El documento habla sobre Caleb, quien fue enviado como espía a Canaán y mantuvo su fe en Dios a diferencia de los otros espías. Años después, a los 85 años, Caleb le pide a Josué la montaña que Dios le había prometido y manifiesta la misma fuerza y determinación de 45 años atrás para conquistarla y vencer a los enemigos, demostrando su fe constante en Dios a lo largo de los años.