2. EL SANTUARIO DE EDÉN
EL SANTUARIO DE ISRAEL
EL SANTUARIO DE JESÚS
EL SANTUARIO DE LA IGLESIA
EL SANTUARIO DE LA TIERRA NUEVA
Aunque el santuario celestial es el original, donde Dios mismo está ministrando
“para nosotros”, Dios ha revelado verdades acerca de este santuario en diferentes
formas aquí sobre la Tierra:
3. El santuario, o templo, es el lugar donde Dios se
encuentra con el hombre. Antes del pecado, ese
lugar era el huerto de Edén.
Al igual que los santuarios posteriores, tenía su
puerta al este y debía ser guardado por el hombre
(Gn. 2:15; 3:24)
A diferencia de ellos, en Edén Dios hablaba con el
hombre cara a cara. Adán y Eva “se gozaban en la
comunión directa con su Creador, sin ningún velo
obscurecedor de por medio” (EGW, Patriarcas y Profetas, cp. 2, pg. 32)
El Edén fue la morada de Dios sobre la Tierra, el
lugar donde nuestros primeros padres debían
adorar y tener comunión con Dios.
4. “Así que, si [Jesús] estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote,
habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales
sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le
advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz
todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte”
(Hebreos 8:4-5)
Dios le dijo a Moisés que hiciera el
Tabernáculo de acuerdo con el
“modelo” (heb. tabnit), mostrado en el
monte. Tabnit significa “una copia de un
original que sirve como un modelo (en
miniatura) para otra copia”. Moisés vio
el Santuario original del cielo en toda su
vastedad y gloria (Éx. 24:10), y luego se
le mostró “una representación, en
miniatura, del Templo celestial”
(Patriarcas y profetas, p. 356), que le serviría
como modelo para construir el
Santuario terrenal; así, este santuario
era una copia del Santuario/Templo
original del cielo.
5. Él es el altar de los holocaustos,
Él es la fuente de bronce,
Él es el candelabro de siete
brazos,
Él es el la mesa de los panes,
Él es el altar del incienso,
Él es el arca de la alianza,
“Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo
levantaré… Mas él hablaba del templo de su cuerpo” (Juan 2:19-21)
Según Juan, Jesús “fue hecho carne, y habitó entre nosotros”. El verbo original que se
traduce como “habitó”, se debería traducir “tabernaculeó”. Es decir, se hizo un tabernáculo
(santuario) para habitar entre los hombres. En Jesús se hace carne todo el Santuario:
sacrificio y ofrenda por nuestros
pecados (Jn. 1:29)
el agua viva en la que todos somos
bautizados (Jn. 4:14)
la luz del mundo (Jn. 8:12)
el pan que descendió del cielo
(Jn. 6:41)
por cuya intercesión nos
acercamos al Padre (Heb. 4:14-16)
habiendo sido glorificado junto al
Padre (Jn. 17:5)
6. Al morir Jesús, el velo del Templo, que separaba los
lugares Santo y Santísimo, se partió en dos. El Templo
ya no era más la morada de Dios.
Ahora, Dios se había hecho otro Templo: su Iglesia.
La Iglesia es Templo de Dios en dos sentidos:
INDIVIDUALMENTE
COLECTIVAMENTE
“¿No sabéis que sois
templo de Dios, y que el
Espíritu de Dios mora en
vosotros?” (1ª de Corintios 3:16)
“edificados sobre el fundamento de los
apóstoles y profetas, siendo la principal piedra
del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el
edificio, bien coordinado, va creciendo para
ser un templo santo en el Señor” (Efesios 2:20-21)
7. “Dios os ha dado una morada que debéis cuidar y conservar en la
mejor condición posible para su servicio y gloria. Vuestros
cuerpos no os pertenecen... “¿No sabéis que sois templo de Dios, y
que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”… Hay que mantener
puro y sin contaminación el sagrado templo del cuerpo, para que
el Santo Espíritu de Dios pueda morar en él”
E.G.W. (Dios nos cuida, 11 de febrero)
“La iglesia en la tierra es el templo de Dios y ha de tomar
proporciones divinas delante del mundo. Este edificio debe ser
la luz del mundo. Debe estar compuesto por piedras vivas
puestas estrechamente juntas, encajadas una en otra, que
formen un sólido edificio. Todas estas piedras no tienen la
misma forma ni dimensión. Algunas son grandes y otras son
chicas, pero cada una tiene su propio lugar que llenar. En todo
el edificio no debe haber ni una sola piedra mal adaptada.
Cada una es perfecta. Y cada piedra es una piedra viva, una
piedra que arroja luz. El valor de las piedras está determinado
por la luz que reflejan sobre el mundo... Este es el propósito de
Dios y desea que todos los que profesan creer la verdad ocupen
sus respectivos lugares en la grande y admirable obra para
este tiempo”
E.G.W. (En los lugares celestiales, 1 de octubre)
8. ¿Cuál será el lugar de
encuentro
(Santuario/Templo) de
Dios con nosotros en
la Tierra Nueva?
En el Santuario del desierto, la gloria de Dios se manifestaba en el Lugar Santísimo,
un cubo perfecto. De la Nueva Jerusalén, también un cubo perfecto, se dice que “el
trono de Dios y del Cordero estará en ella” (Ap. 22:3) y que “el Señor Dios
Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero” (Ap. 21:22)
Es allí donde iremos a encontrarnos con Jesús para adorarle (Ap. 21:24) y servirle
como sacerdotes (Ap. 20:6)
9. “Cristo se compromete a
ayudar a todos los que se
unen a su ejército para
cooperar con él en la lucha
contra enemigos visibles e
invisibles. El promete que
junto con él serán herederos
de una herencia inmortal, y
que reinarán como reyes y
sacerdotes delante de Dios.
Los que estén dispuestos a
participar en esta vida de la
humillación del Salvador,
compartirán con él su gloria.
Los que por un tiempo
prefieran sufrir aflicciones
con el pueblo de Dios antes
que gozar de los placeres del
pecado recibirán un lugar con
Cristo en su trono eterno” E.G.W. (Recibiréis poder, 29 de diciembre)