Un bebé recién nacido es un neonato que no tiene comportamientos aprendidos y solo se rige por instinto. Carece de la capacidad de controlar sus esfínteres, hablar o caminar. Sin embargo, tiene una gran capacidad de aprendizaje en los primeros años que es mayor que la de los adultos. El contacto físico con el bebé a través de la voz, el olor y el calor de sus padres es fundamental para su desarrollo físico, emocional y de personalidad.