El gato Miau estaba sentado en el tejado y recibió una carta preguntándole si quería casarse con una gata blanca. La sorpresa fue tan grande que se cayó del tejado, se rompió las costillas y el rabo. Sus amigos estaban tristes porque murió. Lo llevaron a enterrar por la calle del Pescado y al oler las sardinas el gato resucitó.