El documento habla sobre la responsabilidad de los cristianos de cuidar no solo la salud física sino también la espiritual de los demás. Citando el Evangelio de Mateo, señala que si un hermano peca, debemos corregirlo primero en privado y luego, si es necesario, involucrar a la comunidad. La presencia de Dios entre dos o más reunidos en su nombre da sentido a este deber de corrección fraterna y hace eficaz la oración común. Se pide a Dios fuerza y amor para corregirnos unos