1. Entendiendo por “paredes”, en sentido amplio, a todos los cerramientos opacos que
separan el espacio interior del exterior.
Paredes:
Barrera parcial:
“El efecto de barrera debe contemplarse en ambos
sentidos...” Las paredes son capaces de acumular
energía térmica y este efecto puede ser decisivo
sobre las condiciones de habitabilidad de un edificio.
Las paredes y la radiación:
1. Los cerramientos reciben la radiación solar incidente.
2. De acuerdo al acabado superficial de la pared, una parte
es reflejada y otra absorbida.
3. La parte absorbida se transforma en energía térmica que
calienta la pared.
4. Esta energía térmica calienta el aire del interior de la
edificación.
2. Mientras más claro sea el color del cerramiento, más reducida será la absorción de radiación.
Las paredes y el calor
Existe también el efecto de la
transmisión de calor entre el aire interior
y el exterior:
En la transmisión del calor aire-aire a
través de las paredes, se acostumbra
considerar un caso teórico, donde el
calor pasa de uno a otro ambiente en
sentido perpendicular al cerramiento.
Pero en la práctica, la realidad es muy distinta. Las paredes no son infinitas y presentan accidentes,
aberturas y otras irregularidades que alteran los flujos de calor y, sobre todo, las condiciones no
son estables a ambos lados de la pared, donde las temperaturas cambian con el tiempo, en
especial las exteriores. En esas circunstancias cobra singular importancia la capacidad cumuladora
de calor de la propia pared.
L a transmisión de calor a través de la pared en condiciones variables queda afectada por
la inercia de la propia pared, que es función directa de su peso.
Las temperaturas exteriores suelen oscilar en tres ciclos diferentes (el día-noche, el de días
sucesivos con cambio de clima, y el anual), conviene ver la repercusión de esta inercia en las
paredes sobre dichos cambios.
3. En este caso los cerramientos son ayudados por los elementos constructivos interiores
(paredes, tabiques forjados, etc.) y por el propio mobiliario u otros materiales.
Entre los materiales pesados de un interior, el agua que puede ser contenida en cualquier tipo de
recipiente, presenta especial interés. Al tratarse de un material con capacidad calorífica cinco
veces superior a la de los materiales normales de construcción, para un mismo volúmen, aunque
pesa la mitad que otros materiales, resulta el mejor acumulador posible de calor para un interior.
Las construcciones pesadas es favorable como amortiguador de las variaciones climáticas
exteriores. Por eso, en todos los climas excepto en los de calido-humedo, es aconsejable que los
edificios dispongan de elementos constructivos pesados y con mas motivo si son edificios de
ocupación permanente.
El único inconveniente podría ser el mayor costo constructivo de estos tipos de arquitectura, en
especial por su repercusión acusada en el dimensionado de los componentes de la estructura del
edificio.
4. Las paredes y el sonido
En nuestro país las paredes deben funcionar como barrera parcial, permitiendo una
ventilación natural y a la vez garantizando el acondicionamiento interior, tomando en cuenta la
gran radiación que reciben las paredes de nuestra ciudad deben buscarse materiales aislantes
como el hormigón, piedra, adobe, etc., y métodos de protección solar que permitan el confort
humano.
En oposición a esto se observa como en muchas edificaciones de la ciudad la tendencia ha sido
obviar el clima existente y optar por una arquitectura sin paredes. Buscando una fachada
aligerada.
Como desventaja del uso de grandes ventanas podemos enumerar la pérdida de confort, ganancia
de calor implicando un mayor consumo se energía para la climatización, transmisión de ruidos etc.