El documento describe la situación del VIH/SIDA a nivel mundial, en América Latina y el Caribe, América Central y Nicaragua. A nivel mundial, el VIH/SIDA sigue siendo un gran problema de salud pública que afecta principalmente a África subsahariana. En América Latina y el Caribe, el Caribe es la segunda región más afectada. En América Central, la epidemia se está propagando rápidamente en países como Belice y Honduras. Mientras que en Nicaragua la epidemia se ha mantenido baja, pero
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La niñez vulnerable al VIH: el rostro oculto
1. 1
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
2. 2
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
3. Presentación
El Sida es en la actualidad uno de los principales problemas mundiales para el desarrollo y
la seguridad de nuestros países y, la niñez, después de 29 años desde que se diagnosticó el
primer caso, sigue siendo “la cara oculta de la pandemia”.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
Según estimaciones de ONUSIDA en el Informe sobre la epidemia mundial del Sida 2008,
el VIH continúa siendo un problema de salud mundial de una magnitud sin precedentes.
Desconocido 30 años atrás, el VIH ya ha provocado un estimado de 25 millones de
fallecimientos en todo el mundo y ha generado profundos cambios demográficos en los países
más afectados.
Los jóvenes entre 15 y 24 años representan el 45% estimado de las nuevas infecciones por el
VIH en todo el mundo. Se estima que, en 2007, 370 000 niños y niñas menores de 15 años
se infectaron con el VIH. A nivel mundial, el número de niños y niñas menores de 15 años
que tienen el VIH aumentó de 1,6 millones en 2001 a 2,0 millones en 2007, y en este año
murieron 270,000 niñas y niños por causa del Sida. El número de niñas y niños huérfanos por
causa del Sida, se calcula en más de 15 millones.
En Nicaragua, hasta el momento, la epidemia del VIH se ha mantenido en 0.2 en la población
en general, pero con un aumento acelerado de la incidencia de nuevos casos de VIH. Al inicio
de la epidemia de VIH en Nicaragua en 1987, la tasa de incidencia por 100,000 habitantes era
de 0.66; 10 años después, en 1997, ya se había duplicado, 1.3; en los siguientes 10 años
el incremento fue exponencial, llegando a 13 por 100,000 habitantes. El período de mayor
crecimiento, de 3.57 a 12, fue del año 2003 al 2007, tan sólo 4 años. También la epidemia se
ha ido “feminizando” en forma acelerada ya que relación hombre-mujer en los últimos 21 años
pasó de 1 mujer con VIH por cada 11 varones que tienen el virus, a 1 por cada 1.8.
3
4. Un estudio desarrollado por UNICEF en junio del 2005 en cinco países de América Central
concluye que… “actualmente no existen datos sobre la cantidad de niñas y niños huérfanos
o vulnerables en ninguno de los países de América Central”. Por lo tanto, no es gratuito que
la niñez afectada, huérfana y vulnerable, permanezca aún invisible, y no constituya ninguna
prioridad en planes, programas y presupuestos nacionales.
Hay que generar conciencia de este problema, conocimiento y adopción de políticas y
estrategias que fortalezcan la capacidad de respuesta a todos los niveles. En las actuales
condiciones, el Estado, la sociedad civil, la familia y la comunidad, en general, no están
preparados para propiciar ambientes protectores para los huérfanos y otros niños y niñas
vulnerados por el VIH o el Sida.
Concluyo haciendo propio lo expresado en el “Estado Mundial de la Infancia 2006”, en el
que UNICEF ratifica que: … “nuestros compromisos con la niñez exigen que lleguemos a
todos aquellos que estén más necesitados de atención y protección: los más pobres, los más
vulnerables, los explotados y los que sufren malos tratos.
Debemos enfrentarnos a verdades incómodas sobre las disparidades y abusos que padecen las
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
niñas y niños excluidos e invisibles dentro de nuestros países, nuestras sociedades, nuestras
comunidades y nuestras fronteras, y hacer lo máximo para eliminarlos.
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5. 1. Introducción
El presente documento contiene un análisis no exhaustivo de la situación de la niñez
vulnerable al VIH, incluyendo los huérfanos, a fin de generar conciencia sobre la importancia
de prestar atención a esta población, basados en la progresividad de la epidemia del VIH y
Sida en Nicaragua, y que en los 22 años de existencia, desde su aparición en el país en 1987,
no se ha podido contener y mucho menos revertir.
La experiencia del continente africano, especialmente del África Subsahariana, y las
desastrosas consecuencias que la epidemia está teniendo en su población, son la única vitrina
real de lo que pudiera pasar en los próximos años, si no tomamos medidas de protección y
prevención, a tiempo, ahora que la epidemia se define como “concentrada”, con un índice de
prevalencia menor al 1% (0.2, con un rango entre 0.1 y 0.6%).
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
Cuando hablamos de grupos vulnerables a factores múltiples derivados de las condiciones
en que viven, crecen y se desarrollan, se enfrentan problemas inherentes a la definición
de términos, no con el ánimo de resolver situaciones formales, sino para que el término
“vulnerabilidad” exprese el contenido relevante a la población a quien se aplica y logre
consensos en su definición.
Por esto, aunque para nadie es un secreto que existen niñas, niños y adolescentes que son
más susceptibles que otros, de ser vulnerados por el VIH y el Sida, hay que fundamentarlo
con evidencias, identificando claramente los factores sociales, económicos, políticos y
programáticos que les afectan y colocan en mayor potencialidad de riesgo que a otros.
Cada vez hay más evidencias que la vulnerabilidad de la niñez y adolescencia depende de “los
eventos del ambiente socio económico” en que se desarrollan, (riesgos y oportunidades), que
del hecho mismo de ser niñas, niños o adolescentes.
Se podría definir la vulnerabilidad como “la dificultad que tienen las personas, grupos, familias
o comunidades para incorporarse, a partir de las propias capacidades, en un proceso dinámico
y sostenible de desarrollo. Esto los coloca en situación de marginalidad o exclusión respecto
a los proceso económicos, sociales o políticos que se emprenden en un sistema social, en el
que tendrían el derecho de participar”. (“Vulnerabilidad y riesgos de salud de la Infancia” (OPS/
OMS), Dr. Carlos Hernández).
5
6. Otra definición más simple pudiera ser: “la fragilidad manifiesta de las personas, hogares
o conglomerados humanos en sus capacidades para resistir o controlar las amenazas del
entorno, así como para asimilar los daños y recuperarse para reasumir procesos que han
sufrido alguna disrupción.” (Dr. Carlos Hernández, idem).
De estas definiciones se deriva la importancia de hacer visibles a las niñas, niños y
adolescentes que son vulnerables por efectos del VIH y el Sida y que se transformen en
sujetos de derechos especiales de protección, situación que actualmente no se manifiesta en
las declaraciones, documentos y bibliografía analizada para el caso de Nicaragua.
De acuerdo al Estado Mundial de la Infancia 2006, de UNICEF, se releva el fenómeno de la
invisibilidad que, como práctica, se identifica en todos los países del mundo; afirma que:
“Estos niños y niñas se vuelven invisibles cuando sufren malos tratos y explotación en
situaciones ocultas y no se les tiene en cuenta en las estadísticas. Incluso, niñas y niños que
vemos todos los días pueden volverse “invisibles” para nosotros cuando les abandonamos o
no les prestamos la debida atención”. Tal es el caso de la niñez vulnerada y vulnerable por el
VIH y el Sida, especialmente las y los huérfanos.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
Se dice “especialmente las y los huérfanos” porque los niños y niñas que han sufrido la
muerte de sus progenitores, carecen de la primera línea de protección. Sobrecargados con
responsabilidades repentinas u obligados a mantenerse por sí mismos, muchos dejan de
ser visibles en sus comunidades, debido a que abandonan la escuela o caen víctimas de la
explotación”.
Resulta importante y relevante conocer mejor el problema de vulnerabilidad que afecta a la
niñez, y la mejor forma de atenderlo. La solución no es única ni está dada por intervención de
una entidad sola. El VIH y el Sida atacan todas las esferas del ser humano (biológica, psíquica,
mental, moral, familiar, económica), de su ambiente y de la sociedad. La unión coordinada
de esfuerzos es la que puede mitigar y controlar su propagación y los efectos negativos en la
sociedad, la familia, la comunidad y las personas.
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7. 2. Breve panorámica de los “Hechos del
VIH y el Sida”
Para entender la importancia del problema en estudio, vamos a tocar la situación del VIH y el
Sida y sus consecuencias, yendo de lo general, el mundo, a lo particular, el país. Desde aquí
se pueden identificar algunas evidencias que nos ayudan a entender la importancia o no que
actualmente se le está dando al problema y, como contraste, qué debemos ir haciendo para
resolver las deficiencias encontradas.
2.1 El mundo
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
• En la actualidad, el Sida en es uno de los principales problemas mundiales para
el desarrollo y la seguridad. Hasta la fecha el VIH ha infectado a 65 millones de
personas, de las que 25 millones ya han fallecido. Una gran mayoría de los casi 40
millones que viven con el VIH no conocen su estado serológico.
• Según estimaciones de ONUSIDA en el Informe sobre la epidemia mundial del
Sida 2008, a finales del 2007 en todo el mundo había 33 millones de personas
viviendo con el VIH; se registraron 2.7 millones de nuevas infecciones y 2 millones
de personas murieron por esta causa.
• África Subsahariana continúa siendo el continente más afectado por la epidemia,
con 24,5 millones de personas infectadas y, excepto en algunos países, como
Kenia, no existen signos de que estén disminuyendo las nuevas infecciones.
• En Asia, las dos terceras partes de los 8,3 millones de personas con el VIH, se
concentran en India. Durante demasiado tiempo, “los niños han sido el rostro
oculto de la pandemia del Sida”, señala ONUSIDA. El apoyo y el cuidado que hasta
el momento han recibido los más de 15 millones de niños y niñas que han quedado
en la orfandad a causa de la enfermedad es más que insuficiente.
• Unos 1.500 niños y niñas menores de 15 años se infectan diariamente con el
VIH, y unos 15 millones han perdido a uno o ambos progenitores debido a la
enfermedad. 7
8. • A pesar de que el 90% de los países cuenta con una estrategia nacional para
responder a la epidemia del VIH, los sistemas para implementar esas políticas
son contradictorios y escasos y los programas de prevención sólo alcanzan a
una minoría. Incluso hay signos de que la prevención está disminuyendo en
algunas regiones, lo que supone que se ha perdido una gran oportunidad para
reducir las infecciones.
2.2 América Latina y El Caribe
• En el 2007, en América Latina el VIH infectó a 140,000 personas y, en
consecuencia, el número de personas que viven con el VIH aumentó a 1.7
millones. Según estimaciones, 63,000 personas fallecieron por esta causa.
• El Caribe es la segunda región del mundo más afectada por el VIH. Se estima
que el Sida es la principal causa de muerte en la población entre 15 y 44 años
de edad. En el año 2007 se calculó que 230,000 personas vivían con el VIH,
que se infectaron 20,000 personas y que 14,000 murieron a causa del Sida.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
La prevalencia ya supera el 2% en la población adulta de Trinidad y Tobago, y
el 3% en las Bahamas y Haití.
2.3 América Central
• Las epidemias más intensas se están desarrollando en países de América
Central (Belice y Honduras). Esta región es la más afectada en América Latina
donde hay más de 200.000 personas infectadas, cuya transmisión está ligada
primordialmente al sexo heterosexual. Aunque sin especificar cifras, porque
generalmente no se tienen sino que se aceptan estimaciones de estudios
especiales, en los países centroamericanos el aumento de las defunciones por
el Sida en adultos, ha conducido a un número ascendente de huérfanos y
jóvenes vulnerables que quedan sin hogares, alimentos, cuidados de salud y
educación. La epidemia tiene repercusiones económicas para los hogares, para
los sistemas de salud de los países y para la economía.
• En América Central la epidemia está concentrada en ciertas áreas geográficas,
en particular en zonas urbanas, las rutas comerciales y los puertos. Para
Centroamérica continúa siendo un desafío identificar la naturaleza y el
grado del problema en ciertos grupos, como las personas que viven con
8
discapacidades, los niños y niñas en riesgo por abuso sexual, las personas
9. privadas de libertad, las minorías étnicas, los empresarios y los uniformados
(militar/policial).
• La prevención de nuevas infecciones por VIH, el tratamiento de las personas
con infección por el VIH y el Sida, y el cuidado de aquellos afectados, directa o
indirectamente, por la epidemia representa un gran reto para los seis países de la
región.
2.4 Nicaragua
• Nicaragua es el país centroamericano donde más tardíamente se detectó la
epidemia del VIH y el que actualmente reporta el menor número de personas
diagnosticadas con el virus en la región. A diciembre de 2008 se acumulan
3.876 personas diagnosticadas con VIH en el país, de las cuales han fallecido
768. En 2008 fueron diagnosticadas 754 personas con VIH. La incidencia anual
de VIH ha aumentado de 4.1 por 100,000 habs. en 2003 a 13.3 en 2008. Los
departamentos con mayor incidencia del VIH en este periodo en orden descendente
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
son: Región Autónoma del Atlántico Sur, Chinandega, Managua, Región
Autónoma del Atlántico Norte, León y Masaya.
• En los últimos años se ha producido una tendencia acelerada hacia la feminización
de la epidemia. Mientras que en marzo de 2001 había 1 mujer por cada 3,1
hombres con VIH a nivel nacional,1 en 2008 la relación descendió a 2,2 hombres
por mujer. En el año 2008 los y las adolescentes de 15-19 años constituyeron
el 9% de las nuevas infecciones por VIH. En el total de estos casos, el virus fue
adquirido por transmisión sexual. El 60% de adolescentes que contrajeron VIH
en 2008 eran mujeres. Por otro lado, 29% de las embarazadas diagnosticadas
con VIH y reportadas oficialmente por el Sistema de Vigilancia Epidemiológica
del Ministerio de Salud en 2008, eran adolescentes de 15 a 19 años de edad. La
cantidad de niños afectados por la epidemia del Sida aumenta, en la medida en la
que las mujeres son cada vez más afectadas.
• Hasta el momento la epidemia del VIH en Nicaragua se ha mantenido con bajos
niveles de prevalencia en la población general, 0.2, pero con un aumento acelerado
de la incidencia del VIH. Mientras que entre 1993 y 1999 se diagnosticó un
promedio anual de 22 nuevas infecciones, según datos oficiales del Ministerio de
9
1 Había 487 hombres y 156 mujeres. Programa Nacional de ETS/VIH/SIDA. MINSA, Marzo 2001.
10. Salud, entre el 2001 y el 2008, la media anual de nuevas personas infectadas
por VIH se incrementó a 270, lo que representa un aumento de 10 veces más en
los últimos 7 años.
• A pesar de que la cobertura de atención prenatal en el país es alta, alrededor
del 90%, se pierden oportunidades para la consejería y prueba del VIH con
embarazadas que acuden a los servicios de salud. Desde el inicio de epidemia
hasta diciembre de 2008, se han identificado 138 infecciones por vía perinatal,
que representa el 3.6% del total acumulado. Entre el año 2000 y el 2008 se
produjo un aumento en la detección de nuevas infecciones en embarazadas de
2 en el año 2001 a 48 en el 2008, pasando de representar el 2.4% en el 2001
al 6.3% en el 2008. ONUSIDA estima que en Nicaragua unas 180 embarazadas
adquieren el VIH anualmente.
• Las Regiones Autónomas del Atlántico tienen una historia de exclusión social y
aislamiento geográfico que las hace especialmente vulnerables. Factores como
la pobreza, alta prevalencia de infecciones de transmisión sexual, importante
proporción de población móvil, inicio de vida sexual activa a temprana edad,
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prácticas sexuales de riesgo, y debilidades del sistema de salud, explican el
comportamiento de la epidemia en estas regiones.
• El Ministerio de Salud estima que para finales del período 2006-2010, las
personas con VIH se incrementarán en un 11.2%, mientras la tasa de prevalencia
alcanzará el 0.24% de la población de 15 a 49 años. Esto traerá como
consecuencia que las necesidades y demandas de tratamiento al final del período
representarán un reto para la capacidad nacional de respuesta al VIH y al Sida.
• El reducido número de infecciones por VIH hasta el momento, según datos
oficiales, ofrecen para la mayor parte de la población una falsa seguridad
que puede estar restándole efectividad a las intervenciones e iniciativas que
pretenden mejorar la capacidad de la población para prevenir la propagación de la
epidemia.
• Se afirma también que en Nicaragua, como en otros países, la falta de
oportunidades educativas para adolescentes y jóvenes, y la carencia de
información oportuna aumentan la vulnerabilidad ante la epidemia.
• Niñez huérfana. De acuerdo con estimaciones de UNICEF, en 2005 se estimaban
aproximadamente 4.000 niñas y niños huérfanos a causa del Sida en Nicaragua,
10
lo cual corresponde al 3.5% del total de huérfanos que se notifican en el país.
11. Esta cifra supera por mucho los 100 y 2.000 huérfanos estimados para 1995 y
2001 respectivamente.
• Aunque en el Plan Nacional de Salud se recoge una cifra estimada de 443
huérfanas y huérfanos por esta causa para el año 2003, la cifra podría ser mayor
teniendo en cuenta el patrón reproductivo del país en décadas anteriores y el sub-
registro en embarazadas en ese período. Se dispone de poca información sobre
los niños, niñas y adolescentes que trabajan o son objeto de explotación sexual
comercial, y personas usuarias de drogas inyectables, los cuales resultan de mucho
interés por la influencia de numerosos factores que incrementan su vulnerabilidad,
como la pobreza, la marginación y la violencia física y sexual, entre otros.
• Otro hecho que es importante conocer es que la mayoría de las nuevas infecciones
que se registran cada año en el país están ocurriendo en personas jóvenes,
entre los 14 y 25 años, lo que nos dice que muchas niñas y niños están siendo
víctimas de la epidemia, y corren más riesgos de ser vulnerables que los adultos.
En consecuencia, cualquier esfuerzo que hagamos para conocer más sobre
la situación de este grupo vulnerable, redundará en mejores y más eficientes
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
intervenciones que ayuden a superar los riesgos a que están expuestos, haciendo
efectivos sus derechos.
• La ausencia de políticas y programas de protección para huérfanos y otra niñez
vulnerable al VIH y el Sida, fue abordada en el Foro Centroamericano de Protección
Especial de la Niñez y VIH/SIDA, organizado por la Secretaría de Integración Social
de Centro América (SISCA), y realizado en noviembre de 2005 bajo la coordinación
del Ministerio de la Familia de Nicaragua. A partir de esta reflexión se pretende
formular políticas y estrategias de protección integral y reducción de vulnerabilidad
de la niñez frente al VIH, esfuerzo que será apoyado por el Grupo Temático de
ONUSIDA en Nicaragua.
11
12. 3. Acuerdos internacionales sobre la niñez
vulnerable por el VIH, incluyendo los
huérfanos
En junio del año 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas realizó una Sesión Especial
para tratar el tema del VIH y el Sida. Al final, 189 países, Nicaragua entre ellos, firmaron
una Declaración de Compromisos para lograr un conjunto de objetivos y metas y redoblar
esfuerzos en la lucha contra la epidemia y movilizar los recursos necesarios para ello.
En esta ocasión se puso un interés especial en la niñez huérfana y vulnerable por el VIH y el
Sida. Se estableció la importancia de desarrollar estrategias nacionales que aseguraran la no
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discriminación y que movilizaran recursos necesarios para cumplir las siguientes metas:
Para el 2003 haber desarrollado y para el 2005 implementar:
• Políticas nacionales y estrategias para construir y fortalecer las capacidades de los
gobiernos, las comunidades y las familias para brindar un ambiente favorable a la niñez
huérfana, infectada y afectada por el VIH y el Sida. Esto incluye: apoyo psicosocial,
matrícula escolar, acceso a un techo, nutrición adecuada, y la prestación de servicios
de salud y otros servicios sociales en igualdad de circunstancias con otras niñas y
niños.
• Proteger a la niñez huérfana y vulnerable por el VIH y el Sida de todas las formas de
abuso, violencia, explotación, discriminación, tráfico y pérdida de herencia.
• Asegurar la no discriminación y el completo goce de todos los derechos humanos
mediante la promoción de una activa y visible política contra la estigmatización de
estos grupos vulnerables.
En este contexto se conformó un Comité de seguimiento de los acuerdos, con organismos que
trabajan esta problemática, liderados por ONUSIDA. En el 2003, ratificaron cinco estrategias
universales para poder dar cumplimiento a las metas y objetivos trazados, indispensables en
12
todos los planes y programas de atención a este grupo vulnerable:
13. • Fortalecer la capacidad de las familias para proteger y cuidar a los huérfanos y otras
niñas y niños vulnerados y vulnerables por el VIH.
• Desarrollar y fortalecer respuestas basadas en la comunidad.
• Asegurar el acceso a servicios esenciales, con las instancias y niveles
correspondientes.
• Asegurar el desarrollo de políticas públicas estatales de protección a la niñez
vulnerable.
• Hacer todos los esfuerzos posibles para crear un ambiente positivo y de apoyo a la
niñez vulnerable.
En el año 2004, el Comité de Seguimiento de acuerdos, liderado por ONUSIDA, le encargó a
UNICEF apoyar la construcción y puesta en marcha de un Sistema de Información y Monitoreo
de las políticas, programas y recursos de la niñez, en relación con el VIH y el Sida.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
En junio del año 2005, la Oficina Regional de UNICEF desarrolló un estudio en 5 países del
istmo centroamericano donde se enfocaron aspectos relacionados a la niñez en el contexto del
VIH y el Sida que incluyen:
• La prevención de la transmisión materno-infantil (PTMI).
• Tratamiento del Sida pediátrico.
• Apoyo médico y social a los padres que viven con el VIH o con el SIida.
• Actividades orientadas al cambio de comportamiento entre adolescentes.
• Acceso a servicios sociales (atención de salud, educación y servicios de protección).
• Planeación de actividades para niñez huérfana o vulnerada por el VIH y el Sida.
• Programas de monitoreo y evaluación para esos niños y niñas.
• Movilización de recursos para la niñez afectada por el VIH y el Sida.
En síntesis, en Nicaragua y en la mayoría de los países, con excepción de Honduras,
la valoración general es que se han hecho esfuerzos importantes en lo referente a la
13
prevención de la transmisión materno-infantil y en las actividades orientadas al cambio de
14. comportamientos en adolescentes. Todos los componentes relativos a la atención de la niñez
huérfana y vulnerable: planeación, acceso a servicios, análisis de situación, monitoreo y
evaluación, son los más débiles, por no decir inexistentes.
UNICEF, como organismo internacional que vela por los derechos de la niñez en el mundo,
está llamado a hacer todos los esfuerzos a su alcance, y tender todos los puentes necesarios
para que estas niñas y niños vulnerables por el VIH, incluyendo los huérfanos, sean visibles, y
puedan alcanzar los niveles de bienestar y las oportunidades que el Estado nicaragüense debe
ofertar a la niñez.
En el “Estado Mundial de la Infancia 2006” UNICEF ratifica que:
“Nuestros compromisos con la niñez exigen que lleguemos a todos aquellos
que estén más necesitados de atención y protección: los más pobres, los más
vulnerables, los explotados y los que sufren malos tratos. Debemos enfrentarnos
a verdades incómodas sobre las disparidades y abusos que padecen las niñas
y niños excluidos e invisibles dentro de nuestros países, nuestras sociedades,
nuestras comunidades y nuestras fronteras, y hacer lo máximo para eliminarlos”.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
3.1 Definiendo lo psicosocial
Ante estos compromisos adquiridos también por Nicaragua, y en el más estricto marco
de respeto a los Derechos de la Niñez, resulta obligatorio hacer todos los esfuerzos
para aplicar las medidas indicadas y abordar la problemática de la niñez afectada e
infectada por el VIH y el Sida, y de sus familias, prestando atención especial a las
necesidades de índole psicosocial, y así ayudar a mitigar, contener y eventualmente
revertir las nefastas consecuencias de la epidemia en el país.
Las actividades para proteger, apoyar y promover el bienestar psicosocial de la niñez y
sus familias, son críticas por dos razones:
• La capacidad de resiliencia de la niñez es mayor cuando se rodean de personas que
los quieren y los cuidan. (Resiliencia es la capacidad de recuperarse de situaciones
adversas).
• Los niños que reciben afecto, estimulación y apoyo durante su primera infancia
desarrollan una base excelente para su crecimiento y desarrollo ulterior; para
enfrentar retos, sobreponerse a las adversidades y hacer contribuciones muy
14
positivas a la sociedad.
15. Todos estamos de acuerdo en la importancia de cubrir las necesidades psicosociales
de la niñez vulnerable por el VIH o por otras situaciones. Sin embargo, hay mucha
confusión en el concepto de lo psicosocial, frecuentemente ligado a un rango de
intervenciones, procesos y programas para dar salida a necesidades no materiales,
especialmente las sociales y emocionales.
La confusión se da porque las intervenciones y programas psicosociales no son iguales
al cuidado y apoyo psicosocial que la niñez vulnerable recibe de parte de quienes
cuidan de ellos día a día. Estos son los apoyos que construyen el bienestar de la niñez,
incluyendo cómo ellas y ellos aprenden, se desarrollan y se adaptan. Al contrario, los
programas e intervenciones psicosociales son para un pequeño número de niños y
niñas cuyo cuidado familiar NO ES SUFICIENTE.
Cuando se use el término psicosocial hay que distinguir entre:
• Necesidades psicosociales, que son las necesidades que la gente tiene para ser
feliz, creativa, pertenecer a grupos sociales y tener esperanza ante el futuro.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
• Bienestar psicosocial, cuando las capacidades del individuo armonizan con su
ambiente social y material y es determinante para la sobrevivencia y el desarrollo
de la niñez, especialmente en circunstancias difíciles;
• Intervenciones y acciones programáticas de apoyo psicosocial, que son
actividades, programas y servicios específicos, tales como consejerías, terapias
para mejorar comportamientos que se dan fuera del ambiente natural donde se
desarrollan los niños y niñas, en forma individual o grupal.
• Cuidado y apoyo psicosocial ofertado por interacciones interpersonales en las
relaciones cotidianas en la casa, la escuela y la comunidad tales como el amor y
protección que experimentan en el seno familiar, en la escuela, la socialización
con amigas y amigos a través de juegos, paseos, deportes y grupos de amistad;
interacciones todas que le ayudan a desarrollar habilidades para la vida,
transmisión de valores, sentido de pertenencia a una familia, a un grupo, a una
sociedad.
Por todo lo anterior, cuando se van a desarrollar programas, proyectos, estrategias e
intervenciones para apoyar a la niñez vulnerable, hay que tomar en cuenta lo siguiente,
que son enseñanzas y lecciones que la práctica mundial nos propone:
15
16. • Concentrarse en los niños, las niñas, las familias y las comunidades más
vulnerables y no solamente en los huérfanos a causa del Sida.
• Definir desde el comienzo los problemas y los puntos vulnerables para que
cada comunidad desarrolle estrategias de intervención definidas localmente.
Incorporar en las estrategias y formulación de las intervenciones a las niñas, niños,
adolescentes y jóvenes.
• Prestar atención especial a la función especial que deben desempeñar las niñas,
los niños, los hombres y las mujeres, y luchar contra la discriminación basada en el
género.
• Reforzar a todos los niveles los aliados y las alianzas y establecer coaliciones entre
las principales partes interesadas.
• Vincular las actividades de prevención del VIH, los cuidados y el apoyo a las
personas que viven con el problema, y el apoyo a los huérfanos y la niñez
vulnerada y vulnerable por otras causas.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
• Utilizar el apoyo externo para reforzar la iniciativa y la motivación de la comunidad.
• Generar alternativas que ayuden a incrementar el ingreso familiar.
16
17. 4. Vulnerabilidad y derechos humanos
Al hablar de la niñez en condición de vulnerabilidad, se habla de los derechos que le
están siendo conculcados o transgredidos ya que desde octubre de 1989, cuando se
aprobó la Convención de los Derechos del Niño por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, todas las medidas que los Estados partes tomen a favor de la infancia se basan
en el articulado de dicha Convención, los Protocolos adicionales y otros instrumentos
relativos a los derechos humanos, según el principio por el que el desarrollo humano es la
realización de un conjunto de derechos universales e inalienables. Este enfoque considera a
la niñez como titular de derechos y no solamente como beneficiario de servicios o medidas
protectoras.
La Convención estipula que incumbe ante todo a los Gobiernos velar por que se cumplan
y se protejan los derechos de la infancia. El documento reconoce la función esencial que
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
desempeñan los progenitores, la familia y los tutores que, como encargados principales
del cuidado de la infancia, garantizan su bienestar y su desarrollo. El Estado debe asistir a
los progenitores y tutores a mejorar su capacidad para ocuparse de las niñas y niños a su
cargo. También se precisa en la Convención que los Estados tienen la responsabilidad de
prestar una atención especial a la niñez privada de su entorno familiar.
Los valores que sustenta la Convención, enumerados a continuación, son un punto de
referencia constante para la puesta en práctica y seguimiento de todas las iniciativas
destinadas a validar y proteger los derechos de la niñez.
4.1. El interés superior de la niñez
En todas las medidas concernientes a la niñez, una consideración primordial
que se atenderá, será el interés superior de las niñas y niños. Este principio es
especialmente importante para los huérfanos y la niñez vulnerable, cuando se toman
decisiones relativas a sus tutores, sus bienes y su futuro. En mayor grado abarca las
cuestiones que afectan a la niñez, entre ellas las políticas y programas de desarrollo
y el acceso a los bienes y servicios del Estado para lograr su bienestar y desarrollo.
17
18. 4.2. La no discriminación
Todas las niñas y niños deben poder ejercer los derechos consagrados en la
Convención. Los Estados deben identificar a la niñez más vulnerable y en mayor
situación de desventaja, y tomar las medidas necesarias para hacer efectivos y
proteger sus derechos.
4.3. El derecho a la supervivencia, el bienestar y el desarrollo
Este principio no se limita al desarrollo físico sino que afirma la necesidad de velar
por el desarrollo integral de la niñez, especialmente en los planos espiritual, moral,
psicológico y social.
4.4. Respetar las opiniones de las niñas y niños
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
Ellas y ellos tienen el derecho de expresar libremente su opinión sobre todos los
asuntos que les afectan y se deben escuchar sus opiniones tomando en cuenta su
edad y madurez. La Convención reconoce que las niñas y niños pueden enriquecer el
proceso de toma de decisiones y participar como ciudadanos y agentes de cambio.
La vulnerabilidad es una condición especial de susceptibilidad inducida, en la mayoría
de veces por factores ajenos al control de población. La pobreza es un factor de
vulnerabilidad para el VIH y a la vez induce a comportamientos de riesgo. Una
trabajadora sexual adolescente que vive en situaciones de pobreza tendrá menor
capacidad de negociar el uso de condón con su cliente a riesgo de perderlo. El turismo
sexual es una condición generada por la pobreza y la inequidad (desigualdad injusta y
prevenible).
Las personas son más vulnerables al VIH cuando no se respetan sus derechos
políticos, económicos, sociales y culturales. Por ejemplo, si no se respeta el derecho
de los adolescentes a la información sobre la prevención del VIH; si las mujeres están
imposibilitadas en su capacidad de negociar el uso del condón con su pareja; si se
niega la participación social de las personas que viven con el VIH (PVVS), si los niños,
niñas y adolescentes no tienen acceso a la educación o deben trabajar porque sus
padres o madres no tienen empleo digno para garantizar la subsistencia de la familia,
se está incrementando su vulnerabilidad y atentando seriamente contra sus derechos.
18
19. La Convención estipula que incumbe ante todo a los
Gobiernos velar por que se cumplan y se protejan los
derechos de la infancia. El documento reconoce la función
esencial que desempeñan los progenitores, la familia y los
tutores que, como encargados principales del cuidado de la
infancia, garantizan su bienestar y su desarrollo.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
19
20. 5. ¿Por qué el VIH vulnera a la niñez?
Aunque muchas niñas y niños de familias, cuyos padres viven con el VIH o han desarrollado
el Sida, no hayan adquirido el virus, los efectos en su entorno son desastrosos y los ponen
realmente “al borde del abismo”, cuando sus padres enferman y mueren. Ellos son afectados
mucho antes de quedar huérfanos.
Cuando los padres empiezan a desarrollar los síntomas del Sida, la incapacidad física hace que
los hijos e hijas tomen el papel de “cuidadores”. La prolongación del cuidado de los padres,
enfrentar su muerte, los costos de los funerales y, muchas veces, la pérdida de la herencia,
resulta en problemas económicos y genera angustia existencial. Esto, aunado a la posible
ausencia de un adulto que se encargue de ellos, aumenta el riesgo de la discriminación y
explotación. Estos factores se incrementan y el riesgo es mayor, cuando también ellas o ellos
tienen el VIH.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
Las consecuencias por la pérdida de los padres varían en la niñez; unos quedan viviendo con
el padre o madre sobreviviente; otros van a vivir con los abuelos, aumentando, en muchos
casos, la ya pesada carga de la vejez y la pobreza de ellos, y otros que no tienen apoyo se ven
forzados a vivir de algún tipo de trabajo, o irse a vivir a la calle o a alguna institución.
Niñas y niños vulnerables son aquellos que experimentan una serie de pérdidas, enumeradas
adelante, y que viviendo en estas condiciones tienen un riesgo creciente de perder
oportunidades de educación, salud, cuidados –incluyendo los psicosociales y afectivos–,
crecimiento, desarrollo, nutrición, protección; en síntesis SU DERECHO A UNA VIDA
DECENTE, PLENA Y DIGNA.
Sin pretender ser exhaustivos, ellas y ellos pueden tener las siguientes pérdidas:
• Salud y vitalidad, (por enfermedad, nutrición y pobre atención de salud).
• Apoyo económico (por muerte o enfermedad de padres).
• Padres (uno o ambos, por enfermedad, muerte o abandono).
• Familia (por muerte, enfermedad, migración).
20
21. • Conexión con las instituciones sociales (escuelas, sistema de salud, organismos
comunitarios, religiosos, etc.), por diferentes causas, como estigma, trabajo infantil,
enfermedad de padres, cuidado de hermanos, etc.
• Derechos humanos para su desarrollo (por falta de atención a sus necesidades básicas
de salud, educación, nutrición, abrigo y protección).
• Oportunidades de vivir como los otros niños que no son vulnerables (por estigma,
discriminación, miedo, negación, repudio social, pobreza, enfermedad, etc.).
• Esperanza y optimismo ante el futuro (por un ambiente adverso que le priva de
oportunidades).
También son vulnerables las niñas y niños:
• Afectados directa o indirectamente por el VIH y el Sida.
• Que sufren la desarticulación de la familia y tienen que vivir en casas de parientes o
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familias de apoyo.
• Que viven con adultos crónicamente enfermos y, muchas veces, se transforman en
“cuidadores”, especialmente las niñas, con el consecuente abandono de la actividad
escolar.
• Que viven con el VIH o el Sida.
• Huérfanos o abandonados por cualquier causa
• Que trabajan (trabajo infantil, incluyendo el trabajo doméstico no remunerado), que
sufren explotación laboral o peores formas de trabajo infantil.
• Que padecen de alguna discapacidad.
• Que carecen de registro civil de nacimiento.
• Que sufren cualquier tipo de violencia en casa, escuela, instituciones o calle.
• Que enfrentan serios problemas económicos.
21
• Que tienen problemas con la herencia.
22. • Que dejan de ir a la escuela.
• Que se quedan sin el cuidado de personas adultas de confianza.
• Que sufren problemas de desnutrición por falta de alimentos.
• Que enfrentan la carencia de atención a necesidades básicas.
• Que padecen abusos y explotación sexual.
• Que tienen que hacer vida en las calles o en alguna institución.
• Que sufren estigma y discriminación.
• Que dejan su niñez abruptamente y tienen que experimentar una rápida transición a la
adultez.
Por todo esto es que el VIH vulnera a la niñez, y mientras más pronto se tome conciencia
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de ello, mejores intervenciones se podrán hacer para que estos niños y niñas dejen de ser
invisibles para la sociedad, para sus comunidades y para el Gobierno.
Actualmente el gobierno, la sociedad, la familia y la comunidad no están preparados para
propiciar ambientes protectores para los huérfanos y otros niños y niñas vulnerados por el VIH
o el Sida. Hay que generar la conciencia de este problema, el conocimiento y la adopción de
estrategias y políticas que fortalezcan la capacidad de respuesta a todos los niveles.
Uno de los problemas, y quizá el más importante para iniciar, es identificar a niñas, niños y sus
familias que viven en estas condiciones, para poder valorar la pertinencia de intervenciones
que ayuden a resolver esta situación. Muchas veces el contexto de vida y la cantidad de
afectados no justifica las intervenciones dirigidas a ellas y ellos exclusivamente, ya que la
mayoría de la población ya viven procesos de vulneración que los pone en situación similar
y, salvo los efectos atribuibles a la presencia del VIH y el Sida, comparten pobreza, ausencia
de servicios básicos, falta de ingreso, marginalidad y exclusión social. En estos casos, los
programas y proyectos deben abarcar a toda la población en esas condiciones y solamente
enfatizar algunos cuidados en los infectados o afectados por el VIH, como puede ser salud y
nutrición, y acciones contra el estigma y la discriminación, por ejemplo.
Sin embargo, sí es importante que el país, las regiones, los municipios vayan registrando los
“hechos del VIH y el Sida” con cierto detalle, especialmente cómo afectan a la niñez, porque
la epidemia no está bajo control y se necesita conocer dónde hay que priorizar los recursos
22 destinados a su contención.
23. 6. Reflexiones para la acción
Generalmente, al hablar de carencias es más fácil ubicarnos en el contexto de
carencias materiales, como alimento, agua, techo, vestido, salud, estudios; sin
embargo, acciones orientadas a controlar, resistir, asimilar y recuperar puede
abarcar otra esfera importantísima para los seres humanos como es lo psicosocial,
que también es alterado por las mismas condiciones que originan la vulnerabilidad:
la pobreza, la ignorancia, las oportunidades desiguales en la sociedad, el trabajo
infantil, la desnutrición, la enfermedad, la orfandad, la falta de un hogar, el maltrato
intrafamiliar y el abuso.
En este enfoque se tratará en forma explícita la vulnerabilidad ocasionada por el
VIH y por el Sida, que siendo aún “invisible” para la mayoría de la población, está
atentando seriamente contra la integridad, la dignidad y la vida de las personas, las
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familias y las comunidades que la padecen.
Desde que la infección apareció en el país, en 1986, la ignorancia, el miedo y el
estigma han dado origen a una serie de mitos y concepciones erradas sobre el VIH
y el Sida, poniendo literalmente “al borde del abismo” a las personas y familias
afectadas. Muchas son las consecuencias negativas de estos imaginarios colectivos
que, hasta ahora, nadie se ha tomado ni el interés ni el tiempo de aclararlos.
Continúan extendiéndose como “conocimiento popular” basado en chismes,
falsedades y rumores, y poniendo en duda las verdaderas evidencias que ayudarían
a entender la enfermedad como un proceso infeccioso que, aunque actualmente
no tiene cura, sí hay formas de prevenirla y de tratarla para limitar su propagación
y para que las personas afectadas vivan una vida plena, digna y en igualdad de
condiciones con otras que no la padecen.
23
24. El VIH y el SIDA
• El VIH y el Sida exacerban los efectos de
la pobreza en la niñez.
• La niñez es lo último en que se piensa
cuando las familias y comunidades se ven
afectadas por la epidemia.
• Muchas niñas y niños, incluyendo
huérfanos, son vulnerables también por
ser pobres, por tener familias conflictivas
y problemáticas, y por el VIH y el Sida.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
• EL CORAZON DEL CUIDADO
PSICOSOCIAL SE ENCUENTRA EN EL
HOGAR.
• Las respuestas integrales son las más
eficientes, y son generalmente ofertadas
por las organizaciones que trabajan con
orientación y base comunitaria.
• La mejor manera de apoyar el bienestar
de la niñez vulnerable es fortaleciendo y
reforzando los círculos de protección y
cuidado que los rodean.
24
25. 7. No todas las niñas y niños (0 a 18
años) tienen las mismas necesidades
7.1 Ciclo de vida, una visión necesaria
Para nadie es un misterio esta verdad, aunque cuando se trata de procesos que
vulneran a la niñez, la tendencia es a pensar en los más pequeños, pues los vemos
más frágiles. De hecho lo son y necesitan cuidados que suplan su normal indefensión
por no tener madurez suficiente para velar por sí mismos. Cuando tocamos el tema
de vulnerabilidad para la niñez, hay que diferenciar claramente las necesidades que se
experimentan en cada fase sustantiva del desarrollo: 0 a 5 años (primera infancia), de
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
6 a 12 (infancia mediana) y de 13 a 18 (adolescencia).
Este enfoque se hace necesario porque ellas y ellos responden de forma distinta a
situaciones que les afectan, según sea su desarrollo físico, cognoscitivo, emocional
y psicosocial; si son niñas o niños, donde los estereotipos y condiciones de género
sí cuentan, como explicamos adelante; si viven en área urbana o rural, por las
disparidades en términos de desarrollo social y generacional.
Por ejemplo, las repercusiones de la enfermedad o muerte de padres o seres queridos
son muy diferentes para un recién nacido, una niña o un niño en la primera o mediana
infancia, o un adolescente, de acuerdo a su nivel de desarrollo, que incluye la madurez
emocional y el nivel de comprensión. La etapa de desarrollo en que se encuentran será
también un factor importante para establecer qué tipo de apoyo y protección necesita
para superar las crisis y problemas, y mejorar las posibilidades de disfrutar de un futuro
promisorio, con oportunidades iguales para todas y todos.
Los niños y niñas cuyos padres están enfermos o han muerto a causa del Sida son
víctimas de los prejuicios y la discriminación. Comúnmente se cree que cuando una
persona de la familia está enferma, todas las personas que viven bajo el mismo
techo, están también enfermas. Entonces, a menudo se les trata como familias o
individuos “de segunda”, sufren discriminación y rechazo, y les ponen trabas para
25
asistir regularmente a la escuela pública o para jugar con sus vecinos en el barrio.
26. Los prejuicios y la discriminación que rodean la enfermedad pueden tener como
consecuencia el aislamiento de los miembros de la familia infectados por el VIH.
Cuando el VIH, el Sida, o una situación extrema de vulnerabilidad afecta a una familia,
es usual que las hijas e hijos asuman mayores responsabilidades. Sin embargo, las niñas,
más que los niños, toman el papel de “cuidadoras”, y se hacen cargo de sus padres
enfermos y de sus hermanos dependientes. Los varones hacen trabajos agrícolas u
obtienen ingresos para el hogar mediante la venta ambulante.
Además, en un contexto “machista” donde los patrones estereotipados someten a la
mujer y privilegia el dominio de los varones, las niñas son las que generalmente sufren
más seriamente las consecuencias ocasionadas por la diferencia de géneros: abandono
escolar de la niña antes que el niño; responsabilidad del cuidado de la familia; pérdidas
económicas relacionadas con la herencia si hay hermanos, aunque sean menores;
pérdida de los sueños y anhelos de futuro, porque tienen que sacar adelante a sus
hermanos.
En muchas ocasiones, cuando las y los sobrevivientes a la muerte o desaparición de sus
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
padres, se trasladan a una familia que los acoge, sea ésta de familiares o no, las niñas
pasan a ser las que realizan las tareas domésticas, reciben menos atención, alimentación
y cuidados, y pueden estar expuestas a abusos de todo tipo por los miembros de la
familia que los recibió. Las niñas no acompañadas corren un grave riesgo de ser víctimas
de la violencia sexual en tanto que los muchachos no acompañados corren el riesgo de
verse obligados a participar en actos de violencia y otro tipo de acciones delictivas.
Además del trauma que significa la enfermedad y la muerte de uno de sus progenitores,
o de los dos, las niñas y niños huérfanos suelen ser más pobres, y estar menos sanos
que los que no lo son; sufren desnutrición y retraso en el crecimiento, Muy a menudo
su desarrollo cognoscitivo y afectivo sufre graves perturbaciones y corren el riesgo de
no poder ir más a la escuela y, por tanto, ser víctimas de las peores formas de trabajo
infantil. Hay algunas niñas y niños que por carecer de todo apoyo familiar, por cualquier
causa, terminan viviendo en la calle.
Las niñas y niños vulnerables o vulnerados por el VIH o el Sida reaccionan de forma
diferente ante las dificultades. Muchos tienen problemas para expresar sus inquietudes.
Suelen interiorizar sus sentimientos y sus tensiones, y llegan a creer que, de una otra
manera, no son normales; sufren falta de confianza en sí mismos, pierden su autoestima
y son propensos a la depresión y a la ansiedad. Paradójicamente, como respuesta,
pueden volverse agresivos, consumir drogas y alcohol o exhibir comportamientos
26
antisociales y, algunas veces, delictivos.
27. Todo esto hay que conocerlo muy bien, ver la práctica que existe en el país
cuando se dan estas circunstancias, para combatir con vehemencia las diferencias
ocasionadas por el género. Hay que reconocer que, en general, la vulnerabilidad de
las niñas es mayor que la de los niños y tomarla en cuenta a la hora de beneficiar
a la niñez vulnerable con intervenciones orientadas a satisfacer sus necesidades.
En algunos lugares del país donde la prevalencia de la enfermedad es mayor, la
epidemia del VIH ha agravado la pobreza y exacerbado las numerosas carencias
que ya existían. Muchas familias no pueden hacerse cargo de las niños y
niños huérfanos, porque su capacidad de sobrevivencia está ya gravemente
comprometida y ya están al borde de sus fuerzas. Los hogares dirigidos por
mujeres suelen ocuparse más a menudo de las y los huérfanos que los dirigidos
por hombres.
A manera de orientación y motivación para la acción, y como una alternativa a la
situación comentada en los párrafos anteriores, se presenta este “Enfoque basado
en el desarrollo de la niñez y la adolescencia (0 a 18 años)”, para “proteger los
derechos y satisfacer las necesidades cambiantes de los huérfanos y otros niños y
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
niñas vulnerables”, propuesto en el documento “Niños al borde del abismo 2004”
(Publicación conjunta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, (UNICEF),
el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH y el SIDA (ONUSIDA), y
la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Debido a que este enfoque está basado en la experiencia de los países que
han sido seriamente afectados por el VIH y por el Sida, especialmente África
y Asia, algunos conceptos e intervenciones quizás no sean aplicables para las
condiciones generales del curso de la epidemia en Nicaragua, pero son igualmente
orientadores para prevenir o aplicar localmente en zonas de mayor prevalencia
donde ya es pertinente dicha intervención. La mayoría de la información aportada,
es importante y pertinente para el país, las instituciones del Estado y organismos
nacionales e internacionales que trabajan la problemática de la vulnerabilidad de la
niñez y sus familias, especialmente la ocasionada por el VIH o por el SIDA.
7.2 Primer año de vida y primera infancia (0 a 6 años)
Durante el primer año de vida la mortalidad de la niñez se concentra entre el
momento del parto y el primer mes de vida, por lo que la muerte o enfermedad
de la madre o la persona de quien dependen los hace especialmente vulnerables
27
y tiene consecuencias que ponen en riesgo su existencia, por la dependencia tan
28. absoluta que tienen de esos seres queridos para recibir cariño, atención y asistencia a
sus necesidades vitales, en particular, afecto, alimentación y salud.
Sobrevivir al primer año de vida es sólo el primer paso, ya que las necesidades físicas,
emocionales y de cuidado amoroso entre el primero y segundo año, son esenciales
para un sano desarrollo y asegurar su supervivencia. En esta etapa, el niño o niña
necesita un cuidador constante que le brinde apoyo emocional y mucho cariño, que lo
toque y lo sostenga en sus brazos y que lo identifique como su principal nexo entre la
curiosidad de conocer el mundo que le rodea y la protección que esta persona le ofrece
contra los riesgos que su exploración de este nuevo entorno le acarrea. También estas
personas necesitan apoyo y capacitación para proporcionar el mejor cuidado posible a
estos niños y niñas en su primera infancia.
Lo peor que le puede ocurrir a este pequeño ser es la pérdida de esta persona, con el
consecuente riesgo de perder también la capacidad de establecer vínculos emocionales
–querer y ser querido -. Físicamente se pone en riesgo de contraer enfermedades
que pueden hacer peligrar su integridad o su vida, como las diarreas y enfermedades
respiratorias, principales causas de mortalidad infantil en el país, al disminuir la
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
atención que la madre le prestaba. En esta edad, las niñas y niños ya son capaces de
sentir las pérdidas y las tensiones de los seres humanos que les rodean y demandan a
alguien que les devuelva la seguridad que sentían con el ser querido ahora ausente.
El VIH y el Sida acentúan la vulnerabilidad del recién nacido. Aunque la mayoría de
las niñas y niños que nacen de madres seropositivas no contraen la infección, sus
posibilidades de supervivencia quedan reducidas si la madre se muere a causa del
Sida, al quedar huérfanos. También si esa niña o niño nace con el VIH, y no tiene la
adecuada atención y cuidados médicos y alimentarios, se reducen las posibilidades de
supervivencia.
Es muy importante saber que hoy en día, en Nicaragua, el Ministerio de Salud, con el
apoyo de UNICEF, tiene en marcha un programa especial para evitar que las niñas y
niños que nacen de madres seropositivas, (infectadas con el VIH o el Sida), contraigan
la infección del VIH, y que atienden integralmente a la madre y al bebé a través del
programa de atención a personas que viven con el VIH, sean estas niñas, niños o
adultos.
También todos deben saber que por convenios entre el Gobierno de Nicaragua
y de Brasil, todos los niños y niñas que vivan con el VIH tienen tratamiento de
medicamentos antirretrovirales (ARV), asegurado. La vida y el desarrollo adecuado
28
29. de una persona que vive con el VIH o con el Sida, independientemente de su edad,
depende en gran medida del acceso que tenga a estos medicamentos. Por esto,
ahora el Sida se cataloga como enfermedad crónica, como lo es la diabetes o la
hipertensión, aunque también es una enfermedad actualmente incurable pues no se ha
descubierto ni una vacuna que la prevenga, ni un medicamento que la cure.
Sin embargo las personas que tienen la “terapia de las seis A”:
AMOR,
ATENCION MÉDICA INTEGRAL,
ALIMENTACION
AUTOESTIMA
ACCIONES CONTRA EL ESTIGMA Y LA DISCRIMINACION,
ASISTENCIA A LA ESCUELA (SI ESTAN EN EDAD ESCOLAR)
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
Pueden vivir muchos años y desarrollar actividades personales y laborales sin ninguna
diferencia con el resto de las personas que no sufren de esta enfermedad crónica. Al igual que
se puede convivir sin problemas con un niño diabético, que tiene que tomar medicamentos
constantemente y que debe tener algunos cuidados adicionales, se puede vivir sin problemas
con un niño portador del VIH que tiene restricciones semejantes.
Entre los 3 y 6 años de edad, la vulnerabilidad a la enfermedad y desnutrición infantil,
continúa, aunque se pudiera “relajar” la atención y cuidados, porque en esta edad dan
muestras de mayor independencia. Sin embargo, el apoyo emocional y el social, deben
continuar. Es muy importante estimularlos a aprender, ya que en este período desarrollan su
curiosidad e interés por la exploración y capacidad de sus movimientos corporales, de sus
piernas y sus manos.
Los niños y niñas de esta edad no comprenden la irrevocabilidad de la muerte y no sería raro
que piensen que una persona que ha muerto pueda reaparecer. También pueden expresar
el temor de que son ellos los que han causado la muerte de un ser querido. Las personas
que los cuidan y ven por ellas y ellos, tienen que asegurar a las niñas y niños que no es así
y mostrarse comprensivos con su ansiedad, tristeza y posibles arrebatos de enfado; a la
regresión a formas anteriores de conducta que ya habían superado: chuparse el dedo pulgar,
orinarse durante la noche cuando están dormidos (micciones nocturnas), volver a hablar como
bebés.
29
30. Las y los cuidadores tienen que conseguir que ellas y ellos se sientan seguros y
queridos, y estar dispuestos a hablar sobre la pérdida y la persona que ha muerto.
También deben proporcionar una información clara sobre la muerte, con conceptos y
palabras que los niños y niñas entiendan.
Cuando uno o ambos padres han muerto es muy importante asegurar que los
niños y niñas reciban una atención basada en la familia, ya sea mediante el apoyo
de los parientes, adopción en hogares de la localidad o su aceptación en hogares
alternativos. La modalidad de “Centros de atención infantil basados en la comunidad”
es bien aceptada para restablecer el ambiente familiar, siempre y cuando estos sitios
proporcionen cuidadoras y cuidadores amorosos que brinden atención psicoafectiva y
psicosocial, alimentación, acceso a la salud y un lugar para aprender y jugar.
También estos Centros deben tener sus normas de disciplina interna para organizar
la vida de los niños y niñas, y fomentar hábitos y conductas saludables, así como el
ejercicio de los valores humanos. Si los niños y niñas están en edad escolar, se les
envía a la escuela pública del lugar. Estos Centros deben ser una casa y una familia
más de la comunidad y tener interrelación con todos los vecinos de la cuadra y el
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
barrio en un contexto de vida social beneficiosa para los niños y niñas, para lograr una
verdadera socialización con las otras niñas y niños de las familias del barrio (desarrollar
lazos de amistad mediante la convivencia y el juego).
A manera de resumen, las niñas y niños que quedan huérfanos o son vulnerables por
el VIH o el Sida, durante sus primeros 6 años de vida pueden ser afectados seriamente
en su desarrollo y crecimiento, por lo que hay que considerar las siguientes tareas
importantes para disminuir la vulnerabilidad:
• En esta edad se debe prestar atención especial a su crecimiento y desarrollo, su
alimentación y ejercicios y juegos que le ayuden a su crecimiento cerebral, ya que
en los primeros tres años de vida hacen la mayoría de las conexiones cerebrales
que le ayudarán a ser personas de buenos hábitos y conductas, exitosas en su
desempeño futuro en la escuela y en la vida familiar y en la calle en la relación con
sus amigas y amigos.
• En esta edad, las niñas y niños establecen sentimientos de confianza y de
pertenencia; aprenden a hablar y manejan el lenguaje básico.
• Es la edad de la curiosidad e interés en la experimentación, por lo que no hay que
reprimirlos sino cuidar simplemente experimentaciones riesgosas, por ejemplo,
30
tocar el fuego, meter la mano en hoyos pequeños, en las aguas sucias del inodoro,
31. etc. En estos casos siempre se les explica de acuerdo a su entendimiento el por
qué no se puede hacer tal o cual cosa.
• También en esta edad aprenden el sistema de “causa y efecto”, por ejemplo, si
me tropiezo, me caigo; si me canso, me siento; si toco algo caliente, me quemo; si
golpeo al agua en la bañera cuando me baño, el agua se sale de su lugar y moja a
otros, si lloro, llamo la atención, etc.
• En esta edad tienen disposición para aprender en el entorno de un grupo, sobre
todo de los tres años en adelante. Aprenden a socializar con otros niños y niñas.
En esta edad se corren los siguientes riesgos principales:
− Enfermedad y muerte, sobre todo en los primeros dos años de vida.
− Baja talla, como secuela de desnutrición.
− Falta de cariño y relación emocional que tiene las siguientes consecuencias
en el desempeño de la persona: Falta de curiosidad e interés; retraimiento o
inestabilidad emocional; sensación de miedo, y reducción en la capacidad de
aprendizaje
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
A la niñez vulnerable en esta primera infancia (0 a 6 años), especialmente la vulnerada
por el VIH o el Sida, se le deben considerar las siguientes actividades prioritarias:
• Asegurarle la terapia de las seis “A”: Amor, Atención médica integral, (incluidos
los antirretrovirales si son necesarios), Alimentación, Autoestima, Acciones contra
el estigma y la discriminación y Asistencia a la escuela.
• Identificar a tiempo a los niños y niñas que están en riesgo de quedar en orfandad.
• Planificar a tiempo quién se va a encargar de ellos (sucesión), ante la muerte de
sus padres, especialmente si es la madre.
• Preservar las relaciones entre hermanos, que no sean separados o repartidos en
varias familias alternativas, especialmente cuando una hermana o hermano ha sido
el cuidador primario.
• Apoyar a las y los cuidadores primarios cuando lo necesiten, por ejemplo,
capacitándolos o ayudándoles a mejorar su ingreso.
• Ofrecer alternativas comunitarias de cuidados y atención.
• Garantizarles acceso a la educación.
31
32. 7.3 Infancia mediana (7 a 12-13 años)
Esta edad comienza con la edad en que asisten al primer año de la escuela primaria y
cierra cuando la terminan. Por lo tanto la prioridad es asegurar que la niñez vulnerable,
especialmente las y los huérfanos a causa del Sida, asistan a la escuela y reciban
educación de la mejor calidad posible. El ambiente escolar es muy importante para
sostener el progreso en el aprendizaje y la convivencia social, y fortalecer su capacidad
de resolver problemas.
En esta edad, las y los huérfanos ya son capaces de comprender que la muerte es
una condición irrevocable que no se puede revertir, y se puede presentar miedo
incontrolable ante la posibilidad de nuevas pérdidas y abandonos. Por lo tanto, hablar
con ellas y ellos sobre la muerte y la pérdida, como una situación que todos los
seres humanos tenemos que afrontar tarde o temprano, y participar en la elaboración
consciente de la pérdida de la persona querida, es lo que ayudará a la aceptación y
regreso a las actividades normales.
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
La experiencia de una familia cariñosa y las actividades de grupo con hermanos,
hermanas, amigas y amigos son también importantes para un desarrollo sano durante
la infancia mediana. Estas niñas y niños necesitan tener un sentimiento de seguridad
y pertenencia a una familia o a un entorno parecido al de la familia. Además de
necesitar esta identidad familiar, un niño o niña en crecimiento necesita establecer una
identidad propia positiva y un sentimiento de autoestima. Sin embargo el estigma y la
discriminación relacionada con el VIH y el Sida pueden afectar de manera negativa el
entorno social y las relaciones del niño o niña, y perjudicar su autoestima.
Hay que tener en cuenta que las repercusiones del VIH o el Sida, impiden a algunos
niños y niñas asistir a la escuela, a veces por estar enfermos y la mayoría de las veces
para evitar el estigma y la discriminación a que son sometidos.
En síntesis, en esta edad la niñez:
• Continúa su crecimiento físico y necesita ambiente de familia, y atención a su
salud y nutrición.
• Ya comprende las reglas y las responsabilidades.
• Necesita desarrollar relaciones sanas con otras niñas y niños de la misma edad.
• Necesita tener una identidad familiar.
32
33. • Desarrolla aptitudes para el aprendizaje abstracto, matemáticas, y de lectura y
escritura.
• Tiene mayor capacidad para expresar sentimientos y desarrolla aptitudes para
resolver problemas.
Los principales riesgos que puede enfrentar son:
• Demanda inapropiada y excesiva de atención.
• Retraimiento.
• Comportamiento destructivo y cruel con uno mismo y con los demás.
• Irrespeto a las reglas.
• Dificultades en el aprendizaje.
• Exclusión, discriminación y estigma.
Actividades prioritarias en esta edad:
La niñez y adolescencia... el rostro oculto en la epidemia del Sida
• Asegurarles el acceso a la escuela.
• Asegurar la terapia de las seis “A”.
• Proporcionar oportunidades para participar en la vida familiar y comunitaria.
• Prestar apoyo a las conexiones familiares y la identidad.
• Proporcionar oportunidades para aprender tradiciones, comportamientos y
prácticas culturales.
• Procurar que las hermanas y hermanos permanezcan juntos.
• Proporcionar oportunidades para jugar y participar en actividades estructuradas con
niñas y niños de la misma edad.
• Aumentar las relaciones con adultos confiables y cariñosos.
• Proporcionar información sobre la muerte, el VIH y el Sida.
• Fortalecer su autoestima.
33