16), también traducidos como “soplo”, en relación con la insignificancia humana.
15
Ibid.
16
Ellen G. White, Conducción del Niño (Florida: Asociación Publicadora
Interamericana, 1890), 18.