El documento describe la doble naturaleza de Jesús como completamente humano y completamente divino. Jesús se refirió a sí mismo como el "Hijo del Hombre" para enfatizar su naturaleza humana, pero también usó este término para revelar su papel mesiánico profetizado. Aunque nunca se llamó a sí mismo "Mesías", Jesús gradualmente reveló su divinidad a través de atribuirse poderes divinos como el perdón de pecados y la resurrección de muertos.
2. LA DOBLE
NATURALEZA
DE JESÚS
El Hijo del
hombre
Completamente
humano
Reveló su
misión
mesiánica
El Hijo de Dios
Completamente
divino
Reveló su
divinidad
3. “Porque el Hijo del Hombre
ha venido para salvar lo que
se había perdido” (Mateo 18:11)
“Hijo del hombre” es el apodo que
Jesús usó para referirse a sí mismo.
En el Antiguo Testamento, este
término se usa siempre para hablar de
personas humanas.
Es así como Dios se dirige tanto a
Ezequiel como a Daniel.
En el libro de Daniel, encontramos esa
misma expresión para hablar de Jesús
mismo (Daniel 7:13; 10:16).
Al usar este término, Jesús quería
resaltar que era completamente
humano. Dios se había integrado, por
nacimiento, en la familia humana.
4. “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí
con las nubes del cielo venía uno como un hijo
de hombre, que vino hasta el Anciano de días,
y le hicieron acercarse delante de él” (Daniel 7:13)
Aunque nunca se autodenominó “Mesías”, Jesús usó la expresión “hijo
del hombre” de tal manera que se pudiese relacionar claramente con su
papel mesiánico, tal como se muestra en Daniel 7:13.
“Entonces aparecerá la
señal del Hijo del Hombre
en el cielo; y entonces
lamentarán todas las tribus
de la tierra, y verán al
Hijo del Hombre viniendo
sobre las nubes del cielo,
con poder y gran gloria”
(Mateo 24:30)
“Cuando el Hijo del
Hombre venga en su
gloria, y todos los
santos ángeles con él,
entonces se sentará en
su trono de gloria”
(Mateo 25:31)
“Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde
ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del
poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo” (Mateo 26:64)
5. Jesús vino a restaurar lo que el hombre había perdido en Edén.
EL HOMBRE
Perdió su relación con Dios
Perdió su santidad
Perdió su hogar
Perdió la vida eterna
JESÚS
Restableció nuestra relación con
el Padre (Juan 1:51)
Perdona nuestros pecados y nos
enseña cómo vivir (Mateo 26:28;
1ª de Pedro 2:21)
Nos está preparando un hogar
(Juan 14:1-3)
Nos da vida eterna (Juan 3:16)
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”
(Lucas 19:10)
6. “La gran condescendencia de Dios es un
misterio que está más allá de nuestro
alcance. La grandeza del plan no puede ser
comprendida plenamente, ni puede la
sabiduría infinita idear un plan que lo
sobrepuje. Pudo tener éxito únicamente...
porque Cristo, llegó a ser hombre, y sufrió
la ira que el pecado ha producido debido a la
transgresión de la ley de Dios. Por medio de
este plan, el Dios grande y terrible puede
ser justo, y al mismo tiempo justificador de
todos los que creen en Jesús, y que lo
reciben como Salvador personal. Esta es la
ciencia celestial de la redención, de salvar al
hombre de la ruina eterna”
E.G.W. (La maravillosa gracia de Dios, 2 de junio)
7. “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31)
Tanto los ángeles como los hombres aseveraron que Jesús es el Hijo de Dios.
Gabriel. Lucas 1:35.
Juan el bautista. Juan 1:34.
Natanael. Juan 1:49.
Los discípulos. Mateo 14:33.
Marta. Juan 11:27.
Los judíos entendieron que, al usar este título, Jesús
blasfemaba, haciéndose Dios: “¿…vosotros decís: Tú
blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?”
(Juan 10:36; ver Juan 10:33)
La unidad completa de Jesús y el Padre incluye un perfecto conocimiento
mutuo; una unidad de voluntad, propósito y objetivos. Es más, incluye una
unidad de naturaleza. El Hijo y el Padre son dos personas, pero de la misma
naturaleza (“Yo y el Padre uno somos”. Juan 10:30)
8. “Le respondieron los judíos, diciendo:
Por buena obra no te apedreamos, sino
por la blasfemia; porque tú, siendo
hombre, te haces Dios” (Juan 10:33)
Durante su ministerio, Jesús fue desvelando gradualmente su divinidad,
de una forma indirecta.
Se atribuyó
el poder de
perdonar los
pecados
“Al ver él la
fe de ellos,
le dijo:
Hombre, tus
pecados te
son
perdonados”
(Lucas 5:20)
Tenía el poder
de resucitar a
los muertos
“Porque como
el Padre
levanta a los
muertos, y les
da vida, así
también el
Hijo a los que
quiere da
vida” (Juan 5:21)
Se atribuyó
el título
divino “YO
SOY”
“Jesús les
dijo: De
cierto, de
cierto os
digo: Antes
que
Abraham
fuese, yo
soy”
(Juan 8:58)
Declaró haber
existido con
Dios desde
antes de la
fundación del
mundo
“Ahora pues,
Padre,
glorifícame tú
al lado tuyo,
con aquella
gloria que tuve
contigo antes
que el mundo
fuese”
(Juan 17:5)
Aceptó la
adoración
“Y él dijo:
Creo, Señor;
y le adoró”
(Juan 9:38)
9. “En ocasión del bautismo del Salvador,
Satanás se hallaba entre los testigos. Vio la
gloria del Padre que descansaba sobre su Hijo.
Oyó la voz de Jehová atestiguar la divinidad de
Jesús. Desde el pecado de Adán, la especie
humana había estado privada de la comunión
directa con Dios; el trato entre el cielo y la
tierra se había realizado por medio de Cristo;
pero ahora que Jesús había venido “en
semejanza de carne de pecado,” el Padre
mismo habló. Antes se había comunicado con
la humanidad por medio de Cristo; ahora se
comunicaba con la humanidad en Cristo”
E.G.W. (El Deseado de todas las gentes, cp. 12, pg. 90)