Este documento discute las posibilidades y desafíos de la convergencia entre la televisión pública e Internet en México. Internet ha traído cambios a la televisión tradicional al permitir la interactividad y participación del público. La televisión puede aprovechar las características de Internet como la hipertextualidad y multimedialidad. La televisión pública podría usar Internet para involucrar más a los ciudadanos en la creación de contenido y llegar a audiencias globales. Sin embargo, aprovechar plenamente la convergencia requiere con
1. Televisión Pública e Internet: posibilidades y obstáculos de la convergencia
en México
El presente capítulo se encuentra publicado en:
Orozco Gomez,G. coord. (2012). TV Morfosis. Hacia una Sociedad de Redes.
México: Universidad de Guadalajara y Editorial Tintable
María Elena Meneses Rocha
Profesora e investigadora del Tecnológico de Monterrey
La remediación de la televisión
Al fenómeno de convergencia mediática –que técnicamente se refiere a la
fusión de las funciones antes separadas de los medios en un solo aparato
(Jenkins, 2006)– podríamos atribuirle los cambios en la televisión, el medio
masivo de audiencias contemplativas, cuyo poder se limita a manipular el
brillo o el color en el aparato receptor, ante una programación unilateral con
horarios y programación fijos.
Internet, al cual podemos considerar en palabras de Scolari (2008) un
hipermedio, ha venido a trastocar al gran medio de comunicación de la
modernidad por sus rasgos inconfundibles como la hipertextualidad, la
multimedialidad, pero sobre todo, por la interactividad entendida como la
comunicación de ida y vuelta y que dada la reticularidad de las redes
convergentes no sólo se traduce en un flujo de uno a uno, sino de muchos a
muchos.
Este atributo justifica darle a Internet el calificativo de inédito, dado que
posibilita empoderar a la audiencia que tiene la posibilidad de entrar al ciclo
de producción mediática, de interrumpir, mezclar, compartir y programar los
contenidos.
De esta forma, la televisión puede haber encontrado en Internet y en
sus especificidades técnicas un medio ideal para remediarse (Bolter &
Grusin, 2000), es decir, una manera de reconfigurarse y mejorarse, dando a
1
2. la audiencia la posibilidad de participar. El internauta que consume televisión
y que cuenta con infraestructura, con conexión y con capacidades
convergentes puede hacer su propia programación y consumirla a la hora
que desee.
Además, puede proponer e incluso modificar la trama de una
telenovela o serie a través del fenómeno al que Jenkins (2006) denomina
“extensión de la experiencia” que se refiere a la estrategia de las cadenas
televisivas en la que se adaptan las producciones a diferentes formatos
multipantalla, que bien puede ser desde un videojuego hasta una sitio de
spoilers.1
Asistimos a un escenario mediático convergente en el que la televisión
e Internet se potencian entre sí, al fusionar sus rasgos originales a fin de
articular nuevas formas de expresión, no sólo de entretenimiento sino de
servicio a la ciudadanía y de una gran diversidad de formas que garanticen
su sustentabilidad.
Podemos observar dos vertientes de la convergencia Internet-
televisión, por un lado, la que va de la industria de Internet a la de la
televisión, probablemente menos avanzada aunque con interesantes
apuestas como Apple TV o Google TV —que darían como resultado los
servicios y posibilidades interactivas de la red en la televisión— y, por otro, la
fusión a la inversa, es decir, de la televisión a Internet la cual podemos
observar en el traslado de la programación televisiva de medios privados y
públicos al entorno digital. Esta última es quizá la más avanzada, lo que no
significa mejor aprovechada. Este tipo de convergencia es la que se analiza
en este capítulo con énfasis en los denominados medios de servicio público.
Resulta prudente señalar que cuando se habla del binomio televisión e
Internet se suele confundir con el video por la red de sitios como YouTube
(video por Internet), que comenzó como un canal de videos para aficionados
pero al que paulatinamente se han incorporado otros actores, de tal forma
1
Henry Jenkins se refiere a la ola de fanáticos de series televisivas que cambian de pantalla
para estropear con sus comentarios en Internet la emoción del desenlace de una historia
revelando detalles y supuestamente alterando el impacto dramático de la trama.
2
3. que es extraño que un gobierno, organización, universidad o empresa,
incluidas las del entretenimiento, no tenga un canal en el exitoso sitio.
Podríamos decir que YouTube y sitios similares como Vimeo son
producto de la evolución de Internet, en particular, de la tecnología streaming
que permite la recepción sin necesidad de descargar contenidos y que
posibilita que los aficionados tengan su propio canal. Sin embargo, no se
trata de televisión por Internet. Este tipo de convergencia abordada en el
presente capítulo se refiere a la fusión de dos industrias antes separadas: la
informática y la radiodifusión. También como señala Mariano Cebrián (2004,
p. 202) puede explicarse como la unión de dos modalidades de lenguaje y de
sistemas expresivos.2
Esta convergencia da como resultado además de inéditos rasgos
expresivos, nuevas narrativas, interacciones, servicios y mercados.
Probablemente, estas peculiaridades resultantes de la convergencia estarían
delineando nuevos perfiles profesionales en el campo de los medios
convergentes (Meneses, 2011).
Tal como lo reconoció Ithiel de Sola Pool (1983) en su trabajo pionero,
“Tecnologías de la Libertad”, la convergencia mediática es un proceso
inacabado y en constante cambio, en el cual, resulta difícil distinguir las
fronteras entre medios (prensa y radiodifusión), telecomunicaciones e
informática. Los servicios y la programación pueden ofrecerse en una gran
diversidad de dispositivos; en el caso de la televisión, su señal puede ser
recibida a través de la computadora, de un celular o una tableta.
La convergencia ocurre en diversas dimensiones, en la propiedad
empresarial, en los procesos productivos, en los servicios, en los contenidos
y en la cultura de las audiencias. Según Jenkins (2006), las audiencias
convergentes conversan un poco más entre sí y con los productores, de esta
forma, establece una tipología de las audiencias entre pasivas y activas, las
2
De acuerdo al sitio Mashable, en febrero de 2011 YouTube tenía 490 millones de usuarios
únicos por mes en todo el mundo, que acumulaban un estimado de 92 mil millones de vistas
por mes. Los usuarios pasan alrededor de 2.9 mil millones de horas en el sitio mensualmente.
3
4. primeras corresponden al modelo análogo de televisión y las segundas a
Internet.
Las audiencias activas dependen de variables como la conectividad y
habilidades convergentes, lo que junto con el enorme poder de las empresas
televisivas para imponer sus agendas y contenidos, obliga a moderar todo
optimismo sobre la parábola de la participación.
La convergencia puede representar para la televisión no sólo nuevas
formas de expresión, sino de servicio a la ciudadanía y de formas que
garanticen la sustentabilidad de la televisión y el video. Recientemente,
hemos visto la aparición y el auge de negocios como Netflix, que en Estados
Unidos ha llegado a ser fuerte competidor de la televisión por cable. La
empresa renta videos y ofrece transmisión de series y películas a diversos
soportes por una suscripción mensual.3
En este capítulo sostendré que el sólo traslado de la programación
televisiva, sin aprovechar las ventajas de Internet, equivale a no explotar el
potencial democratizador de la red, un entorno sin límites espacio –
temporales, descentralizado, que permite la inclusión de las audiencias
mediante procesos de interacción–.
¿Asistimos a la erosión paulatina del medio centralizado, masivo, de
audiencias pasivas? La respuesta depende del contexto. El fenómeno es
claro y evidente en economías desarrolladas con altos niveles de penetración
de Internet, como es el caso de Estados Unidos y algunos países europeos.
Este hecho no necesariamente sugiere que se esté dejando de ver televisión,
sino que ésta se consume de manera diferente y a través de diferentes
plataformas (Pérez, 2012).
En Internet, la televisión tiene enormes posibilidades de reconfigurarse
como un medio interactivo, lo cual representa un desafío no sólo para los
profesionales de la televisión, sino para el Estado y los actores responsables
de la radiodifusión, las telecomunicaciones y las políticas de inclusión digital.
La convergencia no es culturalmente relevante mientras sólo se trasladen los
3
Netflix tenía en abril de 2011, 23.6 millones de usuarios en Estados Unidos. El servicio está
disponible en México desde 2011.
4
5. contenidos de una pantalla a otra, sino en la medida en que existan una serie
de condiciones, que van desde el marco regulatorio de la radiodifusión y las
telecomunicaciones, hasta las políticas de inclusión digital.
Medios Públicos e Internet
Entendemos por medios de servicio público a aquéllos que tienen una
vocación de servicio a la sociedad e incorporan nociones de pluralidad,
diversidad, ciudadanía y democracia en su quehacer. Son financiados por
recursos públicos aunque, en los últimos años y con base en la experiencia
internacional, se ha venido conformando un consenso en torno a la
necesidad de que obtengan fondos mediante mecanismos mixtos que les
permitan su sustentabilidad, su autonomía y, con ello, la garantía de
mantener una programación basada en su misión social. En contraste a esta
tipificación, se encuentran los medios privados, orientados por intereses
comerciales.
Se trata de una taxonomía de la televisión muy común basada en el
tipo de relación con el Estado, al cual pertenece el espectro radioeléctrico, así
como en los fines y programación que, en el caso de los medios públicos, no
se somete al imperio del rating, lo que no quiere decir que no compitan
legitimamente por conseguir audiencias con la televisión comercial.
El escenario convergente plantea a los medios públicos una
oportunidad de rearticularse en diversos sentidos, de los cuales, es
particularmente importante el relacionado con la participación ciudadana. Al
ser atributo de las redes, la interactividad podría coadyuvar a articular una
auténtica televisión ciudadana a través de la confección colaborativa de
producciones y contenidos.
Como señala Mariano Cebrián (2004, p. 2002), así como la televisión
generalista (masiva) comercial se financia mediante la venta de espacios
publicitarios y la televisión restringida (por cable o satelital) por suscriptores;
la televisión en Internet abre la posibilidad de transacciones e intercambios
que pudieran resultar fuentes de sustentabilidad, lo que el investigador
español denomina t-commerce.
5
6. Éstas son algunas de las posibilidades que brinda Internet a la
televisión pública, aunque la mayoría de los puntos pueden resultar válidos
igualmente para la televisión comercial.
1.- Los medios de servicio público pueden hacer realidad la
participación ciudadana a través de las posibilidades interactivas que brinda
Internet. Estaríamos hablando de una auténtica ciudadanización de los
medios al incorporar intereses y opiniones ciudadanas.
2.- Internet brinda a la televisión pública la posibilidad de llegar a
audiencias globales, toda vez que a la red la caracteriza su desterritorialidad.
De esta forma, Internet podría propiciar un fenómeno de equilibrio en la oferta
y demanda de contenidos, ya que en la red todas las expresiones están a un
clic de los internautas.
3.- La televisión pública tendría la oportunidad de innovar contenidos
haciendo uso de los rasgos distintivos de Internet que son: la
hipertextualidad, la interactividad y la multimedialidad. Algunos autores
(Scolari, 2008; Cebrián, 2004) han analizado las narrativas que surgen de la
convergencia entre las diferentes textualidades, de lo cual resultan formas de
expresión hipermediática.
Asimismo, la televisión pública en Internet podría aprovechar la
carencia de restricciones espaciales y temporales para poner a disposición
archivos y recursos educativos abiertos.
4.- Internet favorece la búsqueda de diversas formas de financiamiento
y de colaboración con otros medios, ya fueren universitarios, indígenas,
comunitarios o de organismos de la sociedad civil. La sustentabilidad
financiera no sólo depende, como en el modelo masivo y comercial, de la
venta de espacios, sino de colaboraciones, donaciones o patrocinios.
Empresas de entretenimiento de la economía digital han innovado en
modelos de negocio. Por ejemplo, los micropagos del exitoso sitio iTunes,
además de un buen negocio, representan un modelo híbrido que reconcilia al
mundo musical convencional de las disqueras —que generan un solo
producto tangible, es decir, un disco— con el paradigma digital, en el que los
6
7. usuarios disponen qué sencillo comprar y a través de qué dispositivo
consumirlo.
En el tema de contenidos, las colaboraciones con otros medios
públicos y expresiones mediáticas favorecerían su misión de garantizar la
pluralidad y la diversidad.
Internet es un medio que favorece el consumo individualizado y, por lo
tanto, beneficia la segmentación de audiencias. La televisión pública podría
producir contenidos para grupos segmentados, sin afectar su misión u
orientación ética de brindar contenidos universales.
5.- La televisión en Internet permitiría aprovechar al máximo la
convergencia de soportes para dispositivos móviles mediante aplicaciones
novedosas. La televisión pública en la era Internet tiene la oportunidad de
convertirse en una organización convergente o multimedia, cuya producción
sea igualmente convergente y escalable para diversos formatos y soportes.
6.- La convergencia técnica y de contenidos nos lleva a sostener que
Internet es algo más que un medio de comunicación, ya que aporta la
posibilidad de brindar servicios asociados, entre estos de consulta, de
orientación, de participación, así como de recursos pedagógicos para niños,
jóvenes y adultos sobre valores democráticos y alfabetización mediática, lo
cual permitiría formar audiencias críticas.
Algunos diarios digitales, como el británico The Guardian, han
comenzado a explorar las posibilidades que ofrece el comercio electrónico
con novedosos modelos para su sustentabilidad financiera.
7.- La interactividad, rasgo inconfundible de Internet, podría ser útil
para implementar mecanismos de transparencia y rendición de cuentas.
Asimismo, la puesta en marcha de instancias de defensoría de los derechos
de las audiencias con las cuales en Internet se puede interactuar sin
intermediarios.
7
8. De las posibilidades a la realidad en México
El despliegue de la televisión en Internet en todas sus formas y
posibilidades no se lleva a cabo sobre un territorio en blanco, sino sobre sus
antecedentes, sobre las fallas en los marcos regulatorios y la cultura de las
audiencias.
En México, la televisión masiva de programación generalista sigue
siendo el medio preminente, al llegar a casi la totalidad de la población,
contra sólo 34% de usuarios conectados a Internet (INEGI, 2010).
Para apropiarse de los contenidos televisivos a través de las redes es
necesario tener Internet de alta velocidad. La banda ancha ha sido
considerada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) como la
infraestructura básica de la Sociedad de la información, la cual permite que
los usuarios puedan hacer uso de todas las posibilidades de Internet. Las
cifras en México hablan por sí solas. Únicamente el 0.5% tiene acceso a
servicios inalámbricos de banda ancha y sólo un 10.4% de banda ancha fija
(OCDE, 2011).
No se debe soslayar que uno de los rasgos de Internet es su ubicuidad
y accesibilidad a través de dispositivos móviles. Estos alcanzan una
importante penetración a nivel mundial y que en México, de acuerdo a datos
de la Cofetel obtenidos en 2011, llegan a los 90 millones de suscriptores, de
los cuales, sólo un modesto 13% cuenta con un teléfono inteligente o
smarthpone, dispositivo que permite desplegar contenidos convergentes (El
Economista, 2011).
En México, la Ley Federal de Radio y Televisión no contempla la figura
de medios de servicio público ni de televisión pública. De esta forma, no
existe figura jurídica que les respalde. En el país suele identificarse por
"medios públicos" a las estaciones universitarias, indígenas y estatales que
son financiadas con recursos del Estado y operan bajo la figura jurídica de
"permisionarias", las cuales se contraponen a las "concesionarias" que se
refieren a las estaciones comerciales.
Se trata de una taxonomía anticuada que requiere cambios
sustanciales en un escenario de preminencia tecnológica, que podría ser
8
9. aprovechado para articular un sistema de medios plural y competitivo en un
país en que dos empresas controlan el 94% de las concesiones (Trejo
Delarbre, 2011, p.87).
La actual legislación en la materia requiere con urgencia una
actualización, ya que no contempla la convergencia; fenómeno que como
hemos señalado diluye la línea divisoria entre radiodifusión y
telecomunicaciones, cuya regulación está sustentada en dos leyes diferentes,
lo cual acaba lesionando a las audiencias-usuarias.
La Ley Federal de Radio y Televisión no impone límite alguno a la
concentración de las empresas de radiodifusión en pocas manos, como
tampoco la de telecomunicaciones, que redunda en el dominio de un sólo
operador, Telmex, que ofrece servicios de Internet caros y la banda ancha
más lenta y cara de los países que integran la OCDE.
De estas evidencias podríamos deducir que la comunicación como
cultura y como vector imprescindible de desarrollo humano no ha sido
preocupación del Estado mexicano, que no sólo margina a la comunicación
de servicio público, sino que le escatima recursos. Como señala Ortega: "Los
medios públicos han estado limitados por un marco jurídico que los
discrimina, han sido sometidos a financiamientos insuficientes, relegados por
los poderes Legislativo y Ejecutivo y subordinados a las ataduras del poder
político cuando así conviene a los gobernantes en turno" (Ortega, 2011, p.
228).
Del total de medios permisionados, según la investigadora, 76.3%
pertenecen a la administración pública federal y a los gobiernos estatales, lo
que subordina los intereses de los gobernantes en turno. De ahí, la
necesidad de contar con auténticos medios de servicio público que operen de
manera autónoma, que les permitan convertirse en una opción real para los
ciudadanos, que tengan la adecuada cobertura, calidad y que pudieran llegar
a competir internacionalmente a través de formatos innovadores elaborados
por productores independientes, o bien, por universidades y organismos de la
sociedad civil.
9
10. En contraste, un grupo nutrido de ciudadanos –compuesto por
académicos, periodistas e intelectuales– no han claudicado en sus continuos
y valiosos cuestionamientos al marco jurídico anquilosado, superado, que
pareciera obedecer únicamente a los intereses de empresarios del ramo, que
han contado con la complicidad de algunos legisladores que han pospuesto
las necesarias reformas.
Es urgente que en México se concrete lo que para Giovanni Sartori es
el sistema mediático óptimo de las democracias: el sistema pluricéntrico, en
el cual, los medios de servicio público son un actor imprescindible.
En casi todo el mundo, la digitalización, fenómeno que técnicamente
se refiere a la compresión de señales y que libera espectro, ha sido
aprovechada para el concurso de nuevos actores mediáticos y del sector
telecomunicaciones. En México no ha sido así. Ante la digitalización, el
gobierno mexicano asignó los denominados "canales espejo", para que las
empresas de radiodifusión pudiesen reproducir las actuales señales
analógicas pero en versión de alta definición.
Podríamos afirmar que la carencia de una visión de Estado, el cual ha
sucumbido históricamente a los intereses de los concesionarios, ha impedido
que se reconozca a la radiodifusión y a las telecomunicaciones como
servicios de interés público.
La digitalización de la televisión en México, que podría favorecer el
pluralismo y la diversidad de voces, ha sido culturalmente irrelevante. La
necesidad de conformar un sistema de televisión pública no ha sido
preocupación del Estado mexicano, el cual no ha explorado las posibilidades
de la digitalización para tal fin.
Tanto la convergencia como la necesidad de contar con un sistema de
medios plural han sido retomadas en la iniciativa de Ley Federal de
Telecomunicaciones y Contenidos Audiovisuales que, luego de ser
respaldada por algunos partidos políticos en 2010, no se discutió en las
Cámaras de Diputados y Senadores (Trejo Delarbre, 2011, p. 94).
Un sistema mediático pluricéntrico abriría la posibilidad para incentivar
las producciones independientes, renovar y actualizar a una industria
10
11. televisiva que en manos privadas produce cada vez menos e importa y
recicla formatos probados cada vez más.
Una iniciativa convergente en el terreno de las telecomunicaciones,
particularmente de Internet, supone la entrada de nuevos competidores y de
una Agenda Digital integral tendiente a conectar a los desconectados y a
brindar educación digital desde la infancia.
Cerrar la brecha digital, que se refiere al acceso, infraestructura y
conectividad, es por el momento un asunto pendiente, sólo una cuarta parte
de los mexicanos tiene acceso a Internet. Aunada a la brecha digital,
tenemos la brecha cognitiva, que se refiere a la distancia que separa a
quienes nos hemos apropiado de la red para fines significativos con aquellos
que, si bien pueden tener una conexión, no tienen las capacidades para
apropiarse de sus infinitas posibilidades por la carencia de competencias
digitales.
En el caso de la televisión, significaría participación ciudadana y la
transformación de audiencias pasivas en audiencias críticas y exigentes de
una mejor calidad y diversidad en la programación.
En México existen 27 emisoras públicas con señal abierta, cuatro de
señal cerrada y cuatro en frecuencia digital (Toussaint, 2011, p.132) y resulta
relevante mencionar que dichos medios son los que han incorporado con
mayor disposición y rigor la figura de defensor de las audiencias, tal es el
caso de Radio Educación, el Instituto Mexicano de la Radio y Canal 22.
En cuanto a su presencia en las redes digitales, es más que modesta.
A fines de 2011, el Canal 22, el Instituto Mexicano de la Radio, Canal 11,
Canal del Congreso y TV UNAM tenían cada uno presencia en la red a través
de un canal en YouTube, por lo que sólo han incorporado su programación a
la red a través del exitoso sitio de videos. Sin embargo, para ver la
programación en vivo muchos de ellos, como Canal 11 y TV UNAM,
requieren la instalación de componentes específicos para la transmisión, lo
cual no deja de ser un obstáculo para su consumo a través de la red.
Consideraciones finales
11
12. Los medios de servicio público tienen una enorme oportunidad de
reconfigurarse en la era digital, sin embargo, esta transición no llegará a un
terreno virgen. Por ello, es apremiante el establecimiento de un marco
regulatorio que les fortalezca y dé innovadoras formas de financiamiento.
De poco servirá el talento y la voluntad de hacer una televisión de
calidad, abierta, incluyente y diversa sin recursos para producir y sin una
adecuada cobertura.
Con recursos, la televisión pública podrá aspirar a contar con
autonomía editorial, estándares de calidad de los contenidos con los debidos
canales para la rendición de cuentas.
De la misma forma, es necesario cerrar la brecha digital y cognitiva, ya
que de nada serviría un derroche de contenidos convergentes si no se acorta
en el país la brecha entre conectados y desconectados y si el acceso a
Internet de alta velocidad es caro y lento. También resulta impostergable
cerrar la brecha del conocimiento que permita a las audiencias apropiarse de
los contenidos de manera significativa, para su vida productiva y afectiva ya
fuera solicitando un servicio o interactuando en un programa de debates
sobre asuntos de interés ciudadano. La auténtica apropiación no se limita a la
visita a un portal, sino al establecimiento de una relación horizontal entre
productores y audiencias.
Más canales y más diversidad no son necesariamente garantía de que
las audiencias aprecien los contenidos que promueven valores democráticos,
tal como en sentido prescriptivo deben hacerlo los medios de servicio público
que serían aquellos que ejercen, en palabras de Graham Murdock, una
función reflexiva en la sociedad (citado por Cardoso, 2006. p. 335). Esta
misión se refiere fundamentalmente a informar y asesorar a la ciudadanía de
sus derechos y obligaciones en una sociedad democrática, a ponderar los
diferentes puntos de vista sobre asuntos de interés público y a brindar la
posibilidad a los ciudadanos de expresarse y de exigir rendición de cuentas.
La propia televisión pública podría ser una promotora de la inclusión
digital al tiempo que exija recursos tecnológicos abiertos que redunden en
accesibilidad para las audiencias.
12
13. La convergencia es un fenómeno multidimensional y dinámico.
Algunos países como México deben como punto de partida establecer un
marco regulatorio eficaz, procompetitivo e incluyente, al mismo tiempo que
tracen una agenda digital integral articulada de manera multisectorial. De lo
contrario, la digitalización, limitada al traslado de contenidos de una pantalla a
otra, resulta socialmente irrelevante.
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