El documento habla sobre la obra del Espíritu Santo en el creyente y cómo no se debe apagar o dificultar sus manifestaciones. También discute las características de las personas incrédulas versus las guiadas por el Espíritu. Las personas incrédulas dudan de las promesas de Dios, no recuerdan sus milagros y son pesimistas, mientras que las guiadas por el Espíritu no son dominadas por el miedo, creen en la victoria y confían y obedecen a Dios.