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españolas
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ALICIA MARÍA ZORRILLA
DICCIONARIO
DELAS
PREPOSICIONES
ESPAÑOLAS
Norma y uso
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Diccionario de las preposiciones españolas. Norma y uso
Alicia María Zorrilla
PROYECTO, DIRECCIÓN Y EDICIÓN: e.d.b.
Director de Ediciones: Juan L. Rodríguez.
Diseño y diagramación: Huella Cíclope - Comunicación visual.
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento
informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea
electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso
previo y por escrito del editor.
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Don Bosco 4069
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ISBN 987-541-023-3
Impreso en Argentina
Printed in Argentina
¡La p alabra cuando dice
lo que es, es libertad!
Miguel de Unamuno
Noticia sobre la autora
Alicia María Zorrilla es Doctora en Letras por la Universidad del Salva-
dor, Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de
Madrid, Profesora especializada en Castellano, Literatura y Latín por la Escue­
la Normal Nacional Superior de Profesorado N.° 1 Presidente Roque Sáenz Peña,
donde obtuvo el Premio Baldmar Dobranich como la mejor Profesora en Letras.
Ha sido becada por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, por la
Università degli Studi di Siena y por el Consejo N acional de Investigacio­
nes Científicas y Técnicas, donde desarrolló investigaciones sobre Literatu­
ra Argentina.
Es autora de estudios y de obras sobre Literatura Española, H ispano­
am ericana y Argentina, com o España en sus letras (en colaboración), Las
letras en la América Hispana (en colaboración) y España, Hispanoamérica y la
Argentina en sus letras (en colaboración). Escribió, además, Retrato de la
novela, el Manual del Corrector de Textos (Guía normativa de la lengua españo-
la), Tomos I a V I, y Diccionario de los usos correctos del español (este último,
en colaboración).
Ha recibido diversos premios literarios, entre ellos, el que le ha otorga­
do la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires por su trabajo sobre
Juana Manuela Gorriti, una precursora de nuestra novela.
Ha ejercido la docencia en los niveles secundario, terciario y universita­
rio. En la actualidad, es Asesora en Lengua Española de la Academ ia
Argentina de Letras; Presidenta de la Fundación Instituto Superior de
Estudios Lingüísticos y Literarios LIT T E R A E ; directora de L IT T E RAE.
Revista del idioma español y del D epartam ento de Enseñanza A bierta a
D istancia, que funciona en la m encionada institución para difundir la
carrera de «Corrector de Textos en Lengua Española para Empresas» y el
curso de posgrado sobre «Formación del Traductor C orrector en Lengua
Española»; fundadora de las Jornadas Nacionales sobre Normativa del Idioma
Español; profesora de Lengua Española en el Colegio de Traductores Públi­
cos de la Ciudad de Buenos Aires y miembro del C onsejo Editorial de su
revista académ ica El Lenguaraz•Tiene a su cargo el Sem inario de Lingüísti­
ca Aplicada en la carrera de D octorado en Letras de la Universidad del
Salvador.
Las preposiciones en español
«A causa de la conversación tópica, la frase hecha, el
comodín, la muletilla o el estribillo, y el mal estilo contemporá­
neo, uno no se da cuenta de todo el rendimiento expresivo de
una preposición en su sitio».
Ramón Pérez de Ayala
Introducción
Dentro del ámbito gramatical, hay un tema que fortalece día tras día las dudas de docen­
tes, escritores, periodistas, traductores, abogados, médicos y hablantes en general de nuestra
lengua y de lenguas extranjeras: las preposiciones. ¿Qué son? ¿Cuáles son? ¿Cómo usarlas?
Sin duda, estas inocentes categorías sintácticas1provocan una preocupación fundada. «Se ha
dicho muchas veces — escribe Valentín García Yebra— , y con razón, que no es posible llegar
al conocimiento profundo de una lengua mientras no se adquiera el dominio completo de su
sistema preposicional».2 Más aún si tenemos en cuenta que esa lengua es el español, y que
éste es un idioma prepositivo.
El descuido en el habla y en la escritura fue desgastando la presencia obligatoria de las
preposiciones hasta lograr, en muchos casos, su desaparición.
«Todo hombre tiene sus molinos de viento personales», ha dicho Abel Posse, y, también,
su personal inclinación — decimos nosotros— a usar las preposiciones como quiere y como
puede.
En un diálogo de antología, más aún, en el momento álgido o crítico de ese diálogo,
alguien dijo: «Lo hice por propio motu». Pronunció bien la u para que los oyentes no
interpretaran «por propio moto», un galimatías que, a pesar de las buenas intenciones de este
señor, conforma buen dúo con el anterior.
Otra persona, con ánimo de subsanar el error, expuso su punto de vista y tímidamente
introdujo, entre comas mentales, «de motu propio». Esta corrección no dio sus frutos; por el
contrario, conformó un nuevo galimatías. Un tercer aspirante a corrector dijo «por motus
propio» y destacó, con énfasis, la pronunciación de la «s».
Lamentablemente, no depuró los hechos, pues el diccionario sólo registra motu proprio,
locución adverbial latina por excelencia, que denota, etimológicamente, ‘con movimiento
propio’ y que, en español, se usa con el sentido de ‘voluntariamente’, aunque la Real Acade­
mia Española también la admite como sustantivo masculino con el significado de ‘bula ponti­
ficia o cédula real expedida de este modo’, es decir, ‘de libre, propia y espontánea voluntad’.
* Las categorías sintácticas (sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, preposición, conjunción, interjección) reciben, también, el
nombre de categorías funcionales, clases de palabras, partes de la oración y partes del discurso.
^ Claudicación en el uso de las preposiciones, Madrid, Gredos, 1988, pág. 33.
9
Como la temperatura de la conversación era bastante alta, una cuarta persona dijo: «No
podemos de seguir discutiendo. De acuerdo a lo que he escuchado y en base a mis investiga­
ciones, disiento con ustedes, pues entiendo de que ésa no es la solución, y, si no soy claro, a
grosso modo, se lo explicaré de parado profundamente y con la tiza a la mano». iQué desgas­
te de preposiciones! Tal vez, este señor coma «*de sentado» y sueñe «*de acostado»3. Tanto
nerviosismo para decir que estaba de acuerdo con ellos, pues si «disiente con», comparte la
disensión u oposición con los otros, es decir, su parecer se ajusta al parecer o al sentir de los
otros. En realidad — todos lo sabemos— , no quiso decir eso, sino que se oponía a lo expresa­
do por los demás, por lo tanto, tendría que haber proclamado disiento de ustedes en eso, ya
que éste es el régimen preposicional del verbo disentir. Además, debió haber dicho no
podemos seguir discutiendo, de acuerdo con, sobre la base de, entiendo que, grosso
modo, parado y con la tiza en la mano. Diálogos como éste se repiten en todos los ámbitos.
Y lo más grave es que las preposiciones son usadas «alegremente» y de respetables categorías
gramaticales, corren el riesgo de convertirse en confortables comodines que van rellenando
los huecos de nuestra pobreza verbal. Entonces, motu proprio, decidimos acercamos a este
tema que debe preocuparnos a todos, para que se cumpla, en su plenitud, la sentencia borge-
siana: Las palabras son símbolos que postulan una memoria compartida.
El español es una lengua prepositiva por excelencia y, tal vez por ello, hay tanta inseguri­
dad en el uso de las preposiciones. Pocas veces nos detenemos a pensarlo, pero si ponemos
atención en nuestras lecturas y en nuestras conversaciones, advertiremos su uso continuo y
la necesidad de su existencia. Por ejemplo, en esta oración, que extrajimos del cuento «Las
alas» (El brazalete u otros cuentos), de Manuel Mujica Lainez: Varias horas guerreó contra la
inspiración adversa, la cual se mofaba de él como él se mofaba de sus cofrades, hasta que advirtió
que se le nublaban los ojos; o en ésta, del cuento «El otro» (El libro de arena), de Jorge Luis
Borges: Murió con impaciencia de morir, pero sin una queja. Sin ellas, ambas oraciones queda­
rían desarticuladas.
Nos preguntan asiduamente si existen normas para emplearlas con corrección. Sí, las hay.
Una expresión es normativa si se ajusta al sistema de la lengua. En el español, han ido estable­
ciéndose varias reglas que el hablante culto debe seguir para expresarse, en forma oral o escri­
ta, con propiedad. Por ejemplo, es norma que el régimen preposicional del verbo jubilarse
— ‘conseguir la jubilación’— es de y no, «en»: Pedro se jubiló de su cargo en la empresa, María
se jubilará de secretaria en la escuela y no, *Pedro se jubiló en su cargo en la empresa o *M aria se
jubilará en secretaria en la escuela. Las dos últimas oraciones son semánticamente incompati­
bles; su estructura afecta el significado, transgrede el uso normativo de nuestra lengua.
La preocupación de algunos hablantes, conscientes de sus deficiencias lingüísticas, nos
ha llevado a tratar los aspectos más relevantes de este tema.
Etimología del término «preposición»
El sustantivo preposición4 proviene del latín praepositionem, caso acusativo de praepositio
^ Usamos el asterisco para indicar palabras o expresiones incorrectas de acuerdo con la norma culta.
4 En latín, conjunctio, ‘conjunción’, era primero «un término muy general que designaba toda palabra que une, que relaciona. De
él se desprendió enseguida la ‘praepositio’» (María Luisa LOPEZ, Problemas y métodos en el análisis de preposiciones, Madrid,
Gredos, 1972, pág. 14).
10
(de praeponere; prae, ‘antes, delante, al frente’, yponere, ‘poner’: ‘poner antes’), traducción del
griego próthesis, ‘acción de poner adelante’. Es decir, el nombre se debe a que se coloca delan­
te de otras palabras:
Un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres; su arquitectura,
pródiga en simetrías, está subordinada a ese fin. En el palacio que imperfectamente
exploré, la arquitectura carecía de fin. Abundaban el corredor sin salida, la alta venta­
na inalcanzable, la aparatosa puerta que daba a una celda o a un pozo, las increíbles
escaleras inversas, con los peldaños y la balaustrada hacia abajo. Otras, adheridas
aéreamente al costado de un muro monumental, morían sin llegar a ninguna parte, al
cabo de dos o tres giros, en la tiniebla superior de las cúpulas.’
¿Qué es la preposición?
La preposición se generaliza en latín vulgar por su expresividad. El caso dativo es reempla­
zado con la preposición ad; el genitivo, con de; el ablativo, con el acusativo más preposicio­
nes, y el vocativo se funde con el nominativo.6
Los casos desaparecen por el uso creciente de las preposiciones, pero el alemán, el griego
o el latín conservan los dos medios de expresión gramatical7.
En 1492, Elio Antonio de Nebrija establece la siguiente definición en su Gramática de la
lengua castellana: «... es una de las diez partes de la oración, la cual se pone delante de las
otras, por aiuntamiento o por composición. Como diziendo io vo a casa, a es preposición y
aiunta se con casa; mas diziendo io apruevo tus obras, a compone se con este verbo pruevo,
y haze con él un cuerpo de palabra. I llama se preposición, por que siempre se antepone a las
otras partes de la oración»8. Se refiere, pues, al significado etimológico de la palabra y a su
carácter de relacionante.
En la actualidad, la Real Academia Española las define, en su Esbozo de una nueva Gramá­
tica de la Lengua Española, como «palabras invariables que enlazan un elemento sintáctico
cualquiera con un complemento sustantivo»9; luego, agrega: «... son partículas proclíticas
(salvo según) que encabezan un complemento nominal de otra palabra y lo subordinan a
ella»10. Respecto del significado, sostiene: «Es bien sabido que todas las palabras aisladamen­
te consideradas, tal como aparecen en los diccionarios, tienen un significado abstracto que
solo se concreta y determina en el contexto con su perfil exacto. Pero los sustantivos, adjeti­
vos, verbos y adverbios evocan por sí solos un contenido semántico mucho más denso y
complejo que las preposiciones y conjunciones, cuyo papel es principalmente relacionante o
nexivo. [...] En lo que se refiere a las preposiciones, la vaguedad de significado es todavía
mayor en las que, por ser capaces de establecer relaciones múltiples, son las de uso más
^Jorge Luis BORGES, «El inmortal», El Aleph, Buenos Aires, Losada, 1949, pág. 15.
^ Cfr. M. CRIADO DE VAL, «Las preposiciones y los casos», Gramática Española y Comentario de Textos, 3.aedición, Madrid,
S. A. E.T. A., 1958, págs. 55-61.
^ J. ROCA-PONS, Introducción a la Gramática, 4.aedición, Barcelona, Teide, 1976, pág. 261.
®Madrid, Editora Nacional, 1980, pág. 195.
^ Sexta reimpresión, Madrid, Espasa Calpe, 1979, pág. 434.
^ Ibídem, pág. 438.
11
frecuente, como a, de, en, con, por. [...] No son, pues, las preposiciones nexos enteramente
vacíos de sentido, sino que apuntan con más o menos vaguedad a la clase de relaciones que
pueden expresar»“.
Desde el punto de vista morfológico, la preposición es una parte invariable de la oración,
aunque cambie el género y el número de las voces que la acompañan (bloque de mármol
blanco, bloques de mármoles blancos; merienda con torta, meriendas con tortas).
Desde el punto de vista funcional (sintáctico), es un elemento de relación, de conexión o
enlace de una palabra con otra — subordina un término a otro (el corredor sin salida)— , de una
palabra con una construcción (jardines con flores blancas; Escribe sobre los pájaros argentinos) o
de una palabra con una proposición (Tengo la esperanza de que regrese pronto). En el sintagma
el corredor sin salida, hay una relación gramatical entre dos voces: corredor y salida. La prepo­
sición sin subordina el sustantivo salida (término o regido) al sustantivo corredor (regente o
núcleo del sintagma nominal).
La preposición no siempre aparece en medio de los dos elementos que relaciona:
En la calle, sólo caminaba un hombre.
El sintagma preposicional en la calle se relaciona con caminaba. Cuando el sintagma
preposicional modifica a un verbo, puede encabezar la oración.
De acuerdo con los ejemplos expuestos, la preposición es, pues, una categoría gramatical
invariable, sin autonomía en el sintagma oracional, cuya función consiste en subordinar dos
vocablos de diferente jerarquía sintáctica. No se usa, pues, independientemente, sino
antepuesta a una palabra; es un elemento átono que forma con su término una unidad sintác­
tica y fonética. Se caracteriza por regir el caso terminal de los pronombres personales (Hablan
de mí; Lo haré por ti; Volvió en sí).
Desde el punto de vista semántico, coincidimos con Bernard Pottier12en que las preposi­
ciones no son palabras vacías. Otros lingüistas — como César Fernández Alonso13— dicen que
carecen de significación y sólo la prestan al sintagma que introducen. Nosotros consideramos
que algunas expresan, por sí solas, cierta significación. Las denominamos «plenas», y son: ante,
bajo, contra, desde, durante, entre, hacia, hasta, mediante, para, sin, sobre, tras. También
se las llama «fuertes» o «llenas»; Andrés Bello dice que tienen sentido determinado. A nuestro
juicio, no actúan solamente como elementos de relación (punto de vista funcional); además
de serlo, tienen valencia semántica; precisan, amplían o completan con su significado el de la
palabra regente y el de la palabra regida (Hombres sin voluntad no construyen el país); si la
palabra regente es un verbo, pueden introducir circunstancias:
El mendigo se arrodilló ante el rey.
La pulsera cayó bajo ese mueble.
Trabajan bajo mis órdenes.
Habló contra los funcionarios corruptos.
Le recetó un jarabe contra la tos.
Avistó a su amigo desde la ventana.
11 Esbozo de una nueva Gramática de la Lengua Española, ed. cit., pág. 435.
*^ Lingüistica moderna y Filología hispánica. Versión española de Martín Blanco Álvarez, Madrid, Gredos, 1976, pág. 25.
^ Gramática funcional del español, 2.“edición, Madrid, Gredos, 1992, pág. 508.
12
Lo sabe desde ayer.
Germán se destaca entre todos sus compañeros.
La anciana caminaba hacia el jardín.
Volverán hacia las diez.
Esa expedición llegó hasta el sur de Chile.
La esperé hasta las ocho.
El libro es para Teresa.
Me ha dejado sin palabras.
Coloqué el florero sobre la repisa.
Hablará sobre los cactos.
El perro corrió tras su amo.
Regresó tras seis años de ausencia.
Advertimos la carga semántica de estas preposiciones con una sencilla comprobación: no
es lo mismo El viejo mendigo se arrodilló que se arrodilló ante el rey, bajo el portal, entre los niños,
para pedir limosna, sin fuerzas, sobre la piedra fría o tras la reja. En estos lexemas, están presen­
tes las denotaciones de lugar, fin y modo. Entonces, la relación no es sólo gramatical, sino
también semántica.
Otras preposiciones, como a, con, de, en, por son polisémicas. Aparentemente, actúan
como simples marcas de enlace, pues necesitan un contexto (la palabra autónoma con la que
se relacionan y la que introducen como término y subordinan a aquélla) para comunicar un
significado concreto, para explicitarlo. Si decimos Comió con un tenedor de plata, esa preposi­
ción con indica el medio o instrumento que usó alguien para comer. Si sacamos la preposición,
la oración cambia su significado: Comió un tenedor de plata. Esto demuestra el valor semántico
que agregan. Para diferenciarlas de las anteriores, las denominamos «semiplenas» y no,
«débiles o vacías» — clasificación peyorativa que aparece en no pocas gramáticas— , pues
consideramos que estas unidades léxicas tienden a varios significados, y éstos se realizan de
acuerdo con el contexto en que se insertan. Ha dicho Pottier que «cualquier preposición
puede aplicarse a los tres campos teóricos del espacio, el tiempo y la noción»14. Por ejemplo:
Aplicación espacial: Caminó hasta la puerta.
Aplicación temporal: Trabajó hasta las once.
Aplicación nocional: No lo creeré hasta que lo vea.
En realidad, no se puede generalizar. Si seguimos el esquema de Pottier, advertiremos que
preposiciones como con, sin y según sólo poseen una significación nocional:
Estaba con Hernán.
Lo dijo sin maldad.
Según Elvira, Gerardo llegó tarde.
^ Op. cit., pág. 24.
y contra, espacial y nocional:
Se apoyó contra la verja.
Habló contra todos.
es decir, no cumplen con las tres aplicaciones.
Buen ejemplo de la polisemia de la que hablábamos es la preposición a, que, de acuerdo
con el sentido del verbo que rige la construcción y con el del término, contribuye a determi­
nar las denotaciones de ‘dirección hacia’ (Iré a la otra orilla), ‘exactitud en el tiempo’ (Regre­
sarán a las once), ‘medio o instrumento’ (Cose a mano), ‘modo’ (Dejó la tarea a medio hacer),
‘causa’ (Realizó el trabajo a petición de su jefe), ‘finalidad’ (Corrió a pedir ayuda). En estos
ejemplos, ha introducido circunstancias. También es mero indicador de dos funciones sintác­
ticas: la de objeto directo de persona (Visitaré a Sofía), animal (Ine's, llama a tu perro) o cosa
personificada (Desestimamos a la Prudencia), y la de objeto indirecto (Los padres le compraron
un gato a Félix). Se considera que, cuando es mero indicador de función sintáctica, carece de
significado, pero su ausencia agramatical — un solecismo— altera la denotación del mensa­
je. En el caso del objeto directo, no es lo mismo Inés, llama a tu perro que Inés, llama tu perro,
y en el del objeto indirecto, no son equivalentes Los padres le compraron un gato a Félix y Los
padres le compraron un gato Félix. Si el objeto directo no se refiere a persona conocida, con
nombre y apellido, o a un animal que nos pertenece y que también tiene nombre, debe evitar­
se la preposición a (Buscará un abogado; Contrataremos dos secretarias; Curaré una yegua).
Solía usarse a ante un nombre propio de carácter geográfico, pero sin artículo (Visitó ajujuy);
hoy es común la construcción sin ella (Visitó Jujuy). Así lo registra, además, la Academia en
un ejemplo que aparece en el artículo visitar de su Diccionario (En sus vacaciones visitó París).
En los siguientes ejemplos, se advierten las dos funciones de la preposición a:
Yo había dormido bien; mi clase de la tarde anterior había logrado, creo, interesar a los alumnos.
No había un alma a la vista. [...]. El otro se había puesto a silbar. [...]. El estilo me retrajo a un patio,
que ha desaparecido, y a la memoria de Alvaro Melián Lafinur, que hace tantos años ha muerto.15
Desde el punto de vista semántico, el carácter coadyutorio de las preposiciones a, con,
de, en, por se observa claramente cuando las usamos dentro de un mismo sintagma, pues el
significado varía (Regresó a Catamarca; Regresó de Catamarca; Habló con su hija; Habló por su
hija), o cuando las omitimos:
¿Esperas a un niño?
La pregunta se refiere a que «alguien aguarda la visita de un niño que tiene nombre y
apellido». En cambio, en:
¿Esperas un niño?
la pregunta equivale a «¿Estás encinta?»; en este caso, también se produce un cambio de signi­
ficación. Lo mismo sucede con Espero a que venga y Espero que venga, o con Dejó de publicar y
Dejó publicar, Escapó del perro y Escapó el perro. La ausencia de preposición altera el sentido.
^ Jorge Luis BORGES, *E1 otro», El libro de arena, Buenos Aires, EMECÉ, 1975, págs. 9-10.
14
Debe quedar muy claro, pues, que estas últimas preposiciones, las semiplenas, no
denotan, por sí solas, causa, fin, lugar, medio o instrumento, modo, tema, tiempo, etcétera,
sino que su polisemia radica en contribuir a comunicar esas significaciones de acuerdo con
las palabras con que se relacionan; crean, de este modo, campos semánticos:
La casa de piedra, (materia)
La casa de Clotilde, (posesión)
A pesar de ello, no podemos negar que, cuando decimos a, pensamos inmediatamente en
la dirección hacia un lugar (Viajó a Colombia); con indica compañía (Pasea con sus amigas);
de implica primero posesión (Leyó la novela de Adolfo Bioy Casares); en, lugar (Vive en
Venezuela), y por, causa (Lo echaron por hablador). Por eso, Andrés Bello las llama «preposi­
ciones de sentido vago» — en ningún momento, las tacha de vacías— , que se aplican a gran
número de relaciones diversas16.
La reflexión anterior acerca de ese significado que conllevan indiscutiblemente, casi sin
necesidad de un contexto, prueba nuestra tesis de que no existen preposiciones vacías.
Las preposiciones en español
El idioma español posee diecinueve preposiciones en uso: a, ante, bajo, con, contra, de,
desde, durante, en, entre, hacia, hasta, mediante, para, por, según, sin, sobre, tras. Las prepo­
siciones ante, bajo y tras se usan en la lengua culta. La popular emplea, en su reemplazo, frases
prepositivas: delante de, debajo de, detrás de. La preposición bajo no admite el caso terminal del
pronombre personal (*bajo mí, *bajo ti, *bajo sí), pero actúa como una preposición en ejemplos,
como El gato está bajo la cam a (su función es la misma que la de otras preposiciones: en la
cama; sobre la cam a). No admite los pronombres personales de primera y de segunda persona
(*bajo yo, *bajo tú); puede preceder al de tercera persona como anafórico (Colócalo sobre la
repisa o bajo ella). La preposición durante se emplea delante de sustantivos con la significación
de ‘mientras’ (Desarrollará ese tema durante el mes de abril, es decir, ‘mientras transcurre el mes
de abril’). Mediante se usa con elementos nominales (Lo logramos mediante tu valiosa colabora­
ción, es decir, ‘por medio de’, ‘con’, ‘con la ayuda de’). Según se comporta como preposición
cuando puede ser reemplazada con la frase prepositiva conforme a: Lo harán según el reglamento
(su función es la misma que la de otras preposiciones: con el reglamento; sin el reglamento); a
diferencia de las otras preposiciones, según no es átona y nunca va acompañada de las formas
pronominales átonas mí, ti, sí (*según mí, *según ti, *según sí), sino de las tónicas yo, tú, él (segiín
yo, según tú, según él). La palabra según actúa, en cambio, como conjunción cuando introdu­
ce una proposición incluida (Según dice Valentín, nevará en Bariloche). Las demás preposiciones
rigen las formas pronominales átonas (ante mí, contra ti, para sí), excepto entre que suele
combinarse con tú y yo (Entre tú y yo, repararemos la máquina), y no, con mí y ti (*entre mí, *entrc
ti). Cabe (‘junto a’: Santa Teresa de Jesús escribía cabe mí) y so (‘debajo de, bajo’; aparece en
algunas locuciones: so capa de, so color de, so pena de, so pretexto de) son consideradas arcaicas.
Respecto de esta última preposición, no debe confundirse con la forma «so» que se usa en excla­
maciones (/so tonto!; ¡so bruto!), pues ésta es una contracción de «seó» (señor).
Gramática de la lengua castellana, 10.aedición, Buenos Aires, Sopeña Argentina, 1977, págs. 41-43.
15
Las preposiciones más usadas en español son a, con, de, en.
Su origen
A (de origen latino ad, ‘a, hacia’); A N TE (de origen latino ante, ‘ante’, ‘enfrente de’,
‘hacia delante’, ‘antes’, ‘contra’); B A JO (de origen latino bassus, ‘debajo de, en lugar
inferior’); CON (de origen latino cum, ‘que acompaña, en compañía de, juntamente, con’);
C O N TR A (de origen latino contra, ‘contra’, ‘frente a’, ‘en contacto con’); DE (de origen
latino de, ‘que viene de’, ‘hecho de’, ‘causado por’) ; D ESD E (de origen latino de ex, ‘desde,
desde dentro’; de de, ‘de, desde’ + ex, ‘desde, que sale de’ + el español de, ‘que viene de,
que se origina en’). El español desde es doblemente pleonàstico, ya que sus componentes
latinos (de ex de) pueden traducirse por ‘de de de’ o ‘desde desde desde’); D U RA N TE
(participio presente del verbo latino durare, ‘durar’, ‘aguantar’, ‘soportar’, ‘persistir’
[durans'durantis, ‘en el tiempo de’]); EN (de origen latino in); EN TRE (de origen latino
ínter); H A CIA (del antiguo facie ad, ‘frente a’, faz a, facía, del latín ad faciera, ‘al haz, a la
faz, a la cara’); H A STA (de origen árabe hattá, ‘hasta, aun’); M EDIANTE (participio
presente del verbo latino mediare, ‘estar en medio, interponerse’ [medians-mediantis, ‘por
medio de, por intervención de’]); PARA (del antiguo pora, ‘para’, de por, influido por el
anticuado par, ‘en nombre de’) ; P O R (metátesis de la preposición latina pro, ‘para’, ‘ante’,
‘en lugar de’, influida por per, ‘hacia delante’, ‘ante’, ‘primero’); SEGUN (de origen latino
secundum, ‘conforme a, con arreglo a, de acuerdo con lo que dice una persona’) ; SIN (de
origen latino sine, ‘que no tiene, que carece de’, ‘que no está acompañado por’); SO BR E
(de origen latino super, ‘encima de, en lugar superior’) ; T R A S (de origen latino trans, ‘al
otro lado, más allá’).
Clases de preposiciones
Algunos gramáticos establecen la diferencia entre preposiciones simples, propias o
separables, e impropias o inseparables.
Las simples, propias o separables son categorías independientes (a, ante, bajo, con,
etc.). Se usan como prefijos en la composición de palabras. Por ejemplo: anormal, anteayer,
contratar, contradecir, deposición, enaltecer, entreabrir, parabién, porvenir, sinrazón, socavar,
sobreponer, trastienda.
Las impropias o inseparables, que derivan del latín, no se separan de la palabra; son
los prefijos que funcionaban primitivamente como preposiciones: A B- (‘separación’:
abjurar, abusar); A BS- (abstraer); AD- (tiene el valor de a; ‘proximidad’ o ‘encarecimien­
to’: adjunto, admirar, adyacente); A N TI- (‘opuesto o con propiedades contrarias’: antimo­
ral, antipútrido); C IRC U M - (‘alrededor’: circumpolar, circunnavegación); C IS- (‘de la parte
o del lado de acá’: cisalpino, cisandino, cismontano); C ITR A - (‘de la parte o del lado de acá’:
citramontano); C O - (‘unión’, ‘compañía’: coacusado, codelincuente, coheredero); CO M - (la
preposición con se transforma en com ante «b» y «p»: comprovinciano); D ES- (‘negación o
inversión del significado del simple’, ‘privación’, ‘exceso o demasía’, ‘fuera de’: desabejar,
16
descamino, desconfiar, deslenguado; a veces, implica ‘afirmación’: despavorir); DI- (‘oposi­
ción o contrariedad’, ‘origen o procedencia’, ‘extensión o dilatación’: difundir, dimanar,
disentir); D IS- (‘separación o distinción’, ‘imperfección’, ‘dificultad’, ‘anomalía’: discernir,
disnea, dispepsia); E- (‘origen o procedencia’, ‘extensión o dilatación’: efundir, emanar); ES-
(‘fuera’, ‘más allá’, ‘privación’, ‘atenuación del significado del simple’: escocer, escoger,
esperezarse, estirar; a veces, tiene valor expletivo, como en escarmenar, forma distinta de
carmenar); EX- (‘fuera’, ‘más allá’; da idea de ‘negación’ o de ‘privación’, de ‘encareci­
miento’; antepuesto a nombres de dignidades o de cargos, denota que ‘los tuvo y ya no los
tiene’ la persona de quien se habla; también se antepone a otros nombres o adjetivos de
persona e indica que ésta ha dejado de ser lo que aquéllos significan: ex ministro, ex secre­
tario, ex alumno, ex esposa, excéntrico, extemporáneo, extender, extraer) ; E X T R A - (‘fuera de’:
extraordinario); IN - (se convierte en im delante de «b» o de «p»; en i, por «il», delante de
»1»; en ir delante de «r»; por regla general, equivale a ‘en’: inestable, infiel, ímprobo, ilegal,
irreal); IN FRA- (‘inferior’, ‘debajo de’: infraestructura, infrahumano); IN TER- (‘entre’, ‘en
medio’, ‘entre varios’: interministerial, internacional); IN TRA - (‘interioridad’: intramuros,
intramuscular); IN TR O - (‘hacia adentro’: introvertido); O B - (‘a, hacia’, ‘contra’, ‘ante’,
‘detrás de’, ‘a lo lejos’, ‘sobre’, ‘completamente’; se vuelve o ante «m», oc- ante «c», of- ante
«f», op- ante «p»: obedecer, obtener, omitir, ocluir, ofender, oponer); PER- (esfuerza o aumen­
ta la significación de las voces españolas simples a que se halla unida: perdurable, pertur­
bar); POS-/POST- (‘detrás’, ‘después de’: posdata, postdata, posdiluviano, postdiluviano,
posgrado, postgrado, posoperatorio, postoperatorio, posponer, postergar); PR E- (‘anterioridad
local o temporal’, ‘prioridad’, ‘encarecimiento’: preclaro, prefijar, presuponer, prever);
PRETER- (‘fuera de’: preternatural); P R O - (‘por’, ‘en vez de’, ‘delante’, ‘publicación’,
‘continuidad de acción, impulso o movimiento hacia adelante’, ‘negación’, ‘contradicción’,
‘sustitución’: procónsul, proclamar, procrear, promover, pronombre, propasar, proponer,
proscribir); R E- (‘reintegración o repetición’, ‘aumento’, ‘oposición o resistencia’,
‘movimiento hacia atrás’, ‘negación o inversión del significado simple’, ‘encarecimiento’:
rebonita, recaer, recargar, rechazar, reelegir, refluir, relimpio, relindo, repintar, reprobar, repug­
nar); RES- (atenúa la significación de las voces simples a que se halla unida; denota,
también, ‘encarecimiento’: resguardar, resquebrar, resquemar); R E TR O - (‘tiempo anterior’:
retrotraer, retrovender); SEM I- (‘medio’, ‘casi’: semicírculo, semidifunto); SESQ U I- (se usa
para denotar una unidad y media en peso o medida de las cosas: sesquicentenario); SO -
(soasar, sopesar); SON- (sonreír, sonsacar); SO R- (sorprender); SO S- (sospesar, sostener);
SU- (suponer); SU B - (a veces, cambia su forma en alguna de las siguientes: so-, son-, sor-,
sos-, su-, sus-; significa, ordinariamente, ‘debajo’, ‘acción secundaria’, ‘inferioridad’,
‘atenuación o disminución’: subarrendar, subrayar, subterráneo); SU S- (suspender);
SU PER- (‘preeminencia’, ‘grado sumo’, ‘exceso, demasía’: superabundante, superfino,
superintendente); TRAN S-/TRA S- (‘del otro lado’, ‘más allá’, ‘a través de’; ‘cambio o
mudanza’; pierde la «s» final cuando precede a voces simples que empiezan con esta misma
letra; el uso autoriza «trans-» o «tras-»; a veces, se emplea sin ninguna de las dos últimas
letras: transatlántico, transformar, transparente, transustancial, tramontano); U LTRA -
(‘exceso’, ‘más allá’: ultrafamoso, ultraideal).
Hoy preferimos hablar de prefijos o de elementos prepositivos, y no, de preposiciones
inseparables.
Preposiciones agrupadas
En español, es común el agrupamiento de dos preposiciones17.
Pueden usarse agrupadas las siguientes preposiciones: DE A (Vendía de a cien pesos el
tomo); DE EN TRE (Salió de entre los juncos); DE HACIA (Procede de hacia Oriente); DE
PO R (Viene de por allá); DE SO BRE (Sacó el pan de sobre la mesa); DESDE PO R (Tosió
desde por la noche); H A STA CO N (Es malo hasta con su hijo); H A STA DE (Admitían
jóvenes hasta de dieciocho años); H A STA EN (Se ríe hasta en la iglesia); H A STA PARA
(H asta para ser cauto se necesita inteligencia); H A STA PO R (Hablaba hasta por los codos);
H A STA SIN (Baila hasta sin zapatos); HASTA SO BRE (Llegó hasta sobre las cumbres);
PARA CO N (Es bueno para con nosotros); PARA DE (Esto no es para de repente); PARA
DESDE (Miraba para desde lejos); PARA EN (Lo preparó para en llegando a la casa); PARA
EN TRE (Esto, para entre nosotros, vale poco); PARA PO R (Déjalo para por la noche); PARA
SIN (Consiguió un empleo para sin estudios); PARA SO BRE (Compró un adorno para sobre
ese mueble); PO R AN TE (Pasó por ante mí); PO R BA JO (El gato se deslizó por bajo la silla);
PO R DE (Por de pronto, esto es así); PO R EN TRE (Huyeron por entre esos árboles).
En estos casos, la primera preposición es la que relaciona el elemento regente con el sintag­
ma que forman la segunda preposición y su término:
(S. D.: Él) f_________ P V.S.________
O. B. S. [Salió de entre los juncos.]
i____i _____ i
N. C. L. (c. prep.)
La preposición a no se antepone a otras; se considera, pues, un solecismo la agrupación
«a por» (*Voy a por los libros)'3. Sin embargo, muchos lingüistas -—entre ellos, Manuel Seco—
justifican esta unión, pues la preposición a acompaña, frecuentemente, a los verbos de
movimiento: Voy por el pan; Voy a por el pan (Voy a buscar el pan); Vendré por la niña a las
doce; Vendré a por la niña a las doce (Vendré a buscar a la niña a las doce).
¿Preposiciones pospuestas?
A pesar de que las preposiciones siempre preceden a la palabra regida, el gramático
venezolano Andrés Bello señala la existencia de preposiciones pospuestas, es decir, de adver^
bios que funcionan como aquéllas: A BA JO (Corrió cuesta abajo); ADELANTE (Venía una
^ Cfr. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Gramática de la Lengua Española, Madrid, Espasa Calpe, 1962, pág. 210.
^ «Desde la segunda mitad del siglo XIX comenzó a extenderse en el habla popular de España la locución a por con verbos de
movimiento; p. ej.: Ir a por agua, Vengo a por ti, Vuelvo a por el pan. El empleo de esta locución ha progresado especialmente en
el habla usual de las provincias del centro peninsular, y aun podrían citarse algunos ejemplos literarios, si bien es desconocida
en América. Sin embargo, la conversación culta de España suele sentirla como vulgar y procura evitarla» (REAL ACADEMIA
ESPAÑOLA, Esbozo de una nueva Gramática de la Lengua Española, ed. cit., pág. 436).
18
mujer por el camino adelante); A D EN TRO (Galopó tierra adentro); AFUERA (Navegaban
mar afuera); A N TES (Llegó una hora antes); A R R IBA (Lo persiguieron río arriba); A TRA S
(Lo vieron días atrás); D ESPU ES (Meses después reconoció su error). Casi todos llevan como
prefijo la preposición a.
Estas palabras no han perdido su condición de adverbios y, con los sustantivos, confor­
man un sintagma circunstancial, en el que adoptan una función semejante a la de adjetivos
modificadores de esos sustantivos, por lo tanto, hoy se desecha su carácter preposicional.
Leemos en el cuento «Ulrica», de Jorge Luis Borges:
Le propuse que fuéramos a Thorgate, que queda río abajo, a unas millas.19
Palabras que se usan como preposiciones
La Real Academia Española ya clasifica como preposiciones a:
EXC EPTO (‘a excepción de, fuera de, menos’): indica «exclusión de una serie o no parti­
cipación en algo»20, y proviene del participio pasivo irregular anticuado de exceptar.
Vinieron todos, excepto Carolina y Patricio.
Aclara la Academia que «mediante, excepto, durante, incluso han funcionado, algunas veces
hasta época relativamente tardía, en construcciones absolutas, con el valor de participios de
presente o de perfecto, como palabras de acentuación llana y con variación de número o de
género y número: mediantes sus ruegos, durantes aquellos meses, exceptas las partes»21. Y agrega:
«De su uso en construcciones absolutas proviene el significado que tienen actualmente los
participios pasivos excepto e incluso, el adjetivo salvo y los antiguos participios de presente
durante, mediante, obstante y embargante; [...]. En el uso actual estos vocablos se han inmovi­
lizado en su forma masculina»22.
SALVO (‘fuera de, a excepción de, excepto’) indica exclusión en una serie. En su origen,
fue un adjetivo (‘exceptuado, omitido’) ; proviene del participio pasivo irregular desusado del
verbo salvar:
Nadie conoce, salvo usted, la vida de este pintor.
No recuerdo a los otros, salvo a un señor Marcelo del Mazo, hombre de suma cortesía y de fino
diálogo, que no volví a ver más.2i
*9 El libro de arena, ed. cit., pág. 27.
^ Esbozo de una nueva Gramática de la Lengua Española, ed. cit., pág. 70.
“' Ibídem, pág. 72.
“ Ibídem, pág. 498.
Jorge Luis BORGES. «E! Congreso», El libro de arena, ed. cit., pág. 40.
19
INCLUSO (‘hasta, aun’) significa inclusión en una serie:
Todos callaron, incluso su padre.
AUN (‘hasta’) denota inclusión en una serie:
Alabó la comida y aun el vino.
CUAN DO24 adquiere función prepositiva cuando se elide un verbo:
Luis, cuando niño, leía cuentos.
DONDE25 (‘en casa de, en el sitio de’):
La niña está donde“ su madre.
M ENOS (‘excepto, a excepción de’) denota exclusión de una serie:
Todos, menos tú, correrán.
PRO (‘a, en favor de’):
Organizó una rifa pro niños ciegos.
V IA (‘por, pasando por’), en circunstancias, sin artículo ni preposición, actúa como ésta:
Viajaron a Europa vía Roma.
Locuciones que se usan como preposiciones
En español, hay locuciones que desempeñan la misma función que las preposiciones
estudiadas.
Locuciones preposicionales o prepositivas27: combinaciones fijas de dos o más
palabras que funcionan como una preposición. La combinación a base de es una locución,
pues a base no puede usarse en forma autónoma (*La torta está hecha a base), necesita una
construcción que complete su significado (La torta está hecha a base de frutas).
‘Por el tiempo de mi niñez’.
^ Según Leonardo Gómez Torrego, «donde» y «cuando» no actúan como preposiciones, pues aunque «parecen incidir sobre
sintagmas nominales [...], todavía está presente en la conciencia lingüística del hablante un verbo, que se encuentra latente:
donde (vive, está...) mi vecino; cuando (transcurría) la guerra...» (Teoría y práctica de la sintaxis, Reimpresión, Madrid, Alham-
bra, 1986, pág. 72).
26 ‘En casa de tu madre’.
También se las llamó «preposiciones compuestas». Véase Ramón MARTÍNEZ DE LA VEGA Y GARCIA, Curiosidades grama­
ticales, 4.aedición, Barcelona, Gustavo Gili, Editor, 1925.
20
Exponemos, a continuación, las locuciones preposicionales o prepositivas más usuales: A
B A SE D E -(‘tomando como base, fundamento o componente principal’: La sopa estaba
hecha a base de legumbres); A C A M B IO D E (‘en lugar de’, ‘en vez de’: Te daré mi reloj a
cam bio de ese anillo); A C A U SA D E (‘debido a’: Murió a causa de una imprudencia); A
C O N SE C U E N C IA D E (‘por efecto’, ‘como resultado de’: Fue ingresado en un hospital, a
consecuencia del fuerte golpe que recibió); A C O ST A D E (‘mediante’: Siempre vivió a
costa del esfuerzo ajeno); A C U E N T A D E (‘como compensación o a cambio de algo’: Le
dejó doscientos dólares a cuenta de lo que le había comprado); A E FE C T O S D E (‘con la
finalidad de conseguir algo’: Nos escribió a efectos de pedimos ayuda); A E SO DE
(‘alrededor de’: Volverá a eso de las diez); A ESPA LD A S DE (‘sin el conocimiento de’:
Vendió la casa a espaldas de su fam ilia); A E X C E PC IÓ N D E (‘excepto’: Todos asistieron
a la reunión, a excepción de Rodolfo); A EX P E N SA S D E (‘a costa de’, ‘por cuenta de’, ‘a
cargo de’: Come y se viste a expensas de su madre); A FA LTA D E (‘en sustitución de’: A
falta de café, tomaremos té); A FA V O R D E (‘en beneficio de’, ‘en virtud de’: Organizó
una fiesta a fav or de los ancianos); A FIN D E (‘para’: Buscaré la palabra en el diccionario,
a fin de saber su significado); A F U E R D E (‘con razón de’, ‘a modo de’: Le cedió el lugar
a Rosa, a fuer de caballero); A FU E R Z A D E (‘empleando con insistencia’: Logró ser
recibido por el presidente de la empresa a fuerza de insistir); A LA M A N ER A D E (‘a
semejanza de’: Pinta a la m anera de Murillo); A LA V E R A D E (‘junto a’, ‘al lado de’, ‘a
la orilla’: Olvidó la canasta a la vera del camino); A LA V IST A D E (‘en presencia de’,
‘delante de’: Insultó a su amigo a la vista de todos); A LA V U ELTA D E (‘dentro de’, ‘al
cabo de’: Volvimos a verlo a la vuelta de varios años); A LO L A R G O D E (‘según la longi­
tud de’: Viajó a lo largo del país) ; A M A N ER A D E (‘en lugar de’, ‘en calidad de’: Usaba
el tapado a m an era de capa); A M ED IA D O S D E (‘hacia la mitad de’: Iré a C uba a
m ediados de añ o); A M O D O D E (‘como’, ‘a manera de’: Se lo dijo a m odo de súplica); A
N O M B R E D E (‘con el nombre de’: La carta viene a nom bre de Julián); A PA R D E
(‘junto a’: Cam inaba a par de su hermano); A PA R TE DE (‘con omisión de’: A parte de
su mal carácter, es una persona buena); A P E SA R D E (‘contra la voluntad de’, ‘contra la
fuerza o la resistencia de’: Vestía ropas livianas, a pesar del frío); A P O C O D E (‘poco
después de’: Pidió los documentos a poco de llegar); A P U N T O D E (‘inmediatamente
antes de’, ‘en disposición de’: Estaba a punto de contar el secreto); A RA ÍZ DE (‘con
proximidad’, ‘inmediatamente después’, ‘por la raíz o junto a ella’, ‘a causa de’: La herida
estaba a raíz de la vena; Se sintió enfermo a raíz de la discusión; La plaga empezó a raíz de
la planta; N o comió a raíz de su dolor de estómago); A T IT U L O D E (‘en calidad de’: Ingre­
só en el instituto a título de maestro suplente); A T R A V É S D E (‘de un lado a otro’, ‘por
entre’, ‘por intermedio de’: Consiguió la medicina a través de un vecino); A B A JO D E
(‘menos de’: Ese libro te costará abajo de cien dólares); A C ER C A D E (‘sobre lo que se
trata’: Escribe acerca de los dinosaurios); A D EM A S D E (Además de los tíos, vendrán los
primos); A L C A B O D E (‘al fin de’, ‘después de’: Hablaremos al cabo de la reunión); A L
E ST IL O D E (‘a semejanza de’: Quiere escribir al estilo de C ortázar); A L FR E N T E D E
(‘en cabeza de’, ‘con el mando de’: Cam inaba en silencio al frente del grupo); A L LA D O
D E (‘junto a’: Se sentó al lado de su amiga); A L M O D O D E (‘a semejanza de’: Cam ina­
ba al m odo de su padre); A L T A N T O D E (‘al corriente’: Estamos al tanto de tus progre­
sos); A L R E D ED O R D E (‘rodeando a’: El íoco caminaba alrededor de la casa); AM EN
21
D E (‘además de’, ‘excepto’: Amén de sus caprichos, es una excelente persona); A N T E S DE
(‘anterioridad en el tiempo’: Nos veremos antes de su partida) ; A R R IB A D E (‘más allá
de’, ‘más de’: El departamento cuesta arriba de treinta mil dólares); C A M IN O D E (‘hacia’,
‘en dirección a’: Van cam ino de C órdoba); C E R C A D E (‘proximidad en relación con’: La
biblioteca está cerca de mi habitación); CO N A R R E G L O A (‘según’, ‘conforme a’, ‘de
acuerdo con’: Concierte la entrevista con arreglo a sus actividades); C O N D E ST IN O A
(Viajaron con destino a G uatem ala); C O N FO R M E A (‘según’, ‘con arreglo a’: Vendere­
mos la casa conform e a lo dispuesto); C O N M O T IV O D E (‘por’, ‘a causa de’: La visitó
con m otivo de su cumpleaños) ; C O N R E SP E C T O A (‘en lo que se refiere a’, ‘en compa­
ración con’: Con respecto a su renuncia, no la aceptaremos); C O N R E SP E C T O D E (‘en
relación con’: Con respecto de su renuncia, no la aceptaremos); C O N R U M B O A (Navega
con rum bo a M ontevideo); D E A C U E R D O C O N (‘según: Actuaremos de acuerdo con el
reglamento); D E P A R TE D E (‘a favor de’, ‘en nombre de’: Estaré siempre de parte de tu
padre; Habló de parte de su hermana) ; D E B A JO D E (El papel está debajo de la m esa) ;
D E B ID O A (‘a causa de’, ‘en virtud de’: Está pálida debido a su enfermedad) ; D ELA N ­
T E D E (‘en lugar anterior a’, ‘a la vista de’, ‘en presencia de’: N o quiso hablar delante de
sus padres); D E N T R O D E (‘en el interior de’, ‘en’: Guardé los pañuelos dentro del cajón);
D E P A R TE D E (‘a favor de’: No estoy de parte de Isabel); D ESPU ÉS D E (‘posteriori­
dad en el tiempo’: Te veré después de Navidad); D E T R A S D E (‘en lugar posterior a’: El
ladrón permaneció escondido detrás de un árbol); EN C A LID A D D E (‘a manera de’,
‘como’, ‘con el carácter o la investidura de’: Llegó a la escuela en calidad de inspector); EN
C A M B IO D E (‘en lugar de’: Te daré pan en cam bio de esa sonrisa); EN C IM A D E (‘en
la parte superior de algo’: Apareció encim a de la cam a); EN CO M PA Ñ IA D E (‘con’,
‘junto con’: Siempre va en com pañ ía de su mejor amiga); EN C U A N T O A (‘en lo que
toca a’: No se preocupe en cuanto a la hora); EN FA V O R D E (‘por’: Trabaja en fav or de
los necesitados); EN H O N O R A (Te lo contaré en honor a la verdad); EN H O N O R DE
(Te lo contaré en honor de la verdad); EN L U G A R D E (‘en vez de’: Comió carne en lugar
de verduras); EN M A N O S D E (‘en poder de’: Dejó el trabajo en m anos de su mejor
alum no); EN M E D IO D E (‘en el centro de’, ‘durante’: Sólo habitaba el silencio en m edio
del cam po); EN EL N O M B R E D E (‘en representación de’: Le entregó el paquete en el
nombre de don Luis Durán); EN P O S D E (‘detrás de’, ‘en busca de’: Lucha en pos de un
ideal); EN P R O D E (‘en favor de’: No escatiman esfuerzos en pro de la niñez desampara­
da); EN P U N T O A (‘en lo tocante a’, ‘en cuanto a’, ‘por lo que se refiere a’: No quisie­
ron hablar en punto a su situación económica); EN SO N D E (‘a manera de’, ‘en forma de’:
Los indios venían en son de paz); EN T O R N O A (‘alrededor de’, ‘acerca de’: Realiza
investigaciones en tom o a las eras geológicas; Corría en tomo al jardín); EN T O R N O D E
(‘alrededor de’: Varios hombres desconocidos caminaban en tom o del lugar); EN V EZ DE
(‘en sustitución de’, ‘al contrario de’, ‘lejos de’: Te serviré leche en vez de café); EN
V IR T U D D E (‘a consecuencia de’, ‘como resultado de’: G anó el premio en virtud de sus
cualidades literarias); EN V IS T A D E (‘en consideración a’, ‘como consecuencia de’: Se
retiró de la sala en vista de las ofensas recibidas); E N FR EN TE D E (‘en la parte opuesta a’:
La librería está enfrente de la escuela); FR E N T E A (‘ante’, ‘enfrente de’: La librería está
frente a la escuela); FU E R A D E (‘en la parte exterior de algo’, ‘excepto’: Me esperan
fu era de la casa; Fuera de eso, lo recibirás todo); G R A C IA S A (‘en virtud de’, ‘por inter­
22
vención de’, ‘por causa de’: Obtuve el empleo gracias a tu ayuda); JU N T O A (‘al lado de’:
I staba sentado junto a su novia); JU N T O C O N (‘en compañía de’, ‘con’: Recorrió
Europa junto con sus hermanos); LEJO S D E (‘distancia en relación con algo’, ‘muy al
contrario de’: El pueblo está lejos de la ciudad; Esteban, lejos de odiarte, te valora mucho);
LU EGO D E (‘después de’: Luego de decir eso, se fue); M E R C E D A (‘gracias a’: N ada
sucedió m erced a su intervención); P O R C U EN TA D E (‘a expensas de’, ‘en su nombre’:
Vive por cuenta de sus tíos); P O R EN C IM A D E (‘lugar o punto superior respecto de
otro’: Colgó el cuadro por encim a de la cabecera de la cam a); P O R IN T E R M E D IO D E
(‘por mediación de’, ‘por intervención de’: Conoció a su mujer por interm edio de su herma­
na); P O R M E D IO D E ('por intermedio de’: Podré viajar por m edio de este pasaporte);
PO R R A Z O N D E (‘por causa de’: No podía caminar por razón de sus heridas);
R E SP E C T O A (‘por lo que se refiere a’, ‘en relación con’: Daré mi parecer respecto a tu
conducta); R E SP E C T O D E (‘por lo que se refiere a’, ‘en relación con’: Daré mi parecer
respecto de tu conducta).
Algunas locuciones con preposición
Cuando las preposiciones se combinan con adjetivos, adverbios y conjunciones forman
locuciones de significación adjetiva, adverbial y conjuntiva.
Locuciones adjetivas: de buena ley, de categoría, de favor, de historia, de lance, de ley, de mala ley,
de mano, de mérito, de noche, de número, de pacotilla, de pelo en pecho, de poco, de provecho, de servi­
cio, de tumo, en conserva, en dieciseisavo, sin número, sin par. Sirven de complemento a un sustanti­
vo a manera de adjetivos.
Locuciones adverbiales: a buen seguro, ¡a buena hora!, ¡a buenas horas!, a bulto, a caballo,
a contrapelo, a diestro y siniestro, a dos manos, a escondidas, a hurtadillas, al acecho, a la cuenta, a la
larga, a la ligera, a la mano, a la orilla, a la vela, a las primeras de cambio, al improviso, al oído, a lo
largo, a lo lejos, al ojo, a lo más, al paredón, al revés, al seguro, a mano abierta, a mano armada, a manos
llenas, a más, a más no poder, a mata caballo, a ojo, a ojos vistas, a partes, a pelo, a pierna suelta, a
pierna tendida, a poco, al respecto, a sabiendas, a salvo, a toda máquina, a toda vela, a todas velas, a
todo poder, a todo trapo, a última hora, a velas desplegadas, con efecto, con la lengua afuera, con las
manos en la masa, con las manos vacías, con todo, contra pelo, de antemano, de antes, de a pie, de
cualquier modo, de firme, de frente, de golpe, de hecho, de hora en hora, de hoy a mañana, de hoy en
adelante, de improviso, de la mano, de largo, de lejos, de lengua en lengua, de mano en mano, de más,
de muy lejos, de ninguna manera, de ningún modo, de nuevo, de oficio, de oídas, de raíz, de revés, de
seguro, de sobre mesa, de sobremesa, de una mano a otra, de veras, de verdad, desde lejos, desde luego,
en acecho, en blanco, en buenas manos, en buenos términos, en cambio, en efecto, en el acto, en firme,
en isla, en bs siglos de ios siglos, en más, en parte, en partes, en pie, en pie de guerra, en piemos, en poco,
en primer término, en pro, en propios términos, en salvo, en seguro, en último término, en verdad, en
volandas, entre las manos, hoy día, hoy en día, hoy por hoy, mano sobre mano, pieza por pieza, por
accidente, poco a poco, por ahora, por alto, por consentimiento, por donde, por hoy, por la mayor parte,
¿.i
por la tremenda, por los siglos de los siglos, por mi parte, por modo de juego, por oídas, por partes, por
poco, por poder, sin decir Jesús, sin levantar mano, sin más ni más, sin tasa, sobre manera, sobre mesa,
sobre seguro. Equivalen a adverbios.
Locuciones conjuntivas: a fin de que, con tal que, con tal de que, de modo que, de suerte que,
de tal manera que, en cuanto que, en tanto que, luego que, por más que, por lo mismo, según y como,
según y conforme. Desempeñan el oficio de conjunciones.
Las preposiciones también actúan como nexos entre los componentes de algunas
perífrasis verbales: comenzar a, decidirse a, echar a, empezar a, ponerse a, resolverse a, romper
a, terminar por; acabar de, alcanzar a, cesar de, concluir de, dejar de, llegar a, terminar de, venir
a; tom ar a, volver a; deber de; haber de; ir a; acabar por, dar por, hartarse de, quedar en.
Estas perífrasis junto al infinitivo cumplen la misma función que los verbos: «comenzó a
leer», «deja de llorar», «han de correr».
El sintagma preposicional
Llamamos sintagma a un conjunto de palabras que forma una unidad y, generalmente, se
inserta en una oración donde cumple una función sintáctica:
El hombrecito no tenía trazas de mendigo.
En esta oración, hay un sintagma nominal (su núcleo es un sustantivo), que cumple la
función de sujeto (El hombrecito), y un sintagma verbal (su núcleo es un verbo), que funcio­
na como predicado (no tenía trazas de mendigo). Dentro del predicado, aparece un sintagma
nominal que funciona como objeto directo (trazas de mendigo) y, en éste, un sintagma prepo­
sicional (de mendigo). Veamos otro ejemplo:
•1
El sombrero giraba entre sus manos.
En el sintagma verbal (giraba entre sus manos), hay un sintagma preposicional que funcio­
na como circunstancia de lugar (entre sus manos). El sintagma preposicional es el conjunto de
palabras compuesto por una preposición y un sustantivo, adjetivo, adverbio, pronombre,
infinitivo, interjección, proposición, etcétera.
En el sintagma nominal trazas de mendigo, el sustantivo trazas es el núcleo, pero no sucede
lo mismo con el sustantivo mendigo, pues si dijéramos «trazas mendigo», no comunicaríamos
un sentido acabado. Entonces, es necesaria otra palabra para que el sustantivo mendigo pueda
relacionarse con el sustantivo trazas. Esa palabra es la preposición:
trazas de mendigo
24
A P B
_______ ii____ ii_______
A es el elemento relacionante o principal; recibe, también, las denominaciones de
elemento inicial, núcleo ordenador de la construcción, palabra regente, palabra de pleno
significado, subordinante. B es el elemento subordinado, relacionado, terminal. P es el nexo
subordinante.
El sustantivo mendigo designa la idea en que concluye la relación, por eso, recibe el
nombre de término (palabra regida).
La preposición, signo de la subordinación, lo anuncia:
trazas de mendigo
■s. t.
N. c. prep.
La unión de la preposición y el término forma un complemento con preposición, complemento
prepositivo, construcción preposicional o sintagma preposicional, cuya función es completar o
incrementar el significado de la palabra a la que se agrega.
La preposición puede subordinar28el término29a:
• un sustantivo (La reunión sin Pedro resultó aburrida); • un adjetivo (Hombre ávido de justi­
cia); • un verbo (Iremos a la ciudad); • una forma verbal sustantivada (El «vuelcan» de Leticia
nos resultó hipócrita); • un derivado verbal (Un vestido cosido con esa máquina); • un adverbio
(Vive cerca de esa tienda); • un pronombre (Cualquiera de nosotros podrá decirlo); • una inter­
jección (¡Ay de ios deshonestos!).
El término regido por la preposición no siempre es un sustantivo (Tiene cara de payaso);
también puede ser: • un adjetivo sustantivado (La bondad de los inocentes) ; • un adjetivo (Lo
aclaman por valiente) ; • un pronombre (Viajó con ellos) ; • un infinitivo (Tardó en regresar);
• un participio (Lo trató de distraído); • un adverbio (Estoy en Buenos Aires desde ayer); • una
interjección (Lo despidió sin un ¡ay!); • una proposición incluida sustantiva (Lo hizo con lo que
tenía); • una proposición subordinada adverbial (Va hacia donde quiere); • un pronombre
relativo, encabezador de una proposición incluida adjetiva (El hombre con quien hablaste es
poeta).
Función atípica del sintagma preposicional
Comparemos estas dos oraciones:
Las mujeres de mi pueblo son muy simpáticas. Las de su pueblo, muy valientes.
En la primera, el sintagma preposicional de mi pueblo modifica indirectamente al núcleo
del sujeto mujeres; la preposición actúa como nexo entre este sustantivo y el término mi
pueblo:
«Subordinar un término a otro es presentar el segundo como complemento del primero [...], el primero es núcleo, y el segundo
es complemento» (Amado ALONSO y Pedro HENRÍQUEZ UREÑA, Gramática Castellana. Segundo curso, 22.* edición,
Buenos Aires, Losada, 1967, pág. 182).
^^«... en el término queda terminada y consumada la relación establecida por la preposición» (Emilio M. MARTÍNEZ
AMADOR, Diccionario gramatical y de dudas del idioma, Barcelona, Ramón Sopeña, 1970, págs. 1148-1149).
25
S .S .____________ B V. S.
O. B. S. [Las mujeres de mi pueblo son muy simpáticas.]
atr. N. c. prep.
En la segunda, falta ese sustantivo, pero el artículo las nominaliza la construcción de su
pueblo, es decir, la convierte en sustantivo:
S.S. R no V.N.S.
O. B. S. (Las de su pueblo, muy valientes.]
atr. n.
I__ II--------------------- 1
____ h___ ,atr. N. (c. prep.)
El artículo las remite, con su género y su número, al sustantivo mujeres y modifica direc­
tamente la construcción prepositiva de su pueblo, que funciona como núcleo del sujeto; la
preposición no actúa, pues, como nexo. Lo mismo sucede en los siguientes ejemplos, extraí­
dos del cuento «El otro», de Jorge Luis Borges:
No me sorprendería que la enseñanza del latín fuera reemplazada por la del guaraní. [...]
Nuestra conversación ya había durado demasiado para ser la de un sueño.30
La elección de las preposiciones
La elección de las preposiciones depende:
• de un factor obligatorio que representa el elemento P (relacionante):
Ayer le escribí a María Clara.
P
(Elegimos la preposición a para indicar la función sintáctica de objeto indirecto).
• del elemento A, por eso decimos que éste rige determinadas preposiciones o se constru­
ye con ellas:
Me acuerdo de toda la familia.
A
(Hablamos de régimen o extensión preposicional cuando algunas palabras [sobre todo,
verbos y adjetivos] exigen ciertas preposiciones)._________________________________________
^ El libro de arena, ed. cit., págs. 14 y 18.
26
• del elemento B, cuando se refiere a personas conocidas:
Olvidó pronto a sus enemigos.
B
(En este ejemplo, la preposición a indica la función de objeto directo).
Aunque sea exigida por el elemento A, la preposición no pierde su función relacionante:
Me alegro de que hayas encontrado la pulsera.
La preposición de es régimen de alegrarse y adquiere un contenido causal (Me alegro,
porque has encontrado la pulsera).
No es raro, en español, que un mismo elemento A se construya con varias preposiciones,
sin que sufra ninguna alteración. Por ejemplo: contribuir a, contribuir con, contribuir para;
incorporar a, incorporar en; ocuparse de, ocuparse en; participar de, participar en; pensar en,
pensar para, pensar sobre. La elección, en este caso, debe adecuarse al contexto, es decir, a la
relación y al significado que desean expresarse.
El régimen preposicional
A veces, las preposiciones son extensiones de verbos, sustantivos o adjetivos; éstos piden
una preposición especial, la exigen, su presencia es obligada, tienen un régimen preposicional:
Manuel aspira a un título universitario.
es decir, ‘pretende o desea’ ese título. Sin la a (*M anuel aspira un título universitario), la
oración adquiere un significado extraño, pues Manuel se convierte en una especie de electro­
doméstico humano que, en lugar de absorber polvo, absorbe ese título. El mismo solecismo
se comete en esta oración: *Lidia aspira recobrar lo que ha perdido. El infinitivo «recobrar»
encubre el error, pero éste sigue existiendo. Lo correcto es Lidia aspira a recobrar lo que ha
perdido.
Otros ejemplos:
No se atreva a gritar.
Reemplazó un sustantivo con (o por) un adjetivo.
Su libro carece de bibliografía.
Eso depende de su respuesta.
¿Podrás privarte de comer?
No confía en sus amigos.
Este viaje incidirá en su vida.
Ingresará en la Universidad.
Participó de (o en) una importante reunión.
Adoptó por hija a una niña filipina.
Me abstuve de interrogarlo.
27
Raquel era larga de piernas.
También de actúa como régimen preposicional en la siguiente oración, con que Carlos
Fuentes comienza su novela Diana o la cazadora solitaria:
No hay peor servidumbre que la esperanza de ser feliz.31
Son, pues, agramaticales:
*No hay peor servidumbre que la esperanza a ser feliz.
*No hay peor servidumbre que la esperanza ser feliz.
El régimen de aspirar es la preposición a; el de atreverse, la preposición a; el de reempla­
zar, las preposiciones con y por; el de carecer, la preposición de; el de depender, la preposi­
ción de; el de privarse, la preposición de; el de confiar, la preposición en; el de incidir, la
preposición en; el de ingresar, la preposición en; el de participar, las preposiciones de y en;
el de adoptar, la preposición por; el de abstenerse, la preposición de; el del adjetivo larga, la
preposición de; el del sustantivo esperanza, la preposición de.
En las oraciones expuestas, la preposición no es elemento funcional junto a aspirar,
atreverse, reemplazar, carecer, depender, privarse, confiar, incidir, ingresar, participar,
adoptar, larga, esperanza, pues siempre lo es con el vocablo que la sigue y al que inserta en
el sintagma oracional. Algunos estudiosos del tema llaman «suplemento», «complemento
regido», «complemento de régimen» o «complemento prepositivo» a esta construcción
preposicional dependiente de una palabra que la precede. Desde el punto de vista sintáctico,
puede denominarse «circunstancia régimen» si modifica a un verbo:
Manuel aspira a un título universitario.
F i— .-------------- .— ^ ----------1
circunstancia regimen
El hecho de que aquellas palabras requieran esas preposiciones y no, otras, las convierte
en indicadores sintácticos obligatorios.
Son errores frecuentes:
*No se atreva gritarme, (por «se atreva a»)
*Confío que usted me explique cómo sucedió, (por «confío en que»)
*Adoptó de hija a Lucía, (en lugar de «adoptó por»)
*Ingresó a la Universidad, (por «ingresó en»)
*Se alegra que vuelvas, (por «se alegra de que»)
*Eso no estoy de acuerdo, (por «en eso»)
*Se aseguró que era cierto, (por «se aseguró de que»)
*Convinieron que la reunión se haría a las diez, (por «convinieron en que»)
*Quedó de venir el jueves, (por «quedó en»)
*Se olvidó las ofensas que le hicieron, (por «se olvidó de»)
^ Madrid, Santíllana, 1994, pág. 9.
28
*Insistió que él no había abierto la carta, (por «insistió en que»)
*Estos reclusos se integrarán a la sociedad, (por «se integrarán en»)
*En esa profesión, me siento identificada, (por «con esa profesión»)
*Fueron amigos desde el momento que coincidieron sus vocaciones.
(por «desde el momento en que»)
•Observa con el tesón que trabajas, (por «el tesón con que»)
*En este país, llegaron hombres con esperanza, (por «a este país»)
*Supongo de que no me engañarás, (por «supongo que»”)
* Recuerda de que la cita será a las quince, (por «recuerda que»)
*Ya lo he consultado al diccionario, (por «Ya he consultado el diccionario»)
En los casos de dequeísmo, influyeron adversamente verbos, como «hablar», que se
construyen correctamente con la preposición de:
Habla de que no todos los viajes son placenteros.
El régimen preposicional es «individual», propio, característico de una palabra, cuando
csiá representado por una sola preposición, como en el caso de aspirar a, carecer de, dimitir
de — no existe otra preposición para esos verbos— . Es «plural» cuando una palabra está
u-gida por dos o más preposiciones, como alimentarse de o con; informar de o sobre; optar
a, entre o por; reemplazar con o por.
Régimen preposicional de algunos verbos
Los verbos que comienzan con la preposición en o con la latina in, suelen exigir la prime­
ra: EN CERRAR EN (Lo encerraron en la cárcel); EN TR A R EN (No entraremos en la casa)-,
í.NVOLVER EN (Envuelva el regab en (o con) un buen papel); IN CLU IR EN (Incluyó ese
tema en el programa del curso); IN CO RPO RA R EN (Incorporaron nuevas asignaturas en (o
a) la carrera); IN CRU STA R EN (El joyero incrustó una esmeralda en la corona); IN C U R R IR
EN (Incurrió en graves delitos); IN FLUIR EN (No influirá en mis decisiones); IN GRESAR
EN (¿No ingresó en el instituto?); IN ICIA RSE EN (No todos se inician en esa carrera);
IN SCRIBIRSE EN (Varios alumnos se inscribieron en el curso); IN SERTA R EN (Inserte ese
texto en su trabajo); IN SIST IR EN (No insista más en eso); IN V ER TIR EN (Varias empresas
extranjeras invierten en la Argentina); IN TEG RA RSE EN (El nuevo jugador se integrará en
el equipo de fútbol); IN TERN A RSE EN (El cazador se internó en la selva); IN TERVEN IR
EN (No intervendrá en la reunión); IN TR O D U C IR EN (Introduje un algodón en el vaso).
Régimen preposicional de algunos adjetivos
Los adjetivos que denotan «cariño», «adhesión» o «dependencia» se construyen con la
preposición a:
A D EPTO A un partido político
29
A D IC TO A la droga
A FEC TO A los libros
A TEN TO A las explicaciones
CO N TRA RIO A lo acordado
IN FIEL A su esposa
IN SEN SIBLE Al dolor ajeno
SEM EJANTE A su abuela
SENSIBLE A nuestros ruegos
SIM ILAR A la primera edición
SU M ISO A sus padres
SU JETO A obediencia
Los que significan ciertas «cualidades físicas, morales o abstractas», con la preposición de.
ALTO DE talle
AN SIO SO DE vivir
Á V ID O DE afecto
BLAN DO DE condición
CAPAZ DE hacerlo
D ESEO SO DE viajar
D IFEREN TE DE su hermana
D IFÍCIL DE explicar
D ISTIN TO DE sus padres
D U R O DE pelar
FALTO DE cariño
FLACO DE memoria
FÁCIL DE lograr
INDEPENDIENTE DE su familia
SEG U RO DE su victoria
SO SPECH O SO DE robo
TEM ERO SO DE una venganza
Los que expresan «ciencia» o «maestría», con la preposición en:
D IESTRO EN trabajos manuales
D O C TO EN Historia medieval
D U CH O EN temas económicos
EXPERIM EN TADO EN política
P ER ITO EN Derecho Penal
V ERSA D O EN Matemática
Los que indican «disposición feliz para algo» o lo contrario, con la preposición para.
A PTO PARA escribir informes
BEN EFICIO SO PARA todos
BU EN O PARA el deporte
CO M PETEN TE PARA la profesión
H Á BIL PARA tejer
JO
IDÓNEO PARA desempeñar su cargo
INCAPAZ PARA la Matemática
INEPTO PARA ese trabajo
INHÁBIL PARA dibujar
IN ÚTIL PARA pintar paredes
PERJUD ICIA L PARA su salud
Ú TIL PARA nuestra empresa
Funciones atípicas de las preposiciones
El español nos ofrece ejemplos en los que las preposiciones tienen funciones atípicas; no
actúan como relacionantes:
1. iA comer! (excepto que se sobrentiendan — como lo hacía la gramática tradicional—
las formas verbales «vamos» o «vengan»); ¡Aellas! («vayamos»).
2. La preposición asume la función y el significado de otra categoría gramatical:
a) la conjunción
A decir verdad, este libro es caro (a equivale a la conjunción condicional «si»: Si digo la
verdad...).
A petición de mis profesores, daré la conferencia (a equivale a la conjunción causal «porque»:
Porque me lo pidieron mis profesores...).
Con parecer inteligente, no lo era (con equivale a la conjunción concesiva «aunque»:
Aunque parecía inteligente...).
Organizarán los cursillos según lo dispone el reglamento (según es aquí una conjunción
modal; equivale a «como»: ...como lo dispone el reglamento).
Ariel con sus hermanos visitó (o visitaron) la estancia (con equivale a la conjunción copula­
tiva «y»).
b) ¿conjunción, adverbio o adjetivo?
Entre tú y yo llevaremos los sillones al comedor.
Entre Javier, Pedro y Mario mataron un león.
Hasta los abuelos bailaron.
Aplaudieron al payaso hasta los monos.
Estos ejemplos encienden un interrogante: ¿Existe un sujeto preposicional en español?
31
La Real Academia Española, en su Gramática de 1931, afirma que «dos o más sujetos unidos
por y pueden llevar delante la preposición entre, la cual denota entonces la cooperación de todos
ellos en la acción del verbo»“, y en su Esbozo, que «se forma una locución copulativa, entre...
y..., la cual enlaza dos sujetos que realizan conjunta o recíprocamente la misma acción»33.
Martín Alonso dice que, «a veces, la preposición entre puede acompañar al sujeto», y da
como ejemplo: Entre los dos levantamos el peso34.
Para Samuel Gili Gaya, entre «pierde su valor prepositivo y se convierte en conjunción»
coordinativa, o forma una locución conjuntiva con y: entre... y..., pero sólo la y puede ejercer
la coordinación, no, entre35.
Emilio Náñez Fernández considera que «enlaza dos términos sujeto de una acción conjun­
ta»36, y Leonardo Gómez Torrego, que entre tiene «un valor conjuntivo copulativo que resal­
ta semánticamente el valor de unión o colaboración (“y tú y yo: los dos juntos”)»37.
Para Manuel Seco y para Sánchez Márquez, entre es un adverbio que denota ‘en coope­
ración’, ‘juntamente’, ‘en conjunto’38. Por supuesto, éste no puede ocupar distintos lugares en
el sintagma oracional, pues ese desplazamiento infringe las reglas gramaticales: *Tú y yo lleva­
remos, entre, los sillones al comedor, *Tú y yo llevaremos ios silbnes al comedor entre. También
hasta es, para ellos, adverbio, afirmación con la que coincidimos.
Para otros lingüistas, entre y hasta son sólo partículas enfáticas sin función gramatical, y
fundamentan su teoría en que ambas pueden omitirse libremente. Esto es imposible en
oraciones, como Hasta los hermanos lo han criticado, pues si omitimos hasta, la oración pierde
su significado primero: Los hermanos lo han criticado; Entre Rosa y Silvia, te ayudarán a
caminar no denota lo mismo que Rosa y Silvia te ayudarán a caminar.
A juicio de Ofelia Kovacci, estructuras como entre tú y yo y hasta los abuelos son sujetos
formados por subordinantes transportados, entre y hasta, más núcleos39. Desaparece la
relación exocéntrica, y el aparente término — no regido— domina la concordancia. Dentro
del sujeto, entre y hasta son adjetivos; funcionan como atributos del sustantivo al que
acompañan. Además, como no son preposiciones, pueden omitirse:
Tú y yo llevaremos los sillones al comedor.
Javier, Pedro y Mario mataron un león.
Los abuelos bailaron.
Aplaudieron al payaso los monos.
Nosotros observamos que si se omiten entre y hasta como simples atributos, el significado
de las oraciones cambia. En la primera (sin omisión de «entre»), indicamos que compartire­
mos el trabajo, que cooperaremos en su ejecución; en la segunda, puede ser que cada uno de
Madrid, Espasa Calpe, 1962, pág. 291.
^ Ed. cit., pág. 502.
^ Gramática del español contemporáneo, Madrid, Guadarrama, 1968, págs. 60-61.
^ Curso Superior de Sintaxis Española, 9 ' edición, Barcelona, Biblograf, 1967, pág. 207.
^6 Uso de las preposiciones, Madrid, Sociedad General Española de Librería, 1990, pág. 17.
^ Teoría y práctica de la sintaxis, Madrid, Alhambra, 1986, pág. 72.
Gramática esencial del español, 3.' edición, Madrid, Espasa Calpe, 1995, pág. 198.
Gramática moderna del español. Teoría y norma, 2.* edición, Buenos Aires, EDIAR, 1982, pág. 189.
Estudios de Gramática Española, Buenos Aires, Hachette, 1986, pág. 22.
32
nosotros haga la misma tarea separadamente («tanto tú como yo») y en distintos tiempos. Por
lo tanto, entre no es una palabra gratuita en la oración desde el punto de vista semántico.
En Hasta los abuelos bailaron y Aplaudieron al payaso hasta los monos, la omisión de «hasta»
les resta a ambas oraciones el carácter enfático que poseen y, por supuesto, debilita sus conte­
nidos: la fiesta se animó tanto, que aun los más ancianos bailaron; fue tan buena la actuación
del payaso, que todos lo aplaudieron, aun los monos. En cambio: Los abuelos bailaron o Aplau­
dieron al payaso los monos sólo señalan un hecho que no tiene nada de extraordinario. En
consecuencia, hasta es un adverbio que equivale a ‘también’, aunque este último vocablo
posee un valor enfático menor. Como adverbio, hasta no forma parte del sujeto, sino del
predicado verbal, y funciona como una circunstancia de afirmación. Este uso de hasta revela
un claro ejemplo de transposición, es decir, si bien pertenece a una determinada categoría
sintáctica — es preposición— desempeña una función que corresponde a otra categoría
diferente — la de adverbio— . La palabra también puede trasladarse libremente dentro de la
oración; hasta no puede hacerlo de la misma manera:
Hasta los abuelos bailaron.
También los abuelos bailaron.
Los abuelos hasta bailaron.
Los abuelos también bailaron.
La tercera posibilidad que conserva esta última denotación es Los abuelos bailaron también,
pero se torna agramatical Los abuelos bailaron hasta, en posición postverbal.
La función adverbial de hasta se comprende bien si expresamos las oraciones anterio­
res de esta manera: H asta bailaron los abuelos y Los abuelos realizaron varias actividades.
Hasta bailaron, es decir, «también bailaron»; hasta modifica, sin duda, al verbo «bailaron».
Respecto de entre, a nuestro juicio, el sintagma entre tú y yo, en posición preverbal, no
funciona como sujeto, sino como circunstancia de modo: Llevaremos los sillones entre tú y yo
(«así» o «juntamente») al comedor; Llevaremos los sillones al comedor entre tú y yo; Mataron al
león entre Javier, Pedro y Mario («así» o «juntamente»), Y hasta su función se acerca a la del
predicativo no obligatorio, modificador del verbo y del sujeto desinencial, si reemplazamos el
sintagma precedente con el adjetivo «juntos»: Juntos llevaremos los sillones al comedor, Juntos
mataron al león. También podría expresarse así: (Nosotros, es decir, tú y yo) — sujeto desinen­
cial— llevaremos los sillones al comedor entre tú y yo (es decir, entre nosotros); (Ellos, los tres)
— sujeto desinencial— mataron al león (entre ellos, entre los tres). El nuevo orden de las
palabras en las oraciones desmitifica la función de sujeto del sintagma entre tú y yo, y aclara
el valor preposicional de entre.
Veamos otros ejemplos diferentes, en los que la función de entre no ofrece dudas, aunque
encabece la oración:
Entre los gatos y los perros, he perdido mi tarde.
Aquí no se presenta ningún inconveniente para reconocer el sujeto desinencial yo y la
circunstancia entre los gatos y los perros, que tiene, sin duda, un matiz causal: «a causa de
los gatos y los perros, he perdido mi tarde».
33
En la oración de verbo cuasirreflejo pasivo Entre nosotros, se considera vergonzosa la desidia,
el sujeto paciente, expreso o léxico, es la desidia, y el sintagma entre nosotros cumple la
función sintáctica de circunstancia de lugar figurado. Lo mismo sucede en la oración imper­
sonal — sin sujeto y sin predicado— Entre la gente, se criticó al político, respecto del sintagma
entre la gente.
Entonces, definir solamente las preposiciones como elementos de relación, elementos
nexivos, partículas de subordinación, palabras de enlace o relacionantes no es suficiente, pues
se dejan a un lado — como lo corroboran algunos de los ejemplos expuestos— otras funcio­
nes importantes. Debe profundizarse, pues, su estudio desde el punto de vista semántico.
La preposición desde + el elemento terminal hace años
No es usual que un nexo subordinante, como desde, preceda a un término representado
por una proposición incluida unimembre y de carácter impersonal, compuesta por una forma
conjugada del verbo hacer más objeto directo: desde hace + la referencia temporal.
Muchas veces se la ha condenado por su carácter anómalo, pues lo común es que la prepo­
sición esté seguida por un sustantivo o construcción equivalente. En este caso, el verbo hace
es el núcleo, y años, el objeto directo. La proposición ch ace años> funciona como adver­
bio de tiempo:
La editorial publica esta novela desde ch a ce tres años>.
es decir, «la publica desde entonces», construcción sintácticamente correcta en español,
como esta otra:
La abuela contó anécdotas de Ccuando era una niña>.
(La abuela contó anécdotas de entonces.)
Si eliminamos la preposición desde, t'l contenido de la oración se resiente, pues en
aquélla está expresada la continuidad de la publicación:
La editorial publica esta novela hace tres años.
Entonces, debemos cambiar la forma verbal de presente de indicativo por la perífrasis consti­
tuida por el verbo «estar» más el gerundio del verbo «publicar», para indicar esa continuidad:
Hace tres años que la editorial está publicando esta novela.
Cambia el significado con el verbo en pretérito imperfecto y en pretérito perfecto simple
de indicativo:
La editorial publicaba esta novela hace tres años.
La editorial publicó esta novela hace tres años.
34
y cometemos un solecismo o error de sintaxis si decimos:
*La editorial publicaba esta novela desde hace tres años.
*La editorial publicó esta novela desde hace tres años.
lis decir, que el sintagma constituido por la preposición desde + la proposición incluida
impersonal hace tres años exige el uso del verbo de la oración en presente de indicativo.
Por lo tanto, no es inútil ni incorrecta la presencia de la preposición desde ante esa propo­
rción incluida impersonal, a la que el uso ha convertido en un adverbio o construcción
equivalente, y casi en un modismo: desde hace tres años puede equivaler a desde ayer.
Tampoco puede tacharse de errónea la construcción formada por la preposición de + la
proposición incluida impersonal hace años:
Esta cartera es de ch ace cincuenta años>.
Estos documentos datan de chace ochenta años>.
En el mismo caso, se encuentra el sintagma constituido por la preposición hasta + la
proposición incluida impersonal hace pocos años:
Hasta ch ace pocos años>, vivía en Flores.
¿Una preposición elíptica?
Leemos, escribimos y decimos asiduamente oraciones como las siguientes:
Hace mucho tiempo que no la veo.
Hizo dos años que se recibió.
Hará diez días que regresó Daniel.
También padecemos, sobre todo a través de la radio y de la televisión, el error de usarlas
con el verbo en plural: *Hicieron dos años que se recibió y *Harán diez días que regresó Daniel.
Pero demos vuelta esta página y recordemos que son oraciones unimembres impersonales, por
lo tanto, sin sujeto y sin predicado; el verbo hacer se emplea en esta clase de construcciones
en tercera persona del singular y con objeto directo. El problema surge cuando se nos pide el
análisis sintáctico de Cque no la veo>, Cque se recibió>, Cque regresó D aniel>. ¿Son
proposiciones incluidas adjetivas o sustantivas? Para ser adjetivas, deben funcionar como un
adjetivo y tener un antecedente sustantivo; el pronombre relativo que debe ser anafórico, es
decir, debe repetir ese antecedente ya emitido (deixis anafórica), asumir su significado y
cumplir una función dentro de la proposición. Evidentemente, estos ejemplos no responden a
esa clase de proposiciones. Una prueba de ello es que esas proposiciones pueden cambiar de
lugar en el discurso sin referirse a ningún antecedente:
cQ u e no la veo> hace mucho tiempo.
Hace Cque no la veo> mucho tiempo.
35
Hizo <que se recibió> dos años.
<Q ue se recibió > hizo dos años.
Hará <que regresó Daniel> diez días.
<Q ue regresó Daniel > hará diez días.
Si son proposiciones sustantivas, cumplen la misma función que un sustantivo, y que es
un incluyente, pues no tiene función dentro de la proposición; además, ésta puede conmu­
tarse por los pronombres demostrativos «eso» o «esto»:
*Hace mucho tiempo eso.
*Hizo dos años eso.
*Hará diez días eso.
El reemplazo ha originado tres solecismos, tres oraciones agramaticales, pues la norma nos
indica que, en estos casos, debe usarse la preposición de, y así la empleamos cuando decimos
o escribimos:
Hace mucho tiempo de eso.
Hizo dos años de eso.
Hará diez días de eso.
pero la eliminamos en construcciones como las anteriores:
Hace mucho tiempo de que no la veo.
Hizo dos años de que se recibió.
Hará diez días de que regresó Daniel.
Realmente, suenan como tres ejemplos acabados de dequeísmo, pero no lo son. El hablan­
te, por economía verbal, ha suprimido la preposición, ha hecho una elipsis, que es la falta de
una o de varias palabras, y, así, fue imponiéndose ese sintagma — ya admitido— , tanto, que
hoy, si le agregamos la preposición de, parece un caso de dequeísmo. La curiosidad reside en
que empleamos de dos maneras la misma construcción para expresar el mismo significado:
Hace mucho tiempo que no la veo (sin «de», unidad sintáctica carente de realización fonética)
y Hace mucho tiempo de eso (con «de»).
Las proposiciones <que no la veo>, <que se recibió > y <que regresó Daniel > son,
pues, sustantivas y deberían actuar como término de esa preposición «de» elíptica, necesaria
para la correcta construcción gramatical, pero no, para que se entienda el sentido de la
oración. Es decir:
Hace mucho tiempo (de) <que no la veo>.
Hizo dos años (de) <que se recibió> .
Hará diez días (de) <que regresó Daniel > .
36
Casos de elipsis preposicional y de coordinación de
preposiciones
Elipsis preposicional
*Entro y salgo del Banco enseguida.
*Pedro ayuda y es amigo de Carlos.
*Esta decisión depende y se sujeta a otra.
Coordinación de preposiciones
*Entro en y salgo del Banco enseguida.
*Pedro ayuda a y es amigo de Carlos.
* Desea una medalla con o sin cadena.
*Hay empanadas sin y con picante.
Las construcciones son agramaticales; algunas, porque presentan dos verbos coordinados
que no exigen la misma preposición; por ejemplo, en el primer sintagma oracional, de no
responde al régimen preposicional del verbo «entrar»; otras, porque la coordinación disyun­
tiva o copulativa de preposiciones no es característica de nuestra lengua. Entonces:
Entro en el Banco y salgo de él enseguida.
Pedro ayuda a Carlos y es amigo de él.
Desea una medalla con cadena o sin ella.
Esta decisión depende de otra y se sujeta a ella.
Hay empanadas con picante y sin él.
La norma académica indica que «si un mismo nombre es .complemento de dos verbos
coordinados que exijan distinta preposición, deberá expresarse aquél con el primer verbo y
reproducirse con el segundo mediante un pronombre y la preposición correspondiente»40.
A pesar de ello, hay casos en que el uso autoriza la elipsis:
Compraré un pasaje de ida y vuelta a Italia.
40 Gramática de la Lengua Española, ed. cit., pág. 297.
37
Dequeísmo y queísmo
Los estudiosos sostienen que, en la actualidad, los hablantes manifiestan una volun­
taria inclinación a economizar palabras en sus diálogos. ¡Demasiada prisa por decir
«todo» en el menor tiempo posible y con los vocablos que primero vienen a la boca,
aunque no tengan la «bendición» de la Real Academia Española! Este apuro destruye
progresivamente la sintaxis, empobrece el vocabulario — ya bastante castigado por la
falta de lectura y por la prolongada vacancia de que goza el diccionario— y atenta, no
pocas veces, contra la claridad de lo que se quiere expresar. La frecuencia con que lo
advertimos revela el nacimiento de un vicio o de varios vicios que crecen lozanos, sin
retraimientos. “Rara avis in terris”41 quien no los tiene. Nos enviciamos, pues, de
incorrecciones. Y como nunca es ocioso recurrir a las etimologías, recordemos que vicio
proviene del latín vitium, ‘defecto, falta, imperfección, deformidad, culpa’. Esos errores
que no siempre cometemos conscientemente son, pues, defectos del lenguaje, es decir,
barbarismos42. Éstos consisten en pronunciar o en escribir mal los vocablos, o en emple­
ar voces impropias. El término proviene del latín barbarismus, y éste, del griego, ‘extran­
jero’. «Bárbaro» era un latino o un romano respecto de los griegos, y barbarismo, el
modo de hablar vicioso, al estilo de los extranjeros.
A pesar de la tendencia actual a economizar palabras — ¡oh, paradoja!— , el hablante
suele agregar algunas donde no debe y omitir otras donde es obligatorio usarlas. Entre los
barbarismos, figura el empleo de la preposición de más la conjunción que (Piensa *de que
es así)43y el de la conjunción que sin la preposición de (¿Se alegra *que esté enfermo?)44, pues
— como bien decía el escritor y crítico españolDiego de Saavedra Fajardo (1584-1648)—
«por librarnos de un vicio, damos muchas veces en el opuesto». Ambos errores (Piensa de
que y se alegra que) son auténticos solecismos45.
Dequeísmo: uso incorrecto de de que
?
Este uso consiste en anteponer la preposición de46 a la conjunción que cuando ésta intro­
duce proposiciones subordinadas sustantivas que funcionan en la oración como sujeto o como
objeto directo47. Debemos recordar que ningún sujeto se construye encabezado por preposición,
y que el objeto directo no admite preposición, excepto «a» cuando nos referimos a personas
cuyos nombres conocemos, a animales que también tienen su nombre o a cosas personificadas.
Hemistiquio de un verso de Décimo Junio Juvenal, poeta satírico latino (42-125), que, en estilo familiar, suele aplicarse a
persona o cosa conceptuada como singular excepción de una regla cualquiera. Se dice más comúnmente «rara avis».
4^ Son barbarismos: arcaísmos, neologismos, pleonasmos, solecismos, vulgarismos y extranjerismos.
43 Los lingüistas lo denominan dequeísmo.
44 Los lingüistas lo denominan queísmo.
45 Reciben el nombre de solecismos los errores cometidos contra la sintaxis.
4^ La preposición de es la que más se emplea en nuestra lengua y de la que más se abusa.
47 Los verbos afirmar, confirmar, contar, creer, decir, desear, esperar, pedir, pensar, responder, saber, etcétera, admiten una proposi­
ción incluida sustantiva, que funciona como objeto directo. Esta proposición va siempre encabezada por el incluyente que y no,
por *de que.
| |
*Cuenta de <que su viaje fue muy provechoso > .
Correcto: Cuenta <que su viaje fue muy provechoso>. (O. D.)
*¿Te asombra de <que yo lo diga>?
Correcto: ¿Te asombra <que yo lo diga>? (Sujeto)
Fernando Lázaro Carreter tacha este uso erróneo de «moderna ordinariez» e «insensa­
to vulgarismo», y lo atribuye al «influjo analógico ejercido por las construcciones nomina­
les correspondientes que llevan un de que constitutivo. Así, por ejemplo: Me hizo la
promesa de que vendría. Ese de [...] se ha sentido como igualmente necesario en las
‘ «instrucciones verbales, y han surgido así los híbridos dequeístas (Me prometió de que
vendría)»48.
Proposiciones incluidas sustantivas que funcionan
como sujeto
1) Me alegra *de que hayas ingresado en la Universidad.
2) Te alegra *de que todos progresen.
3) Conviene *de que hables.
4) Se dice *de que el periodista fue asesinado por los ladrones.
5) Me disgusta *de que no valore mi trabajo.
Modo de reconocer el error
El error se subsana reemplazando la proposición incluida sustantiva con los pronombres
demostrativos «eso» o «esto». Por ejemplo: Me alegra esto. Te alegra esto. Conviene eso. Se dice
eso. Me disgusta eso. Entonces, no podemos decir: *M e alegra de esto. *Te alegra de esto.
'•‘Conviene de eso. *Se dice de eso. *Me disgusta de eso.
Correcciones
1) Me alegra que hayas ingresado en la Universidad.
2) Te alegra que todos progresen.
3) Conviene que hables.
4) Se dice que el periodista fue asesinado por los ladrones.
5) Me disgusta que no valore mi trabajo.
Cfr. Valentín GARCÍA YEBRA, op. cit., pág. 147.
Proposiciones incluidas sustantivas que funcionan
como objeto directo
1) Aclaro *de que mi padre lo vio.
2) Le aconsejó *de que lo leyera.
3) Celebro *de que haya aceptado nuestra invitación.
4) Afirmó *de que no había escrito esa carta.
5) Aseguramos *de que la firma es prestigiosa.
Modo de reconocer el error
El error se subsana reemplazando la proposición incluida sustantiva con los pronombres
demostrativos «eso» o «esto». Por ejemplo: Aclaro esto. Le aconsejó eso. Celebro eso. Afirmó eso.
Aseguramos esto. Entonces, no podemos decir: *Aclaro de esto. *Le aconsejó de eso. *Celebro
de eso. *Afirmó de eso. *Aseguramos de esto.
Correcciones
1) Aclaro que mi padre lo vio.
2) Le aconsejó que lo leyera.
3) Celebro que haya aceptado nuestra invitación.
4) Afirmó que no había escrito esa carta.
5) Aseguramos que la firma es prestigiosa.
Queísmo: uso incorrecto de que sin la preposición de
Este uso consiste en suprimir la preposición de delante de la conjunción que, cuando ésta
introduce una proposición incluida sustantiva que funciona como término de un comple­
mento del sustantivo49o del adjetivo“:
* Llegó la hora <que me lo digas> .
Correcto: Llegó la hora de <que me lo digas> .
*Estaba convencido <que lo había entregado> .
Correcto: Estaba convencido de <que lo había entregado> .
49 Los sustantivos que rigen la preposición de son: casualidad, causa, certeza, certidumbre, conciencia, conocimiento, consideración,
convicción, creencia, cuenta, demostración, duda, esperanza, experiencia, extremo, hecho, hora, idea, impresión, miedo, necesidad,
noticia, opinión, oportunidad, palabra, parecer, prueba, punto, seguridad, sensación, señal.
l.«>» adjetivos que rigen la preposición de son: ansioso, avergonzado, cansado, convencido, extrañado, persuadido, satisfecho, seguro,
eiilrr olio*.
40
Algunos verbos51 exigen también de antes de la proposición incluida sustantiva sobre la
que recae su significado:
*¿No se enteró <que regresó Eugenio> ?
Correcto: ¿No se enteró de <que regresó Eugenio>?
Dice Emilio Camus Lineros que, a veces, «para evitar el problema de decidir entre que y de
que, se suele recomendar no emplear la preposición de. Pero con esto se cae en un mal nuevo,
porque al suprimirla, la oración resulta casi inexplicable desde un punto de vista gramatical...»52.
Proposiciones incluidas sustantivas que funcionan
como término de un complemento del sustantivo
1) Dio la casualidad *que lo encontré en la calle.
2) Sucedió a causa *que no lo dijo.
3) Tenemos la certeza *que es inocente.
4) Tenía la certidumbre *que lo encontraría.
5) ¿No tiene conciencia *que sus conocimientos sobre el tema son limitados?
Modo de reconocer el error
El error se subsana reemplazando la proposición incluida sustantiva con los pronombres demos­
trativos «eso» o «esto». Al realizar el reemplazo, advertimos que las oraciones carecen de sentido.
Por ejemplo: *Dio la casualidad eso. *Sucedió a causa eso. ’•‘Tenemos la certeza eso. Tenía la certi­
dumbre eso. *¿No tiene conciencia esto? Fbr lo tanto, es obligatorio el uso de la preposición de que
hace depender la proposición incluida sustantiva del sustantivo que actúa como núcleo de la
construcción. Por ejemplo: Dio la casualidad de que lo encontré en la calle. Sucedió a causa de que no
lo dijo. Tenemos la certeza de que es inocente. Tenía la certidumbre de que lo encontraría. ¿No tiene
conciencia de que sus conocimientos sobre el tema son limitados' Es decir: Dio la casualidad de eso. Sucedió
a causa de eso. Tenemos la certeza de eso. Tenía la certidumbre de eso. ¿No tiene conciencia de esto?
Correcciones
1) Dio la casualidad de que lo encontré en la calle.
2) Sucedió a causa de que no lo dijo.
3) Tenemos la certeza de que es inocente.
4) Tenía la certidumbre de que lo encontraría.
5) ¿No tiene conciencia de que sus conocimientos sobre el tema son limitados?
1 Entre los verbos que exigen la preposición de, nombramos: acordarse, alegrarse, asegurarse, asombrarse, avergonzarse, cerciorarse,
depender, encargarse, enterarse, extrañarse, hablarse, jactarse, olvidarse, percatarse, preocuparse. Dice Valentín GARCÍA YEBRA
(op. cit., págs. 148 y 160) que el verbo informar con el significado de ‘comunicar' requiere la preposición de. En l.i Arifentlhu,
se usa, generalmente, sin esa preposición: Le informamos que la tienda permanecerá abierta el sábado.
^ Curso de sintaxis castellana, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1987, pág. 147.
41
Proposiciones incluidas sustantivas que funcionan
como término de un complemento del adjetivo
1) Estoy ansioso *que me cuentes tu secreto.
2) Está satisfecho *que le permitan intervenir en el concurso.
3) No estoy segura *que me lo devuelva.
4) Llegó seguro *que no era tarde.
5) Está persuadido *que el país cambiará.
Modo de reconocer el error
El error se subsana reemplazando la proposición incluida sustantiva con los pronombres
demostrativos «eso» o «esto». Al realizar el reemplazo, advertimos que las oraciones carecen
de sentido. Por ejemplo: *Estoy ansioso eso. *Está satisfecho esto. *No estoy segura eso.
*Llegó seguro eso. *Está persuadido esto. Por lo tanto, es obligatorio el uso de la preposición
de que hace depender la proposición incluida sustantiva del adjetivo que actúa como núcleo
de la construcción. Por ejemplo: Estoy ansioso de que me cuentes tu secreto. Está satisfecho de
que le permitan intervenir en el concurso. No estoy segura de que me lo devuelva. Llegó seguro de
que no era tarde. Está persuadido de que el país cambiará. Es decir: Estoy ansioso de eso. Está satis­
fecho de esto. No estoy segura de eso. Llegó seguro de eso. Está persuadido de esto.
Correcciones • ,
1) Estoy ansioso de que me cuentes tu secreto.
2) Está satisfecho de que le permitan intervenir en el concurso.
3) No estoy segura de que me lo devuelva.
4) Llegó seguro de que no era tarde.
5) Está persuadido de que el país cambiará.
Verbos que exigen la preposición de antes de una
proposición incluida sustantiva
1) Me acuerdo *que tejía muy bien.
2) ¿Se acuerda *que se lo dije ayer?
3) Me alegro *que estén bien.
4) Quería asegurarse *que no faltaba nada.
5) Me asombré *que apareciera.
Correcciones
1) Me acuerdo de que tejía muy bien.
42
2) ¿Se acuerda de que se lo dije ayer?
3) Me alegro de que estén bien.
4) Quería asegurarse de que no faltaba nada.
5) Me asombré de que apareciera.
Verbos que aceptan que y de que
ADVERTIR
Advirtió que su amigo estaba allí.
Le advierte que no grite.
Cuando advertir significa ‘notar’, ‘observar’, ‘amonestar’, se construye sin la preposición
de. Cuando significa ‘hacer notar’, dicha preposición es obligatoria:
Le advirtieron de que su jefe estaba escuchando detrás de la puerta.
AVISAR
Me avisó que se había suspendido la fiesta.
Cuando avisar significa ‘comunicar algo’, se construye sin la preposición de. Cuando
significa ‘prevenir de algo’, esa preposición es obligatoria:
¡Le avisé de que se produciría un incendio!
DUDAR
Dudo que apruebes este examen.
Dudo de que apruebes este examen.
Ambas construcciones pueden usarse indistintamente.
Locuciones conjuntivas53
Las locuciones conjuntivas antes que, antes de que, después que, después de que
pueden usarse indistintamente:
53 y na locución conjuntiva es una combinación estable de dos o más palabras que funciona como una conjunción.
Otras locuciones conjuntivas que ofrecen duda son a medida que, a pesar de que, con tal que, con tal de que. A uuuliilti i/tu- •In<m¡«>
corría, iba olvidándose del accidente; A pesar de que b veo, no lo creo; Haré lo que pueda con tal (fue (o ctm tul ti* <('**') »"W
Antes que llegaran, habló conmigo.
Antes de que llegaran, habló conmigo.
Después que lo dijo, se arrepintió.
Después de que lo dijo, se arrepintió.
En construcciones que expresan ‘preferencia’, sólo se usa la locución conjuntiva antes
que:
Antes que comprometerme con usted, prefiero esperar.
Dijimos al principio que el español es una lengua prepositiva, de ahí la necesidad de usar
con corrección sus preposiciones. Sin ellas — ya lo advertimos— , el mensaje oral o escrito
queda trunco, inacabado, y su significado se rompe. Entonces, para corroborar la importan­
tísima función de estas categorías gramaticales, recurriremos a la poesía. Allí, también están
las preposiciones tendiendo puentes entre la savia espiritual del hombre poeta y las horas del
mundo, cuya ladera escala, de día en día hasta el fin, con la pasión del héroe, con la poque­
dad del cobarde o con el cansancio paciente del caminante peregrino que, a veces, busca, sin
descanso, las inalcanzables orillas del silencio para anclar su sangre en la esperanza.
Ya estoy fuera de la tierra, como algunos
ángeles. Quizás hoy deje.de quererte,
igual que el viento, desdichadamente, a unas
flores.
Sin paciencia la tarde recoge de mis ojos, de mi
cuello, de mis densas y amargas manos,
esta última luz.
Sé que no debo quererte; que así deben ser la
noche, mis labios, el hastío melancólico
de los hombres, el aire. Mi corazón desierto,
impaciente sobre dos ríos.
¡Querer! Nadie sabe hasta dónde llega el olvido;
mi cabeza.
Las hojas que caían al principio del Otoño,
en aquel tiempo, lloran con su clavel antiguo
debajo de la tierra.
(Alguna vez quise que tu polvo se mezclara con
el mío, para siempre, y para siempre).
Mi boca no está seca aún; habrá una leve in­
movilidad sombría,
en que podrás saberla aprisionada; sin nadie.
44
Como una hoja dura descansa mi mano entre mis
largos y tristes cabellos.
¡Qué sabréis de mí, oh vientos fríos del Sur!
Alicia María Zorrilla
54 Ricardo Eufemio MOUNARI, «Oda final de amor en Nochebuena-, El dejado, Obra Poética, Buenos Aires, El Mangrullo,
1974, pág. 194.

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Diccionario de las preposiciones españolas

  • 1. <»de <»Isis preposicionesám t» .flfli /SS/ 11 españolas e«dUb*
  • 3. Diccionario de las preposiciones españolas. Norma y uso Alicia María Zorrilla PROYECTO, DIRECCIÓN Y EDICIÓN: e.d.b. Director de Ediciones: Juan L. Rodríguez. Diseño y diagramación: Huella Cíclope - Comunicación visual. No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. ES PROPIEDAD DE e.d.b. © 2002 by e.d.b. Don Bosco 4069 (1206) Capital Federal Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723 ISBN 987-541-023-3 Impreso en Argentina Printed in Argentina ¡La p alabra cuando dice lo que es, es libertad! Miguel de Unamuno
  • 4. Noticia sobre la autora Alicia María Zorrilla es Doctora en Letras por la Universidad del Salva- dor, Licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, Profesora especializada en Castellano, Literatura y Latín por la Escue­ la Normal Nacional Superior de Profesorado N.° 1 Presidente Roque Sáenz Peña, donde obtuvo el Premio Baldmar Dobranich como la mejor Profesora en Letras. Ha sido becada por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, por la Università degli Studi di Siena y por el Consejo N acional de Investigacio­ nes Científicas y Técnicas, donde desarrolló investigaciones sobre Literatu­ ra Argentina. Es autora de estudios y de obras sobre Literatura Española, H ispano­ am ericana y Argentina, com o España en sus letras (en colaboración), Las letras en la América Hispana (en colaboración) y España, Hispanoamérica y la Argentina en sus letras (en colaboración). Escribió, además, Retrato de la novela, el Manual del Corrector de Textos (Guía normativa de la lengua españo- la), Tomos I a V I, y Diccionario de los usos correctos del español (este último, en colaboración). Ha recibido diversos premios literarios, entre ellos, el que le ha otorga­ do la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires por su trabajo sobre Juana Manuela Gorriti, una precursora de nuestra novela. Ha ejercido la docencia en los niveles secundario, terciario y universita­ rio. En la actualidad, es Asesora en Lengua Española de la Academ ia Argentina de Letras; Presidenta de la Fundación Instituto Superior de Estudios Lingüísticos y Literarios LIT T E R A E ; directora de L IT T E RAE. Revista del idioma español y del D epartam ento de Enseñanza A bierta a D istancia, que funciona en la m encionada institución para difundir la carrera de «Corrector de Textos en Lengua Española para Empresas» y el curso de posgrado sobre «Formación del Traductor C orrector en Lengua Española»; fundadora de las Jornadas Nacionales sobre Normativa del Idioma Español; profesora de Lengua Española en el Colegio de Traductores Públi­ cos de la Ciudad de Buenos Aires y miembro del C onsejo Editorial de su revista académ ica El Lenguaraz•Tiene a su cargo el Sem inario de Lingüísti­ ca Aplicada en la carrera de D octorado en Letras de la Universidad del Salvador.
  • 5. Las preposiciones en español «A causa de la conversación tópica, la frase hecha, el comodín, la muletilla o el estribillo, y el mal estilo contemporá­ neo, uno no se da cuenta de todo el rendimiento expresivo de una preposición en su sitio». Ramón Pérez de Ayala Introducción Dentro del ámbito gramatical, hay un tema que fortalece día tras día las dudas de docen­ tes, escritores, periodistas, traductores, abogados, médicos y hablantes en general de nuestra lengua y de lenguas extranjeras: las preposiciones. ¿Qué son? ¿Cuáles son? ¿Cómo usarlas? Sin duda, estas inocentes categorías sintácticas1provocan una preocupación fundada. «Se ha dicho muchas veces — escribe Valentín García Yebra— , y con razón, que no es posible llegar al conocimiento profundo de una lengua mientras no se adquiera el dominio completo de su sistema preposicional».2 Más aún si tenemos en cuenta que esa lengua es el español, y que éste es un idioma prepositivo. El descuido en el habla y en la escritura fue desgastando la presencia obligatoria de las preposiciones hasta lograr, en muchos casos, su desaparición. «Todo hombre tiene sus molinos de viento personales», ha dicho Abel Posse, y, también, su personal inclinación — decimos nosotros— a usar las preposiciones como quiere y como puede. En un diálogo de antología, más aún, en el momento álgido o crítico de ese diálogo, alguien dijo: «Lo hice por propio motu». Pronunció bien la u para que los oyentes no interpretaran «por propio moto», un galimatías que, a pesar de las buenas intenciones de este señor, conforma buen dúo con el anterior. Otra persona, con ánimo de subsanar el error, expuso su punto de vista y tímidamente introdujo, entre comas mentales, «de motu propio». Esta corrección no dio sus frutos; por el contrario, conformó un nuevo galimatías. Un tercer aspirante a corrector dijo «por motus propio» y destacó, con énfasis, la pronunciación de la «s». Lamentablemente, no depuró los hechos, pues el diccionario sólo registra motu proprio, locución adverbial latina por excelencia, que denota, etimológicamente, ‘con movimiento propio’ y que, en español, se usa con el sentido de ‘voluntariamente’, aunque la Real Acade­ mia Española también la admite como sustantivo masculino con el significado de ‘bula ponti­ ficia o cédula real expedida de este modo’, es decir, ‘de libre, propia y espontánea voluntad’. * Las categorías sintácticas (sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, preposición, conjunción, interjección) reciben, también, el nombre de categorías funcionales, clases de palabras, partes de la oración y partes del discurso. ^ Claudicación en el uso de las preposiciones, Madrid, Gredos, 1988, pág. 33. 9
  • 6. Como la temperatura de la conversación era bastante alta, una cuarta persona dijo: «No podemos de seguir discutiendo. De acuerdo a lo que he escuchado y en base a mis investiga­ ciones, disiento con ustedes, pues entiendo de que ésa no es la solución, y, si no soy claro, a grosso modo, se lo explicaré de parado profundamente y con la tiza a la mano». iQué desgas­ te de preposiciones! Tal vez, este señor coma «*de sentado» y sueñe «*de acostado»3. Tanto nerviosismo para decir que estaba de acuerdo con ellos, pues si «disiente con», comparte la disensión u oposición con los otros, es decir, su parecer se ajusta al parecer o al sentir de los otros. En realidad — todos lo sabemos— , no quiso decir eso, sino que se oponía a lo expresa­ do por los demás, por lo tanto, tendría que haber proclamado disiento de ustedes en eso, ya que éste es el régimen preposicional del verbo disentir. Además, debió haber dicho no podemos seguir discutiendo, de acuerdo con, sobre la base de, entiendo que, grosso modo, parado y con la tiza en la mano. Diálogos como éste se repiten en todos los ámbitos. Y lo más grave es que las preposiciones son usadas «alegremente» y de respetables categorías gramaticales, corren el riesgo de convertirse en confortables comodines que van rellenando los huecos de nuestra pobreza verbal. Entonces, motu proprio, decidimos acercamos a este tema que debe preocuparnos a todos, para que se cumpla, en su plenitud, la sentencia borge- siana: Las palabras son símbolos que postulan una memoria compartida. El español es una lengua prepositiva por excelencia y, tal vez por ello, hay tanta inseguri­ dad en el uso de las preposiciones. Pocas veces nos detenemos a pensarlo, pero si ponemos atención en nuestras lecturas y en nuestras conversaciones, advertiremos su uso continuo y la necesidad de su existencia. Por ejemplo, en esta oración, que extrajimos del cuento «Las alas» (El brazalete u otros cuentos), de Manuel Mujica Lainez: Varias horas guerreó contra la inspiración adversa, la cual se mofaba de él como él se mofaba de sus cofrades, hasta que advirtió que se le nublaban los ojos; o en ésta, del cuento «El otro» (El libro de arena), de Jorge Luis Borges: Murió con impaciencia de morir, pero sin una queja. Sin ellas, ambas oraciones queda­ rían desarticuladas. Nos preguntan asiduamente si existen normas para emplearlas con corrección. Sí, las hay. Una expresión es normativa si se ajusta al sistema de la lengua. En el español, han ido estable­ ciéndose varias reglas que el hablante culto debe seguir para expresarse, en forma oral o escri­ ta, con propiedad. Por ejemplo, es norma que el régimen preposicional del verbo jubilarse — ‘conseguir la jubilación’— es de y no, «en»: Pedro se jubiló de su cargo en la empresa, María se jubilará de secretaria en la escuela y no, *Pedro se jubiló en su cargo en la empresa o *M aria se jubilará en secretaria en la escuela. Las dos últimas oraciones son semánticamente incompati­ bles; su estructura afecta el significado, transgrede el uso normativo de nuestra lengua. La preocupación de algunos hablantes, conscientes de sus deficiencias lingüísticas, nos ha llevado a tratar los aspectos más relevantes de este tema. Etimología del término «preposición» El sustantivo preposición4 proviene del latín praepositionem, caso acusativo de praepositio ^ Usamos el asterisco para indicar palabras o expresiones incorrectas de acuerdo con la norma culta. 4 En latín, conjunctio, ‘conjunción’, era primero «un término muy general que designaba toda palabra que une, que relaciona. De él se desprendió enseguida la ‘praepositio’» (María Luisa LOPEZ, Problemas y métodos en el análisis de preposiciones, Madrid, Gredos, 1972, pág. 14). 10 (de praeponere; prae, ‘antes, delante, al frente’, yponere, ‘poner’: ‘poner antes’), traducción del griego próthesis, ‘acción de poner adelante’. Es decir, el nombre se debe a que se coloca delan­ te de otras palabras: Un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres; su arquitectura, pródiga en simetrías, está subordinada a ese fin. En el palacio que imperfectamente exploré, la arquitectura carecía de fin. Abundaban el corredor sin salida, la alta venta­ na inalcanzable, la aparatosa puerta que daba a una celda o a un pozo, las increíbles escaleras inversas, con los peldaños y la balaustrada hacia abajo. Otras, adheridas aéreamente al costado de un muro monumental, morían sin llegar a ninguna parte, al cabo de dos o tres giros, en la tiniebla superior de las cúpulas.’ ¿Qué es la preposición? La preposición se generaliza en latín vulgar por su expresividad. El caso dativo es reempla­ zado con la preposición ad; el genitivo, con de; el ablativo, con el acusativo más preposicio­ nes, y el vocativo se funde con el nominativo.6 Los casos desaparecen por el uso creciente de las preposiciones, pero el alemán, el griego o el latín conservan los dos medios de expresión gramatical7. En 1492, Elio Antonio de Nebrija establece la siguiente definición en su Gramática de la lengua castellana: «... es una de las diez partes de la oración, la cual se pone delante de las otras, por aiuntamiento o por composición. Como diziendo io vo a casa, a es preposición y aiunta se con casa; mas diziendo io apruevo tus obras, a compone se con este verbo pruevo, y haze con él un cuerpo de palabra. I llama se preposición, por que siempre se antepone a las otras partes de la oración»8. Se refiere, pues, al significado etimológico de la palabra y a su carácter de relacionante. En la actualidad, la Real Academia Española las define, en su Esbozo de una nueva Gramá­ tica de la Lengua Española, como «palabras invariables que enlazan un elemento sintáctico cualquiera con un complemento sustantivo»9; luego, agrega: «... son partículas proclíticas (salvo según) que encabezan un complemento nominal de otra palabra y lo subordinan a ella»10. Respecto del significado, sostiene: «Es bien sabido que todas las palabras aisladamen­ te consideradas, tal como aparecen en los diccionarios, tienen un significado abstracto que solo se concreta y determina en el contexto con su perfil exacto. Pero los sustantivos, adjeti­ vos, verbos y adverbios evocan por sí solos un contenido semántico mucho más denso y complejo que las preposiciones y conjunciones, cuyo papel es principalmente relacionante o nexivo. [...] En lo que se refiere a las preposiciones, la vaguedad de significado es todavía mayor en las que, por ser capaces de establecer relaciones múltiples, son las de uso más ^Jorge Luis BORGES, «El inmortal», El Aleph, Buenos Aires, Losada, 1949, pág. 15. ^ Cfr. M. CRIADO DE VAL, «Las preposiciones y los casos», Gramática Española y Comentario de Textos, 3.aedición, Madrid, S. A. E.T. A., 1958, págs. 55-61. ^ J. ROCA-PONS, Introducción a la Gramática, 4.aedición, Barcelona, Teide, 1976, pág. 261. ®Madrid, Editora Nacional, 1980, pág. 195. ^ Sexta reimpresión, Madrid, Espasa Calpe, 1979, pág. 434. ^ Ibídem, pág. 438. 11
  • 7. frecuente, como a, de, en, con, por. [...] No son, pues, las preposiciones nexos enteramente vacíos de sentido, sino que apuntan con más o menos vaguedad a la clase de relaciones que pueden expresar»“. Desde el punto de vista morfológico, la preposición es una parte invariable de la oración, aunque cambie el género y el número de las voces que la acompañan (bloque de mármol blanco, bloques de mármoles blancos; merienda con torta, meriendas con tortas). Desde el punto de vista funcional (sintáctico), es un elemento de relación, de conexión o enlace de una palabra con otra — subordina un término a otro (el corredor sin salida)— , de una palabra con una construcción (jardines con flores blancas; Escribe sobre los pájaros argentinos) o de una palabra con una proposición (Tengo la esperanza de que regrese pronto). En el sintagma el corredor sin salida, hay una relación gramatical entre dos voces: corredor y salida. La prepo­ sición sin subordina el sustantivo salida (término o regido) al sustantivo corredor (regente o núcleo del sintagma nominal). La preposición no siempre aparece en medio de los dos elementos que relaciona: En la calle, sólo caminaba un hombre. El sintagma preposicional en la calle se relaciona con caminaba. Cuando el sintagma preposicional modifica a un verbo, puede encabezar la oración. De acuerdo con los ejemplos expuestos, la preposición es, pues, una categoría gramatical invariable, sin autonomía en el sintagma oracional, cuya función consiste en subordinar dos vocablos de diferente jerarquía sintáctica. No se usa, pues, independientemente, sino antepuesta a una palabra; es un elemento átono que forma con su término una unidad sintác­ tica y fonética. Se caracteriza por regir el caso terminal de los pronombres personales (Hablan de mí; Lo haré por ti; Volvió en sí). Desde el punto de vista semántico, coincidimos con Bernard Pottier12en que las preposi­ ciones no son palabras vacías. Otros lingüistas — como César Fernández Alonso13— dicen que carecen de significación y sólo la prestan al sintagma que introducen. Nosotros consideramos que algunas expresan, por sí solas, cierta significación. Las denominamos «plenas», y son: ante, bajo, contra, desde, durante, entre, hacia, hasta, mediante, para, sin, sobre, tras. También se las llama «fuertes» o «llenas»; Andrés Bello dice que tienen sentido determinado. A nuestro juicio, no actúan solamente como elementos de relación (punto de vista funcional); además de serlo, tienen valencia semántica; precisan, amplían o completan con su significado el de la palabra regente y el de la palabra regida (Hombres sin voluntad no construyen el país); si la palabra regente es un verbo, pueden introducir circunstancias: El mendigo se arrodilló ante el rey. La pulsera cayó bajo ese mueble. Trabajan bajo mis órdenes. Habló contra los funcionarios corruptos. Le recetó un jarabe contra la tos. Avistó a su amigo desde la ventana. 11 Esbozo de una nueva Gramática de la Lengua Española, ed. cit., pág. 435. *^ Lingüistica moderna y Filología hispánica. Versión española de Martín Blanco Álvarez, Madrid, Gredos, 1976, pág. 25. ^ Gramática funcional del español, 2.“edición, Madrid, Gredos, 1992, pág. 508. 12 Lo sabe desde ayer. Germán se destaca entre todos sus compañeros. La anciana caminaba hacia el jardín. Volverán hacia las diez. Esa expedición llegó hasta el sur de Chile. La esperé hasta las ocho. El libro es para Teresa. Me ha dejado sin palabras. Coloqué el florero sobre la repisa. Hablará sobre los cactos. El perro corrió tras su amo. Regresó tras seis años de ausencia. Advertimos la carga semántica de estas preposiciones con una sencilla comprobación: no es lo mismo El viejo mendigo se arrodilló que se arrodilló ante el rey, bajo el portal, entre los niños, para pedir limosna, sin fuerzas, sobre la piedra fría o tras la reja. En estos lexemas, están presen­ tes las denotaciones de lugar, fin y modo. Entonces, la relación no es sólo gramatical, sino también semántica. Otras preposiciones, como a, con, de, en, por son polisémicas. Aparentemente, actúan como simples marcas de enlace, pues necesitan un contexto (la palabra autónoma con la que se relacionan y la que introducen como término y subordinan a aquélla) para comunicar un significado concreto, para explicitarlo. Si decimos Comió con un tenedor de plata, esa preposi­ ción con indica el medio o instrumento que usó alguien para comer. Si sacamos la preposición, la oración cambia su significado: Comió un tenedor de plata. Esto demuestra el valor semántico que agregan. Para diferenciarlas de las anteriores, las denominamos «semiplenas» y no, «débiles o vacías» — clasificación peyorativa que aparece en no pocas gramáticas— , pues consideramos que estas unidades léxicas tienden a varios significados, y éstos se realizan de acuerdo con el contexto en que se insertan. Ha dicho Pottier que «cualquier preposición puede aplicarse a los tres campos teóricos del espacio, el tiempo y la noción»14. Por ejemplo: Aplicación espacial: Caminó hasta la puerta. Aplicación temporal: Trabajó hasta las once. Aplicación nocional: No lo creeré hasta que lo vea. En realidad, no se puede generalizar. Si seguimos el esquema de Pottier, advertiremos que preposiciones como con, sin y según sólo poseen una significación nocional: Estaba con Hernán. Lo dijo sin maldad. Según Elvira, Gerardo llegó tarde. ^ Op. cit., pág. 24.
  • 8. y contra, espacial y nocional: Se apoyó contra la verja. Habló contra todos. es decir, no cumplen con las tres aplicaciones. Buen ejemplo de la polisemia de la que hablábamos es la preposición a, que, de acuerdo con el sentido del verbo que rige la construcción y con el del término, contribuye a determi­ nar las denotaciones de ‘dirección hacia’ (Iré a la otra orilla), ‘exactitud en el tiempo’ (Regre­ sarán a las once), ‘medio o instrumento’ (Cose a mano), ‘modo’ (Dejó la tarea a medio hacer), ‘causa’ (Realizó el trabajo a petición de su jefe), ‘finalidad’ (Corrió a pedir ayuda). En estos ejemplos, ha introducido circunstancias. También es mero indicador de dos funciones sintác­ ticas: la de objeto directo de persona (Visitaré a Sofía), animal (Ine's, llama a tu perro) o cosa personificada (Desestimamos a la Prudencia), y la de objeto indirecto (Los padres le compraron un gato a Félix). Se considera que, cuando es mero indicador de función sintáctica, carece de significado, pero su ausencia agramatical — un solecismo— altera la denotación del mensa­ je. En el caso del objeto directo, no es lo mismo Inés, llama a tu perro que Inés, llama tu perro, y en el del objeto indirecto, no son equivalentes Los padres le compraron un gato a Félix y Los padres le compraron un gato Félix. Si el objeto directo no se refiere a persona conocida, con nombre y apellido, o a un animal que nos pertenece y que también tiene nombre, debe evitar­ se la preposición a (Buscará un abogado; Contrataremos dos secretarias; Curaré una yegua). Solía usarse a ante un nombre propio de carácter geográfico, pero sin artículo (Visitó ajujuy); hoy es común la construcción sin ella (Visitó Jujuy). Así lo registra, además, la Academia en un ejemplo que aparece en el artículo visitar de su Diccionario (En sus vacaciones visitó París). En los siguientes ejemplos, se advierten las dos funciones de la preposición a: Yo había dormido bien; mi clase de la tarde anterior había logrado, creo, interesar a los alumnos. No había un alma a la vista. [...]. El otro se había puesto a silbar. [...]. El estilo me retrajo a un patio, que ha desaparecido, y a la memoria de Alvaro Melián Lafinur, que hace tantos años ha muerto.15 Desde el punto de vista semántico, el carácter coadyutorio de las preposiciones a, con, de, en, por se observa claramente cuando las usamos dentro de un mismo sintagma, pues el significado varía (Regresó a Catamarca; Regresó de Catamarca; Habló con su hija; Habló por su hija), o cuando las omitimos: ¿Esperas a un niño? La pregunta se refiere a que «alguien aguarda la visita de un niño que tiene nombre y apellido». En cambio, en: ¿Esperas un niño? la pregunta equivale a «¿Estás encinta?»; en este caso, también se produce un cambio de signi­ ficación. Lo mismo sucede con Espero a que venga y Espero que venga, o con Dejó de publicar y Dejó publicar, Escapó del perro y Escapó el perro. La ausencia de preposición altera el sentido. ^ Jorge Luis BORGES, *E1 otro», El libro de arena, Buenos Aires, EMECÉ, 1975, págs. 9-10. 14 Debe quedar muy claro, pues, que estas últimas preposiciones, las semiplenas, no denotan, por sí solas, causa, fin, lugar, medio o instrumento, modo, tema, tiempo, etcétera, sino que su polisemia radica en contribuir a comunicar esas significaciones de acuerdo con las palabras con que se relacionan; crean, de este modo, campos semánticos: La casa de piedra, (materia) La casa de Clotilde, (posesión) A pesar de ello, no podemos negar que, cuando decimos a, pensamos inmediatamente en la dirección hacia un lugar (Viajó a Colombia); con indica compañía (Pasea con sus amigas); de implica primero posesión (Leyó la novela de Adolfo Bioy Casares); en, lugar (Vive en Venezuela), y por, causa (Lo echaron por hablador). Por eso, Andrés Bello las llama «preposi­ ciones de sentido vago» — en ningún momento, las tacha de vacías— , que se aplican a gran número de relaciones diversas16. La reflexión anterior acerca de ese significado que conllevan indiscutiblemente, casi sin necesidad de un contexto, prueba nuestra tesis de que no existen preposiciones vacías. Las preposiciones en español El idioma español posee diecinueve preposiciones en uso: a, ante, bajo, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia, hasta, mediante, para, por, según, sin, sobre, tras. Las prepo­ siciones ante, bajo y tras se usan en la lengua culta. La popular emplea, en su reemplazo, frases prepositivas: delante de, debajo de, detrás de. La preposición bajo no admite el caso terminal del pronombre personal (*bajo mí, *bajo ti, *bajo sí), pero actúa como una preposición en ejemplos, como El gato está bajo la cam a (su función es la misma que la de otras preposiciones: en la cama; sobre la cam a). No admite los pronombres personales de primera y de segunda persona (*bajo yo, *bajo tú); puede preceder al de tercera persona como anafórico (Colócalo sobre la repisa o bajo ella). La preposición durante se emplea delante de sustantivos con la significación de ‘mientras’ (Desarrollará ese tema durante el mes de abril, es decir, ‘mientras transcurre el mes de abril’). Mediante se usa con elementos nominales (Lo logramos mediante tu valiosa colabora­ ción, es decir, ‘por medio de’, ‘con’, ‘con la ayuda de’). Según se comporta como preposición cuando puede ser reemplazada con la frase prepositiva conforme a: Lo harán según el reglamento (su función es la misma que la de otras preposiciones: con el reglamento; sin el reglamento); a diferencia de las otras preposiciones, según no es átona y nunca va acompañada de las formas pronominales átonas mí, ti, sí (*según mí, *según ti, *según sí), sino de las tónicas yo, tú, él (segiín yo, según tú, según él). La palabra según actúa, en cambio, como conjunción cuando introdu­ ce una proposición incluida (Según dice Valentín, nevará en Bariloche). Las demás preposiciones rigen las formas pronominales átonas (ante mí, contra ti, para sí), excepto entre que suele combinarse con tú y yo (Entre tú y yo, repararemos la máquina), y no, con mí y ti (*entre mí, *entrc ti). Cabe (‘junto a’: Santa Teresa de Jesús escribía cabe mí) y so (‘debajo de, bajo’; aparece en algunas locuciones: so capa de, so color de, so pena de, so pretexto de) son consideradas arcaicas. Respecto de esta última preposición, no debe confundirse con la forma «so» que se usa en excla­ maciones (/so tonto!; ¡so bruto!), pues ésta es una contracción de «seó» (señor). Gramática de la lengua castellana, 10.aedición, Buenos Aires, Sopeña Argentina, 1977, págs. 41-43. 15
  • 9. Las preposiciones más usadas en español son a, con, de, en. Su origen A (de origen latino ad, ‘a, hacia’); A N TE (de origen latino ante, ‘ante’, ‘enfrente de’, ‘hacia delante’, ‘antes’, ‘contra’); B A JO (de origen latino bassus, ‘debajo de, en lugar inferior’); CON (de origen latino cum, ‘que acompaña, en compañía de, juntamente, con’); C O N TR A (de origen latino contra, ‘contra’, ‘frente a’, ‘en contacto con’); DE (de origen latino de, ‘que viene de’, ‘hecho de’, ‘causado por’) ; D ESD E (de origen latino de ex, ‘desde, desde dentro’; de de, ‘de, desde’ + ex, ‘desde, que sale de’ + el español de, ‘que viene de, que se origina en’). El español desde es doblemente pleonàstico, ya que sus componentes latinos (de ex de) pueden traducirse por ‘de de de’ o ‘desde desde desde’); D U RA N TE (participio presente del verbo latino durare, ‘durar’, ‘aguantar’, ‘soportar’, ‘persistir’ [durans'durantis, ‘en el tiempo de’]); EN (de origen latino in); EN TRE (de origen latino ínter); H A CIA (del antiguo facie ad, ‘frente a’, faz a, facía, del latín ad faciera, ‘al haz, a la faz, a la cara’); H A STA (de origen árabe hattá, ‘hasta, aun’); M EDIANTE (participio presente del verbo latino mediare, ‘estar en medio, interponerse’ [medians-mediantis, ‘por medio de, por intervención de’]); PARA (del antiguo pora, ‘para’, de por, influido por el anticuado par, ‘en nombre de’) ; P O R (metátesis de la preposición latina pro, ‘para’, ‘ante’, ‘en lugar de’, influida por per, ‘hacia delante’, ‘ante’, ‘primero’); SEGUN (de origen latino secundum, ‘conforme a, con arreglo a, de acuerdo con lo que dice una persona’) ; SIN (de origen latino sine, ‘que no tiene, que carece de’, ‘que no está acompañado por’); SO BR E (de origen latino super, ‘encima de, en lugar superior’) ; T R A S (de origen latino trans, ‘al otro lado, más allá’). Clases de preposiciones Algunos gramáticos establecen la diferencia entre preposiciones simples, propias o separables, e impropias o inseparables. Las simples, propias o separables son categorías independientes (a, ante, bajo, con, etc.). Se usan como prefijos en la composición de palabras. Por ejemplo: anormal, anteayer, contratar, contradecir, deposición, enaltecer, entreabrir, parabién, porvenir, sinrazón, socavar, sobreponer, trastienda. Las impropias o inseparables, que derivan del latín, no se separan de la palabra; son los prefijos que funcionaban primitivamente como preposiciones: A B- (‘separación’: abjurar, abusar); A BS- (abstraer); AD- (tiene el valor de a; ‘proximidad’ o ‘encarecimien­ to’: adjunto, admirar, adyacente); A N TI- (‘opuesto o con propiedades contrarias’: antimo­ ral, antipútrido); C IRC U M - (‘alrededor’: circumpolar, circunnavegación); C IS- (‘de la parte o del lado de acá’: cisalpino, cisandino, cismontano); C ITR A - (‘de la parte o del lado de acá’: citramontano); C O - (‘unión’, ‘compañía’: coacusado, codelincuente, coheredero); CO M - (la preposición con se transforma en com ante «b» y «p»: comprovinciano); D ES- (‘negación o inversión del significado del simple’, ‘privación’, ‘exceso o demasía’, ‘fuera de’: desabejar, 16 descamino, desconfiar, deslenguado; a veces, implica ‘afirmación’: despavorir); DI- (‘oposi­ ción o contrariedad’, ‘origen o procedencia’, ‘extensión o dilatación’: difundir, dimanar, disentir); D IS- (‘separación o distinción’, ‘imperfección’, ‘dificultad’, ‘anomalía’: discernir, disnea, dispepsia); E- (‘origen o procedencia’, ‘extensión o dilatación’: efundir, emanar); ES- (‘fuera’, ‘más allá’, ‘privación’, ‘atenuación del significado del simple’: escocer, escoger, esperezarse, estirar; a veces, tiene valor expletivo, como en escarmenar, forma distinta de carmenar); EX- (‘fuera’, ‘más allá’; da idea de ‘negación’ o de ‘privación’, de ‘encareci­ miento’; antepuesto a nombres de dignidades o de cargos, denota que ‘los tuvo y ya no los tiene’ la persona de quien se habla; también se antepone a otros nombres o adjetivos de persona e indica que ésta ha dejado de ser lo que aquéllos significan: ex ministro, ex secre­ tario, ex alumno, ex esposa, excéntrico, extemporáneo, extender, extraer) ; E X T R A - (‘fuera de’: extraordinario); IN - (se convierte en im delante de «b» o de «p»; en i, por «il», delante de »1»; en ir delante de «r»; por regla general, equivale a ‘en’: inestable, infiel, ímprobo, ilegal, irreal); IN FRA- (‘inferior’, ‘debajo de’: infraestructura, infrahumano); IN TER- (‘entre’, ‘en medio’, ‘entre varios’: interministerial, internacional); IN TRA - (‘interioridad’: intramuros, intramuscular); IN TR O - (‘hacia adentro’: introvertido); O B - (‘a, hacia’, ‘contra’, ‘ante’, ‘detrás de’, ‘a lo lejos’, ‘sobre’, ‘completamente’; se vuelve o ante «m», oc- ante «c», of- ante «f», op- ante «p»: obedecer, obtener, omitir, ocluir, ofender, oponer); PER- (esfuerza o aumen­ ta la significación de las voces españolas simples a que se halla unida: perdurable, pertur­ bar); POS-/POST- (‘detrás’, ‘después de’: posdata, postdata, posdiluviano, postdiluviano, posgrado, postgrado, posoperatorio, postoperatorio, posponer, postergar); PR E- (‘anterioridad local o temporal’, ‘prioridad’, ‘encarecimiento’: preclaro, prefijar, presuponer, prever); PRETER- (‘fuera de’: preternatural); P R O - (‘por’, ‘en vez de’, ‘delante’, ‘publicación’, ‘continuidad de acción, impulso o movimiento hacia adelante’, ‘negación’, ‘contradicción’, ‘sustitución’: procónsul, proclamar, procrear, promover, pronombre, propasar, proponer, proscribir); R E- (‘reintegración o repetición’, ‘aumento’, ‘oposición o resistencia’, ‘movimiento hacia atrás’, ‘negación o inversión del significado simple’, ‘encarecimiento’: rebonita, recaer, recargar, rechazar, reelegir, refluir, relimpio, relindo, repintar, reprobar, repug­ nar); RES- (atenúa la significación de las voces simples a que se halla unida; denota, también, ‘encarecimiento’: resguardar, resquebrar, resquemar); R E TR O - (‘tiempo anterior’: retrotraer, retrovender); SEM I- (‘medio’, ‘casi’: semicírculo, semidifunto); SESQ U I- (se usa para denotar una unidad y media en peso o medida de las cosas: sesquicentenario); SO - (soasar, sopesar); SON- (sonreír, sonsacar); SO R- (sorprender); SO S- (sospesar, sostener); SU- (suponer); SU B - (a veces, cambia su forma en alguna de las siguientes: so-, son-, sor-, sos-, su-, sus-; significa, ordinariamente, ‘debajo’, ‘acción secundaria’, ‘inferioridad’, ‘atenuación o disminución’: subarrendar, subrayar, subterráneo); SU S- (suspender); SU PER- (‘preeminencia’, ‘grado sumo’, ‘exceso, demasía’: superabundante, superfino, superintendente); TRAN S-/TRA S- (‘del otro lado’, ‘más allá’, ‘a través de’; ‘cambio o mudanza’; pierde la «s» final cuando precede a voces simples que empiezan con esta misma letra; el uso autoriza «trans-» o «tras-»; a veces, se emplea sin ninguna de las dos últimas letras: transatlántico, transformar, transparente, transustancial, tramontano); U LTRA - (‘exceso’, ‘más allá’: ultrafamoso, ultraideal). Hoy preferimos hablar de prefijos o de elementos prepositivos, y no, de preposiciones inseparables.
  • 10. Preposiciones agrupadas En español, es común el agrupamiento de dos preposiciones17. Pueden usarse agrupadas las siguientes preposiciones: DE A (Vendía de a cien pesos el tomo); DE EN TRE (Salió de entre los juncos); DE HACIA (Procede de hacia Oriente); DE PO R (Viene de por allá); DE SO BRE (Sacó el pan de sobre la mesa); DESDE PO R (Tosió desde por la noche); H A STA CO N (Es malo hasta con su hijo); H A STA DE (Admitían jóvenes hasta de dieciocho años); H A STA EN (Se ríe hasta en la iglesia); H A STA PARA (H asta para ser cauto se necesita inteligencia); H A STA PO R (Hablaba hasta por los codos); H A STA SIN (Baila hasta sin zapatos); HASTA SO BRE (Llegó hasta sobre las cumbres); PARA CO N (Es bueno para con nosotros); PARA DE (Esto no es para de repente); PARA DESDE (Miraba para desde lejos); PARA EN (Lo preparó para en llegando a la casa); PARA EN TRE (Esto, para entre nosotros, vale poco); PARA PO R (Déjalo para por la noche); PARA SIN (Consiguió un empleo para sin estudios); PARA SO BRE (Compró un adorno para sobre ese mueble); PO R AN TE (Pasó por ante mí); PO R BA JO (El gato se deslizó por bajo la silla); PO R DE (Por de pronto, esto es así); PO R EN TRE (Huyeron por entre esos árboles). En estos casos, la primera preposición es la que relaciona el elemento regente con el sintag­ ma que forman la segunda preposición y su término: (S. D.: Él) f_________ P V.S.________ O. B. S. [Salió de entre los juncos.] i____i _____ i N. C. L. (c. prep.) La preposición a no se antepone a otras; se considera, pues, un solecismo la agrupación «a por» (*Voy a por los libros)'3. Sin embargo, muchos lingüistas -—entre ellos, Manuel Seco— justifican esta unión, pues la preposición a acompaña, frecuentemente, a los verbos de movimiento: Voy por el pan; Voy a por el pan (Voy a buscar el pan); Vendré por la niña a las doce; Vendré a por la niña a las doce (Vendré a buscar a la niña a las doce). ¿Preposiciones pospuestas? A pesar de que las preposiciones siempre preceden a la palabra regida, el gramático venezolano Andrés Bello señala la existencia de preposiciones pospuestas, es decir, de adver^ bios que funcionan como aquéllas: A BA JO (Corrió cuesta abajo); ADELANTE (Venía una ^ Cfr. REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Gramática de la Lengua Española, Madrid, Espasa Calpe, 1962, pág. 210. ^ «Desde la segunda mitad del siglo XIX comenzó a extenderse en el habla popular de España la locución a por con verbos de movimiento; p. ej.: Ir a por agua, Vengo a por ti, Vuelvo a por el pan. El empleo de esta locución ha progresado especialmente en el habla usual de las provincias del centro peninsular, y aun podrían citarse algunos ejemplos literarios, si bien es desconocida en América. Sin embargo, la conversación culta de España suele sentirla como vulgar y procura evitarla» (REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, Esbozo de una nueva Gramática de la Lengua Española, ed. cit., pág. 436). 18 mujer por el camino adelante); A D EN TRO (Galopó tierra adentro); AFUERA (Navegaban mar afuera); A N TES (Llegó una hora antes); A R R IBA (Lo persiguieron río arriba); A TRA S (Lo vieron días atrás); D ESPU ES (Meses después reconoció su error). Casi todos llevan como prefijo la preposición a. Estas palabras no han perdido su condición de adverbios y, con los sustantivos, confor­ man un sintagma circunstancial, en el que adoptan una función semejante a la de adjetivos modificadores de esos sustantivos, por lo tanto, hoy se desecha su carácter preposicional. Leemos en el cuento «Ulrica», de Jorge Luis Borges: Le propuse que fuéramos a Thorgate, que queda río abajo, a unas millas.19 Palabras que se usan como preposiciones La Real Academia Española ya clasifica como preposiciones a: EXC EPTO (‘a excepción de, fuera de, menos’): indica «exclusión de una serie o no parti­ cipación en algo»20, y proviene del participio pasivo irregular anticuado de exceptar. Vinieron todos, excepto Carolina y Patricio. Aclara la Academia que «mediante, excepto, durante, incluso han funcionado, algunas veces hasta época relativamente tardía, en construcciones absolutas, con el valor de participios de presente o de perfecto, como palabras de acentuación llana y con variación de número o de género y número: mediantes sus ruegos, durantes aquellos meses, exceptas las partes»21. Y agrega: «De su uso en construcciones absolutas proviene el significado que tienen actualmente los participios pasivos excepto e incluso, el adjetivo salvo y los antiguos participios de presente durante, mediante, obstante y embargante; [...]. En el uso actual estos vocablos se han inmovi­ lizado en su forma masculina»22. SALVO (‘fuera de, a excepción de, excepto’) indica exclusión en una serie. En su origen, fue un adjetivo (‘exceptuado, omitido’) ; proviene del participio pasivo irregular desusado del verbo salvar: Nadie conoce, salvo usted, la vida de este pintor. No recuerdo a los otros, salvo a un señor Marcelo del Mazo, hombre de suma cortesía y de fino diálogo, que no volví a ver más.2i *9 El libro de arena, ed. cit., pág. 27. ^ Esbozo de una nueva Gramática de la Lengua Española, ed. cit., pág. 70. “' Ibídem, pág. 72. “ Ibídem, pág. 498. Jorge Luis BORGES. «E! Congreso», El libro de arena, ed. cit., pág. 40. 19
  • 11. INCLUSO (‘hasta, aun’) significa inclusión en una serie: Todos callaron, incluso su padre. AUN (‘hasta’) denota inclusión en una serie: Alabó la comida y aun el vino. CUAN DO24 adquiere función prepositiva cuando se elide un verbo: Luis, cuando niño, leía cuentos. DONDE25 (‘en casa de, en el sitio de’): La niña está donde“ su madre. M ENOS (‘excepto, a excepción de’) denota exclusión de una serie: Todos, menos tú, correrán. PRO (‘a, en favor de’): Organizó una rifa pro niños ciegos. V IA (‘por, pasando por’), en circunstancias, sin artículo ni preposición, actúa como ésta: Viajaron a Europa vía Roma. Locuciones que se usan como preposiciones En español, hay locuciones que desempeñan la misma función que las preposiciones estudiadas. Locuciones preposicionales o prepositivas27: combinaciones fijas de dos o más palabras que funcionan como una preposición. La combinación a base de es una locución, pues a base no puede usarse en forma autónoma (*La torta está hecha a base), necesita una construcción que complete su significado (La torta está hecha a base de frutas). ‘Por el tiempo de mi niñez’. ^ Según Leonardo Gómez Torrego, «donde» y «cuando» no actúan como preposiciones, pues aunque «parecen incidir sobre sintagmas nominales [...], todavía está presente en la conciencia lingüística del hablante un verbo, que se encuentra latente: donde (vive, está...) mi vecino; cuando (transcurría) la guerra...» (Teoría y práctica de la sintaxis, Reimpresión, Madrid, Alham- bra, 1986, pág. 72). 26 ‘En casa de tu madre’. También se las llamó «preposiciones compuestas». Véase Ramón MARTÍNEZ DE LA VEGA Y GARCIA, Curiosidades grama­ ticales, 4.aedición, Barcelona, Gustavo Gili, Editor, 1925. 20 Exponemos, a continuación, las locuciones preposicionales o prepositivas más usuales: A B A SE D E -(‘tomando como base, fundamento o componente principal’: La sopa estaba hecha a base de legumbres); A C A M B IO D E (‘en lugar de’, ‘en vez de’: Te daré mi reloj a cam bio de ese anillo); A C A U SA D E (‘debido a’: Murió a causa de una imprudencia); A C O N SE C U E N C IA D E (‘por efecto’, ‘como resultado de’: Fue ingresado en un hospital, a consecuencia del fuerte golpe que recibió); A C O ST A D E (‘mediante’: Siempre vivió a costa del esfuerzo ajeno); A C U E N T A D E (‘como compensación o a cambio de algo’: Le dejó doscientos dólares a cuenta de lo que le había comprado); A E FE C T O S D E (‘con la finalidad de conseguir algo’: Nos escribió a efectos de pedimos ayuda); A E SO DE (‘alrededor de’: Volverá a eso de las diez); A ESPA LD A S DE (‘sin el conocimiento de’: Vendió la casa a espaldas de su fam ilia); A E X C E PC IÓ N D E (‘excepto’: Todos asistieron a la reunión, a excepción de Rodolfo); A EX P E N SA S D E (‘a costa de’, ‘por cuenta de’, ‘a cargo de’: Come y se viste a expensas de su madre); A FA LTA D E (‘en sustitución de’: A falta de café, tomaremos té); A FA V O R D E (‘en beneficio de’, ‘en virtud de’: Organizó una fiesta a fav or de los ancianos); A FIN D E (‘para’: Buscaré la palabra en el diccionario, a fin de saber su significado); A F U E R D E (‘con razón de’, ‘a modo de’: Le cedió el lugar a Rosa, a fuer de caballero); A FU E R Z A D E (‘empleando con insistencia’: Logró ser recibido por el presidente de la empresa a fuerza de insistir); A LA M A N ER A D E (‘a semejanza de’: Pinta a la m anera de Murillo); A LA V E R A D E (‘junto a’, ‘al lado de’, ‘a la orilla’: Olvidó la canasta a la vera del camino); A LA V IST A D E (‘en presencia de’, ‘delante de’: Insultó a su amigo a la vista de todos); A LA V U ELTA D E (‘dentro de’, ‘al cabo de’: Volvimos a verlo a la vuelta de varios años); A LO L A R G O D E (‘según la longi­ tud de’: Viajó a lo largo del país) ; A M A N ER A D E (‘en lugar de’, ‘en calidad de’: Usaba el tapado a m an era de capa); A M ED IA D O S D E (‘hacia la mitad de’: Iré a C uba a m ediados de añ o); A M O D O D E (‘como’, ‘a manera de’: Se lo dijo a m odo de súplica); A N O M B R E D E (‘con el nombre de’: La carta viene a nom bre de Julián); A PA R D E (‘junto a’: Cam inaba a par de su hermano); A PA R TE DE (‘con omisión de’: A parte de su mal carácter, es una persona buena); A P E SA R D E (‘contra la voluntad de’, ‘contra la fuerza o la resistencia de’: Vestía ropas livianas, a pesar del frío); A P O C O D E (‘poco después de’: Pidió los documentos a poco de llegar); A P U N T O D E (‘inmediatamente antes de’, ‘en disposición de’: Estaba a punto de contar el secreto); A RA ÍZ DE (‘con proximidad’, ‘inmediatamente después’, ‘por la raíz o junto a ella’, ‘a causa de’: La herida estaba a raíz de la vena; Se sintió enfermo a raíz de la discusión; La plaga empezó a raíz de la planta; N o comió a raíz de su dolor de estómago); A T IT U L O D E (‘en calidad de’: Ingre­ só en el instituto a título de maestro suplente); A T R A V É S D E (‘de un lado a otro’, ‘por entre’, ‘por intermedio de’: Consiguió la medicina a través de un vecino); A B A JO D E (‘menos de’: Ese libro te costará abajo de cien dólares); A C ER C A D E (‘sobre lo que se trata’: Escribe acerca de los dinosaurios); A D EM A S D E (Además de los tíos, vendrán los primos); A L C A B O D E (‘al fin de’, ‘después de’: Hablaremos al cabo de la reunión); A L E ST IL O D E (‘a semejanza de’: Quiere escribir al estilo de C ortázar); A L FR E N T E D E (‘en cabeza de’, ‘con el mando de’: Cam inaba en silencio al frente del grupo); A L LA D O D E (‘junto a’: Se sentó al lado de su amiga); A L M O D O D E (‘a semejanza de’: Cam ina­ ba al m odo de su padre); A L T A N T O D E (‘al corriente’: Estamos al tanto de tus progre­ sos); A L R E D ED O R D E (‘rodeando a’: El íoco caminaba alrededor de la casa); AM EN 21
  • 12. D E (‘además de’, ‘excepto’: Amén de sus caprichos, es una excelente persona); A N T E S DE (‘anterioridad en el tiempo’: Nos veremos antes de su partida) ; A R R IB A D E (‘más allá de’, ‘más de’: El departamento cuesta arriba de treinta mil dólares); C A M IN O D E (‘hacia’, ‘en dirección a’: Van cam ino de C órdoba); C E R C A D E (‘proximidad en relación con’: La biblioteca está cerca de mi habitación); CO N A R R E G L O A (‘según’, ‘conforme a’, ‘de acuerdo con’: Concierte la entrevista con arreglo a sus actividades); C O N D E ST IN O A (Viajaron con destino a G uatem ala); C O N FO R M E A (‘según’, ‘con arreglo a’: Vendere­ mos la casa conform e a lo dispuesto); C O N M O T IV O D E (‘por’, ‘a causa de’: La visitó con m otivo de su cumpleaños) ; C O N R E SP E C T O A (‘en lo que se refiere a’, ‘en compa­ ración con’: Con respecto a su renuncia, no la aceptaremos); C O N R E SP E C T O D E (‘en relación con’: Con respecto de su renuncia, no la aceptaremos); C O N R U M B O A (Navega con rum bo a M ontevideo); D E A C U E R D O C O N (‘según: Actuaremos de acuerdo con el reglamento); D E P A R TE D E (‘a favor de’, ‘en nombre de’: Estaré siempre de parte de tu padre; Habló de parte de su hermana) ; D E B A JO D E (El papel está debajo de la m esa) ; D E B ID O A (‘a causa de’, ‘en virtud de’: Está pálida debido a su enfermedad) ; D ELA N ­ T E D E (‘en lugar anterior a’, ‘a la vista de’, ‘en presencia de’: N o quiso hablar delante de sus padres); D E N T R O D E (‘en el interior de’, ‘en’: Guardé los pañuelos dentro del cajón); D E P A R TE D E (‘a favor de’: No estoy de parte de Isabel); D ESPU ÉS D E (‘posteriori­ dad en el tiempo’: Te veré después de Navidad); D E T R A S D E (‘en lugar posterior a’: El ladrón permaneció escondido detrás de un árbol); EN C A LID A D D E (‘a manera de’, ‘como’, ‘con el carácter o la investidura de’: Llegó a la escuela en calidad de inspector); EN C A M B IO D E (‘en lugar de’: Te daré pan en cam bio de esa sonrisa); EN C IM A D E (‘en la parte superior de algo’: Apareció encim a de la cam a); EN CO M PA Ñ IA D E (‘con’, ‘junto con’: Siempre va en com pañ ía de su mejor amiga); EN C U A N T O A (‘en lo que toca a’: No se preocupe en cuanto a la hora); EN FA V O R D E (‘por’: Trabaja en fav or de los necesitados); EN H O N O R A (Te lo contaré en honor a la verdad); EN H O N O R DE (Te lo contaré en honor de la verdad); EN L U G A R D E (‘en vez de’: Comió carne en lugar de verduras); EN M A N O S D E (‘en poder de’: Dejó el trabajo en m anos de su mejor alum no); EN M E D IO D E (‘en el centro de’, ‘durante’: Sólo habitaba el silencio en m edio del cam po); EN EL N O M B R E D E (‘en representación de’: Le entregó el paquete en el nombre de don Luis Durán); EN P O S D E (‘detrás de’, ‘en busca de’: Lucha en pos de un ideal); EN P R O D E (‘en favor de’: No escatiman esfuerzos en pro de la niñez desampara­ da); EN P U N T O A (‘en lo tocante a’, ‘en cuanto a’, ‘por lo que se refiere a’: No quisie­ ron hablar en punto a su situación económica); EN SO N D E (‘a manera de’, ‘en forma de’: Los indios venían en son de paz); EN T O R N O A (‘alrededor de’, ‘acerca de’: Realiza investigaciones en tom o a las eras geológicas; Corría en tomo al jardín); EN T O R N O D E (‘alrededor de’: Varios hombres desconocidos caminaban en tom o del lugar); EN V EZ DE (‘en sustitución de’, ‘al contrario de’, ‘lejos de’: Te serviré leche en vez de café); EN V IR T U D D E (‘a consecuencia de’, ‘como resultado de’: G anó el premio en virtud de sus cualidades literarias); EN V IS T A D E (‘en consideración a’, ‘como consecuencia de’: Se retiró de la sala en vista de las ofensas recibidas); E N FR EN TE D E (‘en la parte opuesta a’: La librería está enfrente de la escuela); FR E N T E A (‘ante’, ‘enfrente de’: La librería está frente a la escuela); FU E R A D E (‘en la parte exterior de algo’, ‘excepto’: Me esperan fu era de la casa; Fuera de eso, lo recibirás todo); G R A C IA S A (‘en virtud de’, ‘por inter­ 22 vención de’, ‘por causa de’: Obtuve el empleo gracias a tu ayuda); JU N T O A (‘al lado de’: I staba sentado junto a su novia); JU N T O C O N (‘en compañía de’, ‘con’: Recorrió Europa junto con sus hermanos); LEJO S D E (‘distancia en relación con algo’, ‘muy al contrario de’: El pueblo está lejos de la ciudad; Esteban, lejos de odiarte, te valora mucho); LU EGO D E (‘después de’: Luego de decir eso, se fue); M E R C E D A (‘gracias a’: N ada sucedió m erced a su intervención); P O R C U EN TA D E (‘a expensas de’, ‘en su nombre’: Vive por cuenta de sus tíos); P O R EN C IM A D E (‘lugar o punto superior respecto de otro’: Colgó el cuadro por encim a de la cabecera de la cam a); P O R IN T E R M E D IO D E (‘por mediación de’, ‘por intervención de’: Conoció a su mujer por interm edio de su herma­ na); P O R M E D IO D E ('por intermedio de’: Podré viajar por m edio de este pasaporte); PO R R A Z O N D E (‘por causa de’: No podía caminar por razón de sus heridas); R E SP E C T O A (‘por lo que se refiere a’, ‘en relación con’: Daré mi parecer respecto a tu conducta); R E SP E C T O D E (‘por lo que se refiere a’, ‘en relación con’: Daré mi parecer respecto de tu conducta). Algunas locuciones con preposición Cuando las preposiciones se combinan con adjetivos, adverbios y conjunciones forman locuciones de significación adjetiva, adverbial y conjuntiva. Locuciones adjetivas: de buena ley, de categoría, de favor, de historia, de lance, de ley, de mala ley, de mano, de mérito, de noche, de número, de pacotilla, de pelo en pecho, de poco, de provecho, de servi­ cio, de tumo, en conserva, en dieciseisavo, sin número, sin par. Sirven de complemento a un sustanti­ vo a manera de adjetivos. Locuciones adverbiales: a buen seguro, ¡a buena hora!, ¡a buenas horas!, a bulto, a caballo, a contrapelo, a diestro y siniestro, a dos manos, a escondidas, a hurtadillas, al acecho, a la cuenta, a la larga, a la ligera, a la mano, a la orilla, a la vela, a las primeras de cambio, al improviso, al oído, a lo largo, a lo lejos, al ojo, a lo más, al paredón, al revés, al seguro, a mano abierta, a mano armada, a manos llenas, a más, a más no poder, a mata caballo, a ojo, a ojos vistas, a partes, a pelo, a pierna suelta, a pierna tendida, a poco, al respecto, a sabiendas, a salvo, a toda máquina, a toda vela, a todas velas, a todo poder, a todo trapo, a última hora, a velas desplegadas, con efecto, con la lengua afuera, con las manos en la masa, con las manos vacías, con todo, contra pelo, de antemano, de antes, de a pie, de cualquier modo, de firme, de frente, de golpe, de hecho, de hora en hora, de hoy a mañana, de hoy en adelante, de improviso, de la mano, de largo, de lejos, de lengua en lengua, de mano en mano, de más, de muy lejos, de ninguna manera, de ningún modo, de nuevo, de oficio, de oídas, de raíz, de revés, de seguro, de sobre mesa, de sobremesa, de una mano a otra, de veras, de verdad, desde lejos, desde luego, en acecho, en blanco, en buenas manos, en buenos términos, en cambio, en efecto, en el acto, en firme, en isla, en bs siglos de ios siglos, en más, en parte, en partes, en pie, en pie de guerra, en piemos, en poco, en primer término, en pro, en propios términos, en salvo, en seguro, en último término, en verdad, en volandas, entre las manos, hoy día, hoy en día, hoy por hoy, mano sobre mano, pieza por pieza, por accidente, poco a poco, por ahora, por alto, por consentimiento, por donde, por hoy, por la mayor parte, ¿.i
  • 13. por la tremenda, por los siglos de los siglos, por mi parte, por modo de juego, por oídas, por partes, por poco, por poder, sin decir Jesús, sin levantar mano, sin más ni más, sin tasa, sobre manera, sobre mesa, sobre seguro. Equivalen a adverbios. Locuciones conjuntivas: a fin de que, con tal que, con tal de que, de modo que, de suerte que, de tal manera que, en cuanto que, en tanto que, luego que, por más que, por lo mismo, según y como, según y conforme. Desempeñan el oficio de conjunciones. Las preposiciones también actúan como nexos entre los componentes de algunas perífrasis verbales: comenzar a, decidirse a, echar a, empezar a, ponerse a, resolverse a, romper a, terminar por; acabar de, alcanzar a, cesar de, concluir de, dejar de, llegar a, terminar de, venir a; tom ar a, volver a; deber de; haber de; ir a; acabar por, dar por, hartarse de, quedar en. Estas perífrasis junto al infinitivo cumplen la misma función que los verbos: «comenzó a leer», «deja de llorar», «han de correr». El sintagma preposicional Llamamos sintagma a un conjunto de palabras que forma una unidad y, generalmente, se inserta en una oración donde cumple una función sintáctica: El hombrecito no tenía trazas de mendigo. En esta oración, hay un sintagma nominal (su núcleo es un sustantivo), que cumple la función de sujeto (El hombrecito), y un sintagma verbal (su núcleo es un verbo), que funcio­ na como predicado (no tenía trazas de mendigo). Dentro del predicado, aparece un sintagma nominal que funciona como objeto directo (trazas de mendigo) y, en éste, un sintagma prepo­ sicional (de mendigo). Veamos otro ejemplo: •1 El sombrero giraba entre sus manos. En el sintagma verbal (giraba entre sus manos), hay un sintagma preposicional que funcio­ na como circunstancia de lugar (entre sus manos). El sintagma preposicional es el conjunto de palabras compuesto por una preposición y un sustantivo, adjetivo, adverbio, pronombre, infinitivo, interjección, proposición, etcétera. En el sintagma nominal trazas de mendigo, el sustantivo trazas es el núcleo, pero no sucede lo mismo con el sustantivo mendigo, pues si dijéramos «trazas mendigo», no comunicaríamos un sentido acabado. Entonces, es necesaria otra palabra para que el sustantivo mendigo pueda relacionarse con el sustantivo trazas. Esa palabra es la preposición: trazas de mendigo 24 A P B _______ ii____ ii_______ A es el elemento relacionante o principal; recibe, también, las denominaciones de elemento inicial, núcleo ordenador de la construcción, palabra regente, palabra de pleno significado, subordinante. B es el elemento subordinado, relacionado, terminal. P es el nexo subordinante. El sustantivo mendigo designa la idea en que concluye la relación, por eso, recibe el nombre de término (palabra regida). La preposición, signo de la subordinación, lo anuncia: trazas de mendigo ■s. t. N. c. prep. La unión de la preposición y el término forma un complemento con preposición, complemento prepositivo, construcción preposicional o sintagma preposicional, cuya función es completar o incrementar el significado de la palabra a la que se agrega. La preposición puede subordinar28el término29a: • un sustantivo (La reunión sin Pedro resultó aburrida); • un adjetivo (Hombre ávido de justi­ cia); • un verbo (Iremos a la ciudad); • una forma verbal sustantivada (El «vuelcan» de Leticia nos resultó hipócrita); • un derivado verbal (Un vestido cosido con esa máquina); • un adverbio (Vive cerca de esa tienda); • un pronombre (Cualquiera de nosotros podrá decirlo); • una inter­ jección (¡Ay de ios deshonestos!). El término regido por la preposición no siempre es un sustantivo (Tiene cara de payaso); también puede ser: • un adjetivo sustantivado (La bondad de los inocentes) ; • un adjetivo (Lo aclaman por valiente) ; • un pronombre (Viajó con ellos) ; • un infinitivo (Tardó en regresar); • un participio (Lo trató de distraído); • un adverbio (Estoy en Buenos Aires desde ayer); • una interjección (Lo despidió sin un ¡ay!); • una proposición incluida sustantiva (Lo hizo con lo que tenía); • una proposición subordinada adverbial (Va hacia donde quiere); • un pronombre relativo, encabezador de una proposición incluida adjetiva (El hombre con quien hablaste es poeta). Función atípica del sintagma preposicional Comparemos estas dos oraciones: Las mujeres de mi pueblo son muy simpáticas. Las de su pueblo, muy valientes. En la primera, el sintagma preposicional de mi pueblo modifica indirectamente al núcleo del sujeto mujeres; la preposición actúa como nexo entre este sustantivo y el término mi pueblo: «Subordinar un término a otro es presentar el segundo como complemento del primero [...], el primero es núcleo, y el segundo es complemento» (Amado ALONSO y Pedro HENRÍQUEZ UREÑA, Gramática Castellana. Segundo curso, 22.* edición, Buenos Aires, Losada, 1967, pág. 182). ^^«... en el término queda terminada y consumada la relación establecida por la preposición» (Emilio M. MARTÍNEZ AMADOR, Diccionario gramatical y de dudas del idioma, Barcelona, Ramón Sopeña, 1970, págs. 1148-1149). 25
  • 14. S .S .____________ B V. S. O. B. S. [Las mujeres de mi pueblo son muy simpáticas.] atr. N. c. prep. En la segunda, falta ese sustantivo, pero el artículo las nominaliza la construcción de su pueblo, es decir, la convierte en sustantivo: S.S. R no V.N.S. O. B. S. (Las de su pueblo, muy valientes.] atr. n. I__ II--------------------- 1 ____ h___ ,atr. N. (c. prep.) El artículo las remite, con su género y su número, al sustantivo mujeres y modifica direc­ tamente la construcción prepositiva de su pueblo, que funciona como núcleo del sujeto; la preposición no actúa, pues, como nexo. Lo mismo sucede en los siguientes ejemplos, extraí­ dos del cuento «El otro», de Jorge Luis Borges: No me sorprendería que la enseñanza del latín fuera reemplazada por la del guaraní. [...] Nuestra conversación ya había durado demasiado para ser la de un sueño.30 La elección de las preposiciones La elección de las preposiciones depende: • de un factor obligatorio que representa el elemento P (relacionante): Ayer le escribí a María Clara. P (Elegimos la preposición a para indicar la función sintáctica de objeto indirecto). • del elemento A, por eso decimos que éste rige determinadas preposiciones o se constru­ ye con ellas: Me acuerdo de toda la familia. A (Hablamos de régimen o extensión preposicional cuando algunas palabras [sobre todo, verbos y adjetivos] exigen ciertas preposiciones)._________________________________________ ^ El libro de arena, ed. cit., págs. 14 y 18. 26 • del elemento B, cuando se refiere a personas conocidas: Olvidó pronto a sus enemigos. B (En este ejemplo, la preposición a indica la función de objeto directo). Aunque sea exigida por el elemento A, la preposición no pierde su función relacionante: Me alegro de que hayas encontrado la pulsera. La preposición de es régimen de alegrarse y adquiere un contenido causal (Me alegro, porque has encontrado la pulsera). No es raro, en español, que un mismo elemento A se construya con varias preposiciones, sin que sufra ninguna alteración. Por ejemplo: contribuir a, contribuir con, contribuir para; incorporar a, incorporar en; ocuparse de, ocuparse en; participar de, participar en; pensar en, pensar para, pensar sobre. La elección, en este caso, debe adecuarse al contexto, es decir, a la relación y al significado que desean expresarse. El régimen preposicional A veces, las preposiciones son extensiones de verbos, sustantivos o adjetivos; éstos piden una preposición especial, la exigen, su presencia es obligada, tienen un régimen preposicional: Manuel aspira a un título universitario. es decir, ‘pretende o desea’ ese título. Sin la a (*M anuel aspira un título universitario), la oración adquiere un significado extraño, pues Manuel se convierte en una especie de electro­ doméstico humano que, en lugar de absorber polvo, absorbe ese título. El mismo solecismo se comete en esta oración: *Lidia aspira recobrar lo que ha perdido. El infinitivo «recobrar» encubre el error, pero éste sigue existiendo. Lo correcto es Lidia aspira a recobrar lo que ha perdido. Otros ejemplos: No se atreva a gritar. Reemplazó un sustantivo con (o por) un adjetivo. Su libro carece de bibliografía. Eso depende de su respuesta. ¿Podrás privarte de comer? No confía en sus amigos. Este viaje incidirá en su vida. Ingresará en la Universidad. Participó de (o en) una importante reunión. Adoptó por hija a una niña filipina. Me abstuve de interrogarlo. 27
  • 15. Raquel era larga de piernas. También de actúa como régimen preposicional en la siguiente oración, con que Carlos Fuentes comienza su novela Diana o la cazadora solitaria: No hay peor servidumbre que la esperanza de ser feliz.31 Son, pues, agramaticales: *No hay peor servidumbre que la esperanza a ser feliz. *No hay peor servidumbre que la esperanza ser feliz. El régimen de aspirar es la preposición a; el de atreverse, la preposición a; el de reempla­ zar, las preposiciones con y por; el de carecer, la preposición de; el de depender, la preposi­ ción de; el de privarse, la preposición de; el de confiar, la preposición en; el de incidir, la preposición en; el de ingresar, la preposición en; el de participar, las preposiciones de y en; el de adoptar, la preposición por; el de abstenerse, la preposición de; el del adjetivo larga, la preposición de; el del sustantivo esperanza, la preposición de. En las oraciones expuestas, la preposición no es elemento funcional junto a aspirar, atreverse, reemplazar, carecer, depender, privarse, confiar, incidir, ingresar, participar, adoptar, larga, esperanza, pues siempre lo es con el vocablo que la sigue y al que inserta en el sintagma oracional. Algunos estudiosos del tema llaman «suplemento», «complemento regido», «complemento de régimen» o «complemento prepositivo» a esta construcción preposicional dependiente de una palabra que la precede. Desde el punto de vista sintáctico, puede denominarse «circunstancia régimen» si modifica a un verbo: Manuel aspira a un título universitario. F i— .-------------- .— ^ ----------1 circunstancia regimen El hecho de que aquellas palabras requieran esas preposiciones y no, otras, las convierte en indicadores sintácticos obligatorios. Son errores frecuentes: *No se atreva gritarme, (por «se atreva a») *Confío que usted me explique cómo sucedió, (por «confío en que») *Adoptó de hija a Lucía, (en lugar de «adoptó por») *Ingresó a la Universidad, (por «ingresó en») *Se alegra que vuelvas, (por «se alegra de que») *Eso no estoy de acuerdo, (por «en eso») *Se aseguró que era cierto, (por «se aseguró de que») *Convinieron que la reunión se haría a las diez, (por «convinieron en que») *Quedó de venir el jueves, (por «quedó en») *Se olvidó las ofensas que le hicieron, (por «se olvidó de») ^ Madrid, Santíllana, 1994, pág. 9. 28 *Insistió que él no había abierto la carta, (por «insistió en que») *Estos reclusos se integrarán a la sociedad, (por «se integrarán en») *En esa profesión, me siento identificada, (por «con esa profesión») *Fueron amigos desde el momento que coincidieron sus vocaciones. (por «desde el momento en que») •Observa con el tesón que trabajas, (por «el tesón con que») *En este país, llegaron hombres con esperanza, (por «a este país») *Supongo de que no me engañarás, (por «supongo que»”) * Recuerda de que la cita será a las quince, (por «recuerda que») *Ya lo he consultado al diccionario, (por «Ya he consultado el diccionario») En los casos de dequeísmo, influyeron adversamente verbos, como «hablar», que se construyen correctamente con la preposición de: Habla de que no todos los viajes son placenteros. El régimen preposicional es «individual», propio, característico de una palabra, cuando csiá representado por una sola preposición, como en el caso de aspirar a, carecer de, dimitir de — no existe otra preposición para esos verbos— . Es «plural» cuando una palabra está u-gida por dos o más preposiciones, como alimentarse de o con; informar de o sobre; optar a, entre o por; reemplazar con o por. Régimen preposicional de algunos verbos Los verbos que comienzan con la preposición en o con la latina in, suelen exigir la prime­ ra: EN CERRAR EN (Lo encerraron en la cárcel); EN TR A R EN (No entraremos en la casa)-, í.NVOLVER EN (Envuelva el regab en (o con) un buen papel); IN CLU IR EN (Incluyó ese tema en el programa del curso); IN CO RPO RA R EN (Incorporaron nuevas asignaturas en (o a) la carrera); IN CRU STA R EN (El joyero incrustó una esmeralda en la corona); IN C U R R IR EN (Incurrió en graves delitos); IN FLUIR EN (No influirá en mis decisiones); IN GRESAR EN (¿No ingresó en el instituto?); IN ICIA RSE EN (No todos se inician en esa carrera); IN SCRIBIRSE EN (Varios alumnos se inscribieron en el curso); IN SERTA R EN (Inserte ese texto en su trabajo); IN SIST IR EN (No insista más en eso); IN V ER TIR EN (Varias empresas extranjeras invierten en la Argentina); IN TEG RA RSE EN (El nuevo jugador se integrará en el equipo de fútbol); IN TERN A RSE EN (El cazador se internó en la selva); IN TERVEN IR EN (No intervendrá en la reunión); IN TR O D U C IR EN (Introduje un algodón en el vaso). Régimen preposicional de algunos adjetivos Los adjetivos que denotan «cariño», «adhesión» o «dependencia» se construyen con la preposición a: A D EPTO A un partido político 29
  • 16. A D IC TO A la droga A FEC TO A los libros A TEN TO A las explicaciones CO N TRA RIO A lo acordado IN FIEL A su esposa IN SEN SIBLE Al dolor ajeno SEM EJANTE A su abuela SENSIBLE A nuestros ruegos SIM ILAR A la primera edición SU M ISO A sus padres SU JETO A obediencia Los que significan ciertas «cualidades físicas, morales o abstractas», con la preposición de. ALTO DE talle AN SIO SO DE vivir Á V ID O DE afecto BLAN DO DE condición CAPAZ DE hacerlo D ESEO SO DE viajar D IFEREN TE DE su hermana D IFÍCIL DE explicar D ISTIN TO DE sus padres D U R O DE pelar FALTO DE cariño FLACO DE memoria FÁCIL DE lograr INDEPENDIENTE DE su familia SEG U RO DE su victoria SO SPECH O SO DE robo TEM ERO SO DE una venganza Los que expresan «ciencia» o «maestría», con la preposición en: D IESTRO EN trabajos manuales D O C TO EN Historia medieval D U CH O EN temas económicos EXPERIM EN TADO EN política P ER ITO EN Derecho Penal V ERSA D O EN Matemática Los que indican «disposición feliz para algo» o lo contrario, con la preposición para. A PTO PARA escribir informes BEN EFICIO SO PARA todos BU EN O PARA el deporte CO M PETEN TE PARA la profesión H Á BIL PARA tejer JO IDÓNEO PARA desempeñar su cargo INCAPAZ PARA la Matemática INEPTO PARA ese trabajo INHÁBIL PARA dibujar IN ÚTIL PARA pintar paredes PERJUD ICIA L PARA su salud Ú TIL PARA nuestra empresa Funciones atípicas de las preposiciones El español nos ofrece ejemplos en los que las preposiciones tienen funciones atípicas; no actúan como relacionantes: 1. iA comer! (excepto que se sobrentiendan — como lo hacía la gramática tradicional— las formas verbales «vamos» o «vengan»); ¡Aellas! («vayamos»). 2. La preposición asume la función y el significado de otra categoría gramatical: a) la conjunción A decir verdad, este libro es caro (a equivale a la conjunción condicional «si»: Si digo la verdad...). A petición de mis profesores, daré la conferencia (a equivale a la conjunción causal «porque»: Porque me lo pidieron mis profesores...). Con parecer inteligente, no lo era (con equivale a la conjunción concesiva «aunque»: Aunque parecía inteligente...). Organizarán los cursillos según lo dispone el reglamento (según es aquí una conjunción modal; equivale a «como»: ...como lo dispone el reglamento). Ariel con sus hermanos visitó (o visitaron) la estancia (con equivale a la conjunción copula­ tiva «y»). b) ¿conjunción, adverbio o adjetivo? Entre tú y yo llevaremos los sillones al comedor. Entre Javier, Pedro y Mario mataron un león. Hasta los abuelos bailaron. Aplaudieron al payaso hasta los monos. Estos ejemplos encienden un interrogante: ¿Existe un sujeto preposicional en español? 31
  • 17. La Real Academia Española, en su Gramática de 1931, afirma que «dos o más sujetos unidos por y pueden llevar delante la preposición entre, la cual denota entonces la cooperación de todos ellos en la acción del verbo»“, y en su Esbozo, que «se forma una locución copulativa, entre... y..., la cual enlaza dos sujetos que realizan conjunta o recíprocamente la misma acción»33. Martín Alonso dice que, «a veces, la preposición entre puede acompañar al sujeto», y da como ejemplo: Entre los dos levantamos el peso34. Para Samuel Gili Gaya, entre «pierde su valor prepositivo y se convierte en conjunción» coordinativa, o forma una locución conjuntiva con y: entre... y..., pero sólo la y puede ejercer la coordinación, no, entre35. Emilio Náñez Fernández considera que «enlaza dos términos sujeto de una acción conjun­ ta»36, y Leonardo Gómez Torrego, que entre tiene «un valor conjuntivo copulativo que resal­ ta semánticamente el valor de unión o colaboración (“y tú y yo: los dos juntos”)»37. Para Manuel Seco y para Sánchez Márquez, entre es un adverbio que denota ‘en coope­ ración’, ‘juntamente’, ‘en conjunto’38. Por supuesto, éste no puede ocupar distintos lugares en el sintagma oracional, pues ese desplazamiento infringe las reglas gramaticales: *Tú y yo lleva­ remos, entre, los sillones al comedor, *Tú y yo llevaremos ios silbnes al comedor entre. También hasta es, para ellos, adverbio, afirmación con la que coincidimos. Para otros lingüistas, entre y hasta son sólo partículas enfáticas sin función gramatical, y fundamentan su teoría en que ambas pueden omitirse libremente. Esto es imposible en oraciones, como Hasta los hermanos lo han criticado, pues si omitimos hasta, la oración pierde su significado primero: Los hermanos lo han criticado; Entre Rosa y Silvia, te ayudarán a caminar no denota lo mismo que Rosa y Silvia te ayudarán a caminar. A juicio de Ofelia Kovacci, estructuras como entre tú y yo y hasta los abuelos son sujetos formados por subordinantes transportados, entre y hasta, más núcleos39. Desaparece la relación exocéntrica, y el aparente término — no regido— domina la concordancia. Dentro del sujeto, entre y hasta son adjetivos; funcionan como atributos del sustantivo al que acompañan. Además, como no son preposiciones, pueden omitirse: Tú y yo llevaremos los sillones al comedor. Javier, Pedro y Mario mataron un león. Los abuelos bailaron. Aplaudieron al payaso los monos. Nosotros observamos que si se omiten entre y hasta como simples atributos, el significado de las oraciones cambia. En la primera (sin omisión de «entre»), indicamos que compartire­ mos el trabajo, que cooperaremos en su ejecución; en la segunda, puede ser que cada uno de Madrid, Espasa Calpe, 1962, pág. 291. ^ Ed. cit., pág. 502. ^ Gramática del español contemporáneo, Madrid, Guadarrama, 1968, págs. 60-61. ^ Curso Superior de Sintaxis Española, 9 ' edición, Barcelona, Biblograf, 1967, pág. 207. ^6 Uso de las preposiciones, Madrid, Sociedad General Española de Librería, 1990, pág. 17. ^ Teoría y práctica de la sintaxis, Madrid, Alhambra, 1986, pág. 72. Gramática esencial del español, 3.' edición, Madrid, Espasa Calpe, 1995, pág. 198. Gramática moderna del español. Teoría y norma, 2.* edición, Buenos Aires, EDIAR, 1982, pág. 189. Estudios de Gramática Española, Buenos Aires, Hachette, 1986, pág. 22. 32 nosotros haga la misma tarea separadamente («tanto tú como yo») y en distintos tiempos. Por lo tanto, entre no es una palabra gratuita en la oración desde el punto de vista semántico. En Hasta los abuelos bailaron y Aplaudieron al payaso hasta los monos, la omisión de «hasta» les resta a ambas oraciones el carácter enfático que poseen y, por supuesto, debilita sus conte­ nidos: la fiesta se animó tanto, que aun los más ancianos bailaron; fue tan buena la actuación del payaso, que todos lo aplaudieron, aun los monos. En cambio: Los abuelos bailaron o Aplau­ dieron al payaso los monos sólo señalan un hecho que no tiene nada de extraordinario. En consecuencia, hasta es un adverbio que equivale a ‘también’, aunque este último vocablo posee un valor enfático menor. Como adverbio, hasta no forma parte del sujeto, sino del predicado verbal, y funciona como una circunstancia de afirmación. Este uso de hasta revela un claro ejemplo de transposición, es decir, si bien pertenece a una determinada categoría sintáctica — es preposición— desempeña una función que corresponde a otra categoría diferente — la de adverbio— . La palabra también puede trasladarse libremente dentro de la oración; hasta no puede hacerlo de la misma manera: Hasta los abuelos bailaron. También los abuelos bailaron. Los abuelos hasta bailaron. Los abuelos también bailaron. La tercera posibilidad que conserva esta última denotación es Los abuelos bailaron también, pero se torna agramatical Los abuelos bailaron hasta, en posición postverbal. La función adverbial de hasta se comprende bien si expresamos las oraciones anterio­ res de esta manera: H asta bailaron los abuelos y Los abuelos realizaron varias actividades. Hasta bailaron, es decir, «también bailaron»; hasta modifica, sin duda, al verbo «bailaron». Respecto de entre, a nuestro juicio, el sintagma entre tú y yo, en posición preverbal, no funciona como sujeto, sino como circunstancia de modo: Llevaremos los sillones entre tú y yo («así» o «juntamente») al comedor; Llevaremos los sillones al comedor entre tú y yo; Mataron al león entre Javier, Pedro y Mario («así» o «juntamente»), Y hasta su función se acerca a la del predicativo no obligatorio, modificador del verbo y del sujeto desinencial, si reemplazamos el sintagma precedente con el adjetivo «juntos»: Juntos llevaremos los sillones al comedor, Juntos mataron al león. También podría expresarse así: (Nosotros, es decir, tú y yo) — sujeto desinen­ cial— llevaremos los sillones al comedor entre tú y yo (es decir, entre nosotros); (Ellos, los tres) — sujeto desinencial— mataron al león (entre ellos, entre los tres). El nuevo orden de las palabras en las oraciones desmitifica la función de sujeto del sintagma entre tú y yo, y aclara el valor preposicional de entre. Veamos otros ejemplos diferentes, en los que la función de entre no ofrece dudas, aunque encabece la oración: Entre los gatos y los perros, he perdido mi tarde. Aquí no se presenta ningún inconveniente para reconocer el sujeto desinencial yo y la circunstancia entre los gatos y los perros, que tiene, sin duda, un matiz causal: «a causa de los gatos y los perros, he perdido mi tarde». 33
  • 18. En la oración de verbo cuasirreflejo pasivo Entre nosotros, se considera vergonzosa la desidia, el sujeto paciente, expreso o léxico, es la desidia, y el sintagma entre nosotros cumple la función sintáctica de circunstancia de lugar figurado. Lo mismo sucede en la oración imper­ sonal — sin sujeto y sin predicado— Entre la gente, se criticó al político, respecto del sintagma entre la gente. Entonces, definir solamente las preposiciones como elementos de relación, elementos nexivos, partículas de subordinación, palabras de enlace o relacionantes no es suficiente, pues se dejan a un lado — como lo corroboran algunos de los ejemplos expuestos— otras funcio­ nes importantes. Debe profundizarse, pues, su estudio desde el punto de vista semántico. La preposición desde + el elemento terminal hace años No es usual que un nexo subordinante, como desde, preceda a un término representado por una proposición incluida unimembre y de carácter impersonal, compuesta por una forma conjugada del verbo hacer más objeto directo: desde hace + la referencia temporal. Muchas veces se la ha condenado por su carácter anómalo, pues lo común es que la prepo­ sición esté seguida por un sustantivo o construcción equivalente. En este caso, el verbo hace es el núcleo, y años, el objeto directo. La proposición ch ace años> funciona como adver­ bio de tiempo: La editorial publica esta novela desde ch a ce tres años>. es decir, «la publica desde entonces», construcción sintácticamente correcta en español, como esta otra: La abuela contó anécdotas de Ccuando era una niña>. (La abuela contó anécdotas de entonces.) Si eliminamos la preposición desde, t'l contenido de la oración se resiente, pues en aquélla está expresada la continuidad de la publicación: La editorial publica esta novela hace tres años. Entonces, debemos cambiar la forma verbal de presente de indicativo por la perífrasis consti­ tuida por el verbo «estar» más el gerundio del verbo «publicar», para indicar esa continuidad: Hace tres años que la editorial está publicando esta novela. Cambia el significado con el verbo en pretérito imperfecto y en pretérito perfecto simple de indicativo: La editorial publicaba esta novela hace tres años. La editorial publicó esta novela hace tres años. 34 y cometemos un solecismo o error de sintaxis si decimos: *La editorial publicaba esta novela desde hace tres años. *La editorial publicó esta novela desde hace tres años. lis decir, que el sintagma constituido por la preposición desde + la proposición incluida impersonal hace tres años exige el uso del verbo de la oración en presente de indicativo. Por lo tanto, no es inútil ni incorrecta la presencia de la preposición desde ante esa propo­ rción incluida impersonal, a la que el uso ha convertido en un adverbio o construcción equivalente, y casi en un modismo: desde hace tres años puede equivaler a desde ayer. Tampoco puede tacharse de errónea la construcción formada por la preposición de + la proposición incluida impersonal hace años: Esta cartera es de ch ace cincuenta años>. Estos documentos datan de chace ochenta años>. En el mismo caso, se encuentra el sintagma constituido por la preposición hasta + la proposición incluida impersonal hace pocos años: Hasta ch ace pocos años>, vivía en Flores. ¿Una preposición elíptica? Leemos, escribimos y decimos asiduamente oraciones como las siguientes: Hace mucho tiempo que no la veo. Hizo dos años que se recibió. Hará diez días que regresó Daniel. También padecemos, sobre todo a través de la radio y de la televisión, el error de usarlas con el verbo en plural: *Hicieron dos años que se recibió y *Harán diez días que regresó Daniel. Pero demos vuelta esta página y recordemos que son oraciones unimembres impersonales, por lo tanto, sin sujeto y sin predicado; el verbo hacer se emplea en esta clase de construcciones en tercera persona del singular y con objeto directo. El problema surge cuando se nos pide el análisis sintáctico de Cque no la veo>, Cque se recibió>, Cque regresó D aniel>. ¿Son proposiciones incluidas adjetivas o sustantivas? Para ser adjetivas, deben funcionar como un adjetivo y tener un antecedente sustantivo; el pronombre relativo que debe ser anafórico, es decir, debe repetir ese antecedente ya emitido (deixis anafórica), asumir su significado y cumplir una función dentro de la proposición. Evidentemente, estos ejemplos no responden a esa clase de proposiciones. Una prueba de ello es que esas proposiciones pueden cambiar de lugar en el discurso sin referirse a ningún antecedente: cQ u e no la veo> hace mucho tiempo. Hace Cque no la veo> mucho tiempo. 35
  • 19. Hizo <que se recibió> dos años. <Q ue se recibió > hizo dos años. Hará <que regresó Daniel> diez días. <Q ue regresó Daniel > hará diez días. Si son proposiciones sustantivas, cumplen la misma función que un sustantivo, y que es un incluyente, pues no tiene función dentro de la proposición; además, ésta puede conmu­ tarse por los pronombres demostrativos «eso» o «esto»: *Hace mucho tiempo eso. *Hizo dos años eso. *Hará diez días eso. El reemplazo ha originado tres solecismos, tres oraciones agramaticales, pues la norma nos indica que, en estos casos, debe usarse la preposición de, y así la empleamos cuando decimos o escribimos: Hace mucho tiempo de eso. Hizo dos años de eso. Hará diez días de eso. pero la eliminamos en construcciones como las anteriores: Hace mucho tiempo de que no la veo. Hizo dos años de que se recibió. Hará diez días de que regresó Daniel. Realmente, suenan como tres ejemplos acabados de dequeísmo, pero no lo son. El hablan­ te, por economía verbal, ha suprimido la preposición, ha hecho una elipsis, que es la falta de una o de varias palabras, y, así, fue imponiéndose ese sintagma — ya admitido— , tanto, que hoy, si le agregamos la preposición de, parece un caso de dequeísmo. La curiosidad reside en que empleamos de dos maneras la misma construcción para expresar el mismo significado: Hace mucho tiempo que no la veo (sin «de», unidad sintáctica carente de realización fonética) y Hace mucho tiempo de eso (con «de»). Las proposiciones <que no la veo>, <que se recibió > y <que regresó Daniel > son, pues, sustantivas y deberían actuar como término de esa preposición «de» elíptica, necesaria para la correcta construcción gramatical, pero no, para que se entienda el sentido de la oración. Es decir: Hace mucho tiempo (de) <que no la veo>. Hizo dos años (de) <que se recibió> . Hará diez días (de) <que regresó Daniel > . 36 Casos de elipsis preposicional y de coordinación de preposiciones Elipsis preposicional *Entro y salgo del Banco enseguida. *Pedro ayuda y es amigo de Carlos. *Esta decisión depende y se sujeta a otra. Coordinación de preposiciones *Entro en y salgo del Banco enseguida. *Pedro ayuda a y es amigo de Carlos. * Desea una medalla con o sin cadena. *Hay empanadas sin y con picante. Las construcciones son agramaticales; algunas, porque presentan dos verbos coordinados que no exigen la misma preposición; por ejemplo, en el primer sintagma oracional, de no responde al régimen preposicional del verbo «entrar»; otras, porque la coordinación disyun­ tiva o copulativa de preposiciones no es característica de nuestra lengua. Entonces: Entro en el Banco y salgo de él enseguida. Pedro ayuda a Carlos y es amigo de él. Desea una medalla con cadena o sin ella. Esta decisión depende de otra y se sujeta a ella. Hay empanadas con picante y sin él. La norma académica indica que «si un mismo nombre es .complemento de dos verbos coordinados que exijan distinta preposición, deberá expresarse aquél con el primer verbo y reproducirse con el segundo mediante un pronombre y la preposición correspondiente»40. A pesar de ello, hay casos en que el uso autoriza la elipsis: Compraré un pasaje de ida y vuelta a Italia. 40 Gramática de la Lengua Española, ed. cit., pág. 297. 37
  • 20. Dequeísmo y queísmo Los estudiosos sostienen que, en la actualidad, los hablantes manifiestan una volun­ taria inclinación a economizar palabras en sus diálogos. ¡Demasiada prisa por decir «todo» en el menor tiempo posible y con los vocablos que primero vienen a la boca, aunque no tengan la «bendición» de la Real Academia Española! Este apuro destruye progresivamente la sintaxis, empobrece el vocabulario — ya bastante castigado por la falta de lectura y por la prolongada vacancia de que goza el diccionario— y atenta, no pocas veces, contra la claridad de lo que se quiere expresar. La frecuencia con que lo advertimos revela el nacimiento de un vicio o de varios vicios que crecen lozanos, sin retraimientos. “Rara avis in terris”41 quien no los tiene. Nos enviciamos, pues, de incorrecciones. Y como nunca es ocioso recurrir a las etimologías, recordemos que vicio proviene del latín vitium, ‘defecto, falta, imperfección, deformidad, culpa’. Esos errores que no siempre cometemos conscientemente son, pues, defectos del lenguaje, es decir, barbarismos42. Éstos consisten en pronunciar o en escribir mal los vocablos, o en emple­ ar voces impropias. El término proviene del latín barbarismus, y éste, del griego, ‘extran­ jero’. «Bárbaro» era un latino o un romano respecto de los griegos, y barbarismo, el modo de hablar vicioso, al estilo de los extranjeros. A pesar de la tendencia actual a economizar palabras — ¡oh, paradoja!— , el hablante suele agregar algunas donde no debe y omitir otras donde es obligatorio usarlas. Entre los barbarismos, figura el empleo de la preposición de más la conjunción que (Piensa *de que es así)43y el de la conjunción que sin la preposición de (¿Se alegra *que esté enfermo?)44, pues — como bien decía el escritor y crítico españolDiego de Saavedra Fajardo (1584-1648)— «por librarnos de un vicio, damos muchas veces en el opuesto». Ambos errores (Piensa de que y se alegra que) son auténticos solecismos45. Dequeísmo: uso incorrecto de de que ? Este uso consiste en anteponer la preposición de46 a la conjunción que cuando ésta intro­ duce proposiciones subordinadas sustantivas que funcionan en la oración como sujeto o como objeto directo47. Debemos recordar que ningún sujeto se construye encabezado por preposición, y que el objeto directo no admite preposición, excepto «a» cuando nos referimos a personas cuyos nombres conocemos, a animales que también tienen su nombre o a cosas personificadas. Hemistiquio de un verso de Décimo Junio Juvenal, poeta satírico latino (42-125), que, en estilo familiar, suele aplicarse a persona o cosa conceptuada como singular excepción de una regla cualquiera. Se dice más comúnmente «rara avis». 4^ Son barbarismos: arcaísmos, neologismos, pleonasmos, solecismos, vulgarismos y extranjerismos. 43 Los lingüistas lo denominan dequeísmo. 44 Los lingüistas lo denominan queísmo. 45 Reciben el nombre de solecismos los errores cometidos contra la sintaxis. 4^ La preposición de es la que más se emplea en nuestra lengua y de la que más se abusa. 47 Los verbos afirmar, confirmar, contar, creer, decir, desear, esperar, pedir, pensar, responder, saber, etcétera, admiten una proposi­ ción incluida sustantiva, que funciona como objeto directo. Esta proposición va siempre encabezada por el incluyente que y no, por *de que. | | *Cuenta de <que su viaje fue muy provechoso > . Correcto: Cuenta <que su viaje fue muy provechoso>. (O. D.) *¿Te asombra de <que yo lo diga>? Correcto: ¿Te asombra <que yo lo diga>? (Sujeto) Fernando Lázaro Carreter tacha este uso erróneo de «moderna ordinariez» e «insensa­ to vulgarismo», y lo atribuye al «influjo analógico ejercido por las construcciones nomina­ les correspondientes que llevan un de que constitutivo. Así, por ejemplo: Me hizo la promesa de que vendría. Ese de [...] se ha sentido como igualmente necesario en las ‘ «instrucciones verbales, y han surgido así los híbridos dequeístas (Me prometió de que vendría)»48. Proposiciones incluidas sustantivas que funcionan como sujeto 1) Me alegra *de que hayas ingresado en la Universidad. 2) Te alegra *de que todos progresen. 3) Conviene *de que hables. 4) Se dice *de que el periodista fue asesinado por los ladrones. 5) Me disgusta *de que no valore mi trabajo. Modo de reconocer el error El error se subsana reemplazando la proposición incluida sustantiva con los pronombres demostrativos «eso» o «esto». Por ejemplo: Me alegra esto. Te alegra esto. Conviene eso. Se dice eso. Me disgusta eso. Entonces, no podemos decir: *M e alegra de esto. *Te alegra de esto. '•‘Conviene de eso. *Se dice de eso. *Me disgusta de eso. Correcciones 1) Me alegra que hayas ingresado en la Universidad. 2) Te alegra que todos progresen. 3) Conviene que hables. 4) Se dice que el periodista fue asesinado por los ladrones. 5) Me disgusta que no valore mi trabajo. Cfr. Valentín GARCÍA YEBRA, op. cit., pág. 147.
  • 21. Proposiciones incluidas sustantivas que funcionan como objeto directo 1) Aclaro *de que mi padre lo vio. 2) Le aconsejó *de que lo leyera. 3) Celebro *de que haya aceptado nuestra invitación. 4) Afirmó *de que no había escrito esa carta. 5) Aseguramos *de que la firma es prestigiosa. Modo de reconocer el error El error se subsana reemplazando la proposición incluida sustantiva con los pronombres demostrativos «eso» o «esto». Por ejemplo: Aclaro esto. Le aconsejó eso. Celebro eso. Afirmó eso. Aseguramos esto. Entonces, no podemos decir: *Aclaro de esto. *Le aconsejó de eso. *Celebro de eso. *Afirmó de eso. *Aseguramos de esto. Correcciones 1) Aclaro que mi padre lo vio. 2) Le aconsejó que lo leyera. 3) Celebro que haya aceptado nuestra invitación. 4) Afirmó que no había escrito esa carta. 5) Aseguramos que la firma es prestigiosa. Queísmo: uso incorrecto de que sin la preposición de Este uso consiste en suprimir la preposición de delante de la conjunción que, cuando ésta introduce una proposición incluida sustantiva que funciona como término de un comple­ mento del sustantivo49o del adjetivo“: * Llegó la hora <que me lo digas> . Correcto: Llegó la hora de <que me lo digas> . *Estaba convencido <que lo había entregado> . Correcto: Estaba convencido de <que lo había entregado> . 49 Los sustantivos que rigen la preposición de son: casualidad, causa, certeza, certidumbre, conciencia, conocimiento, consideración, convicción, creencia, cuenta, demostración, duda, esperanza, experiencia, extremo, hecho, hora, idea, impresión, miedo, necesidad, noticia, opinión, oportunidad, palabra, parecer, prueba, punto, seguridad, sensación, señal. l.«>» adjetivos que rigen la preposición de son: ansioso, avergonzado, cansado, convencido, extrañado, persuadido, satisfecho, seguro, eiilrr olio*. 40 Algunos verbos51 exigen también de antes de la proposición incluida sustantiva sobre la que recae su significado: *¿No se enteró <que regresó Eugenio> ? Correcto: ¿No se enteró de <que regresó Eugenio>? Dice Emilio Camus Lineros que, a veces, «para evitar el problema de decidir entre que y de que, se suele recomendar no emplear la preposición de. Pero con esto se cae en un mal nuevo, porque al suprimirla, la oración resulta casi inexplicable desde un punto de vista gramatical...»52. Proposiciones incluidas sustantivas que funcionan como término de un complemento del sustantivo 1) Dio la casualidad *que lo encontré en la calle. 2) Sucedió a causa *que no lo dijo. 3) Tenemos la certeza *que es inocente. 4) Tenía la certidumbre *que lo encontraría. 5) ¿No tiene conciencia *que sus conocimientos sobre el tema son limitados? Modo de reconocer el error El error se subsana reemplazando la proposición incluida sustantiva con los pronombres demos­ trativos «eso» o «esto». Al realizar el reemplazo, advertimos que las oraciones carecen de sentido. Por ejemplo: *Dio la casualidad eso. *Sucedió a causa eso. ’•‘Tenemos la certeza eso. Tenía la certi­ dumbre eso. *¿No tiene conciencia esto? Fbr lo tanto, es obligatorio el uso de la preposición de que hace depender la proposición incluida sustantiva del sustantivo que actúa como núcleo de la construcción. Por ejemplo: Dio la casualidad de que lo encontré en la calle. Sucedió a causa de que no lo dijo. Tenemos la certeza de que es inocente. Tenía la certidumbre de que lo encontraría. ¿No tiene conciencia de que sus conocimientos sobre el tema son limitados' Es decir: Dio la casualidad de eso. Sucedió a causa de eso. Tenemos la certeza de eso. Tenía la certidumbre de eso. ¿No tiene conciencia de esto? Correcciones 1) Dio la casualidad de que lo encontré en la calle. 2) Sucedió a causa de que no lo dijo. 3) Tenemos la certeza de que es inocente. 4) Tenía la certidumbre de que lo encontraría. 5) ¿No tiene conciencia de que sus conocimientos sobre el tema son limitados? 1 Entre los verbos que exigen la preposición de, nombramos: acordarse, alegrarse, asegurarse, asombrarse, avergonzarse, cerciorarse, depender, encargarse, enterarse, extrañarse, hablarse, jactarse, olvidarse, percatarse, preocuparse. Dice Valentín GARCÍA YEBRA (op. cit., págs. 148 y 160) que el verbo informar con el significado de ‘comunicar' requiere la preposición de. En l.i Arifentlhu, se usa, generalmente, sin esa preposición: Le informamos que la tienda permanecerá abierta el sábado. ^ Curso de sintaxis castellana, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1987, pág. 147. 41
  • 22. Proposiciones incluidas sustantivas que funcionan como término de un complemento del adjetivo 1) Estoy ansioso *que me cuentes tu secreto. 2) Está satisfecho *que le permitan intervenir en el concurso. 3) No estoy segura *que me lo devuelva. 4) Llegó seguro *que no era tarde. 5) Está persuadido *que el país cambiará. Modo de reconocer el error El error se subsana reemplazando la proposición incluida sustantiva con los pronombres demostrativos «eso» o «esto». Al realizar el reemplazo, advertimos que las oraciones carecen de sentido. Por ejemplo: *Estoy ansioso eso. *Está satisfecho esto. *No estoy segura eso. *Llegó seguro eso. *Está persuadido esto. Por lo tanto, es obligatorio el uso de la preposición de que hace depender la proposición incluida sustantiva del adjetivo que actúa como núcleo de la construcción. Por ejemplo: Estoy ansioso de que me cuentes tu secreto. Está satisfecho de que le permitan intervenir en el concurso. No estoy segura de que me lo devuelva. Llegó seguro de que no era tarde. Está persuadido de que el país cambiará. Es decir: Estoy ansioso de eso. Está satis­ fecho de esto. No estoy segura de eso. Llegó seguro de eso. Está persuadido de esto. Correcciones • , 1) Estoy ansioso de que me cuentes tu secreto. 2) Está satisfecho de que le permitan intervenir en el concurso. 3) No estoy segura de que me lo devuelva. 4) Llegó seguro de que no era tarde. 5) Está persuadido de que el país cambiará. Verbos que exigen la preposición de antes de una proposición incluida sustantiva 1) Me acuerdo *que tejía muy bien. 2) ¿Se acuerda *que se lo dije ayer? 3) Me alegro *que estén bien. 4) Quería asegurarse *que no faltaba nada. 5) Me asombré *que apareciera. Correcciones 1) Me acuerdo de que tejía muy bien. 42 2) ¿Se acuerda de que se lo dije ayer? 3) Me alegro de que estén bien. 4) Quería asegurarse de que no faltaba nada. 5) Me asombré de que apareciera. Verbos que aceptan que y de que ADVERTIR Advirtió que su amigo estaba allí. Le advierte que no grite. Cuando advertir significa ‘notar’, ‘observar’, ‘amonestar’, se construye sin la preposición de. Cuando significa ‘hacer notar’, dicha preposición es obligatoria: Le advirtieron de que su jefe estaba escuchando detrás de la puerta. AVISAR Me avisó que se había suspendido la fiesta. Cuando avisar significa ‘comunicar algo’, se construye sin la preposición de. Cuando significa ‘prevenir de algo’, esa preposición es obligatoria: ¡Le avisé de que se produciría un incendio! DUDAR Dudo que apruebes este examen. Dudo de que apruebes este examen. Ambas construcciones pueden usarse indistintamente. Locuciones conjuntivas53 Las locuciones conjuntivas antes que, antes de que, después que, después de que pueden usarse indistintamente: 53 y na locución conjuntiva es una combinación estable de dos o más palabras que funciona como una conjunción. Otras locuciones conjuntivas que ofrecen duda son a medida que, a pesar de que, con tal que, con tal de que. A uuuliilti i/tu- •In<m¡«> corría, iba olvidándose del accidente; A pesar de que b veo, no lo creo; Haré lo que pueda con tal (fue (o ctm tul ti* <('**') »"W
  • 23. Antes que llegaran, habló conmigo. Antes de que llegaran, habló conmigo. Después que lo dijo, se arrepintió. Después de que lo dijo, se arrepintió. En construcciones que expresan ‘preferencia’, sólo se usa la locución conjuntiva antes que: Antes que comprometerme con usted, prefiero esperar. Dijimos al principio que el español es una lengua prepositiva, de ahí la necesidad de usar con corrección sus preposiciones. Sin ellas — ya lo advertimos— , el mensaje oral o escrito queda trunco, inacabado, y su significado se rompe. Entonces, para corroborar la importan­ tísima función de estas categorías gramaticales, recurriremos a la poesía. Allí, también están las preposiciones tendiendo puentes entre la savia espiritual del hombre poeta y las horas del mundo, cuya ladera escala, de día en día hasta el fin, con la pasión del héroe, con la poque­ dad del cobarde o con el cansancio paciente del caminante peregrino que, a veces, busca, sin descanso, las inalcanzables orillas del silencio para anclar su sangre en la esperanza. Ya estoy fuera de la tierra, como algunos ángeles. Quizás hoy deje.de quererte, igual que el viento, desdichadamente, a unas flores. Sin paciencia la tarde recoge de mis ojos, de mi cuello, de mis densas y amargas manos, esta última luz. Sé que no debo quererte; que así deben ser la noche, mis labios, el hastío melancólico de los hombres, el aire. Mi corazón desierto, impaciente sobre dos ríos. ¡Querer! Nadie sabe hasta dónde llega el olvido; mi cabeza. Las hojas que caían al principio del Otoño, en aquel tiempo, lloran con su clavel antiguo debajo de la tierra. (Alguna vez quise que tu polvo se mezclara con el mío, para siempre, y para siempre). Mi boca no está seca aún; habrá una leve in­ movilidad sombría, en que podrás saberla aprisionada; sin nadie. 44 Como una hoja dura descansa mi mano entre mis largos y tristes cabellos. ¡Qué sabréis de mí, oh vientos fríos del Sur! Alicia María Zorrilla 54 Ricardo Eufemio MOUNARI, «Oda final de amor en Nochebuena-, El dejado, Obra Poética, Buenos Aires, El Mangrullo, 1974, pág. 194.