La narradora describe su vida como una persona fea desde su nacimiento, donde el doctor le dijo a sus padres que hicieron lo que pudieron pero nació viva. Sus padres la odiaban y la trataban mal, dándole juguetes peligrosos para bañarse y atando carne a su cuello para que el perro jugara con ella. Incluso cuando fue secuestrada y los secuestradores enviaron uno de sus dedos a sus padres, su madre pidió más pruebas en lugar de pagar el rescate.