5. Pablo Gargallo (Maella, Zaragoza, 1881-
Reus, Tarragona, 1934), se formó en el taller de
Arnau y en la Escuela de Bellas Artes de la
Lonja de Barcelona. Participó en las tertulias
del café Els quatre gats, donde hizo amistad con
Ramón Casas y Pablo Ruiz Picasso. En 1903
inició sus viajes a París donde vivió desde 1923.
En París conoció la obra de Rodin, y permitió
las influencias de Picasso, Archinpenko,
Brancusi y Julio González. Durante los años
veinte trabajó el cobre y en los años treinta el
hierro.
7. LOCALIZACIÓN:
Hay siete versiones de la obra hechas en bronce a la
arena, ubicadas en distintos museos:
- Centro Georges Pompidou (Musée National d'Art Moderne) de París.
- Museo de Bellas Artes de Bilbao.
- Middelheim Park Museum de Amberes.
- Museo de Arte de Baltimore.
- Hirshhorn Museum de Washington DC.
- Museo Calouste Gulbenkian, Lisboa.
- Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
También existen tres pruebas de artista:
- Museo Pablo Gargallo de Zaragoza (Cedida por la Diputación Provincial de Zaragoza).
- Museo de Arte Contemporáneo, Caracas.
- Hakone Open Air Museum, Hakone.
80. ESTILO:
Cubismo.
Expresionismo.
Pablo Gargallo, en El profeta, culmina el cambio radical que conoció la
escultura española en el primer tercio del siglo XX, porque supo combinar las
formas cubistas y el expresionismo. Las formas cubistas las consiguió
introduciendo el vacío como volumen, lo que permite que la luz incida dentro
de la escultura provocando claroscuros y brillos. El expresionismo lo alcanza al
utilizar el hierro, que tiene una dureza estética de la que carecen el alabastro, al
bronce y el mármol, retorciendo las láminas de hierro. Con el gesto agresivo y
vehemente del profeta, Pablo Gargallo forja una escultura figurativa, pero que
anuncia la abstracción por el empleo de formas estilizadas y la supresión
de superficies continuas y masas planas.
82. MATERIALES Y TÉCNICAS:
Escultura metálica de hierro fundido.
El profeta fue concebido en yeso, pero forjado en
hierro combinando láminas planas y tubos ondulados
con espacios vacíos.
83. TEMA:
El profeta representa a un varón
con una vara en la mano izquierda, el
brazo derecho levantado con la mano
abierta, dirigiéndose a sus
potenciales seguidores.
Algunos de los museos en la que
la obra se encuentra expuesta la
presentan como una representación
de San Juan Bautista.
84.
85. DESCRIPCIÓN:
Pablo Gargallo fue escultor y pintor, uno de los más destacados del
primer tercio del siglo XX, siendo uno de los precursores en el empleo
del hierro. Aunque estudió en Barcelona, fue trascendental para su carrera
el haber viajado a París, lugar en el que conoció y estudió la obra de Rodin,
aunque su influencia determinante va a ser el conocimiento de la obra
cubista de Picasso. En sus trabajos con los materiales metálicos, Gargallo
recoge la herencia de los herreros y rejeros de siglos pasados que tantas
y extraordinarias manifestaciones artísticas dejaron en la historia de España.
Su arte y el fuego crearon superficies dóciles y versátiles que plasman
de forma perfecta el impacto del mundo interior sobre la forma exterior,
que es lo que le interesa representar. La gran aportación de Gargallo fue la
valoración del aire, ya que para él el hueco de la escultura, el vacío, va a
tener más relevancia que el propio volumen, dando de los dos aspectos de
la obra especial relevancia al espacio vacío. Sus esculturas son siempre
figurativas, pero está anunciando la abstracción posterior, gracias a las
formas que se van a ir estilizando cada vez más.
86. Esta obra, “El Profeta”, fue el colofón de su carrera. La realizó
en 1933 y hoy se encuentran siete ejemplares numerados. Es
considerada como una de las obras cumbres de la plástica
contemporánea, a la que llegó tras varios años de ensayos y
donde suprime la materia inerte, el metal superfluo y la limita a
las líneas y planos esenciales para reflejar su expresividad. A
pesar de lo recio de su aspecto, abundan en la figura las
cavidades y los salientes, de modo que la luz desempeña un
papel decisivo a la hora de sugerir el bulto completo y originar
diferentes zonas claroscuristas. Las placas de hierro aparecen
interrumpidas por los huecos, curvándose y volviéndose sobre sí
mismas. Fue el momento culminante en la formación de ese
volumen virtual que constituyó la gran ambición de Gargallo, en
cuya búsqueda sacrificó los tradicionales conceptos de
superficie continua y masa plana y sin cuya actuación es
imposible concebir la escultura posterior de Henry Moore.
87.
88. COMPOSICIÓN Y MOVIMIENTO:
Esta escultura de hierro es una de las últimas obras de Gargallo. De gran simplicidad y compleja
estructura, en ella intenta esculpir el vacío, el hueco, al contrario de lo que sucedía en la escultura
tradicional que se intentaba esculpir y dar forma al volumen.
El profeta presenta formas que nos recuerdan a los cubistas, pero se mueve dentro de los
planteamientos espirituales del expresionismo por la dureza, la agresividad y el carácter de la
figura. La figura resultante representa a un hombre de figura poderosa, que está gritando,
amenazante, con una mano levantada en actitud de orador y otra que sujeta un bastón.
La fuerza expresiva de la figura se concentra en su mano derecha levantada y en su rostro.
Las líneas y los planos conducen la mirada del espectador hacia la cabeza, particularmente hacia
la boca, centro expresivo y elocuente de la figura desde cualquier punto de vista, tanto en su
visión frontal como en las laterales. Si lo miramos desde distintos planos, el profeta es el mismo,
tiene el mismo gesto y sentido, es la misma persona. La diversidad de puntos de vista conduce
al espectador al movimiento, que ha sido creado a partir de la materia y el vacío. La imagen
cobra cuerpo en el espacio.
Los volúmenes ausentes están limitados por elementos curvos, caso de la mejilla izquierda,
brazos, antebrazos, tórax y abdomen.
Pablo Gargallo nos sugiere volumen a través del vacío rodeado de aire y de luz, que da lugar a
claroscuros, incrementando así el dramatismo de la obra.
La aportación de Gargallo a la escultura contemporánea es la introducción del nuevo
concepto de espacio escultórico. Sugiere la materia en su ausencia, completa la obra en el
espacio mediante la adecuación de los contrarios, el vacío y el lleno. La profundidad no es una
continuidad frontal, se consigue con el juego de piezas y de vacíos.
89. LUZ Y SOMBRAS:
Pablo Gargallo nos sugiere volumen a través del vacío
rodeado de aire y de luz, que da lugar a claroscuros,
incrementando así el dramatismo de la obra.
La luz resbala por la superficie del bloque, se
introduce por el interior y crea zonas de claroscuro.
Pablo Gargallo jugó con la luz haciendo uso de formas
convexas, que dejan deslizarla, cóncavas, que la reflejan
y vacíos, para crear claroscuros dentro de la escultura.
Las láminas que componen el profeta, no componen un
bloque, sino que se curvan, y se tuercen entre sí. El aire
entra a través de la chapa y la llena de luz, construyendo
el volumen en negativo. La experiencia de unir el exterior
con el interior llega a su máxima expresión.
90. SIMBOLISMO:
Es una colosal figura de 2,35 metros de altura, lo que la hace
aún más imponente y voluminosa, pese a que el mensaje que
nos quiere transmitir no sea temporal ni humano, sino
profundamente espiritual. Destaca sobremanera la enorme
oquedad de la boca abierta, que parece gritar, como
correspondería a las voces de la Biblia que anuncian lo que está
por venir, es decir, los profetas, que es lo que al artista le interesa
representar. El profeta emite un profundo mensaje espiritual. La
vara simboliza la condición de profeta y guía. Además, la
expresión de la figura queda resaltada por la mano que se
eleva por encima, como arengando a la gente y previniéndola de
lo que está por venir. Debido a este interés por la expresión, pese
a que la obra se inscribe dentro de la influencia cubista, podríamos
clasificarla perfectamente como expresionista, concentrándose
toda esta fuerza expresiva en el rostro y la mano derecha.
91. VALORACIÓN:
Esta escultura es una de las últimas obras de Gargallo. En ella su autor,
que no llegó a ver la versión en bronce ya que la fundición data de 1936,
materializó su proyecto más ambicioso y de mayores dimensiones.
El gran profeta, su obra maestra, supuso la incorporación de las
técnicas de modelado y fundición del metal a la plástica de vanguardia.
Gargallo lleva a cabo avances en relación a la investigación del espacio y la
materia, sin llegar a la abstracción. Intenta esculpir el vacío, el hueco, al
contrario de lo que sucedía en la escultura tradicional que se intentaba
dar forma al volumen.
La aportación de Gargallo a la escultura contemporánea es la introducción del
nuevo concepto de espacio escultórico. Sugiere la materia en su
ausencia, completa la obra en el espacio mediante la adecuación de los
contrarios, el vacío y el lleno.
En palabras de Pierre Courthión, "entre los dos medios de creación, lo
concreto y lo abstracto, Gargallo no se resigna a elegir, convencido de
que había otra vía donde convergían los dos caminos: la recreación".