1. “ EL OTOÑO DE LA VIDA” Alabanzas a la Madurez y a la Tercera Edad - Un exhorto para disfrutar de los mejores años de nuestra vida - Un amigable mensaje personal con textos y mayoría de las fotos por Francisco Arámburo Salas. Escenas captadas en California , Baja California, Wyoming y Utah Música: Candilejas, de Charlie Chaplin Para verse y leerse despacio, sin prisas, sólo cuando haya tiempo y no antes. (No apto para menores de 60 años)
2. = INTRODUCCION = (Pueden saltarse a la próxima escena si no desean leerla) Esta presentación, que publiqué hace años como un artículo periodistico, no es un libro corto ni un folleto largo, por lo que un Prólogo podría parecer algo inusitado en una presentación de este tipo para enviarse por internet, pero considero adecuado proporcionar algunas explicaciones. 1. Contrario a otros correos que recibimos en la red, este no es una simple reexpedición (forward) de alguien que desconocemos. Este trabajo fue formulado en forma especial, en primera persona, igual que otras presentaciones que he hecho, como resultado de mis propias reflexiones y experiencias, quizá muy similares a las de todos ustedes, para hacerse llegar a los amigos que tengo en mi lista de direc-ciones (muy numerosos por cierto). Quizá ellos decidirán enviarlo a otros que ya conocen y saben sus gustos, y así sucesivamente, formando una ramificación que se extenderá a través del espacio ciberné-tico, llegando a muchos más, ¿por qué no? 2. Ciertamente este trabajo es extenso, lo admito, pues contiene más de 36 escenas, la mayor parte tomadas por mí, y los textos no son cortos, por más que intenté hacerlos. No se pueden condensar más. Consideré por lo tanto la idea de dividirlo en dos partes y enviarlas por separado, pero pensé que toda obra en secciones pierde algo del interés del lector al tener que suspender su lectura en cierto momento y juntarse más tarde para terminar el resto. Ni las películas con continuación han tenido nunca buenos resultados. 3. Como es sabido, la mayoría de quienes utilizan y saben manejar este novísimo sistema del internet, son jóvenes. Somos pocos los mayores. En este caso, y si les interesa el tema, quizá se lo harán llegar a sus padres, y tal vez hasta a sus abuelos, si todavía tienen la dicha y la bendición de tenerlos. 4. Finalmente una sugerencia: si están muy ocupados o tienen tareas pendientes que realizar, no lo empiecen a ver todavía. Mejor esperen hasta que puedan encontrar un momento para sentarse con tranquilidad, quizá en compañía de alguien que comparta sus gustos, para concentrarse y meditar al mismo tiempo que se van leyendo los renglones. En esta forma, creo yo, podrán saborearlo más. ¡Y es todo! No olviden que este es un mensaje positivo y optimista. Asuman ya, desde ahorita, esa sana actiud y disfruten del “show.” Muy cordialmente, Francisco Arámburo Salas.
3. ¡Adiós a la Juventud! Indudablemente la juventud es una edad dorada y recordada siempre con nostalgia. Es una breve época inolvidable, romántica, vibrante, emotiva y feliz. Es una dichosa etapa creativa y vigorosa en la cual todo es fresco y novedoso, ágil y ligero, como una bella y vaporosa nube en el firmamento con filos dorados y destellos de color de rosa. PERO... ...las nubes están sujetas al capricho del viento.
4. Además hay que que reconocer que esa misma juventud tan alabada, tan cantada, recordada y glorificada, es también una época llena de luchas, de preocupaciones, de negros nubarrones, muchas veces de privaciones y nunca exenta de celos, temores, competencias, incertidumbres, zozobras, ansiedades y rivalidades.
5. Es como una regata en la cual hay que estar compitiendo constantemente para lograr un ansiado trofeo.
6. - EL GRAN CAMBIO - Afortunadamente tanto en la naturaleza como en los seres humanos, “despues de la tempestad viene la calma.” Y quizá lo mejor de la juventud es que ya pasó ...y ahora llega una nueva etapa
7. Lo cierto es que sin saber cuándo, ni poder definir con exactitud una edad determinada, para unos antes y para otros después —¿Cincuenta? ¿Sesenta? ¿Setenta? — ¡Santo Dios! ¿Tantos? Es como si ya hubiésemos tenido bastante con habernos deslizado vigorosamente por la corriente de la vida. ¡¡Uuuf!! ¡Pero ya no! el caso es que en cierto punto impreciso de la vida llega ese lapso en que todo aminora su marcha y se detiene, asentándose suavemente, sin prisas, dentro de nosotros mismos.
8. E n este punto el torrente que brotaba y corría impetuoso, quizá un poco revuelto, se aclara hasta hacerse transparente. Y si volvemos la vista al horizonte veremos que el aire se torna tan puro y diáfano que es posible ver claramente y sin obstrucciones hasta donde la vista alcanza, más allá aun de las montañas que antes nos cubrían el panorama. Salt Lake City, Utah
9. El cauce se transforma en una corriente de paz que se mueve lentamente, casi sin sentirlo, hacia esa infinita grandeza, profunda e incomensurable, que es el final de todos los viajes y adonde van a parar todos los ríos: el mar.
10. Esta etapa, queridos amigos, es la Madurez. ¡Pues que sean bienvenidas ambas, no importa como se llamen! Y ya cercana, avanzando lentamente (quizá ya “en trámites” y pisándole los talones) se aproxima la Senectud.
11. Y no debería sorprendernos demasiado hablar claramente de este período y referirnos a sus características en términos precisos, ya que son simplemente episodios que juntos iniciamos y hemos compartido en este navío, habiendo hecho del recorrido una excitante aventura . Al contrario : Esta es una etapa del gallardo desfile en el cual todos vamos marchando con paso firme, marcial y decidido. Y no me digan que no es cierto. Y nada de andarla llamando “ el ocaso, la decadencia, el declive” ni cosas por el estilo. ¡Bah! Éso es absurdo.
12. M iren : esta etapa no es exactamente el mediodía de la vida, ni la tarde, ni la noche. Más bien yo diría que es ese impreciso momento que llega sigiloso con las primeras horas del día, abarcando esos instantes brumosos y volátiles que se disuelven poco a poco al ser tocados por los emergentes rayos del sol, que es... L a Madrugada Bahía de La Paz al amanecer
13. Pero yo creo que más bien hay que verla como un escalón más, o quizá como el descanso más amplio de la escalera, y el que más satisfacciones proporciona. Para muchos es la época más fecunda, más plena y más productiva del ser humano, y ciertamente la más sólida y profunda. Algunos observadores han dicho que esta es la edad en la cual la esperanza es sustituída por el recuerdo. ¿Será?
14. Díganme si no: en la madurez no existe la nerviosa inquietud de la primavera, el calor agobiante del verano ni el frío cruel del invierno. La madurez es como esa bella estación color ocre. Es tibia, serena y perfecta: EL OTOÑO. Para la mayoría de las personas de este tranquilo período de transición, de este suave equinoccio de la vida, es la época en la cual el barco ha dejado de navegar en el abierto y proceloso océano y entra en la seguridad placentera de una amplia y tranquila bahía. Le llaman discretamente “la Tercera Edad” ¿Cómo la ven? Bahía de La Paz
15. Así es. En esta placentera “tercera edad,” como es conocida, los problemas económicos en casi todos los casos están razonablemente resueltos; y como nuestras necesidades son menores nos alcanza mejor con lo que tenemos. Ahora lo principal es tener esa paz que proporciona una actitud serena, tranquila y contemplativa. Bahía Concepción, Baja California Sur
16. Al llegar esta nueva etapa cesan las dudas y las incertidumbres. Ya no es necesario hacer tareas ni desvelarse estudiando, correr tras el autobús por las mañanas, presentar agobiantes exámenes, pasear a la novia o preocuparse por conseguir empleo. Definitivamente lo que íbamos a ser, ya lo somos. Y lo que no íbamos a ser, ya no lo fuimos … n i lo seremos. No a estas alturas. De éso no hay duda. ¿Entonces p or qué preocuparnos? Nuestros hijos ya están casados y hacen su vida aparte. Los nietos nos llenan de gozo, pero ya no son nuestra responsabilidad.
17. Y algo extraordinario: A hora no nos inquietan las modas ni los cambios que experimentan las nuevas generaciones, ni nos mortifican ni afectan las nuevas corrientes o costumbres, pues nosotros no estamos obligados a cambiar ni a iniciar nuevas modalidades. Nosotros, mal que bien, por lo menos llegamos a la recta final. Y éso está como para celebrarlo. Nuestra edad es ya s uficiente justificación para mantenernos al margen, aunque sin desentendernos de lo básico y lo esencial. ¡ Ya la hicimos !
18. Es satisfactorio tener la certeza de que ha sido interesante la aventura y emocionante el viaje; que ha valido la pena haber vivido todos estos años, haber recorrido tierras y mares descubriendo lugares y recordando a la gente que conocimos. En síntesis, de haber hecho lo que hicimos (o lo que no hicimos) y de haber disfrutado todo lo que la vida nos brindó. Y si en su tiempo no supimos o no pudimos apreciarlo, evaluarlo, reconocerlo ni aprovecharlo, desperdiciando así tan grande y valiosa oportunidad, eso ya es cosa de cada quién.
19. Ahora tenemos tiempo para relajarnos y echar una mirada retrospectiva; un momento de paz y de sosiego para meditar, revisar las notas que tomamos en nuestros momentos trascendentales, y hacer una evaluación imparcial de nuestro pasado, nuestras tribulaciones, nuestros logros y nuestras satisfacciones a lo largo de la jornada. ¿ No es realmente maravilloso? Hay que pensar en forma positiva. Simplemente vean a su alrededor — dondequiera que se encuentren — y dénse cuenta que tenemos muchas más cosas que las que nos faltan. ¿No es cierto? - Medítenlo -
20. Si, desde aquí, en el sosegado y plácido OTOÑO de nuestra existencia, sonreímos con complacencia y contemplamos las cosas a nuestro alrededor con gran satisfacción, quizá ya no con aquella inquieta curiosidad de antes, pero sí con mucha más objetividad y serenidad porque nos damos cabal cuenta de ello. Y podríamos reflexionar serenamente acerca de la sabiduría que nos han proporcionado los años, concluyendo que la cultura es lo único que queda cuando todo se ha olvidado, y la educación lo único que permanece cuando todo se ha perdido.
21. Ciertamente es asombroso. AH, pero tampoco se crea que en esta edad ya no existen proyectos, ambiciones, sueños ni afanes de superación. Claro que existen, y hay personas quizá más activas, dinámicas y productivas en esta edad que a los treinta años. Pero esas actividades ya no son compulsivas ni primordiales, ni constituyen conquistas ni carreras de obstáculos. ¡Ahora marchamos simplemente al ritmo de nuestro propio tambor! Nadie nos está tomando el tiempo ni obligando a apresurarnos para llegar a la meta, pues para nosotros las metas principales hace tiempo las logramos, y hasta las rebasamos.
22. La época de los impulsos arrebatados, pues, ya ha terminado. Atrás quedaron angustias, zozobras, indecisiones y dudas. ¡Y qué bueno! Si esta es la dichosa tercera edad que dicen, ¡pues que sea bienvenida! Para los que “cruzamos la frontera” y estamos al otro lado, colocados sobre esta amplia, tranquila y bien ventilada terraza, ya no hay prisas, nerviosismos, competencias, luchas ni duelos a muerte. Nuestro sitio está en el palco, no en el ruedo. O por lo menos, detrás de la barrera.
23. Al llegar a este punto es necesario aceptar que ahora nos volvemos más exigentes en nuestros gustos, pues reclamamos libros mejor escritos, música más selecta, artistas y directores más talentosos, platillos mejor preparados, licores más finos, calzado más cómodo, conversaciones más trascendentes, colores menos chillantes, ambientes más tranquilos, espectáculos más depurados y mejor montados, y postres menos empalagosos. De eso no hay duda. Los viejos ideales no han desaparecido, sólo se han definido, refinado, reafirmado, confirmado y apegado a la realidad.
24. También es cierto que nuestra mente está más abierta al diálogo y al análisis imparcial. Y al ver las cosas con un criterio más amplio y definido, descubrimos que hay menos cosas que nos asustan o nos escandalizan, y simplemente nos hacen sonreír con serena complacencia.
25. Algo importante también es comprobar que en esta edad ciertas convicciones se afianzan con firmeza y se definen con más claridad. Así vemos como la naturalidad se hace más importante que la extravagancia; la sinceridad más valiosa que la superficialidad; la crítica sana más deseable que el halago procaz; la formalidad más encomiable que la frivolidad. Y se reconocen como mejores, indiscutiblemente, la comodidad que la elegancia, la cordialidad que la etiqueta rigurosa y la sencillez que la ostentación East Lake, Chula Vista, California
26. Y algo muy importante: observen que hoy obtenemos muchas más satisfacciones — sorprende el descubrirlo — proveniente de la dicha que irradian los seres queridos que nos rodean, y con la cual nos i nundan quizá sin siquiera saberlo o darse cuenta. Es el deleite supremo de la vida. O sea que somos más felices entre más podemos percibir el cariño de los nuestros y compartirlo con los demás.
27. Ahora hay que mantenernos activos, con la mente alerta y el espíritu inquisitivo. No nos entreguemos a la molicie. Hay que estar al día y enterados de los avances de la ciencia, las artes, la técnica, las comunicaciones y la computación. ¡No hay que quedarnos rezagados! Y así llega un momento de la vida en que se cierra un ciclo y empieza otro. Es así de sencillo. Por mi parte debo confesar que el tener tantos proyectos en mente y tantas cosas por hacer ¡ no me dejan tiempo para hacerme viejo !
28. Si, hoy es aquel futuro del cual estábamos tan temerosos AYER. Y ya ven, las cosas salieron bien después de todo. ¡Aquí estamos! Ahora vemos el pasado como algo que nos sucedió, como una película que vimos hace tiempo y cuyos detalles recordamos aún con cierta claridad.
29. Ya no hay que seguir posponiendo más las cosas, ni hacer planes inalcanzables “para el futuro,” pues para nosotros, óiganlo bien... ¡El futuro ya está aquí ! La reflexión entonces es que, como en la tercera edad ya no hacemos planes a largo plazo (ni debemos), es necesario que se empiecen a ver YA los resultados de todo aquello para lo que antes trabajamos, planeamos, ahorramos y nos preparamos a lo largo de la vida.
30. ¡El tiempo apremia! De manera que ya no esperen más. Mientras gocen de relativa buena salud y puedan moverse fácilmente todavía; mientras puedan comer y beber de todo y disfrutar de los atractivos de la vida, aprovéchenlos. Abran ya sus botellas de coñac francés y usen sus vajillas de Bavaria y sus cubiertos de plata, pues ¿para cuándo los están guardando? Podría meterse un ladrón y vaciarles la casa, ¿y de qué les sirvió haber guardado todo por tanto tiempo? Que no tengamos que decir después “ Si lo hubiera sabido...”
31. Tampoco esperen ya ningún mañana brillante y glorioso, singular y perfecto. Si iban a comprarse “algún día” una lancha, una moto, un camper, una pantalla gigante, una computadora, y pueden hacerlo (y les gusta ), ¡pues cómprensela y a ! Este es el momento preciso, amigos, no pierdan tiempo . ¡Ah, un camper!
32. Y si estuvieron haciendo planes toda la vida para realizar algún viaje a Europa, a las Cataratas del Iguazú, a Hawaii, a Alaska, a China , al Caribe o a la Tierra del Fuego, pues antes de que otra cosa suceda, como una devaluación, una operación repentina o un infarto... ¡VÁYANSE YA! Hagan ya sus reservaciones, ¿Qué esperan?
33. Finalmente, y como lo dije antes, reafirmo la misma observación: tal vez en la tercera edad ya no tengamos la misma curiosidad, la misma inventiva, la fogosidad, el entusiasmo, el arrebato ni la tenacidad de antes, pero en cambio adquirimos otras cualidades igualmente valiosas: razonamos mejor, nos tornamos más conocedores y en cierta forma somos más astutos y exigentes. También nos volvemos más serenos, cavilosos y prudentes, y aun indiferentes y “olvidadizos” cuando es necesario (o nos conviene). Pero sobre todo estamos más seguros (tan seguros como nunca) de lo que queremos. Eso es definitivo
34. Sea como sea, en términos generales, la sensación de paz que esta edad trae aparejada consigo es maravillosa y no tiene comparación con nada. Y se descubre cuando ya nos está inun d ando por todos lados, cuando estamos inmersos en ella casi sin darnos cuenta. Es como deslizarnos suavemente sobre la superficie de un plácido lago.
35. Luego entonces, en este serena y apasionante etapa de la vida no oculten la dicha de estar satisfechos. Por el contrario: sonrían, siéntanse felices y orgullosos de poder decirlo, y díganlo abiertamente: Ese sería ya en sí un poderoso motivo para expresarle nuestro agradecimiento a la Vida. ¡Claro que estoy satisfecho!
36. Con inusitado asombro descubro día a día nuevas sorpresas y regocijantes satisfacciones que nunca soñé que existieran. Sinceramente les deseo que ustedes también descubran y adopten la misma actitud. En lo personal, y por lo que a mi respecta, ciertamente descubrir el arribo de esta etapa me ha fascinado y me llena de gozo. Lo confieso: me emociona. Estoy gratamente impresionado. ¡Nunca imaginé que fuera así!
