Este documento cuenta la historia de una madre que perdió a su hijo y buscaba desesperadamente un medicamento para aliviar su dolor. Un sabio le dijo que debía viajar y encontrar a una familia que fuera feliz sin haber perdido a un ser querido. Después de viajar por todo el mundo, se dio cuenta de que en todas partes había dolor y pérdida. En lugar de buscar un medicamento, empezó a ayudar a otras personas compartiendo su dolor, dejando semillas de esperanza. Al final, se curó a sí misma
1. La Montaña, 3 de julio de 2014.
Mis queridas semillas,
¡Yujuuu! Os amo y os quiero y os mando rayos de Sol que vayan
directamente al corazón para que os de fuerza y sobretodo, multiplicar
vuestra Fe.
Siempre se ha dicho queno hay nada imposible, ni nada que no se
pueda alcanzar, sino sueños para realizar ¿Y vuestros sueños? AunqueSan
Juan ha pasado todos los días son buenos, por favor escribiiiir y sobretodo
Costa Rica linda, bonita, amada, escribir vuestros deseos que se
cumplirán.
Os voy a compartir algo que ya conocéis, pero siempre hay que
memorizarlo para recordar que somos muy felices.
Una madre había perdido a su hijo y estaba triste, evidentemente,
tenía una pena muy grande, no tenía consuelo, lloraba, lloraba, lloraba y
no podía consolarla nadie. Le aconsejaron ir a ver a un sabio o un guía
espiritual, entonces le dijo: “Querida señora, no hay
remedio para lo que usted está pidiendo” porque esta
señora le dijo: “Por favor quiero un medicamente para
curarme este dolor, es tan grande, que deseo un
medicamento”; entonces le dijo: “No hay
medicamentos para este dolor, no hay medicamentos
para esta enfermedad, peeero, sí que puede encontrar
la respuesta. Mire señora va ir usted a todas las
ciudades y va a llamar a las puertas y la primera
familia que le diga que es feliz y que nunca ha perdido un ser amado,
entonces ella tendrá la solución, usted viene, me indica la casa y yo iré
para concretizar ese milagro”.
La señora salió cabizbaja, pensando “Menos mal, voy a encontrar
ese medicamento”. Llamó en una casa muy rica, muy bonita y el ama de la
casa le dijo: “Llega usted en mal momento, pues vengo de perder a mi
madre, estamos muy afligidos no puedo atenderla, pero si quiere entrar
puede compartir el dolor con nosotros”. Esta señora se dio media vuelta y
se fue y dijo: “¡Dios mío son más aún que yo!”.
2. Fue a otra casa; y así, fue de una ciudad a otra, de un continente a
otro, cuando dio la vuelta al planeta se dio cuenta que en todas las casas
había penas, que en todas las casas habían perdido a un ser amado y que
en todas las casas les faltaba ese medicamento para esa “clase” de
felicidad.
¿Qué hizo esta señora? Empezó a escuchar a cada familia, a poner
sus manos, ir tratando, ir ayudando, escuchando, trasmitiendo,
compartiendo ese dolor de taaanta gente.
Gracias a Dios esa señora tenía La
Enseñanza, con un tratamientoiba directamente al
alma, en cada casa dejó la Semilla y fueron
curándose poco a poco ese dolor, la gente y ella
misma.
Cuando terminó fue a ver a este Maestro espiritual y le dijo:
“Vengo feliz, satisfecha y verdaderamente con una alegría infinita.”
“¡¿Encontraste a alguien que nunca haya sufrido?!” y dijo: “¡No! Al
contrario, muchas personas han sufrido más que yo, hay que Aceptar lo
que tenemos, lo que nos dan y comprender que si mi hijo se fue a la Luz,
mis manosestán para ayudara otras personas, mi cariño para abrazarlas,
mi sonrisa para devolverles la Esperanza y mi mirada para indicarles que
la Vida existe alrededor suyo y que lo último que se pierde es la Fe. Por
eso vuelvo con mucha alegría, ya no tengo dolor, he ayudado a tanta
gente, he transmitido con mis manos ese Amor y esa hermosura que ya
no puedo más parar, allá me voy a continuar, me están esperando otras
sonrisas, otros corazones alegres y tantas esperanzas, sólo me queda dar
Gracias a Dios y ¡Muchos años para Vivir!”
Con todo mi amor,
La Jardinera