Howard Gardner argumenta que para tener éxito en el siglo XXI se necesitan cinco tipos de inteligencias: inteligencia profesional y cultural, inteligencia sintetizadora, inteligencia creativa, inteligencia relacional e inteligencia ética. También sostiene que la educación actual no prepara adecuadamente a los estudiantes para el mundo actual y que se necesitan cambios en los planes de estudio para desarrollar estas habilidades. Finalmente, Gardner afirma que respetar las opiniones de los demás será cada vez más importante en un mundo globalizado.
Las 5 inteligencias del futuro según Howard Gardner
1. Las Inteligencias del Futuro
Comentario sobre Five Minds for the Future
Harvard Business School Press,
Howard Gardner, April 3/07
Howard Gardner argumenta que para sobrevivir a las exigencias del mundo global debemos
desarrollar inteligencias múltiples. Gardner, profesor de Conocimiento y Educación en Harvard,
entiende la inteligencia como un conjunto de competencias para entender y actuar.
El concepto de inteligencia múltiple (IM) situó a Gardner en el mapa cultural y en los afectos de los
padres liberales y de la élite educativa, y le aseguró un lugar en la lista de los 100 intelectuales
más prestigiosos. (En la revista Prospect actualmente aparece en el puesto 70, por encima de
Craig Venter, el empresario bio-tecnólogo que ayudó a decodificar el genoma humano, y de Robert
Putnam, el pensador político favorito de Tony Blair y Bill Clinton).
Las ideas de Gardner fueron acogidas con entusiasmo por los líderes de negocios, quienes han
reconocido desde hace tiempo que tener un alto coeficiente intelectual (IQ) no garantiza ni la
creatividad ni la productividad de una persona.
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En su libro Five Minds for the Future, Gardner argumenta que el siglo XXI pertenecerá a la gente
con inteligencias múltiples y con buen manejo de las tecnologías de información. Aquellos que no
puedan desarrollar esas habilidades estarán a merced de fuerzas que serán incapaces de
comprender, abrumados por la información, incapaces de éxito en sus lugares de trabajo, e
incapaces de decisiones sensatas en su vida personal y laboral.
Gardner identifica cinco tipos de inteligencias:
Inteligencia profesional y cultural: capaz de manejar con excelencia patrones y sistemas de
pensamiento en una profesión o actividad manual; capaz de manejar los fundamentos de la
historia, la ciencia y el arte.
Inteligencia sintetizadora: capaz de integrar y dar sentido a información dispersa, (este es un
rasgo clave de los buenos administradores y su importancia tiende a crecer en la era del
Internet).
Inteligencia creativa: capaz de preguntas nuevas, de abordajes distintos y de respuestas
imaginativas.
Inteligencia relacional: capaz de apreciar el valor de las diferentes culturas, de coincidir y
discrepar en un marco de respeto, y de ver en las diferencias de percepción un campo de
oportunidades.
Inteligencia ética: capaz de armonizar las responsabilidades ciudadanas y laborales.
Parecería que las inteligencias relacional y ética serían menos críticas que las tres primeras para
tener éxito, pero no es así: las costumbres locales que nos sirvieron bien en el pasado (cuando la
gente raramente salía de sus comunidades) no son buenas para sobrevivir en un mundo global
donde los ciudadanos, el dinero, la información y las tendencias culturales desbordan las fronteras.
Tenemos un mundo tecnológico nuevo, lleno de buscadores, robots y más dispositivos de cómputo.
En este mundo, muchas de las capacidades operativas que hasta hace poco eran solo opcionales se
han vuelto indispensables. Para encarar este mundo, necesitamos altos niveles de excelencia en el
manejo de las nuevas tecnologías de información.
Estas dos tesis de Gardner han impactado en la comunidad empresarial: el libro ha sido publicado
por la Escuela de Negocios de Harvard y la idea de la mente sintetizadora fue elegida en el 2007
como una “idea empresarial que rompe esquemas” por el “Harvard Business Review”, que sin duda
es la revista administrativa más influyente del mundo.
Gardner cree que las políticas de educación de hoy siguen venerando la rutina y siguen preparando
a la gente para el mundo de ayer. Argumenta que una memoria digital del tamaño de un
encendedor de cigarrillos puede contener una masa de información tan grande, que es una pérdida
de tiempo competir con la memoria digital. Los premios del futuro, dice, serán para quienes
puedan hacer cosas que las máquinas todavía no pueden. Por tanto, la capacidad para hacer una
buena pregunta es superior a la capacidad para obtener la respuesta correcta de una máquina.
Gardner pone el dedo en la formación de las inteligencias: La Universidad de Harvard está
revisando su plan de estudios que data de los años 70. La revisión fue motivada por la sospecha de
que la universidad más vieja, rica e influyente de América no prepara adecuadamente a sus
2. alumnos para la vida fuera de sus torres de marfil. Alison Simmons, profesor de filosofía que lidera
la revisión, dice que Harvard necesita cambiar el énfasis: Necesitamos educar a las personas en las
capacidades básicas que les permitan actuar en el mundo con eficacia y responsabilidad.
Proponemos que el dominio de estas habilidades y de estas formas de pensar, servirán mejor a
nuestros niños que la tabla periódica o los nombres de todos los reyes de Inglaterra.
Gardner es uno de los fideicomisarios del Museo del Arte Moderno, (sus compañeros en el Museo
incluyen a Ronald Lauder, el millonario hijo de Estée Lauder, y a Leon Black, el inversionista
millonario). Es padre de cuatro hijos, tiene 63 años de edad y está casado con la psicóloga Ellen
Winner y tienen un nieto. Tiene la imagen de un académico que ha viajado mucho, que ha
trabajado en exceso, con cabello desordenado y con maneras poco convencionales.
Al escribir Five Minds for the Future, Gardner tuvo que reexaminar una serie de creencias y tuvo
que abandonar algunas nociones, largamente queridas. El respeto por la opinión del otro, dice, se
volverá tan vital en el mundo global (el cual hace del Internet su lugar de conversación preferido)
que deberíamos abandonar nuestra lealtad incondicional a la libertad de expresión.
La gente dirá, estás bromeando?. La idea de que se pudiera negar el valor incondicional de la
Primera Enmienda (la cláusula en la Constitución Americana que protege la libertad de expresión)
podría enojar a mucha gente. Para alguien que ha pasado cuarenta años de su vida en Harvard, el
hogar de muchos líderes académicos liberales americanos, es doloroso romper con viejas normas
bien establecidas, pero es necesario tener el coraje de hacer valer las convicciones.
A su juicio, el autocontrol debería aplicarse tanto a las ideas propiamente dichas, como a la
manera en que se transmiten. Por ejemplo, Gardner no cree que se deberían publicar caricaturas
del Profeta Mahoma por el sentimiento molesto que causa a los musulmanes. “Las caricaturas
danesas fueron ofensivas porque los musulmanes no las usan para representar a su profeta, y
además porque el humor no funciona si uno no cree que algo es gracioso.
Mi familia fue víctima del Holocausto judío: mis primos, que fueron judíos, fueron caricaturizados
en los periódicos como judíos extremistas y eso arruinó sus vidas. Si en realidad yo pienso que
respetar a los demás es un valor importante, debo hacer un esfuerzo adicional (I have to go the
extra mile) para asegurarme de no insultar gratuitamente los sentimientos que la gente tiene por
sus valores…”
“Existen aún culturas cerradas a las que no les importa el contacto con otras; pero cuando el
contacto intercultural es constante, es ingenuo pensar que se pueden crear o mantener barreras, y
no quiero ni imaginar un mundo global que no se base en una relación de respeto y en la ética”.
Gardner dice: “Vivimos en una época no imaginable hace 20 años. Ahora la gente puede publicar
en el Facebook notas embarazosas que nunca podrán ser borradas y que podrán perseguirlos para
siempre. La evolución dotó a nuestra especie con la capacidad de manejarnos hasta con 150
personas, pero eso cambió y ahora todo lo que decimos o hacemos tiene consecuencias en el
mundo entero”.
Según Gardner el capítulo de la inteligencia relacional fue el más difícil, aunque eso no disminuye
la importancia de los otros: Sin una disciplina personal de trabajo, el individuo está destinado a
marchar al ritmo de otro. Mientras más información exista –Wikipedia es un ejemplo- la mente
debe volverse más capaz de sintetizar y de distinguir los hechos de la ficción y lo relevante de lo
irrelevante. La inteligencia creativa está un paso por delante de los robots, y la capacidad para
pensar más allá de las reglas que uno mismo se imponga nos llevará a ideas frescas sobre lo que
las cosas son. La inteligencia ética nos orienta para contribuir mejor con la sociedad.
Aunque Gardner fue muy meticuloso en categorizar las inteligencias, advierte que las cinco
inteligencias podrían expandirse a seis o a más. Es para hacer que las cosas mejoren que los
educadores necesitan escuchar a los hombres de empresa, los cuales simplemente se rehusarán a
emplear gente que siga situada en el siglo pasado: “El mundo de las corporaciones, con todos sus
aspectos negativos, no tiene ningún interés en personas formadas como en el siglo XIX o XX. Las
empresas tienen que contratar personal, y si ese personal solo encaja en la mecánica de una línea
de producción, lo despedirán”.
Material de lectura para Técnicas de Expresión.