20. Gracias Señor porque me has dotado de
potencialidades deportivas y he logrado desarrollarlas
en sana competencia. Gracias por permitirme
practicar el deporte y conocer a través de el a tantos
amigos, lo cual estimula la sana convivencia. Padre
celestial concédeme las energías necesarias para que
mi cerebro elabore creativamente las mejores
jugadas, carreras o brazadas. Concédeme Señor
iniciar la competencia con optimismo y tener siempre
confianza en mis capacidades. Señor haz de mí un
deportista humilde; ejemplo para mi familia, sin
menospreciar a mis contendores, aunque haya
obtenido el más grande de los éxitos deportivos.
Ayúdame a conservar cada día, la mente sana, el
cuerpo sano, y el espíritu cristiano.
Amén.